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6 de diciembre de 2011

LA MONARQUIA ESPAÑOLA EN EL DEBATE



Juan Carlos I de España, durante sus 36 años de reinado ha pasado de ser el símbolo de la trancisión a la Democracia y de ser admirado y querido por su pueblo a ser una figura cuestionada y considerada como casi irrelevante por las actuales generaciones; en mucho, la culpa recae en el propio monarca y su familia, así, actualmente la figura de la monarquía en la Madre Patria se cuestiona tras el descubrimiento de un escándalo de corrupción en el que es protagonista su yerno: Iñaki Urdangarín, quien desvió fondos públicos a través de una fundación para financiar sus negocios privados y los de su esposa, la Infanta Cristina; pero aún más, se dice que estos negocios sucios embarran incluso a la Infanta Elena y también, al propio monarca, sobre quien han gravitado muchas sospechas y escándalos tanto de tipo económico, como aquellas denuncias, en la época de la Guerra del Golfo Pérsico de 1991, de enriquecimiento a base de servir de intermediario de compraventas de petróleo saudita entre el reino árabe y EUA, en lo que fue cómplice un descendiente de Cristobal Colón, y también líos de faldas por los que ha descuidado en ocasiones sus labores al frente del Estado.

Otros le han achacado al Rey una indolencia y tibieza completas, que ha renunciado a ejercer su papel como árbitro del Estado por encima de las contiendas políticas entre los partidos y ha condescendido con todas las Legislaciones "progresistas" de Zapatero y a la deslegitimación del franquismo, incluso, ha sido evidente la mayor simpatía que tiene por la Izquierda, en la que debería de ver una amenaza hacia su corona, que por el PP, supuestamente más cercano a la ideología del "Movimiento Nacional" franquista que le llevó a ostentarla, lo que redunda, sin duda, en su deslegitimación propia como Jefe del Estado, al haber sido designado como tal por Franco mismo y más allá, pues incluso, al deslegitimar al franquismo se deslegitima todo el proceso de trancisión, surgido de la propia dictadura, y por tanto del orden constitucional implantado en 1978.

No es de extrañarse: los Borbón, como ya lo hemos dicho en un post anterior, no han resultado ser los mejores al frente del país ibérico porque nunca lo han querido ni se han identificado con él, desde 1700, en que con Felipe V, la dinastía francesa se hace con el trono español, la decadencia de España ha ido a la par de unos reyes que, salvo las excepciones quizá de Carlos III y Alfonso XII, parecen haber estado empeñados en destruir la grandeza de la Nación hispana que bajo los Habsburgo había llegado al pináculo del poder mundial en los siglos XVI y XVII.

Felipe V, por ejemplo, pese a un valiente enfrentamiento contra las otras potencias europeas por la defensa de la legalidad y legitimidad de su entronización, terminó. una vez concluida la Guerra de Sucesión en 1715 con la Paz de Utrecht, por consentir en la pérdida de las posesiones europeas del Imperio Español y a cederle a Inglaterra la plaza fuerte de Gibraltar, misma que posee hasta la fecha, mientras que interiormente se sumía en una serie de depresiones crónicas que le alejaban del Gobierno, que quedaba en manos de su ambiciosa segunda esposa: la aristócrata italiana Isabel Farnesio. Fernando VI, por su parte, pese a haber iniciado su reinado con ánimo e inteligencia, cometió los mismos errores que su padre, como el pretender centralizar a España y hacerla una segunda Francia, sin comprender la estructura federal que desde los Reyes Católicos se había adoptado, de los Decretos de Nueva Planta y las Ordenanzas de Intendentes se desprenden los nacionalismos vasco y catalán, mientras que de sus medidas para convertir a los Virreinatos Americanos de provincias de ultramar, dotadas de autonomía interna e iguales a los reinos que conformaban a España, en meras colonias mercantiles al estilo británico o francés, y meras fuentes de financiamiento para la Metrópoli, sembró la semilla de lo que serían las sangrientas guerras de Independencia.

Fernando, igual que su padre, padecía de trastorno bipolar, y tras la muerte de su esposa Bárbara de Braganza, princesa portuguesa, con quien tenía un sólido y feliz matrimonio, se hundió en la depresión que lo llevó a la más absoluta demencia que le costaría la vida. Tras Carlos III, su medio-hermano, que fue representante del despotismo ilustrado, y con quien España estuvo cerca de regresar a su antigua gloria, pese a un error que dañó el aspecto educativo y científico de todo el Imperio, como fue la expulsión de los Jesuitas, siguió Carlos IV, rey indolente y débil, que llevó al poder a Manuel Godoy, un plebeyo clasemediero en detrimento de los nobles ilustrados que habían colaborado como ministros en el Gobierno de su padre, de quien ya hablamos, y que impuso el sello del escándalo y la corrupción al régimen, pese a que intentó modernizar a España y aprovechar la coyuntura de la Revolución Francesa para derrotar a la ascendente Inglaterra, pero provocó la invasión napoleónica, que como dice el historiador Pío Moa, fue el evento que más daño le infligió a España en todos los tiempos.

Fernando VII perdió el Imperio Colonial, su necedad y su ambición por un poder sin límites, su populismo y nulos deseos de comprender el momento histórico impidieron una renovación del Imperio o una transformación del mismo en una comunidad de naciones, similar a la Commonwhealth británica, que hubiera puesto a España nuevamente en un sitial importante. Tras él, vinieron los enfrentamientos entre su hermano Carlos María Isidro y su hija, Isabel II, dando origen a las Guerras Carlistas que desgarraron aEspaña durante el siglo XIX, y todo por sostener las ambiciones personales de Carlos y sus descendientes, rama de los Borbón enfrentada todavía hoy a la línea directa, y que ahora predica una entelequia llamada "Monarquía Social", pese a que apenas le quedan partidarios.

Isabel II fue una reina frívola, enfrentada con su esposo y primo Francisco de Assís en intrigas y chismes de palacio, famosa por sus conquistas de alcoba y por dejar que las contiendas políticas llegaran al estallido, que le costó la corona. Tras un breve intento de consolidar una nueva dinastía con Amadeo de Saboya, y un fugaz y torpe experimento republicano, vino su hijo Alfonso XII, quien pese a ser un juerguista, se comportò sin embargo como un verdadero rey, rescató la dignidad del trono y actuó como auténtico líder de su país; lamentablemente, su reinado fue breve. Su hijo, Alfonso XIII, fue un absoluto desastre y duró muchos años en el Poder, al que nunca supo usar, rey apenas al nacer, bajo la regencia de su madre María Cristina de Habsburgo, quien como buena representante de la familia austriaca, tuvo un gran sentido de Estado y servicio, pese a la difícil situación que le tocó, perdió las últimas colonias ante EUA, ya sin la tutela materna, Alfonso se prestó al corrupto juego de los partidos políticos y personajes nefastos como el Vizconde de Romanones y apoyó la dictadura de Primo de Rivera, desembocando todo en la II República y la Guerra Civil.

Y los Borbón franceses no se quedan atrás: fundada por un convenenciero y falso como Enrique IV carente de convicciones, que fue sucedido por un holgazán como Luis XIII, contó con un Luis XIV que ha pasado a la Historia como símbolo del Absolutismo monárquico en su peor vertiente y verdadero precursor del populismo y el culto a la personalidad tan seguidos por muchos dictadores posteriores, para después continuar con su biznieto Luis XV: derrochador y déspota y labrar su final con Luis XVI: un buen hombre, pero que permitió la más galopante corrupción y frivolidad de su esposa María Antonieta de Habsburgo (que no se comportó como tal) y sus colaboradores, así como se caracterizó por un manejo terrible de la economía pese a genios como Necker. Tras la Revolución y la aventura napoleónica, Luis XVIII y Carlos X fueron el triste epílogo de una dinastía de ambiciosos a los que sólo les importaba ellos mismos y veían a su país como su propiedad personal, con gente incluida.

Con todos estos antecedentes, ¿Porqué Franco decidió restablecer a los Borbón en el trono de San Fernando? Teniendo exiliados en España a Otón de Habsburgo o a Simeón II de Bulgaria, (el Rey Republicano, que tras haber ostentado la corona en los años 40, siendo niño, en la primera década del 2000 fue Presidente de su país, tras la caída del comunismo que lo derrocó como monarca) bien le pudo haber ofrecido el trono a una u otra familia regia, o bien, pudo haber optado por restablecer la República pero con candados para evitar la formación de movimientos comunistas y antidemocráticos como el Frente Popular que fue el desencadenante verdadero del conflicto; era el dueño absoluto del Estado y pudo haber tomado cualquier decisión.

Tal parece que Franco no quería realmente que Juan Carlos de Borbón le sucediera, pues se trataba del hijo de uno de sus más acerrimos enemigos: Juan (III) de Borbón, heredero del derrocado Alfonso XIII, --tras la renuncia forzada de derechos de su hermano mayor: Jaime Alfonso, que quedó condenado a perseguir una quimera de humo: la muy improbable y prácticamente imposible restauración de la monarquía francesa, en lo que tiene como rivales tanto a los Orleans como a los Bonaparte-- quien se dió cuenta que la sublevación de Franco y todo el Movimiento Nacional no tenía como finalidad la restauración monárquica, sino la derrota de los movimientos de Izquierda que se habían hecho con el poder trastocando el orden constitucional de la República, por lo que prácticamente los partidarios de Don Juan constituyeron, durante la contienda, un tercer bando, que no luchaba pero estaba presente en la sombra.

Cuando Franco se decidió, en 1969 restablecer la Monarquía en la persona de Juan Carlos, lo hizo de forma que se viera que no era una restauración, sino la fundación de un nuevo régimen: por ello, el ungido como sucesor recibió, no el título de "Príncipe de Asturias", tradicionalmente llevado por los herederos a la corona castellana y posteriormente hispánica desde el siglo XIV, sino el de "Príncipe de España", y además, le asignó el nombre que debería llevar una vez entronizado: Juan Carlos I, a fin de que fuera el primero de su nombre, y no un Juan III o IV, dependiendo de considerar a su padre como rey no coronado, o Carlos V, lo que habría implicado molestar a los Carlistas (pues la mayoría de los miembros de esa dinastía paralela han llevado ese nombre, y ya van por el octavo); sin embargo, parecía que Franco no estaba muy convencido de la decisión tomada, misma que, al parecer, la tomó presionado por diversos grupos.

Por el contrario, mientras tenía a Juan Carlos cumpliendo labores meramente protocolarias, el dictador renunciaba a la jefatura del Gobierno para desempeñarse únicamente como Jefe de Estado en 1973 debido a su avanzada edad, y nombrando a cargo de la administración al Almirante Luis Carrero Blanco quien no era ningún jovencito, pues había sido compañero de armas de Franco y apenas menor que él unos 10 años.

Dicen las teorías de las que nadie habla abiertamente en España, que Franco pensaba cambiar la decisión de 1969 y no restaurar una monarquía, sino mantener un régimen digamos republicano, con Carrero como Jefe de Estado, garante de que se evitaría una repetición del desastre izquierdista de 1931 a 1936 y un Parlamento y Gobierno electos popularmente; la realidad es que nadie ahora podrá saber qué es lo que el Generalísimo tenía en mente, pero la ETA, y según se dice también el Gobierno norteamericano y por supuesto Juan Carlos, según también se rumora, quitaron de enmedio al almirante, que planteaba continuar con el legado franquista, expulsar a las tropas norteamericanas de las bases en España y dar la negativa al ingreso a la OTAN, y buscar normalizar relaciones incluso con el bloque comunista, defendiendo siempre la Soberanía Nacional y la unidad española sin ser parte de los intereses de Estados Unidos.

Muerto Franco, Juan Carlos tomó el trono y es recordado por el famoso 23 de Febrero de 1981: el intento de golpe de Estado que según se dice: pudo haber destruido la trancisión democrática. Ahora, en cambio, se empieza a desvelar que, en realidad, fue un autogolpe tramado por el Rey, que de esa forrma intentó retomar poder y evitar un golpe dirigido por los franquistas verdaderos que le vieron como un traidor al "Movimiento Nacional", al darse la toma del Parlamento por Antonio Tejero y sus hombres de la Guardia Civil y la salida de los cuarteles de los tanques del General Millans del Bosch, apareció el Rey en la TV denunciando el golpe y llamando a las tropas a oponerse al pronunciamiento... curioso: el Golpe de Estado no se daba en contra del Jefe de Estado, al que incluso, los alzados vitoreaban, sino en contra del sistema que el propio Rey habia diseñado con el apoyo, en buena medida, de la Izquierda en la Constitución de 1978.

Desde entonces, Juan Carlos ha vivido y reinado como el "héroe de la Democracia", y se ha encontrado más en sintonía con los Gobiernos del PSOE: Felipe González y Zapatero, que con los de signo distinto: sobre todo Aznar y Calvo Sotelo. A los Izquierdistas ha dejado hacer y deshacer, señalando que "no quiere ser otro Balduino" al referirse al finado rey belga que se opuso a la Legislación abortista, mientras que le cerró las puertas a Aznar en las narices cuando, tras los atentados del tren suburbano en 2004 se negó a aplazar las elecciones generales a celebrarse 2 días después por la evidente influencia que estos hechos tendrían en los votantes, o cómo se negó a vetar el inconstitucional estatuto catalán. Y ¿qué tal? ha protegido y hasta ha premiado a un tipo como Santiago Carrillo, comunista recalcitrante y criminal de guerra que goza de impunidad total, amparado bajo su real manto.

Como hemos dicho: la crisis está haciendo caer las máscaras, y la de Juan Carlos de Borbón lo está haciendo, para su heredero Felipe, ni su matrimonio con la plebeya y republicana Letizia Ortiz le puede asegurar la corona. La monarquía, cada vez más desprestigiada, puede no sobrevivir a su actual titular... lo peor es que quizá con su caída arrastre consigo a la unidad de la Nación Española, o bien, revivir el radicalismo de la II República, presentada falsamente como un paraíso democrático.

Entre tanto, solo una petición a los republicanos españoles: Por favor, no le cambien los colores a la bandera: el morado no combina con el rojo y el amarillo, dejen su bandera como está, nada más pónganle la corona mural al escudo.
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Por contraste: en Bélgica el Rey Alberto II salió de su letargo y fue él quien destrabó la crisis pólítica, haciendo uso de sus atribuciones de Jefe de Estado y obligando a negociar a los partidos nacionalistas: flamencos y wallones enfrentados. Finalmente, logró convencer, o casi le impuso al wallón Elio di Roupo que formase Gobierno. El monarca de la dinastía Sajonia-Coburgo lo hizo porque ante la crisis económica que amenaza con tragarse al país no permitía mantenerlo en el limbo por más tiempo. Tarde pero seguro, Alberto aunque no tiene las mismas convicciones que su hermano Balduino sí tiene cierto sentido de responsabilidad y no dudó en ejercer sus funciones constitucionales a fin de salvar a su país del marasmo, no tiene compromisos con ningún partido ni con ninguna de las 2 etnias que conforman Bélgica, pero comprendió su papel como garante de la unidad de ambas y que está por encima de siglas y colores, mostrando que la Monarquía, incluso en el mundo de hoy, puede seguir siendo vigente.

6 comentarios:

David dijo...

Yorch, un par de detalles:
- Aún no hay imputados por el proceso contra Urdangarín por lo que todavía no se puede atribuirle esos delitos. Aunque la verdad que todo apunta a que sí.
- En la actualidad hay tanta literatura de ficción que cualquier mandanga puede inventarse dos chorradas y si hay negocio los medios lo sacan, por lo que hay que andarse con cuidado con creerse todo.

Yo no soy especialmente monárquico, no creo que una institución pública pueda ser heredable pero es que estamos en España y esta nación es peculiar.

El rey y su monarquía es una figura política que se supone que no tiene poder ejecutivo, es decir, reina pero no gobierna y además está por encima del resto de políticos, los cuales le tienen que jurar lealtad. Esto último, queramos o no, es lo que salva a España de la desmembración. Ya se vio en los dos intentos republicanos previos del siglo XIX y XX: secesiones, declaraciones de indepedencias, guerras, etc.
La figura del rey es el cemento que mantiene unida a España, sin él esto volvería a ser un reino de Taifas y a los enfrentamientos y el desastre.
Si estuviese seguro de que la república funcionase en España yo sería el primero en apoyarla pero lo veo imposible.
Veremos qué tal rey es Felipe, yo solo espero que sea más fuerte que su padre y, aunque sea entre bastidores, intervenga más en política y coja de los machos a los capullos que nos gobiernan intentando que sea el pueblo español el más beneficiado ¿estoy soñando?
Estamos apañados.
Saludos

YORCH dijo...

Concuerdo contigo, la unificación española se dió en la figura del monarca: Fernando e Isabel y después Carlos I o V, por esa razón es importante que se mantenga la monarquía, lamentablemente, parece que Juan Carlos está haciendo todo lo posible por tronarla, en vez de mantener una ejemplariedad de conducta y mostrar capacidad para controlar a los polìticos.

Zendir Haidar: Director dijo...

Desde mi ignorancia opino que la figura del rey en españa es como un simbolo patrio de unidad, aunque igual que David, opino que las instituciones no deben tener caracter hereditario ya que termina a cargo cualquier incompetente solo por ser hijo de un poderoso. Por la misma razon no soy muy partidario del nepotismo, y siempre me he preguntado: ¿Que hubiera pasado si se estableciera un gobierno en algun lugar del mundo con las caracteristicas del "estado ideal" incluidos en el libro de La Republica? Por eso soy mas partidario de una democracia aristocratica (no oligarquica) donde tal vez no gobiernen los mas ricos o influyentes, ni cualquier "hijo de vecino" (tipo juanito) salido del pueblo nomas porque si. Una verdadera Aristocracia eligiria a los mas capacitados REALMENTE para gobernar, personas del pueblo que hayan demostrado muchas virtudes y que sean los menos propensos a la corrupcion. Pero solo Dios sabe

YORCH dijo...

Zendir:

El régimen aristocrático sin duda es el mejor de todos, garantiza el gobierno de los mejores, no de los más ricos, sino de los más dotados para el mando, evita que el cargo se herede a locos o ineptos o bien que demagogos lleguen al poder engañando mediante propaganda o se impongan tiranías basándose en tener el apoyo mayoritario, cosas que estamos viendo en las democracias actuales, según Polibio, la única vez que estuvo cercano a constituirse un régimen mixto, con elementos aristocráticos y de participación popular, fue la República Romana hasta antes de abrirse tanto a los plebeyos, lo que daría pie a la aparición de demagogos y líderes carismáticos que llevarían al surgimiento del imperio, yo añadiría el caso de EUA hasta antes de Roosevelt, donde la clase política era claramente una aristocracia, y una aristocracia pura actualmente la tendríamos en China, donde el partido "comunista" ha rescatado el ideal confuciano de un gobierno de sabios o técnicos, toman decisiones en forma colegiada y con una gran estabilidad y posibilidad de planeación a futuro, todo ello ha sido clave de los éxitos chinos.

Zendir Haidar: Director dijo...

Un caso paradigmatico de la Republica Romana seria el de un tal Cincinatus que le pidieron ser dictador de Roma para vencer a los enemigos. Creo que estaba arando la tierra cuando se lo pidieron, y tomo las armas, venciendo a los enemigos. Despues dejo las armas y el puesto de dictador y regreso a arar la tierra (En mi opinion, el actuo como Lazaro Cardenas). Tambien en la epoca de la guerra contra Anibal se demostro el caracter admirable de Roma, ya que no se rindieron y muchos voluntarios apoyaron al noble Escipion para iniciar una guerra estrategica a escala intercontinental, mientras que al genio Anibal, no lo apoyaron los oligarquicos Cartagineses, sino que lo dejaron solo. Por eso al final Cartago tuvo el final que se gano y Roma merecio y gano tanto, que despues se durmio en sus laureles para siempre: Hoy es una de las ciudades mas famosas y "glamorosas" del mundo, aunque el ablandamiento del caracter de los antiguos romanos le quito su poder secular. Seria algo muy bueno tener una academia en Mexico en el sentido original de la palabra, y que preparara a los miembros para convertirse en futuros lideres(es por eso que soy un seguidor del Farax.) quizas asi Mexico tomara la delantera y podria tener por fin una epoca de esplendor en esta era que inicio el 2001.

YORCH dijo...

Exacto Zendir, tocas los puntos o acontecimientos que a Polibio le movieron el señalar las excelencias del sistema político romano por contraste con Cartago. Quizá aun no es tiempo para México buscar una posición de preeminencia, eso será una vez que EUA llegue a un grado de debilidad que no le permita controlar o intervenir para frenar a nuestro país, para ese momento, México deberá de contar con los liderazgos idóneos que sepan aprovechar las oportunidades, y no el pavoroso panorama de personajes polìticos, pero también de desastre educativo, que los ha producido, que podemos contemplar actualmente.