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30 de junio de 2018

REFLEXIONES UN DÍA ANTES DEL VOTO

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Ya anteriormente expresé en este espacio mi punto de vista respecto al proceso electoral mexicano. 

Ya también, en este espacio he expresado que la Democracia no me convence, siguiendo a los clásicos como Platón y Aristóteles, me parece una de las malas formas de gobierno, incluso, probablemente la peor porque es la puerta o para la formación de oligarquías o la instalación de tiranías. El mundo occidental actual, aunque no lo parezca de primera impresión, ilustra a la perfección el fracaso de la Democracia que vaticinaba Alexis de Tocqueville en su obra Democracia en América, que lejos de ser un elogio al sistema representativo cuando el mismo era toda una innovación, a pocas décadas de su implantación con la independencia y la Constitución de Estados Unidos de América, era una evaluación seria y crítica al que, en mucho, se convirtió en un referente y un modelo a seguir por los demás Estados occidentales en los siguientes 200 años, e incluso, se buscó implementar por la paz o por la fuerza, a otros países y regiones del mundo, aunque en los mismos las circunstancias culturales e históricas lo hacen inaplicable --pensemos en el Medio Oriente, o en Africa Subsahariana-- y concluía que resultaría inevitable que, a la larga, el sistema terminaría por degenerar en la implantación de una élite que con tal de conservar el poder, manejaría a las masas mediante el manejo de las emociones y la concesión de caprichos que llevaría a la infantilización de la sociedad.

Eso queda muy claro hoy en día: la oligarquía es la clase política, misma que fue definida por el politólogo italiano Gaetano Mosca, pero también aquellas que se benefician o impulsan las decisiones que toman aquellos que ocupan los puestos públicos. Es evidente que detrás de candidatos y partidos, existen grupos de interés y cada uno apoya al suyo. En EUA, esto se traduce en un encorsetado bipartidismo que terminó convirtiéndose en el patrimonio de dos familias como los Bush del lado Republicano y los Clinton, del Demócrata, la connivencia de ambos partidos con las élites financieras y empresariales, y la apuesta final del electorado por un outsider, como fue el caso de Donald Trump, quien, como lo he estado reseñando en este blog, ha venido desarrollando su gobierno en una especie de carrera de obstáculos que le son impuestos por estos grupos oligárquicos y los constantes ataques mediáticos. La deriva a la que están llevando a EUA, es preocupante, dado el grado de radicalización y polarización que están tomando los opositores al Presidente, que no son luchadores por la libertad o los derechos, sino meros esbirros de las élites que no desean perder el poder de facto que ejercen sobre el sistema.

Por otro lado, tenemos el caso de Venezuela, que es muy similar al caso de Alemania durante los años veinte y treinta del pasado siglo: ante un sistema débil constitucionalmente y la sucesión de gobiernos débiles y corruptos, la población eligió a un tirano: Hugo Chávez, y después de éste, llegó su sucesor Nicolás Maduro, que ha implantado un régimen brutal además de ineficaz (a diferencia del de Hitler) en el aspecto económico, y que se sostiene dada la debilidad, carencia de proyecto y desprestigio de la oposición, y a los apoyos internacionales de grandes potencias como Rusia, China e Irán a quienes no les importa lo que padezca el pueblo venezolano, sino qué tanto Caracas sirve a sus intereses geoestratégicos.

El día de hoy, México se encuentra en una disyuntiva pero no entre tiranía u oligarquía, ni tampoco existe alguien que esté retando a las élites: Andrés Manuel López Obrador no es ajeno al sistema como Trump; por el contrario, es una de sus más acabadas manifestaciones, pues se formó dentro de los partidos políticos: PRI y PRD, y ha operado dentro de los partidos --el neoyorkino viene del ámbito empresarial, y de un rubro, como los bienes raíces, que dejó de ser clave en el mundo actual, centrado en el control y difusión de la información, y su inclusión en el Partido Republicano no fue del todo aceptado por la cúpula de ese instituto político, que más bien le ha hecho la guerra, incluso desde las precampañas-- y gozado de los beneficios del sistema partidista mexicano, con financiamientos públicos y privados, toda su vida, desconociéndose de él labor alguna en el sector privado.

Por el contrario, nos encontramos entre tres posibles derivas del sistema político mexicano: una renovación y reforma gradual del sistema, postulada por el propio partido que lo originó, esto es, el PRI, con José Antonio Meade; una regresión a las formas más primitivas, populistas y caudillistas, encarnada en MORENA, con Andrés Manuel López Obrador, y finalmente, la venta del sistema al servicio de la rama más radical de las oligarquías nacionales y globales y su proyecto de reingeniería social y económica encabezado por lo que queda del PAN y del PRD, representado por Ricardo Anaya.

Así que hoy, a unas horas del comienzo de la jornada electoral, quiero complementar mis anteriores comentarios con estas reflexiones:

Como ya lo dije antes, votaré por José Antonio Meade, porque en conciencia, me parece la decisión más acertada. El entorno internacional exige a alguien que sepa del mismo, conciliador y negociador, que conozca de economía y comprenda la situación actual: tenemos por un lado a nuestro más importante socio comercial con el que nos encontramos enfrentado en los temas migratorios y de  la muy necesaria renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, mismo que si bien nos trajo beneficios, también nos dañó enormemente, lo mismo que al propio EUA; además que mucho de dicha confrontación con nuestro vecino del norte se debe a la falta de credibilidad que tiene el Estado Mexicano desde el año 2000: la frivolidad con la que se condujo la política exterior bajo Vicente Fox, la violencia y la inestabilidad que fueron la tónica bajo el mandato de Felipe Calderón y finalmente, los constantes escándalos bajo Enrique Peña Nieto, no dan la mejor imagen ante Trump, ante Trudeau y ante cualquier otro gobernante. Se requiere de alguien capaz que pueda darle seriedad a México y continuidad a reformas necesarias, que al principio parecen tener efectos adversos, pero a la larga serán benéficas.

Como dijera Raymundo Riva Palacio, el problema es que carga con la loza del fracaso de Peña, fracaso que quizá sea más mediático que real, pero que pesa ante un público escandalizado y exacerbado por el manejo astuto que sus oponentes han hecho de las redes sociales, nueva herramienta de difamación  y odio.

Por el contrario: López Obrador desconoce los entramados de la política internacional, no le da importancia a los foros internacionales ni a la imagen que debe tener el Jefe de Estado mexicano, formado en una política de calle y mítin ante personas de condición humilde, no considera algo importante al ámbito internacional, por lo que México se aislaría y se encerraría en sí mismo, su gabinete de presuntos expertos, no garantiza tampoco, además de que se avisora un choque: apoyado por feministas radicales como Olga Sánchez Cordero por un lado, izquierdistas radicales como Yeidkol Polevski --mujer además mitómana que finge ser judía pese a ser en realidad de origen hispano y pariente del ex-Presidente priísta Manuel Ávila Camacho-- o Paco Ignacio Taibo II que han expresado que México debe unirse a la "Revolución Bolivariana" venezolana, y hasta meapilas católicos y protestantes del PES (Partido Encuentro Social) junto con un enorme número de ex-priístas de añejo cuño como él o náufragos del PAN, su gobierno será una cena de negros y choques, aunque lo más probable es que todo se querrá resolver con asistencialismo y subsidios para ayudar a los pobres a que sigan siendo pobres y sean clientes frecuentes del mercado de promesas a vender por el nuevo partido en el poder. Lo que logrará cuando genere una crisis similar a la de 1982 y eche la culpa a otros de ella.

Pero el que me parece más peligroso de todos es Ricardo Anaya, al igual que Obrador, ha manejado un discurso de odio y resentimiento; incluso, a veces me parece mayor el fanatismo de sus seguidores que el de los "chairos" que siguen al Peje. Al igual que el viejo tabasqueño, el joven queretano no ha dudado en presentarse como un mesías, y sus fieles le defienden como si de una figura religiosa se tratara. La demagogia de Anaya le viene dictada desde fuera, a su lado tiene a Jorge Castañeda Gutman, principal responsable del desastre en la política exterior del Gobierno foxista, y fiel sirviente del globalismo: con él, la implementación de la ideología de género en pleno sería una realidad, y desde la sede presidencial de Los Pinos sería un instrumento de ataque directo contra Trump de parte de las élites norteamericanas afectadas por éste. Ha dado muestras de ello con el tema migratorio, tratándolo desde una óptica prácticamente adolescente, nada madura y de basarse en lo que dicen los medios enemigos del actual inquilino de la Casa Blanca.

Anaya además, ha demostrado no tener moralidad alguna, ni lealtad o convicciones, se guía sólo por su beneficio.

Este es el panorama actual en mi óptica y mi reflexión final antes de ir a depositar mi voto mañana por la mañana. Pero para terminar, quiero concluir que soy bastante pesimista y el electorado se decantará por alguna de las dos peores opciones presentadas. ¿Porqué? Porque el mexicano se llena la boca diciendo que quiere un cambio, pero en realidad, no lo desea, no quiere dejar de estar, como aquella imagen estereotípica lo presenta, dormido apoyado en un cactus y envuelto en su sarape y su sombrero.

¿A qué me refiero? Como ya varias veces lo he señalado aquí, el mexicano es un irredento que espera a un mesías, como los Judíos en la época de Cristo, que le resuelva todos los problemas con solo tronar los dedos. Todos en México, sin importar la clase social, esperan un gobierno que obre milagros y que eso no le represente hacer el más mínimo esfuerzo, trabajar, innovar o desarrollar algo por sí mismo: todos desean trabajar u obtener un puesto de membrete en el gobierno, para percibir un sueldo muchas veces inmerecido, como forma de obtener seguridad económica, los empresarios no innovan ni desarrollan nuevos productos y servicios, todos esperan arrimarse al gobierno o al grupo que ocupa el poder para obtener una licitación, algún contrato, una obra, llegar a ser proveedor, y tener igualmente, seguridad. 

Es una mentalidad que irremediablemente nos lleva a la pobreza y al subdesarrollo material, mientras hay un desinterés enorme por lo intelectual y lo espiritual: la gente va y le reza a Nuestra Señora bajo sus diversas advocaciones: Guadalupe, Zapopan, Talpa, San Juan de los Lagos, etc. pero no vive la fe como la reza, se aleja de Dios y se decanta por la violencia, la promiscuidad o es indiferente a que tiene que seguir el adagio lex orandi, lex credendi. La cultura no interesa, la gente se ha ido por la "narcocultura" no busca escuchar mejores géneros musicales y se queda en los corridos, la banda sinaloense con sus letras majaderas, sexistas y subidas de tono, o ha adoptado el espantoso reggaetón, y cada generación es peor educada y más inculta, fácilmente permeables a cualquier ideología hedonista o frívola. Ni siquiera levanta la basura de la calle o la playa, se mete al carril contrario cuando conduce o no respeta los señalamientos, y siempre el romper las reglas se considera como una muestra de inteligencia y éxito.

Y de todo eso, en un 90% no tiene la culpa el Gobierno, ni el PRI, ni el presidente. La cultura siempre ha estado ahí, y me refiero a la verdadera cultura: los clásicos, no lo que venden los escritores de segunda que se las dan de Marxistas aunque son en realidad devotos de Adam Smith. Si el mexicano quiere que su país cambie, tiene primero que leer, tiene primero que mejorar en su forma de ser con los demás y tratar de ser congruente entre lo que se piensa, se cree y se vive, así como también se tiene que hacer responsable de su vida y de sus actos. Cuando los ciudadanos promedio cambien, entonces nuestros políticos cambiarán también, pues ellos, finalmente, han salido de nuestra sociedad y son su reflejo. 

Con esto los dejo, espero mañana, reflexionen muy bien su voto, es una decisión que se debe tomar con la razón, ni con el corazón ni con el hígado. Esto no es cuestión de emociones ni de sentimientos, es cuestión de hechos y realidades. ¡VIVA MÉXICO!

25 de junio de 2018

¿QUÉ TRAGEDIA ESCONDE LIONEL MESSI?

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Primero, deseo sincerarme con mis lectores argentinos, a los que pido una disculpa de antemano por si se sienten ofendidos. No comprendo a su país y hay muchas cosas que me parecen chocantes de su carácter y otras que me parecen que hacen a la República Argentina una Nación bastante peculiar: dentro de Hispanoamérica, este país se encuentra distinto de los demás, desde su composición étnica: poco poblado durante el Imperio Español, con tribus indígenas nómadas y primitivas y un reducido número de colonizadores, el mestizaje no conformó a la población del país del Cono Sur, a diferencia de lo que ocurría en el Perú y sobre todo en la Nueva España, por lo mismo fue que hasta muy tardíamente, en 1776, la Corona Hispana lo convirtió en Virreinato, y tras la Independencia, tuvo que abrir las puertas a la inmigración a la par de que se lanzó, de manera similar a lo que ocurrió en EUA, a una verdadera campaña de exterminio de los indígenas.

La población argentina hoy en día es en su mayoría, de origen europeo, siendo muy preponderante el elemento italiano de un enorme número de sus habitantes, incluso lo podemos ver en apellidos de personas famosas rioplatenses: Maradona, Bergoglio, Caniggia, Mascherano, Castellani, Caponetto, Sampaoli, Cerati, Bonafini, Macri, Menotti, Simeone, Messi, etc., incluso quizá ese sea el origen del peculiar acento con el que hablan la lengua española, pero también hay enormes poblaciones de origen germánico, eslavo, judío, árabe o incluso anglosajón y celta. Quizá debido a esa heterogeneidad es que se estimula un nacionalismo extremo, a veces rayano en el fanatismo alrededor de símbolos o actividades que puedan fungir como elementos de cohesión en un país que carece de raíces históricas y culturales profundas y antiguas. Uno de ellos, muy importante, es el fútbol.

De los argentinos, lo confieso, me resulta chocante su tendencia al histrionismo, a la exageración y los conocidos desplantes de soberbia y narcisismo quién sabe si originados de creerse con superioridad racial --es innegable la influencia del Nacionalsocialismo en la época de Perón-- y el pretenderse como elegidos por la Providencia para algo importante, alguna vez fueron la quinta economía del mundo, lo que atrajo como imán a los inmigrantes, pero precisamente el populismo de Perón y las Dictaduras Militares cleptocráticas y los mediocres gobiernos democráticos posteriores los hundieron en crisis económicas y políticas recurrentes a lo largo del siglo XX, de lo que, popularmente, le echan la culpa a los anglosajones y a los judíos, envidiosos de un supuesto "destino manifiesto"para que Argentina sea el centro de la civilización cristiana... los desatinos y ambigüedades de Bergoglio al frente del papado y su contraste ante un obispo angloamericano como Burke, sin embargo, dicen otra cosa.

Ante esto, el fútbol es para los argentinos un escape y un vínculo de unidad: toda victoria es celebrada con efusividad y los futbolistas son verdaderos ídolos sobre los que se teje un culto a la personalidad rayano en lo religioso, sobre todo al rededor de uno de los mejores de la Historia como es Diego Armando Maradona, pese a su historial de vicios, incongruencias y discursos politiqueros donde el ex-mediocampista exhibe su ignorancia, su vulgaridad, prejuicios y simples ganas de generar polémica para no perder los reflectores a décadas de su retiro.

Hoy en día, los argentinos han encontrado en Messi un nuevo representante de su orgullo y sus megalomanías que contrastan con un mediocre presente político encarnado en los sucesivos gobiernos corruptos y populistas del matrimonio Kirchner y ahora, la administración sin rumbo y débil de Macri. Sin embargo, Lionel Messi se revela, tras la derrota estrepitosa ante la selección de Croacia en el Mundial de Fútbol que se celebra en Rusia, como la mayor decepción de lo que va del torneo; aunque no es la primera vez que queda a deber vistiendo la camisa albiceleste con el número 10 que inmortalizara el pibe de oro.

La foto con la que ilustro esta entrada me parece desgarradora: Messi aparece no como un hombre de 31 años, curtido en las canchas desde pequeño, profesional y entregado. Luce totalmente aterrorizado, pasmado ante una situación que parece no comprender. Desde el momento en que se cantó el himno nacional, la actitud de Messi apareció extraña, lucía angustiado, preocupado, se tocaba la frente como meditando, y no es la primera vez, en la Copa América pasada y las ediciones anteriores de la Copa del Mundo, la actuación del argentino no llena las expectativas de quien es considerado hoy en día el mejor jugador actual en activo, en estrecha rivalidad con el portugués Cristiano Ronaldo. Pero es evidente: hay un Messi en el Barcelona y otro en la Selección Argentina.

La selección argentina es, por hoy, una verdadera telenovela, y un reflejo de la situación de su país: corrupción, nepotismo, favoritismos, poderes fácticos, confusiones, rumores, luchas de poder, manejos en lo oscurito, acusaciones y desmentidos. Un verdadero caos, similar a los sainetes políticos que han amenizado el desgobierno de Macri: escuelas tomadas por bandas de Izquierdosos "Progresistas", bandas de "Feminazis" y la presión desatada para la aprobación del aborto mediante violencia, intolerancia y agresiones contra quienes no concuerdan con la visión neomarxista, mientras la administración se hace de la vista gorda o se ve rebasada por quienes usan la violencia o la amenaza y la agresión bruta como armas.

De forma similar, parece que en el combinado argentino existe un poder de facto de los jugadores, encabezado por Messi y Mascherano que armaron la alineación con sus amigos, a fin de que el jugador afincado en Barcelona luciera. Pero... ¿es Messi... o su padre, Jorge Messi? Existen muchos rumores, desde hace tiempo, respecto a condiciones de salud del jugador, en particular, referentes a su capacidad y desarrollo intelectual, y también, a los manejos oscuros de su padre en el ámbito financiero, lo que le ha costado al astro argentino controversias y sanciones de parte del fisco español.

Se ha señalado que Messi fue descubierto por los cazatalentos del Fútbol Club Barcelona en Argentina siendo un niño, y que, pese a ser habilidoso con la pelota, sufría de enanismo o acondroplasia que haría que hoy Messi mediría sólo entre 1.55 y 1.60 metros de estatura. Desde niño fue llevado a España y ahí fue sometido a tratamientos con hormona del crecimiento, gracias a ello, el futbolista mide actualmente 1.70 metros, es decir, estatura promedio y tuvo oportunidad de desarrollar sus talentos en la cancha. También hay quien dice que padece de cierto retraso mental; otros, señalan que no es eso, sino que padece de un grado de autismo --lo que implica incapacidad para relacionarse con su entorno, aunque intelectualmente puede tener un coeficiente intelectual elevadísimo-- como sea, padezca de alguna discapacidad intelectual, o sea un genio, pero autista, es una persona manipulable y que no puede más que adaptarse a ciertas rutinas o esquemas repetitivos, fuera de los cuales, entra en pánico, pues no sabe responder a cambios a lo que está acostumbrado o condicionado.

Eso me recuerda una vieja película que vi hace mucho tiempo, titulada La Chica de Oro, una producción norteamericana de 1979, con James Coburn y Susan Anton, en la que se planteaba que, en medio de la Guerra Fría, y ante la superioridad de los atletas rusos, en EUA se iniciaba un proyecto para generar un súper atleta, para lo cual, una joven, desde la niñez, había sido sometido a tratamientos de hormonas y también un condicionamiento psicológico que hacía que solamente tuviera en la mente una cosa: ganar, sin embargo, la chica no podría asimilar la posibilidad de la derrota, ni competir en condiciones más allá de lo que había sido entrenada, y por supuesto, no tenía ni la más mínima capacidad de socializar. 

¿Es Messi una especie de experimento patrocinado por el Barsa? ¿Está condicionado únicamente a jugar dentro del club azulgrana, y fuera de éste, dentro del seleccionado de su país, entra en pánico al considerar que está en un ambiente extraño y hostil? ¿Es víctima Messi de la explotación a manos de su padre, la corrupta y separatista directiva del Barcelona y de la propia Asociación de Fútbol Argentino, que se sabe, tras la muerte de julio Grondona es una verdadera mafia conmocionada por la muerte del "Don", intervenida por el Gobierno por los problemas económicos de los clubes tras la última crisis económica rioplatense y metida en la complicada y maquiavélica política del país sudamericano?

La historia de Messi me parece, esperará algunos años a ser contada --como la del cantante Luis Miguel, de la que por cierto, luego hablaré-- y cuando salga a la luz sin duda conmocionará a muchos ante las revelaciones de los entresijos del mundo del fútbol. El balón rueda y entretiene a millones en todo el orbe y genera uno de los negocios más rentables del planeta. El fenómeno de Messi, quizá es un reflejo de lo complejo, y a la vez tenebroso, en que se ha vuelto el fútbol internacional. Por lo pronto, el último capítulo de la telenovela argentina en Rusia 2018 aún no se escribe. Mañana veremos qué sucede en el partido contra Nigeria, y dependiendo del resultado, veremos si el mito del Rosarino --creado y difundido además por patrocinadores y mercadotecnia-- continúa o se derrumba, sobrevive o muere y se dan espacios para revelar la verdad detrás de ese rostro, pasmado, lleno de terror e incertidumbre, muy poco correspondiente a quien, se supone, se encuentra en la cima de su profesión.

20 de junio de 2018

EL ODIO A LA INFANCIA


Cómo le agradezco a Dios haber sido niño durante la década de los 80, probablemente fue la última época en la que se pudo ser libre y simplemente un niño, y en la cual la infancia fue valorada y protegida. A partir de los 90, la creciente descomposición social, las ideologías políticas y el ambiente en general empezaron a hacer cada vez más difícil las cosas para los niños.

En los 80, los que fuimos niños pudimos gozar de la libertad de jugar en las calles, de conocer los primeros videojuegos con el Atari y después el Nintendo, tuvimos las primeras clases de informática en las escuelas, pudimos gozar de extraordinarias producciones de animación en la TV originadas en Occidente, y más precisamente, en EUA, que nos enseñaban virtudes como el heroísmo, la amistad, la valentía y la tenacidad como Thundercats, He-Man, She-Ra, y el Anime japonés entraba en escena con producciones igualmente trascendentes y valiosas como Mazinger-Z, Robotech, Transformers, Voltron, Caballeros del Zodiaco, etc. Hollywood, de la mano de Steven Spielberg, George Lucas o Robert Zemeckis, hicieron clásicos del cine que destacaron por ser obras de entretenimiento de calidad, como Indiana Jones, Regreso al Futuro y por supuesto Star Wars, hechas para ser vistas en familia.

La mayoría crecimos en familias unidas, conviviendo con nuestros padres, hermanos y abuelos, y muchos con su familia extensa: tíos y primos.

Hoy en día,  me parece que estamos viviendo la peor época para la infancia. La niñez es atacada por todos lados, usada, llevada y traída por los adultos con fines muy perversos, la mayoría de las veces. Hay varios acontecimientos y actitudes recientes que así lo prueban, existe, a mi modo de ver, un verdadero odio hacia la infancia, inaudito y que jamás antes se había presentado en ninguna otra civilización. La reciente aprobación del aborto en Irlanda y Argentina, con el subsecuente festejo, es en parte, lo que en forma más cruel y siniestra lo demuestra, ante el "derecho" de matar a los propios hijos, a los que ahora se ve como un estorbo o un accidente. ¿No es esa la actitud de tanto idiota profesional, que no comediante, que empezó a burlarse del hecho que muchas madres llamasen en México "bendiciones" a sus hijos, para decir que, en realidad, se tratan de cargas y de obstáculos? Supongo que ellos o nacieron adultos o de niños no representaron ningún sacrificio para sus padres por ser de naturaleza angélica, ya que ahora, todo aquello que signifique sacrificio, lucha, carga, no es visto sino como una maldición, pues ahora de lo que se trata es de gozar al máximo todo aquello que los sentidos puedan degustar, además de que nada debe estorbar al proyecto personal de cada uno, en especial para las mujeres, a las que les endulza el oído ponerse en plano de competir con los hombres y todos y todas -- perdóneseme la expresión políticamente correcta-- andan en busca de lucro y de subir en el escalafón de la cadena alimenticia profesional, con la finalidad a última instancia, de tener más ocio y más placeres, con la cruel ironía de que, o nunca lo alcanzarán, o cuando lo alcancen estarán viejos y solitarios, y serán catalogados como carne de eutanasia.

Los niños ya no conocen la familia, son hijos de madres solteras, o criados por padres solteros también, por padres que cambian de pareja sentimental una y otra vez, por padres ausentes por los trabajos y crecen en guarderías. Ya no juegan, idiotizados por los teléfonos móviles y la adicción a las redes sociales. Son vistos como trofeos por los homosexuales que exigen su "derecho" a adoptar niños como quien "adopta" una mascota, y no se ve que el niño tiene derecho a un padre y a una madre como es dictado por la naturaleza biológica y social humana antes que por cualquier creencia religiosa.

Los niños son usados, no son considerados como personas, sino objetos, por ello es tan fácil matarlos en un quirófano y hay quien propone ya abiertamente no solo el aborto, sino el infanticidio como medio de control poblacional. Esta conversión del niño en objeto es hecha también por las personas particulares para alcanzar sus fines: Como abogado, me ha tocado ver casos de divorcio en que los hijos son utilizados como armas para doblegar al otrora cónyuge, afectarlo sentimental y psicológicamente, al padre o madre, le importa un bledo los niños, sólo le interesa destruir al ahora oponente y los hijos son el mero instrumento para ello.

Los niños concebidos artificialmente y reducidos a meros embriones congelados, son utilizados como materia prima de células madre, muchas veces para tratamientos médicos para quienes "sí valen la pena" según la mentalidad actual, para quienes sí son personas o como cobayas para experimentos en que los científicos cada vez más juegan con cosas que no pueden comprender y terminarán por desembocar los horrores que Lovecraft temía de la ciencia desbocada, la industria del aborto permite obtener también células, placentas, colágeno, y muchos otros productos para la industria consmética en un canibalismo avant garde, que muestra que nuestra sociedad actual está a un nivel quizá más bajo que el de los Jíbaros o aborígenes australianos pese a nuestra sofisticada presentación.

En EUA, vemos cómo groseramente se está utilizando a los niños como arma política: para nadie es desconocido que muchos inmigrantes ilegales tienen hijos en territorio norteamericano no para hacerse responsables de ellos, sino para que estos niños, nacionales norteamericanos por el principio del Ius Soli, les sirvan para verse favorecidos y obtener fácilmente la residencia legal o hasta la nacionalidad, en un evidente fraude a la Ley que tiene como residuo al niño que crecerá para engrosar las bandas criminales del East L.A. o el South Detroit.

Barack Obama fue quien deportaba inmigrantes hispanos a mansalva y estableció la política de separación de familias y con niños encerrados en estaciones migratorias semejantes a cárceles o jaulas, pero no era lícito criticarlo, ni por los medios mexicanos, que le siguen siendo serviles al mulato y a los patronos de éste, que son los Clinton, aunque armase a los carteles del narco, porque no era ni es políticamente correcto criticarlo, dada su raza, su "tez humilde" y tradicionalmente ligada a los oprimidos en la retórica del Neomarxismo, y por su oratoria efectista que llega a los sentimientos. En una época en que todo es sentimiento, ¿quién no se conmueve ante los niños enjaulados?, No hay lugar a la razón, solo al sentir. Quien apela al sentimiento nunca será vencido, por ello, la vocera del Gobierno de Trump calla... ¿qué objeción se le puede poner al amor?

Pero no, lo importante es achacarle a Trump lo que la administración de Soetoro implementó, y más curiosamente, después de que el neoyorkino se anotara el indudable e histórico triunfo de la reunión con Kim Jong Un y el compromiso de éste a la pacificación y desnuclearización de Corea. Curioso que fuera después de eso que los Demócratas sacaran ese escándalo.

¿A los Demócratas y a los Progresistas les interesa la infancia? ¡Por supuesto que no, son sus más denodados enemigos! Han sido los Demócratas los que han promovido el aborto en EUA y más allá, desean que no haya niños entre las clases medias y altas para que éstas consuman y engrosen las fortunas de los Soros, Gates, Branson, Slim, Cook o Rockefeller, gastando o endeudándose en chácharas, vehículos y ocio, en el estilo de vida que enseñó Anthony Bourdain y que finalmente le llevó a matarse tras haber probado de todo. Para llenar el vacío que dejan al no tener descendencia, está el negocio del tráfico de personas, la inmigración, que no es más que la trata de esclavos moderna, ya en su momento, cuando los musulmanes y africanos sean demasiados, se intentará igualmente adormecerlos con la ideología posmoderna para que dejen de tener hijos. Hoy por hoy, esos niños enjaulados no les interesan para liberarlos, sino para que sean votantes, trabajen y generen los impuestos para sostener las pensiones de una población cada vez más vieja, a la que, como será excesiva, se convencerá de que se maten antes de convertirse en una carga con su "derecho" al suicidio asistido y la eutanasia.

A los niños ya no se les deja ser niños, en vez de enseñarles virtudes o valores universales o simplemente divertirlos con historias de acción, aventura y apasionantes, se les enseñan postulados ideológicos y democráticos: se les enseña la importancia de la "diversidad" con Steven Universe, que sus padres y maestros son idiotas con Gumball, y se les prepara para unirse al consumo de la industria sexual con el adoctrinamiento LGTB y demás. Porque se machaca que solo los curas abusan de niños, cuando en realidad, los "Progresistas" buscan que la Pedofilia sea aceptada, y llegará el día en que le levantarán monumentos a Marcial Maciel y lo compararán con Galileo, como un incomprendido y perseguido, adelantado a su tiempo.

En el Evangelio, hay un pasaje que me pone a temblar: cuando Jesús iba camino del Golgotha, cargando su cruz, se encontró con unas mujeres que lloraban al verle azotado, coronado de espinas, torturado y en trayecto a su ejecución. Cristo, prácticamente les dijo que lo que le pasaba era nada, que lloraran por ellas y por sus hijos, y lanzó una profecía que, creo yo, se refiere a los tiempos actuales: "Porque vendrán días en que se dirá: 'Dichosas las que no pueden tener hijos, los vientres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar'..." Lo que aterra, es lo que dice después, que cuando ocurra eso: "Entonces comenzará la gente a decir a los montes: '¡Caigan sobre nosotros!', y a las colinas: '¡Escóndannos!' Porque si con el árbol verde hacen esto, ¿qué no harán con el seco?" (Lc 23, 29-31)

Hoy estamos en la época a la que se refirió Cristo. Al menos, al inicio, hoy, ser niño es una maldición, es peligroso. ¿Qué nos puede esperar a futuro si no custodiamos ni protegemos a quien en sí mismo es la esperanza del futuro, si ni siquiera lo dejamos nacer, si lo corrompemos, esclavizamos y usamos? Nada bueno, y la verdad, nos lo mereceremos.

12 de junio de 2018

EL (NEGRO) PANORAMA ELECTORAL MEXICANO



No había tenido la oportunidad de escribir acerca de las próximas elecciones presidenciales a celebrarse en México en ya solo unas semanas. La verdad, es tal el hartazgo y el pesimismo que tengo respecto al futuro de mi país, que ni había querido tocar el tema. La realidad es que el panorama que ofrece este proceso electoral respecto al futuro de México es bastante oscuro. Lo que queda claro es la crisis de liderazgos y el agotamiento de nuestra clase política. Nuestro país, al igual que el resto del mundo occidental, se encuentra en una situación de franca decadencia, que se refleja en la falta de líderes capaces y con conocimiento y propuestas para hacer frente a una realidad harto complicada, tanto en lo interno como en lo exterior.

Para empezar, debemos tener en claro que en México no tenemos opciones políticas reales: todas las opciones políticas tienen una misma fuente: el tan odiado y denostado PRI, partido político al que es imposible desligar del siglo XX mexicano y aún de lo que va del presente.  Realmente no tenemos alternativas. Analicemos un poco la Historia y comprenderemos porqué nos encontramos en una coyuntura bastante complicada, y porqué, gane quien gane, no habrá ningún cambio de fondo en la situación nacional:

Como ya en otros posts en este espacio lo he mencionado, la clase política mexicana actual es heredera directa de los Liberales que vencieron definitivamente a los Conservadores en 1867 con la derrota y fusilamiento del emperador Maximiliano de Habsburgo; desde entonces, en México se acabaron las alternativas reales o proyectos alternativos para plantear el Estado y el Derecho. Desde entonces, en nuestro país se apoltronó en el poder una élite autoritaria que diseñó un Estado autoritario e interventor, federalista de forma y centralista en la práctica, más parecido ideológicamente al jacobinismo francés que al genuino liberalismo de Adam Smith o John Locke, y que a la vez, subordinó el país a los intereses de EUA, con cuyos políticos los unía el vínculo de la Masonería. El Porfiriato representó cierto distanciamiento de ese proyecto, pues Don Porfirio Díaz buscó más ceñirse a un modelo europeo y obtener cierta independencia, recuperando incluso una parte de los elementos del proyecto Conservador; sin embargo, la Revolución rompería con esta tendencia y no significaría sino un conflicto generacional entre los viejos veteranos de la lucha contra el Imperio de Maximiliano y la Intervención Francesa, como el propio Díaz, Huerta o Blanquet, contra jóvenes líderes provenientes de los estados norteños recientemente incorporados de lleno a la vida política nacional, como fueron Madero o los sonorenses Calles, Obregón, De la Huerta, Serrano, que serían los vencedores de la contienda; ciertamente, hubo movimientos como el agrarista postulado por líderes populares como Zapata o Villa, lo que descansaba en postulados propios del Conservadurismo del siglo XIX y ya habían sido planteados por líderes como Tomás Mejía o Manuel Lozada, todos ellos derrotados por la aplanadora "Liberal", aunque luego, se pretendió hacer que el agrarismo fue otra conquista de la Revolución, aunque en realidad, esas posturas fueron muy tergiversadas y destinadas más hacia el control político.

El PNR-PRM-PRI, finalmente, fue la institucionalización de esa élite política, que buscó no dejar alternativas a la extraña mezcla de liberalismo jacobino decimonónica y socialdemocracia que conformó el bagage ideológico de la formación. La Guerra Cristera, por ejemplo, puede explicarse como el intento, --en mucho, conseguido-- de suprimir alternativas políticas para México, y así se explica el fusilamiento de Anacleto González Flores, quien probablemente habría impulsado una opción cercana a la Democracia Cristiana --lo cual quizá no es un consuelo, como afirma el jurista  español Miguel Ayuso, nada ha contribuido más a la descristianización de los Estados europeos que la Democracia Cristiana, y como ejemplo está el gobierno de Angela Merkel, surgido de esa corriente ideológica en Alemania-- consolidándose la hegemonía del partido tricolor.

Pero entonces comenzaron los cismas: el PAN, primero de las escisiones del partido gobernante: Manuel Gómez Morín había sido el Secretario de Hacienda bajo los gobiernos de Obregón y Calles, para luego, unido a lo que quedaba del movimiento de Anacleto González Flores, representado por Efraín González Luna, fundar el primer partido opositor al partido de la Revolución.

Después, se dieron escisiones del PRI sobre todo desde el lado de la Izquierda, aunque la mayoría de las veces fue el surgimiento de partidos clientes, hasta 1988: nuevamente, alguien que se siente descontento del sistema o no es recompensado por éste, decide separarse y formar su propio grupo político: Cuauhtémoc Cárdenas, descontento por no ser nombrado candidato a la presidencia de la República por el PRI en vez de Carlos Salinas de Gortari, fundó un movimiento que terminó por decantarse en el PRD. Posteriormente surgirían otros partidos: Dante Delgado Ranauro, ex-Gobernador de Veracruz, y que estuviese preso por corrupción, conformó el Partido Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano, y Raul Salinas de Gortari, --el "hermano incómodo", del Presidente-- con ayuda de líderes del sindicato docente como Carlos Jonguitud o Juan Escutia, desplazados por el ascenso imparable de Elba Esther Gordillo, fundó al PT, un partido que afirmaba, de dientes para afuera, de ser socialista de tendencia Maoista. Y luego, los empresarios farmacéuticos González Torres, fundarían un "Partido Verde" que no tiene nada de ecologista, sino de negocio familiar y que ha sido parasitario tanto del PRI como del PAN.

Como resultado, tenemos que en realidad todos los partidos políticos mexicanos se encuentran dentro de un mismo espectro ideológico que, si se quiere, tiene variaciones de Izquierda a Derecha, pero que, en realidad, no son muy grandes: todos plantean un nacionalismo trasnochado que llega a manejar hasta una retórica xenófoba, plantean un programa socialdemócrata, con un gran intervencionismo del Estado en la vida económica y asistencialista, ninguno de ellos plantea una revisión a fondo de la Historia ni de los fundamentos del Estado Mexicano actual (el PAN, supuestamente conservador y católico, salvo esporádicas expresiones un tanto frívolas del Presidente Fox, no planteó ninguna crítica ni revisión a la figura de Benito Juárez cuando se conmemoró el bicentenario de su nacimiento en 2006, por ejemplo, ni reivindicó a Agustín de Iturbide, ni pudo negar sus vínculos con la Revolución, con la familia Madero a su interior) y conciben a la sociedad mexicana como conformada por grupos, corporaciones o gremios, al más puro estilo de Lázaro Cárdenas, quien, según lo sostiene Macario Schettino, tomó la idea de Jacques Maritain sobre el corporativismo, aunque es más probable que la idea haya sido tomada del Partido Fascista Italiano, conocido y estudiado por Plutarco Elías Calles, y por supuesto, conciben el ejercicio del poder de manera autoritaria y centrada en la figura de un caudillo-presidente todopoderoso.

Las diferencias, y afiliación a uno u otro partido se da como consecuencia de un enorme pragmatismo que estimula a la vida política en México: la búsqueda de cargos públicos y de buenos salarios que, de mínimo, aseguren un ingreso suficiente para llevar un buen nivel de vida, aunque esto no equivalga a trabajar intensamente, cuando no, presente la oportunidad de hacer jugosos negocios y enriquecerse, o simplemente, la satisfacción inmensa, el enorme placer del poder sobre los hombres del que hablara Voltaire, sobre todo para espíritus acomplejados y soberbios.

Por eso, no nos extrañe, un cambio radical no lo vamos a ver, aunque dejaré al final mi conclusión, que creo, sorprenderá a muchos.

Pero permítanme expresar mi opinión sobre cada candidato, empezamos por el puntero:

Andrés Manuel López Obrador: No me convence; Obrador es una mezcla de demagogia tendiente a alentar el enorme resentimiento que existe en gran parte de la población. Sólo estimula emociones, no a la razón, porque la masa no tiene raciocinio, sólo emociones, como bien lo utilizó Joseph Goebbels. Muchas de sus promesas son huecas e irrealizables, y plantea combatir a la corrupción cuando ha pactado o se ha rodeado de personas claramente corruptas: Marcelo Ebrard y el enorme fraude de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, Manuel Bartlett, al que tradicionalmente se le achaca el supuesto fraude electoral con el que Carlos Salinas ganara la Presidencia en 1988, Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Minero que jamás ha agarrado un pico o pala y sí fue acusado de saquear las arcas de su gremio, ante la terrible tragedia de la mina de carbón de Pasta de Conchos, Coahuila, o la secuestradora Nestora Salgado, escudada en los "usos y costumbres" indígenas con los que justificó su poder de facto ejercido sobre su comunidad con violencia, abusos y crímenes y ni se diga de la corrupta líder docente Elba Esther Gordillo.

Pero el eterno candidato, que ha jugado con la ignorancia, el sentimentalismo y la idea atávica en el pensamiento mexicano de concebir al Presidente como un personaje casi bíblico, de cuyas acciones y conductas se puede desprender tanto el fracaso o el éxito del país, y que el Presidente es capaz de controlar casi hasta el clima, ha otorgado su perdón y su confianza a este tipo de personajes, y su seguidores se lo creen, en toda acusación contra ellos hay una conspiración infundada urdida por la indefinida "mafia del poder".

AMLO, llamado así por sus iniciales, no garantiza cambio alguno, lo que plantea es mantener el status quo de aquellos que se han visto amenazados por las reformas que, desde precisamente hace treinta años, han ido minando los cotos de poder de sindicatos, grupos de facto y la clase política tradicional. López Obrador no es antisistema, cuando ha sido alguien que ha vivido, abrevado y crecido dentro y por el sistema: surgido del PRI y luego cambiado de siglas gracias a las abiertas  y pragmáticas reglas del sistema, plantea regresar al sistema keynesiano y socialdemócrata de los 70, implantado durante los mandatos de Echeverría y López Portillo y bajo los que el hoy candidato favorito se formó como político en el partido tricolor: asistencialismo, Estado interventor, autoritarismo unipersonal del mandatario y populismo. No creo que nos pueda llevar a volvernos otra Venezuela, pero sí lo creo capaz, con su escasa comprensión de las coyunturas actuales en el mundo en los terrenos geopolíticos y económicos, y la panda de personajes, por lo menos cuestionables que lo rodean, de regresarnos al México de 1982, cuando vivimos la madre de todas las crisis económicas con un Estado quebrado y endeudado al sostener una costosísima e inútil política social que generó una mentalidad, muy nociva y persistente de que el Gobierno debe resolverlo todo. 

De igual manera, busca generar confrontación haciendo uso del típico "pobrismo", propio de películas o telenovelas maniqueas del "pobre bueno" contra el "rico malo", lo que pega mucho en la gente, sobre todo de clase baja; porque sí, es indudable que en México existe muchísima pobreza, sobre todo en algunas regiones como el sureste, pero también este detalle se exagera demasiado en el discurso político por todos los partidos y candidatos a fin de atraer votos, la realidad es que México, insisto, es ya un país desarrollado, con zonas en las que se puede vivir a nivel del llamado Primer Mundo, o rubros en los que se cuenta con grandes industrias y servicios, hay problemas de distribución de la riqueza, pero vamos, eso hasta en las economías más potentes, como EUA o China lo hay, y hasta en Vancouver hay zonas de pobreza.

Lo más probable es que lamentablemente, él gane las elecciones, y en seis años todo mundo estará llorando.

Ricardo Anaya: El candidato de la --para nada increíble-- alianza entre el PAN y los izquierdosos PRD y Movimiento Ciudadano, es a mi modo de ver, la peor de las opciones... sí, incluso peor que el "Peje". 

Anaya es un monstruo de pragmatismo, un joven político de ascenso meteórico en las filas del PAN  a base de intrigas, mentiras y traiciones, un sujeto carente de moral y para el que el poder lo es todo. Mientras que López Obrador al menos tiene una serie de ideas (equivocadas, pero las tiene) sobre lo que quiere para el país, Anaya no tiene un programa ni proyecto claro, cambia según se encuentre a qué público  y ha hecho una campaña que consiste únicamente en aparecer como un santo, que por supuesto que no lo es, víctima de una feroz persecución urdida entre el todavía Presidente Peña Nieto, el PRI y AMLO, a quienes no se cansa de denostar, insultar y acusar rabiosamente.

Con él, aquella pérdida del partido que Carlos Castillo Peraza profetizó para el PAN de ganar la presidencia se consumó. El PAN nunca aprendió a ser gobierno, siempre fue oposición aún ocupando Los Pinos, y como resultado se vinieron dos sexenios de espanto, como fue el de Fox, desperdiciado totalmente por la ineptitud y la más que probable enfermedad mental del mandatario y las corruptelas de su camarilla encabezada pro Martha Sahagún, y después por el violento, errático y también corrupto mandato de Felipe Calderón, quien en mucho fue culpable del desastre enmarañado que Peña no fue capaz de desenredar.

Con Anaya, la tendencia destructiva presente en los dos gobiernos panistas continuaría, es alguien que no aporta nada, sólo conflicto y para colmo, proveniente de un partido que se las daba de conservador y de cristiano, pero que se alió con las fuerzas progresistas y verdaderamente anticatólicas encarnadas por el PRD y Movimiento Ciudadano, teniendo para colmo, como principal asesor a un personaje como Jorge Castañeda Gutman, alcohólico e irresponsable, que probablemente ha sido el peor Secretario de Relaciones Exteriores que ha tenido México, responsable directo de la falta de credibilidad que tiene el Estado mexicano actualmente y que lleva a los desprecios de Trump: se peleó con la administración de Bush Jr., a quien primero buscó acercarse servilmente y también con la de Fidel Castro en Cuba, de modo innecesario además. La ideología de Anaya se resumiría en el lema "O César o nada" refiriéndose a él mismo. 

(En el caso del Peje, él mismo no ha dudado en expresarse que, personalmente, es un tipo conservador, aunque igualmente tenga a gente como la ex-Ministra de la Suprema Corte, Olga Sánchez Cordero, que sigue la misma agenda de destrucción social del progresismo)

En definitiva, yo creo que incluso, con Anaya, sujeto inestable, ambicioso y ruin, nos iría peor que con AMLO, dado que se trata de un personaje ambiguo, simulador y falso.

Jaime Rodríguez "El Bronco": Un payaso, ni lo tomo en cuenta, porque debe ser una broma, muestra de la poquísima seriedad de nuestras instituciones políticas.

José Antonio Meade: En conciencia, votaré por él. Meade no es político, es un técnico, apartidista además, que ha servido tanto en administraciones del PRI como del PAN, --incluso, si en el partido albiceleste no se hubiese dado la lucha por Calderón de seguir mandando detrás de su esposa contra el maquiavélico Anaya, es probable que Meade hubiera sido su opción a la candidatura-- el hecho de que el tricolor lo haya postulado es evidencia de la conciencia interna en el partido de que sus cuadros actuales son un desastre y una decepción.

Si en México no existiese una Democracia, que lleva a que gane quien maneje mejor la propaganda y convenza a los votantes, en su mayoría ignorantes e irracionales, y hubiese un sistema tecnocrático o aristocrático como en China, donde se asciende según el mérito, probablemente Meade sería Presidente y estoy seguro que sería un buen gobernante. Y creo también que el PRI, por irónico que sea, es el único partido que es capaz de cambiar y de realizar cambios: el Peje y su partido "Movimiento de Regeneración Nacional" (MORENA) no plantea cambios, plantea cambiar todo para que todo permanezca igual y no se afecten intereses poderosos y parasitarios enquistados en el Estado desde los años 70, el PRI en cambio, supo cambiar del modelo Keynesiano, fracasado tras los 70 y adoptar reformas que metieron al país a los mercados globales, lo que sí, trajo muchos daños, pero es indudable que también nos trajo innumerables beneficios, pudo romper con el mito del monopolio petrolero y abrirlo a la inversión privada, siendo el problema que por propaganda, creó expectativas de beneficios inmediatos que eran irrealizables dadas las circunstancias internacionales y ahora paga el precio.

Meade me recuerda el caso de que el hombre que salvó al Imperio Romano de Oriente de correr la misma suerte que la mitad Occidental no fue un gran caudillo militar ni un líder carismático como Trajano u Octavio Augusto, sino un sencillo, humilde y fiel funcionario público: el emperador Anastasio I, quien fue elevado al trono por el Senado de Constantinopla en medio de las invasiones bárbaras y tras la muerte de un fuerte guerrero como el emperador Zenón, quien fracasó en salvar a la parte Occidental del mundo romano. Anastasio logró evitar tal destino para sus dominios no por sus victorias militares, sino por su eficiente administración y su política económica y fiscal con la que saneó las finanzas públicas y permitiría que a su muerte, siendo sucedido por el comandante de su guardia Justino I, iniciase un programa de recuperación del poderío imperial que culminaría bajo Justiniano.

Esas son mis conclusiones y es mi opinión y mi decisión, me importa un bledo si están de acuerdo conmigo o no, sé que muchos votarán por el Peje movidos por su resentimiento y por "darle ahora sí la oportunidad" o porque creen en esa solemne tontería del "voto de castigo", el voto no se usa como castigo o premio a los políticos, si no a uno mismo, pues depende de quién se elija para que gobierne y la asunción de un programa cómo se afectará la vida de uno mismo. El voto debe razonarse, no sentirse. Desgraciadamente, estamos en un mundo y un momento histórico en que la razón ha cedido su lugar a la emoción. 

Esperemos que después, no estemos experimentando emociones amargas por quienes votaron guiados por la hiel.