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20 de abril de 2014

HOUSE OF CARDS


Aun no termino de ver la primera temporada de la serie de TV por Internet (fue producida para visualizarse en forma exclusiva por Netflix), House of Cards "Castillo de Naipes", sería su traducción más correcta al Español, con los excelentes Kevin Spacey y Robin Wright en los papeles protagónicos, y ya considero que estamos ante una verdadera obra maestra y un clásico de todos los tiempos de la ficción política, una ficción, sin embargo, muy real y eso es lo que le hace ser tan impresionantemente buena.

Esta serie, al igual que la magnífica Homeland, sin embargo, solo pudo ser posible en la actualidad, cuando el desencanto del público estadounidense y en general, de gran parte del público mundial, hacia los políticos provenientes de los partidos y que ejercen cargos de elección popular se ha globalizado, se ha extendido y se da ya un verdadero clima de decepción respecto a la Democracia; hace unos 15 o 20 años esto era impensable: en EUA, los medios retrataban a los gobernantes y políticos con tintes heroicos, llegando al clímax en ese bodrio protagonizado por Harrison Ford: Air Force One, en que el Presidente de la República se convertía en un héroe de acción capaz de detener un complot terrorista con sus puños, echando bala y haciendo acrobacias a 3,000 pies de altura, pero claro, siempre aparecían luego políticos corruptos traidores al "Sueño Americano", por lo general un Senador, un diputado de la Cámara de Representantes o un Alcalde, lo que dejaba ver cómo debido a las reelecciones indefinidas en esos casos, en la realidad, surgen caciques que nada tienen que envidiar a los que imperan en los países situados al sur del Río Bravo y no son muy diferentes a ellos, (por cierto, casi nunca aparecía un Gobernador, en un guiño al reducido poder que tienen en EUA los mandatarios locales, muchas veces subordinados a los poderes económicos regionales y a los legisladores federales hermanados a estos, así por ejemplo, todo mundo sabe que el alcalde de Nueva York es el financiero Michael Bloomberg, pero nadie se acuerda del nombre del Gobernador de la entidad federativa homónima) sin embargo, esos villanos eran siempre capturados por el "muchacho chicho" de la película, el Presidente los descubría detrás del complot para matarlo y eran eliminados cuando no encarcelados: nada perturbaba el ideal celestial del paraíso democrático en su templo: el Capitolio de Washington.

Pero hoy las cosas son distintas, hoy la gente tiene acceso a más información y tras los fiascos que han sido los Gobiernos sucesivos de Bush Jr. y Obama, la gente empieza a abrir los ojos incluso en el ¿todavía? país más poderoso del mundo: no es solo un senador, un congresista, un alcalde... todo, absolutamente todo el sistema está corrompido y en él campea la más absoluta amoralidad, cuando no la inmoralidad y los fines de los que integran al sistema no es el logro del Bien Común, sino el uso, abuso, goce y disfrute del Poder tal y como Nicolás Maquiavelo lo describiese hace 500 años.

Se ha sido muy duro con el secretario florentino desde que, en el siglo XVI, presuntamente separó la Política de la Moral; él no lo hizo, simplemente se limitó a concluir que ello siempre había sido así y para ello su obra magna El Príncipe, se encuentra llena de ejemplos tanto de la sangrienta como corrupta política de los príncipes renacentistas, tanto italianos como extranjeros:  Fernando el Católico de Aragón es mostrado como un ejemplo de astucia, el hispanoitaliano y villano favorito de la leyenda negra anticatólica César Borgia y los reyes franceses de aquel entonces, sino también ejemplos tomados de la antigüedad clásica grecorromana, creo, finalmente que en ningún momento la política ha sido tan amoral como en la República Romana... aunque pensándolo bien, la época actual la superará. Esta serie nos muestra con total descaro la en realidad enorme distancia que separa hoy en día a los ciudadanos de sus gobernantes, quienes supuestamente son sus representantes y responden ante ellos, pero que, en realidad, solo responden a sí mismos y no defienden más intereses que los propios. Esto se retrata sin ambages en esta serie y es el primero de sus aciertos:

House of Cards nos demuestra con total crudeza la realidad del sistema democrático representativo en el ejemplo estadounidense, el supestamente paladín de esta forma de gobierno, --cabe decir que la serie se encuentra basada en una serie de TV británica, derivada a su vez de una novela del escritor inglés Lord Michael Dobbs quien hizo una dedicada disección del sistema parlamentario de la Monarquía Británica basado en sus experiencias como legislador tanto en la Cámara de los Comunes como de los Lores, mostrando la falsedad de los principios democráticos, en este caso, tiene todo un simbolismo el hecho que la imagen promocional de la serie sea a Spacey, o más bien su personaje: Francis Underwood, sentado en el trono de mármol del monumento a Abraham Lincoln donde se encuentra la gigantesca estatua sedente de este prócer: Lincoln dijo en su discurso posterior a la Batalla de Gettysburg que la Democracia era el "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", la desafiante pose de un Underwood con las manos sucias de sangre le enmienda la plana al nativo de Illinois para decirle que, en realidad, es "el gobierno de los políticos, por los políticos y para los políticos", cabe señalar que la adaptación televisiva en el ámbito norteamericano resulta ser mucho más interesante que la británica, dado que el sistema estadounidense es más conocido por la generalidad y mucho más simple de entender que esa amalgama de resabios de absolutismo monárquico, feudalismo, democracia representativa y privilegios heredados que es el sistema inglés, un verdadero Frankenstein que se mantiene vivo pese a todo en este siglo XXI pero que es muy particular a la isla del Mar del Norte, mientras que los elementos del sistema norteamericano son más compartidos por muchos otros sistemas, como el mexicano.

El pueblo es el factor al que hay que contentar, manipular y mantener alimentado y feliz con engaños y triquiñuelas y al que, en realidad se desprecia por parte de esta casta que, surgida a partir de las Revoluciones Democráticas como la misma Independencia norteamericana en 1776, la Francesa y demás, se hizo con el poder y lo ejerce con mayor despotismo, suciedad y abuso que las noblezas del Ancién Régime, o de los Señores Feudales; finalmente, en aquellas épocas, los gobernantes se movían en un ámbito religioso que les hacía sentirse responsables ante un poder más alto, ante la Historia y tener mayor conciencia de su deber hacia el pueblo como el de un padre ante su familia, no es de extrañarse que entre más Democracia y más "igualdad" el gobernante fuera desapareciendo del campo de batalla y dejase de compartir los peligros de la batalla con sus soldados y de sufrir iguales privaciones, muchos monarcas antiguos y medievales combatieron y hasta murieron combatiendo en primera línea, como el Rey Sueco Gustavo Adolfo o el portugués Don Sebastián, por ejemplo, mientras que ningún Presidente de Estados Unidos lo ha hecho, y las experiencias bélicas, en combate real las vivieron antes de ser mandatarios, como en los casos de Andrew Jackson, Zachary Taylor, Ulysses Grant o Ike Eissenhower (y éste último fue siempre un administrador situado lejos de las balas), por el contrario, los últimos Presidentes norteamericanos huyeron de la perspectiva de guerrear en Vietnam: casos de Clinton y Bush Jr., o presumieron de pacifistas y jamás han tocado un arma, como el caso de Obama, pero sentados en la silla presidencial no han tenido empacho de mandar hombres a la muerte o a matar, mientras ellos se quedan en casa gozando de todas las comodidades. Los Políticos, esta casta que integra los partidos y nos gobierna en EUA, España, México, Argentina, Alemania, Inglaterra o donde sea, son en general ateos o agnósticos que no creen ni respetan moral alguna y no tienen otras miras más que mantenerse en la cima de la cadena alimenticia, medrando con el dinero de contribuyentes y donantes a los que parasitan.

Se dice que Obama tiene a esta serie entre sus programas de TV favoritos, no se si lo haya percibido, pero en la serie hay una directa crítica a su Administración, el personaje de Spacey es militante del Partido Demócrata y el poder está en manos de un Gobierno Demócrata también: el Presidente es retratado como un hombre débil y manipulable, que formalmente ostenta el máximo poder en la Nación y en el mundo, pero en realidad es movido por toda una estructura detrás, el conflicto está en ver quién se convierte en el titiritero que controlará todo ese tinglado, el Vicepresidente, entre tanto, es el vivo retrato de Joseph Biden: un anciano al que todos consideran obsoleto y relegan de la toma de decisiones, dejándolo a cumplir un rol meramente ceremonial, cumpliendo aquello de que la vicepresidencia de EUA es el trabajo más absurdo del mundo. En todo, se retrata lo que siempre se ha criticado al Partido Demócrata desde fines del siglo XIX: sus redes clientelares, el tráfico de influencias y las intrigas, corrupción y fraude.

La serie entre sus otros méritos cuenta con su extraordinario elenco: Kevin Spacey está haciendo la mayor actuación de su carrera y ha construido un personaje que en realidad es un monstruo: frío, calculador, insensible, egoísta e inmensamente narcisista que ve en los demás meros instrumentos para la obtención o mantenimiento de su poder, no tiene hijos ni amigos reales: solo aliados, apéndices, asistentes o subordinados, y se encuentra casado con Claire Underwood, interpretada por Robin Wright, una mujer igualmente incapaz de sentir emociones o sentimientos, ambiciosa, fría y cruel, que por supuesto hubiera sido irracional verla con hijos, el "amor" que se tienen ambos es, en realidad, el compartir un objetivo político: llegar a la cima, a obtener el poder como sea y al costo que sea.  Spacey dirige la bancada demócrata en la Cámara Baja y tiene un poder inmenso, mayor al del Presidente, incluso, su esposa dirige una fundación con proyectos supuestamente humanitarios para la dotación de agua potable en EUA y el exterior, pero que en realidad buscan lucrar para extraer fondos a usar en campañas políticas y su disfrute personal.

Zoey Barnes, encarnada por Kate Mara, ilustra a la perfección la relación adúltera entre medios y política, una especie de matrimonio de conveniencia o más bien, una relación de prostitución mutua como la que establece con Underwood, su compromiso no es con la verdad, sino por la obtención de migajas de poder y de ascenso profesional en un ambiente igualmente corrupto mientras se ayuda al sistema a sostenerse.

Pete Russo, encarnado por Corey Stoll, encarna al político joven pero carente en realidad de aptitudes y principios, en proceso de autodestrucción por sus vicios, llegado al Poder legislativo por su carisma personal y apoyos insospechados, es la herramienta perfecta a ser manipulado por los viejos lobos de mar como Underwood, que le lanza a la gubernatura de Pennsilvania, pues sabe que será un títere perfecto, un inútil completo incapaz de tomar decisiones por sí mismo, pero que le permitirá al ambicioso político ejercer el poder directo sobre ese estado de la costa este, en esa subordinación de los gobiernos estatales a los poderosos legisladores federales y sus grupos de interés de la que hablaba líneas más arriba.

En toda la serie, campea el espíritu de la tragedia, flota no sobre los personajes, salvo quizá Russo que tal vez se convierta o en víctima propiciatoria en aras del poder de Underwood, o si se rebela, en su peor pesadilla, en el cuervo que le comerá los ojos, pero la tragedia principal gravita sobre el pueblo norteamericano y sobre cualquier otro: la tragedia de que la Democracia no es más que un engaño, una puesta en escena, las Leyes no se hacen en interés del pueblo, sino en el de los políticos que detentan el poder y lo tienen sometido. Hoy más que nunca se vive bajo el despotismo más abyecto disfrazado de libertad gracias a la prensa, la propaganda y las frivolidades.

Por todo ello, creo que House of Cards es probablemente, la producción televisiva más importante actualmente en transmisión. Vale la pena verla.

DOMINGO DE PASCUA



"¡Reina del Cielo, alégrate, aleluya, que aquél quien mereciste portar, aleluya, resucitó, tal como dijo, aleluya, ora por nosotros a Dios, aleluya!"

Un sencillo y hermoso canto, lleno de ternura hacia la Madre de Dios felicitándola y animándola ante la inmensa alegría por la resurrección de su hijo.

Qué lástima que en estos tiempos de Francisco I, su "armar lío" los cantos pop en las Iglesias, Martín Valverde, Jesús Adrián Romero y demás engendros, estos cantos tan bellos estén en el olvido.

Pero no desesperemos... Dostoievsky nos dijo que la belleza salvará al mundo, entonces realmente resucitaremos.

FELICES PASCUAS DE RESURRECCION!!!



18 de abril de 2014

VIERNES SANTO




No me mueve, mi Dios, para quererte 
el cielo que me tienes prometido, 
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte. 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 
clavado en una cruz y escarnecido, 
muéveme ver tu cuerpo tan herido, 
muévenme tus afrentas y tu muerte. 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 
que aunque no hubiera cielo, yo te amara, 
y aunque no hubiera infierno, te temiera. 

No me tienes que dar porque te quiera, 
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Es un poema que se le ha atribuido indistintamente a San Juan de la Cruz o a Santa Teresa de Jesús, pero cuya autoría es incierta y que siempre me ha conmovido.

Quisiera realmente cumplirlo y dejar de ser tan ingrato, tras recibir tantas gracias y favores de EL, pero en fin, el reto principal de la vida es el comprender todo lo que sufrió por nosotros y que aceptó ofrecerse en nuestro lugar, que lástima que hoy no tengamos gratitud, no de palabra, sino de acciones.

17 de abril de 2014

GABRIEL GARCIA MARQUEZ (1927-2014)


Ha muerto Gabriel García Márquez y con él, el último gran representante de la novelística en lengua española del siglo XX. Sin duda, la obra del gran Gabo será considerada en el futuro como de suma importancia para comprender la Literatura en Español en una centuria compleja y caracterizada por la crisis permanente, política y económica, que vivieron las sociedades hispanoamericanas en estos años.

Mientras en el ámbito anglosajón la Literatura se desarrolló por los caminos de la Fantasía y la Ciencia Ficción, en nuestros países sin embargo se decantó por una versión digamos edulcorada y un tanto folklórica del primero: el Realismo Mágico, que tendría en el colombiano a uno de sus máximos exponentes junto a Julio Cortázar de Argentina y al mexicano Juan Rulfo, este último, considerado el padre del género por su obra Pedro Páramo, me parece muy superior a todos los otros exponentes de esta corriente y el que sentó las bases y características propias de la misma.

El Realismo Mágico toma elementos de la novela costumbrista y relatar historias en las que existe cierta intención de crítica social así como de retratar el carácter y las  formas de ser de las personas de un determinado lugar y tiempo; sin embargo, se empalman planos diferentes, se juega mucho con los flashbacks y con empatar situaciones presentes, pasadas y futuras en un mismo momento, o poner coexistiendo a los muertos y a los vivos en un mismo plano, huelga decir que tras las obras más representativas del género: la citada del escritor jalisciense y Cien Años de Soledad, del hoy fallecido.

Cien Años de Soledad, a mi parecer es la mejor obra de García Márquez junto con Noticias de un Secuestro, un ejemplo excelente de lo que debe ser el periodismo de investigación, la primera, creo yo es una novela que ya tiene desde ahora ganado su lugar como un clásico literario y obra trascendente e imprescindible en la Historia: el ascenso y caída de Macondo, ciudad imaginaria en medio de la selva colombiana, y de la dinastía que le da origen: la familia Buendía, resume en sí lo que ha sido la Historia atormentada de los pueblos hispanoamericanos desde la Independencia: las guerras internas, la búsqueda del poder como fin y no como medio combinado con la carencia de ideales y objetivos como se ilustra en el caso del Coronel Aureliano Buendía, la mentalidad cortoplacista, la falta de una visión global más allá del terruño, los intereses e intervenciones extranjeras, la falta de planeación de un desarrollo sostenido, todo ello tiene cabida en ese libro que como digo, será considerado en el futuro como un espejo extraordinario de la realidad de nuestros países.

García Márquez además fue original también en tratar de generar un universo particular en el que todas sus obras tienen relación y sus personajes, lugares y situaciones de una obra son mencionados en otras; sin embargo, creo que las demás: El Coronel no Tiene quien le Escriba, El Amor en los Tiempos del Cólera, etc. son muy repetitivas en clichés típicos y lugares comunes, mientras que El General en su Laberinto me parece un muy fallido intento de relatar hechos históricos: los últimos días de Simón Bolívar en clave de Realismo Mágico.

Como sea, el Gabo fue también paradigma del escritor hispanoamericano: politizado, con una relación cercana al poder al que critica con la debida subvención, presumiendo de Marxista mientras obtiene ganancias millonarias por las que no paga impuestos y vive en una mansión que le regaló algún Gobierno, soberbio y que cree tener una superioridad sobre los demás conformando la casta de los "Intelectuales", crítico de la Globalización pero a la vez directo beneficiario de ella, que le ha permitido ser famoso en todo el planeta y que sus obras se lean hasta en chino. Vendedor de humo y opinador de política, religión, cuestiones sociales sobre las que quizá no sepa nada, pero que los medios le preguntan sobre ello y es fallido ejemplo de no se sabe qué para los jóvenes. Impulsor de la Democracia, pero amigo y defensor del peor tirano del continente: Fidel Castro, no era sino también parte de esa doble moral que criticaba en sus páginas.

Sin embargo, su pérdida cierra el episodio de la Novela Latinoamericana del siglo XX: después, solo nos queda el páramo de la falta de creatividad, basta ir a cualquier librería para comprobar que los temas actuales de los libros que se escriben en nuestros países: la omnipresente realidad del narcotráfico, la vana autoayuda de frases sentimentales y razones huecas, la política de siempre, aburrida y sosa, y la carencia de deseos por explorar nuevos géneros, nuevos mundos. El panorama es, ciertamente, decadente.

DESCANSE EN PAZ.

15 de abril de 2014

BAJO UNA LUNA DE SANGRE



Umberto Eco, en su genial y muy famosa novela El Nombre de la Rosa, pone en labios de su personaje el fraile Franciscano Guillermo de Baskerville (magníficamente interpretado por Sean Connery en la versión fílmica de 1985) una excelente frase que puede aplicarse a nuestros días: "La única evidencia del Anticristo que veo aquí es que todo mundo lo quiere ver actuando", y digo que se podría aplicar a nuestra actualidad, puesto que, como ya alguna vez lo escribí en este espacio, de un tiempo para acá la gente parece estar esperando al fin del mundo por cualquier pretexto: que el calendario Maya y la histeria del 2012, ya antes, el "Y2K" cuando se dio el paso al año 2000 y un presunto riesgo de caos informático, el temor a las epidemias como la influenza, la moda de los zombies, etc. 

Ahora resulta que tenemos el privilegio de presenciar una tétrada o la repetición cuatro veces de un fenómeno consistente en la llamada "luna de sangre", no es más que un eclipse total de Luna en el que, debido a ciertas condiciones de ángulos y reflejos, la sombra de la Tierra se proyecta con una coloración rojiza y no como oscuridad total al bloquear la luz del Sol hacia nuestro satélite natural, la madrugada de hoy, 15 de abril del año 2014, pudimos presenciarla en una coincidencia también con la máxima aproximación entre Marte y la Tierra, el planeta rojo podía ser visto a un costado de la Luna, hacia su polo norte, en la primera vez de cuatro que se sucederán en los próximos meses.

Para muchos, lo acontecido en el cielo esta madrugada, que mi sobrino y yo pudimos ver a través del telescopio aficionado que poseo (abajo), no es un simple fenómeno natural, --bellísimo además-- sino un mensaje apocalíptico que nos está adelantando la parusía, esto es, la segunda venida de Cristo y señalan que nos encontramos ya en los últimos tiempos, aduciendo como prueba todas las circunstancias de decadencia social y moral que vemos todos los días.

Es cierto que Jesús nos dijo que debemos leer los signos de los tiempos, pero también no debemos apanicarnos ni caer en ciertas actitudes farisaicas, que incluso, el excelente bloguero Terzio ha criticado con anterioridad: muchos parecen esperar que ya sea el "Fin del Mundo" y el Juicio Final, como sintiéndose seguros de que serán absueltos de darse tal evento mientras el resto de la gente es condenado a los fuegos de la Gehenna, algo que también es criticado por la banda británica Muse en su canción Apocalypse Please, misma que muchas veces no es más que una actitud cobarde, con la que se pide el fin de todo para no tener que aguantar una realidad desagradable y, como en el caso actual, realmente decadente y triste u oscura.

Sí, es cierto, el Modernismo en la Iglesia es terrible, el Papado en manos de Bergoglio es poco esperanzador, la crisis económica aparece como un fantasma recurrente y los tambores de guerra suenan cada vez más fuertes en Ucrania, pero esto no es en realidad muy diferente a lo visto en otras épocas: como ya antes lo he dicho, la crisis actual de la Iglesia es muy coincidente con lo vivido en los siglos IV-V y la crisis arriana, o con lo ocurrido durante el Siglo de Hierro y la indignidad de los ocupantes de la sede petrina y la jerarquía, y la guerra o la crisis económica siempre ha sido una constante en toda la Historia humana, mientras que los problemas morales como el homosexualismo desbocado, la desintegración familiar, la deshumanización, etc., ya se han visto en la decadencia de la Civilización Clásica. Con todo, no creo que nos encontremos ya viviendo en el Apocalipsis, creo que todavía nos hace falta bastante para llegar ahí.

En esto, creo que conviene recordar otra cita que vale la pena, la de John F. Kennedy en su discurso frente al muro de Berlín: "los problemas son creados por el hombre y pueden ser resueltos por el hombre" las situaciones actuales generadas por la Modernidad pueden estar en proceso de resolverse, podemos estar a las puertas de un enorme cambio Histórico, como he insistido en los últimos artículos, ante nuevas situaciones humanas que resolverán a otras situaciones humanas.

El futuro, como sea, es un campo abierto de posibilidades que no están escritas todavía, no nos queda más que encomendarnos, en esta Semana Santa, a la misericordia de Dios, y como San Ignacio de Loyola ante la posibilidad que le planteara San Francisco Xavier de que el fin estuviera cerca, seguir en lo que estemos haciendo: vivir y tratar de hacerlo correctamente.

14 de abril de 2014

EL PLAN MAESTRO CONTINUA




A decir verdad, quien parece continuar con las conspiraciones es ni más ni menos que el Camarada Presidente de la Federación Rusa Vladimir Vladimirovich Putin; después de todo, las verdaderas conspiraciones que modifican los escenarios políticos mundiales se cocinan en los gabinetes estratégicos de los Jefes de Estado y los ministerios de relaciones exteriores y de defensa; es el proceso de toma de decisiones y su ejecución.

Los Rusos siempre, desde tiempos zaristas, han dado la impresión de ser adictos a una política conspirativa y extremadamente calculadora; probablemente, la falta de ese cuidado por Nicolás II orilló a que su conducción de la Primera Guerra Mundial fuera desastrosa y llevara a Rusia a ser prácticamente derrotada por Alemania, en algo que influyó decisivamente en la Revolución de 1917 y la caída del régimen Romanov. Se dice que Lenin recuperó a Moscú como capital permanente del país, rango que había perdido en favor de San Petrsburgo, por varias razones: una de ellas, que la europizada ciudad fundada en el norte por Pedro el Grande nunca fue popular ni querida por los rusos, que la sintieron siempre ajena y extraña a su carácter, el retorno del Gobierno central a la "Tercera Roma" fue todo un signo de restaurar el designio del monje Filoteo, por un lado, un gesto populista por otro y también, el aprovechar al recinto amurallado del Kremlin para dotar a la toma de decisiones tanto del debido secreto como inspirar temor reverente entre los ciudadanos con las imponentes paredes de ladrillos rojos. El Palacio Alejandro, el de Invierno, el Atchinkov e incluso el reclusivo Gátchina, taqn acorde al duro carácter de Alejandro III, con sus estilos barroco, rococó o neoclásico no inspiraban, como lo hace el gigantesco, viejo y puramente eslavo palacio moscovita (pese a las reformas de Catalina II o soviéticas con estilos europeos o modernos en partes) la sensación de secreto, de distancia entre gobernante y gobernado ni se imponen como lo hace el Kremlin ("recinto amurallado" en ruso), al brotar en medio de la Plaza Roja.

No en balde, en tiempos de la Guerra Fría, todos aquellos que intentaban estudiar la política rusa o soviética recibían el nombre de kremlinólogos, quienes trataban de dilucidar los misterios de la toma de decisiones de los dirigentes del Gigante Eslavo. Esta subespecie de la Ciencia Política nació con George F. Kennan y su famoso "telegrama largo" publicado después en Foreign Affairs con el título Las Fuentes de la Conducta Soviética, considerado el documento fundacional de la Guerra Fría con su descripción de la "Teoría de la Contención", cabe decir que salvo el genial diplomático y politólogo norteamericano, sus colegas en el estudio de las decisiones de gobierno rusas fueron las más de las veces desacertados; todavía cuando Gorbachov ya asumía el Ejecutivo soviético, aconsejaban a Reagan dudar de las reformas impulsadas por aquél, y proyectaban a una URSS en bonanza económica y poseedora de grandes y poderosos avances tecnológicos y militares que hasta eran tema de películas: recuérdense aquellas escenas de un Iván Drago entrenando con la ayuda de computadoras mientras Rocky Balboa golpeaba reses en el rastro o arrastraba cargas de leña o a Clint Eastwood siguiendo la pista de un avión cazabombardero furtivo, invisible al radar, fabricado en Siberia en el excelente filme Firefox.

Cuando cayó el régimen comunista, se demostró que mucha de esa fantasía o sobreestimación del poder soviético descansaba en el absoluto secreto y la desinformación que el propio Kremlin difundía. La realidad era mucho más prosaica: el transbordador espacial Buran sólo logró hacer un vuelo de prueba a control remoto antes de ser abandonado a manos de la herrumbre y la incuria en un campo aéreo para ser finalmente aplastado por un hangar derruido: la URSS no tenía dinero para continuar con el proyecto.

Tras ese tiempo muerto que fue la administración Yeltsin, con Putin la Kremlinología parece resucitar, y ante los hechos, cualquiera, como su servidor, parece estar tentado a meterse a su estudio. Hoy en día, podemos ver que efectivamente, Rusia se encuentra avocada a un plan de reconstrucción de sus derechos históricos y su fuerza geopolítica: las provincias orientales ucranianas como Donetsk o Jarkov están proclamando su separación de Ucrania e incluso, sus intenciones de unirse al Estado federal ruso, pasando por un periodo previo de federalización étnica de Ucrania, algo que, en casos similares como el yugoslavo, fueron antecedentes de la disolución del Estado.

Aunque Moscú lo niegue, es evidente que detrás de los Ucranianos prorrusos debe estar el apoyo del Kremlin; además claro, de una grande y espontánea dosis de nostalgia por los tiempos soviéticos e imperiales, cuando Ucrania (la pequeña Rusia), formaba un todo con el gigante eslavo y el temor a las represalias de los Ucranianos étnicos, o más bien pro-occidentales (dado que las diferencias entre rusos y ucranianos son mínimas) en su contra, tras el derribo del Gobierno Yakunovich al que apoyaron; esto por supuesto, parece sentar las bases para un nuevo conflicto europeo, similar a lo ocurrido durante los 90 en Yugoslavia; después de todo, Ucrania aparece también dentro de la región a la que Zbigniew Brerzinzcky llama "los Grandes Balcanes" y que abarcaria desde la península europea de ese nombre hasta el Cáucaso y las costas del Mar Negro.

Samuel Huntington consideraba que toda esta zona conforma una "línea de fractura" que marca la división entre civilizaciones: de un lado, la Occidental, del otro la Eslavo-Ortodoxa centrada en Rusia, y al sur, por si fuera poco, se encuentra el Islam, toda la zona de los Balcanes al Cáucaso, y aún más, toda la zona al oriente del Rhin es una amalgama de etnias, pueblos y rivalidades difíciles de separar dado a la carencia de fronteras naturales claras salvo algunas como el Río Dniéper que claramente divide en dos a Ucrania, entre la zona rusófila y la occidentalizada, y los Urales que marcan la división entre Asia y Europa, y el Cáucaso que diferencia por el sur, en su extremo marcado por el Monte Aararat, a Europa Oriental del Medio Oriente Asiático.

Así, Ucrania no ha sido más que una construcción artificial con los despojos de imperios y Estados que han quedado como saldo de las Guerras de la expansión rusa y las dos contiendas mundiales del siglo XX, tal y como lo podemos ver en el siguiente mapa, además, su edificación ha sido obra de los mandatarios rusos desde los Romanov:



Lo que hace Putin es volver por los fueros históricos rusos: ya se recuperó el área morada, que fue cedida a Ucrania por Khruschev, y ahora, se busca recuperar el área azul que fue concedida a Ucrania, como parte del Estado Federal creado en 1922, --en México y su federalismo disfuncional han ocurrido cosas similares: Jalisco, en 1824 al nacer la primera República Federal, comprendía un enorme territorio correspondiente al Reino de la Nueva Galicia de la época imperial española, mismo que después fue desmembrado entre el Jalisco actual y los estados de Aguascalientes, Colima, Zacatecas y finalmente Nayarit-- la parte verde, que le fue entregada por Stalin corresponde en realidad a territorios otrora polacos y húngaros, sobre los que ambos Estados europeos mantienen ambiciones un tanto soterradas pero presentes.

La situación es tensa, pero parece ceñirse a los planes que han sido reseñados por Aleksandr Dugin a los que me he referido en artículos anteriores en este espacio, por un lado, el nuevo gobierno ucraniano es una coalición de grupos disímbolos en forma similar a lo ocurrido en Libia en la Primavera Arabe que impulsara también Obama en forma previa, y entre los que abundan los roces que prefiguran una gran inestabilidad, y pueden llevar a que el nuevo régimen no sea capaz de consolidarse, por otro, no parece capaz de controlar el cada vez mayor sentimiento prorruso de las regiones orientales y del sur, la única opción que parece quedarle, antes de permitirle a Putin quedarse con mayores recuperaciones territoriales es la guerra y el ataque a las zonas rebeldes, solo así el gobierno apoyado por Occidente podría consolidar su posición y ganar credibilidad; de lo contrario, mostraría su debilidad, su falta de capacidad para mantener la unidad nacional y que es presa fácil de las ambiciones expansionistas de Moscú.

¿Qué pasará entonces? Las opciones son pocas y el conflicto parece amenazar con extenderse más allá, en algo muy, pero muy peligroso: EUA  ha aumentado su presencia militar en el Mar Negro y Putin ha enviado aviones de combate a hacer misiones de reconocimiento que parecen provocaciones, tal parece que el Presidente ruso apuesta con que Washington no se atreverá a dar un paso en defensa de sus títeres de Kiev, porque el paso sería uno que tendría consecuencias espantosas. ¿Tendrá razón en ello? u Obama ante su debilidad, y su figura cada vez más cuestionada en casa, ¿se atreverá a ejercer fuerza para demostrar que no es tan timorato y que tiene valor?

La situación no es sencilla ni el panorama parece tan halagüeño, por lo pronto, la guerra de sanciones ha escalado a otros niveles y se ha filtrado que el Kremlin ha iniciado la llamada Operación Aguila Bicéfala, en combinación con los demás BRIC, destinada a golpear económicamente a EUA mediante la sustitución gradual del patrón dólar por el patrón oro y el empleo de otras divisas en las transacciones internacionales, en particular las referentes a hidrocarbros. Ante esto, los mercados bursátiles europeos empiezan a reaccionar negativamente ante una situación que amenaza por convertirse en una escalada muy similar a la ocurrida hace 100 años en 1914... Esperemos a que llegue agosto.

Rusia e Israel ¿aliados?

Los conspiranóicos en sus innumerables contradicciones y en ese odio --o en realidad admiración desbocada y amor-- que sienten por los Judíos, ven con sospecha los aparentes gestos de alianza entre Rusia e Israel: tiene su lógica y no es que Putin ahora sea instrumento del "todopoderoso" e "infalible" sionismo, (ahora de repente ¿se volverán porristas de Obama y de EUA, al que considerarán opositor a los planes hebreos?) simplemente Rusia se da cuenta que EUA bajo las administraciones de Bush Jr. y Obama se ha estado acostando cada vez más con las monarquías del Golfo Pérsico y han convertido al fundamentalismo islámico en su principal aliado para las Primaveras Arabes, e incluso, contra Rusia como se vio tras los atentados en Volgogrado el pasado diciembre, si EUA ahora rechaza a Israel, Moscú puede ver en el Estado Judío un nuevo aliado que le sirva, con grandes dosis de pragmatismo, para apuntalar a Bashar el Assad en Siria y combatir a los islamistas apoyados a su vez por Occidente.

Por otro lado, el declarar ilegal la negación del Holocausto en Rusia es también lógico: si Hitler con su invasión a Rusia provocó la muerte de más de 20 millones de soviéticos, dudo que los moscovitas quieran construirle un monumento y la Iglesia Ortodoxa canonizarlo como ejemplo de príncipe cristiano, como a veces parecen quererlo varios de los paranóicos sudamericanos con quienes me he topado por la red, en el Juego de Tronos que contemplamos: las alianzas y contralianzas, simpatías y fobias se toman siempre con carácter estratégico y sentido práctico, y todo es mucho más complejo que las simples visiones maniqueas de los conspiralocos.

8 de abril de 2014

CONSPIRACIONES, MODERNIDAD, POSTMODERNIDAD Y PREMODERNIDAD



Acabo de leer el excelente libro Amos del Mundo, del periodista, ensayista y traductor español Juan Carlos Castillón (arriba, imagen de la portada) que resulta bastante esclarecedor para nuestros actuales tiempos en los que han adquirido gran popularidad las tesis de la Conspiración, simplemente, tras la desaparición famosa del avión de Malasia Airlines a inicios de marzo de este año, ahora se maneja en forma viral por el Internet la idea de que el avión fue de algún modo derribado para beneficiar al banquero inglés de ascendencia judía Simón Rotschild, a quien además, se le enjareta ser el propietario de las Bancas Centrales de todo el mundo con excepción de 9, mismos que curiosamente resultan ser los países contrarios a los intereses norteamericanos: Rusia, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, China, Irán, Siria y algún otro; la verdad, revisando el marco jurídico y la forma en que funciona la banca central en nuestro país, el Banco de México, no encuentro la manera en que un banquero británico de ya muy lejanos ancestros hebreos, si es que alguna vez los tuvo y no es descendiente de kházaros conversos en el siglo VIII, y hoy más anglosajón que nada tras una sucesión inveterada de matrimonios con aristócratas de dicha etnia y totalmente secularizado, y cuya familia fue dueña de empresas que en el siglo XIX fueron muy poderosas, pero que hoy no aparece en los primeros lugares de la lista Forbes, sea el verdadero dueño de un organismo constitucional autónomo que es parte de nuestro inmenso sector público ni que éste tenga deudas personales con ese señor o su familia, como si fuera a pedírsele dinero a Don Simón el tendero de la esquina y agiotista de afición.
 
Aunque no se pueda estar al 100% de acuerdo con las ideas vertidas por Castillón en su obra, --por ejemplo, en considerar a la Masonería como algo inocuo, casi inocente, o el tener una óptica demasiado optimista sobre la Modernidad, un gran desprecio por la Religión o una fascinación exacerbada por EUA y sus modelos políticos y económicos, algo por cierto muy común en cierta "Derecha" española como la representada por José María Aznar-- tiene puntos muy interesantes y certeros: para empezar, que muchos de los cambios que vemos al día de hoy o muchas situaciones que vienen definiendo al mundo desde 1789 a la fecha no surgieron de secretos conciliábulos en oscuros escondrijos, sino se originaron de procesos históricos complejos y de situaciones sociales que orillaron a la aplicación de determinadas doctrinas políticas o filosóficas en las que se buscó una solución; muchas veces, el efecto o la consecuencia de ello escapó a todo control y superó las expectativas deseadas.
 
Es evidente que existen lobbies o hay personajes que pueden tener influencia, pero, como el mismo autor lo describe, el conspiranóico le atribuye a esos grupos de presión, o a tal o cual personaje, una infalibilidad y una permanencia de siglos, una unanimidad increíble y una buena fortuna que evita que siquiera el simple azar trastoque los planes ideados, más aparte, pone el dedo en uno de los puntos más débiles de las tesis conspiranóicas: los acusados siempre son los mismos: los Judíos, los Masones, los Iluminati, --pese a pruebas de que su fundador Adam Weisphaut murió reconciliado con la Iglesia-- los Banqueros ingleses, los Jesuitas... y a todos ellos, Castillón los coloca dentro del mismo saco: fueron grupos que, o se beneficiaron de la Modernidad, como en el caso de los Judíos, que salieron de los guetos para convertirse en financieros, científicos o activos participantes en política, aprovechando la igualdad con independencia de credos decretada por la Revolución y las Constituciones, o sus promotores, como en el caso de la Compañía de Jesús, que abonó al desarrollo de la Educación y la Ciencia que desembocó en la Revolución Industrial. Esto provoca que, por ejemplo en América Latina, o México en específico, exista cierto prejuicio antijudío ("antisemitismo" es una incorrección) --recordemos los paranóicos libros de Salvador Borrego-- pese a que, en el caso de nuestro país, sean los Libaneses, encabezados por Carlos Slim Helú la comunidad de inmigrantes que prácticamente se han adueñado del mundo de las empresas y las finanzas y los Judíos constituyan una minoría marginal, situada más dentro de las clases medias y muy integrada a la cultura nacional.

En mucho, la idea de la conspiración surge de aquellos que no fueron beneficiados por la Modernidad o de plano, perjudicados directamente por ella y que no supieron aprovecharla, en mis navegaciones por las redes sociales, encuentro mucho de esto en los Argentinos, por ejemplo, quienes no encuentran una explicación para entender porqué hacia 1900 eran la quinta economía del mundo y hoy son un país que no puede salir del subdesarrollo y la permanente crisis económica; sobre sus desgracias, es muy común entre ellos el culpar a una megaconspiración Anglo-judeo-masónica, que se evidencia sobre todo en la situación de las Islas Malvinas, y se atribuyen a Churchill citas en que se refería a la necesidad de pararle los pies al país sudamericano antes de que se convirtiera en una Superpotencia (!), si hay pruebas del tan comentado ego argentino que es objeto de chistes y burlas, eso son las tesis conspiratorias que se esgrimen como justificación para el tercermundismo rioplatense en el que los chés se describen como desgraciadas víctimas de la envidia del mundo, lo que pasa por alto que los gobiernos argentinos fueron muy indolentes para industrializar el país, al que creyeron capaz de sostener dedicados a meras actividades primarias como la agricultura, la ganadería y las minas, la enorme corrupción desatada en su clase política, y el colmo de todo ello que fueron los gobiernos de Juan Domingo Perón, quien con su demagogia y populismo mató el desarrollo que hasta su llegada al poder había mantenido el país de las pampas (y quien, sin embargo, sigue siendo venerado por la enorme mayoría de los argentinos de cualquier signo político), para después pasar por Dictaduras Militares que pese a su retórica conservadora y patriotera no fueron más que verdaderas pandillas delincuenciales que saquearon al país sin cumplir con una labor constructiva como sí hicieron Franco en España y Pinochet en Chile.

Sin embargo, todo esto refleja que en los tiempos actuales existe una gran inconformidad con la Modernidad y sus consecuencias: desigualdad, degradación ambiental, deshumanización, Estados burocráticos gigantes y costosos y una infelicidad galopante. No en balde tenemos en los terrenos literarios, además de las tesis conspiranóicas, el gran éxito que está teniendo el género fantástico: desde Harry Potter o Percy Jackson a obras de mucho mayor calidad como la saga de Eragon o sobre todo la Canción de Fuego y Hielo de George R.R. Martin, o el renovado interés en las obras de Tolkien o de C.S. Lewis, o en la música popular el éxito del Rock pesado fusionado con música medieval o sinfónica, las versiones fílmicas o televisivas de esas historias que nos conectan directamente con visiones medievales o la nostalgia de la Civilización Clásica como es el repunte del Péplum que se ha dado desde Gladiador hace 14 años y que hoy se mantiene en las pantallas con 300 y su secuela.

Entre tanto, la Ciencia Ficción, género que surgió en el siglo XIX en medio de la Revolución Industrial de la mano de Mary Shelley y Julio Verne, con una visión optimista del futuro y de los avances técnicos y científicos, que llegó a su esplendor a mediados del siglo XX con Asimov, Dick, Bradbury o Clarke, se encuentra en cierta forma en decadencia, estancado ante la falta de nuevos y originales autores, y lo que se escribe en el género o se ve, sea en el cine, TV o videojuegos, es pesimista: un futuro apocalíptico, de miseria, de sometimiento o extinción de la raza humana, el surgimiento de dictaduras feroces, desigualdades y horrores: de los Juegos del Hambre a Elysium tenemos muestras claras de ello; es decir, existe una gran desconfianza hacia el futuro que la tecnología y la Ciencia, ambas hijas de la Modernidad, nos ofrecen, por el contrario, existe un gran deseo de regresar al pasado medieval, pre-moderno, a concepciones más humanas y espirituales o hasta al pensamiento mágico de los tiempos antiguos.

La Modernidad está en crisis; la gente ya está harta de ella, aunque no quiere desprenderse de sus "beneficios": la tecnología, la comunicación, la medicina, el acceso a los placeres, las frivolidades y los lujos, todo ello que nos ha hecho tener un nivel de vida mucho mayor al de épocas pretéritas, pero a un costo muy elevado como lo he dicho ya: simplemente, de pensar cuántos automóviles se producen al año en todo el mundo, y cuántos se han producido, pensemos, desde 1900, es de preguntarse en la cantidad de recursos naturales y humanos que han sido sobreexplotados para lograrlo y las consecuencias que ello tendrá; las transformaciones sociales y económicas han destrozado los tejidos más delicados de nuestra naturaleza: la familia y la identidad de las personas. Los daños serán enormes, mucho más allá de lo ecológico. La Modernidad Liberal: el Fin de la Historia proclamado por Fukuyama hace veinte años es una utopía, y todas las utopías terminan en tragedias; una expresión de esa utopía la encontramos en el inquietante filme Network de 1976, en el que se anuncia la tendencia hacia la Globalización:



Pero hoy, ante los acontecimientos de Ucrania parece que el mundo aguanta la respiración, Vladimir Putin parece estar gestando una Revolución Pre-Moderna, no lo hace, estoy seguro, por que haya sido iluminado en el camino de Damasco ni mucho menos por ser un santo; lo hace por el interés de Rusia y porque Rusia fue traicionada por la Modernidad, como dije en otro post, él tiene el potencial para ser un Pachacutec, alguien que "pondrá la Tierra de cabeza", o como dice Juan Manuel de Prada, para regresar al principio de la Historia. Como sea, es muy posible que estemos ante la gestación de otro mundo, al final, la Postmodernidad no será otra cosa más que el cumplimiento del ciclo del eterno retorno, del ouroboros hacia un punto inicial anterior al mundo moderno en el que hemos estado viviendo desde hace quinientos años; ¿cómo será? Quien sabe, lo más probable es que no tendrá nada que ver con las fantasías post-apocalípticas que tanto hemos visto.