Buscar este blog


30 de diciembre de 2015

DESPEDIDAS AL FINALIZAR EL AÑO

1.-XAVIER LOPEZ CHABELO




Sí, yo cuando era niño me despertaba muy temprano los domingos para ver el programa de concursos y entretenimiento infantil En Familia con Chabelo, en los años 80, cuando, como ya dije al hablar aquí de la muerte de Don Jacobo Zaludowski, Televisa dominaba hegemónicamente las ondas hertzianas en México, por ello, el 20 de diciembre pasado vi el final del programa del comediante Xavier López, Chabelo tras 48 años de transmisión ininterrumpida.

Hay casos de actores o músicos y cantantes que son víctimas de su propio éxito, que crean un personaje y éste jamás los abandona o terminan fusionándose con él, y así ocurrió con el mexicoamericano Xavier López, que desde fines de los años 50 inició su carrera actoral con el personaje de un niño corpulento, mimado y abusivo al que llamó Chabelo, aprovechando sus rasgos infantiles y su habilidad para, aún teniendo en realidad una ronca voz de barítono, fingir la de un niño chiqueado, apareciendo en un sinnúmero de sketches cómicos en cine, en obras de teatro y en la naciente televisión, al lado de comediantes y actores de respeto, incluso con Mario Moreno Cantinflas, con quien comparte una escena en el filme El Extra.

Aún así, durante su paso por el teatro y aún en cine no siempre hizo del niño alto, abusivo y mimado, aunque éste terminó por devorarlo y salir como él en producciones en sí mismas olvidables y pésimas, como aquellas de Chabelo y Pepito contra los Monstruos, pero en ocasiones también encarnó a otros personajes; sin embargo fue Chabelo el personaje que lo hizo famoso y con el que quedó indefectiblemente ligado desde que, a fines de los 60, empezó a hacer un programa de concursos y entretenimiento dirigido a los niños, mismo que acaba de ser cancelado hace unos días. Patrocinado por diferentes marcas de dulces, y la mueblería Muebles Troncoso que fue su patrocinador permanente, Xavier López mantuvo su programa durante décadas y con un buen nivel de audiencia, muy probablemente muchos de sus concursos estaban arreglados, pero aún así eran divertidos: el armar un modelo de un pastelillo, el escalar el palo encebado o trepar por una escala empinada y tambaleante, adivinar dónde se escondieron unas llaves, etc. Y finalmente, siempre cerraba su programa con la famosa catafixia, esto es, a los tres niños o incluso adultos que más premios habían acumulado en el transcurso de los distintos juegos y concursos se les daba la opción, al azar, de intercambiar sus premios por aquello que se encontraba oculto detrás de unas puertas situadas al fondo del escenario, lo que podía significar mejorar las recompensas obtenidas o perderlas ante un premio de burla.

La realidad es que Chabelo ya estaba desgastado, en los últimos años, se popularizaron en las redes sociales numerosos "memes" y chistes acerca de él y su supuesta inmortalidad, como el que se ilustra al inicio de este artículo; y esto es simple y no tiene que ver con los "nuevos tiempos" sino con que, realmente y en cualquier época, resulta ridículo, incluso patético, ver a un anciano de casi 80 años de edad vestirse como niño y fingir la voz de niño y pretender encarnar al personaje de un infante con un rostro que evidencia el inclemente paso del tiempo. Evidentemente el público ya no reaccionaría con el gusto, gracia y hasta el cariño que el emblemático comediante generaba en el pasado, sino con crueldad, pues la verdad, era ya algo aberrante. En Familia en mi opinión, debió haber concluido hace unos 20 o más años, y además de haber concluido con una etapa de su carrera fundamental con respeto y reconocimiento de todos, quizá Xavier López hubiera tenido oportunidad de explorar otros proyectos, otros personajes, otras formas de entretener y manifestar el indudable talento que posee.

Sin embargo, no fue así; probablemente decidió seguir siendo niño toda su vida por ser esa su zona de confort, quizá porque realmente le gustaba girar en torno a los niños, o no sintió necesitar de esas alternativas, ahora todo ha terminado. No puedo negarlo, cuando vi la despedida, me sentí conmovido por que se fue una parte de mi infancia.

Hasta siempre, "cuate".

Lemmy Kilmister (1945-2015):


Apenas 4 días después de su cumpleaños número 70, falleció, víctima de un cáncer avanzado y fulminante Ian Fraser "Lemmy" Kilmister, uno de los músicos más influyentes, aunque no muy valorado y reconocido como tal, de los últimos cuarenta años. 

Lemmy y su banda Motörhead sentaron las bases de subgéneros dentro del Heavy Metal o Rock Pesado como el Speed Metal y el Trash Metal, de las que bebieron numerosas bandas en los años 70 y 80; no solo fue un pionero musical que dominaba el bajo, pero también el piano y el cello, y se hacía famosa su forma de cantar con su voz rasposa, también fue todo un personaje enormemente querido, incluso por músicos de otros géneros que han inundado el Internet con sus condolencias.

Hombre de excesos, mujeriego y borrachín como buen bohemio, fue también un tipo entrañable con su porte desgarbado que parecía más bien de camionero del sur de EUA antes que de un británico de pura cepa como era, de sentido del humor sarcástico e irónico, pero de una gran generosidad y enorme corazón, será siempre recordado por los fans y sus colegas por su maestría musical y sus anécdotas y frases graciosas, así como su entrega al público en cada presentación. En particular resultó muy triste que en septiembre, ya enfermo, durante un concierto, apenas pudo interpretar tres temas y después, visiblemente agotado, exclamó que ya no podía más.

Descanse en paz, Lemmy Kilmister, y para recordarlo, aquí uno de sus más grandes éxitos al frente de Motörhead: "Ace of Spades"


DESCANSE EN PAZ.

29 de diciembre de 2015

SE LES CAE EL TEATRO


Apenas unas semanas después de los terribles acontecimientos en París, se suscitó en la población de San Bernardino, California, Estados Unidos, un hecho semejante, con una matanza perpetrada sobre civiles en un centro de atención a personas discapacitadas. Es curiosa la reacción de medios y audiencia, pues resulta que son tan habituales estos episodios en EUA, un país donde la libre tenencia de armas, la angustia existencial típica del protestantismo, el pragmatismo e individualismo, las presiones sociales, laborales y financieras, la falta de bases culturales y de una educación profunda de la población y la extensa difusión de las drogas han hecho moneda corriente los actos de violencia, asesinos seriales y demás abominaciones que lo ocurrido en el mencionado municipio californiano no generó la misma reacción ni el mismo interés que lo sucedido en la capital francesa; como si todos dijéramos: "¡Ah, bueno, esto es normal en EUA!", pero nadie lo espera que surja en la culta y refinada Ciudad Luz.

La administración Obama aprovechó esto, lo mismo sus corifeos de la CNN y Hollywood, para, nuevamente y como ha sido la tónica desde el incidente de la escuela primaria Sandy Hooke, plantear la regulación en la tenencia de armas.

Respecto a ello, hay que ser claros: la regulación en la tenencia de armas es una asignatura que creo, está pendiente y es necesaria en EUA, más con el historial que se ha labrado, sobre todo a lo largo del siglo XX, de masacres y criminales que asesinan "porque sí" porque es su forma de lidiar con el estress o algo así, desde Charles Manson al Hijo de Sam o Ted Bundy, aunque no es la única forma, ni quizá sea lo más importante, cuando hay países con igual libertad para la tenencia de armas como Canadá, Suiza o Japón con índices delictivos inmensamente más bajos, lo que evidencia que es necesario implementar una serie de medidas profundas tendientes a examinar qué está mal en la sociedad norteamericana que conduce a muchos por el camino de las adicciones, el crimen y la locura; sin embargo, este no fue el caso de una de esas matanzas perpetradas por perturbados o ataques repentinos de violencia, sino, ya ha quedado descubierto ante todo el mundo, se trató de un ataque dirigido por un matrimonio musulmán en el que ambos cónyuges resultan ser militantes del Estado Islámico y con una finalidad clara, lo mismo que en París, de sembrar terror y mostrar lo difícil que será evitar las incursiones de los comandos armados a las órdenes del Califa Abú Bakr II y su particular guerra de conquista contra Occidente.

En efecto: esto demostró la existencia de células durmientes tanto en Francia como en EUA, por si no había quedado claro desde los ataques al Maratón de Boston hace pocos años, ni cómo el fenómeno migratorio ha permitido la infiltración de estas guerrillas bajo las narices de las autoridades, quienes incluso, como en el caso de Massachussetts, tendieron manteles largos y extendieron alfombras en la figura de becas y ayudas a quienes aparentaban ser estudiantes modelo chechenos que huían de la "dictadura" de Putin. Ante esto, no deja de pasar como al menos curioso, que la reacción de Obama ante los hechos no haya sido de poner en alerta a los organismos de seguridad ante la presencia de terroristas islámicos en el territorio nacional norteamericano, sino achacar todo a una mera cuestión doméstica y la casi cotidiana repetición de tiroteos y matanzas, que bajo su administración han aumentado enormemente, aunque es de reconocer que la gráfica de esas tragedias va in crescendo desde lo ocurrido en Columbine a fines de los 90.

A gran parte del público estadounidense por supuesto que esto no los ha convencido y lo ocurrido le ha brindado combustible a la campaña de Donald Trump que ha lanzado una retórica agresiva en contra del Islam mientras que Obama ha salido a la defensa del mahometismo y reduce lo acontecido a un hecho aislado, para el magnate inmobiliario, que se ha trenzado en un pleito en Twitter con un príncipe saudita, esto muestra algo que hemos hablado en este Blog y otros más lo han dicho: el control que los ricos dinastas árabes del Golfo Pérsico ejercen sobre la clase política gringa al día de hoy; ante esto, no es de extrañarse que se hayan descargado nuevamente todas las baterías de la artillería mediática en contra del empresario, hasta el grado de que la pésima pero efectista y popular escritora J.K. Rowling diga que Trump era peor que su --por otro lado, bastante débil, desdibujado y estúpido-- villano Voldemort, usando la famosa falacia ad Hitlerum para desacreditar todo lo que dice o hace.

No es de extrañarse, Barry Soetoro ha demostrado ser una marca y una imagen muy redituable para todos los apóstoles de la Democracia, la tolerancia y la diversidad como lo es la igualmente mala y comercial escritora británica y los actorcetes de Hollywood: la imagen de ser el primer presidente de raza negra en EUA se vendió como la reconciliación histórica de los norteamericanos con su pasado; sin embargo, al igual que pasó en México, donde hemos tenido como Presidentes a Benito Juárez y Victoriano Huerta, ambos indígenas, sus mandatos no representaron una mejora social de los nativos, sino al contrario, se hundieron más ante las élites criollas y mestizas que enarbolaron el Liberalismo como pretexto para despojarles de tierras y derechos y usaron para ello de fachada al Zapoteca, mientras que en el caso del Wixárika, dichas élites le derrocaron con una revolución y le impidieron restaurar el orden quebrado por ellas mismas a través del guiñapo de Madero. Así, Obama no ha significado ninguna reivindicación justa de los ciudadanos de color que siguen situados en mucho en la marginación y el subdesarrollo en el seno de la todavía primera potencia mundial, al contrario, su política de discriminación positiva ha contribuido no ha restañar heridas y lograr la igualdad ante la Ley de todos los estadounidenses, sino a abrir más la brecha y aumentar las tensiones interraciales e interétnicas, lo mismo que sus medidas en torno a la migración, su política económica, que ha mantenido estancado a EUA pese al discurso triunfalista y el aumento de las tasas de interés, tiene a todo el mundo sumido en la incertidumbre, mientras instrumenta un plan de reformas a la seguridad social como el Obamacare, insostenible e incosteable, pero dirigido a la captación de votos.

Y lo peor es la política exterior, donde la percepción del público, sobre todo tras San Bernardino, es de que ahora EUA protege y apoya a sus enemigos del fundamentalismo islámico, cuando no, con Rápido y Furioso, apoyó incluso a los cárteles del narcotráfico a armarse, la sombra de corrupción y sobre todo, de mentira en la administración Demócrata, que tiene su punto álgido en el linchamiento del embajador norteamericano en Libia por los supuestos aliados islamistas.

Puede que Trump sea populista igualmente, pero su súbito ascenso, que es visto con terror por medios y políticos tradicionales de todos los signos en nuestro vecino del norte, y por supuesto, en México donde lo que se teme es que adopte medidas que restrinjan la migración y el envío de recursos económicos hacia nuestro país, que se ha convertido en la mayor fuente de divisas ante la caída del petróleo y la pésima gestión económica del gobierno de Peña, se explica por el hartazgo que ha representado en buena parte de la sociedad norteamericana el gobierno de Obama y sus mentiras y desaciertos, o su venta descarada a intereses poco claros, así como su vacío al enorme núcleo conservador de la sociedad norteamericana que está más allá de las progresías de California y Nueva York.

En Europa ascienden movimientos de corte conservador y cristiano en Hungría y Polonia, hartos del discurso progresista y suicida que se da en la Unión Europea respecto a la recepción de los refugiados sirios y el multiculturalismo, el homosexualismo y demás, pero no solo ahí, sino en Francia se da la creciente presencia del Front National contra la que unieron fuerzas tanto la Izquierda como la Derecha en las recientes elecciones regionales para impedirle hacerse con el poder en alguna demarcación, con lo que se demuestra que Michel Houellebecq en su reciente novela Sumisión tiene razón: con tal de salvar a la Democracia y al sistema político surgido desde 1789 y los valores de "tolerancia", "libertad de conciencia", "diversidad", etc. son capaces de darle el poder a los islamistas.

Pero en el bando rival también se cae el teatro: el Chavismo sufrió una severa derrota en las elecciones parlamentarias venezolanas en noviembre, lo que llevaría al parecer a la caída del régimen o a un replanteamiento; al parecer, Putin no previó que el sucesor del Coronel de paracaidistas no sabría mantener a flote el régimen y que el populismo resultaría en nada y en fracaso para los habitantes, que se hartaron del hambre y la miseria. Sin embargo, Maduro tiene a su favor nuevamente la indeferencia internacional, que no reaccionó en forma alguna ante la victoria de la oposición; nuevamente, para la Izquierda, es el regreso del Socialismo antiimperialista, para los conservadores, es la punta de lanza contra el Progresismo impulsado desde Washington. Como resultado, es muy posible que el antiguo chófer se atreva a implementar medidas restrictivas y cambios constitucionales que le quiten el poder a un Legislativo contrario y así, subvertir el resultado en las urnas reduciendo al Parlamento a la obsolescencia mientras constituye una base de poder paralela y dictatorial.

En Argentina, cayó el Kirchnerismo tras el inepto gobierno de la viuda Cristina, el pueblo argentino cae nuevamente en sus bandazos y contradicciones, dice detestar a la ex-mandataria y nuevamente crecen las denuncias que la acusan de proteger a los intereses iraníes en una tendencia que se mantuvo en los noventa, con la que los militantes Persas encontraron en el país de las Pampas un refugio para gestionar sus estrategias contra EUA e Israel, ahora, eligen a Macri como alternativa pero lo acusan de ser un alfil del "Sionismo Internacional"... nadie entiende a ese país sudamericano que desde los años 40 con Perón decidió, como su connacional ahora instalado en el Vaticano, no estar ni con Dios ni con el diablo, sino todo lo contrario y según lo que dicte la conveniencia o el sentimiento del momento.

¿Sobrevivirá el Eje Bolivariano? ¿Se reconstruirá la influencia norteamericana en el Cono Sur? Al menos, parece que a Obama es algo que no le interesa.

Como se ve, el panorama se enrarece para el inicio del 2016, que será un año difícil y complejo, con el enfrentamiento entre potencias y conflictos internos en ellas. 












27 de diciembre de 2015

STAR WARS


Primero quiero aclarar que me gusta Star Wars, cómo no, si la saga de Ciencia-Ficción me ha acompañado a lo largo de mi vida, casi casi desde mi nacimiento y hasta el día de hoy, sin embargo, no soy un fan de disfrazarme de alguno de sus personajes, ni coleccionista de todo el merchandising que se desprende de la misma; me parece una  historia entretenida e interesante, y reconozco el carácter revolucionario que, en 1977, tuvo la producción y exhibición de la primera, --en realidad, cuarta-- parte del serial cinematográfico.

¿Porqué Star Wars se convirtió en un fenómeno tan masivo? Por diversos factores que trataré aquí de exponer según mi punto de vista: en primer lugar, le dio a la Ciencia Ficción carta plena de naturalización en el cine, si bien desde la época de Mélies se habían hecho ya filmes con esa temática, como su Viaje a la Luna, y se habían dado ya clásicos en Hollywood, como El Día que la Tierra se Detuvo o La Guerra de los Mundos, no habían sido con la ambición y la convocatoria que tuvo la saga salida de la mente de George Lucas, si bien, 10 años antes se había dado un parteaguas que le dio materia prima en materia de efectos especiales y diseño de maquetas de naves espaciales, con la adaptación cinematográfica de la obra de Arthur C. Clarke 2001, Odisea en el Espacio, dirigida por ese coloso del cine llamado Stanley Kubrick; sin embargo, la película resultaba demasiado intelectual o elevada, sobre todo su psicodélica parte final, para el gran público. En general, la Ciencia Ficción era en el cine, un género menor, dejado en manos de producciones de bajo presupuesto muchas veces y directores amantes de lo absurdo tipo Ed Wood, centrándose en invasiones de extraterrestres de goma, desastres apocalípticos o monstruos como el japonés Godzilla destructores de todo.

Pero Lucas vino a cambiarlo todo: compañero de la misma generación que nos dio a otros dos grandes del cine-espectáculo como Francis Ford Coppola y Steven Spielberg, su irrupción en los años 70 en un cine que se curaba de la resaca de las grandes superproducciones de temática bíblica o centradas en la Antigüedad Clásica conocidas popularmente como el cine del peplum, por el vestido típico de las mujeres griegas y romanas, aparte que tras el Concilio Vaticano II, la irrupción de la cultura del Rock y el movimiento Hippie, y el Mayo Francés de 1968, la fe empezaba a enfriarse y el público deseaba otro tipo de historias, además de que la carrera espacial que culminó con el alunizaje del Apolo XI en 1969 avivaba el interés de las nuevas generaciones en el cosmos, de igual manera, ya para entonces el hablar del "fenómeno OVNI" o de extraterrestres era ya un tema muy extendido en la cultura popular, en parte gracias a pseudocientíficos como el suizo Erich Von Däniken. George Lucas sabía que estaba ante una enorme veta a explotar y apostó todo a ello, tras haber obtenido reconocimiento como un novel director, con THX 1138, una distopia inspirada en la obra de George Orwell y de Aldous Huxley, y posteriormente con American Graffitti, una película sobre la temática de la vida de los adolescentes norteamericanos. Tras diversos rechazos sobre el borrador de una historia en la que el joven cineasta llevaba trabajando ya varios años, fue la Twentieth Century Fox quien aceptó el proyecto, mismo que era bastante ambicioso, aunque no le daban grandes espectativas de éxito.

Lucas abrevó de diversas fuentes para la historia: desde la cultura japonesa y el cine de Samuráis de Akira Kurozawa hasta la idea de la caballería medieval, la Ciencia Ficción de Asimov (quien por su parte, hizo una crítica inmisericorde ante el estreno del episodio IV en 1977 al considerar que no se trataba de Ciencia-Ficción real, sino de un mero espectáculo visual infantil): Coruscant, planeta capital de su República/Imperio Galáctico, es un clon, por no decir, casi plagio, del Trantor imaginado por el bioquímico ruso. La misma idea del Imperio Galáctico había sido ya tratada por varios autores, tanto Asimov como Frank Herbert y al inicio, por Olaf Stapledon y su Hacedor de Estrellas, y finalmente, Tolkien, de quien tomó la idea de la lucha del Bien contra el Mal, sin olvidar tampoco la enorme influencia del cortometraje 21-87 (sí, el número de matrícula como soldado del personaje de la nueva entrega: Finn) del cineasta canadiense Arthur Lipsett, que consiste en un collage abstracto de escenas filmadas al azar ligadas por efectos de sonido, música rara y un extraño diálogo en off sobre temas metafísicos, en que se toca el tema de La Fuerza, misma que no solo parece tener su base en cuestiones del "New-Age" como es ese diálogo, sino en la Teoría del Campo Unificado.

Realmente, sin embargo, los resultados no son tan extraordinarios; seamos objetivos: la historia de Lucas es increíblemente simple, sus personajes, monodimensionales, las bases científicas, como decía Asimov en su crítica, o como lo señala el columnista del Los Angeles Times Lewis Beale son muy flojas, lo mismo que carece de intenciones u objetivos de crítica o moral a diferencia de la Ciencia Ficción real desde los tiempos de Verne, Mary Shelley y Wells,  y solamente se centra en dar un espectáculo visual, sin profundidad ni desarrollo de los temas tratados en el filme, quizá, de hecho, el intento de Lucas en la trilogía de las precuelas de profundizar más en las causas del conflicto tema de su serial y el origen de sus personajes motivó las críticas que le fueron dirigidas a los episodios I, II y III, y es que, precisamente, es en esa simplicidad, en esa ligereza y espectacularidad, donde radican las razones de su éxito. ¿Porqué? Porque convirtieron a la saga en algo sumamente atractivo y en un producto fácilmente vendible.

Si bien es cierto que una década antes el genial productor Gene Rodonberry había creado una saga que igualmente atraería el fanatismo de muchas personas como es Star Trek, ésta pecaba precisamente de ser "Ciencia Ficción dura", ya que este genio --a mi parecer mucho más ambicioso, atrevido y mejor formado que Lucas-- buscó asesorarse de científicos tales como Stephen Hawking y Carl Sagan para la redacción de sus guiones, además del mencionado Asimov entre otros autores y hombres de Ciencia, de modo que lo que se veía en la pantalla chica resultase bien fundamentado y con sentido: los episodios de las series de Viaje a las Estrellas no se limitaban a narrar las aventuras del Capitán Kirk, el Sr. Spock o el Dr. McCoy, y más tarde del Capitán Picard, el "Número 1" Ryker y el robot Data, sino que de ellos se desprendían conflictos éticos, hipótesis sobre los viajes espaciales interestelares, se imaginaron culturas y cosmovisiones alienígenas con los Klingon, los Vulcano o los Romulianos, ecosistemas y faunas más allá de monstruos gigantes de rugidos sonoros y colmillos afilados, se plantearon dilemas existenciales, políticos y diplomáticos, más allá de la acción. Todo eso ha hecho que, hasta ahora, el cúmulo de seguidores de Star Trek, conocido como los trekkies, sea más reducido, --pero a la vez, más conocedor de la verdadera Ciencia-Ficción y de la Ciencia en sí, si se quiere, hasta más culto,-- que los seguidores de la obra de Lucas, que son, con mucho, más infantiles y encuentran un mayor sentido lúdico en su afición.

Por ello, es inútil escarbar en las historias de las hasta ahora siete películas e intentar encontrar algo de crítica social, de planteamientos científicos sobre el espacio, de ideas acerca de las sociedades humanas colonizadoras de otros mundos o de las alienígenas, es inútil buscar desarrollo de los personajes, ahondar en las dudas de Anakin y de Luke Skywalker, preguntarnos qué llevó a Palpatine a volverse un Sith o imaginar las condiciones económicas y políticas que llevaron a la caída de la República Galáctica; Lucas originalmente no pensó en todo ello, pensó en un espectáculo, sí, muy entretenido, muy interesante, vistoso y atrayente... con el qué pudiese hacer negocio; porque lo revolucionario de la Guerra de las Galaxias no está en el uso de nuevas tecnologías para el cine, o en los efectos especiales y el sonido, no está en la trama ni en el descubrimiento de esa gran estrella del celuloide que es Harrison Ford, ni en la revaloración y relanzamiento del serial cinematográfico usado en los años 40 para contar las historias de los superhéroes o de policías con bajo presupuesto, sino en el uso de la mercadotecnia: antes de Star Wars no habían salido juguetes inspirados en una película, ni thermos, ni vasos, ni edredones o almohadas, ropa y zapatos, todo eso apareció con Lucas y sus personajes, y con ellos una fortuna y un poder de influencia en Hollywood impresionante. A partir de 1977, la liga entre el cine y el merchandising se hizo sólida y permanente.

Es cierto, tras Star Wars los grandes estudios voltearon hacia la Ciencia Ficción como uno de los géneros fundamentales sobre los que versa el cine de los años 80 hasta ahora: vendría Ridley Scott con su terrible xenomorfo diseñado por el genio plástico tenebroso de Giger, vendrían las adaptaciones de las obras de Philip K. Dick o de Orson Scott Card que no les hacen justicia, puesto que, cada vez más se apostaría por lo espectacular, por las explosiones o las naves veloces cuyos motores lanzan sonoros aullidos al surcar las vacías extensiones del espacio en las que no se escucharía nada en realidad, por los monstruos letales y extraños y la acción violenta de héroes contra villanos malvados. Incluso Rodonberry lanzaría dos años después de Una Nueva Esperanza su propio universo cinematográfico como una continuación del serial televisivo, que ahora replantea J.J. Abrams quien irónicamente es ahora el encargado de replantear el universo de Lucas, con el episodio VII: El Despertar de la Fuerza.

Si bien Abrams dota de mayor acción al universo trekkie con resultados a mi gusto excelentes --en este espacio ya elogié en su momento a In Darkness que me pareció un filme extraordinario, ahora rescata la franquicia de los malogrados intentos de su creador por profundizar su saga; como bien dicen en este blog sobre cine, el judío converso al catolicismo tradicional corrige a Lucas: a los fans no les interesaba saber el origen de todo, y también desechó el "Universo Expandido" que sirvió para que el californiano se forrara aún con más billetes al licenciar sus personajes para que malos escritores y malos cómics imaginaran enredadas historias de lo que pasó después de que la Estrella de la Muerte estallara, olvidando que es un serial que se cuenta en episodios y no en capítulos, por lo que no importa el ver lo que ocurre en segmentos dispersos sin enterarnos de toda la continuidad. Lucas acertadamente comenzó a narrar su historia a la mitad, en el episodio IV y nos mantuvo por veinte años en la incógnita de lo ocurrido antes, y cuando lo desveló nos dimos cuenta que si hubiera empezado por el I, no habría tenido éxito con sus intrigas políticas mal diseñadas y personajes de paja como el odiado Jar Jar Binks, y darnos cuenta también de que Anakin Skywalker/Darth Vader es un mesías fracasado porque, al parecer, Lucas no logró nunca plantear cómo éste lograría "dar equilibro a la fuerza", al final, se volvió un Sith y si bien se redimió al final, matando a su maestro Palpatine, esto no logró tal equilibrio, pues tanto en el "Universo Expandido" como ahora Abrams nos plantea que las cosas fueron de mal en peor.

La nueva entrega, sin embargo, me parece la mejor de toda la saga, en parte porque Abrams recupera la esencia de la obra de Lucas de ofrecernos una historia de pura acción y aventura sin parar en fundamentarla o en desarrollar a los personajes y profundizar en los hechos, con lo que cumple con su cometido, aunque sí se detiene un poco más en retratarnos a los personajes icónicos como Leia o Han Solo, y revelarnos un poquito más de su psique y sentimientos, así como darnos nuevos personajes, como el desertor Finn, --me parece que la actuación de John Boyega es muy dastacada-- y sobre todo, la misteriosa chatarrera Rey, que termina por presentarse como la nueva protagonista, junto con el villano Kylo Ren. Abrams, además, atisba un poco de crítica social al presentar como casi fracasada a la nueva República Galáctica, arrinconada y reducida a la guerrilla por un potente movimiento que busca restaurar el efímero Imperio de Palpatine denominado la Primera Orden, por primera vez, los soldados del bando "de los malos" muestran tener aptitudes bélicas y armamento extraordinariamente poderoso que saben usar y usar bien, y la guerra galáctica se ve como una guerra real: con sangre, cuerpos destrozados volando con las explosiones, caos, miseria y hambre. Los paisajes desérticos de Jakku que recuerdan a Tatooine salpicados de restos de naves y armas imperiales y rebeldes atestiguan eso y nos dejan ver a una galaxia devastada, cansada y harta como Han Solo de la guerra y de la muerte.

Para terminar con este resumen y crítica que hago de Star Wars en su conjunto, concuerdo con lo mostrado en la imagen con la que inicio la entrada: no comprendo el fanatismo que despierta aún ahora tras 33 años después de haber concluido la trilogía original, a menos que sea efecto de la hábil mercadotecnia que la ha mantenido vigente todo este tiempo. Por ejemplo, vienen dos spin-offs del serial: Roge One, situado poco antes del episodio IV  y que narrará las peripecias de los rebeldes por obtener los planos de la Estrella de la Muerte, y una retrospectiva de Han Solo y su vida de contrabandista en su juventud, y vienen otros dos episodios más. Una cosa les aseguro, el episodio IX no será el final de la serie.

Star Wars es un producto de consumo al que periódicamente hay que revivir con ediciones remasterizadas o especiales, con una serie de TV y videojuegos, y sobre todo, con nuevos episodios fílmicos para mantener viva la demanda de sus adictos... la fuerza estará con nosotros hasta la tumba, eso se los aseguro...

5 de diciembre de 2015

SIN EXTREMISMOS Y CON LA CABEZA FRIA: LA HISTORIA NO ES DE BUENOS VS. MALOS


Los acontecimientos actuales son campo fértil para extremismos, no solo para el islámico; como ya lo he dicho aquí, ha habido una polarización en muchos o casi todos los aspectos políticos y sociales, y por supuesto, religiosos: en este blog he comentado cómo el pontificado de Bergoglio ha generado una división en la Iglesia Católica entre sus partidarios y detractores --me reconozco entre los segundos, no me escondo, pero tampoco llego a extremos de muchos que leo en redes sociales-- entre Modernistas y Tradicionalistas, y en ambos campos abundan los fanáticos o los desnortados que se pregonan en un bando, como los que he llamado "Tradilocos" y en realidad despliegan cero conocimiento de la Tradición o de la Eclesiología, pero en cambio, son pródigos en destilar odio hacia todo aquello a lo que, en su ignorancia profunda, complejos y frustraciones, ven culpables, no sé si más que de la situación de la Iglesia, a la suya propia y reivindican a otros profetas del odio y el terror como Hitler; desprestigian con sus dichos a figuras tan relevantes o señeras como Pío XII o reducen a un simplismo irreal a un grande, pero complejo Francisco Franco en España, empañando con sus fanfarronadas a su figura, a la que contribuyen a enmugrar en vez de rescatar.

O qué decir de los "Hispanilocos", que profesan un odio feroz y atroz contra todo aquello Anglosajón y Protestante sin medias tintas y generalizando; mientras trazan una versión hagiográfica del Imperio Español al que ven únicamente como abocado a la Evangelización y a la salvación del mundo. Le echan la culpa exclusivamente a Inglaterra de la decadencia española, cuando las causas de la misma estuvieron en el seno de la propia España y fue mucho más perjudicial para ella su rivalidad y después alianza con la católica Francia, su verdadero archirrival, que todos los ataques y piratas británicos, mientras que a la "Leyenda Negra" no solo contribuyeron los ingleses o los holandeses, sino hasta italianos y por supuesto franceses e incluso portugueses tuvieron su parte en añadir críticas y sátiras sobre la forma de ser de los españoles y el ejercicio de su supremacía, desde los tiempos de las campañas del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba a fines del siglo XV en Italia.

Si bien es cierto que la "Leyenda Negra" es un cúmulo de falsedades y exageraciones, y que España limitó los abusos contra los indígenas, les protegió y reconoció derechos, y que los Virreinatos americanos tuvieron una enorme prosperidad que jamás han vuelto a conocer tras sus independencias, también España se vio impulsada por motivaciones non sanctas en su expansión imperial: el afán de riquezas, por un lado, tanto de los conquistadores como del Estado, y por supuesto, la hegemonía sobre Europa, aunque identificada con la defensa de la Iglesia Católica, tuvo, en mucho, el simple ejercicio del poder como motivación; de ahí que el propio Papa Clemente VII se aliara con Francisco I de Francia en contra de el poderío imperial de Carlos V y que un siglo después, un alto prelado de la Iglesia Católica, el francés Cardenal Richelieu, dijera que:

"Es bien cierto que los españoles aspiran al dominio mundial, como que, hasta ahora, lo único que lo ha evitado son lo disperso de sus dominios y lo escaso de su número."

Por lo que fuera también implacable enemigo de los ibéricos, motivado tanto por la búsqueda de la hegemonía europea para Francia como la defensa de la misma ante la supremacía hispana, incuestionable hasta Rocroi, en que la misma fue destruida por los franceses precisamente. En el caso de los anglosajones, el cisma anglicano se convirtió, con Isabel I, quien sí, fue una mujer astuta y artera, con tácticas sucias como el uso de la piratería y la cruel persecución de católicos, en bandera para alentar al naciente nacionalismo inglés contra esa supremacía española, y lo mismo ocurrió con el protestantismo en Holanda y Alemania: se vio como un distintivo nacionalista en contra de los intereses ibéricos, siendo ésta la causa de que al final, en esos lugares, las herejías de Lutero, Calvino y demás, triunfaran. Probablemente, si no se hubiese dado la fusión de las coronas imperial germana y real española en la persona de Carlos de Gante, o España no hubiese ejercido un poder hegemónico identificado con la Iglesia, al que las otras potencias viesen como un peligro a su Soberanía Nacional, las herejías protestantes hubiesen muerto sin el patrocinio de Estados rivales del poderío español como en su tiempo fue con los Albigenses y Hussitas.

Hoy en día, estos extremistas quieren ver en la Rusia de Vladimir Putin a una especie de salvador de una Europa y un Occidente decadentes y podridos; así lo manifiesta incluso Juan Manuel de Prada, quien con mucha lucidez la más de las veces critica la crisis moral y la corrupción de nuestros dirigentes en este hemisferio, pero tampoco oculta ni su anglofobia o su antisemitismo, como tampoco esconde su a veces cándida creencia en las teorías de la conspiración, a la vez que tiene una visión mesiánica del papel de Moscú. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja y quizá, mucho más pedestre. 

Es indudable que Rusia está volviendo a sus raíces espirituales y culturales, mas no queda del todo claro que esto sea realmente por una reflexión profunda de gobernantes, pueblo y de la Iglesia Ortodoxa, o si se trata en realidad, de la búsqueda de una base ideológica tras el fracaso del Comunismo después de 70 años de régimen soviético: en este sentido, Putin, quien ha bebido de la doctrina de Solzhenitzin, de Zakharov y finalmente, de Alexandr Dugin, ha interpretado el papel de la religión como una fuerza motriz e ideológica para impulsar al Estado ruso como lo fue en la época del zarismo. Igualmente, ha comprendido que Rusia, en crisis demográfica desde la matanza horrible de la Segunda Guerra Mundial y el Estalinismo, no puede permitirse caer en el hedonismo estéril de Occidente ni tampoco puede dejar que su sociedad se ablande como lo han hecho las sociedades occidentales; esto es, quiere una sociedad virtuosa pero no porque sea lo más agradable a Dios, sino porque es la fuerza del Estado. De igual forma, renueva el vínculo de subordinación de la Iglesia al Estado en el Cesaropapismo que es característico del Cisma Oriental desde los tiempos de Focio y Miguel Cerulario y que en Occidente no llegó a darse gracias al valor de San Gregorio VII, el gran Hildebrando.

En la lucha contra el ISIS no se trata de una cruzada de la Cristiandad liderada por la "Tercera Roma" contra el Islam pagano, sino de una lucha de Rusia por volver a ser contada como gran potencia e imponerse en Medio Oriente desplazando a un EUA que se ha debilitado a sí mismo por sus alianzas aberrantes con los regímenes islamistas de la península arábiga. De igual forma, se está dando el choque de la renaciente Rusia con los nuevos poderes imperiales que surgen en la zona: el propio ISIS, germen de un nuevo Califato, o sus patronos: Turquía y las monarquías árabes.

Cierto, existe la tentación de calificar como "bueno" o "malo" a los actores de los acontecimientos históricos; esto no debe hacerse: un juicio moral tan concluyente puede ser parcial o tendencioso: sin duda lo que hace Putin de combatir el homosexualismo o las drogas, el rescatar las virtudes cristianas o valores cívicos y las tradiciones rusas son positivas para el gigante eslavo; sin embargo, nos debe quedar claro que para él, que el resto del mundo sea Sodoma o arda como el infierno no le importa, o quizá sí, pero porque le beneficia, no es de extrañarse que caiga en contradicciones tales como combatir en Rusia a la propaganda homosexual o las drogas, mientras que endosaba su apoyo a José Mújica en Uruguay que legalizaba ambas cosas, o también, que mientras acusa a EUA y a las potencias occidentales de apoyar al terrorismo islamista y de amenazar a Rusia con el régimen títere de Ucrania, se encuentre apoyando en Sudamérica a gobiernos tiránicos, dementes y destructivos para sus pueblos como el de la dictadura chavista en Venezuela, liderado actualmente por Nicolás Maduro.

Que me perdone Juan Manuel de Prada, pero no le veo virtud cristiana alguna a apoyar con dinero, tratados comerciales y armas a un régimen que se ha abocado a restringir libertades como la expresión, la asociación y a quejarse de las malas acciones del gobierno o a denunciar las corruptelas y locuras de éste. El combate a la oposición, con la persecución artera y feroz que el ex-chófer de transporte público y después guardaespaldas y sicario a las órdenes del Teniente Coronel Chávez no es luchar contra el "pudridero occidental", sino ser la parte más avanzada y putrefacta de ése, no olvidemos que el régimen surgió de la Democracia, y como tanto el Estagirita como Polibio lo plantearan, ésta ha derivado en la más asquerosa, cruel y espantosa Tiranía ex parte principii, jamás sabremos qué es lo que ocurrió con Hugo Chávez quien como parte de su propaganda fingió un cáncer, pero que murió en el transcurso de una visita a Cuba para supuestamente tratarse de su enfermedad sin que se le viera en estado terminal; jamás se vio su cadáver, y fue sustituido por un hombre ignorante, bruto y de retórica barata, violento y furibundo.

Entre tanto, quizá Putin sonríe nostálgico al ver las largas colas de gente para comprar una pieza de pan en las tiendas de Caracas, la misma imagen que se daba en Moscú durante los tiempos soviéticos en que el control de precios y el colectivismo hundió la economía al no haber estímulos a la producción. El régimen que sostiene con sus rublos y kalashnikovs está hundiendo a su propio pueblo en el desabasto y el hambre, en la miseria y la violencia, y practica un terrorismo de Estado como lo que ocurre con Leopoldo López, (en la foto que abre la entrada) líder opositor que desde hace ya más de un año se encuentra prisionero por el régimen, torturado y aislado del resto del mundo; entre tanto, los medios oficiales rusos como RT nos predican que Venezuela es un paraíso, y que López es un peligroso terrorista, pese a los testimonios de conocidos venezolanos o de gente que ha viajado a dicho país, y la evidencia en la prensa y otros medios que atestiguan cómo el país sudamericano se ha convertido en generador de prostitutas como Hungría, República Checa o Cuba y otros países destrozados por el comunismo y también, por la depredadora intervención Moscovita en el pasado.

No podemos negar la visión de Putin como estadista y su valentía para remar contra corriente, sí, de un sistema mundial corrupto y corruptor, pero es faltar a la verdad el pensar que lo impulsa una especie de pureza de conciencia y no el interés nacional más frío y calculado. Rusia es esperanza, pero solo para los rusos, el resto del mundo bien puede irse al garete y destruirse, que el oso está hambriento y presto a alimentarse de la carroña que dejemos. Rusia puede ser representante de la Cristiandad, pero que no se nos olvide que los rusos son y fueron cismáticos desde mucho antes que los ingleses, y que resulta un tanto extraño que haya tradicionalistas que veneren a Nicolás II como santo cuando su canonización no es válida para un católico y es muy cuestionable: por ser cismático, inepto, cobarde y hasta probablemente cornudo, y ni se diga de su mujer Alejandra de Hesse, supersticiosa, intrigante y quizá infiel. que no se les olvide que los Polacos, que han refrendado su catolicismo, más ahora con la victoria de un partido político que se mantiene a favor de la Tradición y de la Moral objetiva y se pronuncia en contra de los dictados de la Unión Europea, pero a la vez quiere mantener sus nexos con la OTAN ante el recuerdo de que bajo el dominio de la Santa Rusia los cosacos ortodoxos les perseguían y cazaban, que bajo la URSS se dio la terrible matanza de Katyn o cómo se les obligó a someterse a la dictadura de hierro de militares y comunistas serviles a Moscú y que no queda claro la muerte hace pocos años, ya con Putin en el Kremlin, de sus dirigentes políticos en un avión que cayó en territorio ruso.

Para concluir, con esto no me uno a la Rusofobia ni a la defensa del pudridero occidental que me tiene harto y asqueado, sino quiero poner las cosas claras: Vladimir Vladimirovich Putin es un hombre admirable, un gran estadista y un gran defensor de los intereses rusos --mal haría si no lo fuera-- pero es precisa y solamente eso; no es ningún restaurador ni ningún salvador, la defensa descarada que hace el Kremlin del régimen chavista es tan atroz y deleznable como la alianza de EUA, o de la Administración Obama con el ISIS, y Putin muy probablemente sabe muy bien que el Gobierno de Maduro es la parte más putrefacta y descompuesta de ese pudridero occidental, y quiere y espera, que el pudridero aumente, a fin de que Rusia logre sus sueños hegemónicos que se remontan a Iván III y la asunción del título de César como heredero de Roma y Constantinopla.

Lo triste es que nadie hace nada en todo el mundo por el pueblo de Venezuela: ni los Conservadores extremos, precisamente porque ven en el régimen un frente abierto contra el "Gran Satan Anglo-Sionista" por Putin, ni la Izquierda Progresista, que, al igual que con el criminal régimen de los Castro en Cuba, ahora triunfante, ven los prolegómenos de una historia similar que terminará con un EUA humillado, aceptando reverentemente la perpetuación de la tiranía y el fin del Capitalismo en el que precisamente ese retazo de hipócritas en los dos extremos del espectro político viven, medran y tienen la oportunidad de opinar y expresarse.

Mañana son las elecciones en Venezuela, mi pronóstico es sombrío; aún así, desde aquí me uno a quienes piden la liberación de Leopoldo López y llamo a los tradicionalistas y conservadores a despertar y dejar de hacerse ilusiones escatológicas, pongan los pies en la Tierra y vean la realidad.