Buscar este blog


11 de enero de 2018

LA OBSESIÓN (MEDIÁTICA) DEL MEXICANO CON LA MUERTE


Este es un post que quizá debió haber sido publicado el pasado 02 de noviembre, pero por diversas circunstancias no lo pude escribir entonces, mas ahora, ante el discurso del director de cine Guillermo del Toro tras recibir el premio Globo de Oro por su filme La Forma del Agua, o más bien la respuesta que da a un cuestionamiento que le hace una periodista china, respecto a la relación o gusto que tiene por poner en sus películas a monstruos, en que señala que por ser mexicano, tiene una especial relación con la muerte, como cierto gusto, porque los mexicanos --al parecer,-- vivimos en un perpetuo estado de memento mori, pero que no tiene que ver con la recomendación que hacían los Padres y Doctores de la Iglesia desde antiguo para tener siempre la conciencia tranquila, sino que es algo que nos lleva a disfrutar la vida y a apreciar la oscuridad como necesaria para que haya luz.

Primero que nada, quiero señalar que Guillermo del Toro, en mi opinión, es el mejor Director de cine actualmente en México, y que además se mantiene alejado de entrar en polémicas políticas y expresarse con la típica hipocresía marxistoide de Cuarón, Iñarritú o Damián Alcazar y los hermanos Bichir que hacen profesión de fe socialista, de Izquierda o "progresista" mientras son millonarios y buscan desesperadamente entrar, ser reconocidos y ser parte del mundo de Hollywood al que, si fueran congruentes, despreciarían como instrumento del Imperialismo Yankee, pero no importa, después de todo, el estamento de la farándula anclado en California es un reducto de la Izquierda Progresista más incongruente y más vociferante de todas, que tiene en sus entregas de premios su liturgia y su púlpito, para, cómo no, despotricar contra Donald Trump y ahora fingir estar dolientes por las víctimas de abuso sexual, cuando hasta hace un año Oprah Winfrey --a quien incluso "destaparon" ahora como precandidata a las elecciones presidenciales del año 2020-- y Meryl Streep eran incondicionales de Harvey Weinstein, si no es que hasta fungieron como sus "madamas" consiguiéndole presas.

Del Toro, hasta eso, se ha mantenido ajeno a todo eso, salvo la visión falsa, pero popular, de los Republicanos Españoles como defensores de la Democracia y la Libertad, y de los Nacionalistas Franquistas como malvados esbirros de la oscuridad que muestra en sus filmes El Espinazo del Diablo y El Laberinto del Fauno

Sin embargo, esta declaración de Del Toro, es por un lado evidentemente chauvinista y hecha para quedar bien con la audiencia mexicana, que como siempre, siente que el triunfo individual del cineasta es de todo el pueblo, el típico "¡ganamos!" cuando alguien de entre nosotros obtiene una victoria y el típico "¡perdieron!" cuando viene la derrota, algo siempre presente en los avatares de la selección nacional de fútbol en los torneos internacionales. Pero por el otro, muestra la tendencia que de un tiempo para acá se ha extendido en Hollywood y otros medios de presentar al mexicano como obsesionado con la muerte.

En cuanto a lo primero, los monstruos y las películas de Del Toro no tienen nada que ver con México, es como la trilogía de Batman de Christopher Nolan, el hecho de que el cineasta sea británico, y que en la misma cinta aparezcan Christian Bale y Gary Oldman, de la misma nacionalidad, no hace de la película una producción británica, y así, las películas de Guillermo del Toro, Iñarritú o Cuarón, aunque estos realizadores sean mexicanos, las películas que han hecho son producciones hollywoodenses, y por ende, estadounidenses, lo mismo que sus contenidos, que muy poca o ninguna relación han tenido con nuestro país. Así, salvo su ópera prima: Cronos, la acción de los filmes del cineasta tapatío no se sitúa en México, sino en España (Laberinto del Fauno), Europa Oriental (Blade II) o Estados Unidos (Pacific Rim, Hellboy I y II, que también sitúa parte de su acción en Europa y ahora The Shape of Water), los contenidos no tienen relación con el folklore mexicano: ni se trata de alebrijes, nahuales, ni su más reciente y galardonado filme presenta algún ser marino propio de la mitología prehispánica mesoamericana, fuera el ahuizotl o el cipactli, sino muestra un ser muy similar al personaje de Abe Sapien del cómic y filmes de Hellboy, el cual está inspirado ni más ni menos que en H.P. Lovecraft y los profundos, o las criaturas mitad humanas, mitad alienígenas (por la hibridación con los Profundos) de su relato La Sombra de Innsmouth:



Mientras que los monstruos que plasma en Pacific Rim están inspirados en el Manga y el Anime japoneses, así que no venga con nacionalismos, porque en ninguna parte de su obra, ni en sus escenarios, ni en sus contenidos, ni en la forma en que trata las historias se refleja ni un ápice del folklore mexicano real o inventado. Mejor haría el Director en reconocerse como alguien que participa de la cultura popular global, su admiración por el gran autor de Providence y por la animación nipona, y dejar a un lado la bandera, como digo, es tan tonto como que Nolan atribuya sus éxitos cinematográficos a su flema inglesa, o a su veneración por la "pompa y circunstancia" de las celebraciones monárquicas.

En segundo lugar, me llama la atención esa intención de ligar a México con la muerte: desde la última entrega de James Bond: Spectre con Daniel Craig, en que la secuencia inicial ocurre en la Ciudad de México con un supuestamente tradicional desfile o una especie de carnaval con motivo del Día de Muertos, en Batman Vs. Superman igualmente se plasma que el kriptoniano rescata a unas personas en un incendio en México y la gente está disfrazada de esqueletos por ser Día de Muertos, y no se diga del reciente éxito de Coco y hace pocos años del filme El Libro de la Vida, en todas ellas, se centran en que el Día de Muertos y el culto a los difuntos es parte central de la mexicanidad, lo cual NO ES CIERTO.

Primero, y para todos aquellos que se quejaban de que el Día de Muertos se veía suplantado por el Halloween, parece que ahora tanto la festividad mexicana como la anglosajona se están equiparando y entremezclando: el Día de Muertos no implicaba disfrazarse como lo hace James Bond, ni había desfile, esa fue idea del Director Sam Mendes, que luego, cómo no, el Jefe de Gobierno de la capital: Miguel Ángel Mancera adoptó con miras a atraer al turismo; segundo lugar, todo parte de algo artificial, no se empezó a hacer tanto festejo por la original fiesta católica "De los Fieles Difuntos" sino a partir de la obra del caricaturista José Guadalupe Posada, quien en sus críticas a la política de fines del Porfiriato fue el primero en hacer las "calaveras" o versos sarcásticos relativos a un personaje público al que hacía por muerto y fue además, el creador de "La Catrina" que es tan artificial como el Santa Claus de su colega y casi contemporáneo el ilustrador norteamericano Sundblom creado para una campaña publicitaria de Coca-Cola.

Por otro lado, la festividad se aleja de sus raíces cristianas para paganizarla y comercializarla al igual que con el Halloween, señalando que se concreta al simple recuerdo de los muertos...

La realidad es que el mexicano no se ríe de la muerte ni tiene especial relación con ella, no rendimos culto a los antepasados como sí lo hacen pueblos orientales como Chinos y Japoneses a los que no se señala como cultistas de la muerte. El mexicano le teme a ese episodio lo mismo que un ruso, un norteamericano o un africano, lo demás pueden ser actos de temeridad, imprudencia o estupidez que son universales y no un "retar a la muerte", propios de personas con baja educación y peor sentido común, condiciones de trabajo inhumanas o mera falta de cuidado. El festejo del Día de Muertos aparte, es diferente en las distintas zonas del país; los altares, velas y vigilias en cementerios son más comunes en zonas indígenas y rurales del centro y sur del país, más que en el occidente y norte y en las ciudades, donde se vive una cultura mucho más global y en las que ha pegado la fiesta por el ámbito comercial o por meterse como calzador porque es "una de nuestras tradiciones"por parte de las autoridades educativas.

Lo preocupante es porqué se quiere fijar una relación entre el mexicano y la muerte... ¿Acaso no es parte del incremento de la "cultura del narco" que se ha extendido e impuesto en todo el país y en todas las clases sociales, que implica el culto a la Santa Muerte? Acaso hay la línea de imponer el estereotipo del México rural, conformista y pobre (como en Coco, donde la familia del protagonista se dedica a hacer zapatos, y siguen haciéndolo como en el siglo XIX y son pobres, cuando la industria del calzado en México, pese a los embates del zapato chino o brasileño es de las más importantes del país, y por supuesto está más que mecanizada) y además obsesionado con la muerte, lo que explicaría, a ojos del extranjero, los carteles y sicarios, las matanzas y la violencia.

Así que es una lástima que Guillermo del Toro salga con que le gustan los monstruos por ser mexicano y tener una relación especial de la muerte; se une al coro mediático de difundir estereotipos equivocados respecto a nuestro país y nuestra cultura; como también es patético que se haga tanto jolgorio por que un Director de Cine Mexicano, que no hace películas mexicanas, gane un premio: es la plena conciencia de que nuestra industria fílmica sea tan mediocre o tan mala que sea extraordinario que algún cineasta o actor de nuestra nacionalidad triunfe. México tuvo una cinematografía de clase mundial, los monopolios, como el de Televisa o el de los pocos que hicieron del cine su coto político-ideológico, dieron al traste con ella y acabaron con la calidad alcanzada en los años 30 a 60 en la llamada Epoca de Oro. Por otro lado, en el decadente Hollywood actual, quién sabe si recibir un premio sea más un vituperio que un reconocimiento, o al menos, queda como el tuerto sobre el reino de los ciegos. Como sea, ojalá Guillermo del Toro se olvide de politiquerías y patrioterismos y siga haciendo cine a secas, tiene un potencial enorme y creo yo, todavía le hace falta para llegar a hacer una obra maestra.

7 de enero de 2018

LIBROS PARA COMENZAR EL AÑO





Al comenzar este 2018, y como consecuencia de la pasada edición de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, tuve la oportunidad de adquirir algunos libros, tanto en dicho evento como durante mis vacaciones navideñas en la ciudad de Guanajuato, donde acudí a un mercadillo o tianguis de libros en una plaza, frente a la Iglesia de San Roque.


He aquí mis recomendaciones bibliográficas:

1.- El Problema de los Tres Cuerpos:
Resultado de imagen para el problema de los tres cuerpos

Del escritor chino Cixin Liu, vino a refrescar el aparentemente estéril campo de la Ciencia Ficción en los últimos años, cabe señalar que, ante el panorama de decadencia que se presenta en nuestro mundo occidental en cuanto a creatividad, más las restricciones que impone lo políticamente correcto, como lo he venido comentando en los últimos posts, haya mostrado que hay muchos autores más allá del mundo literario anglosajón que se están centrando en la escritura de Ciencia Ficción, y que además haya recibido --merecidamente-- el premio Hugo, el máximo galardón literario del género, y no es para menos, ya que es una novela sorprendente por muchos aspectos, y perdónenme los spoilers:

Primero que nada, porque sorprende que ante el autoritarismo del régimen chino, se haya escrito, publicado y sido un éxito un libro que contiene críticas directas a los vaivenes políticos del celeste imperio bajo Mao Tse Tung, como fue la terrible Revolución Cultural, un movimiento desatado por el propio mandatario chino para modernizar por la fuerza a China y de paso purgara aquellos elementos que amenazaban su poder, y que terminó por saldarse con millones de muertos y graves daños a la herencia cultural del gigante asiático que sólo en los últimos años se ha resuelto.

De igual manera, resulta ser una crítica bastante dura al ecologismo y otros puntos de lo "políticamente correcto", como el abandono de la ciencia racional por el mero sentimentalismo para abordar, precisamente el tema ambiental y la misantropía de los "Progresistas"; se dice que personajes como Barak Obama o Mark Zuckerberg admiran esta novela; pero quizá no han comprendido el mensaje crítico que contiene contra muchos de los postulados contrarios a la humanidad que ellos han adoptado como el antinatalismo o la concepción negativa que tienen del hombre y políticas tendientes a negar la realidad biológica o extinguir, como hizo el afroamericano, la investigación espacial, así como a buscar imponer el sentimiento y la emoción, el deseo, sobre la realidad y la concepción racional de ésta que ofrece la ciencia para reducirlo todo a mera ideología y mera política, que nos están llevando a un nuevo, y verdadero, oscurantismo.

Por otro lado, el título de la novela alude a uno de los problemas de la física teórica que es fundamental para el desarrollo de la historia: ¿cuál es la relación y el movimiento de tres cuerpos que poseen igual masa y por tanto, generan la misma gravedad en el espacio? ¿Es posible predecir los movimientos de los tres? Por lo tanto, estamos ante una novela de Ciencia Ficción dura, durísima, nada que ver con Star Wars y menos con el bodrio de su último episodio.

2.- Historia de la Iglesia:


De Ludwig Hertling S.J., esta obra es un clásico de la Historiografía sobre la Iglesia Católica, escrita con un estilo ameno y dinámico, que recuerda un tanto al del británico Paul Johnson. Conciso y directo, no aborda temas específicos ni se detiene mucho en cada acontecimiento o evento, además de que evita caer en juicios anacrónicos y engrandecer los escándalos. Tampoco es una Historia de los Papas, sino que analiza los acontecimientos y el desarrollo de la institución de acuerdo con el contexto propio de cada época. Es bastante recomendable para tener una visión general de la Historia de la Iglesia, para profundizar, ya tendremos la obra publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) en 8 tomos y consiste sin duda en una obra fundamental de consulta para la escuela o universidad.

Las Obras Completas de H.P. Lovecraft:

En una edición económica de Editorial Mirlo (perdón por el gol) que la clasifica en dos tomos: el Ciclo Onírico, y el Ciclo Mitológico del "solitario de Providence", aunque realmente no hay gran diferencia entre los temas de los relatos en uno y otro volumen, que estoy leyendo, toda vez que en ambos se encuentran los relatos que se refieren a la mitología oscura que desarrolló el genial escritor norteamericano en la década de los veinte del siglo pasado. Ya tenía yo algunas obras de Lovecraft en compilaciones más pequeñas o como obras sueltas, como En Las Montañas de la Locura, o La Llamada de Cthulu.

¿Qué se puede decir de Lovecraft? Junto a J.R.R. Tolkien forma la dupla de autores más influyentes en el género de literatura fantástica, y si el sudafricano viene a ser la parte luminosa, el nativo de Massachussets aparece como la mitad correspondiente a la noche, aunque el norteamericano en realidad, se encuentra más cerca de la Ciencia Ficción que de la Fantasía; finalmente, la magia, los hechizos para Lovecraft no vienen si no a ser manipulaciones de energía, --de naturaleza cuántica-- para llamar a seres que en su universo ficticio, no son de naturaleza espiritual o mística, ni siquiera son realmente malignos en el sentido de ser encarnaciones del mal o del odio, o ser demonios, sino que se trata de seres increíblemente primitivos, nacidos poco después del Big Bang entre el caos de particulas que conforma el origen de la materia y la energía, pero a la vez, y por lo mismo, infinitamente poderosos y complejos: incomprensibles y para quienes los seres vivos posteriores, como el ser humano, son algo equivalente a molestos virus.

El choque o contacto con estos seres, por supuesto, precipita al máximo terror ante la insignificancia del ser humano que percibe a un universo inmenso y también imposible de ser comprendido del todo por el ser humano, y en eso radica el llamado horror cósmico del que tratan sus obras. Antes de la aparición de farsantes como Erich Von Däniken, J.J. Benitez, David Icke o Jaime Maussan, Lovecraft postuló que en la Tierra habitaron, antes que el ser humano, civilizaciones antiguas de seres inteligentes de origen alienígena, con una morfología y una evolución muy diferente a la del ser humano, y de ahí el aspecto monstruoso o repugnante que imagina para sus criaturas, --con lo que el nativo de Providence demuestra haber hecho la tarea, los extraterrestres, de existir, no necesariamente serán humanoides como vemos en el cine, sus cuerpos responderán al medio en el que se originaron-- y han influido igualmente en la Historia humana. (De ahí que es evidente que los charlatanes como los que he mencionado, muy probablemente tomaron las ideas de nuestro autor para sus farsas que se venden muy bien entre conspiranóicos).

Muy recomendable, esencial en toda biblioteca.

4.- ¿Porqué Manda Occidente... por ahora?


Del arqueólogo y antropólogo británico Ian Morris, es una obra que desarrolla más las teorías que el ecólogo Jared Diamond postuló en sus obras Armas, Gérmenes y Acero, y Colapso, tratando además de encontrar leyes del desarrollo histórico de los pueblos, por lo que también recuerda a la obra del alemán Oswald Spengler, intentado encontrar las claves que llevaron a la Civilización Occidental, a partir del siglo XVI, y sobre todo, tras la Revolución Industrial en el siglo XVIII, a convertirse en la preponderante en el mundo; ¿qué factores llevaron a que los europeos: españoles, portugueses, ingleses y franceses fueran los que extendieran la influencia de sus países y sus rasgos culturales al resto del planeta y no los chinos, japoneses o hindúes? 

La obra está muy bien documentada y reforzada con estudios de campo arqueológicos, de economía y estadísticas que abarcan los últimos milenios con los que analiza todos esos posibles factores, así como a intentar analizar las tendencias futuras y el empoderamiento de Asia que estamos presenciando en los últimos años, pero además, se agradece que el autor tenga un estilo chispeante, e incluso humorístico, para no quedarse en el frío, impersonal y aburrido análisis de datos. Sin duda, es una obra interesantísima y que despierta muchas inquietudes.

Estas son mis recomendaciones bibliográficas para iniciar el año, busquen esos libros, lean y aprendan.

6 de enero de 2018

IRÁN, ¿EN CRISIS?


El 2017 termina y el 2018 inicia con la noticia de que en Irán, tras el aparente éxito de la intervención conjunta con Rusia a favor del régimen de Bashar el Assad en Siria en contra del Estado Islámico y la oposición , se encuentra envuelto en una serie de protestas en contra, no sólo de la administración persa encabezada por Hassan Rohani, sino en contra ya, del propio régimen fundamentalista Chiíta que encabeza el Ayatollah Alí Khamenei como Líder Supremo Religioso y que encabeza el órgano de control constitucional: el Consejo de Guardianes.

Como ya lo he señalado antes, el régimen de la República Islámica establecido en Irán tras 2,500 años de monarquía, significó, pese a lo que la propaganda occidental, y particularmente norteamericana, un avance dentro de los países del Mundo Islámico: un sistema con división de poderes y elecciones democráticas pero enmarcado dentro de la Shari'a, inspirado un tanto en el Derecho Constitucional Francés histórico y en el Islam Chiíta, que, pese a ser un tanto más liberal que el Sunnita, prever participación política y reconocimiento de ciudadanía a Judíos, Cristianos Nestorianos y Zoroastrianos que habitan en el país persa, sí contempla algunas cuestiones en forma bastante radical, como la desigualdad ante la Ley de hombres y mujeres, el código de vestimenta de la mujer --aunque mucho más laxo que en Arabia o Qatar-- la existencia de delitos religiosos, limitantes a la libertad de conciencia o expresión o la persecución con la muerte de conductas que se estimen inmorales.

Las razones ahora de las protestas, curiosamente, se circunscriben en mucho a ser similares a la inconformidad de la América Profunda que votó a Trump: Rohani se embarcó en una aventura imperial, pues no tenía otro remedio, ya que, al igual que Putin, debía defender al gobierno sirio, su único aliado en la región; Irán además, se encontraba en una posición de ventaja, puesto que los sucesivos gobiernos de Mahmoud Ahmadinejhad y Rohani habían emprendido y continuado el programa de desarrollo de armas nucleares y además, habían logrado engatuzar a Obama, quien había aceptado firmar un tratado mediante el cual, EUA prácticamente levantaba sanciones y restricciones para que Irán pudiese continuar con ese programa nuclear, hábilmente disfrazado de una finalidad pacífica, únicamente tendiente a la obtención de nuevas fuentes para la generación de electricidad; todo como parte del irracional juego estratégico del Gobierno Demócrata planteado tanto por el entonces mandatario afroamericano como por Hillary Clinton.

Irán, empoderado, pareció seguir bajo sus dos últimos gobiernos una política claramente imperial y de búsqueda, nuevamente, de una posición hegemónica en Medio Oriente y más allá, como ha sido la tónica desde el siglo VI a.C.; desde entonces, los Persas se han convertido en el perpetuo factor de desbalance en la región y sus actos han impactado al resto del mundo; así, se lanzaron contra el gran rival en el mundo islámico: Arabia Saudita, apoyando a la etnia Huti en Yemen, de credo Chiíta, en contra del Gobierno Sunnita de Sabeanos y Hadramutis, apoyados por la Corte de Riyadh, fomraron una alianza irrestricta teñida de petróleo con el régimen Chavista de Venezuela y, junto a China y Rusia, establecieron una especie de bloque claramente antioccidental.

Sin embargo, las cosas cambiaron con la llegada de Trump a la Casa Blanca: abandonó la política de islamización seguida por Obama y la Clinton centrada en el apoyo a los Sunnitas, reduciendo el apoyo a los rebeldes en contra del Gobierno de Bashar El Assad en Siria y al Estado Islámico, sin que esto, por otro lado, representara que ahora la Casa Blanca apoyaba al dictador damasceno, quien se ha sostenido en el poder gracias a las armas rusas y la intervención de Teherán. Trump, por otro lado, revivió la alianza estratégica entre EUA e Israel, misma que se había resquebrajado desde Bush Jr. y llegó a su punto más bajo con Obama. De igual modo, ha desconocido el tratado nuclear con Irán y ha reimplantado las sanciones en contra de la República Islámica. Y es que sucede lo siguiente: no se puede permitir libremente la formación de un poder hegemónico en una región que tiene a cuatro posibles candidatos a lograr serlo: Irán, Arabia, Turquía e Israel, si se quiere mantener la zona en paz, se debe lograr un equilibrio mediante una ajustada carrera de armamentos, alianzas y contralianzas. Dejar que uno solo de estos cuatro interesados se quede con todo el pastel es altamente peligroso.

Esto, por supuesto, ha influido en el ánimo de los persas: por un lado, la implantación de una política de corte imperial como la pretendida por los gobiernos de Ahmadinejhad y Rohani resultó muy caro para un país con restricciones en el rubro debido a las sanciones. Así que los Persas han salido a la calle a exigir algo muy similar a lo que los votantes norteamericanos hicieron en noviembre de 2016: ya no quieren un gobierno interesado en el exterior, sino que resuelva los problemas internos del país, que deje de andar en aventuras militares y solucione los problemas de desempleo, carencias e inflación, y deje de gastar en buscar bombas atómicas o nucleares para invertirlo en el desarrollo y deje de perseguir políticas que lo han aislado antes de insertarlo en la dinámica mundial como un actor importante en igualdad con los grandes centros de poder; así que, evidentemente, el pueblo se ha cansado de la temeridad y conflictividad del régimen que se instauró en 1979 apoyado por la juventud: harta de la enorme corrupción del Shá Mohamhed Reza Phaleví y de la destrucción de la cultura persa islámica por una occidentalización forzada al estilo turco, y que deseaba un régimen con respeto a valores morales, rectitud y nacionalismo que fue lo que en su momento Khomeini ofreció.

Sin embargo, hoy esas esperanzas yacen rotas por un régimen que no supo aproximarse a occidente cuando pudo ser una alternativa seria a las monarquías y dictaduras Sunnitas dados ciertos ideales políticos compartidos con nuestro hemisferio y una versión del Islam que puede ser más abierta; y la sociedad aparece dividida: sí hay un importante sector que es favorable al mantenimiento de la República Islámica, pero es innegable la existencia de oposición a la misma y que ésta, va creciendo, sin necesidad de apoyos o intervenciones extranjeras, aunque quizá no podemos negar que las mismas se están dando detrás de la oposición al régimen. Sin embargo, la caída del régimen de la República Islámica puede tener consecuencias peligrosas: la llegada al poder de un nuevo régimen, sea la restauración de la monarquía fundada por los Aqueménidas y caída con los Phaleví, o un intento de implantar una República Democrática pro-occidental llevaría al debilitamiento de Irán y abriría las puertas a la hegemonía árabe-sunnita y también al ascenso de Turquía, sin más equilibro que Israel.

Habrá que espera ver qué sucede y la intervención de otras potencias, principalmente Rusia, hay que recordar que, desde el siglo XVIII, Irán se volvió parte principal del llamado Gran Juego entre las potencias por el control del Centro de Asia, y eso provocó que, principalmente, Rusia y gran Bretaña se disputaran la influencia sobre el gobierno persa, sobre todo porque lo veían como el contrapeso natural al Califato Otomano de orientación Sunnita, llegando la culminación de esto con la entronización de Reza Khan Phaleví, de ascendencia cosaca rusa, y quien tras coquetear con la Alemania Nazi, sería derrocado por británicos y soviéticos para imponer a su hijo Mohamhed Reza, quien sería el último en ostentar la corona de Ciro el Grande, y cuyo gobierno fue totalmente entregado a los intereses europeos y norteamericanos como se demostró con el golpe palatino en contra del Primer Ministro Mossadegh orquestado con ayuda de la CIA y el MI6 y que mandó al exilio a Khomeini, en lo que se considera, fue el preludio de la revolución de 1979.

Aún así, el hecho de que los Persas estén demostrando su descontento contra los excesos del radicalismo islámico, y la temeridad y ambición excesiva de un régimen que no calculó el costo de  ser un jugador pesado en la Geopolítica mundial, ni las consecuencias de sus ambiciones que le han aislado. A pesar de su nacionalismo y sus pretensiones, el régimen instaurado por Khomeini en 1979 no logró evitar que el destino de la nación persa siga dependiendo de los intereses extranjeros, como ha sido desde hace ya 300 años y tampoco ha podido devolver a Irán al sitio de las grandes potencias, como fuera bajo Aqueménidas, Partos Arsácidas, Sasánidas y Safávidas.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Trump ¿Loco?

No pudieron deponerlo por la pretendida conexión con Rusia y la supuesta intervención del Kremlin en las elecciones presidenciales de 2016, así que ahora, los "Progresistas" norteamericanos pretenden hacer que el Congreso de EUA declare a Trump como incapaz para gobernar por una supuesta insanía mental y buscan sustentar estos alegatos en un libro: Fire and Fury, de un tal Michael Wolff,  periodista amarillista quien por otra parte, ha sido señalado por difamar e inventar historias anteriormente.

Por el contrario, la difusión que los medios mainstream le han dado al libro sólo viene a convencer más y más al electorado que votó al empresario inmobiliario para la Casa Blanca del divorcio existente entre los medios y el pueblo norteamericano y el enfrentamiento entre Trump y las elites que controlan la opinión pública y los grandes intereses detrás de una política corrupta que han manejado al país y a buena parte del mundo desde la llegada de Bill Clinton a la presidencia y hasta Obama; resultando irónico que los grupos que apoyen como algo normal que un hombre se crea mujer o viceversa y se mutile en consecuencia, la existencia de más de 100 géneros basados en parafilias, vicios, fetichismos o perversiones sexuales, confusiones de identidad, asesinato de inocentes en el vientre, calificar de "religión de paz" al Islam pese a que el Corán diga lo contrario, considerar al hijab o velo islámico --contra el que ahora las persas se rebelan-- como símbolo de libertad, sentirse ofendido por todo ante los muchos complejos y traumas de los millenials, considerar a los animales igual o incluso superiores a las personas, sean los que se atrevan de calificar como demente o idiota a quien no comparte dichas visiones del mundo.

Los "Progresistas" o Liberals parecen no darse cuenta del hartazgo y las denuncias que circulan por todos lados en contra de la última entrega de Star Wars por haberla cargado de sus doctrinas a través del púlpito de Disney, ni que en Europa, no solamente Polonia y Hungría resisten los mandatos de lo políticamente correcto que emana de Bruselas, sino que ahora se les unen Austria y República Checa, y que hasta Macrón, en Francia, parece salirse del redil y empieza a aplicar políticas sorprendentemente conservadoras y que tienden a revertir el daño hecho por la Ideología de Género y el Islamismo, mientras que en Alemania, la nefasta Angela Merkel empieza a tambalearse ante el rechazo del pueblo alemán a autodestruirse por seguir con el mea culpa del Nazismo.

Lo que ha hecho Trump no es ninguna locura: es rebelión, es intentar cambiar el estado de cosas: si se burla del "botón nuclear" de Kim Jong Un es porque ya es momento de poner un alto a los constantes chantajes y extorsiones de la dinastía norcoreana que a base de amenazas se ha asegurado sobornos disfrazados de "ayuda humanitaria" que seguramente son el negocio de alguien que hace contubernio con la familia de dictadores comunistas de Pyongyang; Trump sabe que el joven líder únicamente despotrica y habla para aparentar ante sus vasallos que es muy poderoso y temible cuando la realidad es otra, y porque sabe que los gobiernos cobardes de Japón, Corea del Sur y el propio EUA caen temblando ante él y acceden a sus demandas de dinero; si decide reconocer a Jerusalén como capital de Israel es porque así ha sido desde el año 1,000 a.C. con el Rey David y hay todo un sustento histórico detrás, más allá de las decisiones de la UNESCO tomadas a base de sobornos y miedo. Y si decide reducir el financiamiento de la ONU es porque la organización internacional hoy en día es un ente inútil que ha traicionado las intenciones de sus fundadores y no ha resuelto conflicto alguno, ni servido de foro para ello, en los últimos veinte años, pues su mayor preocupación es extender la homosexualidad y el antinatalismo.

Trump será un extravagante y un narcisista, pero no es un loco, quizá es el más cuerdo entre una clase política y unas élites del poder occidentales interesadas más bien en difundir el caos de la locura en beneficio de sus intereses.