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20 de junio de 2018

EL ODIO A LA INFANCIA


Cómo le agradezco a Dios haber sido niño durante la década de los 80, probablemente fue la última época en la que se pudo ser libre y simplemente un niño, y en la cual la infancia fue valorada y protegida. A partir de los 90, la creciente descomposición social, las ideologías políticas y el ambiente en general empezaron a hacer cada vez más difícil las cosas para los niños.

En los 80, los que fuimos niños pudimos gozar de la libertad de jugar en las calles, de conocer los primeros videojuegos con el Atari y después el Nintendo, tuvimos las primeras clases de informática en las escuelas, pudimos gozar de extraordinarias producciones de animación en la TV originadas en Occidente, y más precisamente, en EUA, que nos enseñaban virtudes como el heroísmo, la amistad, la valentía y la tenacidad como Thundercats, He-Man, She-Ra, y el Anime japonés entraba en escena con producciones igualmente trascendentes y valiosas como Mazinger-Z, Robotech, Transformers, Voltron, Caballeros del Zodiaco, etc. Hollywood, de la mano de Steven Spielberg, George Lucas o Robert Zemeckis, hicieron clásicos del cine que destacaron por ser obras de entretenimiento de calidad, como Indiana Jones, Regreso al Futuro y por supuesto Star Wars, hechas para ser vistas en familia.

La mayoría crecimos en familias unidas, conviviendo con nuestros padres, hermanos y abuelos, y muchos con su familia extensa: tíos y primos.

Hoy en día,  me parece que estamos viviendo la peor época para la infancia. La niñez es atacada por todos lados, usada, llevada y traída por los adultos con fines muy perversos, la mayoría de las veces. Hay varios acontecimientos y actitudes recientes que así lo prueban, existe, a mi modo de ver, un verdadero odio hacia la infancia, inaudito y que jamás antes se había presentado en ninguna otra civilización. La reciente aprobación del aborto en Irlanda y Argentina, con el subsecuente festejo, es en parte, lo que en forma más cruel y siniestra lo demuestra, ante el "derecho" de matar a los propios hijos, a los que ahora se ve como un estorbo o un accidente. ¿No es esa la actitud de tanto idiota profesional, que no comediante, que empezó a burlarse del hecho que muchas madres llamasen en México "bendiciones" a sus hijos, para decir que, en realidad, se tratan de cargas y de obstáculos? Supongo que ellos o nacieron adultos o de niños no representaron ningún sacrificio para sus padres por ser de naturaleza angélica, ya que ahora, todo aquello que signifique sacrificio, lucha, carga, no es visto sino como una maldición, pues ahora de lo que se trata es de gozar al máximo todo aquello que los sentidos puedan degustar, además de que nada debe estorbar al proyecto personal de cada uno, en especial para las mujeres, a las que les endulza el oído ponerse en plano de competir con los hombres y todos y todas -- perdóneseme la expresión políticamente correcta-- andan en busca de lucro y de subir en el escalafón de la cadena alimenticia profesional, con la finalidad a última instancia, de tener más ocio y más placeres, con la cruel ironía de que, o nunca lo alcanzarán, o cuando lo alcancen estarán viejos y solitarios, y serán catalogados como carne de eutanasia.

Los niños ya no conocen la familia, son hijos de madres solteras, o criados por padres solteros también, por padres que cambian de pareja sentimental una y otra vez, por padres ausentes por los trabajos y crecen en guarderías. Ya no juegan, idiotizados por los teléfonos móviles y la adicción a las redes sociales. Son vistos como trofeos por los homosexuales que exigen su "derecho" a adoptar niños como quien "adopta" una mascota, y no se ve que el niño tiene derecho a un padre y a una madre como es dictado por la naturaleza biológica y social humana antes que por cualquier creencia religiosa.

Los niños son usados, no son considerados como personas, sino objetos, por ello es tan fácil matarlos en un quirófano y hay quien propone ya abiertamente no solo el aborto, sino el infanticidio como medio de control poblacional. Esta conversión del niño en objeto es hecha también por las personas particulares para alcanzar sus fines: Como abogado, me ha tocado ver casos de divorcio en que los hijos son utilizados como armas para doblegar al otrora cónyuge, afectarlo sentimental y psicológicamente, al padre o madre, le importa un bledo los niños, sólo le interesa destruir al ahora oponente y los hijos son el mero instrumento para ello.

Los niños concebidos artificialmente y reducidos a meros embriones congelados, son utilizados como materia prima de células madre, muchas veces para tratamientos médicos para quienes "sí valen la pena" según la mentalidad actual, para quienes sí son personas o como cobayas para experimentos en que los científicos cada vez más juegan con cosas que no pueden comprender y terminarán por desembocar los horrores que Lovecraft temía de la ciencia desbocada, la industria del aborto permite obtener también células, placentas, colágeno, y muchos otros productos para la industria consmética en un canibalismo avant garde, que muestra que nuestra sociedad actual está a un nivel quizá más bajo que el de los Jíbaros o aborígenes australianos pese a nuestra sofisticada presentación.

En EUA, vemos cómo groseramente se está utilizando a los niños como arma política: para nadie es desconocido que muchos inmigrantes ilegales tienen hijos en territorio norteamericano no para hacerse responsables de ellos, sino para que estos niños, nacionales norteamericanos por el principio del Ius Soli, les sirvan para verse favorecidos y obtener fácilmente la residencia legal o hasta la nacionalidad, en un evidente fraude a la Ley que tiene como residuo al niño que crecerá para engrosar las bandas criminales del East L.A. o el South Detroit.

Barack Obama fue quien deportaba inmigrantes hispanos a mansalva y estableció la política de separación de familias y con niños encerrados en estaciones migratorias semejantes a cárceles o jaulas, pero no era lícito criticarlo, ni por los medios mexicanos, que le siguen siendo serviles al mulato y a los patronos de éste, que son los Clinton, aunque armase a los carteles del narco, porque no era ni es políticamente correcto criticarlo, dada su raza, su "tez humilde" y tradicionalmente ligada a los oprimidos en la retórica del Neomarxismo, y por su oratoria efectista que llega a los sentimientos. En una época en que todo es sentimiento, ¿quién no se conmueve ante los niños enjaulados?, No hay lugar a la razón, solo al sentir. Quien apela al sentimiento nunca será vencido, por ello, la vocera del Gobierno de Trump calla... ¿qué objeción se le puede poner al amor?

Pero no, lo importante es achacarle a Trump lo que la administración de Soetoro implementó, y más curiosamente, después de que el neoyorkino se anotara el indudable e histórico triunfo de la reunión con Kim Jong Un y el compromiso de éste a la pacificación y desnuclearización de Corea. Curioso que fuera después de eso que los Demócratas sacaran ese escándalo.

¿A los Demócratas y a los Progresistas les interesa la infancia? ¡Por supuesto que no, son sus más denodados enemigos! Han sido los Demócratas los que han promovido el aborto en EUA y más allá, desean que no haya niños entre las clases medias y altas para que éstas consuman y engrosen las fortunas de los Soros, Gates, Branson, Slim, Cook o Rockefeller, gastando o endeudándose en chácharas, vehículos y ocio, en el estilo de vida que enseñó Anthony Bourdain y que finalmente le llevó a matarse tras haber probado de todo. Para llenar el vacío que dejan al no tener descendencia, está el negocio del tráfico de personas, la inmigración, que no es más que la trata de esclavos moderna, ya en su momento, cuando los musulmanes y africanos sean demasiados, se intentará igualmente adormecerlos con la ideología posmoderna para que dejen de tener hijos. Hoy por hoy, esos niños enjaulados no les interesan para liberarlos, sino para que sean votantes, trabajen y generen los impuestos para sostener las pensiones de una población cada vez más vieja, a la que, como será excesiva, se convencerá de que se maten antes de convertirse en una carga con su "derecho" al suicidio asistido y la eutanasia.

A los niños ya no se les deja ser niños, en vez de enseñarles virtudes o valores universales o simplemente divertirlos con historias de acción, aventura y apasionantes, se les enseñan postulados ideológicos y democráticos: se les enseña la importancia de la "diversidad" con Steven Universe, que sus padres y maestros son idiotas con Gumball, y se les prepara para unirse al consumo de la industria sexual con el adoctrinamiento LGTB y demás. Porque se machaca que solo los curas abusan de niños, cuando en realidad, los "Progresistas" buscan que la Pedofilia sea aceptada, y llegará el día en que le levantarán monumentos a Marcial Maciel y lo compararán con Galileo, como un incomprendido y perseguido, adelantado a su tiempo.

En el Evangelio, hay un pasaje que me pone a temblar: cuando Jesús iba camino del Golgotha, cargando su cruz, se encontró con unas mujeres que lloraban al verle azotado, coronado de espinas, torturado y en trayecto a su ejecución. Cristo, prácticamente les dijo que lo que le pasaba era nada, que lloraran por ellas y por sus hijos, y lanzó una profecía que, creo yo, se refiere a los tiempos actuales: "Porque vendrán días en que se dirá: 'Dichosas las que no pueden tener hijos, los vientres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar'..." Lo que aterra, es lo que dice después, que cuando ocurra eso: "Entonces comenzará la gente a decir a los montes: '¡Caigan sobre nosotros!', y a las colinas: '¡Escóndannos!' Porque si con el árbol verde hacen esto, ¿qué no harán con el seco?" (Lc 23, 29-31)

Hoy estamos en la época a la que se refirió Cristo. Al menos, al inicio, hoy, ser niño es una maldición, es peligroso. ¿Qué nos puede esperar a futuro si no custodiamos ni protegemos a quien en sí mismo es la esperanza del futuro, si ni siquiera lo dejamos nacer, si lo corrompemos, esclavizamos y usamos? Nada bueno, y la verdad, nos lo mereceremos.

1 comentario:

misteryhouse dijo...

Así como lo describes, tal parece que los progresistas son las brujas que el escritor británico Roald Dahl describió en su novela, que de hecho se llama "Las brujas", que odiaban a los niños y buscaban por todos los medios acabar con ellos. Sin duda, Roald Dahl también fue un profeta.