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15 de septiembre de 2010

REFLEXIONES DEL BICENTENARIO


El día de hoy por la noche, iniciarán los festejos por el mal llamado "Bicentenario" de la Independencia; la verdadera fecha debería ser hasta el 27 de septiembre del año 2021, en que se conmemorarían 200 años de la entrada del Ejército Trigarante, comandado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero con el que se pusieron fin a 11 caóticos años de diversos movimientos que iniciaron con la rebelión del Padre Miguel Hidalgo, esa sí, el 16 de septiembre de 1810, rebelión que, como hemos dicho, no buscaba realmente la independencia, y que fue, más que nada, una catarsis del descontento, sobre todo sentido por los criollos en contra del cariz que el régimen español había tomado desde la entronización de los Borbón en Madrid y que amenazaba con ponerse peor para los privilegiados descendientes de conquistadores y primeros colonos con el ejercicio provisional del gobierno hispano en manos de juntas de liberales, muchos de ellos sospechosos de simpatizar con Francia, su Revolución y su ambicioso emperador Napoleón.

Sin siquiera saberlo la inmensa mayoría de los integrantes de la multitud que hoy por la noche estará presente en el "Zócalo" de la Ciudad de México y en las plazas de armas de las ciudades y pueblos en que la ceremonia de "el Grito" no habrá sido suspendida por la crisis de seguridad provocada por el Gobierno de Calderón y su temeraria y estúpidamente planeada "Guerra contra el Narcotráfico", se celebrará el 180 aniversario del natalicio del General Don Porfirio Díaz, quien instauró esta litúrgica ceremonia para conmemorar el inicio de la Independencia de México, tras haber establecido el canon de la Historia de México que hacía de Hidalgo un predecesor de los Liberales juaristas y le coronaba como "Padre de la Patria" (pese a su falta de planes, de rumbo y de objetivos, asì como a pesar de sus crímenes que hoy en día serían juzgados severamente en una corte internacional), coincidiendo con el día de su cumpleaños, pues Don Porfirio nació un 15 de septiembre de 1830, basta con ver un calendario en el que aparezca marcado el santoral católico para darse cuenta que hoy es día de la fiesta de San Porfirio, cuyo nombre le fue impuesto en su bautizo a un niño mixteco nacido en Oaxaca que con el tiempo se transformaría en victorioso general y en Dictador de México.

Tampoco recordará la gente que el primer mandatario mexicano en celebrar el 15-16 de septiembre como aniversario de la Independencia con la visita a Dolores, Guanajuato y el recuerdo del Padre Hidalgo no fue ni Guadalupe Victoria, ni Santa Anna, ni Benito Juárez, sino Maximiliano de Habsburgo, que con eso mostraba la grandeza propia de los de su familia para asimilar la nacionalidad del lugar donde gobernaran, a diferencia de los mezquinos y veleidosos Borbón, según hemos dicho, Max se enamoró de México y se hizo uno de nosotros; a diferencia de su rival, el indígena zapoteca que renunció a sus raíces y soñó con convertir a México en un clon de su admirado EUA.

Estas son pequeñas muestras de la manipulación, del engaño en que se nos ha hecho vivir por 200 años, dos siglos que han sido marcados por la mediocridad, la corrupción y las traiciones; no ha habido absolutamente ningún gran logro en este tiempo que haga de México un punto central para la Civilización Occidental o para el mundo; como los Tracios, ese pueblo apenas conocido pese a sus muchas menciones en los mitos grecorromanos y en sus Historias, México ha sido condenado por sus gobernantes a ser un área periférica, un patio trasero de la potencia mundial, la cosecha ha sido magra para un país que en 1821 presentaba un potencial enorme, que en los 300 años anteriores había sido el motor mismo del Imperio Español, que con toda su potencia y magnificencia cultural se había extendido por todos los rincones del planeta, para un pueblo que es heredero de imperios, como ya lo he dicho antes, en nosotros los mexicanos reside la herencia de Grecia, de Roma, de Cartago, de los Mayas, de los Teotihuacanos, de los Aztecas, de los Toltecas, de los Olmecas, del Islam, de los Celtas, de los Iberos de Tartessos, del pueblo Judío y de los Germanos Visigodos, todos ellos nos dan forma, poseemos un tesoro que está encerrado en su baúl dentro de nosotros esperando a que lo descubramos y lo valoremos. Pero esto no será posible hasta que nos quitemos el estúpido trauma, sin razón, de ser los eternos vencidos y de repetirnos imbécilmente que "nos conquistaron los españoles" cuando nos originamos de ellos.

Desgraciadamente, hemos sido gobernados desde nuestra independencia por gente sin altura de miras ni principios, que han antepuesto sus propios intereses y beneficios por encima del país; al sueño de grandeza de Iturbide que nos llevó a extendernos desde oregon hasta Costa Rica le siguió una república mediocre, con un Guadalupe Victoria cuyo mayor logro fue iniciar el endeudamiento exterior de México con unos créditos contratados en Londres, donde los antiguos oficiales de Morelos, como Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y Juan Alvarez se pelearon entre sí por el poder y contra los antiguos partidarios de Iturbide como Santa Anna, Bustamante o Gómez Pedraza, la falta de proyectos con bandazos que iban del Centralismo al Federalismo y de la Monarquía a la República, con entreguistas como el propio Guerrero o Santa Anna y Gómez Farías que cedieron a los intereses norteamericanos representados por el intrigante de Joel R. Poinsett y decidieron inscribirse en un culto siniestro, secreto y malévolo como la Masonería a cambio de obtener el poder y lka riqueza y le cedieron la mitad del territorio nacional a EUA que así pudo convertirse en potencia, mientras México se resignaba a convertirse en un país segundón y que disfrazaba su debilidad y la cobardía de sus dirigentes con la retórica de la "no intervención" y de la inexistente "amistad entre las naciones".

Se nos hace venerar al Licenciado Juárez cuando fue el máximo traidor, entregado totalmente a los intereses de Washington, y resulta irónico que se le muestre como el defensor de la Soberanía de México cuando fue el que más la hipotecó, que además sacó la dimensión espiritual y moral de la vida de los mexicanos con su antirreligionsidad, porque fue mucho más allá de buscar la separación Iglesia-Estado; lo hecho por Juárez nos condenó a la doble moral y a la simulación, a la incongruencia personal en lo privado y lo público, practicada ampliamente por él, que decía defender la legalidad mientras la vulneraba una y otra vez y solo la muerte lo alejó del poder, y junto con él toda una banda de políticos de brillante intelecto y uñas largas que se enriqueció desmedidamente con el saqueo y venta de propiedades de la Iglesia e indígenas, y la destrucción de una buena parte de nuestro patrimonio artístico e histórico, demolido o vendido al exterior, o quemado por sus hordas de mercenarios.

Y tenemos una Revolución que no sirvió para nada más que para atrasar al país, que mostró la incompetencia de nuestra clase política, pues como dijo Asimov: "La violencia es el último recurso del incompetente", con un estúpido como Madero que ambicionaba el poder, llamando a la Democracia electorera y que abrió la caja de  Pandora, la era de los compadres traicioneros y asesinos: Zapata se rebeló contra Madero, Huerta traicionó y mató a Madero, Carranza ve su oportunidad y derrota a Huerta con el apoyo de Villa y de Zapata, luego Carranza los traiciona y persigue hasta asesinar a Zapata y derrotar a Viilla, Carranza es traicionado y asesinado por Obregón, quien se deshace también del "Centauro del Norte", Obregon supuestamente es asesinado por un Cristero: José León Toral, pero en su cadáver se encuentran hasta 34 heridas de calibres diferentes, por lo que parece que más bien Calles lo eliminó para ser el Jefe Máximo de la Revolución que se institucionalizó en un régimen autoritario con elementos tomados del Comunismo y del Fascismo pero en versión "light": surge el PRI. 

Y los que soñaron con grandeza para México, que desearon un país fuerte más allá de sus intereses personales, ¿qué ha sido de ellos? Iturbide es el traidor, usurpador, que merece el olvido, los Conservadores que defendieron la identidad mexicana y se opusieron a los intereses norteamericanos son los "reaccionarios", los traidores, los "mochos" y demás, Maximiliano, con quien renació el sueño de grandeza de Iturbide igualmente es el usurpador y el fruto de la intervención, Porfirio Díaz, a mi parecer el más grande dirigente que ha tenido México es el "tirano" el villano de la Historia, recientemente Salinas de Gortari, pese a sus muchos errores y las corruptelas de su régimen, fue quien abrió México al mundo, al comercio internacional y buscó, mediante el programa de "Solidaridad" que la propia sociedad participara en la solución de sus problemas y que naciera un espíritu emprendedor, rompiendo con el tradicional paternalismo gubernamental, sin embargo, es el enemigo, el "malo" de la película.

¿Y los "buenos" del filme que nos ofrecen? Una "democracia" que no consiste más que en una aristocracia cerrada de los partidos políticos que no son capaces de establecer un acuerdo para sacar adelante un proyecto nacional, por el contrario, cada uno ve por sus intereses y por mantener a nuestra sociedad dividida, enfrentada y corrompida para manipularla a su antojo, que no tienen respeto por su ideología, inexistente además, porque sólo les interesa el poder, y así, sin dignidad alguna, se insultan y se critican para luego aliarse en contra del otro partido en algo verdaderamente irracional.

La corrupción campea, la educación es un fracaso, regenteada por un todopoderoso sindicato y por los cacicazgos de las universidades públicas, formadoras de corruptos y de redes de influencias, la gente en la calle ha perdido toda noción moral de respeto, de cortesía, de modales, la violencia cunde por todos lados, no solamente la del crimen organizado, mismo que engrosa sus filas con los jóvenes que no tienen futuro ni posibilidad de desarrollo, de trabajo y de obtener honestamente un patrimonio, sino en el trato diario en la escuela, entre los vecinos, dentro de las familias y en el trabajo, las ciudades cada vez más sucias, el ambiente cada vez más deteriorado, la cultura cada vez más miserable,  indiviudalidades como  la Directora de Orquesta De la Parra son desconocidas para la mayoría de la gente que prefiere a un desafinado como Valentín Elizalde (por fortuna ya muerto, perdonen la crueldad) porque carece de una formación cultural. Un cine que se centra en el sexo y en el morbo y ha dejado ya muy lejos el cine de oro de los 30`s a 60`s, una TV que sigue repitiendo el cuento de Cenicienta y que nos repite una y otra vez que ser rico es malo y que lo mejor es seguir siendo pobres pero honrados y revolcarnos en la miseria.

¿Hay algo qué celebrar? Yo, en lo personal, no celebraré a un viejo loco como Hidalgo, genocida y saqueador, celebraré a un Allende que fue la voz de la razón, no celebraré a mediocres y mezquinos como Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria o Juan Alvarez, sino a un Morelos que trató de heredar instituciones, no celebraré a un bandido iluso como Guerrero, sino a un Iturbide incomprendido y que buscó la grandeza de México, no celebraré a un traidor vendepatrias como Juárez, ni a corruptos como Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Ocampo , José María Iglesias o Lerdo de Tejada, celebraré a un valiente como Miramón, a un luchador social como Tomás Mejía y a un soñador como Maximiliano, no celebraré a un imbécil como Madero, a un asesino en busca de fama como Villa ni a la pandilla de gangsters que fueron Carranza, Obregón y Calles, celebraré a un Porfirio Díaz que buscó el orden, la paz social y la estabilidad para modernizar México, a un defensor del campesinado indígena del sur como Zapata, a un hombre de honor como Felipe Angeles, y a José Vasconcelos que trató de sacar a México de las tinieblas de la ignorancia.

Celebraré a Octavio Paz, a Mario Molina, a Rodofo Neri Vela, a Mariano Azuela, a Juan Rulfo, a Alfonso García Robles, a Clemente Orozco, a Rufino Tamayo, a Diego Rivera y a Frida Khalo, a Agustín Yáñez, y a todos los que han soñado con un México fuerte y libre, importante y con bienestar, aunque sean los derrotados, los olvidados, los incomprendidos, pues son ellos los que merecen la celebración, no los héroes de cartón que son los héroes de los políticos que siguen su ejemplo de traición, corrupción y mediocridad.

Y sobre todo, en este día, oraré porque mi país no muera, porque a veces parece que eso es lo que va a pasar, y porque algún día se descubra toda la verdad, se diga, se grite con valentía y la sociedad se arme de valor y sea dueña de su propio destino, deje de creerle a supuestos mesías y a los medios corporativos, porque desaparezcan los partidos y construyamos una sociedad y un país dueño de su propio destino y no propiedad de unos cuantos.

¡VIVA MEXICO!

3 comentarios:

Ana De la Torre dijo...

Maestro, efectivamente, debemos romper con la triste tradición de seguir dándole pan y circo a las masas, dejar de ser curiosos asisitiendo a eventos donde los títeres somos nosotros,
enfocar esa curiosidad a algo que realmente valga la pena, ¡ya basta de seguir celebrando doscientos años de sueños truncos!
Pese a lo anterior: !!Viva México!! por haber soportado tan grande humillación, y esto no se celebra cada 16 de septiembre, ni cada 100 años: si no que tenemos la fortuna de poder celebrarlo todos los días.
Gracias por todas y cada una de sus publicaciones.

Anónimo dijo...

Muy buen texto, me puso la carne de gallina. Viva México!

Anónimo dijo...

muy buen texto... No hay cosa que quiera mas que ver a mi país salir de sus problemas. Sinceramente se me llenan los ojos de lágrimas al pensar en nuestra desgracia desde hace 200 años y no poder salir de ella.

Recuerdenlo... Mexico es un país muy especial y único.