Para los que vivimos en la zona del Municipio de Tlajomulco, el transporte público se está convirtiendo en un problema serio: hace 2 años parecía que el panorama mejoraba cuando una de las líneas "de lujo" la TUR estableció la ruta 702, con un trayecto de Plazas Outlet hasta el barrio de Atemajac, (para los lectores de fuera de Guadalajara, esto es un derrotero de unos 20 km que atraviesa toda la zona metropolitana de nuestra ciudad de sur a norte) lo que implicaba tener camiones realmente dignos: alfombrados, con aire acondicionado, sin permitir que fueran más de 10 pasajeros de pie y hasta con TV o música ambiental por el costo de $9.50 el pasaje. El servicio, además, pasaba cada 20 minutos, hoy sin embargo, la ruta aparece en el abandono casi, gracias a la mentalidad estrecha de sus propietarios y a la falta de energía de la Secretaría de Vialidad del estado de imponerles el cumplimiento de condiciones para la circulación de los autobuses garantizando un buen servicio; por el contrario, los dueños esperaban camiones abarrotados, al no darse esto, sino poco pasaje dada la casi nula labor de promoción de los servicios ofrecidos por la línea que hace que para muchos residentes en el área la existencia de la ruta sea un misterio, decidieron reducir el número de los autobuses dedicados a la ruta 702 a ¡sólo 4! lo que evidencia la torpeza e ignorancia de los dueños de los autobuses: si hubiera un mayor número de camiones y promociones como descuentos en el pasaje, y publicidad sobre la ruta, aumentaría el número de pasajeros y sus ganancias, de lo contrario, se quejan de no tener pasaje, al reducir los camiones, la gente se desespera, ya que el intervalo entre un autobús y otro es de ¡40 a 50 minutos! y prefiere irse en otras líneas.
Definitivamente, muchos de los problemas se dan porque la gente no desea progresar o espera a que Papá Gobierno los rescate pero tienen flojera de usar el cerebro y la imaginación.
De igual manera, hace unos meses inició la operación de la ruta 185 a cargo de la línea de camiones Santa Anita, que parte de las mismas Plazas Outlet y llega hasta Plaza Galerías, al oeste de la ciudad y uno de los centros comerciales de más lujo. En este caso, además de que también los autobuses tardan como 40 minutos en pasar, se trata de camiones en pésimo estado: me tocó subirme a uno que no tenía vidrios en las ventanas, por ejemplo, y con conductores de pésima educación y cero preparación, que a veces manejan como John Cusack en "2012" o les falta poco para ser como Jason Stathman en "Cranck, muerte anunciada" (decir que como en el "Transportador" sería reconocerles cierta precaución y formalidad: Stathman siempre vestía elegantemente en misión) lo que es típico en los camiones de esa línea o en la de Tlajomulco; incluso, la higiene de los autobuses deja mucho que desear y la personal de los chóferes más, pésima imagen para una ruta que busca unir a los centros comerciales de más categoría de nuestra ciudad.
El único avance es el establecimiento de la ruta 183 que une la zona de Tlajomulco con el centro de la ciudad, llegando hasta el Templo de Aranzazú, lo cual hace que sea una ruta excelente; sin embargo, al igual que en todos los autobuses de la línea Santa Anita a la que pertenece, los autobuses son viejos y en mal estado, aparte de sucios (una vez ví una cucaracha a bordo de uno).
El hecho de que el ex-gobernador y hoy Presidente del Congreso Ramírez Acuña sea propietario de autobuses en las líneas Santa Anita y Tlajomulco, así como la intervención del actual Emilio González en la Alianza de Camioneros, asociación a la que pertenece la línea Tur y con los que está haciendo el disparatado negocio del Macrobus, ¿tendrá algo que ver en las deficiencias del transporte público que han sido descritas? ¿Hasta cuándo podremos tener un transporte digno de humanos y no de animales? ¡Ya basta! Dejemos de estar acostumbrados a vivir mal...
3.- Los Taxis:
Si uno piensa que como alternativa a los autobuses se puede contar con un servicio de taxis aceptable en Guadalajara, se lleva un chasco: es de lo más caro que hay. La razón: la corrupción... el medio de los taxis es terriblemente corrupto, además de que, a su interior, se encuentra permeado de politiquería, como en el DF, que López Obrador regularizó o toleró a los taxis piratas, que no solamente se dedicaban al transporte, sino también al secuestro, robo y violación, a cambio de apoyos y votos, desde 1995 los panistas en Jalisco vieron en los taxistas vehículos no de transporte, sino de propaganda, hubo temporadas, cerca de la celebración de las elecciones que subirse a un taxi era entrar a un curso de adoctrinamiento en las excelencias de los gobernadores Cárdenas, Ramírez Acuña o Emilio González, o de Fox y Calderón.
El otro día tuve una conversación con un sastre que es muy amigo de taxistas y me narró algunas de las prácticas: una persona va y saca placas de taxis sin tener coche, y luego las ofrece en arrendamiento anunciándose en el periódico, llega alguien que tenga un coche ya debidamente pintado y todo y le renta las placas, por cifras que van de los $50,000 a $500,000 anuales, dependiendo del sitio al que estén asignadas las placas. Así, hay varios que logran tener un buen número de placas de taxis con las que negocian. La pregunta es ¿cómo les dan las placas sin llevar coches a inspección?
Como resultado, los taxistas, que tendrían más pasaje si cobraran barato, como sucede en otras partes del país (DF, Acapulco, Zacatecas o San Luis Potosí, por ejemplo) se ven muy presionados y tienen que cobrar una tarifa alta a fin de sacar los costos de operación del vehículo y mantenimiento, además de la "mochada" para el tipo que les rentó las placas y los sobornos correspondientes. Y la autoridad, que está metida en toda la tranza, por supuesto que se los autoriza.
Definitivamente, los taxis en Guadalajara y el transporte público son una muestra de cómo la corrupción es un lastre para el desarrollo, urge un cambio de mentalidad.
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