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22 de noviembre de 2008

HILLARY'S NEW JOB


La designación que hizo el Presidente Electo de EUA de la Sra. Hillary Rodham Clinton para la cartera de Estado no puede ser calificada sino como un acierto, la experiencia y el conocimiento de la realidad política interior y exterior de la potencia angloamericana que indudablemente tiene el matrimonio Clinton (sí, porque al designar a la ex-primera dama se lleva consigo un ex-presidente de regalo, como en promoción navideña) no son desdeñables, como tampoco lo es el cerrar un capítulo que amenazó con partir en dos a los Demócratas y complicarle la elección al afroamericano, así, concilia al sector del partido más añejo y que pertenece al establishment tradicional de Washington.
Ante los desafíos exteriores, la designación de Clinton puede servir para tender un puente hacia la pacificación del Medio Oriente, donde la cara conocida de la pareja arkansasiana (no sé realmente cuál sea el gentilicio correcto) puede dar seguridad tanto a Judíos como Musulmanes que no tendrán enfrente al novato Obama, sino incluso, a alguien que contribuyó en forma decidida al desarrollo de un proceso de paz que culminó en la firma de los Acuerdos de Oslo entre Isaac Rabin y Yasser Arafath en 1993 que parecían conducir al reconocimiento mutuo entre el Estado de Israel y el Estado Palestino, proceso de paz que desgraciadamente, no fue dinamitado por los Palestinos o por grupos radicales islámicos sino por el extremismo hebreo que fue responsable de la muerte del gran estadista y general judío y la posterior provocación infantil y estúpida de Ariel Sharon en contra de los musulmanes al visitar el monte del Templo en Jerusalén y reclamarlo para Israel, así como el alentar la fundación de colonias judías en territorios palestinos.
También es cierto que Obama debe tener cuidado de que los Clinton no le coman el mandado y den la impresión de que existen dos presidentes: uno para el exterior y otro al interior, debe procurar tomar las riendas y evitar que los ex-inquilinos de la Casa Blanca se dirijan solos y planteen una política internacional que nada tenga que ver con lo postulado por el afroamericano en la campaña, el que esto sucediera sin duda desilusionaría a más de uno, máxime cuando son evidentes los vínculos de los Clinton con el establishment y lo favorables que han sido a las posturas beliscistas: Bill bombardeaba periódicamente a Irak como para tener algo que hacer en domingos aburridos, y dejó una situación en que sólo faltaba la orden para realizar la invasión, cosa que hizo Bush Jr., su sucesor, además de que fue el principal promotor de la Guerra en los Balcanes: no hizo nada para frenar las primeras etapas de los conflictos entre Serbia, Croacia y Bosnia, y después destrozó a los servios (o serbios, cualquiera de las 2 ortografías es correcta) para defender Kosovo.
Aquí un paréntesis: pese a que faranduleros e izquierdosos siempre han señalado con el dedo y acusado de militaristas a los Republicanos, han sido los Demócratas quienes han llevado a los Norteamericanos a los conflictos más sangrientos y feroces en los que se han visto envueltos, aunque, curiosamente, han sido los que han procurado justificarlos con las razones más humanitarias y la retórica más convincente: James K. Polk, quien invadió México y le arrebató la mitad de su territorio, era Demócrata, Woodrow Wilson, creador del intervencionismo humanitario y defensa de la Democracia, también lo era, y justificándose en ello no solo invadió a México en Veracruz y persiguiendo a Villa, sino entró en la I Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt, al ver que sus medidas intervencionistas no daban resultado para sacar a EUA de la Gran Depresión provocó por todos los medios a Japón al cerrarle las oportunidades comerciales, sino que no hizo nada por evitar el ataque a Pearl Harbor, entrando a la II Guerra Mundial, era Demócrata también, lo mismo que Harry Truman, quien no tuvo dificultad alguna en autorizar la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki, intervino en Corea e inició la Guerra Fría, y Lyndon B. Johnson, demócrata sucesor del malogrado Kennedy entró en la Guerra de Vietnam, por no olvidar que Jefferson Davis y otros políticos sureños, ante la llegada del primer presidente republicano Abraham Lincoln al poder y su decisión de abolir la esclavitud, decidieron la secesión de sus Estados, mismos en los que gobernaba su partido: el Demócrata, en 1860.
Volviendo al punto actual: no solo decepcionaría el que la política exterior, en manos de los Clinton sea diametralmente opuesta a la aparente postura pacifista o conciliadora de Obama, sino que además podría ser peligroso en cuanto a que Obama acabara siendo un presidente de protocolo y forma, pero que en la práctica los Clinton terminaran por arrebatarle la toma de decisiones o la dirección del país en un momento tan crítico como el presente, en el que, la realidad nos muestra que se está dando la transferencia del poder económico y político de Occidente a Asia; ¿los Clinton habrán comprendido esto, o se empecinarán como Bush y los Neoconservadores en tratar de mantener por todos los medios la preeminencia norteamericana? lo sabremos a partir del 20 de enero...