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11 de noviembre de 2008

EL VERDADERO CAMBIO

La palabra "cambio" es sin duda la más empleada por los políticos, por lo menos recientemente, para sus eslógans y promesas de campaña. En el 2000, los mexicanos fuimos bombardeados con ella, ya antes, los jaliscienses en particular en 1995 recibimos hasta la saciedad esa palabra por todos los medios auditivos, visuales e impresos. Hasta hace una semana, los norteamericanos también fueron bombardeados hasta más no poder con esa palabra y finalmente, votaron y dieron el triunfo al candidato que más representaba tal idea y que más les había machacado con ella.


Desgraciadamente, los políticos casi nunca cumplen lo que prometen, pero son cautos, nos dicen del "cambio" pero no nos dicen si para bien o para mal; la palabra, por sí sola, parece traernos la promesa de mejora inmediata y mágica de las condiciones de vida, de un renacimiento o de una purificación, prometen ser, sin más, verdaderos enviados del cielo que son capaces de resolver los problemas con un solo dedo, (el súperdiputado Petrelli de "Héroes" poseedor de súperfuerza y capacidad de volar, y resucitado por que Dios lo envió de regreso en el primer capítulo de la 3a temporada, sería el único que podría manejar este discurso demagógico con cierta plausibilidad) y reformar la situación con el simple ejercicio de su voluntad.
Sin embargo, siempre se olvida de algo: el verdadero cambio para mejorar siempre requiere el esfuerzo personal y las propias ganas que tenga la persona por transformarse, y al hacerlo, transformar la realidad. Sin embargo, todos aquellos que han hablado acerca de que el cambio empieza por uno mismo, son poco populares: una de las razones por las que el Cristianismo es tan controversial, es por que postula que la salvación viene de Dios, pero toca al ser humano en lo individual el aceptarla y hacer lo posible por ganársela, esto es, implica un esfuerzo personal de transformación... en nuestros comodinos tiempos actuales esto no se comprende y se prefiere la huída fácil que proponen otras doctrinas como en el New Age, que toma del Budismo la idea del Nirvana, el no perturbarse por nada, ni siquiera por el hecho de que nada lo perturbara.
Algo similar ocurre en la cuestión política; en especial, los latinoamericanos buscamos o esperamos, quien sabe si inspirados por las leyendas prehispánicas de Quetzalcóatl o Viracocha por que llegue nuestro mesías y nos salve, desde arriba, sin necesidad de que cambiemos nosotros; por eso tienen tanto éxito los demagogos, idealistas iluminados y caudillos: desde Santa Anna a Hugo Chávez, desde el Ché Guevara a Marcos, de Gaspar Rodríguez de Francia a López Obrador. Todos ellos han prometido la salvación de sus países o pueblos y el logro de una utopía, sin que el pueblo se moleste en hacer nada, no, para nada!! Papá gobierno estará para salvarlos siempre.
Eso ha provocado numerosas trabas para nuestro desarrollo: tenemos sociedades de pedinches, no de ciudadanos, tenemos una cultura de mantenidos, no de emprendedores, y hoy que tras la crisis económica, el mundo se está "latinoamericanizándose" en lo económico, al asumir, tras la reunión del G-20 que lo único que puede salvar al mundo de la quiebra es el intervencionismo estatal en la Economía, en realidad lo que se dará es prolongar los efectos de la crisis, misma que no se dió por que los mercados no se autorregulen, sino por que las regulaciones existentes lo entorpecieron, y además, por que la política se metió en la Economía: la burbuja crediticia comenzó con la Administración Clinton, que buscando reactivarla optó por prolongar la mala costumbre norteamericana, importada por México y Latinoamérica en general, de sustentar la Economía en el consumo, no en el ahorro. Así, facilitó el acceso al crédito hipotecario a todo el mundo, aún al insolvente con las bajísimas tasas de interés: todo mundo sacó créditos originalmene planteados para adquirir casas para financiar su consumo y sus caprichos. En otras palabras, la mano visible del Estado y la más visible dentadura de la política le dieron sendos manazos y mordidas a la mano invisible del Mercado que no pudo restaurar las cosas.
Así, al apostar por el intervencionismo se está apostando por el freno a la iniciativa y a la inversión, al Estado rector de la Economía y a un regreso al Mercantilismo del siglo XVI, del que por cierto, no hemos salido en México, en que el triunfo económico se asociaba a la alianza entre las autoridades y los potentados, lo que genera, evidentemente, la corrupción.
En México estamos atados a un sistema mercantilista desde la época colonial; la realidad no es que el Neoliberalismo sea la causa de nuestros males: es la falta de ese liberalismo lo que nos evita tener el desarrollo que nos merecemos como país, bajo un esquema propio del Renacimiento, se han creado fortunas inmensas gracias a concesiones de monopolios como la telefonía, la televisión y otros, el Estado, o más bien los políticos, usan como caja chica las industrias estratégicas como el petróleo o la electricidad y la corrupción y el nepotismo campean por doquier, además de la creación de grupos privilegiados: simplemente véase la actuación del sindicato de maestros respecto a la "Alianza por la Calidad de la Educación" ¿no salieron a protestar por que ahora se les evaluará y no podrán ni heredar ni vender sus plazas? Esas no son prestaciones laborales ni justas conquistas sindicales, son privilegios de grupo similares a los que el Rey Luis XIV otorgaba a tapiceros o pintores con exenciones fiscales, títulos nobiliarios y la posibilidad de heredar oficios y prebendas.
Y es que, ¿cómo podemos creer en políticos que prometen el cambio cuando ellos mismos no han cambiado? Y es que si queremos un cambio para bien hacia la prosperidad, todo debe comenzar con un cambio de mentalidad, sobre todo en la Etica y olvidarnos de buscar privilegios y beneficios particulares para lograr un beneficio común que repercutirá en nuestro beneficio personal. Un rasgo definitivo de esto es el nepotismo, presente hasta en el medio del espectáculo donde ahora, la nueva generación de actores y músicos populares es heredera literalmente de la anterior, pero evidente en dependencias públicas y en algunos otros sectores importantes como el notariado o la carrera judicial.
Esto disuade mucho de que los mexicanos búsquen o vean en la educación y en el trabajo formas de progresar: ¿para qué estudiar, para qué trabajar? finalmente, sólo tendrán éxito aquellos que estén "bien parados" que tengan padrinos o parientes e influencias en distintas áreas. Y eso provoca nuestra perpetua mediocridad e improductividad, y que se lleguen a absurdos, existentes sólo en los países tercermundistas como el nuestro en que el trabajo de un jardinero o de un albañil (que en modo alguno debe ser denostado) sea mejor remunerado que el de un profesional graduado de licenciatura en una Universidad... de ahí que muchos profesionistas, al no encontrar posibilidades de desarrollo, se dediquen a la venta de alimentos, piratería y cosas por el estilo donde se obtienen mejores beneficios económicos.
Así que en nuestro país muchas veces se castiga al mérito y se premian los parentezcos y las amistades (muchas veces, sino es que casi todas las veces, falsas y convenencieras) entre funcionarios y familiares, padrinos y ahijados... desgraciadamente, en el medio de los abogados se da mucho esto, y al respecto, recuerdo un chiste que una vez me contaron:
Iba un abogado por la calle cuando pasa frente a una veterinaria y lee un letrero: "TENEMOS LA MASCOTA IDEAL SEGUN SU PROFESION, ESTA SEMANA: EN OFERTA EL ANIMAL DE COMPAÑIA PERFECTO PARA EL ABOGADO. Intrigado por el anuncio, entra en el negocio y va con el encargado:
--Oiga, ¿que está en promoción la mascota para los abogados?
--Sí, claro, pase por aquí, por favor.
El dependiente lo guía y lo lleva ante 3 perchas donde se encuentran 3 loros. El abogado respira aliviado, pues pensó que lo llevarían ante las ratas, o incluso ante un capíbara brasileño --el roedor más grande del mundo, del tamaño de una mesa-- pero vió que esos estaban reservados para los políticos.
--¿Pericos?
--Sí, pericos, licenciado.
El primero era casi un polluelo recién salido del cascarón, pero lucía gruesos anteojos y miraba fijamente la laptop del dependiente que estaba frente a él, en un escritorio, con la página web de la Suprema Corte abierta y siguiendo atentamente los debates de la sesión de Pleno.
--¿Cuánto cuesta y qué hace este perico?
--¡Ooooh, es una maravilla y una ganga! le cuesta $100.00 y se sabe toda la Legislación Federal y la de todos los Estados de la República y el DF, además sabe de memoria toda la obra de Justiniano, con el Digesto incluido y está estudiando a Carnellutti...
--¡Increible!
El segundo loro era ya maduro, pero tenía cara de atribulado, revoloteaba de un lado a otro y bajaba hacia otra lap top donde escribía al parecer una demanda.
--¿Y ese?
--¡Ese da también muy buen servicio! Sabe tramitar amparos y volando va a presentar las demandas que escribe con el pico a los juzgados, además, sabe hablar con los jueces. También se sabe toda la Legislación federal y las estatales, además de toda la Jurisprudencia, ¡es muy activo! le cuesta $200.00
El tercer loro estaba dormido, era viejo, casi no tenía plumas ya en la cabeza y muy gordo. Bajo él, la etiqueta marcaba increiblemente el precio de: $1'000,000.00
--¡Oiga, por qué ese tiene ese precio astronómico! ¿pues qué hace?
--Mire, ese loro viejo nunca ha hablado ni ha hecho nada, solo come y duerme, pero quien sabe por que es tan importante que los otros dos le dicen "Magistrado".
Ahí les dejo la reflexión...