Durante la independencia las cosas siguieron igual o peor, para empezar, ese movimiento distaba mucho de ser liberal o realmente buscar una solución a los problemas de justicia social provocados por el orden colonial; al igual que en Estados Unidos, fue un movimiento dirigido por los aristócratas criollos o blancos descendientes de europeos nacidos en América a fin de defender sus intereses, que en el caso de México eran: 1.- dejar de pagar impuestos a la metrópoli y poder acceder a los altos puestos del gobierno y de la Iglesia, 2.- evitar la implantación de las reformas económicas iniciadas por los Borbones en el Imperio Español dirigidas a convertir a una economía mercantilista y por tanto sustentada en privilegios, corporativismo, monopolios y concesiones a una economía capitalista de libre mercado. 3.- Separar a México de una España gobernada por los liberales en ausencia de Fernando VII, ante el temor fundado de que estos liberados aceptaran el dominio napoleónico, pues el corso pretendía ser la encarnación misma de los ideales de la Ilustración, los que buscaban aplicar en las Cortes de Cádiz.
De esta forma, la Independencia de México resultó ser un movimiento conservador y contrario a todo aquello que los Liberales Mexicanos y la Historia Oficial nos ha dicho, desde que con México a Través de los Siglos nuestra Historia fue secuestrada y falseada por una facción (y lo irónico es que el perpetrador de tamaño crimen contra la memoria: Porfirio Díaz, acabó siendo víctima de su propio invento), pero además, lo mismo que el resto de las independencias hispanoamericanas se vio inspirado por el nefasto ejemplo de Napoleón, que distó mucho de ser, como algunos escritores de folletines venidos en glorias literarias como Pérez Reverte lo dicen, el emblema de la libertad y la modernidad, para ser en realidad un caudillo carismático, genio militar y político, pero genocida indudable que sacrificó a Francia y a Europa entera en pos de su grandeza personal, su megalomanía y escasa autoestima necesitada de reafirmaciones provocada por una infancia difícil y pobre. El nombrar reyes a sus hermanos y condes y duques a sus mariscales no puede ser si no el pretender usar en su provecho ideales con los qué legitimar su monarquía y la anacrónica pretensión de resucitar el Imperio Romano, sin ninguna voluntad republicana, por más que sustituyera las coronas de la nobleza por sombreros emplumados en los escudos heráldicos.
Así, Bolívar y San Martín realizaron grandes hazañas militares como el paso de los Andes inspirados en su figura, y como él pretendieron ejercer un poder omnímodo sobre sus pueblos. En México, si bien Hidalgo nunca tuvo ideas definidas sobre su proyecto de Nación, Morelos, que pretendió organizar la lucha y establecer un gobierno independiente sobre los territorios que había logrado liberar de la presencia española sucumbió también ante la tentación caudillesca napoleónica en vez de seguir el ejemplo de Washington. Si en vez de actuar prácticamente como único legislador, elector de diputados y cabeza del Poder Ejecutivo a la par que comandante del ejército rebelde se hubiera conformado con este último papel, probablemente la independencia se habría logrado en 1815 y no hasta 1821 aunque hubiera sido en un territorio limitado al sur de la Nueva España, pero se habría iniciado con instituciones realmente representativas y democráticas y habría operado un cambio profundo en el país, pero optó por ser el caudillo omnipresente y todopoderoso y a la falta del mismo, la etapa más brillante y que mejores posibilidades presentó de nuestra Guerra de Independencia se fue al caño.
Tuvo que ser Iturbide quien lograra culminar la Independencia. Resulta curioso que la Historia Oficial lo presente como conservador, cuando sin embargo proclama la vigencia de la constitución liberal de Cádiz de 1812. Su plan de independencia se adelanta 100 años a la forma en que Inglaterra concedió la libertad a Canadá y Australia manteniendo la ficción del reinado del monarca europeo, pero también manteniendo efectivos fuertes lazos comerciales, culturales y económicos que habrían contribuído al desarrollo de México. Sin embargo, ante la negativa del rey Fernando, Iturbide decide coronarse emperador.
Esto ha sido tachado oficialmente como una extravagancia y muestras de una voluntad tiránico, pero nuevamente es un mito: por un lado, ciertamente, Iturbide sucumbio a la tentación napoleónica, pero por otro, una monarquía constitucional habría sido una etapa de trancisión en la evolución política de México que nos habría permitido gozar de un siglo XIX estable y pacífico como fue en Brasil, donde la monarquía imperial de los Bagranza permitió al país amazónico convertirse en una potencia regional, gozar de una gran estabilidad interna y sentar las bases de su industrialización. El que Brasil figure entre las potencias emergentes al lado de China y la India tiene su origen en el atrevimiento del príncipe Pedro de proclamar la independencia respecto de su padre Juan IV.
Tras la caída de Iturbide orquestada entre los "albañiles cósmicos" o sea los masones y los intereses de EUA, los intentos por establecer un sistema democrático fueron un desastre y vino la sucesión de los caudillos tropicales: Santa Anna en particular se convierte en el hombre fuerte del país y las constantes rebeliones, motines y sustituciones presidenciales solamente tienen como objeto el mantenerse siempre como el poder detrás del trono, también Anastasio Bustamante y Valentín Gómez Farías pretendieron, entre otros, establecer su caudillaje, pero casi siempre terminaron siendo instrumentos del veracruzano, destacando el médico tapatío, quien es honrado como uno de los precursores de la Reforma por sus medidas anticlericales, pero que no fue siempre mas que un cobarde subordinado a los vaivenes del humor de Santa Anna.
Tras esta etapa siguió Juárez y la constitución de 1857, y probablemente, a pesar de lo que nos digan la Historia Oficial y la Izquierda, nadie ha sido más antidemocrático y más contrario a los verdaderos intereses del pueblo mexicano que el "benemérito" a quien solo la muerte separó del poder que ejerció en su mayoría por facultades extraordinarias, ciertamente obligado por las circunstancias, pero también consciente de que abrir el sistema político mexicano a la Democracia era abrir la caja de pandora de los conflictos internos y eternos. Su alumno y rival: Porfirio Díaz, comprendió lo anterior y logró la tan ansiada paz social y estabilidad manteniendo un férreo control del país. Pero, sustentado todo en su figura y no en instituciones, no hubo una buena gestión de la sucesión, con todo y que tuvo tres probables sucesores que si el general oaxaqueño se hubiese retirado a tiempo, habrían mantenido el rumbo: Ramón Corral, Bernardo Reyes y José Ives Limantour.
Madero abrió la puerta del infierno, y bajo su ideal democrático únicamente provocó que se renovara la lucha entre caudillos: Villa, Zapata, Huerta, Carranza, Obregón, Calles... en México no hay ideologías propiamente dichas: los "ismos" parten de apellidos de los caudillos hasta nuestros días: Callismo, Villismo, Zapatismo, Obregonismo, Cardenismo, Salinismo, Zedillismo, Foxismo, Obradorismo, Calderonismo... las ideas o los proyectos no importan, solo la voluntad de los caudillos y los intereses de grupo del conjunto del líder y sus allegados.
Y así llegamos al día de hoy... estamos en una nueva etapa en que tras un régimen de "dictadura institucionalizada" que en mucho podemos decir ha sido el más exitoso de todos los que se han experimentado en México tras su independencia, porque brindó desarrollo al país, estabilidad y paz durante setenta años, aunque tuvo defectos y errores gravísimos, como lo plantea Macario Schettino, en su obra Cien Años de Confusión, pero no creo que todos hayan sido tan catastróficos como el los muestra, (algunos sí, como el generar una cultura del influyentismo y el soborno o un sistema educativo sustentado en el adoctrinamiento de la Historia Oficial y demasiado literario y poco científico) se ha abierto de nuevo con la Democracia una etapa de caos y de desorden que no ha aportado nada para resolver los problemas heredados del anterior régimen ni hasta ahora ha logrado nada nuevo que funcione: estamos nuevamente ante las luchas por el poder de caudillos carismáticos, hombres fuertes o caciques que ejercen su poder tras el trono, corrupción, deterioro ético en todos los órdenes, ideologías vanas invocadas en defensa del atraso y del entorpecimiento de la labor del contrario, despotismo ejercido por grupos y desprecio hacia las necesidades de la gente, la inseguridad y la violencia, así como la constante amenaza de un estallido social a ser provocado por el caudillo que se ponga vivo.
En México no nos ha quedado claro que la Democracia no funciona, además que, hay que decirlo, esta presunta necesidad de que todos los pueblos de la Tierra deban gobernarse bajo el régimen político nacido o ideado en Atenas y replanteado por la Ilustración francesa y adoptado por los norteamericanos no es más que una idea fanática que ha impulsado la expansión imperial de EUA lo mismo que el Comunismo impulsó la expansión soviética o el Catoliscismo en su momento la expansión española. Cada pueblo necesita un régimen político diferente, y la historia de México es muy diferente a la Europea o Norteamericana, por lo que las recetas aplicadas en estos lugares no necesariamente funcionarán aquí.
Por otro lado, y como lo trataremos en otro post, la Democracia no es la mejor forma de gobierno, y en los países que la han adoptado se pueden ver sus efectos, que no necesariamente son buenos.
México requiere un régimen fuerte, con un ejercicio autoritario del poder a fin de evitar los desórdenes sociales y que se sustente en instituciones y no en personas específicas, asegurándose además que quienes ocupen los cargos públicos sean los mejores en lo que hacen, fomentando una meritocracia en que gobiernen los más aptos, claro que no debe desdeñarse la opinión del pueblo, pero debe entenderse que la opinión de la mayoría muchas veces no es la más correcta, más cuando se trata de una masa que de por sí no razona, solo siente emociones, y que en el caso de nuestro país se encuentra formada por un gran número de analfabetas funcionales adoctrinados por la televisión y la farándula. Es triste decirlo, pero la realidad es que los pueblos no se saben gobernar a sí mismos, y como decía Aristóteles, fácilmente se dejan engañar por los demagogos que llevan a las sociedades a la peor forma de gobierno: la Tiranía, donde la Alemania Nazi y la Venezuela chavista sonlos ejemplos más claros.
Ya hablaremos de la Democracia y por qué los Estados Democráticos se encuentran en decadencia, así como las razones que están llevando a las potencias autoritarias: Rusia, China y el Islam, principalmente, al ascenso.
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