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8 de enero de 2013

JUAN CARLOS I EN SU 75 ANIVERSARIO


El año pasado, el reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte celebró los 60 años de reinado de Isabel II, sobre lo que hablé en su oportunidad, destacando como, la labor constante y el sentido de Estado de la soberana inglesa le ha permitido gestionar la decadencia de su país como potencia mundial de forma que no se ha generado una crisis política, social y económica catastrófica; incluso el separatismo escocés parece que no triunfará en el referéndum a ser celebrado este año, y en todo caso, el país celta parece que mantendría como cabeza del Estado a la monarca, quedando por lo demás independiente, en lo que quizá sea más el paso a un federalismo en la isla de Gran Bretaña que una real escisión de sus componentes. Isabel II ha destacado por su prudencia y por no esquivar los problemas; finalmente, y como lo retrata la película La Reina, en la que es interpretada por la actriz Hellen Mirren, pudo superar la crisis, tanto familiar como constitucional, que representó la irrupción de la Princesa Diana Spencer y la irresponsable actitud de sus hijos Carlos y Andrés, éste último casado también con una mujer dada a escándalos (Sarah Ferguson) y a buscar protagonismos innecesarios, a más de 16 años de la muerte de la "Princesa del Pueblo", la figura de ésta cada vez queda más en lo anecdótico e Isabel pudo sentarse en el trono ya libre de la mayor amenaza que existió en el siglo XX para la Monarquía como institución y que fue representada por aquella frágil mujer rubia. Hoy en día, Isabel, pese a su ancianidad aparece fuerte y lúcida, y ante la crisis económica y los sucios negocios hechos en las cúpulas de la banca y las finanzas británicas apareció en visita sorpresa por el Banco de Inglaterra cuestionando la falta de orden y de regulaciones de la mencionada banca central, y una semana después acudiendo al número 10 de Downing Street para presidir una sesión de Gabinete; algo que no ocurría desde 1781 cuando Jorge III acudió ante el Gabinete de Frederick North a ese mismo domicilio a fin de mantener el orden tras la derrota de Lord Cornuallis a manos de los insurgentes norteamericanos. Ciertamente, tras aquella ocasión ha habido reuniones del Poder Ejecutivo en pleno con el monarca, pero han sido convocadas por éste a Buckingham, como ocurría durante las dos guerras mundiales con los Jorges V y VI, Isabel se reúne constantemente con ministros en audiencias en el palacio real, todos los viernes acuerda con el Primer Ministro, y frecuentemente preside y participa en las sesiones del Consejo Privado del que algunos ministros son miembros, por lo que es clara la urgencia que tuvo la soberana, como Jefe de Estado, de acudir y leer la cartilla a un Gobierno como el de Cameron, carente de convicciones e ideas, creador de cortinas de humo progresistas, encubridor de despilfarros y corruptelas y falto de valor y energía para tomar decisiones ante la crítica situación que se vive en Europa; aunque claro, lo disfrazaron de una mera cortesía por el jubileo real.

Pero eso no pasa en España, donde Juan Carlos I de Borbón y Borbón-Dos Sicilias que acaba de cumplir 75 años de edad parece ser una compilación de todos los defectos y lacras que han acompañado a su dinastía desde finales del siglo XVI en que han ceñido la corona de tres Naciones distintas: la Baja Navarra, Francia y España.

Si vemos la lista de los soberanos Borbón que han reinado sobre estas dos últimas potencias, nos daremos cuenta que los miembros de esta familia se han destacado por: 1.- Un gran pragmatismo moral. 2.- Tendencia al autoritarismo más exacerbado. 3.- Utilización del poder político para satisfacer sus intereses personales. 4.- Falta de empatía con los pueblos que han gobernado. 5.- Frivolidad y hedonismo. 6.- Megalomanía y cambios frecuentes de estado de ánimo: de periodos de actividad frenética pasan a sufrir severas depresiones. 7.- Un apetito sexual desbocado.

Aunque, claro, no todos los Borbón han sido así: Luis XIII "el Justo" fue un hombre consciente de que no tenía grandes capacidades políticas, pero sí para seleccionar a la mejor gente, y así llamó al gobierno al Cardenal Richelieu que convirtió a Francia en la primer potencia mundial, mientras que su apodo remarca el fuerte sentido de justicia que siempre tuvo, su hijo, Luis XIV "el rey Sol" pese a tener muchos de todos estos defectos que hemos listado, fue un estadista en toda la extensión de la palabra, aunque identificó los intereses de Francia con los propios; en el lado español: Carlos III fue también un extraordinario estadista, trabajador y responsable, aunque tuvo decisiones polémicas, como la expulsión de los Jesuitas del Imperio Español, y Alfonso XII probablemente fue el monarca de esta familia que más preocupación sincera tuvo por las necesidades del pueblo y que más adquirió el carácter español al que amaba hondamente, pese a ser un lujurioso incorregible.

Sin embargo y ya como en otra entrada lo refería, la mayoría de los monarcas Borbón en Francia y España han resultado fatales: desde Enrique IV que se convirtió al catolicismo por mera ambición, un Carlos IV títere de su esposa Maria Luisa y de su ministro Godoy, o Fernando VII, hombre motivado por su ambición personal que le impidió transformar al Imperio Español en una Comunidad Hispánica de Naciones, su hija, Isabel II, una lujuriosa y corrupta, rehén de los liberales-masones como Serrano, Mendizabal, verdadero saqueador que se enriqueció con bienes de la Iglesia, o Prim, cuyo peligro en mucho motivó la actuación de Fernando contra toda forma de constitucionalismo, mientras que los Carlistas, partidarios de la línea de sucesión masculina a favor de Carlos María Isidro, hermano menor de Fernando VII, desataron guerras civiles y se proclamaban defensores de la auténtica tradición española y de la Religión, en realidad, sólo defendían sus ambiciones personales y no les importó ensangrentar España. Finalmente, el abuelo de Juan Carlos: Alfonso XIII fue igualmente corrupto, frívolo y cobarde que entregó el país a los Republicanos que lo llevarían a la Guerra Civil; el padre del actual Rey, Juan de Borbón, intrigó desde el exilio para quedarse con la sucesión en vez de su hermano mayor Jaime, y después, al darse cuenta que Franco no restauraba la monarquía tras vencer a los Republicanos, se volvió su mayor opositor.

La verdad parece que Franco nunca tuvo claro qué tipo de sistema político deseaba para España: su dictadura más bien tuvo el carácter de un gobierno provisional o de emergencia establecido para evitar el caos en el que degeneró la República, pero también precavido ante una monarquía que terminó siendo ineficiente e impopular ante el desaseo de sus titulares,  finalmente, y presionado, se decantó por declarar que España era un Reino sin Rey, aunque señaló en 1947 mediante una Ley, que Juan Carlos (saltándose a Juan de Borbón por ser su opositor y además para establecer que la monarquía era nueva, diferente a la anterior a la República y la Guerra Civil) sería el sucesor como monarca; sin embargo, el Generalísimo dudó mucho tiempo sobre la persona del sucesor, y así planteó sustituirlo por su hermano menor Alfonso, que murió en un muy conveniente "accidente" cuando él y su hermano mayor Juan Carlos jugaban con una pistola que estaba cargada en 1956, posteriormente, al parecer el militar español pensó en que le sucediera su yerno, Alfonso de Borbón y Dampierre (quien también tiene derechos al trono francés) sin embargo, Juan Carlos lo alejaría de España, ya Rey y terminaría muriendo, en misteriosas circunstancias, en un accidente de esquí.

En 1969, sin todavía llegar a una decisión definitiva, Juan Carlos fue confirmado como sucesor en la Jefatura del Estado por el Poder Legislativo, aún así, Franco parecía preferir una continuidad del régimen instaurado por él en una especie de República con un Jefe de Estado sin corona, electivo pero vitalicio y un Parlamento elegido democráticamente, para lo que parecía preparar al Almirante Carrero Blanco, que también murió asesinado por la ETA en los años setenta.

En 1975, durante las últimas enfermedades de Franco, Juan Carlos es recordado por su intransigencia y su falta de compasión por el anciano enfermo, de quien queria arrancar, aún en vida, la transmisión plena y permanente de poderes a cargo del Estado; finalmente, al morir el Dictador, Juan Carlos asumió la corona de acuerdo con la Legislación Franquista.

Lo que siguió, es un reinado que ha ido de más a menos: Juan Carlos, al igual que su antepasado Felipe V, cuyo retrato cuelga detrás de su escritorio en su despacho, como se alcanza a ver en la foto que abre esta entrada, inició con grandes ánimos y fue el motor fundamental de una serie de reformas tendientes a desmantelar toda la estructura del régimen franquista, sin embargo, parece que después se dio cuenta de que fue demasiado lejos: aquellas reformas le habían permitido ganar popularidad y legitimidad al exterior, pero le despojaron de grandes tajadas de poder que quería ejercer, no solamente como Jefe de Estado, sino efectivamente a cargo de la administración, más de acuerdo al contenido de la Constitución de 1978. En 1981, se dio el intento de golpe de Estado por el General Tejero y Juan Carlos apareció en TV ordenando, en su carácter de comandante supremo de las fuerzas armadas, el mantenimiento del orden constitucional y  detener a los golpistas; así, el Rey quedó como el gran defensor de la Democracia y la Constitución y se ganó un enorme bono de apoyo del pueblo español (ya perfectamente convencido o engañado por las delicias democráticas) aunque últimamente ha surgido la tesis de que en realidad era un autogolpe, mediante el cual, Juan Carlos buscaba adquirir el poder absoluto en España, pero se echó para atrás al último momento, al darse cuenta que aquello condenaría al país al ostracismo y a él mismo le destrozaría la imagen como un tirano.

Juan Carlos y Adolfo Suárez, su primer Presidente del Gobierno, han tenido mucha de la culpa del cada vez más latente desmembramiento de España y la corrupción de su sociedad: fueron los impulsores de la estructuración en el "Estado Autonómico"  sistema que es un "Frankenstein" que ni es un sistema federal ni uno centralista, pero que ha servido como ninguno para fomentar regionalismos, conciencias étnicas antes inexistentes y que ha generado un gasto público estratosférico e ineficiente. Fueron unos cobardes al no mostrar la realidad sino volcarse contra el Franquismo, del que provenían, para pintarlo como el mal, y a los Republicanos, y más que a ellos, a los Comunistas y Anarquistas que terminaron por secuestrar la República, como los buenos del cuento, ocultando su vinculación con la Rusia de Stalin, sus desmanes, matanzas y conflictos internos que demolieron su bando desde dentro, hicieron imposible la vida a la mayoría de los ibéricos y precipitaron a España a la peor de sus tragedias, como consecuencia, el radicalismo ideológico ha venido a imperar en la "Madre Patria".

Juan Carlos tras los sucesos de 1981 se sintió arropado por las masas y se convirtió en un bon-vivant que desde entonces ha rehuído a sus responsabilidades políticas y constitucionales a diferencia de la soberana británica, sintiendo que le basta el apoyo ganado tras aquel golpe; para buscar mantenerse en el trono, se acercó a las Izquierdas, a las que ha dejado hacer y deshacer en sus proyectos de reingeniería social: aborto, divorcio express, homosexualismo, y a todo ha dado su consentimiento, pues teme a los socialistas y comunistas del PSOE e Izquierda Unida a la vez que son sus cómplices o compañeros de negocio: Juan Carlos en 1975 no tenía más medios de subsistencia que una renta que le pasaba el Estado como presunto sucesor del Caudillo, hoy en día, tiene una cuantiosa fortuna personal, misma que ha crecido sobre todo bajo los mandatos de la Izquierda, sobre todo bajo el de Felipe González (uno de los políticos europeos más corruptos y que sin embargo, goza de un inexplicable prestigio internacional) pero también bajo los mandatos de una Derecha domesticada y débil como es el Partido Popular, el Rey hace viajes oficiales, acompañado de empresarios españoles que invierten en otros lados y reciben inversiones en su país, pero muchas veces, el monarca recibe parte de los negocios concertados.Conocido fue que en 1991, enmedio de la Guerra del Golfo Pérsico, el Rey y el descendiente de Cristobal Colón concertaron negocios con los emires Kuwaitíes para sacar beneficios de la aventura bélica en la que participó España bajo la coalición contra Saddam Hussein, por ejemplo.

La corrupción permea la Casa Real, y tal es el caso del reciente escándalo de su yerno Iñaki Urdagarín, antiguo jugador de balonmano y cuyas fundaciones y empresas han cometido fraudes, según todo lo indica, con el consentimiento, y quizá, con el beneficio del propio Rey. Sus aventuras amorosas, además, son abiertamente ventiladas en la prensa con total descaro, y su indiferencia para con el pueblo español en medio de la crisis es atroz: con el desempleo creciendo y el poder adquisitivo reduciéndose, el Rey se fue a Bostwana de safari, a cazar elefantes en compañía de su amante.

El Rey no se ha dado a respetar y tolera burlas y ataques de los separatistas catalanes, y todavía, en la última entrevista que le hicieron, cuya foto aparece al inicio, dice que le preocupa la vertebración de España, entonces... ¿qué ha hecho él para asegurarla? ¿No es ese su papel como Jefe de Estado y garante de una Constitución que él mismo ayudo a implantar?

Juan Carlos I es sin duda, uno de los peores monarcas que han dirigido a España, es más, él ni siquiera ha hecho eso, ha dejado a los dos grandes partidos: PSOE y PP hacer lo que quieran, tejer y destejer, sin actuar como árbitro de la vida política ni como un verdadero Jefe de Estado, solo ha buscado gozar de los beneficios del poder, mas no de sus responsabilidades, pero lo peor de todo es que la alternativa a este monarca es algo todavía más malo: ¿Qué pasaría si España cambiara a una República Parlamentaria como Italia o Alemania, o con modelo de cohabitación como la Francesa? Pues imagínense, las contiendas partidistas se empeorarían y veríamos ser electos presidentes a mediocridades y bandidos como Zapatero, González, Aznar o Rajoy y la mesa estaría servida para un nuevo caos: los dos intentos anteriores republicanos de España terminaron en la anarquía y el fracaso, y eso que contaron con personas de cierto calibre, como Pi y Margall en 1870, o Niceto Alcalá Zamora en 1934, ahora que sólo existen pesos-pluma intelectuales y mal intencionados como los mencionados ¿Qué pasaría?... ¡Ni pensalrlo!

Quizá la única alternativa viable para una España unida sigue siendo la Monarquía, y en la persona del futuro Felipe VI, si llega a reinar, hay muchos que creen en él y en cómo ha sacado ya varias veces, con sus apariciones públicas, las castañas del fuego donde su padre las ha puesto; quizá lo sea, lamentablemente tiene un defecto... es un Borbón.

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