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22 de noviembre de 2010

VAMPIROMANIA

El otro día, en el Twitter, León Krauze preguntaba que cuál era, en opinión de la audiencia, el legado dejado por J.K. Rowling y la saga de Harry Potter, misma que ya se encuentra llegando a su fin en cuanto a la serie fílmica, yo sin ambage alguno, le contesté al Jr. del famoso Historiador que en mi opinión, el legado ha sido una serie de escritores mediocres o de plano malos que se la han pasado intentando reproducir el fenómeno generado en torno a los personajes creados por la pluma de la escocesa, y para muestra tenemos sagas como la de Percy Jackson, una verdadera charlotada en que simplemente se traslada a Potter y a sus amigos a la mitología grecorromana, la fallida saga de Artemis Fowl, contemporánea del joven mago pero que no tiene méritos para competir con ella y que es sobre una especie de "narcojúnior" que luego quiere cometer delitos en contra o con la ayuda de seres mágicos (chéquese el mensaje moral); pero sobre todo, se ha dado una proliferación inaudita, extraordinaria de novelas, películas y series de televisión en torno a los vampiros, y sobre todo, en torno a la idea del vampiro adolescente.

Y así es, tenemos hoy vampiros hasta en la sopa en lo que quizá es un síntoma de la falta de creatividad y orginalidad en la literatura y el cine, aparte de un creciente gusto por lo deprimente, lo oscuro, lo macabro, propio de una sociedad envuelta en el pesimismo y en crisis espiritual; pero lo más lamentable de todo es que nadie le da un giro mayor o diferente a los patrones ideados ya a fines del siglo XIX por el mediocre escritor irlandés Bram Stocker y su "Drácula", sino que todos escriben sobre los moldes dejados por este autor de folletín que no dejó otra obra digna del recuerdo más que ésta y que además debió su trascendencia al cine antes que a sus propios méritos literarios, pues pronto, el vampiro se convirtió en un ícono del cine hoolywodense.

La realidad es que el vampiro es un mito relativamente moderno que surge del descubrimiento de los murciélagos hematófagos (desmondus rotundus es la especie más extendida de vampiro) tras el descubrimeinto de América, la exploración del Africa Ecuatorial y otras zonas tropicales, si de por sí el animal era visto como algo siniestro, el contremplar que ciertas especies del mismo son además bebedoras de sangre refrendó la idea de que se trataba de una creatura maligna; y el conocer por parte de los europeos sobre leyendas en Filipinas sobre brujas que se transformaban en demonios con la misma sanguinaria dieta contribuyeron a la creación del mito, pero en Europa, donde las especies de murciélagos hematófagos no existen, no había leyendas sobre seres parecidos, mas sí sobre "muertos-vivientes" y síntomas luego asociados a los vampiros que más bien tienen relación con las víctimas de rabia o de peste en las grandes epidemias del siglo XIV.

Bram Stocker sabía de ésto, pero la creación del vampiro surgió cuando visitó Hungría y ahí le narraron la historia de Vlad "Tepes" Draculea o Drácula, a quien vemos en la imagen con la que se inicia esta entrada.

Vladislao o Vlad Drácula fue un voivoda o noble rumano que vivió a mediados del siglo XV, en una época sumamente difícil de trancisión entre la Edad Media y el Renacimiento, surgido en un pueblo latino, influenciado por el agonizante Imperio Romano de Oriente, pero también por la cultura eslava de sus vecinos Búlgaros y Servios, y la germanización de Húngaros y Croatas, Drácula es consderado, por los Rumanos hoy en dia como uno de sus grandes héroes nacionales, uno de los fundadores de la nacionalidad rumana, un defensor de la independencia contra las ambiciones imperiales del Islam encabezado por los Otomanos, y de la identidad propia cristiano-ortodoxa contra los europeos occidentales católicos como Matías Corvino, rey de Hungría. Cuando, en 1989 cayó la Dictadura comunista de Ceaucescu, quien habia usado la figura del Príncipe de Valaquia, (nunca fue conde ni residió en la vecina Transilvania) como una inspiración (¡y vaya que lo fue!) y los rumanos descubrieron la novela de Stocker y las películas en que lo ponían como adorador del demonio, bebedor de sangre y galán irresistible, no pudieron más que sorprenderse, aunque pronto se dieron cuenta de que tenían algo con qué atraer a los turistas y hacer buen dinero, lo que han aprovechado hasta ahora.

El apellido de Vlad "Drácula" quiere decir "pequeño dragón" o "dragoncito", ya que fue hijo de Vlad Dracul, "el dragón" quien recibió ese apellido al ser miembro de la orden religioso-militar ortodoxa de los "Caballeros del Dragón" surgida para luchar contra los musulmanes que amenazaban los Balcanes y que ostentaban un dragón rojo en su escudo, mientras que su apodo "Tepes" quiere decir "el empalador" pues era su forma de ejecución predilecta contra los guerreros islámicos capturados o los delincuentes comunes: un verdadero arte de crueldad que consiste en introducir un afilado poste por el ano que sale ya sea por la boca o por el vientre, sin dañar órgano vital alguno, la muerte tomaba varios días en llegar entre horribles dolores, mientras que además, para lograr escarmiento, era levantado y expuesto ante todo el mundo; Drácula ordenó efectuar este tipo de ejecuciones en forma masiva, creando verdaderos bosques de cadáveres empalados y generando el terror más brutal, algo que el príncipe consideraba necesario dada la anarquía con la que se encontró al asumir el trono de Valaquia, era necesario brindar seguridad y orden si se deseaba contar con la fortaleza y la unidad necesaria para enfrentarse al peligro turco. Muchas anécdotas y relatos de su crueldad fueron exageradas por sus enemigos como Matías Corvino de Hungría, quienes lo retrataron como un psicópata feroz y que celebraba banquetes en medio de los empalados en los que bebía sangre en vez de vino o que mataba gente por cualquier pretexto.

Así se contaba que un día vió a un campesino vestido con la ropa arrugada por lo que le preguntó si su mujer le atendía bien, dado que su camisa no estaba bien planchada. El campesino respondió que sí, y que la quería mucho y era una buena mujer. Drácula por su parte, le ordenó que la trajera ante él. Una vez presente la mujer, Drácula le dijo que era una mujer floja y que no sabía hacer el quehacer bien, ya que no le planchaba las camisas a su marido, desenvainó la espada y la decapitó ante la desesperación del campesino, a quien el príncipe recomendó buscara otra esposa que sí supiera planchar. Para acabar con vagos e indigentes, los invitó a un banquete dentro de un salón hecho de madera, los encerró ahí y le prendió fuego, quemándolos vivos.

También se contaba que era tal el terror a violar la ley, que Drácula mandó poner en el pozo de un pueblo una cubeta o balde hecho de oro y diamantes, al que todo mundo usaba para sacar agua, mas nadie se atrevía a robar ante la perspectiva de ser torturado y después empalado por el pseudovampiro.

De igual manera, circulaban historias acerca de su presunta inmortalidad. Drácula era muy alto, se dice que medía más de dos metros, de mirada fría y ojos grises oscuros, melena rizada y gran bigote negros, piel cetrina y poderosa musculatura era imponente en el campo de batalla, donde destacaba además por su valor. En una ocasión fue herido y dado por muerto tras un combate con los turcos. Siendo ya velado, en medio del sepelio, rompió la tapa del féretro y se incorporó, razón por la cual, a su muerte, el Sultán Mohamhed II a quien Vlad había vencido varias veces, (en una ocasión, simplemente lo asqueó y amedrentó al ver el musulmán a todo un ejército suyo empalado, ordenando la retirada diciéndole a sus guerreros que no podían pelaear contra alguien que no era humano, sino que actuaba como una verdadera bestia diabólica) ordenó clavarle una estaca en el corazón y decapitarlo para asegurarse de que estuviera bien muerto, como también es cierto que su tumba, en la actualidad, está vacía y se desconoce el paradero de sus restos.

Basado en estos relatos dentro de la tradición húngara, hostil a Drácula, Stocker lo convirtió de un héroe libertador y gobernante recto pero a la vez justiciero genocida y déspota cruel en el ícono del terror clásico con buenas dosis de erotismo (Drácula tuvo también muchas amantes, tras haber perdido a su esposa, que se suicidó al creerlo vencido y muerto, aunque las mujeres que fueron objeto de su amor también lo fueron de sus puños y cuchillos) lo que hasta el día de hoy es el molde típico del vampiro. En mi opinión, el Drácula original resulta ser un personaje bastante fascinante y terrible como para haberle añadido lo diabólico, hematófago y noctámbulo.

Lo que es cansado es que ese modelo se repite una y otra vez en una literatura que desea únicamente reproducir el éxito comercial de las aventuras de Potter sin sus cualidades (porque las tiene, en particular en los primeros 4 libros, los últimos 3 son muy mediocres, en mi parecer) y aprovechan las tendencias juveniles cada vez más oscuras y deprimidas que se expresan en movimientos como el Gótico, o los Emos, o los Darketos, etc. y que sienten fascinación por una figura que evoca tristeza, oscuridad, el vivir siempre a la sombra, estar al margen de los demás encerrado en una fortaleza, para simplemente vender; y esto incluso ha llegado a cineadstas y literatos presuntamente más serios: ¡Hasta Carlos Fuentes ha escrito ya una novela: "Vlad" sobre vampiros! ¡Guillermo del Toro ya lleva dos novelas sobre el tema!, aunque claro, es un obsesivo del mismo, desde Cronos y las de Blade. La lista de novelas, películas y series de TV sobre vampiros es interminable, he aquí algunos títulos:

1.- Crepúsculo: que mezcla la más ramplona sensiblería con los clichés más gastados sobre el vampiro y el amor imposible y el héroe adolescente.

2.- Las Novelas de Anne Rice, las primeras en ser algo así como la continuidad de la obra de Bram Stocker, aparte de repetir los clichés del irlandés y ser muy homeróticas no aportan nada nuevo a la concepción sobre la figura del vampiro excepto una historia larguísima, compleja y a mi parecer, aburrida, que sólo atrae a los muy fanáticos.

3.- Inframundo: Quizá la única vertiente interesante, aunque no rompe con todos los elementos recurrentes una y otra vez en torno a los vampiros en los últimos años, tiene cosas interesantes: en vez del terror, se trata al vampiro desde el punto de la acción, como en los cómics y películas de Blade, y cosa curiosa, bien podría haber sido una producción soviética pues se plantea una especie de lucha de clases entre Vampiros y Licántropos, se maneja también el amor imposible al estilo de Romeo y Julieta, pero sin sentimentalismos y una atmósfera y ambientaciones bien logradas, además de tener un argumento coherente.

4.- True Blood y Vampire Diaries: Lo mismo que Crepúsculo pero en peor, las novelas están pésimamente escritas. (Parecen de un escritor novato, como yo, jajaja, no sé cómo las han publicado).

5.- Monster High: Sin comentarios, es algo tan, pero tan malo que no merece ni hablar, de hecho, es algo realmente monstruoso.

En fin, ya es realmente agotador y tedioso el encontrarse vampiros por todos lados, en la próxima FIL, sin duda encontraremos muchos de estos entes en las páginas impresas o electrónicas que se ofrecerán ahí. Quizá esto es una parte de la decadencia actual de la literatura occidental: tendiente cada vez más a la comercialización y cada vez más pobre en contenidos; ciertamente el gran mérito de la obra de Rowling y de estas obritas vampirescas es que han servido a los jóvenes y adolescentes para descubrir y acercarse a la lectura... pero ¿de qué calidad serán las obras que leerán? ¿Realmente saltarán de Crepúsculo a Potter, de éste a Tolkien, de él a Milton y de éste a Dante? o ¿querrán más historias de sangrita con canderel como las que he referido aquí? Es un punto para reflexionar, ¿no lo creen?

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