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12 de septiembre de 2009

LA GUERRA MEXICO-EUA 1846-1848 ¿POR QUE PERDIMOS?

Próximos a la celebración de los "Niños Héroes" es tiempo de rememorar la Guerra entre México y Estados Unidos, con la que nuestro país perdió la mitad de su territorio y se inició el ascenso de nuestro vecino del norte como potencia indiscutible.

Más allá de mitos y de la clásica posición tan gustada de la Izquierda del antiamericanismo y de vernos como víctimas del imperialismo, se han hecho recientemente estudios y se han publicado obras que buscan encontrar las causas de la derrota de nuestro país en la contienda, mismas que encontramos en nuestro país mismo y no en el exterior; la realidad, es que las causas de nuestra derrota son las mismas que presenciamos hoy en día en nuestros políticos y gobernantes.

Entre los trabajos recientes que se han publicado al respecto, se tiene "México Mutilado" de Francisco Martín Moreno, un trabajo bastante interesante pero que adolece de los prejuicios anticatólicos del autor, por que termina echándole la culpa a la Iglesia de la derrota, algo que desarrolla más en su obra "México ante Dios" en la que la culpa de todos los problemas del país; es cierto que muchos de los altos clérigos de nuestro país desde la independencia hasta nuestros días se han caracterizado por su mezquindad o su interés en cuestiones meramente políticas o materiales, como el caso hoy en día del Cardenal Sandoval de Guadalajara, que ha sido una verdadera calamidad para el catolicismo en Jalisco u Onésimo Zepeda, el Obispo de Ecatepec; pero en el caso de la Guerra entre México y EUA, la Iglesia aportó recursos contra los invasores, el problema fue que el Gobierno Liberal de Valentín Gómez Farías, que suplía a Santa Anna, que se encontraba en el frente de batalla, planteaba la "desamortización" de los bienes de la Iglesia para el enriquecimiento personal, además de que Gómez Farías, al igual que muchos liberales, eran masones de la Logia Yorkina, patrocinada por los propios norteamericanos y es muy posible que estuvieran de acuerdo con los generales norteamericanos y el gobierno de James Polk, ya que, después de todo, eran "hermanos" en la albañilería cósmica.

Las causas de la derrota y la pérdida de territorios que ahora son (o fueron hasta la actual crisis) los más prósperos de la Unión Americana como California arrancan desde mucho atrás, durante la colonización española.

A los españoles, realmente, California, Texas y Nuevo México no les interesó mucho, más que como una "zona de búffer" respecto a las colonias francesas y británicas de América del Norte y también los avances colonizadores rusos que bajaban desde Alaska; por otro lado, al estar el centro de la Nueva España tan alejado de esas zonas, al sur, era muy complicado coordinar las operaciones de conquista y colonización contra indígenas que además resultaban difíciles de controlar por ser nómadas y estar dispersos, de hecho, el norte de nuestro país no sería debidamente integrado al resto de México sino hasta el Porfiriato y la Revolución. La posesión de esos territorios era más nominal que efectiva, y los asentamientos como Santa Fe, San Antonio de Béjar, Corpus Christi, Los Angeles y San Francisco eran pequeños y casi incomunicados respecto al sur del Virreinato, además, las únicas tropas españolas y después mexicanas situadas en la zona se distribuían en los presidios o fortalezas aisladas y dispersas entre enormes distancias.

Pero en cuanto a las causas políticas y militares de la derrota tenemos la división y las ambiciones personales; para empezar, veamos cómo era el ejército mexicano: éste se había formado de la fusión entre las fuerzas del ejército imperial español que adoptaron el Plan de Iguala y las fuerzas insurgentes que se les unieron en 1821. Iturbide, en su proyecto para lograr la independencia, buscó dejar a todo mundo contento, y para ello, qué mejor que dar recompensas a todo el mundo. Muchos jefes insurgentes que tras la derrota de Morelos y de Xavier Mina se habían amnistiado o escondido, reaparecieron al conocer del levantamiento del hasta entonces principal oficial criollo en las fuerzas del Rey Fernando VII, y corrieron a unírsele, sin importarles que el proyecto de Independencia plantease originalmente compartir el monarca con España pero con la plena autonomía de gobierno (al estilo actual de Canadá respecto a Inglaterra). Iturbide, entonces, para contentarlos a todos, les reconoció los grados e incluso les dió ascensos, el resultado de ello fue que el naciente ejército mexicano se encontró con una impresionante proliferación de generales y coroneles, mariscales y tenientes generales, más oficiales al por mayor.

Lo lamentable, es que estos ascensos y grados no correspondían a la capacidad de sus titulares: Iturbide, originalmente coronel (los españoles no nombraban generales a criollos) se autoascendió a Generalísimo o comandante supremo de fuerzas de mar y tierra, Vicente Guerrero, un efectivo guerrillero, pero rústico y sin preparación, hecho General por Morelos, fue ascendido a Mariscal de Campo, y lo mismo pasó con Guadalupe Victoria, Ignacio López Rayón y Nicolás Bravo o Juan Alvarez, la mayoría de ellos, sin embargo, no fueron sino mediocres oficiales, que sin el genio estratégico de Morelos, la táctica birllante de un Matamoros o la valentía de un Hermenegildo Galeana resultaron ser incapaces de plantar cara a las armas ibéricas ni de poner fin a sus rencillas personales, lo que llevó a que el movimiento independentista, de 1816 a 1820 estuviese casi extinto salvo por la efímera intervención de Xavier Mina en el escenario.

Por el lado de los que habían militado en las armas del Rey, la mayoría no porque estuviesen realmente en contra de la Independencia y fueran totalmente leales a los "Gachupines" o "Gallegos", con quienes tenían cuentas pendientes, sino por que consideraron que la violencia y el desórden del movimiento del Padre Hidalgo, y la crueldad desplegada a veces por Morelos contra los españoles y criollos de alta posición, sería contraria al desarrollo y a la prosperidad del país, cosa que no estuvo tan descaminada, pues la Guerra de Independencia fue tremendamente nociva para la economía y el desarrollo del naciente México, el panorama no fue mejor: un médico militar, Anastasio Bustamante fue nombrado general, lo mismo que un capitán veracruzano que sería protagonista en la Guerra con EUA: Antonio López de Santa Anna, y un montón de oficiales grises o de plano casi desconocidos, como Luis Quintanar, que sería primer gobernador de Jalisco, Manuel Gómez Pedraza o Miguel Barragán.

Los verdaderos militares de carrera que había en México eran todos españoles: Pedro Celestino Negrete, José Antonio Echávarri o Pedro García Conde, este último, tras la Independencia, y siendo un excelente ingeniero militar que había sido profesor en academias militares en España, decidió fundar el Colegio Militar, sin embargo, pese a que estos 3 incluso traicionarían a Iturbide y ayudarían a fundar la Primera República Federal en 1824, fueron expulsados en 1829 cuando tras la conspiración del Padre Arenas, que planteaba un proyecto irrealizable para que México volviera al poder de Fernando VII, todos los españoles residentes en México fueron expulsados por decreto de Guadalupe Victoria, primer presidente, bajo el influjo del Gobierno de Washington y su poderoso embajador Joel R. Poinsett, quien además representaba a la secta masónica de los Yorkinos e influyó de esa manera para arruinar la economía mexicana que empezaba a recuperarse con la ayuda de comerciantes e industriales hispánicos... EUA empezaba su engrandecimieto a nuestras costillas.

De esta manera, el ejército mexicano empezó siendo algo enorme en proporción a los recursos disponibles para su sostenimiento, en el que además había un exagerado número de generales que no mandaban divisiones ni brigadas pero que sí cobraban elevados sueldos, ya que el ejército estaba sumamente mimado pues Iturbide y el Gobierno de la República después de él pagaron pensiones, premios y bonos a todos los que habían luchado de 1810 a 1821 por la Independencia, sin importar en qué momento se habían unido a la causa emancipadora, aun si lo hubieran hecho el 26 de septiembre del último año.

Entonces, ¿cómo se esperaba que fuera un ejército funcional? ¿Nicolás Bravo iba a obedecer a Bustamante o a Santa Anna, o viceversa, cuando habían sido enemigos y tenían órdenes probablemente de destruirse o capturarse mutuamente durante 11 años de guerra? La realidad demostró que durante el México Independiente (etapa que va de 1821 a 1853, en que con el derrocamiento definitivo de Santa Anna se inicia "La Reforma") estos generalitos conspiraron los unos contra los otros por quitarse la silla presidencial. El ejército mexicano, desde 1821 hasta 1940 fue el vehículo fundamental de hacer política en el país, hasta que las reformas conducidas por Lázaro Cárdenas y Joaquín Amaro acabaron con un ejército aristocrático e influyente y lo convirtieron en un ejército de origen popular, cerrado al resto de la sociedad y limitado en número y en potencia de fuego, lo que evitó que en México ocurriera lo que en el resto de América Latina, en que el ejército, hasta la década de los noventa, ha sido quien ha guiado la vida política, por ser fuerzas grandes en número e integradas por aristócratas con nexos directos con las elites empresariales y una fuerte presencia social... Calderón sin embargo, con su guerra contra el narco, imprudentemente (para el México institucional y civil construido desde los 40 hasta hoy) ha traído de vuelta al ejército a la presencia social y a obtener capacidad de influencia.
Es de recordar un bochornoso acontecimiento, en la batalla de Molino del Rey, en que Juan Alvarez, hoy considerado "héroe de la Reforma" por haber derrocado a Santa Anna con el Plan de Ayutla secundando a Comonfort y haber llamado a integrar su gabinete a Benito Juárez se quedó parado con su caballería y no ayudó al General Tomás Valencia (uno de los pocos jefes capaces con los que se contaba) que con su infantería había frenado el avance gringo, si hubiera atacado, la batalla se habría ganado, pero no lo hizo ¿por qué? ¿Por haber recibido instrucciones precisas en el templo subterráneo frente a la piedra cúbica? ¿Por no querer ayudar a Valencia para que no tuviera éste la victoria al ser un "cangrejo" o "mocho" conservador? ¿Por huevón o por cobarde? El caso es que el otrora soldado de la Independencia se convirtió en un hacendado y cacique en el Estado de Guerrero muy poderoso, y si se levantó contra Santa Anna en 1853 fue porque al haber proyectado éste el acabar con el Federalismo le iba a quitar la oportunidad de seguir siendo cacique y poniendo o quitando gobernadores. Aparte, su enemigo acérrimo en la lucha por el cacicazgo en ese estado era Nicolás Bravo, que también tenía su latifundio concedido por sus servicios contra la dominación hispánica.
¿Y qué tal en Churubusco? Santa Anna no le mandó municiones suficientes al General Anaya y las que le mandó eran de un calibre diferente al que necesitaban sus soldados, bien dijo el derrotado ante el General Zachary Taylor: "si hubiera habido parque, no estaría Usted aquí". ¿Por qué hizo tamaña negligencia "Su Alteza Serenísima"?

En cuanto a Santa Anna, resulta el modelo de político mexicano, poseedor de un gran carisma y de un indudable talento natural para el mando tanto militar y político, que le hacía capaz de levantar a miles de hombres, organizarlos, hacerlos marchar y combatir en pocos días, pero que desperdició en función a que careció siempre de visión para el país, pues solo pensó en él y en nadie más, por eso, cuando llegaba a la presidencia renunciaba al poder oficial, que dejaba en manos de su lacayo: Gómez Farías, y se iba a su hacienda de Manga del Clavo, siendo un gran terrateniente, financiaba golpes de estado y motines con tal de quitar y poner presidentes a su antojo de entre los generalitos o politiquillos que existían. El actuó en forma traidora y cobarde siempre tanto hacia Liberales como Conservadores, y hasta para México, pues nunca vió más que por él. Lamentablemente, dejó escuela que sigue hasta nuestros días.

El ejército, además de cargar con un excesivo número de Generales mediocres y de oficiales salidos de los "juniors" de la alta sociedad, había recibido un armamento avejentado y deteriorado tras los 11 años de Guerra de Independencia, después, la endémica falta de recursos, provocada por los constantes cambios políticos y el pésimo sistema fiscal, llevaron a que el ejército se equipara con armamento y hasta uniformes usados de otros países; hubo una división que usaba uniformes rojos: los de soldados ingleses que habían peleado en Waterloo!! O de plano, usaban uniformes de manta y la mayoría no traía botas, sino huaraches o sandalias, aún así, por iniciativa del propio Santa Anna, que se veía así mismo como un Napoleón tropical, se crearon unidades con vistosos e inútiles uniformes, como los Coraceros de Tulancingo, con los que se quiso rememorar a tan legendaria arma de la caballería francesa, salvo que el clima, las condiciones del territorio del continente americano y el presupuesto les hacía ver como una extravagancia, y ¿qué tal la Guardia Presidencial montada con uniformes de husáres húngaros que contaba hasta con barbas postizas?
Los norteamericanos en cambio, usaban unos uniformes bastante cómodos y austeros, de producción industrial, y su caballería había adoptado el traje del vaquero o "cowboy" como se ve en muchas películas del Oeste, es decir, usaban un traje bastante confortable para el árido clima del desierto y les permitía una mayor velocidad en sus movimientos y al ataque, en que habían adoptado además el uso de escopetas en vez de la lanza o el sable para el infarto de la caballería europea clásica y la mexicana, que aprendería y ya para la Guerra contra Francia habría adoptado hasta la reata para combatir a las tropas de Napoleón III y un uniforme adaptado del traje de Chinaco en vez de la floritura de charreteras, gorros emplumados y galones al por mayor.

En cuanto al sistema de reclutamiento, lo utilizado era la "leva" o enrolamiento forzoso de cuanto fulano anduviera por la calle, especialmente si era pobre, se le tenía prácticamente prisionero durante un breve entrenamiento y de ahí era llevado al combate, como carne de cañón, prácticamente. Los suministros eran inexistentes, y por ello, la única batalla que ganó el ejército mexicano: la Angostura, se desperdició, al no haber provisiones ni medios para que las tropas se mantuvieran en el desierto entre Coahuila y San Luis Potosí, el ejército se veía obligado a saquear su propio país y arrastrar consigo un buen hato de ganado para el que luego no había forraje, no en balde, la gente veía al ejército como una bola de abusivos a los que se llamaba "los comevacas".

Por el contrario, los norteamericanos contaban con un ejército permanente pequeño formado por profesionales de las armas, en un sistema que perduró hasta la II Guerra Mundial, cuando el ejército norteamericano se convirtió en el Leviathan que es hoy en día, con Generales formados desde la juventud en West Point y otras academias militares, que ascendían por méritos, no en balde, en la Guerra con México se formaron los que luego serían los grandes comandantes de la Guerra Civil: Grant y Lee que tuvieron destacadas actuaciones en Cerro Gordo, Churubusco y Molino del Rey. A este grupo de gente con experiencia y preparada se agregaba el reclutamiento de voluntarios en tiempo de guerra que previo a marchar al frente eran debidamente entrenados y capacitados para el combate; por otro lado, y aunque la Secretaría de Guerra del Gobierno americano estaba en aquel entonces en manos de militares y no bajo un control civil (un militar de alto rango retirado, generalmente: Rumsfeld, orquestador de la Guerra en Irak es capitán de la marina en retiro, el fallecido McNamara fue coronel de la Fuerza Aérea en la II Guerra Mundial, después se retiró y se volvió un capaz administrador en empresas automovilísticas antes de ser llamado por Kennedy al cargo) había una plena vigilancia sobre el desempeño del ejército ejercida por el Congreso federal.

En cuanto al armamento, era novedoso, producido en la potente industria del norte, en vez de los viejos cañones de bronce españoles, heredados al ejército mexicano, potentes pero pesados e imprecisos, los cañones de acero, fusiles de cañón liso usados por nuestros soldados, fusiles de ánima rayada para los americanos, ferrocarril y latas de conserva para transporte de suministros, tropas y alimentos contra recuas de arrieros y la marcha a pie hasta la lejana frontera del norte.

Pero el factor primordial que dió la victoria a EUA fue la unidad de su clase política en ese momento, (el único legislador que votó en contra de la guerra contra México fue Abraham Lincoln) cuando su sociedad era la fragmentada por la cuestión de la esclavitud y la forma de vida agrícola e industrial entre el norte y el sur (Es de recordar al escritor Walt Whitman que llamó a la Resistencia Civil para oponerse a una guerra abusiva como fue esta), en México, como siempre, nuestra sociedad estaba unida por la religión, la identidad y los valores, pero fue dividida por los políticos que no cesaban en sus luchas, a media guerra contra Estados Unidos y oyendo los cañones americanos a lo lejos, se derribó al gobierno centralista-conservador y se estableció un liberal-federalista y se celebró un Congreso Constituyente, del que surgió, ciertamente, el Juicio de Amparo, de manos del gran jurista Mariano Otero, pero en un contexto en que no puede dejar de pasar como un disparate.

La moraleja sería que no debemos dejar dividirnos nunca más por nuestros políticos y debemos mantenernos unidos y no dejar que las rivalidades entre los políticos y los partidos nos lleve a la división y al enfrentamiento que ya nos costó ese, el mayor fracaso de nuestra Historia.

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