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26 de abril de 2013

HANNIBAL Y LA FASCINACION POR EL MAL


Acaba de iniciar la transmisión de la serie de TV Hannibal en la TV por cable en México, a través del canal AXN-Latinoamérica. La comencé a ver, y la verdad, creo que el resultado está siendo excelente.
El personaje creado por el novelista Thomas Harris en los años 80 es identificado tradicionalmente con el actor británico Anthony Hopkins, pero en realidad fue encarnado por primera vez por el escocés Brian Cox en la película Manhunter, que fue la primera adaptación de la novela Dragón Rojo, y que narra como el caníbal, preso ya, debe ayudar a su otrora amigo y colega en la caza de asesinos psicopatas Will Graham, encarnado por un joven William Petersen, actor que encontraría la fama y la fortuna como Gil Grissom en la serie de TV CSI. Dicha película, realmente infravalorada pese a ser un excelente trabajo del cineasta alemán Michael Mann con el que se hacía conocer en Hollywood en el ya lejano 1986, no tuvo un gran éxito, pese a que las interpretaciones de Cox (abajo, como Hannibal) y Petersen fueron muy buenas.


Sería en 1991 que la actuación de Hopkins que le valió el Óscar y saltar de ser un actor muy reconocido en su isla pero relativamente poco conocido en EUA, convirtió en ícono a la figura del psiquiatra culto y refinado, intelectualmente brillante y de gustos exquisitos pero que esconde detrás a un hombre frío, calculador, extraordinariamente narcisista, de ferocidad extrema y que llega a comerse a sus víctimas preparadas como platos de gourmet. La película El Silencio de los Inocentes, o más correctamente, de los Corderos, fue un éxito rutilante, tanto comercial como premiada en los principales festivales, lo que motivaría que a los 9 años, en el 2000, se hiciera la secuela, otra vez con Hopkins pero sin Jodie Foster, su papel, de la novata agente Clarice Sterling, ahora desempeñado por Juliane Moore, sobre quien el brillante maniático se crea una obsesión, la dirección de Ridley Scott, quien desde los años noventa luce desacertado, demasiado cruda y oscura, contribuyó a que la película no tuvo el mismo éxito que la de su predecesora, aún así, fue un éxito taquillero.



Con mucho mejor aplauso de la crítica, una nueva adaptación de Dragón Rojo fue llevada a la pantalla, con Edward Norton en el papel de Graham y Hopkins retomando el rol de Lecter, mientras que Ralph Fiennes hacia el papel del asesino inspirado en una de las acuarelas místicas de William Blake sobre el Apocalipsis. Igualmente, el filme fue taquillero.

Recientemente, se adaptó otra novela de Harris sobre su personaje, convertido ya en todo un fenómeno: Hannibal Rising, o subtitulada en Español como "el Origen del Mal", que narra los orígenes del temible asesino y de su compulsión a devorar a sus víctimas, está vez, el intérprete del personaje en su juventud es el francés Gaspard Ulliel, en forma excelente. El filme, éxito en Europa, no lo fue tanto fuera del Viejo Continente. Sin embargo, es una película muy interesante que nos relata el origen del caníbal:


Lecter es hijo de unos aristócratas lituanos asesinados por soldados soviéticos desertores, ante la escasez de alimentos, los mismos soldados matan y se comen a la hermanita de Lecter, quien recibe también su porción. Los años pasan y Lecter deja la URSS y se vuelve un excelente alumno de medicina en Francia, especializándose como psiquiatra y adquiriendo una enorme erudición y costumbres refinadas, propias de su linaje noble. Busca a los responsables de la muerte de su familia en el ínter para vengarse, viaja a Japón y se siente fascinado también por la cultura oriental y la figura de los Samurai. Cuando encuentra a los que mataron a sus padres y hermana, los mata y devora, y lo mismo a todos aquellos que considera como estorbos, como nocivos o que están de sobra o le causen alguna molestia. El canibalismo es una forma de desprecio, al reducir al otro ser humano a ser una res o un cerdo y servirle de alimento a él, como superior, es una forma clara de sentirse poderoso.

Hoy en la serie de TV, el refinado psicópata es encarnado por el actor danés Mads Mikkelsen, (al inicio de este post, caracterizado como el personaje) quien adquirió notoriedad como Le Chiffre, villano en la primera y mejor película de Bond de Daniel Craig: Casino Royale, Mikkelsen está demostrando ser un soberbio intérprete. La serie se centra en acontecimientos anteriores a los narrados en Dragón Rojo, cuando Lecter entra a participar con el FBI ayudando a perfilar criminales, y a la vez, a controlar a William Graham, encarnado por el hasta hace poco actor británico de comedias romanticas Hugh Dancy, un joven instructor en los cursos de capacitación para los agentes nuevos del FBI, brillante perfilador de asesinos, es alguien que también no tiene una muy buena salud mental, pues su exceso de empatía le lleva a conocer como funciona la mente del criminal, aunque eso luego le atormenta.

La cinematografía de la serie es impecable y a veces la apariencia de las escenas es casi onírica con el juego de luces y sombras, o las pesadillas de Graham con el ciervo con plumas de alcaudón, por el asesino detrás del cual tanto el agente como el psiquiatra se lanzan. Mikkelsen, por su parte, muestra un Lecter cuarentón y en la actualidad, no en los años 80, época en que fueron escritas y en las que se sitúan las novelas (por lo que supongo, al hablar de sus antecedentes se dirá que su familia fue víctima de la represión comunista en la Lituania dominada por Moscú a finales de los años sesenta) y que amenaza con desbancar a Hopkins: físicamente imponente, elegante, sofisticado y refinado, mostraría más continuidad con el Hannibal de Ulliel que el británico. Resulta bastante inquietante cómo la comida juega un papel importante en la serie, para empezar, cada episodio tiene el nombre de un platillo acorde con la gastronomía francesa, y son bastante perturbadoras las escenas en que el psiquiatra aparece cocinando o comiendo carne de "dudosa procedencia", recuérdese que se juega como si la audiencia aún no supiera que el extrañamente interesante médico, en el que asoman gestos que lo hacen también extrañamente repulsivo, es antropófago, y ahí radica lo macabro, la audiencia, que ya conoce al personaje gracias al cine y a los libros, ya sabe cuáles son sus gustos, por lo que no deja de preguntarse uno de qué serán las salchichas en el omelette que Lecter le ofrece a Graham, o por el origen de las chuletas aderezadas con salsa de frutos rojos que comparte con Crawford.

Se habla que la serie tendrá cinco temporadas, dedicándose incluso las últimas tres a recontarnos lo que aparece en Dragón Rojo, El Silencio de los Inocentes y Hannibal, el reparto de apoyo, además, cuenta con figuras reconocidas, como Laurence Fishbourne, en su papel de John Crawford, Jefe de la Unidad de Estudio de Comportamientos del FBI, y próximamente se incorporarán Gillian Anderson (la agente Scully de los Expedientes X) y el excelente pero infravalorado Lance Henricksen, otro antiguo "cómplice" de Chris Carter en Millenium y recordado por su papel del robot Bishop en Aliens de James Cameron.

Auguro un gran éxito para la serie, que está resultando bastante adictiva y creo que Mikkelsen, viendo cómo evoluciona su personaje, puede llegar a optar a algún premio por su interpretación, y eso es lo que me inquieta: ¿Porqué nos atrae tanto un personaje como Hannibal Lecter que objetivamente debería ser excecrable, y es un completo demente repulsivo? Y no es el único caso, la serie Dexter tiene elevadísimos niveles de audiencia y nos relata las aventuras de un técnico forense que es, en apariencia, un agradable joven profesional dedicado a su familia y su trabajo, pero que es en realidad un psicópata que canaliza su demencia a atrapar, torturar y descuartizar delincuentes que por corrupción, vericuetos legales o demás circunstancias escapan a la acción de la Justicia. Algo que tiene en común con Lecter, que ataca y devora a los que resultan nocivos no solo para él, sino para aquellos que aprecia, o que resultan contrarios a alguien bueno o que arruinan algo bello.

La respuesta va más allá de suponer que es una muestra más de que el mundo de hoy está dominado por la maldad --aunque esta afirmación no está del todo descaminada, aunque es parcial-- pero quizá nos atraen este tipo de personajes porque en este mundo de hoy, dominado por la agresividad, la corrupción, las injusticias, existe también mucha rabia, mucha ira e indignación flotando en el ambiente; el Dr. Lecter representa así a alguien que no se queda con la indignación contenida, sino que la hace explotar y busca venganza, el personaje es una catársis a través de la cual la audiencia o los lectores desahogan sus deseos de venganza o su coraje, la víctima de Hannibal podría ser la suegra gruñona, el patrón injusto, el que se metió en la fila, el que casi nos choca en el tráfico, etc... lo que de todos modos, resulta inquietante... ¿Qué pasará cuando toda esta ira que nos rodea, estalle al fin?

2 comentarios:

Rigoberto Gerardo Ortiz Treviño dijo...

Brian Denis Cox, es un actor escocés

YORCH dijo...

En efecto, entendido y anotado, la corrección ya fue hecha.