Hace unos días, el Primer Ministro David Cameron anunció un paquete de reformas bastante interesante dada la materia, puesto que afectan al corazón mismo del Derecho Constitucional Británico; debemos recordar que éste radica en la figura misma del monarca, Reino Unido no tiene una Ley fundamental escrita, como es bien sabido, sino que hay toda una serie de disposiciones, que inician con la Carta Magna en 1215, impuesta a Juan Sin Tierra, o aún antes, con las Constituciones de Clarendon del su padre Enrique II y con las que comenzó la estructuración de los tribunales ingleses, o aún con el Domesay Book de Guillermo el Conquistador, con la que se aseguró la centralización del país y su división administrativa en condados, que nacen de la Soberanía originalmente situada en el Rey.
El orden constitucional inglés y por extensión británico, nace de la delegación de poderes del monarca en diversos órganos: los Tribunales, el Parlamento, el gabinete ministerial, el Consejo Privado... por lo que la regulación de la figura del Monarca, su entorno cercano y sus atribuciones y papel como jefe del Estado es fundamental; ahora bien, un papel esencial del Rey o Reina de Inglaterra es ser la cabeza de la Iglesia Anglicana, de acuerdo con el Acta de Supremacía emitida por Enrique VIII en el siglo XVI y la prohibición expresa, hecha valer a partir de Isabel I, de que el monarca contraiga matrimonio con un Católico, tras el caso de la hermana y antecesora de ésta, María Tudor, que fue esposa ni más ni menos de Felipe II de España cuando éste era Príncipe de Asturias y heredero del Imperio Español construido bajo Carlos V, firme defensor del Catolicismo y de la Contrarreforma.
Sin embargo, los tiempos cambian, los Católicos ingleses que no emigraron a las colonias: Canadá, Nueva Zelanda y Australia tienen un gran porcentaje de católicos, cercanos a la mitad de la población, a lo que hoy es EUA, llegaron a Maryland desde fines del siglo XVI, y en todas ellas gozaron de mayor libertad que en la metrópoli, tuvieron que luchar contra la intolerancia y la persecución, llegando a veces a intentos de sedición, como el hoy ícono, gracias a Alan Moore, de la rebelión: Guy Fawkes (que debe estar horrorizado que una careta con sus rasgos caricaturizados sea usada por un personaje y por activistas que llegan a defender la homosexualidad y hasta al Islam), incluso, cada vez queda más claro que el gran escritor Shakespeare fue un criptocatólico que practicaba su fe a escondidas y peregrinó, de incógnito, a Roma. No fue sino hasta fines del siglo XIX cuando con el Cardenal Newman y gracias a la política de apertura implementada por la Reina Victoria en la segunda mitad de su reinado (en la primera dejó a los Irlandeses católicos morir de hambre) se restauró la jerarquía católica y se reconocieron derechos políticos a los católicos, eliminandose también las restricciones que se había impuesto a ellos para acceder a las principales universidades en el país.
Hoy en día, Cameron se propone eliminar la prohibición al monarca o a los miembros de la familia real a contraer matrimonio con católicos, misma que implicaba la pérdida de derechos al trono, lo que califica él como un paso en contra de la discriminación y a favor de la libertad de cultos en el Reino Unido; muchos también intuyen que se trata del primer paso a la eliminación de la confesionalidad del Estado británico, y que, probablemente, pronto lleve a que el monarca deje de ser el Jefe de la Iglesia de Inglaterra, asumiendo un carácter laico, pero no antirreligioso, sino abierto a todos los cultos y creencias.
Ciertamente, y pese a que Cameron ha continuado con la deriva progresista registrada bajo la administración de Blair, con "matrimonios" homosexuales, la adopción de niños por parte de estos, la prohibición de portar símbolos religiosos y otras medidas por el estilo, es claro que parece incrementarse entre las clases dirigentes británicas cierta simpatía por el catolicismo: las conversiones del Duque de Kent, primo de la reina, hace varios años y más notoriamente la del mismo Tony Blair a la obediencia romana, así como diversos gestos tanto de Cameron como de su Viceprimer ministro y aliado Nick Clegg a favor del reconocimiento de la herencia e identidad cristianas británicas y a la necesidad de la figura de la familia tradicional, o tras los disturbios del año pasado, el reconocimiento del hundimiento de los valores morales en la sociedad, son muestra clara de que, en cuanto a la dimensión personal de estos políticos se encuentra cada vez más fuerte esta tendencia, pese a que los Lobbies gay, feministas y aún la cada vez más poderosa comunidad islámica presionen y obtengan legislaciones favorables a sus posturas ideológicas o políticas; también quizá influye la búsqueda de una tabla de salvación ante el evidente naufragio de la Iglesia Anglicana: dividida y llevada y traída por las mareas políticas que hacen que sean los legisladores en el Parlamento los que incluso, impongan doctrinas para los fieles y normas para el clero como si fuesen leyes ordinarias, se encuentra perdiendo fieles en un goteo constante y dista ya ser la confesión mayoritaria entre los ingleses: un gran número de Anglicanos conservadores se encuentra, tanto en Inglaterra como en EUA, Canadá y otras ex-colonias, migrando hacia la Iglesia Católica o constituyendo nuevas iglesias independientes, mientras que un enorme número de personas se ha vuelto agnóstica, o de plano atea desalentada ante una institución que es concebida como una parte más de la burocracia y anacrónica y que no ha sido capaz de dar respuesta a sus dudas y necesidades existenciales.
Las iglesias anglicanas en Inglaterra cada vez ese encuentran más vacías y son ahora utilizadas como salas de conciertos o hasta estudios de grabación para la poderosa (y casi única) industria musical británica que la arrienda al Estado, su propietario. Lo más curioso es que parece que este descontento ha llegado hasta la propia Reina Isabel II, que no está muy de acuerdo con las medidas adoptadas como el sacerdocio femenino o el "matrimonio" homosexual sancionado eclesiásticamente, puntos que también son la fuente de la división interna entre los Anglicanos. Algunos rumoran incluso que la propia soberana se plantearía si no una conversión, si un mayor acercamiento hacia Roma que antes estaba vedado para los Jefes de Estado de la isla.
Mirando a nuestro país, se discute una reforma a la Constitución mexicana, en particular los artículos 3° y 24 que se critica como un atentado a la laicidad del Estado Mexicano; la realidad es que no es así, se trata más bien de cambiar nuestra Ley Fundamental, en el sentido iusnaturalista que ahora se ha adoptado por contra del positivismo que no contemplaba derechos innatos a la dignidad humana, sino garantías graciosamente concedidas por el Estado, así, el laicismo del Estado cambia, del jacobinismo antirreligioso que desde Juárez y hasta la Cristiada causó mucho derramamiento de sangre y múltiples discordias, a un laicismo abierto, como el que, precisamente, se ha aplicado en países anglosajones como Canadá, Australia o EUA (aunque el anticatolicismo persiste en ellos en una dimensión subjetiva y cultural) pero que permite, incluso, como en el caso del país de la hoja de maple, el que exista enseñanza religiosa en las escuelas públicas, sea católica, luterana o de cualquier otra denominación, cristiana o no, a elección de los educandos o de sus padres.
Es curioso incluso que votaron a favor de esta reforma, que además reconoce la dimensión pública de la religiosidad, cosa que es real y palpable: peregrinaciones Católicas o reuniones multitudinarias de la Iglesia de la Luz del Mundo en Guadalajara, eventos en estadios y conciertos de los "Cristianos Renacidos", integrantes de la Izquierda, aunque otros más de esta orientación política amenazaron con tomar la tribuna y han hecho escuálidas manifestaciones para defender la "herencia de Juárez", pero es que últimamente, incluso la Izquierda en Latinoamérica ha buscado alguna sanción religiosa, no solo por su proximidad con la "Teología de la Liberación" como en el caso de Venezuela o Nicaragua, sino también, como en el caso de El Salvador, en que el Gobierno del Frente Farabundo Martí impulsa la enseñanza religiosa, por la conciencia del fracaso del Jacobinismo, que ha producido sociedades quebradas moralmente y en las que la hipocresía y la simulación son la norma de la conducta en sociedad: la gente es muy religiosa de golpe de pecho y todo en el templo o en sacramentos convertidos en eventos sociales, pero es muy muy torcida en sus negocios y relaciones, la violencia, la delincuencia, la desintegración de familias, los vicios, la corrupción nacen de la pérdida de valores y de la falta de referentes religiosos y morales claros.
Sin embargo, habría que pensar muy bien si la Iglesia Católica y las demás confesiones se encuentran listas para ser verdaderamente "la sal de la Tierra" como dice el Evangelio. Bien dijo el Papa Pablo VI que el "humo de Satanás" había penetrado en la misma Iglesia, y en el caso de México esto es muy evidente, los sacerdotes, religiosos, religiosas y Jerarquía no son los mismos personajes heróicos y santos de las persecuciones como el Obispo Orozco y Jiménez, o Sto. Toribio Romo y Monseñor Valencia, ni mucho menos aquellos cultos, emprendedores y benefactores de los tiempos coloniales: Palafox, Zumárraga, Sahagún, Quiroga, de las Casas, Sigüenza o Alcalde, mientras que los fieles no somos más que tibios y mediocres, el reciente y del todo detestable caso del Padre Maciel y los Legionarios de Cristo, así como Obispos como Sandoval u Onésimo Zepeda, más preocupados por la política partidista que por su misión pastoral evidencian esta profunda crisis; las otras denominaciones cristianas tampoco cantan tan mal las rancheras: la Luz del Mundo es un pingüe negocio de la familia Joaquín, tapatía afincada en Miami y sobre la cual existe un culto a la personalidad similar al de los Norcoreanos Kim, aparte de la sospecha sobre una especie de trata de mujeres mediante matrimonios concertados, los Mormones, pese a buenos ciudadanos como Benjamín LeBarón que denunció y combatió a la delincuencia organizada no dejan de lado sus vínculos financieros y políticos con Washington, al igual que los Testigos de Jehová, se ha extendido el formidable negocio de la secta brasileña "Pare de Sufrir", investigada en su país de origen, mientras que otras muchas denominaciones protestantes han contribuido a la división en las comunidades indígenas, sobre todo al sureste del país, a favor de intereses caciquiles, económicos y hasta políticos.
Sin duda, lo principal, es que hace falta ejercitar la congruencia y la vida en valores desde los líderes hasta los más pequeños de los fieles, de lo contrario, las prédicas serán huecas, si no inician con el ejemplo.
El orden constitucional inglés y por extensión británico, nace de la delegación de poderes del monarca en diversos órganos: los Tribunales, el Parlamento, el gabinete ministerial, el Consejo Privado... por lo que la regulación de la figura del Monarca, su entorno cercano y sus atribuciones y papel como jefe del Estado es fundamental; ahora bien, un papel esencial del Rey o Reina de Inglaterra es ser la cabeza de la Iglesia Anglicana, de acuerdo con el Acta de Supremacía emitida por Enrique VIII en el siglo XVI y la prohibición expresa, hecha valer a partir de Isabel I, de que el monarca contraiga matrimonio con un Católico, tras el caso de la hermana y antecesora de ésta, María Tudor, que fue esposa ni más ni menos de Felipe II de España cuando éste era Príncipe de Asturias y heredero del Imperio Español construido bajo Carlos V, firme defensor del Catolicismo y de la Contrarreforma.
Sin embargo, los tiempos cambian, los Católicos ingleses que no emigraron a las colonias: Canadá, Nueva Zelanda y Australia tienen un gran porcentaje de católicos, cercanos a la mitad de la población, a lo que hoy es EUA, llegaron a Maryland desde fines del siglo XVI, y en todas ellas gozaron de mayor libertad que en la metrópoli, tuvieron que luchar contra la intolerancia y la persecución, llegando a veces a intentos de sedición, como el hoy ícono, gracias a Alan Moore, de la rebelión: Guy Fawkes (que debe estar horrorizado que una careta con sus rasgos caricaturizados sea usada por un personaje y por activistas que llegan a defender la homosexualidad y hasta al Islam), incluso, cada vez queda más claro que el gran escritor Shakespeare fue un criptocatólico que practicaba su fe a escondidas y peregrinó, de incógnito, a Roma. No fue sino hasta fines del siglo XIX cuando con el Cardenal Newman y gracias a la política de apertura implementada por la Reina Victoria en la segunda mitad de su reinado (en la primera dejó a los Irlandeses católicos morir de hambre) se restauró la jerarquía católica y se reconocieron derechos políticos a los católicos, eliminandose también las restricciones que se había impuesto a ellos para acceder a las principales universidades en el país.
Hoy en día, Cameron se propone eliminar la prohibición al monarca o a los miembros de la familia real a contraer matrimonio con católicos, misma que implicaba la pérdida de derechos al trono, lo que califica él como un paso en contra de la discriminación y a favor de la libertad de cultos en el Reino Unido; muchos también intuyen que se trata del primer paso a la eliminación de la confesionalidad del Estado británico, y que, probablemente, pronto lleve a que el monarca deje de ser el Jefe de la Iglesia de Inglaterra, asumiendo un carácter laico, pero no antirreligioso, sino abierto a todos los cultos y creencias.
Ciertamente, y pese a que Cameron ha continuado con la deriva progresista registrada bajo la administración de Blair, con "matrimonios" homosexuales, la adopción de niños por parte de estos, la prohibición de portar símbolos religiosos y otras medidas por el estilo, es claro que parece incrementarse entre las clases dirigentes británicas cierta simpatía por el catolicismo: las conversiones del Duque de Kent, primo de la reina, hace varios años y más notoriamente la del mismo Tony Blair a la obediencia romana, así como diversos gestos tanto de Cameron como de su Viceprimer ministro y aliado Nick Clegg a favor del reconocimiento de la herencia e identidad cristianas británicas y a la necesidad de la figura de la familia tradicional, o tras los disturbios del año pasado, el reconocimiento del hundimiento de los valores morales en la sociedad, son muestra clara de que, en cuanto a la dimensión personal de estos políticos se encuentra cada vez más fuerte esta tendencia, pese a que los Lobbies gay, feministas y aún la cada vez más poderosa comunidad islámica presionen y obtengan legislaciones favorables a sus posturas ideológicas o políticas; también quizá influye la búsqueda de una tabla de salvación ante el evidente naufragio de la Iglesia Anglicana: dividida y llevada y traída por las mareas políticas que hacen que sean los legisladores en el Parlamento los que incluso, impongan doctrinas para los fieles y normas para el clero como si fuesen leyes ordinarias, se encuentra perdiendo fieles en un goteo constante y dista ya ser la confesión mayoritaria entre los ingleses: un gran número de Anglicanos conservadores se encuentra, tanto en Inglaterra como en EUA, Canadá y otras ex-colonias, migrando hacia la Iglesia Católica o constituyendo nuevas iglesias independientes, mientras que un enorme número de personas se ha vuelto agnóstica, o de plano atea desalentada ante una institución que es concebida como una parte más de la burocracia y anacrónica y que no ha sido capaz de dar respuesta a sus dudas y necesidades existenciales.
Las iglesias anglicanas en Inglaterra cada vez ese encuentran más vacías y son ahora utilizadas como salas de conciertos o hasta estudios de grabación para la poderosa (y casi única) industria musical británica que la arrienda al Estado, su propietario. Lo más curioso es que parece que este descontento ha llegado hasta la propia Reina Isabel II, que no está muy de acuerdo con las medidas adoptadas como el sacerdocio femenino o el "matrimonio" homosexual sancionado eclesiásticamente, puntos que también son la fuente de la división interna entre los Anglicanos. Algunos rumoran incluso que la propia soberana se plantearía si no una conversión, si un mayor acercamiento hacia Roma que antes estaba vedado para los Jefes de Estado de la isla.
Mirando a nuestro país, se discute una reforma a la Constitución mexicana, en particular los artículos 3° y 24 que se critica como un atentado a la laicidad del Estado Mexicano; la realidad es que no es así, se trata más bien de cambiar nuestra Ley Fundamental, en el sentido iusnaturalista que ahora se ha adoptado por contra del positivismo que no contemplaba derechos innatos a la dignidad humana, sino garantías graciosamente concedidas por el Estado, así, el laicismo del Estado cambia, del jacobinismo antirreligioso que desde Juárez y hasta la Cristiada causó mucho derramamiento de sangre y múltiples discordias, a un laicismo abierto, como el que, precisamente, se ha aplicado en países anglosajones como Canadá, Australia o EUA (aunque el anticatolicismo persiste en ellos en una dimensión subjetiva y cultural) pero que permite, incluso, como en el caso del país de la hoja de maple, el que exista enseñanza religiosa en las escuelas públicas, sea católica, luterana o de cualquier otra denominación, cristiana o no, a elección de los educandos o de sus padres.
Es curioso incluso que votaron a favor de esta reforma, que además reconoce la dimensión pública de la religiosidad, cosa que es real y palpable: peregrinaciones Católicas o reuniones multitudinarias de la Iglesia de la Luz del Mundo en Guadalajara, eventos en estadios y conciertos de los "Cristianos Renacidos", integrantes de la Izquierda, aunque otros más de esta orientación política amenazaron con tomar la tribuna y han hecho escuálidas manifestaciones para defender la "herencia de Juárez", pero es que últimamente, incluso la Izquierda en Latinoamérica ha buscado alguna sanción religiosa, no solo por su proximidad con la "Teología de la Liberación" como en el caso de Venezuela o Nicaragua, sino también, como en el caso de El Salvador, en que el Gobierno del Frente Farabundo Martí impulsa la enseñanza religiosa, por la conciencia del fracaso del Jacobinismo, que ha producido sociedades quebradas moralmente y en las que la hipocresía y la simulación son la norma de la conducta en sociedad: la gente es muy religiosa de golpe de pecho y todo en el templo o en sacramentos convertidos en eventos sociales, pero es muy muy torcida en sus negocios y relaciones, la violencia, la delincuencia, la desintegración de familias, los vicios, la corrupción nacen de la pérdida de valores y de la falta de referentes religiosos y morales claros.
Sin embargo, habría que pensar muy bien si la Iglesia Católica y las demás confesiones se encuentran listas para ser verdaderamente "la sal de la Tierra" como dice el Evangelio. Bien dijo el Papa Pablo VI que el "humo de Satanás" había penetrado en la misma Iglesia, y en el caso de México esto es muy evidente, los sacerdotes, religiosos, religiosas y Jerarquía no son los mismos personajes heróicos y santos de las persecuciones como el Obispo Orozco y Jiménez, o Sto. Toribio Romo y Monseñor Valencia, ni mucho menos aquellos cultos, emprendedores y benefactores de los tiempos coloniales: Palafox, Zumárraga, Sahagún, Quiroga, de las Casas, Sigüenza o Alcalde, mientras que los fieles no somos más que tibios y mediocres, el reciente y del todo detestable caso del Padre Maciel y los Legionarios de Cristo, así como Obispos como Sandoval u Onésimo Zepeda, más preocupados por la política partidista que por su misión pastoral evidencian esta profunda crisis; las otras denominaciones cristianas tampoco cantan tan mal las rancheras: la Luz del Mundo es un pingüe negocio de la familia Joaquín, tapatía afincada en Miami y sobre la cual existe un culto a la personalidad similar al de los Norcoreanos Kim, aparte de la sospecha sobre una especie de trata de mujeres mediante matrimonios concertados, los Mormones, pese a buenos ciudadanos como Benjamín LeBarón que denunció y combatió a la delincuencia organizada no dejan de lado sus vínculos financieros y políticos con Washington, al igual que los Testigos de Jehová, se ha extendido el formidable negocio de la secta brasileña "Pare de Sufrir", investigada en su país de origen, mientras que otras muchas denominaciones protestantes han contribuido a la división en las comunidades indígenas, sobre todo al sureste del país, a favor de intereses caciquiles, económicos y hasta políticos.
Sin duda, lo principal, es que hace falta ejercitar la congruencia y la vida en valores desde los líderes hasta los más pequeños de los fieles, de lo contrario, las prédicas serán huecas, si no inician con el ejemplo.
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