Tal parece que EUA se encuentra desesperado por iniciar una guerra a gran escala en Medio Oriente, por un lado, y por otro, intervenir directamente en los asuntos de México y en particular, de la llamada "Guerra contra el Narcotráfico" desatada por el Presidente Calderón, y así, ahora resulta que, de acuerdo con los organismos de inteligencia y seguridad norteamericanos: el Gobierno Iraní, por un lado, y la peligrosa banda de "los Zetas" por el otro, se encontraban coludidos en un plan para atacar la Embajada de Arabia Saudita en Washington...
Cosa curiosa, en el 2009, recién llegado Obama a la presidencia, escribí en este espacio que el novel mandatario parecía buscar dar señales de buena voluntad a Irán, hasta un mensaje de "feliz año" les mandó; sin embargo, en 3 años las circunstancias han cambiado y los intereses también, Obama, inseguro en la Casa Blanca, necesita apelar al sentimiento de paranoia y de cerco que los norteamericanos tienen desde el 2001, para presentarse como custodio firme y alerta ante las amenazas (supuestas y reales) que rodean a la República Norteamericana, lástima que no tenga la misma actitud frente a la verdadera amenaza interna y más peligrosa de todas: la situación de la Economía nacional.
Ciertamente, se ha hablado desde hace ya algunos años de los posibles vínculos entre bandas del crimen organizado y el radicalismo islámico, en especial que el Narcotráfico funciona como una excelente vía para obtener financiamiento, y un ejemplo claro de ello está la altísima producción de Opio y otras drogas relacionadas con la amapola en Afganistán, producción que no solo se ha detenido, sino aumentado tras la intervención occidental y que es fuente de recursos tanto para los Talibán como los Señores Feudales y Al Qaeda en el país centroasiático. De igual manera, se ha sospechado mucho de que tras el creciente interés de la antigua Persia en Amèrica, que se presenta con las cada vez más estrechas relaciones que sostiene Teherán con los regímenes autoritarios de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, se encuentra la intención estratégica de asentar en dichos países refugios para grupos terroristas islamistas como Hamas y Hezbollá, ambos con el patrocinio persa, con el objetivo de planear ataques contra EUA, igualmente, la llegada de verdaderas misiones religiosas con la obvia intención de extender el Islam Chiíta en estos países hispanoamericanos, indica claramente la postura iraní, sobre todo desde el Gobierno de Ahmadinejad, de extender su influencia por el mundo.
En el caso de México, se ha hablado de posibles nexos entre los Zeta e Irán, donde, presuntamente, los miembros de esa banda criminal habrían recibido entrenamiento de la misma "Guardia Revolucionaria", tropas de elite de las fuerzas armadas del país indoeuropeo. Esto salta el pequeño detalle que los fundadores de los Zetas fueron entrenados originalmente, como miembros del Ejército Mexicano, por las fuerzas norteamericanas, que desde la infausta "Escuela de las Américas" con sede originalmente en Panamá, hoy en Virginia y Florida, formó militares del sur del Río Bravo en operaciones de contrainsurgencia, tortura y demás, a fin de que fueran aliados en la Guerra Fría contra las guerrillas comunistas, que a su vez, eran entrenadas en lugares como Cuba, Libia o la misma Rusia y donde, en esencia, aprendían lo mismo. Si ahora Irán entrena a militares o grupos paramilitares extranjeros, lo hace simple y sencillamente porque, al igual que Gaddafi en los 70, descubrieron que es un excelente negocio.
No puede dudarse tampoco que Irán, que bajo la presidencia de Ahmadinejad ha desarrollado una ambiciosa y activa política exterior, esté interesado en los asuntos de nuestro continente; después de todo, la antigua Persia es una potencia emergente, y como tal, cuenta con intereses y miras altas, por lo que, al igual que su vecina y semicorreligionaria Turquía, China o Brasil, busca expandir su influencia y participar activamente en el orden internacional a fin de tejer condiciones que le resulten favorables para sus pretensiones económicas, militares y políticas, pero de ahi a creer que se alía con una banda organizada avocada al narcotráfico para atacar a la sede diplomática de uno de sus rivales regionales y aliado de EUA, en el propio territorio de éste, existe una gran distancia: ni a los Zetas les interesaría ni conviene meterse en un conflicto de esta índole, ni a Irán, creo yo, estaría poniéndose a tejer una operación de este tipo y con esa clase de aliados, cuando cada vez intenta realizar una diplomacia y una actuación más abierta, contando con apoyos fuertes como el BRIC y Turquía.
Sin embargo, en esto es de coincidirse con Mauricio Meschoulamm: pueden existir indicios de ciertos intereses iraníes en América y México, y de cierta relación entre grupos radicales y el crimen organizado, mas no existen certezas al respecto ni pruebas fehacientes que lo determinen, y, al igual que lo que opina Justin Raimondo, hay muchos más indicios de que todo se trata de una fabricación hecha por los servicios de inteligencia norteamericanos, casi a pedido del débil presidente Obama y de la camarilla que lo dirige, aunque de esto se desprenden peligrosas posibilidades: una intervención a gran escala en Irán, por un lado, y también intervención en la soberanía nacional de nuestro país, cuando no, incluso el despliegue de tropas useñas en nuestro territorio... irónico, el Premio Nobel de la Paz busca nuevas oportunidades para el despliegue de operaciones militares en el mundo...
Sin embargo, en esto es de coincidirse con Mauricio Meschoulamm: pueden existir indicios de ciertos intereses iraníes en América y México, y de cierta relación entre grupos radicales y el crimen organizado, mas no existen certezas al respecto ni pruebas fehacientes que lo determinen, y, al igual que lo que opina Justin Raimondo, hay muchos más indicios de que todo se trata de una fabricación hecha por los servicios de inteligencia norteamericanos, casi a pedido del débil presidente Obama y de la camarilla que lo dirige, aunque de esto se desprenden peligrosas posibilidades: una intervención a gran escala en Irán, por un lado, y también intervención en la soberanía nacional de nuestro país, cuando no, incluso el despliegue de tropas useñas en nuestro territorio... irónico, el Premio Nobel de la Paz busca nuevas oportunidades para el despliegue de operaciones militares en el mundo...
Irán y Egipto constituyen las dos naciones con mayor permanencia en Medio Oriente, y junto con China, los ejemplos màs antiguos de una conciencia nacional y de identidad propia. Pero además, Irán ha sido, desde el siglo VI a.C., una potencia verdadera en la región que está consciente plenamente de su importancia estratégica; es a esta conciencia de ser potencia y a una historia milenaria de carácter imperial a la que EUA teme; sino, ¿cómo se explica que tenga como aliado a una monarquía absoluta y teocrática como la de Arabia Saudita y califique de dictadura a un régimen como el de Irán, en el que existen elecciones democráticas, partidos políticos y división de poderes? Lo que realmente sucede es que EUA está buscando tener la oportunidad de intervenir en Irán, neutralizarlo como probable principal difusor de las revoluciones que estamos viendo en el mundo islámico en este año, que en mucho parecen clonadas del movimiento de 1979, y evitar que se erija en poder nuclear en la zona, equilibrando los cartones con Israel y sumándose a un Pakistán cada vez más hostil e inseguro; al mismo tiempo, y eso es lo peligroso para México, está buscando el pretexto para intervenir, incluso militarmente, en nuestro país, y quizá no para la lucha contra el narcotráfico, sino para asegurar que sus aliados (¿el Chapo?), o más correctamente, los aliados del complejo militar-industrial que gobierna realmente EUA y que tiene en Obama a un títee dócil y que en su momento les funcionó por su carisma, sigan proveyendo de drogas a los muchos consumidores norteamericanos y sigan haciendo negocio con sus corruptos representantes y funcionarios en Washington.
Hagamos un poco de Historia para comprender la importancia de Irán y cómo resulta ser otro gigante dormido:
Irán durante siglos fue mal llamado Persia, nombre que le aplicaron los Griegos, que los suponían descendientes del héroe Perseo, el asesino de Medusa, mientras que ellos llamaban a su país "Irán" o "Arian" es decir: "Lugar de los Arios", pues la población iraní o persa no es semita, sino que, por su lengua, petenecen al tronco indoeuropeo o ario, lo mismo que los germánicos, los grecolatinos o las castas superiores de la India Originalmente se hallaba habitado por dos etnias principales: los Medos y los Persas o Iránios propiamente dichos, de vida seminómada pero que pronto se influenciaron por las grandes civilizaciones de Mesopotamia: Asirios, Babilonios y Sumerios, lo que los llevó a convertirse en pueblos agrícolas y ganaderos y a construir ciudades, como Pasargarda, Susa y Ecbatana, y posteriormente la gran Parsa o Persépolis, destruida por Alejandro Magno; al principio, los Medos ostentaron la supremacía, construyendo un poderoso reino pero a la sombra de los Asirios y Babilonios, hasta que llegó Ciro I "el Grande", verdadero padre de la Nación Iraní.
Ciro derrocó el poder Medo, pero unificò a estos con los Persas y los lanzó a la conquista. Pronto, su Imperio dominó todo el Medio Oriente, expandido por sus descendientes: Cambises y Darío; impulsados igualmente, por una ideología religiosa, el Mazdeísmo predicado por un Profeta: Zoroastro unos 200 años antes, que postulaba la existencia de un dios del bien: Ahura Mazda, y un dios del mal: Arhiman, en constante lucha arbitrada por el dios solar Mithra, exigía un código moral estricto y el culto mediante los altares de fuego, mientras que, en sus costumbres funerarias, se pedía dejar a los cadáveres en mannos de las aves de rapiña y carroñeras, para no contaminar los elementos, además, se contaba con un libro sagrado: el Zend-Avesta. Como se ve, en muchos aspectos, se trataba de una religión que prefiguraba al Islam y que facilitó enormemente la conversión de los persas a la doctrina de Mahoma, más cuando se consideró a Zoroastro un profeta más en la línea hacia el monoteísmo definitivo alcanzado con el predicador árabe.
Esta primer dinastía persa: los Aqueménidas, llamada así en honor del padre de Ciro: Aquemenes, llevó a Irán a convertirse en la primer potencia mundial, dominando un inmenso territorio desde las costas orientales del Mediterráneo y un pedazo de lo que hoy en día es Bulgaria (la Tracia) hasta el norte de la India, lo que es hoy Pakistán, y por supuesto, Afganistán, así como parte de las hoy ex-repúblicas soviéticas del centro de Asia. Fracasarían rotundamente con los Griegos en las Guerras Médicas (llamadas así por los Medos), que la historiografía occidental ha considerado erróneamente como una lucha entre la libertad y la esclavitud, cuando en el Imperio Persa se respiraba, probablemente, una mayor libertad individual que en la Grecia Clásica, donde la esclavitud era el principal sostén del sistema económico. Los Aqueménidas terminarían hundiéndose víctima de luchas dinásticas, el principal cáncer de las monarquías de Medio Oriente, debido a la Poligamia de Reyes, Califas y Sultanes, y Alejandro Magno terminaría venciendo a Darío III Codomano, último y débil representante de la familia, que sería asesinado por sus propios generales al verlo reducido a ser un líder guerrillero y fugitivo del joven conquistador heleno.
Tras el breve dominio de Alejandro, el Irán pasaría a ser parte de los dominios de los Seleúcidas aunque no por mucho tiempo, a fines del siglo III a.C, alcanzaría la independencia bajo una dinastía de origen Azerí (la región del Cáucaso que hoy es la ex-república soviética de Azerbaiján, que fueron los Partos Arsácidas, por Arsés, su fundador: erigieron una capital cerca de la ya decadente Babilonia que se llamó Ctesifonte, de cuyo palacio real aún puede verse la gran bóveda del salón del trono y nuevamente, Irán fue sede de un poderoso imperio, rival de Roma, incluso, llegando a derrotar y eliminar al cónsul Marco Licinio Craso, en lo que daría origen a la leyenda de la "Legión Perdida", aunque siglos después, el poderoso Trajano les arrebataría Mesopotamia; sin embargo, la mayor parte de la población, de religión zoroastriana, no aceptaba, pese a la tolerancia, a los monarcas y nobles partos, de religión astronómica, el descontento creció y pese a la larga era de dominación parta, en el siglo III d.C., Artajerjes, hijo de Sasán, emparentado lejanamente con los antiguos Aqueménidas, lograría derrocar a los Partos y fundar una nueva monarquía nacional persa.
Esta primer dinastía persa: los Aqueménidas, llamada así en honor del padre de Ciro: Aquemenes, llevó a Irán a convertirse en la primer potencia mundial, dominando un inmenso territorio desde las costas orientales del Mediterráneo y un pedazo de lo que hoy en día es Bulgaria (la Tracia) hasta el norte de la India, lo que es hoy Pakistán, y por supuesto, Afganistán, así como parte de las hoy ex-repúblicas soviéticas del centro de Asia. Fracasarían rotundamente con los Griegos en las Guerras Médicas (llamadas así por los Medos), que la historiografía occidental ha considerado erróneamente como una lucha entre la libertad y la esclavitud, cuando en el Imperio Persa se respiraba, probablemente, una mayor libertad individual que en la Grecia Clásica, donde la esclavitud era el principal sostén del sistema económico. Los Aqueménidas terminarían hundiéndose víctima de luchas dinásticas, el principal cáncer de las monarquías de Medio Oriente, debido a la Poligamia de Reyes, Califas y Sultanes, y Alejandro Magno terminaría venciendo a Darío III Codomano, último y débil representante de la familia, que sería asesinado por sus propios generales al verlo reducido a ser un líder guerrillero y fugitivo del joven conquistador heleno.
Tras el breve dominio de Alejandro, el Irán pasaría a ser parte de los dominios de los Seleúcidas aunque no por mucho tiempo, a fines del siglo III a.C, alcanzaría la independencia bajo una dinastía de origen Azerí (la región del Cáucaso que hoy es la ex-república soviética de Azerbaiján, que fueron los Partos Arsácidas, por Arsés, su fundador: erigieron una capital cerca de la ya decadente Babilonia que se llamó Ctesifonte, de cuyo palacio real aún puede verse la gran bóveda del salón del trono y nuevamente, Irán fue sede de un poderoso imperio, rival de Roma, incluso, llegando a derrotar y eliminar al cónsul Marco Licinio Craso, en lo que daría origen a la leyenda de la "Legión Perdida", aunque siglos después, el poderoso Trajano les arrebataría Mesopotamia; sin embargo, la mayor parte de la población, de religión zoroastriana, no aceptaba, pese a la tolerancia, a los monarcas y nobles partos, de religión astronómica, el descontento creció y pese a la larga era de dominación parta, en el siglo III d.C., Artajerjes, hijo de Sasán, emparentado lejanamente con los antiguos Aqueménidas, lograría derrocar a los Partos y fundar una nueva monarquía nacional persa.
Irán alcanzó su máxima expansión con los Sasánidas que gobernaron hasta el siglo VII d.C.: dominaron desde el norte de la India y Pakistán hasta Siria: Bahrein, Yemen y otras partes de Arabia, así como Zanzíbar y otras partes del este de Africa se convirtieron en posesiones coloniales del Imperio de los Iránios, como se llamaba oficialmente el Estado, por supuesto, chocaron con Roma, y al igual que los Partos, lograron derrotar a los ejércitos imperiales, incluso, el Rey Sapor pudo tomar prisionero al emperador romano Valeriano, quien fue reducido a la esclavitud, y una vez muerto, su cuerpo disecado sirvió como portador de antorchas en el salón del trono. Todavía en el siglo IV d.C., Juliano el Apóstata libró una Guerra con los iraníes pero no logró nada más que encontrar la muerte.
Durante ese periodo, Irán adoptó muchas de las características que pasarían al Islam, como la intolerancia, ya que a contrario que con los Aqueménidas, el zoroastrianismo fue proclamado religión oficial y única del Imperio, persiguiéndose tanto al Maniqueísmo, herejía surgida de ese culto, como al Cristianismo, por innovador, que salvo por algunas sectas o grupos nestorianos, la Iglesia Católica Oriental y la Armenia, no logró extenderse más que en una exigua minoría, y también se evitó el crecimiento del Budismo en la parte oriental del país.
Los Persas y los Romanos continuaron su rivalidad hasta incluso después de la cristianización y división de este último imperio en dos al Oriente y al Occidente, la rivalidad llegó a un grado extremo bajo los gobiernos de Cosroes II en Irán y Heraclio en Constantinopla, que libraron una guerra, agotadora y sangrienta guerra, en la que los Persas llegaron a tomar Jerusalén para luego ser expulsados de los territorios romano-orientales, la guerra dejó tremendamente debilitados a ambos imperios, lo que facilitó la expansión árabe y una sorprendente y rápida islamización de Irán: el Zoroastrianismo quedó relegado a una minoría que aún hoy lo practica, tanto en el propio país como en la India, Azerbaiján o Zanzíbar, seguidores de las doctrinas del Zend Avesta han sido Freddie Mercury, cuyo verdadero nombre era Faroud Bulsara, cantante de Queen y nativo de Zanzíbar, antigua colonia Sasánida y Zubin Metha, famoso Director de Orquesta, nacido en la India y de lejana ascendencia Persa.
Pronto, los Persas influyeron en el Imperio Musulmán: el ceremonial de la corte de los Califas, el arte y la arquitectura recibieron sus aportaciones, mientras que el propio soberano musulmán adoptaba uno de los títulos del monarca persa: "Padishá" o Gran Rey o Soberano Universal, especialmente, los persas más encumbrados lograron colocarse muy cerca de los descendientes de Mahoma, por lo que, cuando Hussein, nieto del profeta se levantó contra la toma del poder por los Omeyas, los persas estuvieron de su lado, cuando fue derrotado y muerto, los Persas no dejaron de serle leales y se sentaron las bases para que, en Irán, el Islam Chiíta predominara sobre el Sunnita, tomando características nacionales típicas: un clero jerárquico, conservación de tradiciones propias como el año nuevo persa, estricta observancia del Corán y desechamiento de la Tradición, al igual que en Inglaterra con la Iglesia Anglicana, el Islam Chiíta es una especie de Iglesia Nacional iraní dentro de la tradición islámica y parte importante de su identidad propia dentro del mundo islámico.
Irán estuvo gobernado, tras separarse de los Califatos Omeya y Abasida, dada su cada vez mayor diferencia religiosa, por los Ghazávidas, una dinastía de origen turco o por los mongoles islamizados Iljan, ambas casas gobernantes no se proclamaban descendientes, pero sí herederas del proyecto nacional de Aqueménidas y Sasánidas a la vez que defensoras del Islam. Sin embargo, no sería sino hasta los Safávidas en el siglo XVI, que Irán volvería a ser gobernado por una dinastía considerada netamente persa (aunque los Safávidas mismos tenían sangre turca) con ellos, el expansionismo imperial regresó e Irán desempeñó un papel fundamental como contrapeso del Imperio Otomano Sunnita, llegando los europeos en varias ocasiones a coquetear con los Persas para establecer una alianza común contra la "Sublime Puerta". A la vez, Persia iniciaba una fuerte rivalidad con Rusia en el "Gran Juego" de Asia Central que comenzaba, y con dinastías posteriores, como los Afsháridas, Zands y Qajars, que se turnaron en el poder desde el siglo XVIII, la influencia británica y después alemana se hicieron presentes, hasta que, al llegar al siglo XX, en 1925, la familia Palhevi tomó el poder.
Su primer monarca: Reza Khan, (los mongoles dejaron una gran influencia en Persia) impulsado por el ejemplo de Atatürk, inició un proceso de reformas secularizantes y pro-occidentales, además de que fue simpatizante de la Alemania Nazi, razón por la cual entre la URSS y los británicos, en 1941 se dió una ocupación y un golpe de estado, imponiendo al príncipe heredero : Mohamhed Reza, quien ejerció el poder hasta 1979, continuando con la Occidentalización y abriendo la puerta a la intervención europea y norteamericana en los hidrocarburos iraníes, mientras sus políticas de modernización e industrialización forzosas generaron un enorme descontento popular.
Cuando en los años 50 el Primer Ministro Mossgadegh intentó nacionalizar la industria petrolera y dar un giro más conservador a la política nacional, contó con el apoyo de las máximas autoridades religiosas chiítas, molestas por la occidentalización dirigida por el Shá o Rey de Reyes, entre las que destacaba el Ayathollah Ruyollah Khomeini.
Los Occidentales reaccionaron y apoyaron al Shá, los Marines norteamericanos dieron un golpe de estado, Mossgadedh fue confinado a un pequeño pueblo enmedio del desierto y Khomeini exiliado, encontrando asilo en la Francia de De Gaulle, pues este caudillo se las daba de contrario (e ingrato) a los norteamericanos, así que alojó a Khomeini, que se convirtió, de inmediato, en una figura de resistencia contra las ambiciones Occidentales en Irán; entre tanto, Mohamhed Reza (a la izquierda) inició un gobierno realmente tiránico y brutal empleando una muy efectiva policía secreta y eliminando todo resabio de parlamentarismo efectivo, asumiendo poderes absolutos y una corrupción ilimitada.
Aún así, celebró los 2,500 años de la entronización de Ciro el Grande y por tanto, fundación de la Nación, al llegar la década del 70, aunque el final de su poder estaba cercano: Khomeini remitía a Irán cassetes de audio con discursos en los que animaba a la rebelión; a pesar de su edad avanzada, se volvió un ídolo de la Juventud en un país en que los menores de 30 años son, desde hace mucho, la mayor parte de la población. En 1979, vino la Revolución Islámica, que concluyó con el derrocamiento del Shá y la instauración de la llamada República Islámica que sigue hasta nuestros días. El Shá, ya inútil para Occidente sin su trono, fue abandonado a su suerte y murió en el exilio, prácticamente ignorado por su antiguo protector: EUA.
Khomeini no era ningún loco ni era un beduino ignorante: su exilio en Francia le permitió conocer los esquemas de un sistema político republicano y democrático-representativo, así como el Derecho Constitucional Francés y su agitada Historia.
Así, en la República Islámica, según la constitución vigente, ideada por Khomeini (a la derecha), existen los tres poderes tradicionales según Montesquieu: Ejecutivo, a manos de un Presidente, Legislativo: con un parlamento, y Judicial, con los tribunales claramente organizados; además, creó un órgano llamado "Consejo de los Guardianes" presidido por el Líder Supremo Religioso; esto no es más que la creación de un "Senado Conservador" como el establecido en una de las constituciones francesas de los años de la Revolución, y que inspiró en México a las Siete Leyes Constitucionales de 1836, donde aparecía un Supremo Poder Conservador, y que no es más que un órgano político de control constitucional que veta los actos de los otros 3 poderes que se consideren contrarios a la Constitución, y en el caso de Irán, también contrarios a las tradiciones islámicas chiítas e identidad nacional de Irán, aunque se protege a las minorías: Cristianos, Judíos y Zoroastrianos tienen representación obligatoria en el Parlamento y tienen derecho a constituir sus propios partidos políticos.
En Irán, además del derecho a constituir partidos y asociaciones políticas, hay una democracia representativa y dada la juventud de la población, la edad mínima para votar es de 16 años. Sin embargo, EUA y Occidente no ha permitido que el experimento Iraní de un régimen que conjuga tradición oriental con elementos de la tradición política y jurídica occidental y que en mucho es más acorde a la realidad del mundo musulmán que las dictaduras de corte Kemalistas-Nasseristas que ahora están en crisis, tenga éxito: primero azuzaron en su contra a Saddam Hussein, cuando era de los "buenos", y después, una serie de sanciones y bloqueos que sólo han llevado a radicalizar al régimen Iraní e ironicamente, a buscar un mayor empoderamiento a fin de lograr su seguridad.
¿Cuál ha sido el pecado de Irán o del régimen islámico? Yo diría que defender su Soberanía y su rol como potencia regional en Medio Oriente, que, como hemos visto, siempre ha tenido; a diferencia de su hoy rival: Arabia Saudita, en que gobierna una dinastía apoyada por los occidentales desde el fin de la Primera Guerra Mundial y que siempre ha ayudado a los intereses norteamericanos fundamentalmente, por eso, no importa que en Arabia el régimen sea más despótico que en Irán, lo importante es el papel que desempeña como garante de intereses extraños y que no falte el petróleo, mientras que el régimen persa ha sido celoso de su soberanía en ese rubro.
Aún así, nadie, ni siquiera en EUA se creyó la historia del complot Iran-Zetas, añadiéndose a la lista de ridículos de la Presidencia de Obama; sin embargo, poco contribuye a la paz mundial o a contribuir a resolver la situación de México, antes bien, exacerba las posturas políticas y aumenta las especulaciones y la intranquilidad y algo me dice, que esta escalada de tensiones aún no ha terminado.
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