Cuentan que eso preguntó Hitler a sus generales tras ordenar el retiro de las tropas germanas de la capital francesa ante el avance aliado tras el Día D, pues había dado la orden de hacer pasto de las llamas a la "ciudad luz", misma que había visitado y conservado como trofeo tras haber vencido a los galos en los primeros momentos de la Segunda Guerra Mundial, él, de frustrada vocación pictórica, era amante del arte, pero no dudaba que si destruía la ciudad, daría un golpe anímico y mortal, al mundo: si la considerada más bella ciudad del mundo, en la que se acumula no solo toda la herencia cultural e histórica de Francia sino gran parte de la del mundo, no era de él, no sería de nadie. Afortunadamente, ninguno de sus comandantes obedeció la orden.
Hoy, en cierta manera, París ardió, la guerra no había asomado en sus calles ni siquiera bajo la ocupación Nazi de 1940 a 1944, pues la ciudad fue respetada, la última vez que las armas sonaron en sus calles y se dieron combates en ellas, con explosión de bombas fue en 1870 en ese ensayo de revolución socialista que fue la Comuna de París tras el derrumbe del caricaturesco Segundo Imperio de Napoleón III y el asedio prusiano a la urbe. El pasado 13 de noviembre, se dio una serie de ataques a la población civil en diversos puntos de la antigua Lutetia Parisiorum, principalmente en las cercanías del Stade de France, ubicado en el municipio conurbado de Saint Denis, donde tenía lugar el encuentro amistoso entre las selecciones de fútbol de Francia y de Alemania, ante la presencia del propio Presidente galo Françoise Hollande y en la sala de conciertos Bataclan, en una zona más céntrica.
Ya se veía venir, en este espacio, en septiembre, escribí acerca de la crisis de los refugiados y cómo había informaciones respecto a que entre ellos entraban militantes radicales, lo cual constituía un riesgo. Ahora, hay indicios de que algunos de los perpetradores de estas atrocidades, provenían de Siria a través de Grecia. Los testimonios de los sobrevivientes indican que los atacantes, al momento de empezar a matar, gritaban: "Alá es Grande, esto es por Siria". Ya antes, a raíz de los ataques contra la redacción del pasquín Charlie Hebdo, señalé que eso era un mero ensayo, y que era solo el principio. Y no soy profeta ni vidente, pero creo que resulta claro que sí, como aquí sí acertadamente lo ha dicho Bergoglio, estamos ya en la Tercera Guerra Mundial.
¿Por qué Francia?
Pero ¿Porqué se atacó a Francia? Es decir, lo de la revista satírica se entendía, fue una especie de vendetta, pero ahora se atacó a un país, en nombre de lo que ocurre en Siria, que bien poco ha hecho por detener al Califa Abu Bakr II y su feroz cadena de conquistas, en todo caso, con quien el naciente imperio islámico se encuentra en guerra, como ya lo dije, en la primer contienda entre poderes imperiales asiáticos, es con Rusia, y lo lógico era que el proclamado emperador musulmán ordenase a sus comandos un ataque contra Moscú.
Después de todo, Francia fue en realidad, un enorme apoyo para impulsar al fundamentalismo islámico reciente: desde el desmembramiento del Imperio Otomano, Francia quedó con el control sobre Siria y Líbano en beneficio de sus intereses petroleros de conformidad con el Acuerdo Sykes-Picot, firmado con Inglaterra. Ya en los últimos tiempos, Francia fue de los principales colaboradores de EUA en la Invasión a Irak y Afganistán, posteriormente, Francia con Sarkozy a la cabeza impulsó las Primaveras Arabes en Túnez y Libia, en especial con el derrocamiento y muerte de Muammar Gaddaffi, y posteriormente, ya con Hollande en el Palacio del Elíseo, en su intervención en Malí, todo esto contribuyó a romper el equilibrio delicado que se mantenía en el mundo islámico y que también contribuía a tener a raya a los movimientos fundamentalistas, el ISIS surgió así, de los movimientos de resistencia contra los norteamericanos, a los cuales perteneció el ahora Califa, entonces un estudiante de posgrado en teología islámica de nombre Ibrahím Al-Badri, de los restos del ejército iraquí de Saddam Hussein, sedientos de venganza, y los grupos extremistas sunnitas sirios opositores a Bashar El-Assad, financiados y apoyados por las potencias occidentales, entre ellos Francia, siguiendo con la política de debilitar a Rusia e Irán en la que se embarcaron para condescender con las monarquías árabes y Turquía y proteger la hegemonía norteamericana.
Sin embargo, Francia es probablemente, el punto más fácil desde dónde puede plantearse un ataque, o la especie de "invasión" a Europa; Rusia no, con sus poderosos órganos de inteligencia y de seguridad heredados del bolchevismo y la política de Putin que ha minimizado al islamismo y su capacidad de ataque a casos aislados mientras el régimen cuenta con el apoyo de los líderes chechenos, otrora impulsores de la causa islamista en el Cáucaso; en cambio, Francia es el país con la población islámica más grande de Europa: unos 10 millones, y que además, ya se trata de una presencia que cubre ya al menos, dos o tres generaciones; además, la demagogia de los políticos franceses que ha visto en esta comunidad a una gran fuente de votos, ha contribuido a fortalecer su influencia en la vida política y social del Estado Francés, a grado tal que, poco a poco, las comunidades islámicas en la antigua Galia han ganado casi autonomía en muchos lugares, donde la Shari'a o Derecho Consuetudinario Islámico se ha convertido en obligatorio y resulta peligroso para los franceses nativos el irrumpir en sus territorios.
A pesar de ello, en Francia se había dado una gran simpatía por la causa palestina, una de las principales basas del fundamentalismo islámico, y había aumentado el sentimiento antisemita en los últimos años en forma alarmante, a grado tal que muchos Judíos franceses se encontraban migrando a Israel ante una situación cada vez más hostil en que, --a raíz de la guerra de Gaza del año pasado-- se dieron grandes ataques a negocios y comunidades judías como represalia por las bajas civiles palestinas durante los ataques israelíes. Los islamistas han sabido aprovechar esta circunstancia a su favor para aumentar su presencia y cierta aceptación por una sociedad francesa que, secularizada y despreciando su pasado y raíces, ve en el multiculturalismo la defensa de la diversidad y las libertades heredadas de su Revolución de 1789.
Una prueba de ello es lo que ocurre con la selección francesa de fútbol: sin duda Zinedine Zidane, de origen argelino y musulmán, es un gigante del deporte que ha pasado a la Historia, que convirtió al balompié en una verdadera ciencia; también es un hombre correcto y decente cuyo único punto negro fue haber caído en las provocaciones del italiano Materazzi en aquella final del Mundial de Alemania 2006; sin embargo, no deja de dar cierta tristeza ver que el máximo adalid del deporte galo sea un inmigrante, mientras que los franceses nativos (hablantes de una lengua romance, originados de la mezcla entre romanos, celtas y germánicos francos y burgundios) han prácticamente dejado de destacar en ese rubro, (y ni Fontaine, Platiní o Cantona se acercan en sus logros a lo hecho por el formidable Zizou) si se quiere, trivial; pero ya desde hace años, y ya en una ocasión lo mencioné aquí , en el combo francés de fútbol se ha manifestado el empoderamiento de los inmigrantes en tramas que se asemejan a las de una mafia que incluso, persigue, denosta y bloquea a los escasos jugadores franceses nativos que quedan: hace cinco años se hablaba del acoso hacia Gorcuff, ahora, del acoso hacia Balbuena, ambos franceses étnicos como excepción en un combo de naturalizados o ya nacidos en el país pero de origen islámico o subsahariano.
Como sea, el caso del fútbol demuestra el rol cada vez más fuerte de la población de origen inmigrante, y sobre todo la musulmana, en Francia. Dentro de ella, es muy fácil insertar militantes que pasen desapercibidos; mientras, el "espacio Schengen" para la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea facilita enormemente el paso de fronteras de esos mismos combatientes, armas y equipos. Europa por tanto, se encuentra fácilmente abierta a los planes de este tipo de fuerzas irregulares, prestas a realizar ataques esporádicos pero mortíferos. El clima de apertura hacia la migración que en el Viejo Mundo se ha abierto desde los años 80, impulsado por la necesidad económica ante la baja natalidad europea y la necesidad de mano de obra joven y barata, la secularización, ha permitido que el Islam sea la religión de mayor crecimiento en esos países y que además, le permite encontrar un campo fértil para reclutar militantes entre muchos jóvenes tanto hijos de inmigrantes como nativos decepcionados.
El contraste entre el Islam y Occidente:
El pacifismo, surgido del hartazgo europeo y en general, occidental, tras las dos Guerras Mundiales, sirve también como un contexto en que sabe la reacción será pasiva, no habrá respuesta, se carece del valor y se anatemiza la violencia y el concepto mismo de guerra, la gente, no querrá ver lo que tiene enfrente, preferirá ver en esto hechos aislados, y no una campaña decidida de conquista sobre Europa, una ambición que existe entre los pueblos del Medio Oriente, como lo narra Heródoto, desde las Guerras Médicas y aún antes, desde Troya, o desde el rapto de la princesa fenicia que daría nombre a las tierras natales de la Civilización Occidental. Es por tanto, algo que va más allá de la religión, pues aún antes del nacimiento de Cristo o de la predicación de Mahoma, ya había estado Alejandro Magno incendiando Persepolis para vengar el incendio de la Acrópolis de Atenas por Jerjes dos siglos antes, hoy en día, las políticas europeas no tienen nada que ver con el Cristianismo tras dos siglos de secularización cuando no de persecución abierta contra la religión y la Iglesia. Para los musulmanes, sin embargo, estas sociedades laicas y libertinas como la francesa actual, es consecuencia directa de las "doctrinas nazarenas".
De igual modo, la marginación económica de muchos musulmanes europeos les lleva al resentimiento, lo mismo que el recuerdo del colonialismo vivido por sus países a manos, principalmente, de Francia e Inglaterra y que se expresa ahora en las manifestaciones de duelo por París y el silencio absoluto de medios y redes sociales, respecto a Beirut, que vivió también un atentado el mismo día de parte del ISIS, o de Nigeria. Esto se combina con una sociedad del desenfreno, el consumo y el libertinaje sexual y de los vicios, lo que claro, lleva al mahometano a creer que efectivamente, una sociedad islámica es muy superior al ambiente nihilista en el que se encuentran, donde la gente vive para el hoy, sin ideales ni perspectivas de trascendencia.
Sin duda que no puede generalizarse, la inmensa mayor parte de los musulmanes no son militantes ni guerrilleros, son gente como uno que vive el día a día a su manera y dentro de una cultura que hunde sus raíces más allá de Mahoma en la más remota antigüedad de Mesopotamia, Persia o Egipto. Sin embargo, el Islam contiene dentro de sus suras mandatos directos a realizar la guerra y la conquista, a diferencia de la Biblia que contiene también escenas violentas y mandatos bélicos; esto debe entenderse en el sentido de ser una narración histórica sobre el origen del pueblo de Israel y su desarrollo, además de que el problema de la violencia y la óptica cristiana al respecto radica en otro sentido que no es menester tratar aquí; el Islam, por su parte, ya lo he repetido anteriormente, es una ideología política a la vez que religión, enfocada a la expansión: Mahoma diseñó su doctrina para crear un Estado con las dispersas tribus árabes y para ello, tuvo que aplicar la cimitarra a fin de lograr el sometimiento de las demás tribus a la supremacía de los Quoraschíes, dándoles un credo único que sirviera como factor de unidad. Los sucesores de Mahoma, los primeros Califas, como lo describe Tom Holland, tomaron la nueva doctrina, le dieron un cariz expansionista con elementos tomados del Zoroastrianismo persa y se lanzaron a la conquista de un Imperio mundial.
A pesar de que, como he dicho, no se puede generalizar y considerar que todo musulmán es un terrorista o un guerrero ansioso de conquistas, también es cierto que es muy difícil su asimilación a la sociedad occidental, y también, que es muy tenue la línea que separa al radical del moderado. Como sea, las medidas señaladas por Hollande de cerrar mezquitas radicales y despojar de la nacionalidad a aquellos mahometanos que militen en organizaciones extremistas y participen de alguna manera en actos violentos va por buen camino.
¿Y Ahora?
Muchos medios han reaccionado alarmados no ante el peligro del Islam expansionista, sino ante el posible ascenso al poder en Francia, y después en el resto de Europa, de movimientos de "extrema derecha"; son los mismos que han criticado a Putin en Rusia por sus políticas en contra del homosexualismo, por ejemplo, o a Víctor Orbán, Presidente de Hungría, por la vuelta al Cristianismo como base de la identidad nacional húngara, su rechazo, precisamente al homosexualismo y últimamente, a recibir a los refugiados sirios; hoy en día, están alarmados ante el triunfo de un partido netamente católico en Polonia, también crítico hacia las políticas "progresistas" dictadas desde Bruselas y Estrasburgo.
No me imagino cómo estarán ante una Angela Merkel, que hasta ahora se había mantenido en la línea laicista-progresista y hoy acaba de decir una bomba: "Europa debe volver a sus raíces y a conectar otra vez con Dios y tener algunos fundamentos bíblicos inquebrantables..." muchos parecían haber olvidado que la Canciller es hija de un clérigo luterano.
¿Esto por qué? Porque el Islam en realidad está poniendo a prueba al mundo que se ha construido desde 1789, un mundo construido sobre las bases de la Libertad, Igualdad y Fraternidad y con la Democracia como fin y no medio, como ideal para lograr una sociedad y gobierno perfectos, pero que está demostrando todo lo contrario: ha llevado al poder a los corruptos y mediocres, además de que no resulta aplicable a todos los pueblos, mientras que su pretendida implementación en otras regiones ajenas a Occidente se han traducido en baños de sangre y justificación para atrocidades, ¡vamos! en la misma Francia llevó al genocidio representado por la tragedia de la Vendeé y el Terror, para luego ser aprovechada por un dictador con delirios de grandeza como Napoleón para todo lo contrario. Las mismas tesis de la Ilustración han llevado al poder a Hitler y a esperpentos como el Peronismo en Argentina o más recientemente al Chavismo en Venezuela.
Es decir: la situación actual pone en peligro no al "Nuevo Orden Mundial" que dice Juan Manuel de Prada, no, ese orden no es tan nuevo, existe desde 1776-1789, y ahora, el modelo empieza a hacer agua. Como lo predijo Samuel Huntington: la Globalización y el pretender crear una sola sociedad mundial, multicultural pero uniforme según los cánones dictados por Disney o MTV, que era el máximo logro a alcanzar por los seguidores de Voltaire, Rousseau, Montesquieu y Diderot, Jefferson o Franklin, Kant y demás constructores de este sistema, está fracasando, y su fracaso nos está arrastrando.
¿Qué podemos esperar para los próximos meses o años? O se da el olvido respecto a lo ocurrido, como ocurrió tras los atentados en Madrid y Londres hace unos años y todo sigue igual hasta el próximo ataque a alguna capital occidental, mientras sigue el pulso entre las potencias de manera estéril y el ISIS, pese a los aislados ataques rusos continúa fortaleciéndose, y consolidándose como un nuevo Imperio Islámico, o, pese al avanzado proceso de descomposición que tiene Occidente cambiamos de rumbo, y como lo dice ahora Merkel, nos volvemos a encontrar con nuestra identidad y nuestra fuerza. Abandonamos nuestro temor y nos damos cuenta que a la guerra se le combate con la guerra, ni modo, aunque no nos guste, pero no hay otra.
En el próximo post hablaré acerca del problema de la guerra desde una perspectiva política y filosófica con base en un libro que he estado leyendo y es bastante esclarecedor.
Ya se veía venir, en este espacio, en septiembre, escribí acerca de la crisis de los refugiados y cómo había informaciones respecto a que entre ellos entraban militantes radicales, lo cual constituía un riesgo. Ahora, hay indicios de que algunos de los perpetradores de estas atrocidades, provenían de Siria a través de Grecia. Los testimonios de los sobrevivientes indican que los atacantes, al momento de empezar a matar, gritaban: "Alá es Grande, esto es por Siria". Ya antes, a raíz de los ataques contra la redacción del pasquín Charlie Hebdo, señalé que eso era un mero ensayo, y que era solo el principio. Y no soy profeta ni vidente, pero creo que resulta claro que sí, como aquí sí acertadamente lo ha dicho Bergoglio, estamos ya en la Tercera Guerra Mundial.
¿Por qué Francia?
Pero ¿Porqué se atacó a Francia? Es decir, lo de la revista satírica se entendía, fue una especie de vendetta, pero ahora se atacó a un país, en nombre de lo que ocurre en Siria, que bien poco ha hecho por detener al Califa Abu Bakr II y su feroz cadena de conquistas, en todo caso, con quien el naciente imperio islámico se encuentra en guerra, como ya lo dije, en la primer contienda entre poderes imperiales asiáticos, es con Rusia, y lo lógico era que el proclamado emperador musulmán ordenase a sus comandos un ataque contra Moscú.
Después de todo, Francia fue en realidad, un enorme apoyo para impulsar al fundamentalismo islámico reciente: desde el desmembramiento del Imperio Otomano, Francia quedó con el control sobre Siria y Líbano en beneficio de sus intereses petroleros de conformidad con el Acuerdo Sykes-Picot, firmado con Inglaterra. Ya en los últimos tiempos, Francia fue de los principales colaboradores de EUA en la Invasión a Irak y Afganistán, posteriormente, Francia con Sarkozy a la cabeza impulsó las Primaveras Arabes en Túnez y Libia, en especial con el derrocamiento y muerte de Muammar Gaddaffi, y posteriormente, ya con Hollande en el Palacio del Elíseo, en su intervención en Malí, todo esto contribuyó a romper el equilibrio delicado que se mantenía en el mundo islámico y que también contribuía a tener a raya a los movimientos fundamentalistas, el ISIS surgió así, de los movimientos de resistencia contra los norteamericanos, a los cuales perteneció el ahora Califa, entonces un estudiante de posgrado en teología islámica de nombre Ibrahím Al-Badri, de los restos del ejército iraquí de Saddam Hussein, sedientos de venganza, y los grupos extremistas sunnitas sirios opositores a Bashar El-Assad, financiados y apoyados por las potencias occidentales, entre ellos Francia, siguiendo con la política de debilitar a Rusia e Irán en la que se embarcaron para condescender con las monarquías árabes y Turquía y proteger la hegemonía norteamericana.
Sin embargo, Francia es probablemente, el punto más fácil desde dónde puede plantearse un ataque, o la especie de "invasión" a Europa; Rusia no, con sus poderosos órganos de inteligencia y de seguridad heredados del bolchevismo y la política de Putin que ha minimizado al islamismo y su capacidad de ataque a casos aislados mientras el régimen cuenta con el apoyo de los líderes chechenos, otrora impulsores de la causa islamista en el Cáucaso; en cambio, Francia es el país con la población islámica más grande de Europa: unos 10 millones, y que además, ya se trata de una presencia que cubre ya al menos, dos o tres generaciones; además, la demagogia de los políticos franceses que ha visto en esta comunidad a una gran fuente de votos, ha contribuido a fortalecer su influencia en la vida política y social del Estado Francés, a grado tal que, poco a poco, las comunidades islámicas en la antigua Galia han ganado casi autonomía en muchos lugares, donde la Shari'a o Derecho Consuetudinario Islámico se ha convertido en obligatorio y resulta peligroso para los franceses nativos el irrumpir en sus territorios.
A pesar de ello, en Francia se había dado una gran simpatía por la causa palestina, una de las principales basas del fundamentalismo islámico, y había aumentado el sentimiento antisemita en los últimos años en forma alarmante, a grado tal que muchos Judíos franceses se encontraban migrando a Israel ante una situación cada vez más hostil en que, --a raíz de la guerra de Gaza del año pasado-- se dieron grandes ataques a negocios y comunidades judías como represalia por las bajas civiles palestinas durante los ataques israelíes. Los islamistas han sabido aprovechar esta circunstancia a su favor para aumentar su presencia y cierta aceptación por una sociedad francesa que, secularizada y despreciando su pasado y raíces, ve en el multiculturalismo la defensa de la diversidad y las libertades heredadas de su Revolución de 1789.
Una prueba de ello es lo que ocurre con la selección francesa de fútbol: sin duda Zinedine Zidane, de origen argelino y musulmán, es un gigante del deporte que ha pasado a la Historia, que convirtió al balompié en una verdadera ciencia; también es un hombre correcto y decente cuyo único punto negro fue haber caído en las provocaciones del italiano Materazzi en aquella final del Mundial de Alemania 2006; sin embargo, no deja de dar cierta tristeza ver que el máximo adalid del deporte galo sea un inmigrante, mientras que los franceses nativos (hablantes de una lengua romance, originados de la mezcla entre romanos, celtas y germánicos francos y burgundios) han prácticamente dejado de destacar en ese rubro, (y ni Fontaine, Platiní o Cantona se acercan en sus logros a lo hecho por el formidable Zizou) si se quiere, trivial; pero ya desde hace años, y ya en una ocasión lo mencioné aquí , en el combo francés de fútbol se ha manifestado el empoderamiento de los inmigrantes en tramas que se asemejan a las de una mafia que incluso, persigue, denosta y bloquea a los escasos jugadores franceses nativos que quedan: hace cinco años se hablaba del acoso hacia Gorcuff, ahora, del acoso hacia Balbuena, ambos franceses étnicos como excepción en un combo de naturalizados o ya nacidos en el país pero de origen islámico o subsahariano.
Como sea, el caso del fútbol demuestra el rol cada vez más fuerte de la población de origen inmigrante, y sobre todo la musulmana, en Francia. Dentro de ella, es muy fácil insertar militantes que pasen desapercibidos; mientras, el "espacio Schengen" para la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea facilita enormemente el paso de fronteras de esos mismos combatientes, armas y equipos. Europa por tanto, se encuentra fácilmente abierta a los planes de este tipo de fuerzas irregulares, prestas a realizar ataques esporádicos pero mortíferos. El clima de apertura hacia la migración que en el Viejo Mundo se ha abierto desde los años 80, impulsado por la necesidad económica ante la baja natalidad europea y la necesidad de mano de obra joven y barata, la secularización, ha permitido que el Islam sea la religión de mayor crecimiento en esos países y que además, le permite encontrar un campo fértil para reclutar militantes entre muchos jóvenes tanto hijos de inmigrantes como nativos decepcionados.
El contraste entre el Islam y Occidente:
El pacifismo, surgido del hartazgo europeo y en general, occidental, tras las dos Guerras Mundiales, sirve también como un contexto en que sabe la reacción será pasiva, no habrá respuesta, se carece del valor y se anatemiza la violencia y el concepto mismo de guerra, la gente, no querrá ver lo que tiene enfrente, preferirá ver en esto hechos aislados, y no una campaña decidida de conquista sobre Europa, una ambición que existe entre los pueblos del Medio Oriente, como lo narra Heródoto, desde las Guerras Médicas y aún antes, desde Troya, o desde el rapto de la princesa fenicia que daría nombre a las tierras natales de la Civilización Occidental. Es por tanto, algo que va más allá de la religión, pues aún antes del nacimiento de Cristo o de la predicación de Mahoma, ya había estado Alejandro Magno incendiando Persepolis para vengar el incendio de la Acrópolis de Atenas por Jerjes dos siglos antes, hoy en día, las políticas europeas no tienen nada que ver con el Cristianismo tras dos siglos de secularización cuando no de persecución abierta contra la religión y la Iglesia. Para los musulmanes, sin embargo, estas sociedades laicas y libertinas como la francesa actual, es consecuencia directa de las "doctrinas nazarenas".
De igual modo, la marginación económica de muchos musulmanes europeos les lleva al resentimiento, lo mismo que el recuerdo del colonialismo vivido por sus países a manos, principalmente, de Francia e Inglaterra y que se expresa ahora en las manifestaciones de duelo por París y el silencio absoluto de medios y redes sociales, respecto a Beirut, que vivió también un atentado el mismo día de parte del ISIS, o de Nigeria. Esto se combina con una sociedad del desenfreno, el consumo y el libertinaje sexual y de los vicios, lo que claro, lleva al mahometano a creer que efectivamente, una sociedad islámica es muy superior al ambiente nihilista en el que se encuentran, donde la gente vive para el hoy, sin ideales ni perspectivas de trascendencia.
Sin duda que no puede generalizarse, la inmensa mayor parte de los musulmanes no son militantes ni guerrilleros, son gente como uno que vive el día a día a su manera y dentro de una cultura que hunde sus raíces más allá de Mahoma en la más remota antigüedad de Mesopotamia, Persia o Egipto. Sin embargo, el Islam contiene dentro de sus suras mandatos directos a realizar la guerra y la conquista, a diferencia de la Biblia que contiene también escenas violentas y mandatos bélicos; esto debe entenderse en el sentido de ser una narración histórica sobre el origen del pueblo de Israel y su desarrollo, además de que el problema de la violencia y la óptica cristiana al respecto radica en otro sentido que no es menester tratar aquí; el Islam, por su parte, ya lo he repetido anteriormente, es una ideología política a la vez que religión, enfocada a la expansión: Mahoma diseñó su doctrina para crear un Estado con las dispersas tribus árabes y para ello, tuvo que aplicar la cimitarra a fin de lograr el sometimiento de las demás tribus a la supremacía de los Quoraschíes, dándoles un credo único que sirviera como factor de unidad. Los sucesores de Mahoma, los primeros Califas, como lo describe Tom Holland, tomaron la nueva doctrina, le dieron un cariz expansionista con elementos tomados del Zoroastrianismo persa y se lanzaron a la conquista de un Imperio mundial.
A pesar de que, como he dicho, no se puede generalizar y considerar que todo musulmán es un terrorista o un guerrero ansioso de conquistas, también es cierto que es muy difícil su asimilación a la sociedad occidental, y también, que es muy tenue la línea que separa al radical del moderado. Como sea, las medidas señaladas por Hollande de cerrar mezquitas radicales y despojar de la nacionalidad a aquellos mahometanos que militen en organizaciones extremistas y participen de alguna manera en actos violentos va por buen camino.
¿Y Ahora?
Muchos medios han reaccionado alarmados no ante el peligro del Islam expansionista, sino ante el posible ascenso al poder en Francia, y después en el resto de Europa, de movimientos de "extrema derecha"; son los mismos que han criticado a Putin en Rusia por sus políticas en contra del homosexualismo, por ejemplo, o a Víctor Orbán, Presidente de Hungría, por la vuelta al Cristianismo como base de la identidad nacional húngara, su rechazo, precisamente al homosexualismo y últimamente, a recibir a los refugiados sirios; hoy en día, están alarmados ante el triunfo de un partido netamente católico en Polonia, también crítico hacia las políticas "progresistas" dictadas desde Bruselas y Estrasburgo.
No me imagino cómo estarán ante una Angela Merkel, que hasta ahora se había mantenido en la línea laicista-progresista y hoy acaba de decir una bomba: "Europa debe volver a sus raíces y a conectar otra vez con Dios y tener algunos fundamentos bíblicos inquebrantables..." muchos parecían haber olvidado que la Canciller es hija de un clérigo luterano.
¿Esto por qué? Porque el Islam en realidad está poniendo a prueba al mundo que se ha construido desde 1789, un mundo construido sobre las bases de la Libertad, Igualdad y Fraternidad y con la Democracia como fin y no medio, como ideal para lograr una sociedad y gobierno perfectos, pero que está demostrando todo lo contrario: ha llevado al poder a los corruptos y mediocres, además de que no resulta aplicable a todos los pueblos, mientras que su pretendida implementación en otras regiones ajenas a Occidente se han traducido en baños de sangre y justificación para atrocidades, ¡vamos! en la misma Francia llevó al genocidio representado por la tragedia de la Vendeé y el Terror, para luego ser aprovechada por un dictador con delirios de grandeza como Napoleón para todo lo contrario. Las mismas tesis de la Ilustración han llevado al poder a Hitler y a esperpentos como el Peronismo en Argentina o más recientemente al Chavismo en Venezuela.
Es decir: la situación actual pone en peligro no al "Nuevo Orden Mundial" que dice Juan Manuel de Prada, no, ese orden no es tan nuevo, existe desde 1776-1789, y ahora, el modelo empieza a hacer agua. Como lo predijo Samuel Huntington: la Globalización y el pretender crear una sola sociedad mundial, multicultural pero uniforme según los cánones dictados por Disney o MTV, que era el máximo logro a alcanzar por los seguidores de Voltaire, Rousseau, Montesquieu y Diderot, Jefferson o Franklin, Kant y demás constructores de este sistema, está fracasando, y su fracaso nos está arrastrando.
¿Qué podemos esperar para los próximos meses o años? O se da el olvido respecto a lo ocurrido, como ocurrió tras los atentados en Madrid y Londres hace unos años y todo sigue igual hasta el próximo ataque a alguna capital occidental, mientras sigue el pulso entre las potencias de manera estéril y el ISIS, pese a los aislados ataques rusos continúa fortaleciéndose, y consolidándose como un nuevo Imperio Islámico, o, pese al avanzado proceso de descomposición que tiene Occidente cambiamos de rumbo, y como lo dice ahora Merkel, nos volvemos a encontrar con nuestra identidad y nuestra fuerza. Abandonamos nuestro temor y nos damos cuenta que a la guerra se le combate con la guerra, ni modo, aunque no nos guste, pero no hay otra.
En el próximo post hablaré acerca del problema de la guerra desde una perspectiva política y filosófica con base en un libro que he estado leyendo y es bastante esclarecedor.
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