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13 de mayo de 2010

¿TRUENA ESPAÑA?



Este anuncio, que Zapatero pretendió mostrar como la respuesta decidida de su gobierno a la crisis económica y a la amenaza de quiebra de España siguiendo la estela dibujada por Grecia ilustra en realidad el fracaso de un Gobierno que hizo de la ideología su prioridad y no la resolución de los problemas reales que afectaban a la economía y a la sociedad íberas, y que ha hecho los ajustes para la reducción del gasto público no por propia iniciativa ni por responder ante una problemática que se le vino encima, sino por la presión ejercida por el exterior, en particular, por Merkel y Sarkozy y sobre todo por el propio Barack Obama que le llamó por teléfono para forzarlo a realizar los ajustes financieros necesarios para reducir el déficict público (la diferencia entre los gastos del Estado y los ingresos fiscales, que no alcanzan a cubrirlo y por ello debe darse el endeudamiento) a fin de que pueda resultar solvente para entrar en el plan de rescate y evitar el derrumbe del euro.

Y no es para menos, entrando el FMI al rescate, el principal contribuyente de dicho organismo internacional es EUA, así que ahora actúa exigiendo a los deudores, como mayor acreedor, que le garanticen el pago (cosa que le debe urgir, pues el endeudamiento norteamericano, como ya lo hemos comentado, no es menor y a su vez tiene encima la presión de China que también necesita garantías de que el debilitado gigante norteamericano pagará puntualmente).

Ya lo habíamos dicho en un post anterior, Zapatero se ha manejado durante los 6 años que lleva en el poder bajo criterios meramente ideológicos, con un verdadero despliegue de demagogia y de progresismo que ha buscado crear "monos de paja" a los que acuchillar o quemar después en vez de atacar a los verdaderos monstruos que rodeaban amenazantes a la prosperidad española conseguida tras un crecimiento y trabajo sostenido desde Franco, pasando por Suárez y Felipe González y Aznar y que hicieron parecer que España volvía a las "grandes ligas" europeas desde que Napoleón en 1808 y la pérdida del Imperio Americano le dejaran en la marginalidad del continente y del desarrollo.

Los recortes sin duda brindarán un respiro y reducirán el gasto público español, pero no resuelven el fondo del problema: castigan a los pensionados, a los servidores públicos de base, reduce la creación de infraestructura y con el aumento de impuestos que se estudia terminará por golpear a la ya castigada población, de por sí cercada por el alto nivel de paro: 5 millones de desempleados en un país de poco más de 40 millones de habitantes. Entre tanto, Zapatero continuará subvencionando a la farándula, a movimientos fanáticos feministas o al lobby homosexual y a clínicas abortivas, en España y fuera de ella, seguirá regalando dinero a Cuba, a Bolivia y a Marruecos, seguirá con altos sueldos para los funcionarios de primer nivel y puestos creados, al estilo mexicano, para dar chamba a los compadres, amigos y militantes del partido distinguidos, el retiro de todo esto implicaría un ahorro mayor, pero no creo que esté entre los planes de un personaje sectario, fanatizado por su ideología y que ha hecho de sus prejuicios y rencores un programa que ha guiado su administración: hoy, España luce dividida socialmente, generacionalmente, con una juventud echada a perder entre el sexo, el alcohol y la droga y también con fracturas étnicas, muchas de ellas artificiales pero que han sido generadas desde el poder para debilitar a las "oscuras fuerzas de derecha" nacionalistas y orgullosas del glorioso pasado católico e imperial de la Madre Patria.

Hoy, ya no le sirve a Zapatero el seguir juzgando a Franco tras 35 años de su muerte ni inventando una "leyenda dorada" sobre los vendepatrias comunistas de la Segunda República que le habían entregado el país a Stalin, tan es así que a Garzón le han preparado su huída a la Haya antes de que le suspendan y revelen todo su tinglado de parcialidad, mentalidad neocolonial y corrupción.

¿Y el rey? ¿dónde está? recuperándose de una operación de pulmón y sometiéndose a carísimos tratamientos anti-edad. Desgraciadamente para España, desde 1700 los peores enemigos que ha tenido han sido los Borbón: ¿Qué puede esperarse de una dinastía fundada por un oportunista como Enrique IV que renunció a sus convicciones protestantes con la frase: "París bien vale una misa" y se hizo católico por puro interés de llegar a reinar en Francia? ¿De una familia cuyo mayor representante: Luis XIV fue el peor enemigo que ha tenido España? ¿O qué tal Fernando VII? El peor gobernante que ha tenido el país ibérico, preocupado sólo por su persona, dejó que España fuera pasto de las llamas desatadas por Napoleón y su hermano José, y no aceptó ni la Constitución de Cádiz ni los sacrificios de los españoles hechos en su nombre por no ceder el control absoluto que deseaba tener del Estado. Se salvan de la lista Carlos III que buscó la liberalización económica y la modernización para que España volviese a ser una potencia imperial temible, aunque cometió el grave error de expulsar a los Jesuitas, grandes educadores y protectores de los indígenas y un Alfonso XII que se supo ganar a su pueblo tras el vil y asqueroso comportamiento de su madre Isabel II.

Juan Carlos I ha seguido siendo un fiel representante del oportunismo y pragmatismo que ha caracterizado a su familia desde hace siglos: con una legitimidad cuestionada al ser el heredero designado de Franco. defendió la democracia en 1981 a fin de ganar el apoyo de los nacientes partidos y de una sociedad que despertaba tras la larga noche de la dictadura, a fin de conservar el trono, y que a diferencia de un monarca valiente como Balduino I de Bélgica que defendió la vida, la dignidad y la libertad de sus súbditos y rechazó vetando todas aquellas propuestas tendientes a atacarla de parte de la Izquierda, el Borbón se ha vendido enteramente a los intereses de ésta a fin de que no le cuestionen y le dejen reinar y gozar de los privilegios que el trono conlleva. A diferencia incluso de una Isabel II que ha sabido arbitrar y frenar a los políticos en sus disputas en Inglaterra, Juan Carlos no ha hecho nada más que dejar hacer y dejar pasar, claudicando del papel que le asigna la Constitución de 1978 como árbitro de la vida política y garante de la propia ley fundamental.

¿Qué pasaría si cae España? Piensen nomás que la economía hispana es 5 veces más grande que la griega: con empresas poderosas en el sector financiero y de telecomunicaciones como Santander, BBVA o Movistar, su quiebra, implicaría el derrumbe del euro y toda la Unión Europea caería como fichas de dominó...

El problema es que con los liderazgos de un Juan Carlos o de un Zapatero, o de un Mariano Rajoy, gris, mediocre y tibio líder opositor, no se ve que haya un resurgimiento pronto de la antigua potencia que llegó a dominar un Imperio en el que jamás se ponía el sol, hoy, el sol se pone sobre España.

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