Causa polémica lo que ocurre en España respecto al procedimiento que se le sigue al Juez Baltazar Garzón por su presunta responsabilidad en caer en prevaricación durante su función como miembro del tribunal conocido como Audiencia Nacional; para muchos, se trata de una especie de conspiración en contra de alguien que aparece como un símbolo de la defensa de los derechos humanos, alguien que se ha lanzado con valentía en contra de dictadores perversos y asesinos como Augusto Pinochet o los militares argentinos que ensangrentaron y ensombrecieron América Latina durante los años setenta y ochenta, y que ahora, como ha decidido abrir una causa general en contra de la Dictadura de Franco en el país ibérico, se trata todo de una consigna de la "malevola Derecha" en contra de este Juez que por fin está decidido ha hacer justicia por las familias de los desaparecidos durante el régimen del caudillo español.
Pero vayamos por partes, en mi opinión, creo que la causa en contra de este famoso magistrado está fundada, aparte de que Garzón es para mí más bien un símbolo de lo que pasa con la Justicia cuando ésta es sesgada y se vende a intereses políticos determinados, para empezar, la Ley Orgánica del Poder Judicial español, que establece una facultad universal para la defensa de los derechos humanos se presta para que, con una mentalidad neocolonial un país desarrollado se meta en asuntos que le competen exclusivamente a los Estados donde se cometió el delito y donde debe ventilarse también las controversias suscitadas por hechos que se presumen contrarios a la ley o, como es en el caso, a la defensa de los derechos humanos fundamentales, el considerar que debe existir una jurisdicción universal para que las autoridades judiciales de un país diferente intervengan en los asuntos internos de otros es dar la llave para peligrosas medidas que terminen por defender intereses de quien interviene y muy poco legítimos dentro de otros países; por otro lado, bien pueden producir lo que se dice en el refrán: "candil de la calle y oscuridad de su casa", que es parte de lo que se alega a pasado con este Juez, quien escribe libros, dicta conferencias y participa en eventos de las más variopintas ONG´s en todo el mundo, mientras los asuntos a su cargo se acumulan y acusan una gran lentitud en su trámite pues el Sr. Juez está muy ocupado en sus giras internacionales, o bien, busca juzgar los casos más mediáticos posibles, mientras asuntos que tienen que ver con el terrorismo de ETA, o con delitos más comunes pero de incidencia diaria en la sociedad española a la que se supone, debe proteger, como el narcotráfico y el crimen organizado, se añejan en los estantes de su oficina, mientras el mismo magistrado se encuentra muy ocupado en dilucidar la responsabilidad de quien dirigió el pelotón de fusilamiento que mató a Federico García Lorca hace ya setenta y tantos años, y se encuentran muertos ya todos los que participaron en el hecho.
Por otro lado, y aquí es donde resulta clara la prevaricación de Garzón en el sesgo ideológico o político de su gestión: resulta correcto que se juzgue a Pinochet, o a Franco, ambos evidentemente cometieron crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, y ni duda cabe que los militares argentinos también merecen un castigo pues todavía el chileno y el español lograron el orden y el desarrollo económico de sus países, mientras que los militares albicelestes hundieron aún más al país que alguna vez fue potencia económica y cometieron conductas propias de la mafia como el tráfico de personas y la venta de niños, pero sin embargo, Garzón nunca ha iniciado investigaciones en contra de la dictadura de Fidel Castro, mucho más sanguinaria incluso que la de los argentinos, y en el caso de España, no ha abierto causa alguna en contra de Santiago Carrillo, que todavía vive o en contra de los Republicanos, que fueron tan sádicos, violentos y criminales como las fuerzas franquistas, sino es que más, ni tampoco inició proceso alguno en contra de Margaret Tatcher pese a que la Primera Ministra inglesa dio órdenes expresas de dispensar un trato cruel a los prisioneros de guerra argentinos en las Malvinas o de torturar y eliminar sin garantías judiciales a los rebeldes del ERI en Irlanda del Norte.
Ahí radica la prevaricación, en no dar un trato igual que es lo que exige la Justicia por sí misma, sino sividir el mundo entre buenos y malos, siendo los "buenos" aquellos que coinciden con la ideología propia o resultan demasiado encumbrados para ser tocados y aplicar aquella máxima juarista de "a los amigos: justicia y gracia, a los enemigos: justicia a secas".
Es por esto que siempre me producen desconfianza aquellos que aparecen como defensores de la libertad o de los derechos, o de la ecología en forma fanática, es como lo que pasa a veces, según reza la sabiduría popular, respecto a que las mujeres más mojigatas y en apariencia beatas son en realidad las más libertinas y hasta depravadas, como por ejemplo, con la ecología, hubo un gobernante que fue el primero en establecer leyes de protección al ambiente y prohibió la experimentación con animales, y como quería tanto a los animales, era vegetariano; sin embargo, su concepción del ser humano era tan mala que no dudó en construir campos de exterminio para muchos de ellos, donde ordenaba a los científicos a hacer dolorosos experimentos con los prisioneros y provocó una guerra mundial que se cobró millones de vidas por su ambición personal, sí señoras y señores, me refiero al serñor Adolfo Hitler...
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