25 agosto
RAZONES PARA NO SER DE IZQUIERDA…
Ahora que se ha reavivado en México el debate sobre el aborto no puedo más que reafirmar mis convicciones contrarias a la denominada "Izquierda", que no es otra cosa más que la misma ideología genocida, intolerante e inhumana de Marx, Lenin o Stalin revestida de una envoltura brillante y adornada formada por discursos demagógicos, un bonito moño democrático y el dulce perfume de la justicia social. La izquierda actual no parte del marxismo revolucionario radical que postula la violencia como medio para hacerse con el poder, sino que, seguidora de las ideas de Fedinand Lasalle, creador del término "Socialdemocracia" y fundador del SPD, el legendario Partido Socialdemócrata Alemán, utiliza las herramientas democráticas para lograr el mando y transformar la sociedad en precisamente, un Estado Socialista.
Así es, el postulado fundamental de la Socialdemocracia es también, lo mismo que en el Comunismo, acabar con las diferencias de las clases sociales y brindar condiciones de igualdad y equidad, para ello, debe darse un Estado benefactor que sea el encargado del reparto de la riqueza y de la protección del débil frente al poderoso… hasta aquí todo se oye muy bien, finalmente, lo mismo que en el pensamiento marxista y si se me perdona la ironía, se lograría que todos, agarrados de la mano, sobre un prado verde y bajo un cielo azul sin nubes, entonemos "Imagine" de John Lennon, himno, por cierto, que parece reflejar en su letra las aspiraciones más sublimes de esta postura ideológica. (No es de extrañar que algunos teóricos de la conspiración como Daniel Estulín o David Icke atribuyan esta canción y los éxitos de los Beatles a Theodor Adorno, filósofo de la Escuela Neomarxista de Franckfurt).
Pero además de Lasalle, en la Socialdemocracia tenemos el pensamiento un tanto maquiavélico y artero del socialista italiano Antonio Gramsci: la finalidad de la Izquierda moderna sigue siendo la misma que la originalmente planteada por Marx: la destrucción de la "Sociedad Burguesa" y de toda su superestructura: Moral, Religión, Derecho, formas de organización… todos ellos elementos creados para sostener el estatus quo de dominación de una clase sobre otra y para justificar la desigualdad y la explotación.
Por ello, no es de extrañarse que, tras la caída del Muro de Berlín y del Comunismo Científico haya tomado una fuerza tremenda la Izquierda entendida ahora como la lucha por los débiles y las minorías y por establecer condiciones equitativas en la sociedad. A decir verdad, durante la Guerra Fría resultó falso el enfrentamiento entre Socialismo y Capitalismo: en realidad, se trató más bien de la lucha entre Comunismo y Socialdemocracia, puesto que tras la Segunda Guerra Mundial, y gracias a la influencia del pensamiento económico de Keynes, y el Plan Marshall, plan de reconstrucción europea totalmente inspirado en las ideas de este economista inglés, en Europa Occidental se crearon verdaderos Estados de Bienestar de signo socialdemócrata, que, esto hay que decirlo, contribuyeron en gran medida al logro de un desarrollo económico y a la igualdad social y a un alto nivel de vida en los países europeos; gran parte del desarrollo de Suecia o Finlandia, por ejemplo, se debe a las políticas socialistas, y qué decir del papel desempeñado por el Partido Socialista Francés, o el desarrollo de España bajo el gobierno de Felipe González y el PSOE. Los partidos de "Derecha" por su parte, también aplicaron este tipo de políticas encaminadas al logro de la equidad y la igualdad sociales. En Estados Unidos, por otro lado, desde la época de Franklin Delano Roosevelt se aplicaron estas de medidas con iguales resultados.
Sin embargo, esto también ha contribuido a la formación de una sociedad perezosa y hedonista, acostumbrada a que los gobiernos le resuelvan los problemas y les subvencione absolutamente todo. Ante todo problema social o económico se aplica la receta de la intervención del Estado y la más absoluta libertad para dejar que el problema ocurra, sin atacar las causas profundas y el pensamiento socialdemócrata cae en la contradicción pues permite a los individuos sus impulsos o "diferencias" sin importarle el efecto que tenga en la sociedad y es más, mientras esto contribuya a la decadencia o a la caída de las formas tradicionales: valores éticos, la estructura de la familia, las organizaciones religiosas, mejor. Así, ante la aparición del SIDA, resulta que es deber del gobierno el repartir preservativos y no dejar que cada quien busque y decida como enfrentarse al peligro o que afronte la responsabilidad de sus decisiones y acciones, ante la drogadicción: se debe legalizar y gravar con impuestos el tráfico de estupefacientes, para evitar la violencia y el gasto en la persecución de los mafiosos, convertidos en respetables empresarios. Finalmente, el pensamiento materialista, que niega toda realidad espiritual del ser humano le niega también todo fin trascendente y toda concepción elevada de la felicidad: la felicidad solo puede ser tangible y como tal, solo puede consistir en placer sensual, por lo que el Estado, si quiere lograr el bien común, esto es, la felicidad colectiva, debe permitirle a todos el acceso al placer sin cortapisas ni límites. A grado tal llega esto que ya se habla del "derecho al placer" como uno de los derechos fundamentales del ser humano.
Y no es de extrañarse que la forma más elevada de placer sea confundida con el placer sexual y que sea prioridad para los Estados contagiados de la ideología de Izquierda el facilitarle las cosas, sobre todo a los jóvenes, para que puedan entregarse decididamente al placer sin ninguna preocupación, el Estado debe quitarles el peso de la responsabilidad por sus acciones, y el aborto es, sin duda, la forma más rápida y fácil de eliminar el "estorbo" de los niños que vienen en camino como consecuencia de la búsqueda del placer.
En Latinoamérica, el pensamiento de Izquierda socialdemócrata ha sido llevado a la práctica mediante el populismo y a ello debemos en mucho que nuestros pueblos estén sumidos en una situación de decadencia permanente y que hoy es más grave que nunca: paternalismo y subvenciones nos han impedido tener economías competitivas, mitos maniqueos sustentados en la dialéctica marxista nos han impedido sentirnos orgullosos de nuestra Historia, mientras que el temor a vernos dominados y explotados por las "fuerzas del imperialismo" nos ha hecho miopes hacia el exterior y encerrarnos en nosotros mismos.
Como éstas hay otras muchas razones que me convencen de que la Izquierda no es el camino hacia la libertad ni hacia la justicia, por el contrario, es el camino a la pesadilla de Orwell o Aldous Huxley: un mundo entregado al hedonismo y a la intrascendencia, con personas dedicadas únicamente a llevar una existencia animal de satisfacción de todos los instintos, bajo un Estado paternalista y benefactor que poco a poco se ha estado comiendo la iniciativa de las personas, el valor propio del individuo y su aspecto trascendente, un Estado que interviene en todo y para todo y que además, impone un único modo de pensar, puesto que todo otro tipo de pensamiento no puede ser progresista ni liberal como afirma hoy en día la Izquierda, puesto que ellos son los únicos que buscan la auténtica liberación humana y el progreso, y aluden que quien piensa lo contrario es de "derecha" y "conservador" y por ello ha quedado fuera de la Historia.
Este discurso, la presunta defensa que hacen de la panacea democrática y el apoyo que tienen de ciertos sectores con alto impacto en la formación de la opinión pública, como es el sector intelectual o el mundo de la farándula, (donde evidentemente resulta muy atractivo hablar de que no deben existir normas morales, puesto que se trata de gente que carece de ellas)hace que hoy en día las ideas de la izquierda resulten sumamente atractivas, sobre todo para la juventud, y ahí vemos a tantos y tantos chavos luciendo camisetas del Ché Guevara, convertido en mito y en negocio, cuando no fue más que un ejecutor de iguales modos y métodos a los de Lavrenti Beria o Derzinsky. Luego resulta ser un tanto gracioso ver a millonarias figuras de la música o de la literatura hacer profesión de fe marxista, por lo menos, es tan hilarante como ver los discursos del Partido Comunista Chino en que se habla del proletariado y contar entre los militantes a los financieros más poderosos de Hong Kong.
En una cosa tienen razón los Izquierdosos: ellos van de acuerdo con el progreso de la Historia, y éste va hacia la decadencia de nuestra civilización occidental… sí es así, yo prefiero situarme a un lado de la cascada, no quiero caer junto con todos.
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