Los últimos días hemos visto señales inequívocas de que el orden internacional construido tras 1945 se encuentra en proceso irremediable de desmantelamiento y que las cosas van a cambiar drásticamente en los años venideros. La "operación militar especial" iniciada por Putin en contra de Kiev a fin de parar su búsqueda de inclusión en la OTAN, lo cual era una amenaza existencial para Rusia, siguiendo a la letra las ideas del que fuera asesor de Seguridad Nacional de cabecera de los Demócratas: Zbigniew Brzezinski tendiente a la búsqueda de la destrucción definitiva del coloso eslavo, el cual, como respuesta, sólo puede buscar recuperar parcial, o totalmente su antiguo imperio.
Pero igualmente, el ataque dirigido por la milicia islamista Hamas en contra del Estado de Israel el día 07 de octubre de 2023, y la posterior respuesta militar Israelí se convirtió en el pistoletazo de salida para la transformación del orden internacional, creando situaciones inéditas para las que las instituciones creadas en la posguerra, resultan anacrónicas e ineficaces para darles solución. En realidad, esto es la culminación de un proceso iniciado en la década de los noventa, tras la caída de la URSS, y durante el periodo de poder unilateral de EUA, guerras como las del Golfo Pérsico, Yugoslavia y finalmente, durante la primera década del 2000 Irak y Afganistán, fueron dejando cada vez más detrás la capacidad de la ONU de tomar decisiones y que éstas fuesen realmente obedecidas por las principales potencias; EUA imponía su voluntad, o bien, quien asumía las decisiones y obtenía consenso en otra organización: la OTAN, una alianza puramente militar.
La pasada Asamblea General, marcando el octogésimo aniversario de la institución fue, prácticamente su funeral, oficiado por Trump, quien incluso puso en evidencia las cada vez mayores carencias incluso materiales, de la organización. Así, muy probablemente el plan de paz para Gaza, finalmente aceptado por Hamas, que liberará a los rehenes capturados hace dos años, mientras que se acepta, por parte de Israel, el que la franja pase a una administración internacional y el retiro de sus fuerzas; lo que nuevamente, representa una victoria para Hamas, a quien si bien no se le permitirá formar gobierno en el enclave, habrá de liberar a todos los rehenes --lo cual ya aceptó-- y se le desarmaría, se le permite seguir sobreviviendo, incluso con la liberación de prisioneros por parte de Israel, y continuar flotando como una sombra ominosa, sobre toda la región, como brazo ejecutor de los intereses persas.
Finalmente, y al cumplirse dos años y un día del inicio del conflicto, es que se ha aceptado ya, por ambas partes, el Estado de Israel y Hamas, el plan de paz delineado por el Presidente Norteamericano, en algo que, aunque sin duda es de celebrarse, pues pone fin a un periodo de enorme violencia e inestabilidad que ya se había prolongado mucho tiempo y que, surgido en el Medio Oriente, había afectado a todo el planeta, más por la cuestión de los mercados del petróleo y otros hidrocarburos, pero que a la vez, es difícil creer que sea algo definitivo y permanente y que lleve a que al fin, la existencia del Estado Judío y los intereses occidentales ligados a él no vuelvan a ser amenazados; aunque el comentarista mexicano, Francisco Gil White exagera bastante al calificar al plan de paz de Trump como una especie de chapuza que encierra en realidad intenciones antisemitas por parte de un Estados Unidos al que increíblemente califica de "mayor enemigo de Israel", no deja tener algo de razón al considerar que, en realidad, eso viene a ser uno más de los innumerables acuerdos de paz y cese al fuego que han jaloneado la Historia de la región desde 1948 y que ninguno ha sido definitivo para poner fin a un ciclo de guerra constante que, desde los tiempos bíblicos, ha sido la tónica de la relación entre las distintas etnias semitas, indoeuropeas y turcas que habitan la estratégica región conformada como el vértice en el que confluyen Europa, Asia y África.
Y es que, pese a que luego salga el incombustible Irving Gatell a darnos un discurso triunfalista en torno al plan de paz presentado por el magnate neoyorkino, en el que queda remarcado cómo todas las esperanzas del Estado Judío radican en las decisiones e influencia a favor de Israel de parte de Estados Unidos, es claro, sin embargo, que el panorama en Medio Oriente, e incluso en el mundo, es ahora mucho más adverso para el pueblo hebreo que lo que era hace dos años, veamos porqué digo esto:
- Se puede señalar que la Rusia de Putin ha decepcionado como gran potencia al haber pasado ya 3 años sin que haya logrado derrotar a la Ucrania de Zelensky, sin embargo, y si hacemos caso a lo que nos dice Emmanuel Todd en su libro La Derrota de Occidente, Putin habría programado la contienda para durar cinco, con lo que la misma apenas habría alcanzado poco más de la mitad de dicha temporalidad, y falta todavía para que Moscú logre la totalidad de los objetivos previstos por el antiguo agente de Inteligencia; además, habría que tomar en cuenta la enorme extensión de las fronteras entre Rusia y su antigua provincia, la población mayor y la dispersión de las zonas urbanas en Ucrania, así como la estrategia de desgaste desplegada por el Kremlin, no solo para Kiev, sino aún para Europa y EUA, causando una afectación económica y aún problemas políticos al interior de las potencias occidentales; sin embargo, el hecho de que, a dos años del conflicto, Netanyahu no haya podido conquistar por completo la franja, que Hamas, pese a su descabezamiento y la ingente destrucción de sus infraestructuras en un territorio pequeño y habitado por 2 millones de personas con una enorme densidad de población, continuara resistiendo, no puede sino ser señalado como un fracaso que muestra las limitaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel, y una mala planeación de la campaña que subestimó la capacidad de resistencia y de reinventarse de la milicia islamista.
- La guerra de Gaza escaló a la intervención Iraní, en la bautizada por Trump, como Guerra de los Doce Días que igualmente reseñamos aquí; si bien en la misma Israel demostró su superioridad aérea, los Persas, conforme avanzaba el conflicto, fueron desplegando poco a poco una fuerza de misiles más precisa y moderna con la que, igualmente, fueron mejorando la precisión y contundencia de sus ataques sobre Israel. De no haberse llegado a un final que da la impresión fue concertado por el mandatario norteamericano tanto con Teherán como con Tel-Aviv y aún Doha; la escalada habría sido aún mayor, y si bien, ante las débiles fuerzas antiaéreas y una avejentada Fuerza Aérea Persas, los Judíos habrían incrementado su destrucción sobre zonas urbanas iraníes, también es probable que la devastación en las ciudades israelitas se habría incrementado, derrumbando por completo el aura de invencibilidad del ejército israelí y posiblemente provocando la caída de Bibi del gobierno. Por otro lado, ese fin concertado, en el que prácticamente Trump dejó que los iraníes sacaran su material nuclear y equipos de sus instalaciones, que las mismas, pese a la espectacularidad del armamento empleado, resultaran con daños mínimos, al avisarles con tiempo y que estos a su vez, le previniesen de una represalia más de pacotilla que real sobre las bases aéreas norteamericanas en Qatar, implica no una intención perversa como cree Gil White, sino que, tanto por lo declarado por el neoyorkino, como por el propio Jefe de Gobierno persa, Pezeshkian, en una entrevista con Tucker Carlson, ambos tienen una lejana "esperanza", se podría decir, de normalizar las relaciones entre ambos países y abrirse a oportunidades de negocios mutuos sin pasar por el cambio de régimen, y lograr, por parte de Washington, que los iránios se vuelvan en contra de sus aliados rusos y chinos.
- Pero en lo que sí Israel, y todo el Pueblo Judío ha resultado derrotado de manera contundente es en su percepción ante la opinión pública mundial, el Antisemitismo va a la alza, y es claro que, incluso, es posible ver que muchos líderes de opinión conservadora en EUA, como el propio Tucker Carlson, se encuentran buscando decididamente que la gente exija al Gobierno de Trump y a la clase política norteamericana en general, el retiro del apoyo al Estado Judío, generar el acostumbrado clima de sospecha y rechazo hacia los miembros de esta etnia, acusándoles incluso de estar detrás del asesinato de Charlie Kirk, --lo que contribuye a agrandar la importancia de este personaje, aprovechado para fines propagandísticos por Trump-- y lo mismo algunos académicos de renombre como Jeffrey Sachs o John Mearsheimer, que ven en el apoyo a Israel un desperdicio ingente de recursos y priorizar los intereses de un país extranjero sobre los nacionales. El bulo del genocidio en Gaza ha calado profundamente en los medios de comunicación, organismos internacionales y gran parte de la gente, y aún impulsado por Gobiernos de Izquierda como el de Pedro Sánchez en España, y su ridícula Flotilla para la Libertad que no llevaba nada de ayuda humanitaria, sólo a un grupo de niños pijos, drogadictos y libertinos liderados por esa pobre niña explotada como imagen para la agenda woke aprovechando sus evidentes problemas psiquiátricos que es Greta Thunberg. Aún así, cada vez más son presentes los discursos neo-Nazis, raciales, como el de otro comentarista conservador, como es Nick Fuentes (lo que no deja de ser esperpéntico, habida cuenta de que se trata de un pocho, o chicano, de raíces mexicanas y por tanto mestizas que sale hablando de la pureza de la raza aria como garantía de desarrollo) e incluso que, gracias a la Inteligencia Artificial, abundan cada vez más los vídeos humorísticos protagonizados por Hitler en lo que anuncia un "lavado de cara" o blanqueamiento, del dictador alemán de origen austriaco y su ideología.
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