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11 de septiembre de 2024

¿EL FINAL DE ALEMANIA?

 Online Crisis Management – The Volkswagen Case — BrandBa.se

En abril de 1945, Hitler y sus secuaces, atrapados en el búnker, con la ciudad de Berlín sitiada por las fuerzas soviéticas, identificaban su ya inminente derrota con el Ragnarok, el equivalente en la mitología germánica del Apocalipsis Cristiano, esto es, del fin del mundo, ese término puede traducirse como El Ocaso de los Dioses, y sería provocado por que Loki, el famoso --gracias a los cómics de Marvel-- dios del engaño, hermano de Thor, dios del trueno y de la guerra, será liberado de su castigo por la muerte de Balder, el dios de la Paz, liderando una rebelión de los gigantes de fuego, la serpiente de Midgard, y el lobo Fernir contra los dioses de Asgard. Al final, todos los dioses buenos y malos, se matarán en una guerra universal, dándose el fin del mundo, aunque existe una profecía de renacimiento y la creación de una nueva era.

En cierta forma, no estaban equivocados; el régimen Nazi, o más correctamente, Nacionalsocialista terminó tras la aprehensión del Almirante Doenitz, segundo y efímero último Führer alemán en Flensburgo junto a todo su gabinete, por las fuerzas aliadas ante las que ya se  había firmado la rendición incondicional, el 23 de mayo de 1945; con él, terminó el último gobierno realmente independiente de Alemania; porque si bien, tras la derrota, vino la ocupación aliada del país germano, en distintas zonas que luego se redujeron a dos, y sobre las que, en 1949 se crearon dos Estados, en teoría soberanos, que fueron la República Federal, al Oeste, y al Este, la República Democrática Alemanas. Aunque la parte occidental alcanzó un alto desarrollo económico, la realidad es que nunca dejó de ser una nación ocupada, con la base militar norteamericana más grande en el extranjero, en el pueblo de Ramstein, (de donde la banda de Metal Industrial tomaría el nombre agregando una "m", para simbolizar su protesta contra la ocupación), y la parte oriental ocupada por fuerzas rusas y siendo parte del Pacto de Varsovia, aunque los moscovitas se retiraron en 1990, tras darse la caída del Muro de Berlín y cumpliendo su parte en los acuerdos que dieron fin a la Guerra Fría... que ni norteamericanos y sus aliados de Europa Occidental cumplirían por su parte.

La parte oriental, pese a tener una economía planificada y estancada, poseía también un alto desarrollo en la industria pesada, pero no se comparaba a los avances tecnológicos de la parte occidental, donde florecieron grandes consorcios que nacieron desde el siglo XIX, particularmente en los antiguos reinos, y ahora lander (estados federales o regiones), de Baviera y Hannover, y que sobrevivieron, e incluso crecieron durante las dos guerras mundiales, en que fueron responsables de los grandes avances tecnológicos desplegados por la Wehrmacht y las Waffen SS o la Luftwaffe durante la contienda y que fueron causa de la admiración, y el temor, de los aliados.

Si bien la Operación Paperclip hizo que muchos de los grandes genios científicos alemanes como Werner Von Braun, fueran prácticamente secuestrados y chantajeados principalmente por los norteamericanos quienes, a cambio de perdonarles sus evidentes crímenes de lesa humanidad, colaborasen en el desarrollo de armas y tecnologías para el gobierno y las empresas norteamericanas del complejo militar-industrial, Alemania no detuvo su desarrollo propio. Así, grandes corporaciones como Bayer, Daimler-Benz, Henkel, BMW, Basf, Bausch und Lumb, Opel, que se beneficiaron enormemente del régimen hitleriano, al echarse a andar de nuevo en los años de posguerra aseguraron la rápida reconstrucción alemana y más allá, el volver al país una potencia económica que pronto fue el motor del proceso de integración de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero, luego de la Comunidad Económica Europea, y finalmente, de la Unión Europea, estableciendo para ello una estrecha alianza con Francia.

Entre esas grandes empresas se encontraba una relativamente nueva y que había sido fundada por iniciativa del propio dictador de origen austriaco: la Volkswagen, (Vehículo Popular) dirigida por un genio de la mecánica: el Ingeniero Ferdinand Porsche, quien ya antes, había fundado su marca de autos deportivos de lujo nombrada con su apellido y que también fundaría Audi como una marca de autos de lujo, un tanto más "familiares", pero la VW, estaba dirigida en cambio a producir coches económicos, confiables, baratos y fáciles de reparar como lo era su vehículo estrella, el Beetle, Sedán o, como se le conocía en México: Vocho.

Ese auto fue una obra maestra de ingeniería, de entrada, estaba dotado de un motor enfriado por aire, no por agua o líquido alguno más allá de su propia aceite, y que fue empleado por las fuerzas del Afrikakorps del Mariscal Rommel en el Sahara. Además, provisto de un cierre hermético, era un auto resistente, económico, austero, funcional y confiable. El motor se basaba en una especie de túnel donde entraba el aire por unas tomas situadas en la parte trasera del coche, se aceleraba gracias a una turbina impulsada por el propio movimiento del coche y pasaba por una especie de pequeño radiador en el que circulaba el aceite del motor, que se volvía así tanto el lubricante como el refrigerante. El diseño tanto de la máquina como de la propia carrocería y sus interiores era tan efectivo y eficiente que, de 1937 a 2003 apenas tuvo cambios, la mayoría destinados a aumentar la potencia del motor y añadirle inyección electrónica de combustible, o estéticos sobre el tamaño de las calaveras y la forma del medallón o parabrisas trasero.

Con el tiempo, sin embargo, la compañía fue diversificando sus modelos: se comercializó el Kübelwagen que había sido la especie de jeep del ejército alemán, conocido civilmente como Safari, se adaptó el motor para vehículos más grandes, como la camioneta Combi, una especie de pequeño autobús o "van" que se popularizó por los surfistas norteamericanos en los años 60, o una camioneta de trabajo, la Hormiga, o un carro de una gama un poco más alta, el Brasillia, diseñado en el país sudamericano al que se había extendido la empresa, ya convertida también en multinacional, llegando a México, a la ciudad de Puebla, donde se convirtió en, probablemente, el principal factor de desarrollo de la que había sido segunda ciudad del país hasta inicios del siglo XX y que tuvo así, un renacimiento.

Pronto, la VW incursionó en carros de gama más lujosa, y aparecieron el Jetta y el Golf, o el Passat, dotados de motores tradicionales enfriados por agua, pero, era indudable, lo que sostenía a la empresa era el Vocho, que se convirtió en el automóvil más vendido del siglo XX.

Pero al iniciar el siglo XXI, esta empresa tomó la incomprensible decisión de suicidarse. Ya desde los años 80 empezaron a reducir la producción de su mítico auto y se enfocaron en ir produciendo vehículos que si bien no eran de la gama de lujo o deportiva como sí lo eran Audi y Porsche, ya no iban dirigidos a la clase trabajadora o a las empresas que necesitaban autos utilitarios baratos, confiables y de uso rudo, sino que se enfocaron en la clase media-alta, así que pronto, el sedán sólo se fabricaba en Brasil y México, y finalmente, en este último país, cerrando definitivamente su producción en 2003. Al hacerlo, perdieron un importante sector del mercado no solo en México, sino en gran parte de los países en vías de desarrollo donde la clase trabajadora encontraba en el Escarabajo, una solución a sus problemas de movilidad, y entonces, como una profecía de lo que vendría, la gente acudió a las marcas asiáticas. La empresa empezó a tener pérdidas y para ahorrarse costos, empezó a incurrir en prácticas desleales que contradijeron sus antecedentes --salvo su periodo de conexión con el régimen del NSDAP,-- de ética intachable, como fue el falsear resultados de estudios sobre las emisiones contaminantes de sus autos, a fin de ser aprobados en EUA. Hoy, ante los costos elevados de la energía, y la imbatible competencia china, Volkswagen está cerrando plantas en Alemania.

La Historia de la Volkswagen es una reproducción de la ruta suicida en que se encuentra enfilada, a toda velocidad, la nación germana desde el mandato de Angela Merkel, acelerada ahora por la espantosa gestión de Olaf Scholz, de quien no se sabe si lo hace con dolo o sólo por estupidez. Aunque probablemente se deba a que, desde Doenitz, Alemania no ha vuelto a tener un gobierno propio que tome decisiones por sí mismo. La última decisión soberana que tomó, fue su rendición. En primer lugar, sujeto a los intereses de sus grandes corporaciones, y ante el descenso de la natalidad que conllevó el enriquecimiento y el desarrollo de la sociedad alemana, lo que incluyó la inclusión de las mujeres al mercado laboral, además de que es innegable la afectación demográfica que tuvo haber sufrido dos hecatombes bélicas consecutivas con bajas militares y civiles, sobre todo en la Segunda, que, necesitadas de mano de obra, importaron ingentes cantidades de inmigrantes, bajo pretextos humanitarios. Hay la teoría, conspirativa, pero con posibilidades de que sea real, que los conflictos de Siria y Libia fueron provocados en buena parte, como forma de generar desplazamientos de población, en lo que sería la mayor operación de tráfico de personas de todos los tiempos, con la finalidad de nutrir a las empresas europeas, principalmente las alemanas.

Ello ha provocado ya un irremediable proceso de islamización de la sociedad alemana, en que poco a poco,  los habitantes de origen principalmente turco, iraní y kurdo  se imponen sobre la población germánica, curiosamente, en la parte occidental, mientras que la parte oriental, que anteriormente conformara la llamada República Democrática Alemana, es mucho más refractaria a los inmigrantes y además, mucho más conservadora y mantiene una natalidad más alta de la población autóctona, a grado tal que es en esa parte del país donde la llamada Ultraderecha como también la Izquierda Radical de la política comunista Sarah Wagenketch, con la si bien el AfD no ha hecho una alianza sí ha coincidido en muchos puntos; y es que los alemanes orientales, que en 1989 entusiasmados acudieron con picos, palas, cinceles y martillos a demoler el Muro de Berlín, se dieron cuenta que la Libertad es mucho más que adquirir un BMW o Mercedes-Benz, comer hamburguesas de McDonalds y vestir ropa de Hugo Boss, como parecieron creer en aquel entonces; ahora añoran la seguridad social, los planes de jubilación estables y abundantes, los servicios médicos gratuitos y de calidad, las ciudades limpias y libres de grafiti aunque se tuviera una vida austera y el Trabant de carrocería de cartón lacado en la cochera.

Pero además, resulta que las políticas ambientales restrictivas que han llevado al cierre de las plantas nucleares, combinadas con las sanciones impuestas contra la adquisición de gas natural ruso con motivo de la Guerra de Ucrania, y la prácticamente obligatoria transición hacia el automóvil eléctrico, han llevado al encarecimiento de los costos de producción; para una empresa como Volkswagen, que ha perdido su mercado en la clase trabajadora a nivel mundial, aquello ha resultado mortal, a lo que se suma la competencia, descarnada de China y sus marcas de vehículos, que en cuestión de meses, al menos como lo he visto aquí en Guadalajara, Jalisco, México, ha inundado el mercado con coches que, al menos de fuera, muestran contar con una alta tecnología, una calidad más o menos razonable y sobre todo, precios bajos.

Alemania, entre tanto, se encuentra en pleno proceso de desindustrialización. Muchas de las medidas ambientales y las sanciones con motivo de la Guerra contra Rusia, que culminaron con la voladura del gasoducto Nordstream 2, sobre lo cual se ha además, tramado una ridícula historia de haber sido una ocurrencia de borrachera de Zelensky y sus allegados, han venido a ser adoptadas por la administración de Scholz al serle impuestas desde la Unión Europea o desde Washington sin ninguna oposición porque no tiene remedio. El propio Putin lo ha señalado: Alemania es una nación ocupada... y hay que recordar que entre 1989 y 1991, los rusos retiraron a sus tropas del suelo alemán oriental, pero no los norteamericanos, en lo que fue una primera muestra de no querer distender las cosas con Moscú realmente, y no perder tampoco, su dominio sobre Europa, pese a la buena fe mostrada por los eslavos.

Algunos analistas en Geopolítica, como el Coronel Pedro Baños, o el embajador retirado José Antonio Zorrilla han referido que EUA ha sujeto a Alemania a las doctrinas de Mackinder, quien planteaba que, para mantener la hegemonía británica a fines del siglo XIX, debía lograrse mantener distanciados a Alemania y a Rusia, al fin de debilitar a ésta y evitar la conformación de un bloque que controlara al Hearthland, esto es, al centro de Eurasia; la realidad es que esto no es nuevo; desde que Pedro el Grande insertara a Rusia en el concierto europeo, lo hizo imitando o adoptando de Prusia, el antecedente de la Alemania actual, como modelo en su administración pública y sobre todo su organización militar; desde entonces, las otras potencias europeas buscaron influir en alejar a ambas potencias terrestres, y así, hubo Zares que fueron aliados de Prusia, como Pedro III y su hijo Pablo I, ambos, cabe decirlo, fueron eliminados, el primero incluso por su esposa Catalina II, quien era una princesa alemana, pero que asumió una postura nacionalista, como lo haría su nieto Alejandro I, que hizo lo propio con su padre, que seguía la misma línea filogermánica.

Posteriormente, la Primera Guerra Mundial representó la ruptura de la alianza, natural incluso, existente entre los regímenes absolutistas de Rusia, Austria y Alemania, la Revolución Rusa fue alentada desde Alemania, y durante los años de la República de Weimar, los militares alemanes realizaron programas de estudios e intercambios tecnológicos con las Fuerzas Armadas Soviéticas, incluso, el régimen Nazi comenzó siendo aliado de la URSS de Stalin, con quien se repartió Polonia, hasta que Hitler le traicionó.

Actualmente, durante toda la primera década del 2000, Putin, al inicio de su mandato hizo una alianza estrecha con el entonces Canciller Alemán Gerhard Schroeder, quien al salir del poder, pasaría a ser ejecutivo de la gasera pública rusa Gazprom, y la petrolera Rosneft, labrándose la unión energética entre Berlín y Moscú, que la Merkel comenzó a romper con su apoyo sibilino a la rebelión del Maidan y las matanzas antirrusas en el Donbass, reconociendo que los Acuerdos de Minsk eran sólo para ganar tiempo contra Rusia.

Alemania se dirige dócilmente a su colapso económico, demográfico y cultural. Es la triste Historia de una Nación que jamás logró consolidarse. Durante la Edad Media, y constituyendo el centro del llamado Sacro Imperio Romano Germánico, se convirtió en el paradigma del Feudalismo, con una enorme fragmentación de reyezuelos, caciques y municipios autónomos para los que el Káiser era un mero espantapájaros que, como en el caso de los Habsburgo, se dedicó a consolidar sus dominios personales, conformando al final a Austria, que terminó siguiendo su propio camino, pese a los intentos del pintor fracasado en Viena. Lutero impidió que Carlos V unificara a Alemania como Estado a la manera de lo que se había logrado en España, sembrando la semilla de la decadencia alemana y occidental con sus herejías, posteriormente, Prusia conformó una Alemania con base en la fuerza militar y el terror sobre Europa; se convirtió en un poder hegemónico continental que amenazó al poder británico y surgieron las dos Guerras Mundiales. 

Borrada Prusia de la Historia, que era el esqueleto de la Alemania moderna, Alemania quedó como un títere de sus vencedores, a la que se le brindó una "jaula de oro" de un alto desarrollo económico; sin embargo, quedó sin posibilidad de tomar sus decisiones y de defender su Soberanía. El derrumbe de la Volkswagen, una de sus empresas más emblemáticas y poderosas, o la salida del consorcio químico BASF del suelo alemán, son el inicio de la liquidación de un país de trágica Historia pero que si bien ha aportado muchas cosas nefastas, igualmente ha contribuido al desarrollo de la humanidad como pocos países lo han hecho.

Hoy desgraciadamente, como Odín, Thor y Asgard de la mitología de sus ancestros, se enfrenta al ocaso, sin que exista a futuro, una promesa de resurgimiento.

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