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15 de noviembre de 2013

VISTO EN T.V.



No cabe duda que la Televisión ha aumentado su coeficiente intelectual y está dejando de ser la "caja idiota" al menos en lo que tiene que ver con la producción de series, porque si nos vamos a realities como The Voice sí estamos ante productos que pueden dañar la salud mental de las personas y no digamos de la TV abierta mexicana, empeñada en la producción de porquerías, pues las telenovelas, único formato con el que parece estar casada, tras haber demostrado que las series que ha hecho, incluso las que pasan en HBO o en Moviecity, no son más que telenovelas con majaderías en los diálogos y protagonistas lesbianas, no rompen el molde ni ofrecen nada realmente nuevo; sin embargo, en estos días he podido ver dos estrenos en la pantalla chica: The Blacklist y Marvel: Agents of S.H.I.E.L.D. que me han enganchado y comprar y ver en vídeo dos extraordinarias producciones: la segunda temporada de Homeland y en la temática de los superhéroes, pero ahora en el "Universo DC", a Arrow.
 
Hablemos de cada una de ellas:
 
THE BLACKLIST:
 
Protagonizada por James Spader y Megan Boone, (arriba, en el poster promocional) esta serie creo yo, es el estreno más impactante de esta parte final del año.
 
Spader desde muy joven era señalado como un gran actor en ciernes, perteneciente a la misma generación que Kevin Bacon, Robert Downey Jr., Christian Slater o Charlie Sheen, pero tendiente a hacer cine independiente, fue la revelación, junto a Steven Shodemberg y Andy McDowell con Sexo, Mentiras y Vídeos en 1989, sin embargo, su carrera siguió en penumbras durante años, aunque no siguió el derrotero de excesos que siguieron otros muchos de su generación: Downey fue rescatado del alcohol y las drogas gracias a la fe y a Iron Man, Sheen continúa en su proceso de autodestrucción, estúpidamente aplaudido por el público, y Slater, que apareciera al lado de Sean Connery en El Nombre de la Rosa, no ha podido levantar cabeza tras haber descarrilado una y otra vez en escándalos de alcohol y violencia doméstica, Bacon, entre tanto, tras una sólida carrera en el cine de Hollywood, ahora se encuentra en la TV, como su otro compañero de generación: Khiefer Sutherland, donde ambos continúan cosechando éxitos.
 
Pero ahora, Spader tiene la oportunidad de su vida como Raymond "Red" Reddington, un antiguo operativo de la CIA reconvertido en delincuente, como un contratista para el crimen organizado que lleva a cabo todo tipo de delitos de "cuello blanco" que desarrolla como verdadero hombre de negocios: tráfico de armas y sustancias prohibidas, intermediario en negociaciones criminales, falsificación de documentos y hackeo de sistemas de cómputo, fraudes bursátiles, espionaje a gobiernos y empresas, etc. Súbitamente, un día llega a una delegación del FBI en las cercanías de Washington, D:C., la capital de EUA, tras años de estar en la lista de los más buscados y se entrega, pidiendo hablar con Elizabeth Keen, una inexperta agente que acaba de entrar a trabajar en la agencia, que tiene poco de haberse casado con Tom Keen, un joven maestro de cuarto de primaria de apariencia bonachona y gentil, formando uno de esos matrimonios juveniles enamorados y llenos de ilusiones y esperanzas para el futuro; no pudiendo tener hijos biológicos, la pareja se encuentra buscando adoptar un niño.
 
Hasta ahí, todo parece entrar en los clichés, y cierta imitación de lo visto con Hannibal Lecter, la agente joven e ingenua que se deja manipular por el criminal de inteligencia brillante, elevada cultura y gustos sofisticados; pero pronto esto deja de ser así: Reddington no es ningún psicópata, sino un empresario, un negociante de la muerte y del engaño, que revela lo más inquietante de la trama y que es una directa crítica a nuestro tiempo actual: el mundo no se encuentra regido por los Gobiernos, sino por un sucio, asqueroso entramado de corrupción entre políticos, las grandes corporaciones empresariales y jefes criminales situados tan arriba y tan protegidos que nadie los conoce realmente, pese a que poseen un poder y una riqueza inimaginables.
 
En estos primeros episodios hemos visto cómo el Gobierno Chino contrata a un capo criminal para deshacerse de espías extranjeros y espiar a su vez a empresas y agencias del gobierno norteamericano, a una activista contra la trata de personas que, en realidad, es la principal jefe del mercado de mujeres en el mundo, a un diseñador de armas biológicas sin escrúpulos ni respeto por la vida humana o a un experto en desaparecer cadáveres en baños de ácidos y sosa o a un generador de accidentes catastróficos que matan a decenas con tal de encubrir la muerte importante.
 
La serie por tanto tiene bastante más fondo que la intrigosa historia detrás de sus protagonistas: ¿Es Reddington el padre de la agente Keen? ¿es el marido de ésta, en realidad, un sicario retirado, un espía durmiente o lleva una doble vida simulando ser un humilde maestro de escuela y en realidad un asesino a sueldo? ¿cuál es el plan de Reddington? ¿delata a antiguos colegas criminales para saldar cuentas pendientes o quedar como único dueño del negocio? la serie nos abre la puerta a un oscuro mundo en el que detrás o amparados por el entramado institucional y legal en EUA y otros países, gozando de la más absoluta impunidad, se encuentran los verdaderos amos: delincuentes, asesinos despiadados y corruptos para los que todo es un simple y muy fructífero negocio; por ello, no se puede dejar de ver.
 
MARVEL AGENTS OF S.H.I.E.L.D.
 

Marvel Comics tenía unos 30 años sin producir una serie de TV con actores reales desde aquel mítico serial sobre Hulk protagonizado por Bill Bixby y Lou Ferrigno, y que le permitió cosechar grandes éxitos que impulsaron a Stan Lee a dirigir a la "Casa de las Ideas" hacia la conquista de otros medios más allá de las historietas y novelas gráficas; han pasado los años, se ha dado la alianza con Disney, hay más presupuesto y están los éxitos logrados en la última década en la pantalla grande, y también se está viviendo una verdadera "edad de oro" en la televisión que permite a Marvel lanzarse a competir directamente con su eterna rival DC, que logró en estos últimos 10 años, además de un gran éxito con la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman en el cine, la conquista de la pantalla chica con Smallville, serie sobre la que he hablado aquí y que actualizó y refrescó notablemente al personaje de Superman.
 
Marvel apuesta por desprender, a manera de spin off, una serie sobre las aventuras del agente Phil Coulson ocurridas inmediatamente después de los hechos narrados en la película de Avengers, y paralelos a lo visto en Iron Man 3. Coulson no muere a manos de Loki a bordo del portaaviones aéreo de S.H.I.E.L.D., la ficticia organización de seguridad internacional dirigida por Nick Fury, sino que es revivido presumiblemente por el uso de tecnología alienígena o asgardiana, y reincorporado al servicio, arma un equipo con una veterana agente china, experta combatiente y piloto, dos niños genio y noveles oficiales científicos británicos, un torpe pero efectivo militar norteamericano e incorpora a una marginada y joven hacker perteneciente a una organización: Marea Ascendente  obsesionada con revelar los secretos detrás de los superhéroes que pueblan el universo marveliano.
 
La serie es muy buena desde que recoge el espíritu de un cómic, de hecho, parece que uno estuviera leyendo la historieta en vez de ver los episodios en la TV, aunque no tiene la continuidad que debería tener, mas eso quizá no es tan importante, finalmente, sí existe una línea argumental, en torno a los deseos de organizaciones criminales y gobiernos por apoderarse de la tecnología asgardiana del Tesseract, lo que enlaza tanto con la película del Capitán América como con la de Thor, y al desarrollo del virus Extremis que emana de las historias y última película sobre el Hombre de Hierro.
 
Esta serie no tiene más pretensiones que entretener y servir de eslabón entre las diferentes versiones fílmicas que se han hecho sobre los personajes principales del Universo Marvel, aún así, es bastante buena, tiene una producción extraordinaria y al verla uno se siente en el cine, y por supuesto, uno espera ver cameos de los principales personajes que hemos visto en el celuloide, al menos, ya salíó Samuel L. Jackson en su representación del Coronel Fury; sin duda, es altamente recomendable.
 
ARROW:
 
 
Del lado de la competencia, vemos a Arrow, serial basado en el personaje de cómic Flecha Verde, un personaje que, al menos en México, no es tan conocido como los principales del Universo DC: Superman, Batman, la Mujer Maravilla, Linterna Verde o Flash; pero aquí notamos algo que diferencia a la antigua empresa editora de cómics de superhéroes respecto a Marvel: sus personajes son mucho más complejos y se encuentran muy bien construidos, del lado de Lee y sus discípulos, salvo una camada de protagonistas: Capitán América, Spiderman, Iron Man, Hulk o Wolverine, los demás son más bien personajes de apoyo que giran en torno de los primeros, (Thor, por ejemplo, sigue siendo el más flojito de los integrantes del equipo de héroes) mientras que en DC cada personaje tiene una construcción más solida y es posible hacer con ellos una publicación individual, simplemente, dentro del universo principal de DC existen 52 títulos, cifra mucho mayor a la de Marvel.
 
Es de señalar que el personaje de Oliver Queen/Flecha Verde ya había ganado notoriedad con su regular aparición en Smallville, como uno de los principales apoyos del joven Clark Kent en sus inicios como justiciero, debido al interés generado por el personaje es que se decidió darle un serial propio que tratara sobre él desde sus orígenes, lo cual se está haciendo en forma sumamente interesante, y no es para menos, después de todo, es en este título donde, por primera vez en los años 70, antes que Marvel lo hiciera, se trataron problemas como las adicciones a las drogas y al alcohol y se retrató la corrupción corporativa como graves problemas sociales; la serie se encuentra abordando estos temas que hoy en día hasta resultan de actualidad, pues en mucho parece hacerse guiños a la crisis económica iniciada en 2008 y cómo los grandes bancos y empresas se hicieron con los beneficios.

Por ahora, me encuentro viendo la primera temporada en blu-ray, pero en TV en EUA se ha estrenado ya la segunda, con la presión de la competencia marveliana, sin duda, vale bastante la pena.

HOMELAND, SEGUNDA TEMPORADA:


La Segunda Temporada de Homeland me confirma que es una de las mejores producciones televisivas de los tiempos recientes, y sin duda, es la menos políticamente correcta que podemos ver, pues exhibe con toda crudeza la lucha por el poder mundial en que EUA se encuentra metido, tambaleante y dubitativo, controlado por políticos corruptos que viven en la impunidad más artera, como es el caso del Vicepresidente Walden, y la infiltración de intereses extranjeros, sobre todo de las monarquías árabes del Golfo Pérsico, que protegen y financian al terrorismo a la vez que invierten en la cada vez más emproblemada economía gringa.

la pareja protagonista: Damián Lewis y Claire Danes sigue siendo impresionante, lo mismo que ese señorón que es Mandy Patakin, el personaje de Brody nos intriga: no sabemos si es solo un peón de la estrategia del Islam militante para apoderarse de EUA o influir en sus políticas o si, por el contrario, es el verdadero cerebro de una operación de venganza contra lo que ve como una injusticia en el dominio global norteamericano, y si también se vuelve un peón de la CIA, que le llega a capturar al tener acceso al vídeo en que anuncia el atentado suicida que no cometió por pensar en su hija Dana.

Esta, gana un mayor protagonismo, viene a ser la única ancla de su papá hacia el mundo terreno fuera de su misión, y ella contempla de cerca, al iniciar una relación con el hijo de Walden, el estercolero de la clase política surgida de la "Democracia", algo que la dejará marcada, Claire parece reivindicada y estar detrás de Brody... ¿O es él quien encontró la manera de controlarla, beneficiándose de la enfermiza obsesión de ella por él?

Ya pasa en TV la tercera temporada, no la he visto, por lo pronto, terminaré de ver ésta, que me parece, simplemente extraordinaria.

LO CONTRARIO: CROSSING LINES... MALA, MALA:


La idea de Crossing Lines era buena: un grupo de elite policiaco de la Unión Europea dedicado a perseguir delincuentes peligrosos dentro del bloque continental, sin embargo, lo malo fue la manera en que la están llevando a cabo.

Primero que nada: resulta que el grupo de policías europeos tenía que incluir a un estadounidense, porque, según parece, la idea es que los europeos son imbéciles y los gringos, en cambio, son unos genios, así que no podían llevar a cabo su actuación sin un gringo como líder del equipo, porque de lo contrario, no podrían resolver ningún caso; en el grupo, por supuesto, no hay ningún español (Europa empieza a partir de los Pirineos), pero hay tres británicos: un inglés, una escocesa y un irlandés del norte (tampoco uno del sur: líbrenos el Dios protestante de un obstinado católico), una "francesa" que en realidad es vietnamita, un alemán y una italiana (es que los itálicos son glamourosos) y el fiscal ante los tribunales de Estrasburgo es ni más ni menos que Donald Sutherland, quien a pesar de que es un británico de pura cepa le hace de francés.

La serie está llena de clichés, parece ser la imagen pobre y de turista que tienen los gringos de Europa: siempre se ve la Torre Eiffel, el Big Ben o el Coliseo, TODOS, pero absolutamente TODOS los europeos hablan en inglés, aún cuando no estén conversando con un anglófono, sino con el vecino, nomás con el "agcento" francés o la "prronunciassiónn" alemana, pero es el protagonista, el gringo, interpretado por William Fichtner, a quien vimos en Prision Break, quien es un cúmulo de clichés: el típico policía neoyorkino que era un fregón, pero se peleó con sus superiores y murió su compañero (supongo que una semana antes de que se jubilara) y se tiró al alcohol y la amargura, incluso, se fue de este continente y al inicio de la serie vive como marginado en Ámsterdam, convertido en un empleado de limpia en un parque de diversiones que parece de pueblo michoacano antes que de un país de primer mundo.

Pero aparte, el personaje de Fichtner es un Dr. House metido a policía: lisiado de la mano derecha, constantemente le duele, y en vez de Vicodin, se inyecta morfina (lo que explica porqué escogió Holanda como lugar para exiliarse) y tiene un carácter de los mil demonios, tratando a los demás de idiotas --y es que lo parecen-- y como siempre, quien lo sacó del hoyo fue su amigo, un policía francés que sabía que necesitaban el genio norteamericano para resolver lo que no podían los europeos con su pobre intelecto.

Solo vi 3/4 del primer episodio y apagué la pantalla, es pura basura y no le auguro mucho éxito.

En fin, espero les sirva estas recomendaciones televisivas, en el próximo post entraremos a otros acontecimientos recientes.
 
 
 
 


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