En estos días, una amiga me reenvió un mail de una cadena con un mensaje bastante interesante; se debe a la pluma de René Drucker Colin y apareció publicado en el periódico (izquierdista, pero en esta ocasión publicó una nota bastante lúcida y objetiva y no contaminada de ideología) La Jornada, así como se hizo mención de esta columna en el canal 11:
"Rene Drucker Colin: Una muestra de la vida nacional.
El 4 de junio del presente año, Carolina Aranda Cruz, de 11 años, estudiante de quinto de primaria, fue invitada a dar un discurso en el World Trade Center ante cientos de pediatras y del secretario de Salud. Su discurso terminó con una frase devastadora:
'Pobre México nuestro, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia'. Algunos extractos de su discurso son apabullantes. Carolina dice:' ¿Por qué apoyar más a los futbolistas que a los científicos? ¿Son mejores personas? ¿Producen mayor riqueza? ¿Nos divierten más? No creo, gracias a los científicos también nos divertimos, ellos inventaron las computadoras, los ipods, los simuladores. Además, salvo algunos casos, los jugadores de futbol nos hacen ver muy mal mundialmente y nuestros científicos, que nadie apoya, no'. Y en otro segmento de su discurso expone: 'Me da pena que nuestro gobierno y nuestros empresarios inviertan tanto en futbol y seamos tan malos. Me da pena que inviertan tan poco en ciencia y seamos tan buenos. Tenemos la mejor universidad de Hispanoamérica, según la revista Time , y cada vez le damos menos recursos a la UNAM. ¿Por qué no apoyar a lo que ya dé resultados? Un país que no invierte en ciencia y educaciónsiempre será un país pobre. ¿Queremos un México pobre?' ¡Qué les parece! Carolina le dio al clavo, y por demás, pues tiene razón.
Ya lo vimos, por poco perdemos en futbol con Cuba, país donde ese deporte casi no se juega, y perdimos con Honduras.
Pero ejemplos de ésos abundan en la historia del futbol mexicano. Por otro lado, cabe mencionar otra vergüenza. El discurso de Carolina sólo tuvo eco en un medio de comunicación escrito y en uno televisivo. La pobreza noticiosa de los medios de comunicación también se evidenció. Y las cosas no cambian. Hace más o menos seis años, tres jóvenes mexicanos ganaron medallas de plata y bronce en una olimpiada científica en Dinamarca, donde compitieron 52 países.
Ningún medio de comunicación vio importancia alguna en mencionarlo en algún segmento. Estaban muy ocupados con señalar las medallas de Ana Guevara, de quien también estamos muy orgullosos. Pero tanta diferencia, ¿se vale? Yo pienso que no.
La semana que acaba de pasar Televisa llevó a cabo su foro anual llamado Espacio. Creo que cerca de 5 mil universitarios asisten para escuchar a diversos personajes de la vida académica y política. Entre los invitados estuvo el actual director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Juan Carlos Romero Hicks.
La ocasión hubiera sido perfecta para hablar sobre los proyectos que tendría el Conacyt para impulsar las oportunidades en la ciencia para los jóvenes, o de las estrategias para desarrollar la tecnología que requiere el país en los próximos años y que podría abrir abanicos de oportunidad para la juventud.
Pero no, habló sobre la moral. Yo no tengo nada en contra de la moral, pero hubiera sido moralmente más correcto para el director del Conacyt explicar, presentar o desarrollar temas sobre los cuales cientos de jóvenes en el país están preocupados y que se relacionarían con su futuro como mexicanos con oportunidades."
Sin duda es algo exacto y un diagnóstico exacto de nuestra realidad actual, estamos más preocupados por el fútbol donde nuestros equipos son simplemente pésimos, y yo pude verlo el sábado: ví primero el intenso partido entre el Bayern München y el Borussia Dortmund de la Bundesliga (Liga Alemana de Fútbol) en el que no paraban las jugadas de gol por uno y otro equipo; al terminar el mismo, con un marcador de 3 a 1 en favor del histórico equipo bávaro, cambié de canal y estaba el juego de los Pumas de la UNAM en contra de no me acuerdo quién, pues ya no lo quise ver: es impresionante el nivel de mediocridad que se puede ver, pequeños trotes, pases de la pelota sin fuerza, desganados, en definitiva, algo con efectos propios del Dramamine o (para mi gusto personal) de un concierto de Durmiendo (perdón!! ) Fernando Delgadillo para curar el insomnio.
A mucha honra, tengo ya varios años de no ir al estadio, y es que no quiero desperdiciar mi dinero en ver a los equipos mexicanos, ni siquiera a mis queridas Chivas de Guadalajara, a las que apoyo y de las que he festejado sus últimos 3 campeonatos, ocurridos durante mi vida, y echo carrilla a atlistas y americanistas, pero la verdad, no dejo de reconocer que el nivel de mi equipo y el de todos los equipos mexicanos es bajísimo, y los campeonatos internacionales así lo demuestran. Por eso, prefiero no ir y desperdiciar mi dinero viendo un espectáculo de pobre nivel y lo peor: sobrevaluado, pues las supuestas "figuras" del fútbol mexicano cobran cantidades millonarias por simplemente salir a hacer el ridículo y perder el tiempo.
Por ello, creo que, como Drucker y la niña a la que se refiere en su columna tienen toda la razón, evidentemente, no merece el apoyo ni la cubertura en medios que tiene el fútbol mexicano, mientras que nuestros talentos científicos yacen en el olvido y a la menor oportunidad emigran.
Con esto no quiero decir que debe de olvidarse el deporte para convertirnos en un pueblo de "nerds", por supuesto que no, pero es que, en realidad, el estado del deporte es que lo único desarrollado en torno al mismo es el negocio y la mercadotecnia, y además, únicamente por lo que ve al balompié, pues los demás deportes en los que haya potencial en México son relegados en beneficio del primero, sin que esto reditúe en la mejora de nuestros jugadores, los cuales siguen siendo de manufactura artesanal, sin vinculación con el ámbito educativo y universitario como ocurre en el caso del deporte colegial y profesional en Estados Unidos ni la preparación ni disciplina que está detrás de la formación de los futbolistas europeos: el resultado, nos quedamos a medias: mediocridad.
Ahora bien, es urgente el desarrollo científico y tecnológico en México, pero ahí corremos también el riesgo de quedarnos a medias, pues debemos buscar un justo medio entre una formación para el sector productivo y dotar de una cultura humanista a las personas que egresen del sistema educativo, pues esto último también lo necesitamos con premura, pues podemos terminar por producir una gran masa de técnicos calificados, de apretabotones y en el caso de los abogados: leguleyos positivistas desprovistos de una visión trascendente, integral y profunda de la realidad, pero lo más importante: podemos producir a una generación entera con cero ética, lo que, de por sí, ya hemos estado consiguiendo.
Y eso lo vemos en los países de Primer Mundo: se tienen sociedades que viven con un gran bienestar material, producto del desarrollo tecnológico, pero cuya situación moral es sin duda desastrosa, completamente entregados al materialismo y al hedonismo, pero por el contrario, Latinoamérica se sigue caracterizando por un gran impulso educativo a la cultura humanista, lo que se traduce en poetas, literatos, pensadores e investigadores de ciencias sociales, aunque esto no ha redundado en una gran fortaleza de familias y defensa de los valores tradicionales, puesto que la hipocresía, el hedonismo y la sinvergüenzada aumentan cada día y todos los días lo vemos y siempre ha estado presente la corrupción más ramplona, pero desgraciadamente, del desarrollo de las ideas y de los valores no se desprende la solución de las necesidades más básicas de la población que sigue sumida en la pobreza, la ignorancia y el atraso.
Por ello corremos riesgo de quedarnos a medias: ni una cultura realmente humanista ni tampoco un impulso a la ciencia y a la técnica, a quedar reducidos, en el caso de México, a un pueblo productor de mano de obra calificada, desprovisto de ética y sin independencia del pensamiento y tecnológica...
Buen punto para reflexionar...
El 4 de junio del presente año, Carolina Aranda Cruz, de 11 años, estudiante de quinto de primaria, fue invitada a dar un discurso en el World Trade Center ante cientos de pediatras y del secretario de Salud. Su discurso terminó con una frase devastadora:
'Pobre México nuestro, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia'. Algunos extractos de su discurso son apabullantes. Carolina dice:' ¿Por qué apoyar más a los futbolistas que a los científicos? ¿Son mejores personas? ¿Producen mayor riqueza? ¿Nos divierten más? No creo, gracias a los científicos también nos divertimos, ellos inventaron las computadoras, los ipods, los simuladores. Además, salvo algunos casos, los jugadores de futbol nos hacen ver muy mal mundialmente y nuestros científicos, que nadie apoya, no'. Y en otro segmento de su discurso expone: 'Me da pena que nuestro gobierno y nuestros empresarios inviertan tanto en futbol y seamos tan malos. Me da pena que inviertan tan poco en ciencia y seamos tan buenos. Tenemos la mejor universidad de Hispanoamérica, según la revista Time , y cada vez le damos menos recursos a la UNAM. ¿Por qué no apoyar a lo que ya dé resultados? Un país que no invierte en ciencia y educaciónsiempre será un país pobre. ¿Queremos un México pobre?' ¡Qué les parece! Carolina le dio al clavo, y por demás, pues tiene razón.
Ya lo vimos, por poco perdemos en futbol con Cuba, país donde ese deporte casi no se juega, y perdimos con Honduras.
Pero ejemplos de ésos abundan en la historia del futbol mexicano. Por otro lado, cabe mencionar otra vergüenza. El discurso de Carolina sólo tuvo eco en un medio de comunicación escrito y en uno televisivo. La pobreza noticiosa de los medios de comunicación también se evidenció. Y las cosas no cambian. Hace más o menos seis años, tres jóvenes mexicanos ganaron medallas de plata y bronce en una olimpiada científica en Dinamarca, donde compitieron 52 países.
Ningún medio de comunicación vio importancia alguna en mencionarlo en algún segmento. Estaban muy ocupados con señalar las medallas de Ana Guevara, de quien también estamos muy orgullosos. Pero tanta diferencia, ¿se vale? Yo pienso que no.
La semana que acaba de pasar Televisa llevó a cabo su foro anual llamado Espacio. Creo que cerca de 5 mil universitarios asisten para escuchar a diversos personajes de la vida académica y política. Entre los invitados estuvo el actual director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Juan Carlos Romero Hicks.
La ocasión hubiera sido perfecta para hablar sobre los proyectos que tendría el Conacyt para impulsar las oportunidades en la ciencia para los jóvenes, o de las estrategias para desarrollar la tecnología que requiere el país en los próximos años y que podría abrir abanicos de oportunidad para la juventud.
Pero no, habló sobre la moral. Yo no tengo nada en contra de la moral, pero hubiera sido moralmente más correcto para el director del Conacyt explicar, presentar o desarrollar temas sobre los cuales cientos de jóvenes en el país están preocupados y que se relacionarían con su futuro como mexicanos con oportunidades."
Sin duda es algo exacto y un diagnóstico exacto de nuestra realidad actual, estamos más preocupados por el fútbol donde nuestros equipos son simplemente pésimos, y yo pude verlo el sábado: ví primero el intenso partido entre el Bayern München y el Borussia Dortmund de la Bundesliga (Liga Alemana de Fútbol) en el que no paraban las jugadas de gol por uno y otro equipo; al terminar el mismo, con un marcador de 3 a 1 en favor del histórico equipo bávaro, cambié de canal y estaba el juego de los Pumas de la UNAM en contra de no me acuerdo quién, pues ya no lo quise ver: es impresionante el nivel de mediocridad que se puede ver, pequeños trotes, pases de la pelota sin fuerza, desganados, en definitiva, algo con efectos propios del Dramamine o (para mi gusto personal) de un concierto de Durmiendo (perdón!! ) Fernando Delgadillo para curar el insomnio.
A mucha honra, tengo ya varios años de no ir al estadio, y es que no quiero desperdiciar mi dinero en ver a los equipos mexicanos, ni siquiera a mis queridas Chivas de Guadalajara, a las que apoyo y de las que he festejado sus últimos 3 campeonatos, ocurridos durante mi vida, y echo carrilla a atlistas y americanistas, pero la verdad, no dejo de reconocer que el nivel de mi equipo y el de todos los equipos mexicanos es bajísimo, y los campeonatos internacionales así lo demuestran. Por eso, prefiero no ir y desperdiciar mi dinero viendo un espectáculo de pobre nivel y lo peor: sobrevaluado, pues las supuestas "figuras" del fútbol mexicano cobran cantidades millonarias por simplemente salir a hacer el ridículo y perder el tiempo.
Por ello, creo que, como Drucker y la niña a la que se refiere en su columna tienen toda la razón, evidentemente, no merece el apoyo ni la cubertura en medios que tiene el fútbol mexicano, mientras que nuestros talentos científicos yacen en el olvido y a la menor oportunidad emigran.
Con esto no quiero decir que debe de olvidarse el deporte para convertirnos en un pueblo de "nerds", por supuesto que no, pero es que, en realidad, el estado del deporte es que lo único desarrollado en torno al mismo es el negocio y la mercadotecnia, y además, únicamente por lo que ve al balompié, pues los demás deportes en los que haya potencial en México son relegados en beneficio del primero, sin que esto reditúe en la mejora de nuestros jugadores, los cuales siguen siendo de manufactura artesanal, sin vinculación con el ámbito educativo y universitario como ocurre en el caso del deporte colegial y profesional en Estados Unidos ni la preparación ni disciplina que está detrás de la formación de los futbolistas europeos: el resultado, nos quedamos a medias: mediocridad.
Ahora bien, es urgente el desarrollo científico y tecnológico en México, pero ahí corremos también el riesgo de quedarnos a medias, pues debemos buscar un justo medio entre una formación para el sector productivo y dotar de una cultura humanista a las personas que egresen del sistema educativo, pues esto último también lo necesitamos con premura, pues podemos terminar por producir una gran masa de técnicos calificados, de apretabotones y en el caso de los abogados: leguleyos positivistas desprovistos de una visión trascendente, integral y profunda de la realidad, pero lo más importante: podemos producir a una generación entera con cero ética, lo que, de por sí, ya hemos estado consiguiendo.
Y eso lo vemos en los países de Primer Mundo: se tienen sociedades que viven con un gran bienestar material, producto del desarrollo tecnológico, pero cuya situación moral es sin duda desastrosa, completamente entregados al materialismo y al hedonismo, pero por el contrario, Latinoamérica se sigue caracterizando por un gran impulso educativo a la cultura humanista, lo que se traduce en poetas, literatos, pensadores e investigadores de ciencias sociales, aunque esto no ha redundado en una gran fortaleza de familias y defensa de los valores tradicionales, puesto que la hipocresía, el hedonismo y la sinvergüenzada aumentan cada día y todos los días lo vemos y siempre ha estado presente la corrupción más ramplona, pero desgraciadamente, del desarrollo de las ideas y de los valores no se desprende la solución de las necesidades más básicas de la población que sigue sumida en la pobreza, la ignorancia y el atraso.
Por ello corremos riesgo de quedarnos a medias: ni una cultura realmente humanista ni tampoco un impulso a la ciencia y a la técnica, a quedar reducidos, en el caso de México, a un pueblo productor de mano de obra calificada, desprovisto de ética y sin independencia del pensamiento y tecnológica...
Buen punto para reflexionar...