
Tras un cierre de año bastante ocupado en lo laboral --a Dios gracias-- vuelvo a tener tiempo para escribir en este Blog acerca de los últimos acontecimientos.
La situación actual en Venezuela me produce una serie de interrogantes que me lleva a formular dos teorías: por un lado, me da la impresión de que Trump, decidido a seguir la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que como ya habíamos planteado antes, pretende ser una actualización de la Doctrina Monroe, con la que se pretende responder al ascenso de China, el resurgimiento de Rusia y la cada vez mayor fuerza de potencias islámicas como Arabia o Qatar, país minúsculo que, sin embargo, ha demostrado tener una enorme capacidad de influencia gracias a su poder financiero, surgido del petróleo y el gas natural y ahora invertido en la especulación bursátil, medios de comunicación, deporte profesional e industrias del transporte.
Trump, sin reconocerlo, prácticamente está desmantelando al Imperio Estadounidense, si es que se le pudiese llamar así, (yo la verdad siempre he pensado que EUA es un Imperio Fallido, como en su época Cartago, que pudo haber consolidado una expansión como lo hiciera su "Madre Patria" Inglaterra, o Francia, o incluso España, sus predecesoras como súper potencias occidentales. En vez de eso, se quedaron sólo como poder económico que se tenía que sostener bajo un estado de guerra permanente para evitar que los clientes y proveedores encontrasen mercados alternativos y echar a andar fuera de su esfera o que se convirtiesen en su competencia directa) y centrándose a controlar un área de influencia: el Continente Americano en exclusiva, para lo cual, se encuentra decidido a eliminar a aquellos regímenes que disientan de la línea que Washington dicte y que abran las puertas a sus potencias rivales: Rusia y China, principalmente, a intervenir en este hemisferio.
O en segundo lugar: a que esto ya está acordado, y que hay una especie de pacto entre el nefasto y autoritario régimen de Nicolás Maduro en Caracas, y el del neoyorkino en EUA, y en el que ya se encuentra acordado el aceptar la hegemonía norteamericana, pero mantener, al mismo tiempo, una especie de circo en que el régimen Chavista acepta a ocupar el rol que por décadas ha ejercido Cuba de "villano" en la región a fin de justificar la política exterior norteamericana y a la vez, que Maduro se mantenga en el poder. Algo que quizá vaya en ese sentido es la salida de María Corina Machado y su llegada a Oslo para la entrega del Premio Nobel de la Paz, lo que no creo haya sido producto de una operación que suena a guión hollywoodense a cargo de un mercenario, y sí puede servir para fortalecer al régimen venezolano y reducir a la opositora --quien siempre me ha parecido más una disidencia controlada que real-- al mismo papel patético que han desempeñado anteriormente Juan Guaidó o Henrique Capriles.
La realidad es que la situación venezolana ha mostrado la situación grave de división existente al interior de EUA y que evidencia la fragmentación y polarización del clima político al interior de EUA, pero ya no entre Demócratas woke y Republicanos conservadores; sino al interior de éstos. Los Demócratas, pese a las recientes victorias en Nueva York, Nueva Jersey y Virginia y la radicalización que muestran al haber logrado aupar al gobierno municipal de La Gran Manzana a un musulmán radical, inmigrante y comunista como Zohran Mamdani, o también logrado derrotar a los Republicanos en la alcaldía de Miami, no necesariamente podría interpretarse esto como un presagio de una victoria en las próximas elecciones Legislativas Federales a celebrarse en 2026, por el contrario, pareciera que Trump está bastante tranquilo respecto a esas perspectivas electorales, y quizá se de un fenómeno parecido al ocurrido en Argentina, donde, tras lo que parecía una derrota severa para el Partido de Milei en elecciones provinciales, un mes después apenas, éste arrasó en elecciones al Parlamento federal, y es que para mucha gente, más allá de sus bastiones electorales en las costas del país, el que los Demócratas permanezcan tozudamente aferrados a defender las posturas progresistas, es motivo de hartazgo y razón suficiente para negarles el voto.
Por el contrario, la división se ha desatado al interior del propio Partido Republicano: el asesinato del activista Charlie Kirk comenzó a agrietar el mismo Movimiento MAGA, y si para muchos éste, liderado por Trump, es algo ya bastante extremo o ultraderechista, el radicalismo de personajes como Nick Fuentes, y esa misma deriva a la que se han montado gente como Tucker Carlson o Candace Owens, quienes pese a sus disparates y fanatismos cuentan con numerosa audiencia y un increíble peso al interior del Partido, pues tienen bastante arrastre en las masas de blancos rurales pobres, ignorantes, nacionalistas, seguidores de corrientes protestantes fanáticas y racistas o antisemitas, es una corriente que incluso, ha asumido la defensa del régimen venezolano como una bandera para impedir que EUA se vuelva a ir a la guerra.
La verdad, el propio Gobierno de Trump ha incurrido en una serie de acciones y dichos que le restan credibilidad o que vuelven impopular lo que debería ser una causa a ser apoyada por la Comunidad Internacional de manera unánime: la liberación del pueblo venezolano de un régimen que le ha secuestrado desde hace veinticinco años y les ha empobrecido, y que ha ejercido el poder de manera mafiosa, obteniendo simpatías por la simple e ingenua anglofobia de parte de muchos conservadores provenientes del Hispanismo radical, y de la Izquierda que les ve como un régimen que se opone al Imperialismo de EUA; para Rusia, China o Irán, además, es una cabeza de puente que, voluntariamente, les abrió la puerta del continente que, tradicionalmente, les quedaba muy lejano, pero que han encontrado la manera de penetrar en mercados que antes les eran vedados y mucho más redituables de lo que la isla de Cuba, que únicamente puede ofrecerles una posición estratégica en términos militares, pero no la riquezas en hidrocarburos, metales preciosos y otras materias primas que les ofrece el país sudamericano.
Así, en principio, Trump pretende justificar la intervención en Venezuela, y posteriormente en otros países Hispanoamericanos como Colombia, y probablemente México (aunque en éste, a mi parecer, está tejiendo una relación de clientelismo con el régimen Morenista que se encuentra igualmente dividido entre los pragmáticos que están a favor de esto y quienes se resisten por sus escrúpulos ideológicos de Izquierda) sustentándose en el combate al Narcotráfico; sin embargo, él mismo ha incurrido en acciones que restan credibilidad a esto: desde negociar con capos capturados en México a quienes convierte en testigos protegidos, disminuyéndoles las penas o de plano liberándolos a cambio de información (¿o de "mocharse" con alguna tajada del negocio?) e indultar al ex-Presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, quien fue juzgado y sentenciado por tribunales norteamericanos al probarse su participación en operaciones de contrabando de cocaína en EUA, y ahora salir con que era un perseguido político de Biden, muestra que realmente eso es un mero pretexto, el neoyorkino busca otra cosa.
Tampoco ha iniciado una campaña tendiente a combatir la plaga del consumo de enervantes en EUA; su Secretario del ramo, está más preocupado por teorías de la conspiración respecto de las vacunas, ya no solo contra el COVID-19, sino hasta del sarampión o la varicela, que en planificar cómo tomar medidas a favor de la salud mental y reducir las adicciones como un problema de salubridad pública. Tampoco ha buscado controlar el tráfico de armas hacia su frontera sur que equipa a los carteles, sino que hasta la Suprema Corte (situada bajo el control de Trump) bloqueó una demanda presentada por México contra las empresas del ramo por tal tráfico. Tampoco, y pese a la existencia de organizaciones criminales al interior de EUA, como lo ha mostrado el periodista Jesús Esquivel, dedicadas a la distribución de drogas en el país, se han efectuado acciones espectaculares en su contra ni contra el lavado de dinero en sus instituciones bancarias y financieras.
Por el contrario, todo es culpar hacia fuera, lo que no es indultar o apoyar a la responsabilidad de los regímenes de Hispanoamérica emanados de la Izquierda que, en mucho, de alguna manera han sido laxos con el combate al crimen organizado, ya sea por corrupción, o porque incluso, ven en el tráfico de narcóticos una forma de atacar al "Imperio", una especie de venganza --como lo pueden ver los chinos, que no olvidan la Guerra del Opio-- y de debilitar a su sociedad. La alianza del régimen Chavista, al menos desde la llegada de Maduro al poder tras la --extraña-- muerte del Teniente Coronel de Paracaidistas, con el Narcotráfico es innegable y se sostiene de los testimonios de gente como Hugo el Pollo Carvajal, antiguo Jefe de Inteligencia de dicho gobierno, además de que tal actividad le permite financiarse y también apoyar a movimientos como Hamas o Hezbollah, y otros grupos terroristas y milicias vinculadas a Irán y sus proyectos expansionistas en Medio Oriente. Sin embargo, las acciones de Trump más parecen destinadas a buscar convertirse en la nueva cabeza del negocio antes que suprimirlo, y presionar para cambiar las lealtades de Maduro antes que derrocarlo, esto es, hacer que el antiguo chófer de transporte público se alinee con la nueva Estrategia de Seguridad estadounidense y ahora se sujete a los dictados de la Casa Blanca, abandonando a Moscú, Pekín y Teherán.
Quizá esto sea plausible y por ello se explica la salida de María Corina Machado del país, la realidad es que ella no tendría la capacidad para formar un Gobierno efectivo en Venezuela que garantice estabilidad en Venezuela y la región: el iniciar un conflicto bélico en el país caribeño, podría tener consecuencias inesperadas: por un lado, habría que tomar en cuenta que las Fuerzas Armadas Venezolanas han sido armadas, equipadas y entrenadas por rusos, chinos y persas, además del ejército regular, cuentan con fuerzas paramilitares, entre las que se destacan los llamados Colectivos, que funcionan como pandillas urbanas y que han sido bastante efectivas como órganos de represión contra los opositores, pero que bien pueden actuar como guerrillas o grupos terroristas para dar ataques fulminantes y puntuales a enemigos. El terreno selvático y montañoso, además, puede generar problemas pese a la alta tecnología con lo que los norteamericanos contarían, y podría darse una resistencia mucho más dura y prolongada que la que podría esperarse de entrada.
Además de ello, podría impulsarse el desplazamiento de población, lo que agravaría la crisis migratoria a la que la Administración Trump ha pretendido hacer frente mediante férreos controles y deportaciones masivas. Sin duda, la caída del régimen venezolano iniciaría un dominó que terminaría por desestabilizar al continente entero.
¿Qué es lo que quiere Trump en realidad? ¿Petróleo? Así piensan aquellos que acusan ahora a su administración de restaurar la piratería en el Caribe tras la captura de un buque petrolero que, al parecer, llevaba el combustible a Cuba, pero que esa misma nave había servido para contrabandear hidrocarburos con destino a las milicias islamistas al servicio de los Persas, evadiendo las sanciones que pesan sobre la República Isámica de Irán, por lo que era una presa legítima según dicho del gobierno trumpista, el cual ha mostrado muy poco apego por nociones tales como el Estado de Derecho --aún así, hay quien piensa que a él, de algún modo, le quita el sueño la Reforma Judicial en México, pero tal vez sea porque es algo que quisiera hacer en su país y evitarse los obstáculos que tribunales menores imponen a sus órdenes ejecutivas-- como lo demuestran sus ejecuciones extrajudiciales contra lanchas rápidas que presuntamente cargan drogas pero que, evidentemente, no pueden llegar a EUA sin hacer muchas escalas, ni cargar grandes cantidades de enervantes, y sin exhibir pruebas que den certeza para que el Secretario de Guerra Peter Hegseth, pueda erigirse en Fiscal, Juez y Verdugo a través de sus tropas, sin importar el derecho al debido proceso judicial, y de Audiencia, Defensa y desahogo de pruebas, o el Derecho Internacional, que para Trump radica únicamente en la fuerza y la amenaza retórica. Sin embargo, EUA es hoy por hoy uno de los mayores productores de petróleo, y está dispuesto a estimular más la actividad a través del fracking irrestricto, contando además con las Monarquías Islámicas de su lado, al menos aparentemente, y se encuentra en camino de, con la derrota de Ucrania, tener acuerdos con Moscú sobre los energéticos.
No es tanto eso, lo que desea, más bien es simplemente el control, de un continente que, desde Alaska y Groenlandia, a la Patagonia, se someta dócilmente a los dictados de EUA, que cierre la puerta a sus competidores y se convierta en un mercado cautivo de su país, reindustrializado. Una oleada de triunfos electorales de partidos conservadores que comulgan un tanto con esta visión, en Argentina, Bolivia, Ecuador, Honduras y ahora Chile, parece apuntar hacia ello; los obstáculos mayores los encuentra en Colombia, donde espera que Petro claudique ante la amenaza de verse derrocado junto a Maduro, y que en las próximas elecciones, la Derecha se imponga, y en Brasil, donde Lula se verá en el dilema de ser pragmático y alinearse, o seguir con el camino de buscar convertir a su país en potencia regional y centro del Foro de Sao Paulo, vinculándose a los BRICS, lo que puede llevarle a su caída, ante la posible candidatura opositora del hijo de Bolsonaro, quien habrá aprendido la elección de que, aunque sea diametralmente opuesto al viejo y corrupto obrero, no puede aspirar a ser parte de un bloque contrario a la hegemonía de EUA, como su padre, ahora preso, que en ello coincidió con Lula.
En México, pareciera que Sheinbaum busca de alguna manera congraciarse con Trump y ser parte de su bloque, (imponiendo aranceles a China, por ejemplo) sin embargo, su desordenada e ineficaz administración, provocada por su notoria incapacidad para hacerse respetar dentro de su partido, donde sigue mandando AMLO, y fijar un proyecto de gobierno claro y propio, limitándose hasta ahora a acatar las imposiciones de su antecesor, o reaccionar ante las acciones y dichos del vecino del norte, le restan fuerza y claridad para ello; evidentemente crece el descontento y la decepción en muchos sectores de la gente que incluso habían apoyado al proyecto de la 4T, como el campesinado, lo cual está siendo aprovechado, mucho me temo que por el propio tabasqueño más que por la débil y colapsada oposición, y en ese tenor es que debemos entender escándalos y jaloneos como el del Huachicol Fiscal, o el vergonzoso caso de Fátima Bosch, la Miss Universo, cuyo triunfo se ve eclipsado por la corrupción de la organización --de la que Trump fuera dirigente hace no mucho tiempo-- ahora encabezada por el empresario mexicano Raúl Rocha Cantú, vinculado a Obrador y sus corruptelas, lo mismo que el padre de la modelo, la que trata de lavar su imagen y ganarse el apoyo de los Conservadores mexicano, a mi parecer, fingiendo ser muy católica y guadalupana, mientras le llueven denuncias mediáticas y hasta legales y ataques de otras competidoras y directivos del concurso.
Todo ello, más aparte las exigencias de EUA sobre el cumplimiento del Tratado sobre las Aguas del Río Bravo de 1944, y que la situación de inseguridad no mejora, pese a la salida del corrupto e inepto Fiscal General Gertz Manero, y que el Secretario de Seguridad Omar García Harfuch aparentemente cuenta con el apoyo de la Administración de Trump, hace que si bien hasta ahora ésta siga, pese a algunos desplantes y dichos, confiando en la Sheinbaum y, como he dicho anteriormente, trate de convertirla o asegurarla como su "cliente" o protegida. Dudo mucho que la lleguen a derrocar y creo que, en todo caso, una intervención en EUA, se dirá que se hizo de mutuo acuerdo, aunque cada vez veo más lejano que llegue a producirse, y que el sueño de muchos de ver a AMLO, sus hijos, a Monreal, Noroña y otros muchos políticos de Izquierda mexicanos tras las rejas o juzgados por los tribunales norteamericanos no es más que una fantasía; insisto, detrás de los mismos intereses que apoyaron a MAGA, están los que apoyaron a MORENA como una especie de experimento, y son los que han aupado a Milei y otros, sin importar las ostentaciones ideológicas, como parte de la agenda que se encuentra en las Estrategias planteadas por Trump (Sheinbaum ha apoyado a los monopolios de Altagracia Gómez sobre los cereales, lo que motiva las protestas campesinas, y la nueva Ley de Aguas, permite la privatización, al más puro estilo del melenudo argentino, del agua en el país, cosas que no son de Izquierda, sino muy Neoliberales).
Porque además, Trump no resuelve y no actúa, sólo habla; y es que muy probablemente, decidió ir por Venezuela de manera apresurada, sin planificar ni prever los posibles escenarios y probables consecuencias, incluso, da la impresión a veces, de que se trata de una acción que va dirigida a provocar especulaciones con los precios del petróleo y negocios con la ahora Secretaría de Guerra en los gastos de mantenimiento de la flota en el bloqueo a Venezuela, para beneficiar a algunos, como se ha dicho que ha sido la razón detrás de la política arancelaria, de los anuncios de apoyo a Argentina y otras acciones más que terminan en nada por que Trump always chickens out, T.A.C.O., como dijera un periodista del Financial Times, para referirse a sus retractaciones, una vez que sus amenazas vociferantes lograron su objetivo o fueron tumbadas por la realidad.
En este caso, Trump está en una situación muy delicada, si lanza realmente una operación militar contra Maduro, y algo sale mal, puede prácticamente asegurar el derrumbe de su Administración. Si el dictador sudamericano se mantiene en el poder, como un nuevo Fidel Castro, sin que surtan efectos las amenazas, dimes y diretes, eso marcará el declive indudable de las capacidades diplomáticas y disuasorias de EUA, lo que animará a muchos más a salirse del redil, y a que internamente, el hoy Presidente quede como un fantoche fanfarrón que recurre a abrir su enorme boca para ocultar una debilidad patética. Yo creo que, al final, todo terminará en un acuerdo, (del cual, la salida de María Corina Machado fue el primer paso) mediante el cual Maduro aceptará una transición gradual y renunciará a su alianza con Rusia, China e Irán, para colocarse bajo la égida de Washington, algo que, posiblemente, estas potencias acepten a cambio respectivamente de Ucrania, Taiwán y apoyo para resolver la gravísima sequía que afecta a la república persa; a cambio, Trump le permitirá a Maduro permanecer en el poder un tiempo, salir de la Presidencia pacíficamente y no ser recordado ni como criminal o tirano, mientras que éste, con su pésimo inglés, se referirá a Trump como su friend.
Ante el enredo actual y el estancamiento provocado, quizá sea la salida más sensata y asegure el mal menor para nuestro continente que, ante la espantosa alternativa que ofrecen las Izquierdas presuntamente nacionalistas, no sea otro que el América para los Americanos.


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