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10 de septiembre de 2025

PUNTO DE QUIEBRA

 La Cumbre de la OSC refuerza el liderazgo de China frente a Estados Unidos  con iniciativas globales

En repetidas ocasiones he dicho aquí que si bien simpatizo con muchas de las ideas y acciones que Donald Trump ha estado implementando en su país, ya desde haber sido electo, aún antes de su toma de posesión, él arrastra el principal problema de su soberbia. La soberbia, ciega a quien la padece y le impide ver la realidad más allá de como él la percibe, pues cree que él tiene la única visión correcta de los acontecimientos y considera que el resto se encuentra equivocado, se siente invulnerable e invencible, minimiza sus defectos y debilidades y agranda las del adversario, aparte de engrandecer sus propios logros y virtudes.

Creo que, pese a los esfuerzos que a nivel interno el Presidente Norteamericano está desplegando para recuperar el orden y el control al interior de su país, instaurando lo que cada vez más parece la cimentación de un régimen autoritario, transformando por completo al sistema político estadounidense, también, al parecer,  está sufriendo una serie de consecuencias de sus decisiones en materia de comercio y política exterior que no han resultado muy positivas en realidad, para la posición de EUA en el mundo y que, realmente, están minando la hegemonía, y por el contrario, fortaleciendo la posición de sus mayores rivales: China y Rusia, a los que, al parecer, se está uniendo la India, lo cual significaría una derrota estratégica en toda la regla para el magnate neoyorkino al frente del Poder Ejecutivo de nuestro vecino del norte.

Trump no ha podido terminar la Guerra de Ucrania, y mucho me temo que cayó cándidamente en los engaños de Putin, y es que, los narcisistas suelen ser fácilmente manipulables, sólo basta el adular y elogiar en las dosis correctas a quien padece aquel trastorno de la personalidad, y éste, creyendo que tiene el sartén por el mango, en realidad hará o creerá aquello que el lambiscón le diga, creyendo que éste se mantiene sometido a sus actos o palabras. Como ya lo había dicho anteriormente, Putin no parece muy interesado realmente en lograr la paz con Kiev, y es que, si se pusiera a negociar con el Gobierno de Zelensky, perdería muchas de las ventajas obtenidas, mientras que sabe que, de continuar con la contienda en el ritmo actual, probablemente ésta termine en dos o tres años, pero a la vez, obtendrá una victoria incontestable y absoluta que le permitiría, sin problema, adueñarse de toda Ucrania.

Pero por otro lado, el hecho de acudir a Alaska, territorio estadounidense, le ha permitido romper con la visión de que Rusia se encontraba aislada y de que, de alguna manera, estaba vedado el sostener pláticas o negociaciones con él, como sea, Putin ganó, se devoró a Trump en esa reunión de Alaska.

Posteriormente vino tanto la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai, llevada a cabo en la ciudad de Tianjin, China, como el desfile conmemorativo del octogésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Asia, celebrado en Pekín, capital del Imperio de los Dragones. De ambos eventos se pudo mostrar el avance en el proceso de conformación de un nuevo orden internacional en el que no se encuentran contemplados ni Estados Unidos, ni las otrora potencias europeas: ni Alemania, España, Inglaterra o Francia se encuentran contempladas en el nuevo esquema. Por el contrario, la Guerra Arancelaria desatada por Trump buscando equilibrar la balanza comercial, y las sanciones económicas dirigidas a presionar a Putin a terminar la guerra en Ucrania, llevaron a que la India, finalmente, dirigida por Narendra Modi (Un sátrapa, fanático nacionalista y religioso de la idolatría brahmánica, responsable de persecuciones a los Cristianos, pero que se disfraza de demócrata), decidiera poner a un lado sus diferencias milenarias con China y se acercase a labrar, ahora sí, una alianza sólida con Moscú y Pekín en el marco de los BRICS, algo que igualmente, y ante las amenazas ya directas de Trump de ejercer la violencia en su contra, está haciendo que Lula Da Silva busque igual cobijo en ese grupo.

Y a los BRICS, habría que sumarle otros países: Corea del Norte, Irán, Bielorrusia, Kazakhstan, Vietnam, Mongolia, Uzbekistán, Malasia, Laos, Birmania, Kirguistán, Maldivas, Camboya, entre otros, e incluso Pakistán que hace pocos meses libró una serie de escaramuzas (aéreas sobre todo, en las que se comprobó la superioridad de los cazas chinos sobre los de manufactura europea) con la India, pero que ahora está dispuesto a participar en la causa común: terminar de una vez por todas con la hegemonía occidental que, desde 1492, ha moldeado al mundo.

Putin se ha sentido libre de actuar en su conflicto con Kiev, para colmo, ya se atreve a enviar drones sobre el espacio aéreo polaco para atacar Ucrania; a pesar de la alarma desatada en Europa y los llamados a consultas acordes con el artículo 4o del Tratado del Atlántico Norte, el amo del Kremlin sabe que no se actuará con base en el artículo 5o del mismo instrumento; simplemente, no hay el valor, ni la verdadera unidad necesaria para ello: ni Macron, ni Starmer, ni Sánchez, ni Meloni, ni Merz, ni el propio Andrej Duda, ni ningún otro gobernante europeo cuenta con los pantalones necesarios para declararle la guerra; hay llamados a más sanciones económicas, que, nuevamente, poca mella harán en Rusia, ni en sus aliados, porque ellos, simplemente lo que harán, tal y como se vió en Taijin, es estructurar sus propias redes comerciales, dejando de usar al dólar estadounidense en sus transacciones, lo cual llevará a debilitar a la hasta ahora moneda de reserva mundial, y a aislar más a Washington, sin que ésta capital realmente aparezca interesada en apoyar una acción militar contra los moscovitas ni aislarles económicamente, por las consecuencias nucleares a que esto, tarde que temprano, llevaría, aparte de encontrarse igualmente castigando a los europeos con aranceles y humillando la irrelevancia de las antiguas potencias en pro de sus intereses, o del ego de su actual mandatario.

Por otro lado, éste, se encuentra ahora entrampado en el Caribe, a pesar del hundimiento de una lancha con motor fuera de borda, presuntamente cargada con drogas y perteneciente a la organización criminal Tren de Aragua, señalada de ser protegida por el Gobierno de Caracas, realmente, no se ha hecho mucho. Se tiene desplegada una fuerza de 4,000 hombres y que incluye un submarino nuclear, pero que ya ha perdido el efecto sorpresa, y además, es claro que resulta insuficiente para poder desembarcar y tomar la capital venezolana, en una invasión en toda la regla, ni se ve que vaya a intentar un operativo de extracción individual de Nicolás Maduro, quien ya debe estar prevenido y protegido ante tal eventualidad, contando no solo con fuerzas leales a toda prueba pese al monto millonario de la recompensa por su cabeza, sino probablemente con tropas del Grupo Wagner u otros grupos mercenarios rusos, y hasta quizá chinos y persas.

¿Acaso Putin, en Alaska, le tendió una trampa, le aseguró que daba la venia para terminar con el régimen Chavista y, en realidad, lo está empujando a un nuevo Vietnam en el Orinoco para desgastar la economía estadounidense, provocar el descontento y empujar a EUA por el barranco?

El mundo parece estar a punto de estallar en una nueva conflagración, no como una Guerra Mundial, sino como una serie de conflagraciones, relacionadas o no, ante el derrumbe del orden internacional construido en 1945. Es decir, nos dirigimos a una situación similar a la presente entre los siglos XVI a XIX, pero que si bien en ese periodo se concretaba a la lucha entre las potencias europeas, ahora, la situación es mucho más peligrosa porque el sistema de Estados y por ende, sus rivalidades y conflictos, se ha extendido a todo el mundo: Israel ataca a la sede de Hamas en Qatar, sabiendo que esto puede derrumbar los llamados Acuerdos de Abraham impulsados por Trump en su primer mandato, y que habían logrado que las monarquías del Golfo Pérsico reconocieran a Israel; pero es que Netanyahu no tiene de otra, tal reconocimiento, en mucho, es hipócrita, pues los emires y jeques pueden ofrecer una mano al Estado Judío, mientras con la otra financian, arman, protegen y entrenan a las milicias terroristas en su contra y labran toda una campaña de comunicación dedicada a impulsar el antisemitismo en todo el mundo, y hay que decirlo:... han tenido éxito.

En Nepal, país que perdió la estabilidad desde que en los años 90, según la versión oficial, el príncipe heredero enloqueciera y matara a su padre el rey, su madre la reina consorte y sus hermanos, para posteriormente suicidarse, no ha vuelto a conocer la estabilidad, cayendo en el caos ante la crisis económica y la descarada y grosera corrupción y privilegios de los democráticos políticos del joven régimen republicano. Algo similar, pero que fue controlado a tiempo, paso unos días atrás en Indonesia.

Y en Estados Unidos... el asesinato del joven político conservador Charles Charlie Kirk mientras daba una conferencia en el jardín de la Universidad del Valle de Utah, parece acercar a la tambaleante mayor potencia mundial a su hundimiento, sin que rusos, chinos, persas o hindúes, influyan en ello; como siempre, los imperios no caen por sus enemigos externos, sino por sus propias debilidades y crisis internas; hablaremos de eso en el siguiente post.

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