Señoras y señores, lo que hemos estado viendo en los últimos días, es un indicio, un trailer o probadita de lo que se viene para el año 2025, en el que veremos, --y ya incluso así lo parece prever la famosa revista The Economist en su portada sobre las perspectivas para el año que viene,-- un colapso generalizado del orden que conocemos hasta el día de hoy: por un lado, el orden internacional construido en torno al Derecho Internacional Público establecido tras 1945 se está cayendo a pedazos; por otro lado, el orden liberal, esto es el Estado Constitucional de Derecho, igualmente se está desmoronando: no solo por la asunción de regímenes de Izquierda, como ha ocurrido en México, donde es claro que estamos cambiando hacia un régimen autoritario con poder centralizado y concentrado; sino que incluso, en los países considerados como modélicos de dicho sistema democrático, es clara también su transformación en regímenes similares.
Veamos algunos ejemplos de esto:
1.- Hacia el Nuevo Desorden Multipolar:
a) Siria, duro golpe a Rusia e Irán:
Ante la ya casi segura victoria de Rusia sobre Ucrania, la que se acelerará con toda seguridad una vez llegada a la Presidencia de Estados Unidos Donald Trump, la Administración saliente de Biden, mostrando que EUA cuenta todavía con una capacidad formidable de sus órganos de inteligencia y para ejercer su influencia al exterior en áreas estratégicas, tomó por sorpresa tanto a Rusia como a Irán, y súbitamente brindo el apoyo financiero y material a los grupos islamistas y opositores a la Dictadura del Oftalmólogo Bashar El Assad, continuador del régimen laicista, (en la línea iniciada en la vecina Turquía en los años 20 con Mustafá Kemal Atatürk) aunque encabezado por Chiítas, del partido Baa´th, que iniciara bajo su padre Háfez, logrando, en una ofensiva relámpago, una verdadera blitzkrieg, derrocar al régimen que al parecer estaba confiado en que la situación tenía ya tiempo de estar estabilizada. Ahora, parece que el médico sirio, educado en Inglaterra ha recibido asilo en Rusia, a donde ya había enviado a su familia en días pasados.
Para los moscovitas, el derrocamiento de Assad es una derrota estratégica durísima, puesto que pueden perdido su único punto de presencia en el Mediterráneo: la base naval de Tartus y la aérea de Hmeimim, y también han abandonado las otras bases aéreas que habían instalado para apoyar al régimen contra los opositores. Ahora, resulta que la OTAN y EUA en particular, cuentan con una ventaja que disminuye las obtenidas por Putin en Ucrania, además de que lo dejan ver mal, ante un grave error estratégico por parte del mando ruso, que descuidó por completo ese frente y no pudo apoyar efectivamente a su aliado. Si el nuevo régimen en Siria, liderado por Abu Mohamed Al Jawlani, quien encabeza al 'grupo islamista HTS, se mantiene aliado de Occidente, se hará un gsasoducto que partiendo de Qatar y pasando por Arabia, Siria y Turquía, surtirá de gas natural a Europa, haciendo que el Viejo Continente deje de depender energéticamente de Rusia, por lo que si ésta recupera toda Ucrania o la pierde, será en buena parte irrelevante, con lo que el régimen de Putin queda debilitado para influir sobre los países europeos, quienes ahora, quedarán bajo el arbitrio, y la amenaza, del Islam.
Irán, es otro perdedor del juego sirio; nuevamente, queda en evidencia la debilidad del régimen persa, que no solo ha visto ser destruidas a sus milicias aliadas: Hezbollah y Hamas, sino que ahora pierde a su satélite más importante en la zona y ha quedado patente la capacidad de Israel, y de Occidente, para intervenir en su propio territorio donde ha eliminado a líderes terroristas. Esto compromete al régimen de la República Islámica, que puede empezar a tambalearse, al quedar al descubierto su completa falta de fortaleza para sostener su posición como potencia regional.
Y es que al parecer, en días pasados, tomados por sorpresa, y al saber que la posición de Assad era insostenible y amenazaba con desatar una contienda mucho más sangrienta y costosa, rusos e iraníes se reunieron con representantes de Turquía en Qatar, buscando una salida negociada que les permitió, por un lado, pactar el escape del dictador derrocado, y salvar un tanto la cara, garantizando la conservación de alguna presencia militar en el país.
Ahora ¿qué sigue? Esto es producto de una alianza de facto que, seguramente va a reventar y se va a convertir en una lucha de todos contra todos, similar a lo que pasó en Libia. De entrada, el gran ganador es Recep Tayyip Erdogan y Turquía, quien no es aliado fiable ni para rusos ni para norteamericanos; Erdogan sigue su propia agenda y defiende los intereses de su país, para lo cual se aliará o romperá con quien sea necesario y hará lo que haga falta. Claro, en la Siria "liberada" ahora tendrán peso los Kurdos, minoría brutalmente reprimida por los Assad, pero también por los gobiernos turcos desde los tiempos de Atatürk. Israel, por su parte, ya está introduciendo tropas en Siria, ante el vacío dejado por el régimen y la falta de garantías en la zona de amortiguamiento de los Altos del Golán, --y no para expandirse hasta el Éufrates por el pretendido Gran Israel con el que fantasean, no los Sionistas, sino los antisemitas para alimentar sus prejuicios-- con lo que asegurará desalojar a lo que quede de Hamas y Hezbollah que estaba protegido por Damasco, pero además, chocará con las milicias islamistas que forman parte del movimiento triunfante, quienes a su vez, chocarán con los grupos laicos y moderados, y chocará con la propia Turquía.
Y es que recordemos: Erdogan es un Islamista radical, y muy probablemente lo que busca es desbancar a sus enemigos históricos: los Persas, para colocarse como el líder del Islam y unificar a los extremistas en contra de ese punto de unión del odio de los musulmanes: Israel. Dudo mucho que el Estado Judío y sus órganos de inteligencia hayan apoyado esto, tiene toda la pinta de ser otra decisión estúpida de las que han caracterizado a la Política Exterior de EUA desde 1945 a la fecha, con la que potencian a políticos o países que luego se convierten en sus enemigos, o le generan problemas a aliados suyos, como ahora a Israel... y también Europa.
Porque con esto, se inclina la balanza a favor de Turquía, Arabia, Emiratos y Qatar, y con ellos, al Islam Sunnita Salafista o Wahabita, mucho más extremo; en la República Otomana, queda claro que Erdogán continuará desmantelando al Laicismo Kemalista, --el único país que queda con un régimen inspirado en la postura modernizadora y pro-occidental de Atatürk es Egipto, y ya se tambaleó temporalmente con las Primaveras Árabes-- y virando hacia el islamismo, mientras continará como quinta columna dentro de la OTAN inundando de inmigrantes, y militantes islamistas, a Europa a la que podrá chantajear con el gas.
Aquí ya nadie lo oculta, al más puro estilo de lo que es en realidad la multipolaridad, cada quien ve por sus intereses y se dirige a chocar con los de los contrarios. Esto es lo que realmente significa ese Orden Multipolar, es como volver a los siglos XVIII, XVII o XVI, donde coexisten muchos puntos de poder, que no colaboran, eso es una ilusión; compiten, y la competencia, es violenta.
b) El fin de la Globalización:
El próximo año verá el fin de la Globalización y del libre comercio, y así lo estamos viendo en el caso de Norteamérica. La amenaza de aranceles por parte de Trump a Canadá y México así como a Europa y tendiente todo a frenar el ascenso de China.
Porque el Libre Comercio y la Mano Invisible del Mercado funcionan siempre muy bien cuando favorecen a uno, pero no cuando favorece a un competidor contra el que no puedo, porque ofrece productos de calidad aceptable, o incluso, buena, y a un precio mucho más accesible que como lo ofrecen los productores tradicionales, y entonces hay que volcarse al proteccionismo y a las restricciones al comercio, a fin de evitar como lo que está pasando en Europa, donde los vehículos chinos están haciendo quebrar a la industria automotriz, como se ve en el caso de la Volkswagen y de Stellantis, y también ha puesto en aprietos a la norteamericana, cuyas marcas van cada vez más a pique.
Desde que Nixon visitó a Mao en 1971, EUA alimentó a un dragón que ahora se ha colado dentro de una cristalería, tras haber crecido a un tamaño enorme, alimentado por la globalización, de la que se aprovechó gracias a su peso demográfico: ser la principal fuente de mano de obra y a la vez, el mayor mercado de consumo del mundo, le llevó a convertirse en la fábrica del mundo y enriquecerse en unas cuantas décadas, ahora, el dragón entra y rompe todos los objetos al interior de la cristalería, mientras los dueños de la misma, no saben cómo acomodarlo dentro, cómo evitar que rompa los objetos y hacerlo todo sin que el dragón se moleste, les rostice con las llamas que salgan de su hocico y los termine por devorar.
Ante ello, la idea que ya esbozaba Biden, pero que Trump pretende echar a andar, es acabar con la Globalización a base de aranceles, tratar de recuperar un poderío industrial que hoy, ante la invertebración de las cadenas de suministro, y ante la interdependencia tejida entre las economías de EUA y de China, es muy difícil que pueda hacerlo, y menos en cuatro años.
Si bien hay quien resalta la fortaleza de la economía estadounidense, caen en el extremo de considerarlo como invencible, inevitable e inconmovible, esto no explica el porqué del verdadero terror que existe a la posible desdolarización y al crecimiento de China o al resurgimiento de Rusia y la búsqueda de truncarlo con la destrucción de la Globalización.
Ante esto, sumado con el probable descarrilamiento de los BRICS tras la derrota en Siria, es claro que no habrá hacia adónde correr, pues no habrá alternativas para quien no quiera aceptar las demandas de EUA, a menos de que quiera romper totalmente con él, para el caso de México, (y de Canadá) es claro que toda posibilidad de buscar relaciones comerciales con un bloque alternativo a Norteamérica han quedado cerradas; Rusia y China habrán de replantear sus estrategias tras la pérdida de Siria, que al primero le abre la posibilidad de ser desplazado en la proveeduría de gas natural e hidrocarburos a Europa por Qatar, y al segundo, le elimina su ambicioso proyecto de reconstruir la Ruta de la Seda como una nueva red comercial ahora global.
Por cierto, para los Hispanistas extremos, creo que la postura de Trump para con Canadá --más después de la humillante y patética actuación de Justin Trudeau, que acudió a arrastrarse a los pies del presidente reelecto de Estados Unidos para pedir clemencia y que no le imponga aranceles, lo que contrastó con la actitud más ecuánime de la Sheinbaum, que incluso le ha valido cierto reconocimiento internacional como defensora del Libre Comercio-- demuestra que la Anglosfera es tan inexistente como bloque como lo es la Hispanidad; queda claro que para los Estadounidenses, los Canadienses, aunque también tengan raíces británicas (pero también francesas en una parte) son tan extranjeros como lo somos los mexicanos, y hasta parece que se les desprecia aún más, como si fueran insignificantes, como algo que no se sabe cómo es que llegó ahí al norte de su frontera, los ven débiles y además, rastreros. Los gringos (no estoy generalizando, es en el sentido genérico para describir esa arrogancia o soberbia que luego se exhibe ramplonamente, sobre todo por los llamados rednecks, el equivalente anglosajón de los nacos en México) podrán sentir cierto desprecio por los mexicanos y vernos con extrañeza como ajenos o subdesarrollados, pero por los canadienses parecen sentir lástima y que no los ven realmente como un país desarrollado, ni en una posición de igualdad con el suyo, sino como una parte más del Tercer Mundo totalmente dependiente de la economía norteamericana y hasta objeto de burla por ñoños y "suaves".
Por cierto que, todo esto curiosamente, está sirviendo para fortalecer la posición de la Presidente Sheinbaum no sólo al exterior, sino también al interior en México, no en balde, han comenzado a surgir tensiones entre los grupos internos de MORENA, con acusaciones entre Adán Augusto López Hernández, jefe del grupo fiel a AMLO, y Ricardo Monreal, quien representa a los que podríamos denominar cripto-neoliberales, al interior del Senado, con lo que parece que los segundos buscan minimizar a los primeros, mientras la mandataria parece manifestar ser más cercana a las posiciones del empresariado y de mostrarse favorable a la continuidad con la promoción de la inversión extranjera y la integración norteamericana que al populismo nacionalista de su predecesor y mentor; de entrada, parece estar (a diferencia de Trudeau y otras autoridades canadienses, berrinchando y pataleando) en una posición, si no ya dentro del proceso de negociación con Trump, lo que se manifiesta en la autorización dada para que expertos y observadores militares norteamericanos entren a México, en lo que parece, una aceptación de la Invasión Suave propuesta por el neoyorkino, o más bien ya planificada por los órganos de Inteligencia, en contra del crimen organizado desatado en gran parte del país. No en balde, el próximo embajador será un ex-directivo de la CIA y miembro de las fuerzas especiales boinas verdes. Así que si en las próximas semanas vemos o una serie de "reformas de la reforma" judicial, que la maticen, o incluso, si Trump impulsa una reforma judicial igual de radical en su país, no deberemos extrañarnos, sino que entenderemos que los cambios que se den, estarán consensuados con el vecino del norte, pese a las declaraciones del payaso de Ken Salazar.
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