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7 de agosto de 2015

ME CAE BIEN TRUMP


Sí, si yo fuera estadounidense, yo votaba por él. Me vale lo que me digan y que se me quieran echar a la yugular por apoyar a un presunto racista que habló mal de los mexicanos e hispanos en general.

Ya he hablado acerca de Donald Trump en un post anterior, la realidad es que es un tipo muy inteligente y que domina el sarcasmo; es cierto que no es tan rico como para aparecer al nivel de un Carlos Slim --quien es mencionado, ahora sí, con orgullo, como el más rico del mundo por aquellos que generalmente lo denostan por explotador y haber hecho su fortuna a base de su alianza con el Estado mexicano,-- tampoco es un clasemediero, es un empresario que a diferencia del fenicio nacido en estas tierras, (no es ningún latino ni hispano, es un cananeo semita puro, para aquellos a los que les importa la cuestión étnica o racial, lo mismo que Salma Hayek o el poeta Jaime Sabines y los actores de apellido Bichir, arameos sirios de lengua árabe, mientras que la colombiana Shakira Mebarak es tan turca como Erdogan, de lejano origen mongólico) ha logrado lo que ha hecho a base de su trabajo y negocios, no de ser favorecido por el Gobierno con concesiones o privatizaciones a modo. Y lo repito: Trump puede ser un deslenguado y un estrambótico, pero no es ningún estúpido; por el contrario, y como ya lo dije en su momento, descubrió que el escándalo, en la era de los medios masivos, y ahora con las redes sociales, es un excelente medio de publicidad.

Yo no creo que Trump sea realmente racista, si lo fuera, desde que asumió la dirección del concurso de belleza Miss Universo las ganadoras siempre serían Noruegas, Suecas, Danesas o Alemanas para mostrar la perfección de la raza aria germánica o nórdica, o británicas y norteamericanas W.A.S.P. (white anglosaxon protestant) para mostrar la preeminencia de los hijos de la "pérfida Albión"como él, pero han sido de todas las razas, entre ellas varias hispanas, sobre todo venezolanas y dos mexicanas: Lupita Jones (O.K. tiene genes anglos, como muchos mexicanos, sobre todo en el norte del país como la tijuanense, aunque no se les note gracias a la magia del mestizaje) y Ximena Navarrete, y hasta de raza negra y asiáticas.

Lo que sucede con Trump y que saca de onda a muchos es que el empresario inmobiliario se atreve a romper con la moda de los eufemismos y de lo "políticamente correcto", dice lo que piensa, cree, considera u opina tal cual sin darle vueltas ni adornos, es, en pocas palabras: sincero, algo que en la política actual es rara avis, cuando no, inexistente. Su posición respecto a lo que ocurre con los inmigrantes mexicanos o centroamericanos y la situación de México no deja de ser cierta en muchos puntos, aunque nos duela, y Trump no tiene la culpa de que así sea, sino nosotros mismos.

Es cierto, los inmigrantes aportan mucho a la economía estadounidense, hacen el trabajo que, --como diría Vicente Fox-- "ni los negros quieren hacer" pero ahí está un punto que hace que sean vistos con desprecio por otras comunidades étnicas del vecino del norte: el inmigrante mexicano, salvo excepciones muy honrosas, se aboca a trabajos serviles y en ellos permanece, la escolaridad no es considerada importante como sí lo es el trabajar y el ganar dinero, así que permanecen como albañiles, obreros, meseros o sirvientas y chóferes toda su estancia en EUA o su vida si toman residencia ahí y lo mismo hacen sus hijos; en cambio, pensemos la evolución de los propios sajones, o de las comunidades de italianos, irlandeses, alemanes o polacos y hasta de los afroamericanos, es que en estas comunidades el nivel educativo ha aumentado, y por tanto, esto lleva a que ya no deseen seguir en trabajos manuales o bajos cuando se trata ya de profesionistas.

Pero no solo eso: la baja cultura, con incluso la exaltación al machismo, al crimen, a la violencia y los vicios que exhibe la música de banda, norteña y los narcocorridos o el reggaetón, géneros populares entre los hispanos residentes en el vecino del norte parecen dar la razón a la fanática de Ann Coulter al señalar a nuestra cultura hispánica como decadente o primitiva, perdonen, pero si viéramos una música de calidad, productos culturales elevados y amor o búsqueda del conocimiento de parte de nuestros "paisanos" entonces sí consideraríamos que se trata de denostaciones injustificadas, pero no es así, ciertamente, la imagen es decadente y rupestre a la vez.

Por otro lado, es cierto que muchos inmigrantes llegan a un EUA que, pese a los triunfales números dados a conocer por la administración Obama y las especulaciones de la Reserva Federal con su tan anunciado pero no cumplido aumento a las tasas de interés, no se encuentra en condiciones de absorber a los migrantes; pero además, EUA no tiene la obligación de dar empleo y resolver los problemas económicos de México y Centroamérica cuyos ineptos y/o corruptos gobiernos y/o empresarios explotadores y timoratos han sido incapaces de resolver, terminan por unirse a las pandillas y grupos criminales, además de que no hay certeza de que entre las olas de presuntos campesinos desplazados no vayan sicarios, terroristas y demás elementos nocivos entreverados: casos como el ataque del 11 de septiembre del año 2001 o el atentado en el maratón de Boston ilustran lo fácil que es, aprovechando la enorme migración extranjera, infiltrar atacantes al seno mismo de EUA.

Como ya alguna vez lo comenté, el empresario ha señalado la corrupción del gobierno mexicano y cómo ha obtenido dinero del norteamericano para la lucha contra los cárteles del narcotráfico sin que se den resultados, la reciente fuga de el Chapo Guzmán es ilustrativa, así que no está falto de razón tampoco en este dicho, aunque se le puede señalar falta de crítica al elevado consumo de drogas en la sociedad norteamericana, y que es la verdadera causa del flagelo del narco, y del negocio. En esto, obra igual que lo han hecho todos los políticos y gobiernos norteamericanos desde los 60: echar la culpa a los productores y distribuidores situados al sur del Río Bravo y no atacar las causas de las adicciones, que son un verdadero problema social y de salud pública en su patria, y ya incluso en México, que se ha vuelto también mercado de consumo.

¿Es Trump lo que EUA necesita? La verdad, creo que sería mejor a la fanática de la eugenesia, reingeniería social y demagoga de la Clinton; al menos, Donald Trump no se calla ni disfraza lo que piensa, lo dice abiertamente y eso, en una época de cinismo e hipocresía como la nuestra, es algo de agradecerse. Estaría por verse, eso sí, si logra reconstruir la planta industrial norteamericana, desmantelada en favor de China que ha absorbido; es cuestionable que EUA recupere competitividad, más cuando esto implicaría rebajar salarios y costos de operación en su territorio, y quizá ya sea tarde para ello.

Y para los que se sienten ofendidos por sus dichos --yo no me siento así, creo que no me viene el saco-- más deberían de hacer autocrítica, algo que por tradición nos falta en México porque preferirnos sentirnos siempre y perpetuamente victimados por el malvado extranjero, y ver qué tanto hemos dado pie a generarnos una imagen o percepción tan negativa, lo cual, no siempre, es responsabilidad del Gobierno, sino de nosotros como individuos, familias y sociedad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"preferirnos sentirnos siempre y perpetuamente victimados por el malvado extranjero, y ver qué tanto hemos dado pie a generarnos una imagen o percepción tan negativa, lo cual, no siempre, es responsabilidad del Gobierno, sino de nosotros como individuos, familias y sociedad."

Es cierto lo que menciona, que el mexicano (y por extensión el resto de hispanohablantes) gusta de hacerse la víctima del "malvado extranjero", pero de eso SI tiene mucha culpa el Gobierno que así ha educado, desde hace casi 150 años (la época en que él tomó el control de la Educación) a la gente, el pintor Francisco Toledo dice lo siguiente:

"Como me educaron los maestros de los años 40, soy antiamericano y antiespañol; eso es lo que nos enseñaron: que nos quitaron la tierra a los americanos, que nos conquistaron y nos sobajaron los españoles. En el fondo uno reacciona como su maestro de primaria le enseñó. Somos hechura de eso y nuestra reacción inmediata es en contra, es nacionalista y por ciertas razones” (Reforma, 15 octubre).

La pieza de información es de verdad valiosa. Muestra, desde luego, la influencia de la educación en las personas. Porque uno o más profesores le enseñaron a odiar, él sigue odiando.

Este hombre, con un apellido más español que una castañuela, detesta como forma de vida y su resentimiento le lleva a no ver la realidad. Sus profesores le quitaron el don de pensar.

Toledo no sólo repite lo que oyó en el salón de clase en una edad tierna y tomó como dogma sagrado, sino que tiene también el valor de reconocer que corea la lección aprendida y reconoce que ha dejado de aprender, que desde los años 40 no ha asimilado nada.

Su capacidad de aprendizaje fue aniquilada por esos profesores, más adoctrinadores que maestros. Si queremos encontrar una poderosa razón de nuestra falta de prosperidad, la tenemos allí brillante y refulgente: un sistema de educación que hizo varias cosas dignas de mención. Enseñó odios, inexactitudes, simplismos y repetición necia, al mismo tiempo que aniquiló el hábito de pensar y de aprender.

Los niños educados de esa manera en ese tiempo, algunos de ellos, se convirtieron en maestros y, puede suponerse que de cierta manera, ampliaron esa educación a las siguientes generaciones, lo que de verdad es un crimen que ataca las bases mismas de la sociedad. Y algunos de esos nuevos alumnos se convirtieron en profesores y así hasta nuestros días.

tomado de: http://contrapeso.info/2004/el_profesor_de_toledo/

Crisbio

Anónimo dijo...

Ha sido dicho que la educación pública, entre sus innumerables defectos, tiene uno que es el más grande peligro —el adoctrinamiento de valores sostenidos por la burocracia que domina esa educación en los gobiernos y que consistirá en ideas convenientes a su sostenimiento y creencias. Y ya que la burocracia tiende por mucho a ser socialista, resulta lógico que ella se encargue de un adoctrinamiento de este tipo en las escuelas básicas.

Uno de los fundamentos del adoctrinamiento burocrático es la existencia de conflictos entre grupos —como lo ilustran los discursos de B. Obama. Les enseñan, sin darse cuenta los alumnos, que el mundo está formado por luchas entre empresarios y trabajadores, entre hombres y mujeres, ricos y pobres, blancos y negros, desarrollados y subdesarrollados, imperialistas y liberadores. Les hacen ver el mundo a través del distorsionado cristal de la Sociología del Conflicto, como en México y los textos de historia llenos de personajes que son villanos o héroes, sin puntos intermedios.

Lo que quiero señalar es esa oportunidad de conveniencia para la burocracia en el poder —la posibilidad de hacer que el ciudadano tenga creencias que le ayudan al gobierno. Enterradas en las clases de historia, civismo, literatura, incluso matemáticas, se mandan mensajes escasamente percibidos sobre lo bueno del estado benefactor, de los impuestos y lo malo de la libertad económica. Esos inocentes, sin darse cuenta, se vuelven soldados del gobierno y apoyan su crecimiento y expansión.

Todo porque desde la tierna infancia han sido indoctrinados en la alabanza al gobierno, como ahora mismo lo están siendo alumnos sobre cuestiones ecológicas y existencia de derechos sin obligaciones que sólo el gobierno es capaz de cumplir. Es como si la intelligentsia socialista haya sido confiada con la educación escolar y se tenga una nueva religión, la del Estatismo —los más alocados comentarios son tomados como verdades incuestionables y se tiene a un satanás a quien evitar, la libertad.

Esa educación penetra y lo hace a tal punto que resulta imposible discutir racionalmente con quien ha sido indoctrinado —incluso mostrándole pruebas y razonamientos suficientes como para hacerle cambiar de opinión, sus creencias permanecen: ha sido convertido y no se da cuenta de que lo ha sido. Las víctimas no han aprendido a pensar, ni a investigar el mundo —les basta, de acuerdo con lo que han dicho sus profesores, tener opiniones basadas en las opiniones de otros.

http://contrapeso.info/2008/al_diablo_con_la_objetividad/

Crisbio

Anónimo dijo...

El moderno programa de las escuelas estatales (mal llamadas públicas, porque las escuelas privadas también atienden al "público") fue copiado del sistema prusiano. Primero, el principal objetivo de las escuelas públicas no era entrenamiento intelectual sino acondicionar a los niños a “la obediencia, subordinación y a la vida colectiva”. Segundo, el mundo del conocimiento fue dividido en “materias” y el día escolar en múltiples períodos, de manera que la motivación en el aprendizaje fuera controlada a través continuas interrupciones. Y, tercero, el Estado fue colocado como el verdadero padre de los niños.

A través de los años han imperado diferentes modas en la burocracia educacional, pero todas han sido variaciones del mismo tema: las escuelas públicas son para crear “buenos y complacidos ciudadanos”, no pensadores originales, porque a los políticos no les gusta que les sacudan la mata. Prefieren ciudadanos que paguen sus impuestos a tiempo y los dejen tranquilos en la responsabilidad de fijar el rumbo de la nación. Es imposible dejar de notar el crecimiento del Estado desde que comenzó la educación gubernamental.

Juzgando a la educación pública bajo este lente, ¿cómo ha funcionado? Nada mal. Al contrario de las escuelas privadas de nuestros antepasados, el producto de las escuelas públicas prefiere que sea el gobierno quien tome todas las decisiones importantes, sea para ayudar a los pobres, qué medicinas tomar, qué tipo de educación recibir y cómo resolver los problemas de la sociedad. En ese sentido, las escuelas públicas han logrado su fin. Y si eso no nos gusta, reformarlas es insuficiente. Tenemos que desbaratar el sistema prusiano y proceder hacia una educación basada en los principios del libre mercado y la libertad individual. Tenemos que separar al estado de la educación. Esa es la única manera de revitalizar a la educación, a las familias y al espíritu americano.

y http://blog.espol.edu.ec/leonel/2010/08/16/sistema-prusiano/

Crisbio

Anónimo dijo...

La mentalidad de “sumisión” y "victimismo" de muchos ciudadanos, ya sean latinoamericanos o no, en realidad poco o nada tiene que ver con el hecho de que sea por factores “culturales”, de “actitud” ó “sociológicos” como algunos investigadores despistados sugieren.

Después de todo ¿cómo se les va a formar una consciencia intrépida, curiosa, investigadora, innovadora y emprendedora a las personas si desde la primaria hasta la universidad (de la cuna a la tumba) se les instruye a “obedecer” o “acatar reglas” en un sistema escolar estructurado, inmóvil, rígido, incapaz de fomentar ideas nuevas.

Un sistema escolar que no está conceptualmente diseñado para salirse de sí mismo, sino para hacer un culto del status quo.

Un sistema escolar cuya pasión por el orden, la disciplina y las reglas, lo hace en realidad el ámbito menos apto para desarrollar las mentes

Le recomiendo el libro del profesor John Taylor Gatto "Historia secreta del sistema educativo", traducido y posteado en su totalidad en el siguiente link:

http://historiasecretadelsistemaeducativo.weebly.com/indicegeneral.html

Aquí un extracto:

La escolarización gubernativa es la más radical aventura de la historia. Mata la familia al monopolizar la mejor época de la niñez y al enseñar la falta de respeto por el hogar y los padres. El diseño completo del proceso escolar es egipcio, no griego o romano. Proviene de la idea teológica de que el valor humano es una cosa escasa, representada simbólicamente por la estrecha punta de una pirámide.

David aprende a leer a los cuatro años. Rachel, a los nueve. En un desarrollo normal, cuando ambos tienen 13, no se puede decir quién aprendió primero: los cinco años de diferencia no significan nada en absoluto. Pero en la escuela etiqueto a Rachel como «incapacitada para aprender» y también hago perder velocidad a David. A cambio de un cheque de nómina, ajusto a David para que dependa de mí para decirle cuándo tiene que marchar y cuándo tiene que parar. No superará esa dependencia. Identifico a Rachel como mercancía de descuento, pasto de «educación especial». Estará para siempre atrapada en su sitio.

También recomiendo el libro Enseñanza libre y obligatoria de Murray N. Rothbard, que puede descargar (en Doc o PDF) del siguiente enlace:

http://www.miseshispano.org/2015/04/ensenanza-libre-y-obligatoria/

Murray Rothbard identifica la característica crucial de nuestro sistema educativo que lo condena al fracaso (habla de EUA, pero se aplica a prácticamente todos los países del mundo): a cada nivel, desde el financiamiento hasta la asistencia, el sistema descansa en la compulsión en lugar del acuerdo voluntario.

Esto tiene consecuencias. El programa está politizado para reflejar las prioridades ideológicas del régimen de turno. Los estándares se rebajan continuamente para permitir entrar al mínimo común denominador. Los chicos más brillantes no tienen permitido alcanzar su potencial, se ignoran las necesidades individuales de los niños y los que tienen un nivel promedio se vuelven poco más que los engranajes de una máquina. Los mismos maestros están maniatados por un aparato político que sigue cada uno de sus movimientos.

Rothbard explora la historia de la educación compulsiva para mostrar que nada de esto es un accidente. El Estado ha utilizado la educación compulsiva, respaldada por una ideología igualitaria, como medio para controlar a los ciudadanos.

También recomiendo la obra de Luis Jorge Zanotti, está en el siguiente link: http://luiszanotti.com.ar/

O alguno de los libros de John Caldwell Holt (aunque están todos en inglés).

Tal ves no se esté de acuerdo con todo lo que se expone o plantea en esos libros o con esos autores, pero ayuda a entender mejor cómo se ha llegado a la situación actual.

Crisbio

Anónimo dijo...

Para concluir, un fragmento del discurso del profesor Gatto "Por qué la escuela no educa":

La crisis de nuestra escuela es un reflejo de una crisis social más amplia. Parece que hemos perdido nuestra identidad.

Niños y ancianos son encerrados y aislados de fuera de lo que sucede en el mundo hasta un grado sin precedentes – nadie habla con ellos ya – y sin niños y ancianos mezclándose en la vida diaria una comunidad no tiene futuro ni pasado, solo un presente continuo.

La verdad es que las escuelas no enseñan nada salvo como obedecer órdenes. Esto es un gran misterio para mi porque miles de personas, gentes responsables trabajan en las escuelas como profesores, cuidadores y gestores pero la lógica abstracta de la institución sobrepasa sus contribuciones individuales.

Aunque los profesores se preocupan y trabajan duro, la institución es psicopática – no tiene conciencia -. Suena la sirena y el joven que se encontraba escribiendo un poema debe cerrar sus cuaderno y moverse a otra aula donde deberá memorizar que el hombre y el mono derivan de un ancestro común.

Nuestro sistema de enseñanza obligatoria es un invento del Estado de Massachussets hacia 1850. Fue resistido – a veces hasta con las armas por un considerable 80% de la población de Massachussets- con un último reducto en Barnstable On Cape Cod que no entregaron a los niños hasta la década de los 1880 cuando la localidad fue asediada por el ejército y los niños marcharon a la escuela escoltados.

No creo que nos libremos de las escuelas en un futuro cercano, no ciertamente en lo que me queda de vida, pero si hemos de cambiar lo que se está convirtiendo en un desastre de ignorancia, hemos de entender que la institución educativa “escolariza” muy bien, pero no “educa” – algo por completo inherente al diseño organizacional.

Es absurdo y anti-vital ser parte de un sistema que te obliga a sentarte en lugares recluidos para gente de la misma edad y clase social que tú. Ese sistema te aparta radicalmente de la inmensa diversidad de la vida y de las sinergias de la variedad, de hecho te castra tu propio ser y futuro, acoplándote a un presente continuo de igual forma a como lo hace la televisión.

Es absurdo y anti-vital moverte de aula en aula al sonido de una sirena durante todos los días de tu infancia natural en una institución que no te permite ninguna privacidad y que incluso te la quita en el santuario de tu propia casa pidiéndote que hagas tus “deberes”.

Dos instituciones controlan a día de hoy la vida de nuestros hijos: la televisión y la escuela, por este orden. Ambos reducen el mundo real de sabiduría, fortaleza, templanza y justicia hacia una abstracción sin final y sin frenos.

En los siglos pasados los niños y adolescentes estaban ocupados en trabajo real, caridad real, aventuras reales, y en la búsqueda real de maestros que pudieran enseñarnos lo que realmente queríamos aprender.

Tenemos que devolver a los niños tiempo libre desde ya mismo porque esa es la clave para el auto-aprendizaje, y debemos re-introducirles en el mundo real tan rápido como sea posible para que el tiempo libre pueda ser gastado en algo más que abstracciones.

No es la culpa de los malos profesores o del poco dinero gastado, es que es imposible que la educación y la escolarización puedan llegar a ser alguna vez la misma cosa.

Aunque al Estado eso no le importa.

Discurso completo en: http://www.elblogalternativo.com/2009/08/21/por-que-la-escuela-no-educa-discurso-de-john-taylor-gatto-maetsro-del-ano-en-nueva-york-durante-3-anos/

Crisbio