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9 de marzo de 2011

LUCHA DE GIGANTES

No, no me refiero a la canción clásica del rock en español cantada por el grupo "Nacha Pop" en los 80, de rebuscada y filosófica letra, sino a lo que estamos viendo en nuestro país de los monopolios: de un lado, TELMEX y todo el Grupo Carso, especialmente "Radiomovil DIPSA," mejor conocida por el nombre comercial o más bien marca: "Telcel" contra el duopolio televisivo conformado por Televisa y TV Azteca. (En la foto que abre esta entrada podemos ver a Slim y a Emilio Azcárraga Jean, propietario del imperio televisivo, muy amistosos, antes de que empezara el actual conflicto).

El Señor Carlos Slim Helú, el hombre más rico del mundo, me provoca ideas contradictorias, por un lado, es símbolo innegable del éxito de la diáspora libanesa que encontró en México, desde el Porfiriato, en la década de 1890 y hasta los años 40 de este siglo, un refugio seguro. La inmensa mayoría de los inmigrantes libaneses en México han sido Cristianos Ortodoxos, cuyo líder es el Obispo Antonio Chedraui, o Cristianos Católicos-Maronitas que huyeron del recrudecimiento de la intolerancia desplegada por la mayoría musulmana libanesa bajo el impulso otomano en las últimas décadas del siglo XIX que vieron en los cristianos a aliados de los franceses que intervenían en la antigua Fenicia aprovechando la decadencia del Imperio islámico o, posteriormente, huyeron de las tensiones étnicas en aumento que desembocarían en la fundación del Estado de Israel, tras la Primera Guerra Mundial y hasta 1948. Esta migración, y el éxito de los libaneses que acudieron a México fue retratada en varias ocasiones por el cine nacional de la "Epoca de Oro", siendo memorables las interpretaciones de Joaquín Pardavé al respecto.

No puede negarse que Slim encarna en mucho esa cultura del esfuerzo heredada de sus padres migrantes que llegaron de Líbano en la última etapa de esa migración, la visión empresarial y de negocios que caracteriza a los Libaneses desde la época en que se les conocía como Fenicios, y que ha hecho de esta comunidad la minoría étnica más poderosa e influyente en México y que contrasta en mucho con el espíritu de indolencia, conformismo y mediocridad que tenemos los mexicanos criollo-mestizos, por lo que no es de extrañarse que haya tantos apellidos libaneses relacionados con el éxito: Chedraui, Harp, Farah, Hayek, Chalita, Alí Modad, entre otros muchos, y que en el aspecto religioso, la veneración a San Charbel Makhlouf, eremita y sacerdote libanés, culminación del monaquismo oriental en el siglo XIX, (es el más antiguo del Cristianismo, iniciado en el siglo III d.C.) hoy en decadencia ante la tremenda presión musulmana, haya trascendido a esa comunidad y últimamente se haya generalizado en todo el catolicismo mexicano.

Sin embargo, Slim también es muestra de lo peor de nuestro sistema económico anclado en el Mercantilismo colonial y tildado por los norteamericanos como el prototipo del "capitalismo de compadres"  o "crony capitalism" y muestra de la falta que nos hace un verdadero liberalismo en nuestra Economía: Slim logró su inmensa fortuna gracias a su trabajo, sí, pero no lo habría podido lograr, como dirían los Beatles, sin una pequeña ayuda de sus amigos en el poder. Existe una inmensa diferencia entre un Bill Gates o un Steve Jobs que iniciaron sus negocios en las cocheras de sus casas y el libanés: aquellos surgieron de la nada y construyeron sus imperios sin ayuda de nadie y sustentándose en ofrecer a los consumidores productos novedosos y revolucionarios, Slim, en cambio, recibió de la Administración de Carlos Salinas de Gortari un monopolio gubernamental funcional y operannte, la única compañía telefónica existente desde los años 60, por lo que el hacerse multimillonario fue increíblemente fácil, no hacerlo era imposible, y todo gracias a ser amigo del entonces Presidente (incluso, ha corrido la leyenda urbana de que el dueño de todo el imperio es Salinas, y que Slim es sólo un prestanombres, cosa que me parece falsa, aunque posiblemente el ex-mandatario sí sea su socio en algunos negocios), recordemos que uno de los grandes errores de Salinas fue pretender crear una élite empresarial mexicana desde arriba y escogiendo como prospectos de magnates a sus amigos y conocidos, algunos de pésima memoria, como Cabal Peniche o Jorge Lankenau o "el Divino", entre otros.

Con TELMEX como la gallina de los huevos de oro, Slim consiguió los recursos que le permitieron invertir en otros negocios: la popularización de la telefonía móvil o celular, a fines de los 80 e inicio de los 90 le permitió crear una empresa: Radiomóvil DIPSA con la marca TELCEL que rápidamente se extendió por todo el país, dejando poco espacio para la competencia, misma que apareció de manos de la empresa fabricante de materiales eléctricos IUSA, que fundaría IUSACELL, aunque posteriormente pasaría a manos de Grupo Salinas, es decir, TV Azteca y que pese a que desde entonces ha manejado un mejor servicio y mejores precios, no ha podido obtener el mismo número de usuarios que TELCEL, misma que desde sus inicios se comercializó hasta en la sopa. Después, Slim incursionó en el comercio y compró a los tradicionales almacenes y restaurantes Sanborn`s, cadena comercial emblemática desde el siglo XIX, y se adueñó también de las tiendas departamentales Sears, que en México son diferentes e independientes de la original cadena norteamericana Sears-Roebuck, que ante sus problemas financieros le vendió al magnate las tiendas ubicadas en nuestro país, conservando únicamente el nombre y por el que paga una bicoca a la deprimida empresa gringa en su alto edificio de Chicago.

En cuanto a Televisa y TV Azteca, las mismas son ejemplo de las peores prácticas monopólicas en nuestro país. La primera tiene estrangulado al mundo del espectáculo en México desde los años 70, mediante vetos, contratos de exclusividad y otras medidas contrarias a la libertad de trabajo, con la ayuda de sindicatos de actores y músicos, como la ANDA (Asociación Nacional de Actores), ANDI (Asociación Nacional de Intérpretes), la Asociación de Autores y Compositores, etc. amaestrados y domesticados, bajo el mando de caciques salidos de las filas de Televisa. Esto ha provocado tras cuarenta años, que la farándula mexicana se encuentre naufragando en el océano de la vulgaridad y la mediocridad; bastó con ver el domingo la edición de los premios TV y Novelas (revista también de la misma empresa) para constatar lo patético del nivel de las producciones y de los actores-empleados de la empresa; de TV Azteca, mejor ni se habla, su programación es todavía peor, a un grado espantoso.

Ambas televisoras además, no han comprendido el agotamiento de las Telenovelas como género, y aunque han tratado de hacer o producir series de TV, piensan que las mismas son iguales que las novelas, pero con los personajes diciendo majaderías.

Televisa por supuesto, también tiene su historia de romance con el poder: su nacimiento y desarrollo corre a la par del régimen priísta, del que fue prácticamente vocero y pilar. TV Azteca, por su parte, es producto también de las privatizaciones del sexenio de Salinas de Gortari, favoreciendo a su pariente lejano Ricardo Salinas Pliego, hijo del magnate de la plata Hugo Salinas Price.

El caso es que TELMEX quiere entrar en el negocio de la TV abierta, no en el de paga, que aún tiene un mercado muy restringido en México y hay una gran competencia, pues hay numerosas empresas "cableras" desde Megacable y Telecable, basadas aquí en Guadalajara, a Cablevisión, la más antigua y que es subsidiaria de Televisa, y otras muchas, aparte, ya entró al negocio de la Televisión satelital con "Dish", mientras tanto, Televisa y TV Azteca quieren entrar al negocio de la telefonía en igualdad de circunstancias que el monopolio del libanés.

Y es que de hecho ambas ya participan en ese negocio: Televisa a través de Nextel y TV Azteca a través de Iusacell-Unefon, pero resulta que no pueden competir en igualdad de circunstancias con Slim ya que éste es dueño de toda la infraestructura telefónica del país, heredada directamente del gobierno. Cuando se dió la privatización, Slim recibió tanto a TELMEX como a la subsidiaria de ésta en el norte del país: NORTEL y el paquete incluyó tanto la mayor parte de las acciones que eran del Estado como toda, absolutamente toda la infraestructura: cableado, equipo de transmisión, oficinas, instalaciones, vehículos, todo... dándose la compra por Slim del otrora monopolio gubernamental, el libanés fue bastante listo y empezó a comprar las acciones de la telefónica que estaban en manos de particulares, de una etapa, entre 1960 y 1980, en que toda persona que contrataba el servicio, además de su línea recibía también una acción, integrante, claro está, de la parte minoritaria del capital social de TELMEX, pero además, Slim incrementó la cobertura del servicio telefónico en el país, y así, habiendo adquirido la empresa en 1990, para 1997, año en que empezó a "abrirse" el sector a la libre competencia, al menos en larga distancia, su gigante era dueño de toda la infraestructura, por ello, las otras telefónicas que aparecieron, como Avantel, Alestra y hasta el otro ex-monopolio norteamericano AT &T, rentaban las líneas para prestar sus servicios: el resultado, por supuesto, fue el fracaso y cierre de dichas empresas, sobreviviendo apenas y como competencia minúscula, ya también prestando el servicio de telefonía local, Axtel y su simpático marcianito que le sirve de logotipo.

En el caso de las telefónicas que proporcionan el servicio a celulares, como IUSACELL o NEXTEL o la poderosa empresa española MOVISTAR, resulta que deben pagarle también a Slim por el servicio de interconexión con la mayor cobertura de TELCEL y con las líneas telefónicas de TELMEX, por lo que, sin lugar a dudas, queda claro que el fenicio es el amo y señor de las comunicaciones en México, y teme la competencia que le puedan ofrecer las televisoras, tanto el dupolio de la TV abierta, como las cableras, que ya incursionan en la telefonía. Por lo pronto, el Sr. Slim y su monopolio, al restringir y ahorcar a la competencia es responsable directo de que en México tengamos uno de los servicios telefónicos más caros y malos del mundo, tanto de parte de las empresas de su propiedad como de sus competidoras, que deben recuperar los costos de las tarifas que les cobra.

Slim ha hecho de todo por conservar su posición, desde aliarse a López Obrador antes de las elecciones del 2006 por que le sonaba magnífica su propuesta de cerrar la economía y establecer el proteccionismo de nueva cuenta como en la época de López Portillo y anteriores, para así mantener su empresa reinante por encima de todos los demás. También coqueteó y se alió cuando le convino con el PAN de Fox y de Calderón. Ahora, posiblemente junto con los Vargas, dueños de MVS dirigieron el ataque orquestado por Noroña-Aristegui para presionar al presidente por la apertura de una licitación para una nueva cadena de TV abierta, y en su ofensiva contra el duopolio televisivo ha encontrado apoyo en el Grupo Reforma de la prensa escrita de los Junco de la Vega, que como recordarán, ya trae pleito con Televisa desde que ésta denunció la promoción a la prostitución que se hace en los diarios de dicho grupo informativo.

En resumidas cuentas, estamos ante un pleito en el que no existen ni buenos ni malos, se conflictúan intereses enfrentados tanto de tipo económico como de posiciones políticas con miras al 2012, donde cada grupo mediático ya tiene a su candidato. Pero a nosotros, los mexicanos de a pie, nos pasa como en la película de Alian Vs. Depredador: "No importa quién gane, nosotros perdemos".


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