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1 de febrero de 2011

LA CRISIS EGIPCIA II

1.- Panarabismo Vs. Fundamentalismo:


Mohamhed Alí fue derrotado por haberse precipitado demasiado en sus ambiciones imperiales para el renacido Egipto, además, su proyecto de modernización del país y de formación de fuerzas armadas poderosas descansaron en el endeudamiento externo, con lo que le abrió las puertas a los intereses extranjeros, y es que Egipto mostraba un problema que aún hoy en día tiene: su Economía descansa, igual que en la época de Keops y su Gran Pirámide, en la agricultura  y la manufactura  prácticamente artesanal de artículos textiles y suntuarios y los intentos por establecer una industria nacional han quedado siempre truncos. Aquello había bastado en la Antigüedad para que Ramsés II presumiera de gobernar  al país más rico del mundo mediterráneo en el 1200 a.C. o para que los Romanos lo considerasen la "joya de la corona" de los  Césares y el almacén de grano del Imperio, pero en los siglos XIX, XX y XXI no era suficiente para sostener a un Estado que buscaba su Independencia y además recuperar su muy lejano estatus de potencia mundial, piénsese que mientras Alí era vencido, Inglaterra entronizaba a Victoria I, quien lanzaba a su país a la conquista de Africa y al dominio de los mercados mundiales, apoyada en una poderosísima industria mecanizada y una flota inmensa tanto mercante como de guerra impulzada por el vapor.

Los sucesores de Mohamhed Alí al frente del país del Nilo no tuvieron la misma altura de miras ni su capacidad, no continuaron con el programa de reformas, de creación de un sistema educativo moderno ni de dar el paso a implantar actividades industriales. Por otro lado, la Independencia recién obtenida, pues la subordinación al Sultán Otomano era más nominal que real y sobre todo de tipo religiosa, pues el Sultán era el Califa o vicario de Mahoma y máxima autoridad religiosa de todo el Islam Sunnita, era cada vez más acotada por los Ingleses, que sustentándose en la enorme deuda contraída por los "faraones" de la dinastía de Alí, aprovecharon por hacer cada vez mayor su presencia en Egipto y usarlo como cabeza de puente para penetrar en Africa, aparte de la administración del Canal de Suez y su vía como paso del Mediterráneo al Mar Rojo y de ahí a la mayor posesión británica: la India.

Esto, si bien no despertaba a los indolentes soberanos de la casa de Alí, sí indignaba al pueblo, y estimuló tanto al creciente nacionalismo que deseaba el resurgimiento de Egipto como una potencia moderna, industrial y militarmente fuerte, cercana a Occidente pero que fuese respetada por éste, como a aquellos que deseaban que Egipto se cerrase a un Occidente cristiano malvado e imperialista y volviese a sus raíces e identidad musulmana; quedaban sembradas las raíces de dos vertientes políticas en Egipto que hoy pueden encontrarse en lucha dentro de los tumultos y protestas que contemplamos a través de TV e Internet.

La situación se agravó con la I Guerra Mundial: los Británicos, deseosos de mantener el control sobre el Canal der Suez y ante el sentimiento antibritánico de la población y gobierno egipcios acrecentó su presencia en el país, provocando la ruptura ahora sí total entre Egipto y la "Sublime Puerta", ya que ésta se había aliado a Alemania y a Austria-Hungría en un vano intento por restaurar su poder imperial. Sin embargo, al terminar la contienda, Turquía sería la fuente de acontecimientos que cimbrarían las conciencias y los fundamentos polìticos de Egipto y de todo el mundo musulmán: En 1920, tras el desmembramiento del Imperio con el Tratado de Lausana, el General Mustafá Kemal derroca al último Sultán Mohamhed VI, proclama la República y además, suprime el Califato, esto es, el Islam queda sin cabeza, posteriormente, impulsado por un fuerte nacionalismo, inicia una política y medidas para que los turcos refrendasen su identidad propia respecto a los pueblos de lengua árabe y raza semita y a los persas, y también para que los turcos se asumiesen (falsamente) como europeos, modifica la forma de vestir, la escritura y las costumbres buscando la occidentalización y un régimen presuntamente laico, aunque mantiene el símbolo religioso de la media luna como escudo nacional en la bandera turca y en el fondo el Islam es inherente a la identidad turca.

El ejemplo de Atatürk cala hondo en los países árabes, entre ellos Egipto, donde surgen reformistas que desean establecer regímenes cercanos a Occidente, nacionalistas, laicos y modernizadores; pero también provoca una reacción de grupos que deseaban la restauración del Califato y la unidad del Islam, que veían en la entrada de la influencia de Occidente el enemigo del Islam y así, en 1922, mismo año en que los Británicos se fueron de Egipto definitivamente, (aunque volverìan en la II Guerra Mundial ante la amenaza de Rommel y su Afrikakorps) surgía el primer partido o grupo político fundamentalista islámico: "Los Hermanos Musulmanes" que al parecer, hoy en día tienen mucho que ver en las protestas que estamos viendo.

La dinastía de Mohamhed Alí continuó gobernando de forma muy indolente los años siguientes, sin avanzar en el camino de reformas modernizadoras ni tampoco a favor del integrismo islámico, únicamente Egipto buscaba mantener contacto con Europa y con un nuevo actor: EUA, ambos fuentes de recursos y de turistas; entre tanto, la oposición tanto de nacionalistas laicos que se fue anidando en el ejército, como de los religiosos, que permaneció mucho tiempo en u segundo plano, crecía. Ambos movimientos tomarían fuerza con una pequeña ayuda de Occidente: con el nacimiento del Estado de Israel.

Sin el Estado de Israel, probablemente hoy en día las sociedades musulmanas se hayarían en proceso de occidentalización y el Islam estaría relegándose cada vez más a un segundo plano en forma similar al fenómeno de la secularización o incluso de descristianización que ocurre en Occidente; pero la incrustación de Israel y el desplazamiento de los Palestinos dieron a los islámicos el pretexto para una poderosa y feroz reacción de las dos tendencias presentes: los reformistas y los fundamentalistas. Tras la Guerra de 1948 en que Egipto y sus aliados árabes son derrotados, el descontento favorece a los primeros y caen las monarquías: en Egipto, la monarquía de los Alí se derrumba: Fuad II es destronado y el ejército proclama la República.

De entre los militares golpistas, destacó Gamal Abdel Nasser (en la foto) que pronto se hizo con el poder y se proclamó Presidente, desplazando al líder original de la Revolución: el General Naguib, e hizo de la destrucción de Israel su objetivo a seguir, pese a ello, era claro que su régimen, englobado dentro del movimiento pan-arabista Baath que también tomaba el poder en Irak y en Siria, era pro-Occidental en muchos aspectos, modernizador y laicista, pero la necesidad lo hizo aliarse con la Unión Soviética en muchas ocasiones. El régimen de Nasser, inspirado en mucho por el de Atatürk en  Turquía, se caracterizó por ser igualmente autoritario y establecer un sistema económico socialdemócrata con una gran intervención del Estado en las actividades productivas y comerciales, populista y asistencialista.

Realmente, Nasser fue un líder comparable a Mohamhed Alí y digno de admiración pese al odio ciego que le profesó a Israel, que no a los Judíos, por motivos nacionalistas y pan-arabistas, esto es, el deseo de lograr la unidad de todos los pueblos que han adoptado la lengua árabe; Nasser fue el alma de la Liga Arabe, hombre incansable pese a su diabetes, cuyas complicaciones lo llevarían a la tumba a fines de los 60, sinceramente patriota y deseoso de convertir a Egipto, al igual que el monarca albanés un siglo antes, en una potencia regional y reconocida en pie de igualdad por los Occidentales y el Bloque Comunista, pretendió tomar también el liderazgo del llamado Tercer Mundo o países no alineados. Su momento de mayor gloria quizá fue cuando nacionalizó al Canal de Suez y gestionó admirablemente la crisis asumiendo el papel de víctima ante las ambiciones británicas y ganando el apoyo de EUA en esa ocasión, dejando en ridículo a Inglaterra y Francia. Sin embargo, su avocamiento a una política exterior ambiciosa sin embargo, hizo que al interior de Egipto no se vieran cambios profundos, pese a que, con la colaboración de Ingenieros Rusos, Nasser puso punto final al eterno problema de la regulación de las aguas del Nilo que con sus crecidas o sequías podían llevar al país al hambre o la abundancia desde los tiempos faraónicos; sin embargo, quedó patente que Egipto seguía siendo un país agrícola, y además, carente de una agricultura tecnificada, utilizando métodos arcaicos que no han cambiado en milenios.

Por ello, las empresas militares de Nasser sustentadas en acabar con Israel fracasaron ampliamente, como fue en la Guerra de los Seis Días, pues aunque Rusia le había dado armamento y atacado al Estado Judío en compañía de Siria y de Jordania, la débil economía, la mala organizacion de las tropas y la superioridad tecnológica del ejército israelí hicieron que la derrota fuera desastrosa; igualmente, sus proyectos de unificación de los países árabes con la formación de la República Arabe Unida con Siria en 1957 a 1961 fueron fallidos.

A su muerte, le sucedió el General y Jefe del Gabinete: Anwar El-Sadat, quien originalmente había pertenecido a los Hermanos Musulmanes para luego ser partidario y miembro de la Liga de Oficiales Libres, después, Partido Unión Arabe Socialista, con Nasser. Aunque al principio quiso seguir el mismo camino que su predecesor, librando la Guerra del Yom Kippur contra Israel en que Egipto nuevamente fue derrotado, Sadat tuvo menos sueños de grandeza y se convenció de que debía obtener el apoyo de EUA y la paz con los Judíos.


2.- Sadat o el viraje Pro-Yankee:




Sadat dió un viraje de 180° a la Política Exterior egipcia, se dió cuenta que Israel era imposible de vencer, al menos mientras tuviera el apoyo norteamericano tanto militar como económico y Egipto una economía débil y una dependencia de la ayuda militar soviética, que era indudablemente, de inferior calidad; el país del Nilo, que en la época de los Faraones era el más rico del mundo, con las riberas del Nilo siempre cultivadas, las minas de oro en apariencia inagotables y el comercio fluyendo por mar o tierra hacia él era ahora un país estancado en el tiempo que necesitaba de fuertes inversiones y una serie de reformas económicas agresivas a fin de lograr hacerlo despertar.

Egipto necesitaba paz y estabilidad, así que canceló las aventuras militares de Nasser y pidió sentarse a la mesa de negociaciones con Israel a fin de lograr un tratado de paz definitivo. En los conflictos pasados Egipto había incluso perdido territorios, como fue la Península del Sinaí, de gran significación histórica para los hebreos, que ahora la ocupaban, por lo que, con la mediación de Jimmy Carter, Sadat y Menachem Begin se sentaron a la mesa de negociaciones, culminando con el Tratado de Paz de Campo David, por el cual Egipto se convertía en el primer Estado Arabe-Musulmán (Turquía, país islámico pero no árabe ya lo había hecho como miembro de la OTAN) que reconocía a Israel y sentaba las bases para una relación pacífica y duradera entre ambos países. Ambos mandatarios recibieron por ello el premio Nobel de la Paz.

Sin embargo, Sadat, al firmar el tratado, firmaba su sentencia de muerte. Internamente, se volvió impopular por su política económica al desmantelar el tinglado de Estado de Bienestar construido por Nasser, y cambiarle el nombre al partido político oficial para despojarlo del membrete "Socialista", buscando incentivar una política de libre mercado alimentada por inversiones norteamericanas y por la ayuda económica que empezó a recibir del Gobierno de Washington, molestó a multitud de beneficiarios del asistencialismo nasserista, pensionados, burócratas, campesinos subsidiados, etc. Pero además, la paz fue percibida como una traición.

Para los laicistas-nacionalistas-panarabistas en el poder, la paz con Israel fue una traición al legado de Nasser al abandonar a su suerte a los "hermanos" Palestinos; para los opositores refugiados en los Hermanos Musulmanes y otros movimientos islamistas radicales, fue una traición al Islam al abandonar a otros creyentes en manos de los Judíos y permitir la influencia de EUA, el "Gran Satán" en la sagrada tierra egipcia. Un día de octubre de 1981, presenciando un desfile militar, fue tiroteado por unos soldados de entre las tropas que participaban en el festival, cercanos a la Hermandad Musulmana al grito de "¡Muerte al Faraón!" pues por el autoritarismo tomado por los presidentes egipcios les hacìa a ojos de la oposición, semejantes a los antiguos monarcas preislámicos.

Junto a Sadat, y salvando su vida de milagro, se encontraba el Comandante de la Fuerza Aérea y Primer Ministro o Jefe de Gabinete: el General Hosni Mubarak.

3.- Hosni Mubarak: la dictablanda inmóvil.



Mubarak, al ser Jefe de la Administraciòn fue elevado a la primera magistratura de Egipto en forma interina por el Parlamento, y despuès confirmado en el republicano trono faraónico por unas "elecciones" similares a las desarrolladas por aquel entonces en México (que ante el panorama actual, como en Guerrero, uno ya no sabe qué es mejor) en las que contendió como candidato único, al ser perseguida la Hermandad Musulmana y reducidos a la mínima expresión los demás partidos.

Al igual que Nasser y Sadat, siguió la tradición maldita de los líderes modernos egipcios de ser "candil de la calle y oscuridad de su casa" (de su pirámide en el caso egipcio, jajaja), como dice el refrán, y Don Hosni ha sido, sin duda uno de los personajes más influyentes e importantes de la diplomacia en el Medio Oriente; sin duda, se trata de un buen hombre, pero que se durmió en los laureles de sentirse intocable y necesario ante el apoyo norteamericano y las buenas relaciones, --aunque tensas por momentos, como en el caso de las guerras en Líbano y Gaza--con Israel, por ello, Mubarak ha durado ya en el poder casi 30 años y además, prepara una sucesión dinástica en favor de su hijo Gamal. Entre tanto, la diplomacia egipcia ha producido a otros notables, como Boutros Ghali, Secretario General de la ONU a finales de los 90 y opositor al unilateralismo norteamericano de la "Era Clinton" y Mohamhed El-Baradei, hasta hace poco Director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, órgano subsidiario de la ONU y de quien hablaremos más adelante.

Realmente, lo que está causando la revuelta no es tanto la permanencia vitalicia de Mubarak en la presidencia de la "República", sino su inacción y la inmovilidad, sobre todo en materia económica al interior de Egipto. Han sido 30 años en que el país del Nilo ha conocido al fin un periodo de paz y tranquilidad completo que hubiera permitido el desarrollo económico y la mejora de las condiciones de vida, pero que el hoy viejo presidente, de 82 años, ha desperdiciado totalmente, dedicado únicamente a la política exterior como mediador o árbitro oficial de la región, ha basado el sostenimiento de Egipto en la ayuda financiera norteamericana y en el turismo pero los egipcios no han abandonado su dependencia a la agricultura en sus campos de regadío como desde hace 4,000 años, por ahí han logrado incluso aumentar las tierras fértiles y dedicarse incluso a la siembra y explotación forestal de especies maderables, lo que significa un gran éxito, pero no es suficiente; mientras que otros países musulmanes, como Irán que empieza a convertirse en generador de tecnología, o las monarquías del Golfo Pérsico que han roto su dependencia total del petróleo y ahora incursionan en las finanzas, comunicaciones o inversiones inmobiliarias y transportes, Egipto no sale de tener una economía rudimentaria, basada en la explotación del algodón y el lino como principales productos de exportación, y una agricultura de subsistencia.

Como resultado, la gran mayoría de la población se encuentra en situación de pobreza extrema, viviendo con apenas $2.00 dos dólares al día, mientras el Estado es omnipresente, pues Mubarak canceló la liberalización económica iniciada por Sadat y volvió al asistencialismo de Nasser, buscando ganar popularidad, y la corrupción se encuentra desatada, por ahí está la figura de Zaffi Hawass, Director de la Oficina de Arqueología y Antigüedades (el equivalente al INAH mexicano) quien es hasta estrella de TV saliendo en todos los programas que sobre Egipto producen National Geographic o Discovery Channel y demás, y quien ha sido denunciado como un verdadero capo mafioso de la ciencia que se atribuye descubrimientos ajenos, comercia con antigüedades o exige fuertes sumas a las instituciones y científicos que desean hacer investigaciones en Egipto, todo bajo el amparo de su gran amigo: Don Hosni.

Ante esta situación y un asistencialismo ineficiente y corrupto del Estado, el hueco ha sido llenado por la Hermandad Musulmana, que, desplazada de la acción política por el Gobierno de Mubarak (que no ha sido una dictadura feroz, eso sí, pero ha bloqueado el crecimiento de partidos opositores y fuerzas políticas diversas a las oficiales) durante muchos años, se avocó a brindar asistencia social y educación a muchos sectores de la población: escuelas, hospitales, cajas de ahorro, viviendas económicas y financieras populares aparecieron bajo el amparo de esta organización, en forma similar a lo hecho por Hamás y Hezbollá en Líbano y Palestina. No es de extrañar que, ante las presiones internacionales, Mubarak haya hecho algunas concesiones a la libertad política y en las elecciones legislativas de hace 4 años, al presentar candidatos, la Hermandad haya crecido enormemente y ganado escaños; cosa que no volvió a repetirse en noviembre pasado, pues Don Hosni rescató de los archivos las recetas del dios Thot y del tambièn egipcio Hermes Trismegisto, fundadores de la Alquimia y las aplicara al proceso electoral, arrasando el partido oficial en la conformación de la nueva legislatura, lo que propició mucho descontento.

4.- ¿Què està pasando y qué pasará?

No cabe duda que el Fundamentalismo Islámico está ganando terreno en Egipto y que lo que estamos presenciando por TV e Internet es muy similar a lo vivido en 1979 en Irán y puede tener consecuencias tremendas no solo para el Medio Oriente, sino mundiales; si bien es cierto que la Hermandad Musulmana no ha aparecido como la organización que está abiertamente frente a la protesta, sino que parece muy similar a lo ocurrido en Túnez, donde hasta el momento no se ve ni pies ni cabeza al movimiento ni al gobierno emanado del mismo, bien puede ser la usufructuaria de todo el proceso, como al final lo fue Khomeini en la antigua Persia; a diferencia de lo ocurrido en Túnez, la Hermandad Musulmana es el único movimiento político que aparece con fuerza en la oposición a los Nasseristas encabezados por Mubarak y es claro que ha nacido en Egipto un movimiento que busca el integrismo, sólo así se explica el ataque sufrido por los Coptos cuando celebraban la Navidad, rompiendo con la política de tolerancia e igualdad seguida en líneas generales desde Mohamhed Alí y hasta Mubarak, aunque la mayoría musulmana, durante los últimos años de su mandato, había estado aumentando su hostilidad hacia los Cristianos.

Resulta por tanto ingenuo como festinaban en muchos medios islamofóbicos, como "Libertad Digital" (donde a veces, en estos temas les falta objetividad) pensar que este movimiento desembocará en el establecimiento de Democracias Representativas al estilo norteamericano o europeo; los egipcios y su añeja civilización carecen de la cultura o los antecedentes que los hagan proclives a ello, si surge un gobierno con participación popular será a su estilo, por así decirlo, y eso implicará en mucho, que sea un régimen acorde con las tradiciones islámicas vigentes desde hace 1,400 años, y con las tradiciones autoritarias que en Egipto existen desde el Faraón Narmer, en el 2500 a.C. Y resulta cómico, que ahora, que se han estado dando cuenta de ello, llamen a que se respete la democracia egipcia que surja, siempre y cuando no establezca un régimen islámico-tradicionalista tipo Irán, cayendo en la contradicción de querer que se imponga la voluntad del pueblo egipcio, pero siempre y cuando sea conveniente para Occidente, jajaja que curioso, ¿no? ¿Y los egipcios, apá?

EUA y Obama bien saben eso, pero es patètico ver a la decadente potencia mundial tambalearse en su indecisiòn: le conviene Mubarak, siempre un aliado fiel en la región, pero no puede apoyar abiertamente a un dictador, por imagen, le convendría apoyar al pueblo, pero no le conviene en cuestiones de fondo por ser enemigo de Israel y antiamericano; para colmo, quien ha saltado al ring ya saboreándose el antiguo trono de Osiris y Horus es El-Baradei, quien se ha vuelto un opositor decidido a los gringos, desde la Invasión de Irak que el señaló las mentiras del régimen de Bush respecto a las armas de destrucción masiva y hasta hace poco, todavía al frente de la Agencia de Energía Atómica actuó prácticamente como encubridor y tapadera de Irán y su programa nuclear; por lo que no es de extrañar que este señor cuente con el aval y apoyo persa y de la Hermandad Musulmana.

No cabe duda, Egipto es una emocionante aventura de más de 4,500 años de duración en la cual, el último capítulo está lejos de escribirse. Sigamos atentos.

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