Uno de los rasgos más preocupantes que he observado desde los terribles hechos del 07 de octubre de 2023 es el incremento del Antisemitismo, mismo que fue observado por el Presidente Trump en Estados Unidos y que ha sido parte de sus medidas en contra de Universidades como Harvard que, desde aquellos hechos, y bajo el abuso del derecho de Libertad de Expresión, han tolerado manifestaciones que si bien pueden ser favorables a la situación humanitaria de los palestinos, han tomado un cariz netamente de censura y persecución de alumnos de religión o etnia judía, pero nacionales de Estados Unidos, a quienes se identifica como culpables del delito de genocidio.
Así, y a pesar de que el 07 de octubre de 2023 el Estado de Israel fue víctima de una verdadera ofensiva dirigida desde Teheran a través del grupo terrorista Hamas, con la evidente intención de desencadenar una serie de eventos que, finalmente, ha culminado en la Guerra de los Doce Días, a la que se sumó, no sin el Estados Unidos de Trump, quien al parecer concertó con Irán darle un final repentino, que pusiera en paz a Israel, la gran perdedora del conflicto, mientras que dejaba a Trump en lo personal como el pacificador, mientras dejaba prácticamente intacto al programa nuclear persa y en vías de normalizar relaciones con Washington, al menos de manera incipiente, es que todos señalan a Israel como el iniciador del conflicto y de estar perpetrando un Genocidio basándose en la información que proporciona "el Ministerio de Salud de Gaza" ejercido por gente de Hamas.
De esta manera, y aprovechando esto, si no es que detrás de ello se encuentran los intereses y los recursos de las grandes fortunas islámicas o del propio régimen iraní, se ha generado un discurso que culpa a Israel de todos la cadena de acontecimientos que se han venido a dar desde aquella fecha, se le ha acusado de genocidio contra el llamado pueblo Palestino, por las operaciones en Gaza contra Hamas y se le censura por un evento como el espectacular operativo de los radiolocalizadores en Líbano para acabar con Hezbollah, milicia patrocinada por los Persas, por "poner en riesgo a los civiles".
¿Porqué de nueva cuenta surge el odio hacia el pueblo hebreo y cada vez hay un mayor clima tenso que anuncia una posible persecución en su contra, incluso en Occidente, con posturas contrarias a él vengan de la Derecha o de la Izquierda política? Creo que hay varios factores que lo explican y aquí vamos a enumerar algunos:
1.- Olvido del Holocausto:
Han pasado 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial y ya quedan muy pocos sobrevivientes de tal contienda y del llamado Holocausto Judío, razón por la cual los testimonios de primera mano escasean y a las nuevas generaciones, sobre todo las personas que actualmente rondan entre los 16 y 35 años, el hablar de aquellas atrocidades perpetradas por el régimen de Adolf Hitler ya no les dice nada, es ya como si les hablaran de los fusilamientos masivos perpetrados por Napoleón y su Mariscal Joachim Murat en Madrid el 03 de mayo de 1808 o los que luego ordenó en Moscú en 1812 tras el incendio provocado que arrasó la capital rusa.
En cambio, los de mi generación todavía teníamos el recuerdo fresco, durante los años de nuestra niñez y adolescencia en los 80 y 90, de lo ocurrido con el Pueblo Judío entre 1933 y 1945; finalmente, apenas habían pasado 40-50 años entre tales acontecimientos y lo que veíamos en clase o en el cine y TV. Hollywood hacía muchas producciones sobre el tema, y en los documentales, numerosos testigos y sobrevivientes hablaban claramente sobre aquellos hechos. Quizá el punto culminante fue cuando Steven Spielberg filmó La Lista de Schindler, quizá la película que mejor y con mayor efecto retrató la persecución de los Judíos por el régimen Nazi, (aunque hizo héroe a un empresario corrupto, coludido con el NSDAP, y que salvó a los Judíos no por altruismo, sino porque era su mano de obra esclava) o lo mismo la miniserie televisiva Remembranza de Guerra protagonizada por el ya anciano pero legendario actor Robert Mitchum.
Sin embargo, ya para el año 2000 las producciones con tal temática disminuyeron, por ahí todavía se filmó El Niño del Pijama de Rayas, pero también una película que trivializó aquella tragedia como The Inglorious Bastards de Quentin Tarantino, reduciéndolo todo a una comedia de humor negro y acción, y ni se diga Jojo Rabbit, donde el cineasta loco (mitad maorí, mitad judío) neozelandés Taika Waititi, tapa la tragedia con humor infantil. Tras series como Band of Brothers o The Pacific, el interés de Hollywood por filmar respecto a la Segunda Guerra Mundial fue cayendo, impulsado también por el propio wokismo que, por ejemplo, prohibe ahora incluso mostrar la simbología del régimen alemán de aquel entonces y censurar hasta el empleo de ciertas palabras, por lo que se dificultaba tratar tales temas abiertamente.
Como consecuencia, la visión que se tiene ahora por los jóvenes de lo acontecido en la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, es borrosa y casi casi legendaria, más porque ahora no se lee y se confía sólo en lo que aparece en vídeos, entre más cortos, mejor. Así, es fácil que crean que no existió y es una mera retórica de propaganda sionista.
2.- Romantización del Islam: De manera similar, pero inversa, es lo que ocurre respecto al Mundo Islámico. El último Califato o Imperio Musulmán, el Turco-Otomano, cayó hace 102 años, en 1923, tras la Primera Guerra Mundial y el Tratado de Sèvres. Debido a la deriva Eurocéntrica de la narración histórica, se le presta muy poca atención y el final de aquella contienda gira totalmente alrededor del Tratado de Versalles.
El hecho está que se ha olvidado que el Islam ha sido una fuerza imperialista, que su expansión más allá de la Península Arábiga se dio mediante la guerra y llegó, en un primer momento, en el siglo VIII, a adueñarse de la mayor parte de España y a amenazar a la actual Francia, donde fue detenido por Carlos Martell en la Batalla de Poitiers, que igualmente se apoderó de Sicilia y llegó a hacer escaramuzas en las goteras de Roma o Nápoles. Se ha olvidado que a los Españoles les tomó setecientos años el expulsarles y lograr la unidad de los reinos ibéricos, pero que en ese mismo momento, en la segunda mitad del siglo XV, el Islam penetró por los Balcanes y destruyó lo que quedaba del Imperio Romano, transformando a Constantinopla en Estambul y convirtiéndola igualmente en capital del Islam Sunnita, sembrando de paso la semilla de las discordias sufridas en lo que sería Yugoslavia en tiempos recientes.
Se ha olvidado que los islámicos esclavizaban o mataban a los habitantes de zonas costeras del sur de España, de Italia o de lo que hoy es Ucrania mediante razias, que arrasaron Hungría y que fueron parados dos veces a las puertas de Viena, y que igualmente fue el Islam el que frenó el desarrollo del África Subsahariana y que convirtió a la esclavitud de las personas de raza negra en un negocio masivo y lucrativo, del que los esclavistas portugueses, españoles, ingleses y holandeses eran sólo el último eslabón y los menos beneficiados del tráfico.
Por el contrario, lo que se difunde es una imagen del musulmán oprimido por el colonialismo occidental y los intereses petroleros de norteamericanos, británicos y franceses principalmente, todo lo cual no se dio sino hasta tiempos recientes con el debilitamiento del Imperio Otomano durante el siglo XIX e inicios del XX, tiempo en que griegos, albaneses, croatas, eslovenos, rumanos o búlgaros lucharon por su libertad e independencia y por terminar con una dominación que aparte de esquilmarlos con impuestos para permitirles mantener su culto cristiano, y restricciones como dimmhi o "sometidos", tenían que soportar el secuestro de niños que eran sometidos a lavado cerebral y convertidos en fundamentalistas islámicos para formar parte del cuerpo de Jenízaros o soldados de élite del ejército musulmán, cuando no, hasta hechos eunucos.
De igual manera, se difunde la idea de que en el Al-Andalus o España Musulmana había la tolerancia religiosa y que fue una edad de oro de desarrollo científico y tecnológico, o lo mismo de la llamada Escuela de Bagdad, atribuyéndoles en exclusiva la conservación de testimonios de la Filosofía Griega, olvidando que en Occidente, los monjes irlandeses y Benedictinos, las escuelas catedralicias, y el comercio y contacto con el Imperio Romano de Oriente y sus Bibliotecas en Constantinopla, Tesalónica, Mistra y monasterios, igualmente atesoraron la herencia clásica y la transmitieron a los nuevos reinos cristianos europeos, lo que llevó al surgimiento de las Universidades que bien pronto dejaron atrás a las Madrasas o escuelas coránicas de Bagdad, Damasco, Samarcanda, Isfahán o El Cairo.
Además de eso existe un enorme desconocimiento sobre la Historia y el desarrollo de los países musulmanes, basta el caso de Irán, del que se conoce el pasado de la Dinastía Aqueménida gracias a su choque con la Grecia Clásica, pero después, pareciera que existe un enorme hueco de oscuridad entre Jerjes, o si se quiere, de Darío III, el derrotado por Alejandro Magno, hasta el Ayatollah Khomeini en 1979. La verdad es que se sabe muy poco de Irán durante los Partos-Arsácidas, los Sasánidas y las demás familias que se sentaron en el trono de Ciro el Grande ya durante la Edad Media (Khorasmios, Selyúcidas, Ilkhanes, Safávidas, etc.) y hasta la caída de Mohamed Reza Pahlavi, tiempos en los que, por ejemplo, libraron una guerra tremendamente catastrófica contra el emperador romano oriental Heraclio que, en mucho, pavimentó el camino para la islamización de Medio Oriente unos pocos años después.
Y ni se diga de Egipto, hay toneladas de libros sobre el periodo Faraónico, mucho menos sobre el Helenístico, pero del Egipto Romano, y sobre todo del Islámico, no hay prácticamente nada, pese a que el país fue sede del Califato Fatimita y posteriormente del Abbasida, gobernado por figuras como Saladino y los Mamelucos, manteniendo su identidad, sin embargo, parece haber un agujero negro entre la caída de Cleopatra y la Presidencia de Gamal Abdel Nasser en el que no pasó nada.
Ante esa, --por supuesto, cierta y evidente-- intervención de las potencias occidentales que abarcó un periodo realmente breve, desde 1830 y la conquista francesa de Argelia hasta más o menos 1960, en el mundo islámico, de la que hablábamos arriba, es que se sustenta la Izquierda Occidental para, con toda incongruencia además, apoyar al Islam militante, sea laico o religioso, desde Nasser, que contó con armas y dinero soviético y del comunismo europeo, a la OLP y demás movimientos terroristas palestinos, o incluso creer que lo que hace Irán es una "guerra de liberación" obviando que, siendo ateos, apoyan a movimientos con raíces religiosas, y según ellos abanderados de la liberación de la mujer, enaltecen a los seguidores de una doctrina para la cual la mujer vale menos que el varón, cuando no, es hasta una propiedad, y cualquier minino es más protegido que una fémina humana, y ya ni digamos que con retórica anti-imperialista, aplauden a regímenes como el persa con una política claramente expansionista.
Por lo tanto, la idea de los musulmanes es que son pobres pueblos oprimidos víctimas del Imperialismo europeo y norteamericano que llevado por el fanatismo libró las Cruzadas y la Reconquista en contra de unos pueblos cultos, sabios y pacíficos, y ahora son los Judíos "genocidas" los que hacen lo propio, es la imperante en buena parte de unos occidentales adoctrinados por la Izquierda para tener complejo de culpa.
3.- La difusión de Teorías de la Conspiración: Algo que ha caracterizado a las redes sociales es lo que ya observaba el escritor y filólogo italiano Umberto Eco en sus últimos años: en Internet, cualquier idiota, como los borrachos de cantina del pasado, pueden expresar su opinión, pero sobre todo, como se ha dado el fenómeno del Influencer, que sobre todo a través de vídeos en plataformas como Youtube, Twitch o TikTok e Instagram sube vídeos o hace publicaciones sobre tal o cual tema, más los que estén de moda, o le aseguren, vía la monetización, poder llegar a tener buenos ingresos.
Muchas veces, para lograr eso, lo que hace es hacer su material sobre temas polémicos o que hagan escándalo, y así, tenemos que ha sido gracias al Internet y las Redes Sociales que se han difundido tesis de lo más absurdas que evidentemente han reportado notables ganancias a sus difusores, y sobre todo con la Pandemia del COVID-19, esto estalló en grande; así, gracias a estos medios es que se han difundido tesis como las del Terraplanismo, la relacionada con éste de que la Antártida es en realidad un "muro de hielo" detrás del cual se encuentran tierras míticas como la Atlántida, Lemuria, Asgard y donde las supuestas élites tienen residencia junto a razas extraterrestres y místicas, la existencia de la civilización super desarrollada de Tartaria, destruida a fines del siglo XIX y borrada de la memoria de todos gracias a una especie de "hipnosis colectiva" (algo que probablemente se tomó del manga/anime Attack on Titan) y por supuesto, la idea de la Conspiración Judía Internacional, misma que fuera originada por el gobierno de Nicolás II en Rusia, cuando ante sus fracasos, sobre todo tras la Guerra contra Japón, decidió que los Judíos eran un excelente chivo expiatorio para explicarlos, antes que reconocer su ineptitud para gobernar como monarca absoluto, y que luego fue retomada por Hitler tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, partiendo de la Leyenda de la Puñalada.
Aunque no es de negarse que muchas de esas tesis sean impulsadas por gobiernos o intereses, es muy probable que la mayoría de las veces son difundidas por Influencers que saben soltar esos temas como clickbaits, se hacen pasar por ser expertos en Geopolítica o Relaciones Internacionales y que explotan siempre la natural desconfianza del ciudadano hacia sus autoridades y su envidia o resentimiento "hacia los de arriba", buscando explicaciones sencillas para el estado de cosas, y una explicación simplista siempre es la conspiración o la idea de que todo lo que pasa es obra de un grupo de personas que lo planea todo entre sombras.
Los Judíos, como más adelante veremos, cuentan con una serie de características que les llevan a ser los eternos sospechosos. Pero fundamentalmente, esto se centra en el que existe una especie de "sobrerrepresentación" en ciertos sectores clave, principalmente en EUA, de Judíos, por ejemplo en los sectores político, desde Henry Kissinger, Anthony Blinken, Victoria Nuland, etc., el financiero y del espectáculo o medios, pensemos por ejemplo en los directivos de empresas como Blackrock, o bancos como JP Morgan o, incluso por su nombre: Goldman-Sachs, en Hollywood, la presencia de actores, directores de cine y productores judíos es bastante evidente: desde los tiempos clásicos con gente como Paul Newman, Kirk Douglas o Tony Curtis, a la actualidad, donde nos encontramos con Gal Gadot, Natalie Portman, Adam Sandler, Steven Spielberg, Dustin Hoffman, Fran Drescher, Scarlett Johansson, Timothee Chalamet, David Corensweet, o personas que no son judías pero sí tienen alguna ascendencia, hebrea, como Harrison Ford, Robert Downey Jr., Zack Efron o Ashton Kutcher, y ni se diga en la ciencia, desde Albert Einstein, Robert Oppenheimer, Carl Sagan, Edward Teller, o la música: el violinista Yehudi Menuhin, el director de orquesta Vladimir Ashkenazi, o los rockeros Paul Stanley, Gene Simmons, Paul Simon, Billy Joel, Geedy Lee, el trovador Leonard Cohen, o Bob Dylan, el productor de los Beatles Brian Epstein, etc., en México, los judíos tienen gran presencia en los medios, y en la política desde que Jacobo Zabludovsky abriera las puertas a ello, así tenemos a presentadores y periodistas como Adela Micha, Leo Zuckermann, David Faitelson, Enrique Burak, Israel Jaitovich, Enrique y León Krauze, actores como Ari Telch y Susana Alexander o el cantante y modelo Ari Borovoy, y en la política pues a la misma Presidente Sheinbaum (no entraré a la polémica de si es realmente judía o no), a Simón Levy, Jorge Castañeda Gutman, David Korenfeld, el hoy prófugo Andrés Roemer, la familia Silva-Herzog, Salomón Chertorivski, entre otros, aunque en el ámbito empresarial son opacados por la comunidad libanesa, mucho más numerosa y con mayor poder económico en nuestro país.
Sin embargo, esto es en realidad reciente, y además tiene una explicación: de entrada, los Judíos, desde tiempos bíblicos, y por estar su religión sustentada en las Escrituras, requirió que desde niños, se aprendiera a leer y escribir, y que esto fuera más allá de un conocimiento reservado a una casta sacerdotal, como por ejemplo, entre los Mayas o Egipcios, y así, las Sinagogas surgieron, antes que como casas de oración, como instituciones educativas durante el exilio babilónico. De esta manera, se empezó a desarrollar entre ellos una Ciencia Teológica, que la podemos ver expresada en las discusiones entre Jesucristo y los Maestros de la Ley, verdaderos exégetas de las Escrituras, y en particular, de la Torá, es decir, el Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia en que se encuentra la Ley Mosaica y el origen del pueblo hebreo. Para los Judíos, el estudio es incluso una obligación religiosa, y no estaba sólo reservado a una élite como ocurría entre Griegos y Romanos, donde el estudio de la Filosofía era propio de los varones, libres, de clase alta. Ayudaba a ello que además, la población era relativamente pequeña, y que en cada pueblo o aldea, se establecía una sinagoga dirigida por rabinos, estudiosos precisamente, de las Escrituras. De ahí empezaron a surgir corrientes de pensamiento y doctrina como los Fariseos, los Saduceos o los Esenios, y algunas extravagancias que, probablemente influenciadas por el Helenismo, y en particular la escuela Pitagórica, derivó en la Cábala, una amalgama de una concepción sagrada de las matemáticas con prácticas religiosas místicas.
Si a eso le sumamos que, ante las posteriores oleadas de persecuciones sufridas por el pueblo Judío a partir de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. y hasta el Holocausto durante los años de la Segunda Guerra Mundial, se desarrolló entre los Judíos un gran instinto de supervivencia y de competencia, todo esto les fue preparando para asumir relevancia en diversos campos, la cual, además, es reciente: en realidad, no fue sino hasta la secularización de la vida política, y de muchas instituciones occidentales, con posterioridad a la Revolución Francesa, que los Judíos comenzaron a ser relevantes socialmente y también cuando los famosos y a menundo, sobrevalorados o agrandados Rothschild labraron por primera vez una gran fortuna, porque si bien los Judíos se dedicaron durante buena parte de la Edad Media y Renacimiento a la banca y la usura, su riqueza palidecía ante las fortunas de los muy católicos Médici (que incluso dieron cuatro Papas a la Iglesia), Fuggar o familias de comerciantes y banqueros venecianos como los Dandolo, Loredano, Barbarigo, etc. Dedicados a esos negocios.
Basta revisar la Historia, y la propia Biblia, para ver que, los Judíos durante la mayor parte de su existencia, jamás fueron considerados como poderosos, ricos o relevantes, en la época de Cristo, eran vistos por los Romanos como un pueblo exótico, más bien pobre que había transitado del nomadismo al sedentarismo agrícola, y además rebelde dado su monoteísmo y su oposición al culto de los dioses olímpicos y de los emperadores, siendo su territorio, como siempre, de importancia estratégica por ser el vértice de unión entre Europa, Asia y África. Incluso en tiempos del Antiguo Testamento, ni siquiera durante su apogeo bajo los reinados sucesivos de Saul, David y Salomón, aunque este último tuviese fama en lo individual de rico, sabio y justo, jamás el Reino de Israel unificado, y posteriormente el de Judá y de Samaria, llegaron a ser considerados potencias, sino más bien se encontraban capoteando los embates de colosos como el Egipto Faraónico, Asirios, Babilonios, Hititas o Persas y en riesgo bajo el ataque de los Pueblos del Mar, principalmente los Filisteos, como otros reinos menores de Medio Oriente: Amon, Moab, Edom, los Amalecitas o los Nabateos, que igualmente giraban en torno de los grandes imperios de la región.
De esta manera, el éxito que muchos han ostentado a lo largo de los últimos 200 años, no ha sido producto de una "conspiración" pactos diabólicos o cosas similares, sino de que se dieran las condiciones para que muchas personas de ese origen étnico o credo, moldeados por una mentalidad de estudio y disciplina de trabajo, competencia, búsqueda de excelencia, supervivencia y pragmatismo, pudiesen desplegar sus talentos así desarrollados en sociedades que les permitieron su inclusión y donde la población no tenía el mismo nivel de preparación cultural que ellos, de ahí que en la cumbre de ciertos campos, se encuentren "sobrerrepresentados". Esto se ve en el caso de muchos Judíos Mexicanos actuales, cuyos abuelos o bisabuelos llegaron a nuestro país en la absoluta miseria, y a base de trabajar en pequeños comercios de comestibles, ropa o accesorios, incluso en mercados tradicionales como el del Barrio de La Merced en la Ciudad de México, fueron asegurando un futuro cada vez mejor para sus descendientes
4.- La Relación con Estados Unidos: Debido al caso Epstein y los probables vínculos de éste con el Mossad, para el cual no creo que haya trabajado de planta, sino simplemente, le vendía información, como a otros servicios de inteligencia (Tampoco creo que Robert Maxwell, padre de su mujer: Ghislaine, fuera realmente un agente, sino más bien prestaba su empresa de medios como tapadera para operaciones de la Inteligencia hebrea y fungía como un informante independiente, y no necesariamente eso representa que la hija también estuviese trabajando en ese ámbito), han surgido voces airadas en el mismo EUA, que critican la alianza existente entre ese país y el Estado de Israel.
La realidad es que también esa relación es reciente e inició con la Crisis del Canal de Suez en 1956, cuando la URSS apoyó al nuevo régimen nacionalista de Nasser en Egipto. Los rusos originalmente habían sido uno de los principales impulsos para la fundación del moderno Estado Judío, ya que sus fundadores, como David Ben Gurión, eran de tendencias socialistas y hasta comunistas, además de que la mayoría de los judíos que en masa fueron a habitar el nuevo país eran de nacionalidad rusa, sin embargo, el apoyar a Nasser y a otros países islámicos que se libraban del Imperio Británico en desmoronamiento, era una verdadera tentación para mostrar el compromiso anticolonial de Moscú, por lo que se volcaron a ello; en eso, cuando el caudillo egipcio, se apoderó del Canal de Suez y amenazó a Israel como alguien que rompía con la uniformidad del "Mundo Árabe", con apoyo soviético, fue que EUA determinó convertirse en el protector del Estado Judío.
Israel se convirtió en un punto estratégico a ser protegido por los norteamericanos, no es porque "los Judíos controlen a EUA", como dirían los consprianoicos o como ahora lo plantea Tucker Carlson, en mi opinión, exagerando la relación. Israel permite, por un lado, a EUA, el ejercer influencia en Medio Oriente y controlar de esa manera, la región más rica en hidrocarburos del mundo y que por su propia geografía es muy importante, cumpliendo además con otra función que hasta ahora ha sido fundamental y poco apreciada: como contención al expansionismo islámico. Mientras las potencias musulmanas tengan que preocuparse por Israel, y verlo como principal enemigo al qué atacar, se distraerán de atacar directamente a potencias occidentales, sobre todo las europeas. Por esas razones es que EUA no puede dejar solo ni dejar caer al Estado Judío, y lejos de pensar que los Judíos tienen un privilegio por haber regresado a sus tierras ancestrales, en realidad los mandaron ahora sí, bíblicamente "como ovejas entre lobos" a cumplir con ese cometido.
En pocas palabras, si hay algo que impide que surja de nuevo algo parecido al Imperio Otomano, es la presencia de Israel, como una cuña clavada en el corazón del Mundo Islámico.
Sobre la postura de las sectas protestantes evangélicas de apoyo irrestricto a Israel, también es reciente; como ya anteriormente lo señalé en algún otro post aquí, el Protestantismo, de inicio, era sumamente antisemita, sobre todo con Lutero, y "amistosamente indiferente" con Calvino, mientras que el Anglicanismo tampoco era muy abierto a recibir a los Judíos de vuelta en Inglaterra, de donde habían sido expulsados a inicios del siglo XIII, hasta ya entrado el siglo XVII, en que se les permitió volver a fin de aprovechar su naciente talento financiero y comercial, esta visión negativa sobre los Judíos entre los Anglosajones de la época puede verse en la obra de Shakespeare El Mercader de Venecia.
Así que el que muchos grupos evangélicos sostengan, como el palurdo de Ted Cruz, que apoyar al moderno Estado de Israel es cumplir con los preceptos bíblicos, y que la Antigua Alianza continúa con este país fundado en 1948 es algo quizá motivado más por intenciones y políticas seguidas por los gobiernos norteamericanos desde los años 50 que algo propio y general --el comentarista y Pastor Evangélico César Vidal, por ejemplo, pertenece a una secta que claramente defiende posturas duramente antisemitas y hasta ridículamente conspiranoicas-- de esa corriente protestante. Para ello, usaron una pésima traducción y comentarios de la Biblia, hechos por un teólogo protestante del siglo XIX de nombre Cyrus Scofield, en la conocida precisamente como la Biblia de Scofield, y que no ha sido sino hasta los últimos tiempos que se ha popularizado sobre todo en EUA y ha moldeado la doctrina de los más modernos Evangélicos gringos, de entre las teorías de Scofield han surgido ideas tales como el Arrebatamiento, pero sobre todo, el Dispensacionalismo, recordando que las sectas Evangélicas han contado con el patrocinio de la Casa Blanca para extenderse tanto en el país como en Hispanoamérica, donde se propagaron a fin de parar el ascenso de la Teología de la Liberación Marxista, durante la Guerra Fría.
Según esta tesis, Dios habría hecho una Alianza única con el Pueblo de Israel quien la habría traicionado al rechazar a Jesús como el Mesías, por lo que, determinó hacer una especie de Alianza "provisional" o supletoria con los Gentiles o No-Judíos, pero, al llegar al final de los tiempos, Dios escogerá dentro de estos a los justos y los arrebatará al Cielo, a la vez que los Judíos reconocen a Jesús al completo y se van también a la Salvación Eterna. Esto evidentemente es una herejía, pero ha servido de las maravillas al Gobierno de Washington para que la población ingenua e ignorante de rednecks hayan apoyado por décadas la politica pro-israelí, de manera rápida y no se quejen de que sus impuestos contribuyan a sostener al moderno Israel, que de otro modo caería. Los Judíos, y en especial, el Estado de Israel, simplemente se dejan querer.
Como muestra de que esto es algo reciente, es de señalar que hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, la postura del Gobierno Norteamericano hacia los Judíos era bastante restrictiva, incluso se establecían cuotas a la inmigración de hebreos y al ingreso de estos en las universidades del país. No en balde, en mucho detrás de la política favorable a Israel pesa una especie de "mala conciencia" de que pudo haberse hecho más a fin de evitar el Holocausto y así, se trata ahora de subsanar aquella falta de ayuda.
En ese sentido, la subsistencia del Estado de Israel en Medio Oriente es fundamental para la seguridad de Occidente, y de ahí la búsqueda de muchos intereses por socavarlo, sobre todo en la opinión pública apelando al antisemitismo tan arraigado en nuestros países. Por supuesto, como Católico, no considero que el actual Estado de Israel sea el mismo de la época del Rey David o de Cristo, ya que el Nuevo Israel es la Iglesia Católica; sin embargo, hay dos puntos por los que sin embargo, habría que plantearse que sí habría que apoyarlo, no por cuestión religiosa, sino política e histórica: primero, porque Israel es el muro de contención del Islam y quien atrae los fuegos de Persas, Sirios, Turcos, Árabes, Egipcios y demás. Segundo: porque la retórica sobre todo del Antisemitismo de Izquierdas es negar la historicidad del Antiguo Testamento y del propio origen del Pueblo Judío, en lo que incluso, entran algunos Católicos Tradicionalistas deseosos de "vengar a Nuestro Señor" como lo hicieran esbirros del Nacionalsocialismo como Stephan Bandera y muchos polacos entre 1940 y 1945, sin darse cuenta que, con eso, de manera indirecta se niega igualmente la historicidad del Nuevo Testamento y el nexo inequívoco entre la Historia Judía y el origen del Cristianismo, y fundamentalmente, la Izquierda busca desacreditar a éste.
Por supuesto, existen entre los Judíos fanáticos, locos y estúpidos que son hostiles al Cristianismo, como al interior de éste existen radicales e integristas que, en su momento, como lo dijimos, no dudaron en colaborar en pogromos y persecuciones convencidos de "castigar" a un "pueblo deicida", y ahora se magnifica el incidente de un tanque que disparó contra la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza, en algo que probablemente fue un error, o un acto deliberado de un comandante de carro fanático y orate, lo que motivó la inmediata llamada de Netanyahu al Papa León XIV explicando lo sucedido. Aún así, piénsese que hasta ahora, el Estado de Israel ha permitido con total libertad el culto en los Santos Lugares y las peregrinaciones, algo que los islamistas de Hamas, Hezbollah y potencias como Irán o la Turquía de Erdogan (pese a la falsa imagen de modernidad y libertad que transmite con sus telenovelas) quizá no dejarían hacer (véase lo ocurrido con Santa Sofía de Constantinopla).
5.- Poca Comprensión del Contexto: Por lo general, en la retórica actual, se señala únicamente a Israel como el único actor en la región que vulnera al Derecho Internacional, como si los otros Estados vecinos, como Irán, Siria, Arabia, Egipto y los grupos islamistas se comportaran con diplomacia y neutralidad escandinavas. Como lo han repetido los comentaristas del canal Enlace Judío, Mark Achar e Irving Gatell, Israel podrá traer una sociedad al nivel de las occidentales y con alto desarrollo tecnológico e intelectual, pero como ya lo hemos reiterado aquí, el Mundo Islámico continúa con una mentalidad medieval, o incluso, de la Edad de Bronce, propia de pueblos agrarios, de ahí que Irán, por ejemplo, siga soñando con su política expansionista hacia el oeste propia de los Aqueménidas.
En este sentido, es claro que si Israel no se lanzara con dureza contra Gaza, los islamistas lo harían en contra suya. Los Judíos no van a dejarse masacrar como en el pasado, y si para ello, tienen que masacrar a su vez, lo harán; no tienen de otra, es como los peces en el mar: comer o ser comido. En la dinámica de Medio Oriente, seguimos presenciando rivalidades y luchas propias de los tiempos bíblicos, con un estado de guerra casi permanente, que en el pacífico mundo occidental desde 1945 nos es difícil entender. Netanyahu en mucho actúa como cualquier caudillo de la antigüedad judía, perdón la comparación: Josué, Gedeón, David o Judas Macabeo, porque no tiene otra manera de actuar ante enemigos que siguen comportandose exactamente de aquella manera, y para los que las instituciones internacionales sólo sirven, convenientemente, como foros donde desplegar acusaciones y aparecer como eternas víctimas.
6.- La "Doble Lealtad": El problema con la identidad judía es que es a la vez, un credo y una nacionalidad, por lo que, al existir un Estado Judío como Israel, aparecen personajes como Ben Shapiro o los mencionados Gatell y Achar, muestran a veces un mayor interés en lo que ocurre en Israel a los problemas en su entorno inmediato del país en que nacieron y viven --Gatell en otros medios, sin embargo, sí toca temas de la política mexicana y es un severo crítico de la 4T-- y eso, evidentemente, a muchos les genera desconfianza, y esto es incluso anterior al surgimiento del Estado de Israel, tan es así, que sirvió para usar al Capitan francés de etnia judía Alfred Dreyfus como chivo expiatorio de un escándalo de espionaje, lo que llevaría a que el periodista Theodor Herzl iniciara el Movimiento Sionista.
7.- Las debilidades y divisiones del Pueblo Judío: En efecto, existen Judíos "antisionistas", sobre todo los Jasídicos o Ultraortodoxos, así como varios comentaristas e historiadores como Ilan Papé o Norman Finkelstein y varios otros, incluso conocidos en la farándula, como el gran actor Mandy Patinkin; esta postura, bien puede ser entendida como una búsqueda de quedar como "el judío bueno" que espera que, ante las acciones de defensa del Estado de Israel, si se opone a ellas, se salvará de ser denunciado, señalado y perseguido por los Antisemitas.
Y es que, en realidad, el Estado de Israel es en realidad débil y eso quedó demostrado en la reciente Guerra de los Doce Días, como lo señalé en su momento, las Fuerzas de Defensa de Israel carecen de potencia ofensiva para realmente salir más allá de su territorio y de sus inmediatos vecinos y lanzar una verdadera ofensiva contra un enemigo poderoso como Irán, el cual, superado el estupor inicial fue incrementando su acción contra el Estado Judío en potencia, precisión y eficacia, de modo que si no interviene Trump, que prácticamente negoció una forma de poner fin a la contienda con ambas partes, quién sabe cómo habrían acabado Tel-Aviv y otras localidades ante bombardeos cada vez más efectivos que habían logrado superar la Cúpula de Hierro.
Por otro lado, y contrario a lo que alegan los conspiranoicos, si los Judíos realmente tuvieran un plan de conquistar el mundo, tendrían que estar perfectamente unidos, cosa que no ocurre, entre ellos hay muchas divisiones ideológicas, de pensamiento religioso, de costumbres y de ideas políticas o de integración con las sociedades en las que viven, así como no es lo mismo un "Judío Negro" o Falasha de Etiopía a un campesino Judío que vive en una aldea apartada de Cachemira, al norte de la India, a los Judíos del Barrio de Brooklin en Nueva York, a los de Polanco en la Ciudad de México y a los Ultraortodoxos de comunidades antiguas de Jerusalén. Como tampoco lo son los Judíos Reformados de EUA, generalmente liberales y Demócratas, a los Ortodoxos como Ben Shapiro, de filiación Republicana y conservadora; o la extraña corriente de Judíos laicos a la que pertenecía Oppenheimer: la Escuela de Cultura Ética, que pretendía mantener las doctrinas morales de la Torá, pero sin práctica religiosa. Los Cabalistas o los Talmúdicos, (que no son todos).
Estos son algunos puntos importantes que considero explican el nuevo antisemitismo que está cundiendo en el mundo actual, y que, está arreciando a raíz de las acciones militares en Gaza, donde el mundo parece haberse unido en torno a una nacionalidad ficticia: los Palestinos, en realidad inmigrantes árabes llegados de los alrededores como forma de presión política de las potencias islámicas que no tienen relación alguna con los antiguos Filisteos, un pueblo indoeuropeo, parte de los llamados Pueblos del Mar y aparentemente relacionado con los Griegos Micénicos, y que usan un membrete inventado por el Emperador Romano Publio Elio Adriano tras expulsar a los Judíos del territorio que habían ocupado por unos 1,200 años, a fin de desarraigarlos. Pero además, es de observar que en EUA, sobre el Caso Epstein, más que una voluntad, de parte de los que insisten que se continúe la investigación y se hagan públicos sus resultados y se de a conocer a los implicados para que se haga Justicia, hay una búsqueda de instrumentarlo políticamente, basta ver el discurso del periodista Tucker Carlson, quien, bajo pretexto de la falta de transparencia y el pésimo manejo de este asunto, ha roto con Trump, muy posiblemente más bien impulsado por sus ambiciones políticas que no fueron saciadas en esta ocasión: hace un año, antes del inicio oficial de la campaña electoral, se pedía por gran parte de la base electoral del Partido Republicano que el ex-reportero de Fox News fuese seleccionado como compañero de fórmula, hasta que inesperadamente, el neoyorkino eligiera a JD Vance.
Probablemente Carlson pretende acercarse a, si no es que ya esta colaborando con Elon Musk, y muy posiblemente, el objeto no es tanto como iniciar una nueva persecución en contra de los Hebreos al estilo del Holocausto, pero sí eliminar la relación especial de protección que EUA ha sostenido con Israel durante los últimos 60 años aproximadamente; después de ello, dejar a Israel a su suerte, rodeado de enemigos, y muy probablemente, ir reduciendo la relevancia de los Judíos en distintos sectores de la sociedad norteamericana y re-anglicizar esas áreas o actividades en que, como Emmanuel Todd lo señala en su magnífica obra La Derrota de Occidente, los Judíos, con su dedicación al estudio y disciplina ocuparon roles relevantes ante la decadencia educativa de los Anglosajones.
Así, este tema no debe de ser juzgado con el hígado o por lo que los medios masivos y aún gran parte de los "altrernativos" nos dicen; es necesario leer diversas fuentes, compararlas y asumir un juicio, lo demás, es dejarnos manipular por intereses ocultos que, la mayoría de las veces, buscan apelar antes al sentimiento que a la razón.