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11 de julio de 2025

GRACIAS SABBATH, GRACIAS OZZY!!

 


El sábado pasado, en el Villa Park de Birmingham, Inglaterra, se llevó a cabo el acontecimiento musical del año: el final de una larga carrera de 57 años de la banda británica de Heavy Metal Black Sabbath, integrada por el baterista Bill Ward, el guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler, y en la voz, el icónico John Michael Ozzy Osbourne, lo que se celebró con un verdadero festival musical en el que participaron muchos de los grandes, no solo del más pesado subgénero del Rock and Roll, sino muchos representativos de este estilo musical en general, tanto ya legendarios o históricos, como incluso algunas caras jóvenes, lo que deja atrás aquella idea, difundida desgraciadamente por uno de sus exponentes, el bajista de la banda Kiss, Gene Simmons, de que "el Rock está muerto". No es así, puede que en estos decadentes tiempos, el Rock ya no sea una música que esté de moda, como lo están desgraciadamente entre los jóvenes, géneros efímeros, simplones y de fácil digestión, como el reggaetón y las mil encarnaciones olvidables del Pop, pero sigue ahí, porque llegó para quedarse.

Black Sabbath fue una banda histórica, misma que sentó las bases del Heavy Metal, pese a que, poco antes de ellos, tanto Led Zeppelin como Deep Purple ya recorrían los escenarios; sin embargo, ellos supieron crear un sonido denso, oscuro, pesado derivado del Blues que nadie había hecho antes y lo hicieron su sello, mientras que las otras bandas aún rondaban por la psicodelia y lo meloso del movimiento hippie.

En mucho, probablemente el surgimiento de su sonido derivó de un accidente: Iommi, venido de clase trabajadora de la ciudad industrial de Birmingham, se costeaba las clases de música, siendo casi un adolescente, trabajando en una fábrica de piezas metálicas y en la que una prensa le aplastó las puntas de dos dedos de su mano derecha, la cual, siendo zurdo, usaba para pisar los trastes en el astil de la guitarra; alentado por su jefe inmediato en la fábrica, decidió continuar con la música, adaptándose una especie de dedales de goma en sus dedos mutilados, obligándole a bajar tonos en la guitarra y a usar unas cuerdas más delgadas, generando un sonido muy característico.

Desde el inicio, a la banda la persiguió la controversia, ante las acusaciones de los puritanos protestantes, sobre todo en Inglaterra y EUA, --hay que recordar que muchas de las críticas dirigidas desde el Rock hacia el Cristianismo no van hacia el Catolicismo, pese a que a veces, la parafernalia así lo indica (como en el caso del proyecto del músico sueco Tobías Forge Ghost), sino al Protestantismo Anglicano, Luterano y Calvinista por su represiva y asfixiante "ética" tan elogiada por Max Weber y su irracionalidad y contradicciones doctrinarias, después de todo, el Protestantismo es mayoritario y ha moldeado la sociedad en el contexto anglosajón o germánico en el que se ha desarrollado el género-- de que la banda estaba metida en el Satanismo; en la inmensa mayoría de las ocasiones, como lo es en el caso de Sabbath, esto es más que nada una cuestión estética y artística como ocurre con los escritores del género de Terror, finalmente, la vida humana y la existencia tiene tanto luz como oscuridad,  misterios y enigmas, y son temas que son dignos de ser tratados por el arte, sea la pintura (Giger, Beksinski, Caravaggio, el Bosco), la literatura (Lovecraft, Quiroga, Poe, King, Stoker, Shelley) y por supuesto la música, desde Wagner u Orff a por supuesto, el Rock.

Lo mismo pasa con los excesos, que también fueron parte de estos cuatro genios durante su juventud, los músicos son seres muy sensibles que pronto caen en problemas emocionales que les orillan a buscar consuelos falsos y efímeros: precisamente el violinista Paganini fue el primer músico popular en ser acusado de tener un pacto con el diablo, Vivaldi aparentemente no guardó del todo su celibato sacerdotal, Mozart y Bach tuvieron problemas con el alcohol, Beethoven tuvo una vida trágica, Schubert murió joven al parecer víctima de la sífilis, consecuencia de su adicción al sexo, Schumman murió en el manicomio, Liszt era dado igualmente a los excesos del opio y la absenta y Wagner al parecer tuvo relaciones con el Rey Luis II el Loco de Baviera por puro interés. Así que lo que aducen los puritanos de que el modo de vida del rockstar apenas empezó con Elvis Presley a finales de los años 50, se equivocan, al parecer es algo ligado a los músicos y su capacidad, defecto o hasta virtud de dejarse llevar por y el poder hacer estallar sus emociones y traducirlas en sonidos. Iommi, Butler, Osbourne y Ward reaccionaron contra el optimismo colorido de los Beatles y demás bandas de los 60, salidos de la oscura, fría e industrial Birmingham, y quizá como Roger Waters, conscientes de haber crecido en la posguerra y los terribles recuerdos de la Segunda Guerra Mundial mientras la Guerra Fría y Vietnam traían de nuevo ecos de aquella hecatombe.

Ozzy está plenamente consciente de que su frágil estado de salud actual es consecuencia de sus excesos de juventud; se le podrá criticar mucho a su esposa Sharon por su labor como manager de su carrera, sin embargo, ella y sus hijos fueron clave para que ahora, en esta etapa de su vida, el "Príncipe de las Tinieblas" haya encontrado la Luz, incluso, ha recuperado su fe y se ha acercado a Dios. Es un personaje entrañable, posiblemente, no fue el mejor cantante de rock (ese mérito lo reservo para el finado Freddie Mercury, y en segundo lugar, coloco precisamente a quien le sustituyó frente al micrófono en Sabbath: Ronnie James Dio), pero siempre ha sabido ser un ícono, la encarnación misma del Metal, y a la vez se ha convertido en un hombre de familia, un abuelo cariñoso y divertido; Iommi quien siempre se ha definido como católico aunque no muy practicante, compuso una pieza coral para la Catedral de Birmingham. Butler igualmente ha dejado su pasado, en el que sí coqueteó con las supercherías de Alistair Crowley, y ahora continúa con su virtuosismo en el bajo, lo mismo que Ward, quien ha restañado las heridas de peleas y controversias con sus antiguos compañeros. para tocar lleno de entusiasmo como si siguiera siendo un veinteañero.

Sin embargo, como bien lo dicen los hermanos Gallagher en la canción Don´t look back in anger: Please, don't put your life in the hands Of a rock'n'roll band; es decir, lo menos que podemos esperar de los músicos, es que sean "ejemplos de vida" o tomarlos como tal, son personas como cualquier otra, y tienen virtudes y defectos; y me parece incluso ridículo y hasta tonto que, como el Obispo de San Luis Potosí que se espante por el próximo concierto del cantautor de Metal Brian Hugh Warner, conocido con el pseudónimo Marilyn Manson, alegando satanismo, cuando no es más que la teatralidad del género, pero no he escuchado que su Eminencia, con perdón, haya protestado o condenado a los Narcocorridos, la Banda, o el Reggaetón, cuyas letras no hablan con mitología o símbolos como las de Warner, o hacen denuncias y críticas a la hipocresía y al puritanismo protestante, sino que abierta y claramente fomentan el vicio, hacen apología del crimen o convierten en simple objeto de placer a la mujer. Si Manson ha sido denunciado por cuestiones que atañen a su vida personal, eso es otra cosa, y hasta ahora ha salido bien librado en los tribunales.

Ozzy, débil y sentado en un sillón, sin embargo, con su voz intacta, potente y sin necesidad de playback o autotune, se vio digno, emocionado y siguió manejando al público como si estuviera de pie, incluso, era claro que, por momentos, quería levantarse y recorrer el escenario como antes, pero sus piernas, afectadas por el Parkinson, no le respondían.

Esto no fue una celebración a la persona de Ozzy Osbourne o de la banda Black Sabbath, fue una celebración a la música, a toda una era que se cierra para el género, lo cual da cierta tristeza, cuando uno se da cuenta que salvo algunos artistas jóvenes que representan una renovación del género, como el veinteañero cantautor conocido bajo el pseudónimo Yungblud, las hermanas Villarreal que integran The Warning, las cantantes noruegas de Pop Alternativo Aurora y Sigrid, la metalera Poppy, bandas como Bad Omens, Sleep Token o Baby Metal y Electric Callboy, el Rock, y en especial su vertiente más pesada, están perdiendo a sus exponentes más clásicos, lo comentábamos aquí hace un tiempo cuando hablamos de la triste despedida de Phil Collins.

Aún así, hay esperanza, cada vez que Ozzy encuentra a niños o jóvenes, les exhorta a estudiar música y a practicar a tocar una guitarra, una batería o cualquier otro instrumento. El hartazgo hacia lo woke expresado por los artistas del mainstream, en contraste con el sorprendente conservadurismo de muchos rockeros --el propio Ozzy lleva más de 40 años casado con Sharon, quien fue la mujer que le salvó la vida de sus vicios y le dio estabilidad y un verdadero hogar-- y la conversión del Rock en una música incluso "culta", sobre todo en Europa, donde cada vez más los ejecutantes del género son músicos con formación académica seria, y menos líricos o autodidactas, dan la seguridad de que no ha muerto, sino que tendrá continuidad, quizá con un público más selectivo, e irá transformándose y dando origen a nuevos sonidos: así han surgido subgéneros como el Metalcore, el Deathcore o el Djent, una banda como Electric Callboy mezcla electrónica y Dance con riffs metaleros, las Warning tienen muchos rasgos metaleros, sin embargo resultan inclasificables por voces y melodías más poperas, Sleep Token tiene mezclas jazzísticas y hasta de Hip-hop con baterías pesadas y guturales, o incluso Deafheaven puede mezclar vocales guturales y de gritos propios de Deathmetal con pasajes que recuerdan al Rock Alternativo propio de Kings of Lion o R.E..M.

Solo me queda agradecer a Black Sabbath y a Ozzy por haber sido, ser y que seguirán siendo, parte del soundtrack de mi vida, gracias por tanto talento que compartieron con nosotros, y me pongo de pie para despedirles con mi aplauso y desearles el mejor de los retiros.

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