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12 de julio de 2025

EL MINUTO Y EL INFORME PERDIDOS DE EPSTEIN


El mundo, y en particular los simpatizantes de Donald Trump al frente de la Presidencia de Estados Unidos, han quedado sorprendidos, anonadados, ante la determinación del mandatario y su Fiscal General: Pam Bondi, respecto a dar carpetazo sobre el caso de Jeffrey Epstein. De entrada, esto ya está llevando a una ruptura al interior del mandato Republicano: tanto el Director, como el Subdirector del FBI, Kash Patel y Dan Bongino, (anteriormente influencers propagandistas de la campaña trumpista) parecen estar a punto de renunciar a sus cargos, y es que no es para menos: durante la Pandemia, Trump y sus seguidores, a través de foros de discusión en Reddit o 4Chan, se dedicaron a difundir una serie de justas denuncias, pero también historias exageradas y teorías de conspiración a través del usuario Q-Anon, como aquella historia del famoso Pizza Gate, y que los suicidios de personajes como los cantantes Chester Bennington y Chris Cornell, fueron en realidad asesinatos para silenciarlos porque iban a denunciar la existencia de una red de explotación y abuso infantil para las élites de la que ellos mismos habían sido víctimas; Trump apoyó la filmación y generó toda una controversia acerca de una supuesta censura alrededor del proyecto de Eduardo Verástegui, protagonizado por James Claviezel del filme Sound of Freedom que pretendía ser una denuncia sobre ello.

¿Qué está pasando? ¿Cuál es la realidad sobre todo esto? De entrada, como ya lo dije cuando traté acerca del tema de Sean Diddy Combs, recientemente sentenciado, pero por delitos mucho menores de lo que se esperaba y de lo que evidentemente había cometido, el poder y la riqueza muchas veces se encuentran ligadas a las perversiones sexuales, mismas que son pretendidas manifestaciones de superioridad, de una capacidad de aplastar al otro y de hacer lo que se quiere impunemente: Ya Suetonio relataba con lujo de detalles las tendencias pedófilas, a veces homosexuales y las violaciones cometidas sobre mujeres de alta alcurnia por emperadores como Calígula, Tiberio, Nerón, Galba, Vitelio o Domiciano, y posteriormente, otros Césares como Trajano o su sucesor Adriano tuvieron entre sus placeres el abuso infantil. Ya siglos más tarde, la incontinencia sexual de Enrique VIII le llevaron a provocar el Cisma Anglicano, aunque en la Católica España, el Rey Felipe IV, hombre culto, inteligente y capaz, desperdició muchas de sus energías en correrías amorosas que le llevaron a regar hijos ilegítimos por toda la Península Ibérica, al tiempo que las relaciones incestuosas en su familia, la Habsburgo, para garantizar su independencia respecto de los intereses de otras dinastías, le llevó a engendrar a su heredero Carlos II estéril y cargado de problemas de salud como consecuencia. En este sentido, es de esperarse que muchos de los que actualmente ejercen el poder en nuestro mundo: políticos, empresarios, religiosos, famosos del deporte, medios y espectáculo, caigan igualmente en estas tentaciones.

En segundo lugar, es claro que Trump debe estar consciente de que se acaba de --si no suicidar políticamente--darse un tiro en el pie. Pero debió haber tenido una muy poderosa razón para hacerlo, pues tras haber sido él y su movimiento el principal generador de expectativas en torno a lograr mostrar toda la porquería de esos poderosos que radican tanto en Washington, DC como en Wall Street o Hollywood y limpiar a su país de la corrupción, y hacer justicia para las víctimas que denunciaron tanto a Epstein como a su mujer: Ghislaine Maxwell y hasta al Príncipe Andrés de Inglaterra.

Pero hay que ser sensatos y aplicar la "navaja de Occam", de entrada, el pensar que estamos ante la existencia de una especie de culto o secta que, a semejanza de lo presentado por Stanley Kubrick en su último filme Eyes Wide Shut, visto por muchos como si fuera un documental y no una obra de ficción, hace una especie de rituales satánicos en los que la sexualidad desordenada tiene un rol particular, puede ser una exageración; la realidad siempre suele ser más prosaica, y en ese sentido, con los indicios que podemos obtener de las informaciones que pululan en medios y redes sociales y que son las más sensatas y creíbles, podemos delinear una teoría:

Primero: Epstein era ante todo, un proxeneta, pero cuyo negocio principal no era el trabajo sexual, para lo cual contaba con personal para todos los gustos en su menú: mujeres, hombres y de todas las edades, incluyendo menores. --Por eso, no es de dudarse que Trump, considerado por el propio Epstein como uno de sus mejores amigos "esté en la lista", aunque es muy posible que sólo consumiera mujeres ya adultas, y por eso, Musk se dio cuenta que no contaba con mucho material para atacar a su otrora amigo, lo mismo que los Demócratas antes de él, de ser cierta la rivalidad y no una escenificación para crear una oposición testimonial al régimen ante el colapso del Partido Demócrata, como parece que ocurre en México con Ricardo Salinas Pliego-- sino la obtención de información y su uso como arma de chantaje o mercancía para su venta.

Guardando las distancias y magnitudes, aquí en el estado de Jalisco, México, hubo un personaje que, de manera similar, llegó a tener un gran poder político, una madama conocida con el apodo de La Comanche pues sus "muchachas" le conseguían información, favores y negocios con políticos, empresarios, sindicalistas, militares, capos y demás personas de autoridad durante los años 70 y 80 del pasado siglo.

Segundo: Más que si Epstein era un agente oficial de la CIA o del Mossad, más bien parece que fue alguien que supo posicionarse para estas actividades con una finalidad meramente lucrativa. Si se revisa su historia, parece que empezó siendo un simple profesor de matemáticas a nivel Preparatoria en un colegio judío en Nueva York, ahí, conoció a alguien "bien parado" ante el servicio secreto israelí,  de quien se ganó la confianza, y gracias a su talento para los números, consiguió que lo colocara en el mundo financiero. Al mismo tiempo, buscando demostrar utilidad, buscó la manera de obtener información que el Mossad le pudiese comprar, y así, empleó sus propias tendencias enfermas para montar su negocio de prostitución de menores y mayores, chantaje y obtención de secretos y datos que pudiesen ser de interés para la Inteligencia israelí... y luego norteamericana, británica y muy probablemente, del mejor postor.

Tercero: Epstein se convirtió así, en un conocido proveedor de servicios sexuales para gente de "alto nivel" (o baja bajeza) a la vez que chantajeaba y espiaba, obtenía "rescates" de sus extorsiones o pagos por lo que sabía, y así amasó una enorme fortuna, comprando su isla que no era más que un enorme prostíbulo disfrazado de retiro caribeño; al mismo tiempo, se convirtió en un valioso informante para diversos órganos de Inteligencia, tanto de EUA como de Israel, Inglaterra y otros países, a ellos no les importaba cómo obtenía la información, lo importante era que se las pasara, y a cambio, recibía jugosos pagos; Epstein se relacionó com Ghislaine Maxwell, hija de un magnate de medios israelí, muerto en circunstancias extrañas en España al caerse de su yate, y que, como seguramente muchos medios y empresas en el país hebreo, tenía nexos con el Mossad y el Estado permanentemente militarizado y paranoico.

A la par, Epstein invertía sus ganancias en fraudes y "esquemas Ponzi" de estafas con los que incrementó su fortuna. El antiguo profesor utilizaba su talento y sus conocimientos para manipular las finanzas.

Cuarto: Muy probablemente, la suerte cambió para Epstein y su pareja cuando los órganos de inteligencia norteamericanos se dieron cuenta que no solamente ellos o los de sus aliados se beneficiaban de los datos que obtenía, sino que no es de dudarse que también tenía como compradores a los servicios rusos, chinos, iraníes y de otros adversarios. Epstein era un comerciante y no conocía de lealtades. Ante ello, le echaron el guante, y posteriormente, "le suicidaron" estando en prisión, mientras a la Maxwell la encerraron y condenaron. Y esto ocurrió en el primer mandato de Trump, no con Obama, ni con Biden en la Presidencia.

Quinto: Muy probablemente, Trump tenía, hasta hace poco, intenciones de revelar los resultados de la investigación sobre el caso; sin embargo, ya en el poder, tanto él como la Fiscal General Bondi, se dieron cuenta de las consecuencias que tendría la revelación de los clientes de Epstein, y que no solamente tendrían que hacer públicos nombres, sino perseguir, juzgar y condenar a una serie enorme, realmente gigante de políticos, gente famosa, empresarios, deportistas, banqueros y financieros, tanto de EUA como de otros países. Pero además, tendrían que aceptar que órganos de inteligencia y seguridad propios y de aliados igualmente fueron cómplices, porque sabían bien cuáles eran los métodos del financiero judío y no hicieron nada para pararlo, sino que le compraban gustosamente la información que obtenía para ellos y que, a la vez, su chantaje con los vídeos y grabaciones de sus porquerías era un excelente medio de control de esos personajes. También, al darse cuenta que Epstein había sido igualmente un chivato traicionero que pasó información también a enemigos, quedarían como imbéciles que permitieron una fuga tan grande como una cascada de datos en sus narices.

Igualmente, al hacer pública la "lista de Epstein", se perdería el poder de chantaje sobre los involucrados,  como lo dice el analista español Juan Antonio Aguilar, y quizá Trump depende de esa posibilidad de extorsionar para controlar a personas claves para lograr realizar sus políticas. Tendría que apresarlos y luego ya no tendría a esas personas clave en donde quisiera tenerlas para ello.

Sexto: Por ello, la decisión de darle carpetazo al asunto: asegurar ahora que no existía una "lista de clientes", que no había una red de trata controlada por Epstein y la incongruencia de que entonces, la Maxwell estaría presa por un delito inexistente, sólo puede entenderse como tomada por Razón de Estado; sin embargo, tanto Trump como su equipo lo han manejado de la manera más estúpida posible, mostrando además que se tomó sin acuerdo con el FBI, con sus directivos designados por el propio neoyorkino y la Fiscal Bondi.

La manera en que se presentó el vídeo para tratar de demostrar que nadie extraño había ingresado a media noche a la celda de Epstein para eliminarlo, fue igualmente torpe, con un minuto perdido en el metraje, que quizá contenía el momento en que el sicario entró a la celda y despachó al proxeneta, igualmente dejó sospechas, y ni qué decir de la manera francamente idiota en que Trump respondió a la interrogante de un reportero sobre el caso, que le dejó ver nervioso, asustado ante ello e intentando imponer censura sobre el tema... ¿porque le afecta? o al menos dejó esa impresión.

Esto es, lo que creo es en realidad, ni cultos, ni conspiración Judía-satánica (el antisemitismo actualmente imperante contribuye a "adornar" el tema con un halo casi paranormal) sólo un sujeto despreciable, asqueroso y malvado, carente de escrúpulos que explotó a personas vulnerables para un esquema que le permitió enriquecerse velozmente, aprovechando a otros malignos y carentes de moral que aceptaron todo esto como fuente de información, y por tanto, de poder para fines políticos.

Lo preocupante y más repugnante de todo esto, es que demuestra la absoluta falta de moral alguna que hace valorar más el caso Epstein como una herramienta de poder, que como lo que es: una serie de delitos espantosos y repulsivos al máximo que deben ser castigados y brindar Justicia a las víctimas, que ahí están esperándola, y cabe preguntarse: ¿qué pasará con ellas? ¿serán eliminadas? ¿Qué pasará con Ghislaine Maxwell? ¿Será liberada o más probablemente: desaparecida? Otra cosa preocupante es que Trump se atreve a hacer esto con total tranquilidad, sin preocuparse ni siquiera porque el próximo año habrá elecciones legislativas, y acaba de propinarse a sí mismo una paliza que derriba su credibilidad que probablemente condene al Partido Republicano a perder la mayoría en las Cámaras.¿O acaso no habrá elecciones y tiene cocinado un plan para quedarse en el Despacho Oval? O, ¿como Nerón, dice: Que todo arda y se derrumbe, pero después de que yo perezca? Porque parece estar conduciendo a EUA hacia un colapso institucional, jurídico, social y económico sin mostrar apuro alguno.

Trump, me parece, ha perdido credibilidad como esa especie de paladín que pretendía acabar con el Wokismo, la corrupción y la injerencia de intereses extranjeros en su país, y el constructor de un orden internacional multipolar y más justo, tal y como se presentaba a lo largo de la campaña electoral del año pasado. Negocia con narcotraficantes tal vez para utilizarlos igualmente como armas de chantaje contra el gobierno, políticos y empresarios mexicanos antes que como vía para combatir la epidemia de drogadicción en su país y ayudar a resolver la inseguridad en México, legitima a terroristas en Siria, concertó un show con Irán para evitar que Israel fuera humillada ante los cada vez más poderosos bombardeos persas y les salvó a estos su programa nuclear, somete a Europa a su Imperio, no cesa la guerra en Ucrania, los Piratas Hutíes saquean y hunden barcos impunemente, no deja de hostigar a Canadá, y ahora, esto, decepcionando a muchos connacionales y extranjeros.

La tormenta está por arreciar.

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