Aunque a muchos no les guste, es un acierto la denuncia hecha por Donald Trump respecto a la situación, cada vez más tensa, en Sudáfrica entre la población de raza negra --mayoritaria-- y la población blanca, en especial la de origen Afrikaner o Bóer. Y es que el racismo no solamente puede venir desde las personas de origen blanco, en particular germánico, hacia las personas de razas asiáticas o africanas, lo cual, ciertamente, existe, y es parte del legado nefasto de las teorías de Charles Darwin en el aspecto social, y es que, en mucho, la Teoría de la Evolución de las especies biológicas se utilizó igualmente para justificar la expansión colonial británica durante el siglo XIX bajo la idea de la Carga del Hombre Blanco, que luego sería defendida por el escritor Rudyard Kipling, afirmando que toda vez que Inglaterra había alcanzado el culmen de la Civilización, tal y como se demostraba con la Revolución Industrial que potenciaba su poder naval y militar, le tocaba civilizar a aquellos pueblos que se mantenían en un estado primitivo, aduciendo que eso se debía a una natural inferioridad biológica que llevaba a sus miembros a ser "menos inteligentes" que los anglosajones.
Aquella tesis ya tenía una raíz religiosa entre los Protestantes: puesto que en la Biblia, en el libro del Génesis se narra que Noé, tras el diluvio fue el primer hombre en emborracharse y hacer desfiguros, uno de sus hijos: Cam, en vez de ayudarle, se burló de él, razón por la cual se le castigaría condenando a que sus descendientes --supuestamente los negros, en realidad los Cananeos-- serían esclavos de los hijos de Sem, los Semitas, como los propios Judíos y los Árabes y demás pueblos de la Creciente Fértil y Península Arábiga, y de Jafet, los Indoeuropeos.
Por supuesto, aquellas teorías se combinarían con las de Nietzche y Hegel y darían origen a doctrinas tales como la del Nacionalsocialismo Alemán que llevarían a la Segunda Guerra Mundial, y a que en EUA, no se abolieran políticas discriminatorias sino hasta los años sesenta del siglo XX.
Sudáfrica es otro resultado del pésimo proceso de descolonización realizado por los británicos en la autodemolición de su Imperio tras 1945, y que hasta el día de hoy, no se entiende qué son los Afrikaners, a los que se ve como "colonizadores", y restos del "Imperialismo Occidental". En realidad, éstos, son descendientes sí, de un proceso de colonización en buena parte pacífico, ocurrido en los siglos XVI y XVII. Los Bóer vienen a ser descendientes de holandeses, portugueses, franceses y alemanes que se asentaron en el sur de África en aquél entonces, se mezclaron entre ellos y fueron formando una lengua propia: el Afrikaans, una especie de neerlandés antiguo mezclado con algunas palabras y estructuras tomadas de idiomas bantúes o africanos. Al toparse con pobladores nómadas o seminómadas, mucha de la tierra fértil para la agricultura estaba virgen y vacía, estos pobladores europeos simplemente la ocuparon, y establecieron relaciones con los nativos, a veces hostiles, a veces cordiales, pero poco a poco, fueron integrándose al "continente negro", a grado tal que bien podría decirse que se convirtieron en una etnia más, en otra u otras tribus que pululaban en la inmensidad de las sabanas y junglas africanas.
Sin desvincularse de la cultura occidental, para fines del siglo XIX, los Afrikaners constituyeron varios pequeños Estados independientes con sistema político republicano y parlamentario, incluso democrático, tales como la República del Transvaal, el Estado Libre de Orange o la República de Natal, eso sí, excluyendo a los negros; sin embargo, habría que ver si realmente esta exclusión, que luego llevaría al Apartheid entre 1950 y 1992 obedecía a criterios realmente racistas en el sentido que hemos descrito al principio, o bien, al tribalismo del que, en buena medida, estos blancos se contagiaron tras 400 años en aquellas tierras. Los Zúlues, por ejemplo, jamás dejarían que algún miembro de otra etnia Bantú, participara en sus asambleas o se hiciera con el trono, o siquiera viviese en plano de igualdad con ellos en alguna de sus villas, y mucho menos un Bosquimano o Khoisan, Como éste tampoco aceptaría aquello a la inversa. Finalmente, el Apartheid obedeció que, primero, Gran Bretaña, tras las Guerras de los Bóers --donde aplicó tácticas genocidas contra estos, incluyendo la creación de los primeros campos de concentración-- eliminó la existencia independiente de las Repúblicas, las sumó todas en una sola entidad, la Sudáfrica colonial, e hizo una mescolanza de población sin tomar en cuenta las etnias, ya que podríamos decir que a todos los negros los veía igual, y a todos los blancos también, olvidando que hay milenarias diferencias entre distintos grupos Bantúes, que además los Khoisan son otro tronco étnico diferente, y que por supuesto los Afrikaners y los recién llegados anglosajones eran igualmente muy diferentes entre sí, además de ello, los británicos trajeron hindúes y otros asiáticos de diferentes partes de su imperio, recordando que Gandhi iniciaría su enfrentamiento con las autoridades imperiales en Sudáfrica, defendiendo los derechos de los trabajadores venidos de la India.
Tras la independencia, como en muchos otros lugares de África, los ingleses se fueron dejando a su suerte a todo un explosivo cocktail de etnias cohabitando dentro de un país cuyas fronteras se trazaron arbitrariamente, obviando diferencias hasta en idiomas, credos, costumbres y razas, y menospreciando rivalidades ancestrales y preexistentes a la conquista británica, cuando no, hasta incentivadas por ésta como medio de control, lo mismo que hicieron Franceses, Belgas o Portugueses, de ahí que se sembrara la semilla de tantas discordias e inestabilidad de los nuevos países africanos.
El Apartheid puede ser comprendido de esa manera, como una forma de mantener la precaria unidad de la Sudáfrica independiente bajo un sistema de "juntos pero no revueltos"; después de todo, bajo su vigencia, a los negros no se les privó de acceso a la educación, ni se les limitaba el trabajo o la obtención de riqueza; el propio Nelson Mandela, por ejemplo, provenía de una familia aristocrática de su etnia bantú, los Xhosa, y de posición económica privilegiada, contando con una licenciatura en Derecho y posgrados, que estudió en Universidades, sí, reservadas a los negros, pero de alta calidad en el país. Es decir, no había tanto una intención de someter y dominar a la población negra como el de mantenerse cada quién en sus asuntos; esto se reflejó cuando, al interior de Sudáfrica se crearon los llamados Bantustanes, es decir, el reconocimiento de entidades políticas autónomas para cada una de las etnias bantúes que se encontraban al interior del país, como Venda, Transkei, Bofutatsuana, y otros. En cierto sentido, se buscaba volver a la situación precolonial, en que habría un Estado Afrikaner, la República de Sudáfrica, con varios Estados Bantúes, conformando todos a un Estado federal: la Unión Sudafricana.
En cuanto a la figura de Mandela, hay que ser claros y sinceros: es otro de esos "santones" que han sido sobrevalorados por pretendidamente representar ideales de paz, solidaridad y no-violencia, y de los que se pretende ocultar los defectos o malas acciones; así, tenemos casos como el de Gandhi, quien es muy aplaudido en Occidente, pero en la India es considerado como alguien secundario en el proceso de Independencia del subcontinente, cuando no, es hasta detestado por sus tendencias pedófilas, su afán de protagonismo, su victimismo y el esquema caciquil y de culto a su personalidad que pretendió establecer, no es de extrañarse que, como máximo monumento a la Independencia hindú, se tenga la Estatua de la Unidad, que representa a Sadar Patel, el primer Presidente de la India libre, y cuya actuación política y diplomática, en realidad, fue mucho más importante y clave que la del Mahatma.
O qué decir de John F. Kennedy, convertido en mártir en EUA, quien realmente era un Presidente indeciso, hamletiano, adicto a las anfetaminas y al sexo, y que dependía absolutamente de su hermano Robert, quien era el que verdaderamente tomaba las decisiones de gobierno; o en México tenemos el caso de Luis Donaldo Colosio, otro mártir de no se qué, que de haber llegado a la Presidencia habría continuado con la implementación del Neoliberalismo con mucha más "ferocidad" de lo que había hecho Salinas o lo que después hizo Zedillo, quien fue mucho más prudente, y al que ahora se le pretende ver como alguien con más preocupaciones sociales de las que tenía. O el recientemente fallecido José Mújica, de quien se olvida su pasado terrorista y delincuencial, su apoyo a regímenes execrables como el de Cuba o el Chavismo, y que en su mandato, si bien no se enriqueció, sí favoreció a su partido y a personajes de la Izquierda uruguaya, lo que se recuerda es su pose, deliberadamente adoptada, de abuelo sabio y una humildad escenificada mediante la aparente pobreza de manejar un viejo Volkswagen sedán, bocho o escarabajo.
Mandela fue a la cárcel no por sus ideas políticas, sino por violento y asesino, ya que era un terrorista, fue un comunista convencido toda su vida y jamás renunció a una vida de lujos, propia de su origen noble, y es de recordar su tormentosa vida personal con su corrupta esposa Winnie; ciertamente, tras su larga estadía en prisión, cambió su política de confrontación violenta y rechazo a los blancos, para ahora buscar mantener una Sudáfrica unida, ¿qué tanto fue por un cambio en convicciones morales como se plasma en la película Invictus o qué tanto por pragmatismo y evitar una sangrienta guerra civil que arruinase los logros económicos del país? Es algo reservado a su fuero interno. El hecho es que se generó una "buena prensa" alrededor de él que sirvió para mantener la idea de que Mandela había logrado "reconciliar" a "negros" y "blancos", minimizando, injustamente, la actuación del Afrikaner Frederik De Klerk, un verdadero líder que impulsó las reformas contra el Apartheid, y que ya antes, Pieter Botha, ante el peligro común que representó la guerra de Angola con invasión cubana incluida, en el lastimoso intento de Fidel Castro, --cuyo régimen desde la Revolución excluye de los puestos de mando a los cubanos de raza negra, y está conformado por puros descendientes de españoles y otros europeos como él,-- por hacerse de un Imperio particular en África, habiendo intervenido también en Etiopía, convocó a la unidad nacional entre bantúes y blancos de todos los orígenes dentro del ejército, naciendo una auténtica camaradería en las trincheras y los combates entre todas las razas, a grado tal que Botha autorizó los matrimonios interraciales.
Los sucesores de Mandela, sin embargo, han ido erosionando esa aparente unidad, hoy en día, el Presidente Ciril Ramaphosa, ha estado tolerando el creciente discurso revanchista de algunos líderes negros y sus movimientos políticos, a la par que continúa con la política de su antecesor: Jacob Zuma, de alinearse con China y Rusia dentro de los BRICS, y sirviendo de corifeo al resucitado por Putin, discurso "anti-imperialista" de tan profundo sabor soviético, mientras no se ocultan los deseos de reconstruir, al menos parcialmente, los dominios zaristas y bolcheviques del pasado.
Así, posiblemente la denuncia que hace Trump de la existencia de un genocidio de los blancos sudafricanos sea una exageración, mas no lo es que exista cada vez una mayor hostilidad hacia ellos por parte de políticos demagogos negros que azuzan a la población mayoritaria en su contra, partiendo de la tenencia de la tierra, en que la minoría blanca es la poseedora de la mayor parte de los campos agrícolas y minas; esto no fue porque los antepasados europeos hayan llegado violentamente y despojado de tales tierras a las tribus bantúes, quienes, como los Zulu, no eran seres pacíficos e inocentes, sino que también llevaban a cabo feroces guerras, esclavizaban a los vencidos y luchaban por el control de tierras de pastoreo o rutas comerciales. La realidad es que muchas de esas tierras eran de nadie, al tratarse de poblaciones no muy grandes, seminómadas, dedicadas a agricultura de subsistencia en parcelas pequeñas, a un pastoreo trashumante y recolección de vegetales. Los bóers únicamente ocuparon grandes extensiones sin que nadie se les opusiera, y en otras ocasiones hasta hicieron intercambio de tierras por armas, ganado o tecnología con los nativos.
Ya desde el año 2000, ha habido un cada vez mayor éxodo de Afrikaners hacia Europa y EUA; lo hecho por Trump, de manera humillante para Ramaphosa, pero merecida también, es un llamado de atención muy fuerte, que esperemos, frene el crecimiento de extremismos negros ante los que puede surgir, y crecer, un extremismo blanco como medida defensiva.
Y finalmente, tras 400 años o más de presencia de los Afrikaners, difícilmente se puede plantear que ellos mismos son colonizadores o imperialistas; si aplicamos el mismo criterio, a la inversa, que quiere la agonizante, pero aún peligrosa Izquierda woke, entonces los negros, al igual que los anglosajones, deberían abandonar el territorio de EUA y regresarse a África, o impedirse la inmigración africana a Europa y darle la razón totalmente a los Judíos de quedarse con el territorio del Israel bíblico y sacar a los palestinos, en realidad inmigrantes, en su mayoría, de la Península Arábiga. Los Afrikaners son ya, tan africanos como los Zulu, o como tan americano lo era James Brown, lo es Mike Tyson o el beisbolista dominicano Sammy Sosa.
El Racismo, al final, no tiene color, y por supuesto, es utilizado como una herramienta por demagogos para crear enemigos a quienes culpar de los males de la sociedad que el gobernante no puede resolver. Ojalá los sudafricanos de todos los colores lo vean así, y rechacen a quienes los quieren dividir.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
P.D.
Lo cuestionable de Trump con esto no es que reciba a perseguidos políticos blancos de Sudáfrica y les de asilo, sino que, a personas que igualmente huyen de persecuciones políticas y de un auténtico genocidio impulsado por Nicolás Maduro contra su propio pueblo, se los esté negando, y lo que es peor, esté negociando con el tirano caraqueño la deportación de tales refugiados...