El día 02 de abril de 2025 pasará a la Historia como el día en que murió el último proceso de Globalización (el mundo ha estado en procesos sucesivos de integración comercial, social y económica: desde la expansión Persa en el siglo VI a.C., el Periodo Helenístico del siglo IV al II a.C., la Romanización, del siglo II a.C. al V d.C., las conquistas Mongolas en el siglo XIII, la Conquista de América de los siglos XVI a XVIII, la Belle Epoque de 1870 a 1914 y finalmente, el último, de 1945, acelerado a partir de 1989 hasta apenas hace 2 días.
El que le ha puesto cierre es Donald Trump, quien de esta manera, igualmente pone fin a la utopía surgida de los desvaríos idealistas de Immanuel Kant, quien pensara que el comercio internacional era la clave para establecer la paz entre las naciones, así como con la creación de instituciones supranacionales que arbitraran las diferencias. La puesta en práctica de sus ideas, a partir de la fundación de la Santa Alianza y la celebración de congresos y conferencias internacionales desde 1815, terminó por madurar con la creación de la ONU en 1945 y de todo un sistema económico que descansaba en el poderío de Estados Unidos de América a guisa de músculo rector y garante a través de su moneda: el dólar, y de sus fuerzas armadas, para tratar de establecer un orden basado en reglas, esto es, en el Derecho Internacional Público, tampoco ha demostrado ser tan efectivo para ello: por el contrario, como bien lo predijera Samuel Huntington en los años noventa, refrendó las diferencias culturales y generó tensiones, cuando grandes áreas civilizatorias, como el Islam, o la Rusia post-comunista que ha regresado a sus raíces Cristiano-Ortodoxas y eslavas, vieron amenazados sus estilos de vida y valores culturales por la norteamericanización del mundo a través de la Globalización.
Sin embargo, a partir de los años 80 con la llegada de los Neoliberales al poder como Ronald Reagan o Margaret Thatcher, y ante el declive del modelo rival: el comunista impulsado por la Rusia Soviética, Estados Unidos empezó a perder un tercer pilar que le garantizaba la preeminencia en el mundo de posguerra: su inmensa fortaleza industrial y su capacidad innovadora en la tecnología detrás de ella. Contrario a lo que Trump dice, y que es lo que molesta más, pues en cierta forma, tiene mucha razón en implementar las medidas arancelarias con las que está derrumbando al sistema global construido, EUA no ha sido víctima de países gobernados por maquiavélicos que han abusado de él; esto es una expresión de lo más cínica e hipócrita --muy propia de la mentalidad protestante, de la que costará mucho deshacerse, pese a la conversión al Catolicismo de Vance y otros prominentes miembros de su gabinete-- proviniendo del dirigente de un país que en 250 años ha realizado el genocidio de la población indígena, mantenido hasta mediados del siglo XIX a la esclavitud y luego la segregación racial por otro siglo, robado territorio a sus vecinos, invadido multitud de países, apoyado dictadores y golpes de Estado. No, Estados Unidos se desindustrializó por la decisión de sus propios gobernantes y la codicia infinita de su empresariado.
Desde 1970, fueron Nixon y Kissinger quienes establecieron una extraña alianza con el despiadado régimen de Mao Tse Tung en China con tal de fracturar el Bloque Comunista y tener un "amigo" sólo separado de su rival eslavo por el Río Amur; desde entonces, las inversiones norteamericanas fluyeron sobre Pekín, los intercambios académicos florecieron entre ambos lados del Pacífico, y generosamente transfirieron tecnología al Celeste Imperio, que salía del Siglo de las Humillaciones y empezaba a despertar para hacer realidad la profecía de Napoleón. Los industriales norteamericanos veían en China innumerables ventajas: abundancia de recursos naturales, y sobre todo, humanos: el coloso asiático era a la vez la mayor fuente de mano de obra como el más promisorio mayor mercado de consumo del mundo, había que dar aprovechar tantos millones y millones de manos a las que se podía pagar salarios bajos, por la mera oferta y la demanda, pero a la vez, favorecer su prosperidad para que esas mismas manos comprasen masivamente.
Y no se detuvieron en eso, EUA empezó, sobre todo durante los años 80, a celebrar tratados comerciales con otros países, a los que trasladaba industrias a cambio de consumir e inundar el mundo de dólares, tal y como lo describe con claridad en el vídeo con el que se abre esta entrada, el buen Youtuber y analista mexicano Juan José Cruz en su canal Servimat Info, e igualmente lo explica el periodista venezolano exiliado John Patrick Acquaviva: para los empresarios gringos, el poner fábricas en México, Canadá, la India, Brasil o la propia China, implicaba bajar los costos de producción y así maximizar sus utilidades, de donde empezó a darse un fenómeno brutal de acumulación de riqueza por parte de los miembros de las élites empresariales, y sobre todo, financieras, quienes manejaban los dineros que sostenían toda esa expansión global, y de crecimiento de la desigualdad en EUA a niveles propios del Tercer Mundo, para los gobiernos de Reagan, Bush padre, Clinton, Bush Jr. y Obama, aquello les permitió dar solución a las demandas de la sociedad que, durante los años 70, se había visto golpeada por la inflación provocada por la crisis petrolera y el alto precio de los hidrocarburos: llegaban productos bajos y asequibles para los consumidores, lo que mantenía al pueblo contento con su gobierno.
Si bien es cierto que apareció el famoso Sillicon Valley, en California, el mismo fue regenteado por jóvenes talentos de los negocios y la informática, que pronto, manteniendo su dirigencia en EUA, trasladaron su producción y buena parte de su área de desarrollo, al extranjero, el Iphone puede aparecer como diseñado en el pueblo de Cupertino, pero muchas de las contribuciones para hacerlo provenían en realidad de la India, Singapur, China o Japón, y ni se diga de varios de sus componentes, como chips y semiconductores cuya producción monopolizó Taiwán.
A cambio, se cerraban industrias en el territorio nacional estadounidense: Detroit, de ser la Meca del Automóvil, se fue convirtiendo en una ciudad fantasma con colonias y barrios enteros convertidos en modernas zonas arqueológicas, la potente zona industrial del Cinturón del Óxido, como el estado de Pensilvania, empezó igualmente a caerse a pedazos, precipitando a enormes masas de desempleados a encontrar refugio en los brazos del alcohol y las drogas y en la delincuencia como medio de sobrevivencia. Ante ello, y una realidad en que las empresas generaban riqueza, pero no Estados Unidos, se vino el recurso a la deuda.
Así, surgió el poder financiero de Wall Street y colosos bancarios como Blackrock, Blackstone o Vanguard, JP Morgan, etc. y una Reserva Federal que imprimía billetes como volantes o boletos de transporte público, carentes de respaldo real, más allá de la supuesta fortaleza del país emisor, y ante la demanda de dólares de parte de todos los países surtidores de productos y servicios para EUA, que, en realidad, se fue quedando hueco. Ahora, Trump se ha dado cuenta que su país está al borde de la Quiebra absoluta: las arcas, en realidad, están vacías.
La política de este segundo mandato de Donald Trump, así, debe verse como un último intento desesperado de evitar que EUA se derrumbe. El mandatario es un auténtico patriota, de eso no cabe duda, y está dirigiendo sus esfuerzos a recuperar, y a retener, hasta el último centavo de dólar que pueda, veamos esto punto por punto:
- La Inmigración Ilegal: Aunque es cierto que la mayoría migrantes que llegan a EUA lo hacen con las intenciones de trabajar y obtener recursos para sus familias o su futuro en sus países de origen, --aunque por supuesto hay muchísimo delincuente y malas personas también entre ellos-- los mismos representan tanto una carga como una fuga inmensa de riqueza de su país: desde las remesas que terminan sustentando buenos porcentajes de las economías de México, Centro y Sudamérica, mientras sus indolentes y corruptos gobiernos ven así solucionado el problema de creación de empleos pasándoselo al país del norte, hasta una enorme corrupción interna en los tres niveles de gobierno estadounidenses: ante falsificaciones de documentos, suplantación de personas y otros actos que les llevan hasta incluso, obtener pensiones del Estado, créditos hipotecarios y educativos, generan un inmenso hueco en las finanzas públicas y un verdadero mercado ilícito o economía subterránea.
- La reducción del aparato gubernamental: La creación del DOGE, saltándose su constitucionalidad, y puesto en manos de Elon Musk pretende el eliminar dependencias, (llamadas en EUA Agencias) que resultan francamente inútiles, que han alimentado a multitud de generaciones de parásitos "enchufados" al Estado o que han servido para fines non sanctos, como la famosa USAID, o la Secretaría de Educación, ahora en proceso de liquidación bajo la atenta mirada de la promotora luchística Linda McMahon, que fue un nido de financiación a ideólogos en las instituciones educativas, u otorgante de créditos incobrables a jóvenes que estudiaron licenciaturas que terminaron trabajando en Starbucks. Para Trump, eso se acabó, se terminó el financiar a Harvard para que termine siendo semillero de radicales islamistas, marxistas, activistas de la locura homosexualista o de plano Neo-Nazis que cometan actos antisemitas, por ejemplo.
- Fin al Intervencionismo exterior: Si bien Trump ha lanzado ataques contra los Hutíes de Yemen, lo ha hecho porque tales piratas islámicos constituyen una seria amenaza al comercio mundial, Trump no desea eliminar éste, sino desea que EUA se convierta en potencia exportadora, y para asegurarlo, necesita limpiar una ruta como es el Índico-Mar Rojo-Canal de Suez-Mediterráneo, de esa plaga que, con el pretexto de "luchar por los Palestinos", en realidad sirve a los intereses de Irán, dedicándose al pillaje, a la extorsión y al robo de mercaderías, lo que seguramente, ha contribuido al enriquecimiento de su líderes y de más de un clérigo chiíta persa. Por lo demás, el cierre de USAID implica el dejar de financiar movimientos políticos e ideológicos enriqueciendo a "activistas" en el resto del mundo, dejar de intentar modificar instituciones en otros lados, provocar golpes de Estado y cambios de régimen, todo lo cual era una cascada de dinero que se iba hacia la nada.
- El Narcotráfico: Creo que Trump tiene bien claro que es imposible acabar con el tráfico de drogas hacia EUA, pero bien busca quizá controlarlo, y evitar que toda la ganancia del negocio se vaya fuera de su país. De igual manera, cínicamente prefiere echarle la culpa a otros del problema, sin decir nada sobre cómo disminuir la demanda de las sustancias entre sus gobernados, ni reconociendo que ha sido EUA quien armó a los carteles... se le vio muy sonriente al lado de Obama en su toma de posesión, cuando Soetoro, y su entonces Fiscal Erick Holder, fueron quienes hicieron una gran venta de armamento pesado a las organizaciones criminales mexicanas con el programa Rápido y Furioso, y parece no acusarlo de terrorista. Aún así, el que intervengan en México con o sin el permiso --parece que hay más que una complaciente anuencia de la Presidente Sheinbaum para ello-- fuerzas norteamericanas debe verse como cierto reconocimiento de que mucha culpa tienen ellos en el desmadre y ya era hora de que viniesen a ayudar a recogerlo.
- Los Aranceles: Y finalmente, la polémica medida del pasado 02 de abril... Trump está, en realidad, castigando a las empresas codiciosas y antipatrióticas que buscando costos bajos y ganancias altas, dejaron a los gringos sin empleo, endeudados y empobreciéndose, y al país sin dinero, al trasladarse al exterior. Esto hay que reconocerlo, México, por ejemplo, quizá y pese a nuestras eternas quejas, sea el mayor beneficiario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero eso no fue por malévolos engaños de la bruja mexicana para que la inocente Blanca Nieves estadounidense se comiera la manzana del tratado, sino por que ésta, decidió darle a la primera la semilla para que sembrase el manzano. Ahora, lo que Trump desea es que las frutas salidas de ese árbol regresen a su huerto.
Es cierto que las tasas que sacó en esas tablas que le hacían parecer como un Moisés sosteniendo los nuevos mandamientos del comercio mundial en buena medida están fijadas arbitrariamente, casi al azar --a grado tal que incluso gravan a islas deshabitadas con las que, por supuesto no hay comercio alguno-- y en mucho, golpean a los hasta hace poco, mayores aliados de EUA: la maltrecha Inglaterra recibe un 10%, Israel, pese a haber eliminado los aranceles a los productos norteamericanos fue golpeado con un 17%, y a Vietnam, el viejo enemigo convertido en el más fiel aliado en Asia por la rivalidad contra China, se le propinó un 46% que lo devolvería a los tiempos de los arrozales que conoció Ho Chi Minh, y ahora, pide humildemente una negociación en algo que seguro hace que el General Giap se revuelque en su tumba.
Esto no es un acto de locura de Trump, es sin embargo, una medida desesperada, una jugada del todo por el todo. ¿Tendrá éxito? Es muy pronto para saberlo, pero lo que sí, evidencia que EUA está atravesando por severos problemas económicos causados por un proceso de Globalización que ya no le beneficia, sino que le ha provocado graves afectaciones. En cierta forma, lo que está pasando se asemeja a aquel partido de fútbol entre niños en que, cuando se da cuenta que su equipo va perdiendo, el niño que es dueño de la pelota, la recoge y se la lleva, enojado porque no puede ganar. Estados Unidos aquí, igualmente, no puede competir con los chinos, y por eso decide poner fin a la Globalización, que terminó por construir la monstruosidad pekinesa, y quién sabe si pueda hacerlo aún reinstalando todas sus industrias en su territorio, por lo que cabe pensar varias cosas al respecto:
¿Que pasaría, por ejemplo, si ante la afectación por aranceles de la empresa de ropa deportiva Nike decide regresar toda su producción a Estados Unidos proveniente de Vietnam? De entrada, la empresa se verá afectada por la elevación de sus precios para cubrir el arancel, después, tendrá que hacer el proceso de desinstalación de su planta industrial en el país asiático, trasladarse de regreso a EUA, la construcción y arranque de sus nuevas fábricas en su país de origen, y operar en EUA con una mano de obra más cara y más elevados costos de producción. la pregunta es si Nike sería competitiva con empresas que China u otros países, incluso el propio Vietnam, lanzaran tras haber aprendido el know how durante la permanencia de la marca en su territorio, y que podrían mantener los bajos costos de producción y ofrecer precios más bajos. En ese sentido, quizá EUA dejaría de adquirir productos del exterior, y tendríamos un EUA que habría adoptado la --fracasada-- política de sustitución de importaciones que, por ejemplo, fue implementada en México y otros países hispanoamericanos desde los años 50 a 80, tratando de crear industrias nacionales autosuficientes, lo cual era utópico. Cierto, EUA tiene muchos más recursos y más habitantes que nuestros países, pero aún así, tampoco puede estar totalmente aislado y sólo producir y consumir lo propio.
Fuera de EUA, continuaría existiendo el comercio global, pero la hasta ahora superpotencia se aislaría en un modo casi Bolivariano o hasta casi norcoreano, más si los enemigos de la potencia angloamericana decidieran, precisamente, dejar de comerciar con él, y sólo mantener relaciones entre ellos. A lo mejor perderían el apetitoso mercado gringo, pero buscarían subsanarlo manteniendo y tejiendo relaciones globales brincándolo, y que se centrarían ya no en torno a Washington y Nueva York, sino alrededor de Pekín y Shanghai
¿O acaso, para volver competitiva a la industria norteamericana, buscará reducir los costos de producción en EUA? Esto es: bajar salarios, y en cierta forma, ¿empobrecer a los estadounidenses, para convertirlos en mano de obra atractiva? ¿Reducir el valor del dólar a fin de que deje de ser usado como reserva mundial y así, evitar que los extranjeros acumulen reservas en la moneda nacional norteamericana? ¿Renegociar la deuda externa de EUA con China, otros Estados e instituciones? Lo que simplemente consiste, como algunos plantean, pretende usar los aranceles como arma para presionar y negociar, algunos, como el mencionado Juan José Cruz, plantean que lo que quiere, es una especie de "rescate" de la economía norteamericana con la compra de deuda disfrazada de inversión extranjera en EUA.
Como sea, aún no están claros los objetivos, ni cuáles serán los resultados de la política que ha iniciado Trump. Por supuesto, esto lo está alejando aún más de Europa, aunque realmente, Trump sabe que la Unión Europea dominada por partidos y políticos socialdemócratas, controlados por los intereses financieros de la propia Wall Street y de la City londinense, que han impulsado la ideología woke, a los que el neoyorkino pretende desplazar en favor de los industriales y desarrolladores de tecnología que producen riqueza real y no meras especulaciones con asientos contables electrónicos, es su enemigo, mayor que Rusia o la propia China. La presión económica que puede ejercer sobre los europeos, puede conducir a que éstos al fin, decidan alzarse en contra de regímenes cada vez más totalitarios disfrazados de Democráticos, lo que se ve en la intervención en las elecciones rumanas o en la inhabilitación a Marine Le Pen para contender por la Presidencia de la República Francesa, ante la oposición que significan para la dictadura ideológica impulsada por banqueros.
En fin, estamos ante el inicio de una montaña rusa geopolítica y económica con un pronóstico reservado, que puede tener repercusiones durísimas e imprevisibles tanto al interior como al exterior de EUA. Sólo nos queda ser espectadores, esperar hacia dónde van los acontecimientos, y finalmente, adaptarnos al nuevo mundo que se encuentra emergiendo: un mundo post-globalización.
5 comentarios:
La cumbre con China de la administración Nixon buscaba debilitar a la URSS. Fue un éxito diplomático que EUA no ha igualado hasta hoy.
La cumbre China de la administración Nixon fue un logro diplomático insuperable hasta hoy. En el contexto de la Guerra Fría se entiende.
Nadie lo cuestiona, el problema fue que China creció más de lo esperado, y de aliado pasó a ser competidor, y en mucho fomentado por las grandes empresas norteamericanas.
¿Es cierto lo que se habla del acuerdo entre China, Japón y Corea del Sur? No creo que EUA permita que sus colonias en Asia se le salgan del redil tan fácil.
¿Qué buscará Pedro Sánchez en plena tensión entre EUA y China yendo al gigante asiático? Y encima rindiéndole tributo a Ho Chi Minh en Vietnam. XD
Pues si Trump busca "desglobalizar" la economía de su país, y hacer un enroque con EUA abandonando escenarios distantes, sí los puede dejar a su suerte; en ese sentido, estos tres países, enemigos desde hace casi 2,000 años, pueden encontrar una vía de llegar a acuerdos ante la conveniencia económica. Y en cuanto a Sánchez, creo que se ve una división ya en Europa, la Conservadora representada por Meloni, viaja con Trump y busca acuerdos para reducir aranceles, la "Woke" o Globalista, quiere romper con EUA y busca la alternativa en China y los desconcertados vietnamitas, quienes creían haber tejido una alianza con su antiguo enemigo de los años 60 para hacer frente a su enemigo más ancestral: el Celeste Imperio. Es como el dicho "aquí se rompió una taza" y cada quien a ver con quien comercia.
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