Buscar este blog


4 de julio de 2024

EUA EN CRISIS

 Quién ganó? Biden titubeó ante un Trump al ataque que dominó el tenso debate  presidencial de EE. UU.

En un aniversario más de la independencia de Estados Unidos de América, la tambaleante primer potencia mundial llega a sus 248 años de la emisión de su Declaración de separación respecto de la Corona Británica con negros nubarrones para el futuro, probablemente en el umbral de la peor crisis política desde la Guerra Civil, en su Historia.

Quizá nada muestra más la decadencia y esa gravísima crisis interna en la que se encuentra Estados Unidos de América que el debate celebrado el jueves 27 de junio del año en curso en las instalaciones de la televisora CNN entre el Presidente Joe Biden, hasta ahora aspirante a la candidatura para la reelección como titular del Poder Ejecutivo norteamericano por el Partido Demócrata, y el ex Presidente Donald Trump, igualmente aspirante como candidato para regresar a ese mismo puesto postulado por el Partido Republicano.

De entrada, al igual que lo que decíamos de las pasadas elecciones presidenciales aquí en México, es claro que en EUA hay una clase política con problemas para renovarse, si decíamos que al sur del Río Bravo, las dos principales candidatas contaban con 61 años de edad, sin que apareciera un recambio generacional, y ambas candidatas, aunque fuesen más jóvenes que el actual ocupante del Palacio Nacional, eran incluso mayores al antecesor de éste, quien apenas ha cumplido 55 años de edad. En el caso de nuestro vecino del norte, esto es todavía más drástico: Biden tiene 81 años de edad y Trump, 79, ambos, son mayores que el antecesor del empresario neoyorkino en la Presidencia de la República: Barry Soetoro/Barack Obama, quien supuestamente cuenta con 62 años, si hacemos caso a la "información oficial" que hay sobre él. Incluso, el candidato que pretende presentarse como "tercero en discordia", tras haber renunciado a su militancia Demócrata, Robert F. Kennedy Jr., hijo del mítico Fiscal General del mismo nombre, y sobrino del también recordado Presidente JFK, suma ya 70 años de edad...

Aún así, es claro que Donald Trump muestra contar con una buena salud, y encontrarse lúcido y consciente, muy a pesar de todos los problemas legales en que le ha metido la persecución desatada por la Administración Biden y el Partido Demócrata por cuestiones meramente puritanas elevadas a rango legal, muy propias del decadente protestantismo anglosajón.

En cambio, Biden mostró su evidente deterioro físico y mental, además de su consabida tendencia a mentir y atribuirse logros que los mismos hechos desmienten; ante ello, Trump no tuvo más que hacer notar tales mentiras y, como es su costumbre, autoelogiar sus cuatro años al frente del Gobierno norteamericano, acentuando que, bajo el viejo demócrata, se han disparado los conflictos armados internacionales, principalmente en Ucrania y Gaza, además de la tensión con Corea del Norte, con la que el neoyorkino había tenido un gran acercamiento, y es que no cabe duda, Biden siempre ha sido un halcón ávido de sangre, como el Partido Demócrata que ha sido siempre, mucho más belicista que el Republicano, pues la postura de este instituto político siempre ha sido defensiva, mientras que el "partido del burro", siempre ha sido mucho más agresivo u ofensivo hacia el exterior.

Lo que más sorprende es que, al parecer, entre los Demócratas haya quien apoye que el anciano, evidentemente afectado por problemas de demencia senil, continúe como abanderado del partido camino a la Presidencia, aunque también existe quienes plantean que debe ser sustituido por algún otro personaje importante del partido, ya fuera Kamala Harris, Michelle Obama o el Gobernador de California Gavin Newsom. Por su parte, Biden no da muestras de aceptar su incapacidad y hacerse a un lado de la contienda electoral; igualmente, parece que su propia familia, presiona y enroca al patriarca a fin de evitar su derrocamiento aún antes de la llegada de noviembre, y sus sustitución por Kamala Harris; en mucho, esto se debe a que la Presidencia ha sido una gallina de los huevos de oro para la parentela del Presidente y garantía de cierta impunidad para su hijo Hunter, y los cuestionamientos de que, quizá detrás de la Guerra de Ucrania se esconde la intención de ocultar y proteger una serie de tramas de corrupción entre la familia Biden y empresarios y políticos ucranianos.

¿Pero porqué sostener a alguien con los evidentes problemas de salud física y mental que padece Joe Biden, al frente del Poder Ejecutivo norteamericano? Pues, porque fundamentalmente se trata de un títere dócil y que ha obedecido fielmente a los poderes fácticos que controlan a EUA y la toma de decisiones. Ya lo advertía hace poco más de 60 años el Presidente General Eisenhower, cuando señalaba que el gran peligro para la Democracia norteamericana era el Complejo Militar-Industrial, al que agregaría además, el factor financiero, y se podría agregar el tecnológico y el mediático, o tal vez podría entenderse que estos otros, englobados ya desde ese entonces por Cecil Wright Mills, como Élites del Poder, y que se han ido haciendo con el control absoluto del Estado norteamericano desde aquel entonces; no es de extrañarse, en EUA podemos ver cómo se han materializado las teorías de Aristóteles y Polibio respecto a la evolución de las formas de gobierno, y que la entonces Democracia norteamericana ha venido a degenerar en una Oligarquía. Incluso, esto ya lo señalaba desde el siglo XIX Alexis de Tocqueville en su Democracia en América, obra mucho más crítica y menos elogiosa de lo que tradicionalmente se cree.

Y es que, el Liberalismo Económico norteamericano, o si se quiere, el Neoliberalismo sobre todo llegado a la Casa Blanca con Reagan en 1981, propició que el poder abandonara al Estado en forma acelerada y fuese ejercido por las grandes empresas; se implantó la Dictadura de los Mercados, mismos que, contrario a lo que se interpreta de Adam Smith, no son un fenómeno natural son fuerzas que son ejercidas por agentes, quienes los manipulan a fin de obtener más beneficios, reducidos estos a la generación y obtención de riquezas sin escrúpulo alguno. El Estado ha dejado de ser un regulador de la actividad económica para permitir una mayor equidad y una igualdad ante la Ley de todos los actores, sino una especie de sirviente, o ejecutor de sus dictados y hasta caprichos.

Así, detrás de las políticas woke o progresistas, hay muchos intereses detrás de supuestas libertades y derechos ahora reconocidas: desde las farmacéuticas y el próspero negocio de la anticoncepción y el aborto, el uso de los restos humanos para colágenos y cosméticos, las hormonas sintéticas y tratamientos contra las ETS, a la venta de artículos de consumo innecesarios pero que dan estatus, sobre todo para solteros o parejas sin hijos, y la inmensidad de productos para los que humanizan a los animales con los que mitigan su soledad al rechazar, o no poder, tener familia.

Ante ello, Trump se pretende erigir como un reconstructor del Estado norteamericano y de la potencia industrial de su país, trasladada, por los mismos intereses de las grandes corporaciones, a lugares donde la mano de obra resultara más barata; la alianza entre EUA y China, surgida dentro de la Guerra Fría para debilitar al Bloque Comunista con la escisión entre el Comunismo Ruso/Soviético y el Chino/Maoísta, terminó finalmente en una relación que benefició enormemente al Celeste Imperio y le dotó de la fortaleza económica necesaria para impulsarse y crecer como potencia y amenazar a su benefactor, quien además se ha visto traicionado por la codicia de las grandes corporaciones y empresarios como Bill Gates y Microsoft, para quienes el patriotismo no existe, existen los beneficios e intereses, y para ellos, la desaparición de las fronteras y el invertir aún en los enemigos de su patria, es hasta algo hasta ansiado y promovido.

Trump, cuyo mensaje ha calado en las clases bajas y trabajadoras, en los deplorables (cualquier semejanza entre el desprecio de figuras de la Oposición mexicana hacia los electores o simpatizantes de Obrador y la Sheinbaum no es mera coincidencia, en los medios y ciertas élites mexicanas existe una inexplicable simpatía por el Partido del Burro, que ha sido siempre el más agresivo enemigo de México en el país del norte) va enfilado a regresar a la Casa Blanca con una victoria aplastante sobre Biden, Harris o quien sea que pongan como candidato en su contra; la pregunta es si lo dejarán contender, o bien, si recurrirán, como todo indica que pasó en 2020, a triquiñuelas y los enormes vacíos dentro de un sistema electoral diseñado hace 240 años, para impedirlo, razón por la cual la tensión interna en EUA es palpable y es creciente. El pronóstico es reservado sobre las consecuencias que algo así podría tener, en una sociedad cada vez más polarizada y con multitud de conflictos larvados y no resueltos.

Estemos atentos, la cuenta regresiva al 02 de noviembre está corriendo...

No hay comentarios: