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19 de marzo de 2022

LA GUERRA EN UCRANIA Y CUANDO LA VERDAD ES LA PRIMERA VÍCTIMA


El sábado pasado, mi maestro, el Dr. Rigoberto Ortiz y yo tuvimos esta larga conversación acerca de la Guerra de Ucrania y cómo la misma ha implicado la censura de información, en especial a medios rusos, como RT o Sputnik, y no solo eso, sino también a la cultura, como compositores y escritores, o al deporte, extendiendo una "rusofobia" no vista desde las películas holywoodenses de los años 80 en plena Guerra Fría, en que los rusos, entonces soviéticos, eran retratados siempre como los "villanos". Pero esto, va más allá.

La realidad es que esto es una actitud infantil y que muestra el carácter de los liderazgos que se tiene en Occidente y el doble rasero que se emplea; múltiples veces EUA ha invadido a países de forma tanto o más arteramente que ahora Rusia a Ucrania, y sin que se haya desatado una oleada anti-yankee como lo que pasa ahora o se ha impulsado desde el poder. Por supuesto, sabemos que las televisoras públicas rusas difunden propaganda, pero, ¿quién no lo hace? ¿porqué razón han de tener más credibilidad los medios occidentales que los rusos cuando sus análisis o discursos apelan más a encontrar como causas de la actual guerra a una supuesta locura de Putin o a mover los sentimientos de la audiencia? ¿O que difunden noticias sobre victorias ucranianas que suenan realmente inverosímiles?

Aquí no se trata de tomar bandos y ser pro-ruso o pro-occidental; los acontecimientos históricos, como los que estamos viendo, deben ser observados de la manera más objetiva posible, simplemente debemos tomar en cuenta los siguientes elementos:

  • Ucrania jamás existió, hasta antes de 1991, como un Estado Independiente, tampoco existe, históricamente, una nacionalidad ucraniana en sí, más cuando se trata de un territorio que está formado por las tierras ancestrales del origen de Rusia en el siglo XI, otras regiones tomadas a los Otomanos, a Polonia tras la II Guerra Mundial, y que antes fueron del Imperio Austrohúngaro, de Prusia y el Imperio Alemán, la Mancomunidad Polaco-Lituana o la expansionista Suecia de Carlos XII.
  • Cuando en 1991, se aceptó el desmembramiento de la URSS, se tuvo el compromiso de que, a la vez que el Pacto de Varsovia se diluía, la OTAN debía hacer lo mismo y no expandirse, cosa que EUA y aliados occidentales no cumplieron, por el contrario, la expansión de la Alianza continuó a fin de "ahorcar" o amenazar directamente a Moscú, bajo la connivencia de un verdadero traidor a Rusia como Boris Yeltsin, quien jamás defendió la dignidad rusa.
  • El régimen actual de Kiev surgió de una rebelión y golpe de Estado, el famoso Maidán, de 2014, orquestado por EUA, con la administración Obama, muchos de cuyos funcionarios que participaron en dicha revolución de colores se encuentran ahora en puestos clave en el gobierno de Biden, como Victoria Nuland o Anthony Blinken. Movimiento que se apoyó en grupos radicales de ultranacionalistas o neo-nazis sucesores de aquellos colaboracionistas con la invasión alemana que liderara Stephan Bandera.
  • Los ataques innegables hechos a las regiones de Donetsk y Lugansk, que no aceptaron el cambio de régimen en ese entonces, y que eran llevados a cabo por las milicias radicales ucranianas, costando la vida a miles de personas.
  • La probable inclusión de Ucrania en la OTAN implicaría un daño estratégico enorme para Rusia, aún más que la ya existente inclusión de los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia), debido al peso económico y la posición geográfica del país.
Ante todo ello, y la cerrazón de Occidente, es que Putin no tuvo más remedio que iniciar esta agresión. ¿Esto nos lleva ahora a demonizar a EUA? Tampoco; estamos ante la colisión de intereses, y esto además, se entiende en la amoralidad de la Geopolítica descrita desde Maquiavelo como una búsqueda de satisfacer los intereses nacionales, antes que lograr el "Bien Común", a través de los medios que se consideren idóneos para llegar a ellos, antes de su valoración moral. Los norteamericanos, por tendencia natural, han buscado mantener su posición como primer potencia mundial, y no escatiman medios ni acciones para lograrlo, ahogando a Rusia, a la que no quieren dejar levantarse.

He dicho ya muchas veces antes aquí que Rusia es igual que EUA, o como en el pasado lo han sido Inglaterra o España, una potencia imperial, cuya particular situación geográfica le ha llevado a expandirse por Eurasia como vía de garantizar su seguridad; y no solo eso, sino que también su penetración en otros continentes, como la influencia que indudablemente ejerce sobre los regímenes de la Izquierda populista en Hispanoamérica del Foro de Sao Paulo hay que encontrarla, no en que Vladimir Putin siga siendo un comunista de viejo cuño que coincida con las ideas de un Díaz-Canel o un Maduro, o un Boric, sino en que es una forma de mantener inestable el continente y contar con aliados que, de alguna manera, incomoden a Estados Unidos dentro de su mismo hemisferio... cuestión de estrategia y nada más, pero que la pagan los habitantes de los países caribeños que ahora languidecen bajo regímenes autoritarios, ineficientes y corruptos, lo cual no perturba en modo alguno al líder del Kremlin.

La verdad, el pronóstico de cómo va a terminar toda esta contienda es reservado; recordemos que esto no es un partido de fútbol. Nada es más incierto que la guerra en cuanto a las consecuencias a largo plazo que puede tener; sin embargo, podemos estar seguros que Vladimir Putin, un estratega nato, entrenado toda la vida para recopilar información y luego tomar decisiones basadas en ella, --labor propia de un órgano de inteligencia, como la KGB/FSB a la que perteneció y llegó a comandar en la década de los 90,-- decidió lanzarse a esta aventura por considerar que contaba con grandes posibilidades de éxito, ni antes ni después, y cualquiera puede ver porqué llegó a esa conclusión: Estados Unidos viene de la, probablemente, más humillante derrota de su Historia ante los Talibán en Afganistán y se encuentra bajo un gobierno débil y errático presidido por Joe Biden y Kamala Harris, mientras Europa depende casi totalmente de las compras de gas y petróleo ruso para sostener sus necesidades energéticas, por lo que una confrontación directa con Moscú sería suicida, sin llegar a ser nuclear y la temida MAD (Mutual Assured Destruction).

Entre tanto, la globalización de los mercados y la economía mundial llevan a que las sanciones económicas que se han aplicado con dureza extrema contra Rusia, afecten no solamente al gigante eslavo, sino a sus propios sancionadores; no en balde, el boicot a las materias primas y al comercio con éste, ha repercutido de tal manera en EUA, que ahora se encuentra enfrentando a una inflación más propia de países tercermundistas mal dirigidos, como Argentina, que al líder mundial, agravando a una situación ya de por sí mala, debido a la pandemia del COVID, de la que nadie parece acordarse ya, a grado tal que las restricciones que, hasta hace pocas semanas, se hacían tan necesarias y se forzaba a cumplir, lo que provocó el famoso escándalo del tenista Djokovic y Australia, con el que abrimos este año, y generaron el conflicto canadiense entre gobierno y camioneros, se levantan en masa en diversos países. De repente, parece que el coronavirus perdió su letalidad.

Como sea, no debemos olvidar que Sun Tzu definió a la guerra como "el arte del engaño", y que puede ser que Ucrania no sea el objetivo del conflicto, sino sólo el pretexto para ir a un más allá consistente en debilitar, si no en derribar la hegemonía estadounidense y occidental en general, que se ostenta sobre el mundo. Simplemente, la OTAN ha quedado al descubierto como una alianza que carece de un objeto real, porque, fundada para contrarrestar al poderío ruso en 1948, hoy en día, hacerlo realidad significaría ir a una confrontación que podría escalar hasta la aniquilación completa de la humanidad. Es decir, el objetivo de la Alianza Atlántica es irrealizable; no así los jugosos negocios de venta de armamento que se han lanzado como consecuencia del ataque moscovita, una vía con la que, quizá, se busca restablecer la salud de la economía norteamericana.

De igual manera, cada vez hay más indicios que los movimientos ecologistas contra el "cambio climático" y por las "energías limpias" han tenido en Moscú a un generoso patrocinador, con lo que se ha logrado una dependencia a los energéticos rusos, lo cual permite a Putin seguir contando con financiamiento para la guerra, minimizando el efecto de la andanada de sanciones impuestas, junto con la ayuda de China. Las sanciones, por su parte, están. sirviendo para que Rusia esté rompiendo a la Globalización, la salida de empresas occidentales y la muy posible expropiación que haga el gobierno de Putin de los activos que dejen en territorio ruso, podrán llevar a que los oligarcas terminen, como buitres, por depredar sobre ellos cuando el Kremlin se los ceda y creen una industria propia, separada de la occidental, mientras que, junto a China, construya un nuevo esquema financiero internacional, alterno al occidental.

No olvidemos que en el discurso con el que anunció el inicio de la intervención militar en Ucrania, Putin criticó abiertamente a la Globalización y la ideologización, sobre todo en materia de género, a la que señaló como contraria a la Naturaleza y destructiva; al parecer, lo que se busca es la ruptura del orden global y la nueva fragmentación del mundo, poniendo fin al orden unipolar que se había mantenido durante treinta años y que era el pilar del proceso globalizador.

Aunque se insiste que la operación militar está resultando un desastre para los rusos en los medios occidentales, se da el testimonio de mercenarios que han desertado de las filas ucranianas y relatan una situación muy diferente, además de que es innegable que los moscovitas están ganando terreno y obteniendo cada vez un mayor control; incluso, el propio Zelensky se encuentra ya aceptando que Ucrania no puede ser miembro de la OTAN, por lo que quizá el final de la contienda esté cercano.

¿Qué pasará después? Es muy temprano para decirlo, pero sin duda, el mundo posterior a la Guerra de Ucrania será muy diferente; creo yo que se está dando un debilitamiento de la posición de EUA a nivel mundial y la economía de nuestros países occidentales se verá muy afectada. Putin hizo una apuesta muy alta, juzgó, probablemente, que estaba en el momento propicio para intentar el movimiento que está realizando; lejos de lo que se cree, no está solo, al parecer, tiene detrás una alianza con China, Irán y potencias islámicas, además de los regímenes del Foro de Sao Paulo en América. Estemos atentos, todo esto que estamos viendo, terminará por afectarnos en lo particular.
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México y el conflicto:

México se encuentra, como todos los países occidentales enfrentando un momento crucial de la Historia con el pero liderazgo posible: Andrés Manuel López Obrador es un personaje lleno de contradicciones, ignorante y desinteresado por el entorno, formado en, y habituado al más rancio "nacionalismo revolucionario" propio del México de los años 70 del siglo XX, carece de una comprensión plena de los acontecimientos mundiales, los que le parecen ajenos y lejanos, pues no comprende la Globalización en la que nos encontramos y que la misma, aunque sin duda ha tenido efectos muy nocivos en muchos aspectos, en otros ha beneficiado sin duda a nuestro país.

Cierto, el ascenso de AMLO, junto con el del resto de los mandatarios de la vertiente "populista de Izquierda", es una reacción contra el aspecto negativo de la Globalización, al menos en algunas de sus facetas, puesto que si bien se rechaza la actuación muchas veces inescrupulosa y privilegiada de las multinacionales, efectos tales como la desigualdad y la acumulación de riquezas enormes en pocas manos, no se hace lo mismo con el discurso progresista que es dogma del proceso. Aunque en ese sentido pareciera que el tabasqueño, en lo personal, no coincide del todo con la agenda LGTBQ, el Feminismo o la promoción del aborto, aunque no duda en utilizar a sus partidarios para sus fines.

Y es que AMLO podrá no tener más allá de una inteligencia mediocre, ser un ignorante y no comprender del todo lo que sucede en el mundo de hoy, pero es en cambio, un hábil propagandista de sí mismo, y conocedor de la mentalidad promedio del mexicano, formada por décadas, no de educación, sino de adoctrinamiento en una enseñanza de la Historia nacional en torno a un irredentismo y victimismo diseñado para justificar y legitimar el sistema político surgido de la Revolución y un estatus quo en que la culpa del subdesarrollo no se debe a las pésimas decisiones y al entreguismo a intereses externos de gobernantes como Juárez, Madero o Cárdenas, convertidos en santones por los libros de texto en las escuelas primarias, ni a la apatía, pereza e indolencia de los mexicanos, sino a las intervenciones de "el extranjero" visto como un todo abstracto y perverso por naturaleza.

En ese sentido es de entenderse la respuesta dada por AMLO a la resolución del Parlamento Europeo ante la ola de violencia y los asesinatos de periodistas que se viven en México. Su carta, además de grosera, escrita con un lenguaje propio de un mercachifle enfadado con su vecino de puesto en algún mercado municipal, está llena de cinismo, pues no dice nada ni reconoce la evidente violencia, ni la persecución al periodismo en el país, incluso llevada por él mismo contra aquellos que le son críticos. Pero también, hay que reconocerlo, tiene agudeza al poner el dedo en la llaga ante la debilidad de la Unión Europea y sus instituciones, puesta en evidencia tanto por la Pandemia del COVID como por Putin y su intervención en Ucrania: ¿Cómo puede la Unión Europea preocuparse por la libertad de expresión en México cuando censura a los medios rusos en el continente o condena al ostracismo a quien adopte una postura contraria al discurso oficial que ha hecho de un payaso, travesti y títere domo Volodimir Zelensky un héroe, y con un maniqueísmo infantil condena a Rusia en general, hasta su cultura? ¿Cómo puede condenar la violencia del narcotráfico en México, y a la vez, atizarla en Ucrania enviando armamento a grupos radicales y criminales como el Batallón Azov diciendo que constituyen la "resistencia heroica" contra Putin? 

López Obrador ha contado con la enorme suerte de que sus críticos, como coloquialmente se dice en México, quieren tener la lengua larga en su contra sin fijarse en la enorme longitud de su cola, es decir, cuentan con antecedentes más que cuestionables que no les hacen ser una alternativa deseable, o un blanco fácil para que el tabasqueño cuestione su credibilidad, y esto pasa incluso en este caso; AMLO, ante sus electores, adoctrinados en un perpetuo resentimiento contra "el extranjero", ha quedado como el defensor de la Soberanía Nacional, como un "nuevo Juárez" enfrentado a los imperialistas europeos.

Diferente ha sido la postura de Paco Ignacio Taibo II, escritor que se desempeña como director de la editorial Fondo de Cultura Económica, yo lo había visto ya en la última Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que, contrario a lo que podría esperarse de alguien que siempre ha presumido de ser militante de Izquierdas, ha hecho una gran renovación desde el punto de vista comercial, de esta editorial pública, e incluso reeditando libros de autores muy poco coincidentes con las ideas marxistas o socialistas; desgrciadamente, la Universidad de Guadalajara y el comité organizador de esta Feria han decidido unirse a la estupidez colectiva, amenazando con prohibir autores y editoriales rusas en la edición de este 2022 a celebrarse en diciembre. Ante ello, Taibo reaccionó de manera valiente, defendiendo a la Literatura Rusa y a su cultura, ante esta posición, y en general pronunciándose en contra de la censura, correctamente señalando que si hay ideas con las que no se está de acuerdo, éstas se combaten con otras ideas y para eso está el debate.

México debe mantenerse neutral y equidistante ante el conflicto, sin sancionar ni pronunciarse en contra de ninguna de las partes; un conflicto así quizá pueda brindar oportunidades al país para corregir el rumbo, presentar alternativas a los aspectos negativos de la globalización y buscar integraciones internacionales que puedan resultar benéficas; desgraciadamente, no tenemos un liderazgo capaz de evaluar la situación actual y detectar esas oportunidades; México, una vez más, se quedará al margen, mientras el mundo y la Historia, pasan de largo.






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