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5 de agosto de 2011

VIVIR DEL MITO... (Obama y los Kennedy)



Hace un mes que escribí sobre los Kennedy y la miniserie de ocho episodios que fue transmitida tanto en el canal A & E como en el History Channel, así como del libro escrito por Peter Collier y David Horowitz, mismo que estoy terminando de leer y que sin duda es fundamental para entender el mito kennediano; es cierto, como dicen estos autores, que la figura de JFK fue engrandecida por muchas circunstancias: su muerte siendo todavía joven, las posibles conspiraciones detrás de la misma, su carisma personal, la tragedia de su familia, y la gigantesca e incomprendida figura de Bobby Kennedy, su hermano menor y verdadera "eminencia gris" de su administración y quien motivó mucho el nacimiento de un mito en torno a su hermano, que por lo demás y pese a ser un hombre con muchos defectos y contradicciones, ha pasado a la Historia como uno de los personajes más queridos e influyentes en EUA.

Barack Obama, por su parte, ha decidido reproducir en él muchos de aquellos elementos del mito de "Camelot", en cuestión de imagen, el afroamericano ha querido jugar a ser un nuevo Kennedy, apelar a la memoria y al recuerdo histórico de un Presidente que es recordado por enfrentarse a las elites militares, sindicales, empresariales y del crimen organizado y que todo ello bien le pudo costar la vida. Obama no se ha peleado con ninguna de ellas: ha mantenido vivas las guerras para complacer a los generalotes e incluso premió a uno de ellos, a Petreus, con la dirección de la CIA, lo que le coloca con un poder inmenso y una capacidad de influencia sobre la administración inmensa, ha otorgado cuantiosas dádivas a empresarios y sindicatos con sus rescates financieros, que en mucho son responsables del brutal endeudamiento y en cuanto al crimen organizado, ha dejado que el mismo haga pedazos a México y se ha hecho virtualmente pato respecto al tráfico de armas. De igual manera, mientras JFK y RFK apoyaron la lucha por los derechos civiles de los negros con reformas legislativas y censura abierta al racismo (que ellos mismos habían padecido en su calidad de celtas y católicos), Obama sólo habla y promete el paraíso a los inmigrantes hispanos pero en realidad ha sido el deportador supremo de la Historia, lo que ciertamente, ya ha provocado el enojo de elementos hispanos incluso al interior de su partido.

Aún así, Obama ha buscado hacer todo lo posible por asemejar un Kennedy de color, no en balde, buscó el apoyo del menor de los hermanos, el recientemente fallecido Edward o "Ted", quien en mucho le apadrinó para que ascendiera en su carrera a la Presidencia al interior del "Partido del Burro", y más tarde el uso de fotogracías de él con sus hijas, en el despacho oval, como Kennedy con sus vástagos en el mismo lugar; sus juegos de Basquetbol en la Casa Blanca recuerdan las "cascaritas" de Fútbol Americano organizadas por el propio Jack o por Bobby con familiares y amigos,  y para colmo, ayer al ser su cumpleaños número 50, en un evento para recaudar fondos para su campaña de reelección, el Presidente fue festajado por la cantante de color Jennifer Hudson que entonó el "Happy Birthday" en una escena que ha sido comparada con la actuación de Marilyn Monroe en el cumpleaños de Kennedy, salvo que en este caso era evidente la relación amorosa existente entre el Presidente y la rubia actriz holywoodense.

Este intento de ponerse el saco o los zapatos de un gobernante del pasado que es bien recordado no es nuevo, es una práctica tan antigua como la política misma y uno de los instrumentos de propaganda más usados. En la antigua Roma, por ejemplo, los nombres de César y Augusto pasaron a ser los títulos de realeza de los emperadores romanos posteriores, no solo a fuerza del testamento de Julio César que legó su nombre a Octavio y que éste fuese nombrado "Augusto" o "Divino" por el Senado, sino a que los posteriores monarcas romanos deseaban seguir el legado de ambos personajes: gran guerrero el uno e insigne estadista el otro. A inicios del siglo III, la dinastía de los Severo pretendió continuar con la obra de los Antoninos, dinastía reconocida por la paz y grandeza que trajeron a Roma en su apogeo, y así, algunos de ellos, como Caracalla o Heliogábalo, usaron los nombres de "Marco Aurelio" y "Antonino" a fin de mostrar su unión con sus predecesores, incluso, desde Septimio Severo, fundador de esa dinastía, se dejaron las barbas y las peinaron en forma similar al emperador filósofo, pues quisieron imitar no sólo su sabiduría, sino su valentía en los campos de batalla. Posteriormente y después de Constantino, diversos emperadores, desde Teodosio a Justiniano y Heraclio, usaron el nombre "Flavio", para marcar su continuidad con el primer emperador cristiano, que pertenecía a esa "gens" o clan, una de las más prestigiosas y linajudas del Imperio; incluso, y aún cuando las modas y el equipo militar ya habían cambiado, se hacían estatuas vistiendo ropas y armas pertenecientes a los tiempos de Augusto y en poses similares a éste, a fin de marcar la continuación de su legado.

Y muchas veces esa propaganda no coincidía para nada con la realidad... pese a barbas y peinados y nombres prestados, entre los Severo y los Antonino no hubo semejanza, los primeros eran una dinastía de cartagineses y sirios romanizados con creencias místicas y dados al militarismo y autoritarismo más duros, mientras que los primeros destacaron por su prudencia, buen Gobierno, salvo el caso de Trajano, el conquistador, y Marco Aurelio, el defensor, que reinaron en los campos de batalla, tendieron a mantener y consolidar la paz, y todos tuvieron valor para enfrentar los retos, todos excepto el último: Cómodo, el demente hijo del emperador filósofo, además los miembros de esta familia eran romanos nacidos o relacionados con las colonias de Hispania, y partidarios del racionalismo griego.

Algo similar ocurre ahora, pese a que Obama ha incumplido una y otra vez sus promesas de campaña, pese a que elevó el endeudamiento público a niveles que ni con Bush fueron alcanzados, pese a que ha mantenido el estado de guerra en Medio oriente y tiene al país semi envuelto en la guerra civil libia, sigue teniendo sus aduladores y sus apoyos, fundamentalmente en los medios masivos de comunicación y la farándula, pese a que él ante las señales de alarma desesperada disparadas por todos lados quiere seguir aumentando el déficict´y solventarlo con la impresora de billetes que provocará una inflación espantosa, resulta que los malos, los equivocados, extremistas y locos son aquellos que, como el "Tea Party", piden prudencia y recortes reales al gasto, mientras que los buenos son los partidarios del demencial y desenfrenado endeudamiento que piden la elevación del techo de deuda hasta más allá de Plutón... esto es comprensible, con Obama, la farandula y el progresismo en general llegaron a la Casa Blanca, algo que contrasta con lo hecho por los Kennedy, que al iniciar la cruzada anti-mafia rompieron con Sinatra y su (adecuadamente) llamado "Rat Pack" y el alejamiento de John respecto a Marilyn, lo que la sumió en la depresión que la llevó a suicidarse (ha quedado demostrado que no pudo ser asesinada, además de que la teoría de una relación entre Bobby Kennedy y ella fueron rumores falsos difundidos por sus opositores políticos), como tanto en los medios masivos como en la farándula la Izquierda Progresista es dominante, se hace toda una campaña a su favor a fin de que Obama siga siendo visto como lo mejor que le pudo haber pasado a EUA.

La verdad, sin embargo, es que Obama está muy bajo en las encuestas y que el descontento contra su administración es enorme, pero, a pesar de ello, saldrá elegido, no por sus méritos, sino porque no hay nadie más... así de desolado es el panorama...
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En el próximo post: continuamos la historia de los Habsburgo...

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