23 de noviembre de 2024
EL MUNDO AL LÍMITE
16 de noviembre de 2024
EUROPA EN CAÍDA LIBRE
Si como mencioné en el post anterior, la victoria electoral de Donald Trump y su regreso a la Casa Blanca ha ocasionado una conmoción enorme en todo el mundo, y se enmarca en el cambio de orden vigente, --quién sabe si no también veremos en EUA un cambio sustancial del orden político, pues al menos, ya ha anunciado algunas reformas drásticas, incluso a nivel constitucional que propondrá, y obtendrá, al tener la mayoría asegurada en ambas cámaras del Legislativo-- que sin duda, truncarán o modificarán, al proceso de Globalización que, desde los años 90 parecía conducir al mundo a una integración completa en lo económico, comercial, y hasta político.; sin embargo, es claro que en adelante, lo que se implantará será la fragmentación, quizá en bloques, o más bien, entre los distintos Estados en la búsqueda de su interés nacional, como era hasta antes de la Segunda Guerra Mundial; el comercio será únicamente un medio para lograrlo.
Hay muchos síntomas que nos indican que Europa en general, como el Bloque conocido como Unión Europea, como varios de sus principales naciones, en particular el cuarteto de las históricamente grandes potencias del Viejo Continente: España, Francia, Inglaterra y Alemania, junto con algunos de sus adláteres, como Holanda o Suecia, muestran síntomas indudables de un declive acelerado y doloroso, sin que, a pesar de posibles cambios políticos, estos lleven a un auténtico rescate o salvación de los pueblos europeos al corto o mediano plazo; y quién sabe si realmente tengan remedio.
Lo ocurrido en Valencia hace apenas unos días muestra la postración actual de aquella potencia que llegó a fundar el primer Imperio global en el que nunca se ponía el sol, ahora enfrentándose a una situación propia del Tercer Mundo, a la que, en algunas regiones de México estamos tan acostumbrados. Los gobiernos "democráticos" llegados tras la muerte del Generalísimo Franco han demolido y descuidado diversas obras hidráulicas que se hicieron bajo su dictadura con las que no solamente se salvó a la ciudad de inundaciones ante la crecida de los ríos, sino que brindó posibilidades de regadío y disponibilidad de agua para las zonas agrícolas, industria y el propio consumo humano. Sin embargo, como Franco está demonizado como un "dictador fascista", sus obras también lo son, además de que son contrarias al medio ambiente, como lo es igualmente la actividad agrícola. Así, la ciudad de Valencia y sus suburbios como Paiporta, pasaron de ser parte del Primer Mundo a un muladar tercermundista lleno de lodo por decisiones de los políticos defensores de la Democracia, la Ecología y la Diversidad. Ante las demandas y protestas de los afectados, Pedro Sánchez y otros funcionarios democráticamente electos huyeron despavoridos, sólo el Rey Felipe VI y la generalmente polémica Reina Letizia Ortiz se quedaron para consolar a los habitantes y brindar la ayuda de parte del Estado.
Inglaterra, hace 900 años con Ricardo I Corazón de León acudió a Medio Oriente al frente de la Tercera Cruzada para frenar la expansión del Islam; hoy esta doctrina ha llegado a la propia isla de Gran Bretaña y amenaza con apoderarse de la misma, lo que está provocando conflictos sociales cada vez más fuerte, entre los inmigrantes provenientes del Medio Oriente y que traen consigo una doctrina que no solamente es religiosa e incompatible con la cultura británica de raigambre cristiana pese al cisma anglicano, sino imperialista e impositiva, dispuestos a cambiar al reino insular en un emirato o república islámica.
Francia se derrumba bajo el gobierno de Emmanuel Macron, quedando en evidencia con las peores Olimpiadas de la Historia, donde se mostró una enorme corrupción, desatada para sustentar objetivos ideológicos, una ciudad de París insegura, sucia, contaminada, dominada por los inmigrantes, y un proceso electoral para la renovación del Poder Legislativo sucio y tramposo a fin de favorecer a algunos y evitar la llegada al poder del Partido de Marine Le Pen, contrario a los intereses de la banca y de las grandes multinacionales que apoyan al Globalismo del que el mandatario galo, antiguo ejecutivo, precisamente bancario, es un principal impulsor.
Alemania es quizá el caso más patético, al ver cómo su poderío industrial se desmorona producto de su posición en el conflicto ucraniano y alinearse sin ningún tipo de obstáculo a la política de EUA, con los costos de la energía por las nubes, con la apuesta por fuentes ecológicas caras e ineficientes, el cierre de fábricas y la amenaza de quiebra de una emblemática empresa como la Volkswagen, la inmigración desbordada, la natalidad por los suelos y sin capacidad para revivir un poder militar que le permita tener una política de defensa propia, los germanos avanzan hacia la pauperización, la irrelevancia e incluso, la próxima desaparición de Alemania como Estado y Nación
la decadencia de las otrora grandes potencias europeas se deriva primordialmente de dos factores, no de una conspiración del Club Bilderbeg, los Iluminati, los Sionistas o hasta los Pleidianos o quien quieran: esto deriva primordialmente de 80 años de una serie de clases políticas pachorrudas que en mayor o menor medida, fueron subordinándose a los intereses norteamericanos a cambio de que EUA se fuese haciendo cargo de la seguridad de los países europeos y también sus economías se fueran imbricando con la norteamericana. En mucho, los ahora miembros de la Unión Europea, desde la posguerra y con el Plan Marshall, fueron renunciando a su independencia, cediendo la dirección de su política de seguridad y defensa a EUA, y también la dirección de sus políticas económicas, subordinada a los intereses de Washington que fue limitando en cierta forma, la libertad para comerciar y relacionarse con otras potencias rivales de la situada al otro lado del Atlántico, aunque fuera en detrimento de las propias.
No en balde, por ejemplo, se sospecha de la implicación de los servicios secretos norteamericanos y de Henry Kissinger, en el asesinato del Almirante Carrero Blanco en España, quien se oponía al ingreso del país ibérico en la OTAN y quien, tras la muerte de Franco y la entronización, acorde con la sucesión pactada del Caudillo, de Juan Carlos I como Rey, hubiera quedado como Jefe de Gobierno y habría guiado al nuevo régimen hacia la consolidación de España como potencia industrial por derecho propio, el planteamiento de una política propia de defensa, incluso con la búsqueda de poder nuclear, y por supuesto, intentar recuperar su influencia y la integración económica con su antiguo Imperio americano, lo que habría llevado a chocar con EUA. Tras la muerte del Almirante, y la posterior del Generalísimo, vino una transición presumiblemente guiada desde el exterior, que llevó a la desindustrialización de España con su ingreso en la Unión Europea y su subordinación a la OTAN en el terreno militar.
Ahora, con Biden, por ejemplo, y con el pretexto de la Guerra en Ucrania, parece que decidió seguirse una política de desindustrialización de Alemania, al elevar a niveles prohibitivos los costos energéticos con la ruptura a la que se vio obligada Berlín al seguir los dictados de la OTAN en contra de Moscú, y llevar al rompimiento de la relación entre Alemania y el gigante eslavo, siguiendo las ideas de Mackinder, respecto a evitar el control ruso del Hearthland, que en mucho ha obsesionado a Británicos y Norteamericanos desde el siglo XIX, en que los Ingleses rivalizaron con los moscovitas por el dominio de Asia Central, en el llamado Gran Juego, pero que venía ya desde mucho antes, y no solo por los anglosajones: los Zares germanófilos Pedro III y Pablo I fueron derrocados y eliminados por los más afrancesados Catalina II (con todo y que ella era de origen alemán, pero enemiga de Prusia) y Alejandro I (quien terminó derrotando a Napoleón, pero asumiendo una postura nacionalista eslava, contraria a lo germano, lo anglo y lo galo por igual) y hacer que las empresas germanas no pudiesen competir, ¿para qué? Por la desesperada necesidad de reindustrializar a Estados Unidos, algo en lo que es claro y expreso, que Trump continuará.
En Francia, tras Charles De Gaulle, quien buscó que su país recuperara la grandeur, y tomase una política propia y autónoma, lo que incluyó incluso la salida de Francia de la OTAN, los gobiernos siguientes al altísimo general se fueron subordinando a los intereses atlantistas, resignándose o incluso buscando, que francia se volviese una potencia segundona con mera retórica grandilocuente, tocando fondo con los sucesivos gobiernos de Sarkozy, con quien París volvió a la Alianza Atlántica, Hollande y por supuesto, Macron, participando en el enorme crimen de la destrucción de Libia o ahora, siendo el más furibundo centro del eje antirruso.
E Inglaterra, tuvo su último gobierno verdaderamente independiente con Margaret Thatcher, con quien la isla se mantuvo como aliada en plan de igualdad con su antigua colonia; después, bajo John Major, y sobre todo a partir de Tony Blair, vino la subordinación completa a los dictados de Washington. Reino Unido ha seguido a EUA en todas sus aventuras desde entonces: Irak, Afganistán, Libia, Ucrania, sin rechistar ni cuestionar.
Y ante esa pereza de los políticos europeos que se entregaron a los intereses norteamericanos, vino el centrarse en decisiones y medidas en las que hicieron primar las ideologías antes que las necesidades de su sus pueblos, en mucho, porque como ya lo he repetido en ocasiones anteriores en este blog, cuando tienes los problemas reales resueltos, o al menos, aparentemente solucionados, queda el crear nuevos problemas, aunque sean ficticios, con tal de justificar la existencia de un sistema de Democracia de partidos en el que se viva una permanente búsqueda del cambio: el calentamiento global, la agenda LGBTQ, inmigración, etc., se convirtieron en puntos centrales de los programas de gobierno, mismas que además, parecían también venir de EUA, pero igualmente de los poderosos lobbies financieros Globalistas; al final, todo esto ha debilitado a los países miembros del Bloque, ha reforzado la existencia y el poderío de una burocracia supranacional que ahoga las libertades individuales y el desarrollo económico de sus habitantes, y que al final, ni siquiera ha beneficiado directamente a la potencia americana, sino a China, a la propia Rusia, y hasta a las potencias islámicas que prácticamente les chantajean con el arma de la migración.
Pero ahora, ¿Qué puede pasar? Aunque pueda parecer puramente negativo, --lo mismo que para México, y luego lo comentaré-- puede ser positivo, pero también peligroso:
Por un lado, el deseo de Trump de que EUA se encierre en sí mismo y abandone las aventuras exteriores, puede llevar a que los europeos ahora sí busquen contar con gobiernos realmente independientes que vean por sus intereses, que la Unión Europea, tal y como la conocemos, deje de ser una integración asfixiante para convertirse en una alianza que mantenga el libre comercio pero en el que los miembros puedan planear estrategias de defensa común y de relaciones económicas que realmente les beneficien, y que hagan esto aún en oposición y en contra del propio Estados Unidos.
De entrada, ya vemos el primer paso, el hasta ahora cobarde y torpe Olaf Scholz, ha decidido reanudar el contacto con Vladimir Putin de Rusia, mientras que Macron, en uno de sus conocidos cambios de timón, parece llamar a todo el Bloque Europeo a prepararse para la embestida de aranceles norteamericanos con los que Trump parece amenazar a todo el mundo, ya que el neoyorkino, lo que parece, es querer poner fin a la Globalización y poner en primer lugar, como lo dice su lema de campaña, Make America Great Again, poner el interés nacional por encima de cualquier búsqueda de interés colectivo o bloque. Igualmente, y aunque no abandonan la postura antirrusa, Macron y Starmer parecen hablar de renovar la alianza francobritánica sin contar con EUA, para una defensa compartida, planteada hasta ahora, en contra de Rusia.
Y aquí viene lo peligroso: como ya lo decía en un post anterior, el orden internacional surgido en 1945 está derrumbándose ante nuestros ojos y lo que vemos surgir es un mundo multipolar, y por ello, más caótico, inestable y belicoso. Así, las alianzas serán cambiantes y los buenos pasarán a convertirse en malos y viceversa para unos y otros. Me pregunto si no veremos un alejamiento de Europa, al que llegarán gobiernos de partidos con visiones más nacionalistas, o la conversión de líderes Globalistas, que verán a Trump como enemigo, en sus opositores, e incluso, dispuestos a hacer alianza con Rusia o China y otros miembros del hasta ahora Eje del Mal con tal de derribar a la todavía potencia hegemónica y a la que consideran ahora como descarriada.
Veamos cómo evoluciona esto, se pondrá interesante.
9 de noviembre de 2024
AURORA AKSNES
Entre los muchos temas que a lo largo de todos estos años he tocado en este blog, está la música; como bien saben, mis gustos musicales se decantan más por el Rock en general, y ya más específico, mis géneros favoritos son el Rock Progresivo, y el Heavy Metal, y por supuesto, todo lo que se engloba dentro del término demasiado amplio, llamado Música Clásica, así como hay géneros que no soporto, aunque se les identifique como parte del folklore mexicano, mismo que fue creado o inventado tras la mal llamada Revolución, en la búsqueda de crear una identidad nacional propia; siempre lo he dicho, de Alaska a la Patagonia, los países americanos somos producto de la conquista y colonización o poblamiento hecho por unas cuantas potencias europeas: España, Portugal, Inglaterra, Francia y por ahí colada, Holanda, y hemos pasado los últimos 200 años tratando de hacernos los diferentes a nuestras Madres Patrias, incluyendo con la creación de géneros musicales artificiales que pretendemos hacerlos pasar como tradicionales, sea la Milonga, la Salsa, la Bachata, el Mariachi, la horrorosa Banda, o el Country.
Pero dentro de la evolución en conjunto de la Civilización Occidental, con la invención del fonógrafo por Thomas Alva Edison, surgió la música popular y comercial, de la que surgirían como una evolución de géneros, esos sí espontáneos y de una conjunción de influencias de lo más disímbolas, como la música celta traída a América por los inmigrantes irlandeses y escoceses, por un lado, y la traída por los esclavos africanos, lo que dió origen al Jazz, al Blues, al Swing y al Rock; y un subproducto de todos ellos que se le denomina como Pop, abreviatura de popular.
Aunque el Pop ha tenido creadores e intérpretes muy variados, pues internamente, este nombre engloba a multitud de movimientos musicales y estilos, y algunos han hecho Historia, como el que se considera su Rey, el fallecido, incomprendido y difamado Michael Jackson. Sin embargo, en los últimos 20 años, el Pop empezó a decaer en calidad, si bien siempre ha sido una caja donde ha entrado música muy pegadiza y comercial, muchas veces repetitiva, protagonizada por figuras con imágenes atractivas y fáciles de vender, a partir quizá de fines de los 90, aquello empezó a volverse la norma, con intérpretes efímeros, canciones olvidables y muchas veces poco talento, agrandado por el empleo de artilugios como el Auto Tune, aquello se ha hecho patente con varias representantes femeninas, muchas de ellas, además, víctimas de abusos o de explotación laboral para luego ser dejadas en el olvido, piénsese en Britney Spears, quien tras haber estado de moda a fines de los 90 y primeros años del 2000, se la ha pasado lidiando con problemas de salud mental y legales incluso en contra de su propia familia, y hemos visto desvanecerse en el olvido a cantantes como Christina Aguilera o la cada vez más apagada Katy Perry.
Recientemente, se ha dado el fenómeno de la norteamericana Taylor Swift, quien sin embargo, empieza a tambalearse, no solamente porque ya pasa bastante la treintena y se hace, por tanto, menos fácil identificarla con las adolescentes despechadas que por el tema repetido en sus letras, son su público objetivo, sino porque prácticamente hipotecó su carrera al destino del Partido Demócrata, y con ello, es ahora parte del hundimiento de dicho instituto político, además de que la Industria ya le tiene una sustituta: la más joven y sexualizable Sabrina Carpenter. Y aparte tenemos a la británica de origen bosnio Dua Lipa, más reconocible por sus atractivos que por su obra.
Sin embargo, hay gente con verdadero talento que da la esperanza de que el arte puede resistirse a ser devorado por la industria y aún así, tener éxito; durante la Pandemia, me apareció la imagen de una joven rubia y menuda, vestida con un estilo hippie modernizado, si pudiera describirlo así, pero que me impactó por la extraordinaria voz con la que entonaba canciones reflexivas con un gran sentimiento, aparentemente nostálgicas pero que denotaban una gran alegría de vivir en el fondo, y me fui enterando que la chica en cuestión se llama Aurora Aksnes, conocida más habitualmente sólo por su nombre de pila y que es proveniente de Noruega.
Desde entonces comencé a escuchar sus canciones y ver sus presentaciones en vivo grabadas en vídeo y subidas a las redes y finalmente, hace unos días tuve la oportunidad de verla en concierto aquí en Guadalajara, Jalisco, México, en el Auditorio Telmex, donde, lo primero que me sorprendió, fue que el recinto estaba repleto, fue un sold out, y me dio gusto de que fuera más conocida en mi ciudad de lo que yo creía, pues pensaba que era más underground, dado el Pop alternativo que, podríamos decir, es su estilo; pero me he dado cuenta también que ya había venido antes a México y a Guadalajara en particular, aunque en las ocasiones anteriores había venido a foros más pequeños, como el Teatro Diana.
¿Qué puedo decir? Fue impresionante, la chica tiene un talento innegable, cuenta con una capacidad vocal increible, despliega una enorme energía en el escenario, sin descansar de exhibir sus habilidades para el baile, sustentadas en una evidente formación en el ballet clásico y la danza contemporánea, un carisma enorme y un sentido del humor chispeante y natural. Lo que quizá se le pueda señalar es que se encuentra muy anclada en el discurso woke, en torno a temas como el Ambientalismo, la agenda LGBTQ, o el feminismo y hasta el slogan del Free Palestine, mucho probablemente debido a que es hija de su tiempo --cuenta apenas con 28 años-- y desde la educación primaria, en un país en el que el discurso de Izquierda se arraigó tanto como lo es Noruega, aquellas ideologías le fueron implantadas, y quién sabe si ha tenido también que claudicar al mismo para no ser "cancelada", veremos si los recientes cambios políticos no muestran que, en realidad muchos artistas tanto en la música como en la actuación, no se han visto obligados a ser comparsas de los monstruos ideológicos posmodernos ante la amenaza de perder oportunidades de trabajo y desarrollo.
(Me viene a la mente el dueto de las rusas T.A.T.U., quienes exhibían su pretendido lesbianismo durante la época de Yeltsin, pero tras llegar Vladimir Putin al Kremlin se convirtieron en felices esposas de varones tradicionales y ejemplares madres de familia).
Sin embargo, la mayoría de sus canciones, escritas por ella desde que era adolescente, tocan temas profundamente humanos: desde la lucha contra el estrés cotidiano, como en Some Type of Skin, una canción genial:
El superar la tristeza para no dejar de disfrutar la vida, como es en la extraordinaria The River:
El optimismo:
7 de noviembre de 2024
EL RETORNO DE TRUMP
Pues los resultados de las elecciones presidenciales, y también para la renovación de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, han arrojado resultados muy similares a lo que vimos en México el mes de junio pasado: Donald Trump, a pesar de toda una campaña que incluyó intentos de procesarlo penalmente y encarcelarlo, además de dos intentos de asesinato, el primero muy cercano de lograr el objetivo y posiblemente un tercero, más la demonización por los medios que difundieron presuntos resultados de encuestas que planteaban que la contienda sería pareja entre el ex-Presidente y la abanderada Demócrata, se ha hecho de nueva cuenta con la Presidencia de la República del norte con una amplia mayoría tanto en el voto popular como en los votos electorales por estado que, como sabemos, son los definitorios para la conformación del Colegio Electoral que decide quien es el nuevo residente del palacio presidencial situado en la Avenida Pensilvania número 1600 de la ciudad de Washington, D.C. en ese complejo y anticuado sistema electoral que no ha cambiado desde fines del siglo XVIII. Incluso, el Partido Republicano contará con la mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, lo que le dará garantía de gobernabilidad al Presidente reelecto y la capacidad de legislar cómodamente.
Aún así, queda todavía bastante tiempo de aquí al 20 de enero de 2025 en el que concluirá el desastroso mandato de Joe Biden y se dará la toma de protesta del nuevo titular del Poder Ejecutivo, así que todavía no hay que adelantar vísperas, Trump no podrá tomar decisiones efectivas ni hacer los cambios necesarios para que EUA recupere el rumbo... y subsiste el riesgo de que no llegue a la fecha, además de ver que los radicales de la Izquierda Woke no le hagan un infierno en los próximos cuatro años, de lo que ya tuvo una probada en su administración anterior, con la actuación de Black Lives Matter y Antifa.
Trump se ha puesto la tarea de recuperar el rol de Estados Unidos como súper potencia, actualmente cuestionado por el resurgimiento de China y Rusia como grandes potencias y otras más que se encuentran creciendo como producto de la Globalización, para ello, el neoyorkino pretende reindustrializar a su país y prácticamente echar abajo gran parte de los acuerdos de libre comercio con la imposición de aranceles, no solamente a México o a China, sino incluso a Europa.
Por supuesto, no debe olvidarse que Trump fue electo para resolver los graves problemas que las disparatadas derivas ideológicas de los Demócratas han causado desde los años 90 y sobre todo bajo Obama, y la terrible serie de fracasos y aventuras bélicas sin sentido del caótico mandato de Biden. Sin embargo, muchos creen que es deber del Presidente de EUA arreglar los problemas de otras partes del mundo, algo a lo que han malacostumbrado tantas intervenciones en el exterior hechas por los gobiernos norteamericanos desde 1941 a la fecha, y sobre todo durante la Guerra Fría, en que nuestro vecino del norte se erigió como garante de un orden internacional en oposición al totalitarismo comunista. Sin embargo, aquel papel, en el que no claudicó tras el derrumbe del régimen bolchevique en Moscú en los años 1989 a 1991, sin que, por otro lado, EUA se atreviera nunca a ser un verdadero imperio, terminando por cometer multitud de desatinos que a la larga, le pasaron factura. Trump está decidido a poner fin a eso, su idea es que si su patria es la ciudad en la colina, el faro de la libertad o ser el mejor país de la Historia, lo tiene que demostrar más por su compromiso con la Libertad, con el orden y con la construcción también, de un verdadero sistema internacional basado en la cooperación y no en la fuerza, donde, por supuesto, regímenes como el de los clérigos chiítas persas, anclados en un expansionismo del siglo V a.C., no tienen cabida.
De igual manera, las acciones del gobierno de una potencia como EUA con proyección global tendrá repercusiones que pueden ser positivas o negativas; ni modo, en México, probablemente paguemos el haber pasado casi cuarenta años de dependencia de la inversión extranjera y de no desarrollar la creatividad y el verdadero emprendimiento que nos convirtió en un mero maquilador y receptor de capitales golondrinos, que llevó a un sistema Neoliberal defectuoso y clasista que llevó a las mayorías desesperadas a confiar en un caótico, radical y carente de objetivos más allá del poder, proyecto de Izquierda; en Europa, van a pagar el haberse dormido en los brazos de EUA como si fuese su niñera por 80 años, y llenarse de políticos mediocres, ratoniles y ladrones como los que regentean la Unión Europea y se subordinaron a los caprichos de los gobernantes de Washington, aunque les impusieran delirios o idioteces como el senil Biden y su corte de dementes.
De entrada, es posible que se de un cese a las guerras que han ensangrentado al mundo en esta pesadilla de cuatro años, con un restablecimiento de las relaciones entre EUA y Rusia, una competencia "limpia" en el orden económico con China, el reconocimiento de que la independencia ucraniana carece de sentido y fundamento y que lo que hicieron criminales como Victoria Nuland o Anthony Blinken, quienes, esperemos sean llevados tras las rejas... o quizá merezcan algo más drastico, fue atizar una guerra civil entre la primera de las ciudades rusas: Kiev, y su heredera actual: Moscú, con la eliminación de un parásito como Zelensky, quien de antemano lo digo, murió el 05 de noviembre, lo que vemos hoy es un zombi o un fantasma encarnado.
En otros terrenos, probablemente el triunfo de Trump lleve a la paulatina eliminación de los disparates ideológicos del Wokismo, a ganar la llamada batalla cultural, lo que será difícil y tardado; bien hará el mandatario si inicia una verdadera purga, con investigaciones de las tramas de corrupción, vicios y abusos que ocurren en Holywood según se desprenda de los casos de Epstein y Combs, poner limitaciones a la capacidad de influir de empresas como Disney o BlackRock, y sujetarlas al imperio de la Ley, y no tener miedo de encarcelar --o remitir a algún psiquiátrico-- a magnates como Bill Gates si se descubre su implicación en esas tramas.
Pero seamos realistas, dudo mucho que Trump pueda llegar a ser llamado como en su momento, el emperador Aureliano, que salvó al Imperio Romano de la disgregación a mediados del siglo III, como el Restitutor Orbis, o sea, el "Restaurador del Mundo"; para mi, la decadencia de nuestra Civilización Occidental es imparable, y muchos de estos males ya se encuentran enquistados en la mente de, sobre todo, las generaciones más jóvenes --aunque, en un indicio de esperanza, los votantes que participaban en sus primeros comicios le dieron la espalda a la Harris y su venenoso mensaje-- pero sí puede ser un Diocleciano o Constantino que ponga las condiciones para que lo más valioso de nuestro mundo sea salvado y heredado a aquellos pueblos que nos sucedan en la Historia.
Aún así, esperemos a que llegue el 20 de enero de 2025; y en el ínter, veamos quiénes entienden que habrán de adaptarse a esta nueva etapa, y lo hacen efectivamente, y quiénes no lo entienden y por tanto, perecen; lo malo, que se llevarán a sus pueblos consigo.
2 de noviembre de 2024
UN TENSO COMPÁS DE ESPERA
A unos cuantos días de que se celebren las elecciones a la Presidencia de la República en Estados Unidos de América, el mundo contiene la respiración. El resultado que se obtenga de dichos comicios, con el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, o el ascenso a la Primera Magistratura de la todavía Vicepresidente Kamala Harris no solamente condicionará la vida política interna y externa de nuestro vecino del norte durante los próximos cuatro años, sino quizá el futuro a corto y mediano plazo, y más allá del coloso del norte y de todo el mundo, mismo que se encuentra aguantando la respiración, y todo mundo espera el anuncio de los resultados para saber qué hacer.
En EUA están en juego muchas cosas: no es una mera contienda electoral entre dos partidos políticos que se difencian apenas con matices y practican la misma doctrina sustentada en el excepcionalismo norteamericano y el destino manifiesto, como había sido hasta no hace mucho tiempo y desde el siglo XIX. No, se trata prácticamente la contienda entre dos visiones del mundo enfrentadas y que tienen dividida a la sociedad en el propio país y en todo Occidente: de un lado, el Partido Demócrata, que siempre ha sido el partido de las viejas élites gobernantes que tomaron el poder tras la Independencia: terratenientes, esclavistas, hoy los empresarios del Complejo Militar-Industrial, los medios, el espectáculo, las finanzas y la tecnología, que tras la Guerra Civil --los líderes de la secesión del sur, habían sido militantes demócratas,-- buscando lavar su imagen, erigieron un mensaje de defensa de las minorías de inmigrantes no anglosajones, como irlandeses e italianos, religiosas como con los católicos y judíos, que veían con aprehensión el protestantismo radical de muchos Republicanos, y posteriormente las personas de raza negra, aunque, en el fondo, siguieron con un discurso segregacionista, de donde surgió el Ku Klux Klan, surgido precisamente del Partido del Burro.
Hoy, los Demócratas, tras el discurso woke de defensa de minorías étnicas, de preferencias sexuales presuntamente discriminadas, diversidad, inclusión y cuidado del Medio Ambiente, encubre que sigue siendo el garante de las "élites" (en realidad oligarquías, las élites sería cuando hablemos de grupos de personas que sí poseen una superioridad o son mejores al resto, en este caso, se trata de gentuza con dinero) norteamericanas que desde Jefferson decían defender la Libertad mientras mantenían esclavos, y que, como ha quedado al descubierto con los escándalos de Jeffrey Epstein y Sean Diddy Combs, desde su pretendida superioridad se pretenden dueños y señores de otros, impunes y capaces de todo, temiendo que, ante el panorama actual, se den cambios que lleven a la pérdida del poder que han ostentado hasta el momento en EUA y buena parte del mundo.
Del otro lado, Donald Trump aparece como alguien que ha renovado totalmente al Partido Republicano, desligándolo de aquella connivencia, sobre todo con el Complejo Militar-Industrial, y rescatado su carácter como representante de las clases medias, cada vez más depauperadas como resultado de la Globalización que desindustrializó el país y las políticas ambientalistas que restringen las actividades económicas, y hasta amenazadas en su vida por los delirios eugenésicos y transhumanistas, de los pequeños empresarios e industriales tradicionales que igualmente ven restringidos sus negocios, las ciudades inundadas de indigentes y delincuentes como producto de la permisividad con inmigrantes, captados como probables votantes demócratas, y de las drogas, cada vez más legalizadas por ser un hábil medio de idiotización y de control social, lo mismo que con el manejo político de la sexualidad, además del antinatalismo. La receta perfecta para la decadencia del país, ante las potencias emergentes como Rusia y China, que decidieron al fin asaltar el poder global.
Si bien Trump no es garantía de que se dará un resurgimiento de un orden tradicional, y probablemente para lograrlo tendrá que acometer reformas profundas a un orden liberal en decadencia y que ha sido en mucho, la causa del desmoronamiento de instituciones sociales naturales y del encumbramiento de oligarquías,es al menos una esperanza de que frenará la caída de Estados Unidos, y con ella, del que ha sido garante, pese a todo, --sí, pese a su imperialismo, y pese a su hispanofobia y todos los defectos y males que se le quiera achacar,-- desde 1945 de cierto orden que se pretendió sustentar en normas jurídicas internacionales de las que EUA ha sido lo más cercano al órgano coactivo que, de alguna manera había asegurado un mediano cumplimiento de las mismas o un respeto a ciertos márgenes que evitaron que el mundo volviese a un estado de caos y competencia brutal con saldos sangrientos como lo había sido desde 1492 y hasta ese momento. Si el siglo XX fue capaz de ver tantos avances en el desarrollo tecnológico y aún en el humano (hasta un campesino sudanés en 2024 vive mejor que un guerrero nubio en el siglo III a.C., cuando gobernaban las reinas negras de Meroe) se debió al remanso de relativa paz que se vivió entre 1945 y 2001, y en el que se pudo aprovechar, como nunca antes, el conocimiento acumulado de las centurias anteriores.
Probablemente Trump no sea el mejor candidato posible, pero sí es el mejor existente en una Clase Política, que, al igual que la mexicana, luce desgastada, aunque quizá no tan muerta, con la posibilidad de nuevos liderazgos en el lado Republicano como J.D. Vance o Ron De Santis, y hay una esperanza de que Estados Unidos no se termine de hundir... siempre y cuando dejen que el empresario neoyorkino gane y pueda iniciar un proceso de reconstrucción de las estructuras que han sido demolidas perversamente por los Demócratas desde Bill Clinton. Mi temor es que, ante ya dos atentados y casi un tercero en contra de él, las oligarquías norteamericanas no estén dispuestas a dejarlo regresar a la Casa Blanca, temen que se inicien reformas profundas en el orden constitucional y legal norteamericano y la recuperación de un orden moral que les deje fuera del poder, ejecuten alguna trama que le impida ser reelecto para la primera magistratura en Washington.
¿Qué puede pasar de no dejar que Trump gane? Tal vez no estalle una nueva Guerra Civil, pero sí se acrecentarían las tensiones internas en una sociedad dividida por tantos factores, tanto raciales, de clases sociales y de ideologías al ser una sociedad formada como un rompecabezas sin que se haya jamás consolidado una identidad nacional única, y no es de dudarse que se den confrontaciones por la población de la América Profunda, de las zonas rurales del centro del país o de los estados antes boyantes en la industria y hoy olvidados ante los sofisticados y woke habitantes urbanos de ambas costas, adoctrinados y adormecidos por la maquinaria mediática y el control que sobre las universidades y la intelectualidad han ejercido los Demócratas desde hace más de un siglo.
El mundo, espera expectante: para Rusia y China, Trump es una oportunidad de entrar a un orden multipolar de forma negociada y sin guerra, con diplomacia y competencia abierta en el terreno económico; para Israel, es recuperar una alianza firme con EUA ante la amenaza persa, para Corea del Norte, quizá retomar el diálogo hacia una apertura y reformas como las que parecían comenzar con la buena relación entre el joven dictador y el viejo magnate. Para Hispanoamérica, una decidida acción contra la Izquierda, y tal vez en México la propia Claudia Sheinbaum se encuentre esperando el resultado para saber qué hacer, pues ha perdido el control sobre un Congreso dominado por su partido que pretende no volver a la supremacía del Ejecutivo de los tiempos priístas, sino a una supremacía parlamentaria hipertrofiada, desordenada y deforme; a la primer mandataria de origen hebreo de México el saco le está quedando grande y ante la oleada de reformas que le dejó AMLO, parece más con la intención de complicarle la existencia antes que allanarle el camino, le ha dejado una maraña de problemas en la que se enreda más a causa de su propia torpeza, al haber iniciado con un conflicto innecesario, estúpido y bizantino como es el pedirle al Rey de España por la Conquista de hace 500 años, sin la que ni su antecesor, ni ella, estarían en este continente.
De ganar Harris, Rusia y China, Corea del Norte e Irán sabrán que la guerra será el único camino, fortalecerán la alianza que de facto han constituido hasta ahora, y sin duda se convertirán, ahora sí, en una amenaza seria para EUA y Occidente entero, y el declive será ya imparable.
El lunes, y la mañana del martes, todo el mundo estará aguantando la respiración.