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9 de enero de 2021

EUA: EL FIN DE LA DEMOCRACIA I


Capitolio de Washington | "Uno de los días más oscuros de la historia de  EE.UU.": la condena de los congresistas por el asalto al Capitolio por los  seguidores de Trump - BBC

Siguiendo al autor Jesús G. Maestro, él ha hablado del inminente fracaso de la Democracia en esta época posmoderna. Hoy, lo hemos visto. Junto a ese fracaso, vemos el hundimiento de Estados Unidos de América y su fin como primer potencia mundial, pero con ello, veremos el arrastre hacia abajo de toda nuestra Civilización Occidental.

Hoy, 6 de enero de 2021, es un día tan histórico como ese 09 de noviembre de 1989 en que con la caída del Muro de Berlín, el régimen soviético y el Imperio Ruso se derrumbaban. Anoche, la dualidad de las protestas afuera del Capitolio de la ciudad de Washington D.C., y la sesión y la ratificación de los resultados electorales en la sesión conjunta de ambas cámaras parlamentarias, con lo que Joe Biden ya queda formalmente aupado como Presidente Electo de EUA, quedó patente el divorcio existente entre el pueblo y su clase política... para colofón, la toma del edificio legislativo por un grupo de exaltados pintorescamente vestidos, sin que, en principio, las fuerzas de la Policía del Capitolio, --corporación que no depende ni del gobierno del Distrito de Columbia ni del Ejecutivo Federal, sino de la Mesa Directiva del Congreso, encabezada por Nancy Pelosi-- se opusieran a la entrada de los manifestantes al recinto, siendo la extravagante pandilla la que entró hasta el salón de plenos y ocupase las curules, mientras que el resto de la masa de protestantes fue repelido con violencia, con un saldo de cuatro personas muertas, destacando el caso de la veterana de la Fuerza Aérea, Ashli Babbitt, sin que los medios mostraran la misma indignación que mostraron ante la muerte, después confirmada por sobredosis, del delincuente George Floyd.

El extraño hecho tiene muchos elementos para suponer que fue una operación de "falsa bandera" realizada por personas con vínculos a Antifa o Black Lives Matter, aunque también, sobre todo el sujeto vestido de chamán indígena, cuyas fotos circularon por todo el mundo, aunque al principio fue ligado a dichos grupos, también circularon fotos que lo vinculan a movimientos de supremacismo blanco, aunque es muy probable que sea un agitador profesional (según eso es un actor de poca monta) que vende sus servicios a grupos políticos de uno u otro bando sin escrúpulo alguno. Detrás de esta vanguardia, entraron simpatizantes sinceros de Trump que ahí sí, fueron rechazados con fuego de la policía del recinto, produciéndose las muertes. Sin embargo, recientemente ha habido la confirmación de que sí se contó con la participación de infiltrados de esos movimientos de la Extrema Izquierda en la toma del Capitolio.

También, resulta increíble la hipocresía de los medios de comunicación que minimizaron siempre las manifestaciones violentas de las feministas radicales y de los movimientos identitarios antes mencionados en los pasados meses, con su vandalismo, destrucción de patrimonio privado y público y saqueos, que para ellos eran "protestas pacíficas", y ni qué decir la censura de las redes sociales hacia el mismo mandatario; y todo para terminar con el proceso de demonización de Trump que inició desde que anunciara, en 2015, sus intenciones de buscar la primera magistratura de la República del Norte.

Desalojado el recinto, los legisladores volvieron a sus curules y escaños, y terminaron por certificar la elección, sin que la oposición de algunos representantes y senadores Republicanos alcanzara para revocar los resultados; atacándose igualmente al Vicepresidente Mike Pence, de quien esperaban, en su calidad de Presidente del Senado, de alguna manera revocara los resultados, que favorecían al dúo conformado por Joe Biden y Kamala Harris.

Los acontecimientos que se presentan son la manifestación de una situación muy compleja, razón por la cual la abordaré en una serie de posts, para empezar, en el presente, trataré de explicar porqué las impugnaciones de Trump no procedieron.

La Improcedencia de las Impugnaciones:

En un post anterior, señalé que el fraude electoral --porque yo no tengo duda de que, efectivamente se realizó, es claro que Biden no cuenta con un apoyo popular tan grande como del que goza el magnate neoyorkino en diversos sectores del electorado, y esto ha quedado patente; puesto no se han visto manifestaciones de apoyo ni júbilo a favor del -- fue planificado tomando en cuenta de que los propios defectos del sistema electoral y del sistema federal norteamericano lo blindarían, haciéndolo inimpugnable, y aquí explicaré por qué, más allá de la visión tan simplista de que tanto el Vicepresidente Pence, como los Jueces que fueron nominados por Trump y los otros de origen conservador, le traicionaron; esto no es tan así, pues aquí debemos tomar en consideración primero, la naturaleza misma de la Constitución estadounidense de 1787.

Para un mexicano, o de cualquier país hispanoamericano o incluso europeo, la Constitución es una Ley fundamental en la que se contienen las normas supremas que regulan la convivencia entre los elementos que conforman al Estado: su población, a la que se le da derechos, el gobierno, al que se le fijan límites, y el papel del territorio sobre el que se asienta la población y el gobierno hace valer el orden jurídico que emite el Estado, en ejercicio de su Soberanía y es vigente sobre dicho espacio material. Pero para los gringos, el papel de la Constitución va más allá y tiene que ver con el origen del país, que tiene sendas diferencias con el origen del México actual, pese a que en ambos países se encuentre vigente un sistema federal.

Primero que nada, recordemos, Estados Unidos surge de la unión de 13 entidades políticas diferentes, independientes unas de otras, pero todas ellas sujetas al mismo tiempo, a la corona británica, cada una, había sido colonizada aparte de la otra y en momentos históricos diferentes, y con condiciones distintas fijadas en las cartas de colonización otorgadas por el rey en turno que se sentara en el trono de San Eduardo el Confesor. No era lo mismo Virginia, colonizada en tiempos de Isabel I Tudor, a fines del siglo XVI, que Carolina, colonizada bajo Carlos I Estuardo, a mediados de la centuria siguiente, o Georgia, bajo Jorge I de Hannover a inicios del siglo XVIII. Por ello, cuando se da la lucha por la Independencia, las colonias conforman una confederación, y al terminar la contienda y alcanzada la liberación respecto de Londres, viene la búsqueda de conformar un todo unificado, y así, surge la Constitución de Filadelfia, como un pacto en el que las 13 entidades originarias establecen, primero que nada, la forma en que se va a gestionar su asociación conformando un ente colectivo, haciendo valer ese lema, tan importante que aparece en el escudo nacional: de pluribus unum, esto es: de muchos, uno.

Así, veamos lo que dice el proemio de esta Carta Magna, traducido al idioma español:

NOSOTROS, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta CONSTITUCION para los Estados Unidos de América.

Es decir, el objeto principal de esta ley constitucional, es conformar esa unidad por la asociación de los 13 Estados originales, Estados independientes y soberanos que aceptan crear una persona jurídica colectiva a la que se someten, pasando a ser entidades federativas que entregan una parte sustancial de su Soberanía al Estado Nacional, no tanto regular la relación entre el Estado y los individuos, lo que motivó que posteriormente se agregara el llamado Bill of Rights, con las diez primeras enmiendas a ella, esto es, se hizo un añadido para contemplar tal aspecto, por lo que estamos en principio, ante un verdadero pacto federal.

De este modo, el polémico sistema electoral indirecto, vigente desde entonces, tiene por objeto precisamente que sean los estados constituyentes del ente federal, los que determinen al Presidente, en quien ellos han delegado su Soberanía para ser representados por éste al exterior. Así, se establece en el artículo 2, sección primera, punto 2, qu cada estado establecerá las reglas para la elección, no directamente del primer mandatario, sino de los electores que participarán de su designación:

Cada Estado nombrará, del modo que su legislatura disponga, un número de electores igual al total de los senadores y representantes a que el Estado tenga derecho en el Congreso, pero ningún senador, ni representante, ni persona que ocupe un empleo honorífico o remunerado de los Estado Unidos podrá ser designado como elector.

Es decir, cada Estado establece sus leyes electorales para la designación de sus electores o representantes en el Colegio Electoral, mismo que emite el voto que designa al mandatario. Por ello, los estados clave en la elección del 03 de noviembre pasado, gobernados o con legislaturas con mayoría Demócrata, hicieron reformas que permitieron un voto por correo sin medidas de seguridad, o el empleo de urnas electrónicas que fueron contratadas a la empresa Dominion de antecedentes oscuros. Y aquí entra un increíble error de parte de la defensa de Trump al planear la impugnación del proceso y del que ya había hablado: la elección presidencial la concibieron como si fuese una elección federal, y no es así, la elección presidencial se hace el 06 de diciembre, cuando los electores se reúnen en el Colegio, y pronuncian sus votos por cada estado; lo que hubo un mes antes, fue un cúmulo de cincuenta elecciones locales para designar a tales representantes.

Por ello, el hecho de pretender que Texas impugnara las reformas electorales en Michigan o Georgia era a todas luces improcedente, porque implicaba romper el pacto federal al permitir que un estado se inmiscuyera en los asuntos de otro, sentando un precedente gravísimo que permitiría que luego, por ejemplo, California pudiese combatir ante los tribunales el establecimiento de leyes pro-vida en algún estado conservador o que se diese un caos de estados impugnándose leyes locales los unos a los otros. La Suprema Corte, correctamente, negó entrada a esta demanda; cuando posteriormente, se pretendió impugnar en cada estado, la situación era ya extemporánea.

Ahora, esperar que Pence revocara por sí mismo la elección resultaba esperar que violentara la constitución, pues tampoco parece que, pese a que así se afirmara por Trump y sus partidarios, éste tuviese, en su calidad de presidente de la Cámara Alta, las atribuciones de declarar nulos los comicios, véase la enmienda XII, misma que desarrolla más el esquema de la calificación de la elección, y lo que debe hacerse en caso de que ninguno de los candidatos logren la mayoría:

Los electores se reunirán en sus respectivos Estados y votarán mediante cédulas para Presidente y Vicepresidente, uno de los cuales, cuando menos, no deberá ser habitante del mismo Estado que ellos; en sus cédulas indicarán la persona a favor de la cual votan para Presidente y en cédulas diferentes la persona que eligen para Vicepresidente, y formarán listas separadas de todas las personas que reciban votos para Presidente y de todas las personas a cuyo favor se vote para Vicepresidente y del número de votos que corresponda a cada una, y firmarán y certificarán las referidas listas y las remitirán selladas a la sede de gobierno de los Estados Unidos, dirigidas al presidente del Senado; el Presidente del Senado abrirá todos los certificados en presencia del Senado y de la Cámara de Representantes, después de lo cual se contarán los votos; la persona que tenga el mayor número de votos para Presidente será Presidente, siempre que dicho número represente la mayoría de todos los electores nombrados, y si ninguna persona tiene mayoría, entonces la Cámara de Representantes, votando por cédulas, escogerá inmediatamente el Presidente de entre las tres personas que figuren en la lista de quienes han recibido sufragio para Presidente y cuenten con más votos. Téngase presente que al elegir al Presidente la votación se hará por Estados y que la representación de cada Estado gozará de un voto; que para este objeto habrá quórum cuando estén presentes el miembro o los miembros que representen a los dos tercios de los Estados y que será necesaria mayoría de todos los Estados para que se tenga por hecha la elección. Y si la Cámara de Representantes no eligiere Presidente, en los casos en que pase a ella el derecho de escogerlo, antes del día cuatro de marzo inmediato siguiente, entonces el Vicepresidente actuará como Presidente, de la misma manera que en el caso de muerte o de otro impedimento constitucional del Presidente.

La persona que obtenga el mayor número de votos para Vicepresidente será Vicepresidente, siempre que dicho número represente la mayoría de todos los electores nombrados, y si ninguna persona reúne la mayoría, entonces el Senado escogerá al Vicepresidente entre las dos con mayor cantidad de votos que figuran en la lista; para este objeto habrá quórum con las dos terceras partes del número total de senadores y será necesaria la mayoría del número total para que la elección se tenga por hecha.

Pero ninguna persona inelegible para el cargo de Presidente con arreglo a la Constitución será elegible para el de Vicepresidente de los Estados Unidos.

Es decir, Pence se situó únicamente en el papel constitucional: sólo podía abrir los sobres conteniendo los votos emitidos por el Colegio Electoral; debemos recordar que, en su calidad de Vicepresidente, puede encabezar las sesiones del Senado y dirigirlas, PERO NO INTEGRA EL PODER LEGISLATIVO, SINO QUE ES PARTE DEL EJECUTIVO; de hecho, no participa en el debate ni vota, salvo en caso de empate, es decir, sólo en un caso excepcional, por lo más, sólo le compete conducir las sesiones y pronunciar, una vez tomadas, las determinaciones de la Cámara.

Claro, en el sistema jurídico del Common Law, hay un enorme margen para la interpretación del texto constitucional, pero creo que lo que hicieron tanto los tribunales, como el Vicepresidente, fue elegir proteger el pacto federal, antes que cuestionar la legitimidad del proceso electoral y de la elección de Biden.

Hay que ver la diferencia con el caso mexicano, que nosotros contamos con una legislación electoral claramente definida y con un sistema de medios de impugnación electoral, un órgano autónomo que organiza las elecciones y lleva la cuenta de votos, y un sistema de tribunales estatales y federal en el que se llevan a cabo las impugnaciones electorales; aparte, nuestro sistema para elegir al Presidente de la República es por vía de sufragio popular directo, y esto porque nuestra constitución actual, la de 1917, no contiene en sí misma el pacto federal, ése se encuentra obviado, pues ya se firmó en febrero de 1824 en el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, por lo que nuestra Ley Fundamental queda reducida a ser, eso sí, un marco supremo de legalidad, por lo que nosotros entenderíamos la posibilidad de reformar o incluso cambiar la constitución, sin que esto afecte al pacto federal, mismo que ya digámoslo así, se encuentra a salvo, como un acto fundacional que ocurrió en el pasado y ya permanece inalterado, después de todo, los "Conservadores" que planteaban el modelo de Estado Unitario fueron derrotados definitivamente en 1867 y el Federalismo quedó implantado, aunque su existencia en México siembre ha sido más teórica que real o efectiva, y lo mismo ocurre en otros países; pero no en EUA, donde el cambiar la constitución implicaría hacer un nuevo pacto federal.

En todo caso, lo que podría criticarse tanto a Pence como a los tribunales federales, incluyendo a la Suprema Corte de Justicia de EUA, es que, decidiendo salvar la Constitución de un probable golpe dado por las masas favorables a Trump, hayan puesto en charola de plata la ocasión para que los Demócratas hagan su propio golpe, suprimiendo libertades, como ya empieza a mostrarse con la censura a Trump en todas las redes sociales y a varios canales o personas con ideas que cuestionen lo sucedido en el proceso electoral. Con el control del Senado, obtenido igualmente de manera poco claro en los comicios para seleccionar a los senadores por el estado de Georgia, los Demócratas contarán con la mayoría en ambas cámaras, con lo que quizá puedan reformar la Constitución para otorgar el rango de estados tanto al Distrito de Columbia como a Puerto Rico, con fin de aumentar el Colegio Electoral a su favor, así como aumentar el número de Jueces de la Suprema Corte, a fin de contrarrestar la actual mayoría que ejercen los conservadores en la integración actual del alto tribunal... para algunos, como Dinesh D'Souza, estas ya son políticas dirigidas para establecer un régimen de partido único o hegemónico.

Así, es claro que quien diseñó el plan para forzar el triunfo electoral de Biden tomó en cuenta los defectos y las características del sistema electoral y en general, de la Constitución de EUA. Ante esto, no cabe duda de sentirse uno un tanto inquieto cuando recuerda, por un lado, la entrevista hecha en los años 80 al ex-espía y desertor soviético de la KGB, Yuri Bezmenov, quien habla de todo el proceso de provocar una decadencia en el enemigo a través de la infiltración en la educación y el ámbito cultural del enemigo, y recuerda además la tesis de Sun Tzu, que plantea que la clave para obtener la victoria es conocer las fortalezas y debilidades del enemigo y también las propias, buscando que esas debilidades se volteen en contra del enemigo, y este se encuentre ya derrotado antes de proceder al uso de la fuerza en contra de él.

Todos estos acontecimientos, a mi parecer, constituyen la evidencia completa del fracaso definitivo de la Democracia como forma de gobierno en nuestro mundo actual. En particular, las fallas del sistema político y electoral de EUA, ya en otro post, hablaré de cómo sin embargo, esto ha dejado al descubierto cómo el sistema en realidad, ha servido para la imposición de una oligarquía compuesta actualmente por los ámbitos de las altas finanzas, las tecnológicas y los medios de comunicación y entretenimiento. ¿Qué pasará como consecuencia de ello, después de que gran parte del pueblo de EUA, esos 75 millones que votaron por el magnate norteamericano, se han dado cuenta que el sistema ha sido en buena medida, un engaño y ha sido volteado en su contra por unas élites egoístas que han identificado al empresario inmobiliario y a la masa de deplorables, como sus enemigos?

Creo que lo veremos en los próximos días...

1 comentario:

misteryhouse dijo...

En un principio creí que Donald Trump había cometido un error parecido al de Richard Nixon. Sin embargo, el tipo ese de los cuernos que entró al Capitolio, que ahora está en el bote, dice su madre que no ha comido en cuatro días porque en la cárcel no sirven comida orgánica. Ese detalle, que para muchos pasaría desapercibido, para mí no. Comer comida orgánica es algo más propio de progres que de conservadores, lo que me lleva a pensar que es muy posible que Trump haya caído en una trampa de parte de los demócratas, en especial de Nancy Pelosi, que lo trae en jabón desde el día que ganó las elecciones.