Buscar este blog


27 de octubre de 2018

DAREDEVIL



Siendo fan de los cómics desde los 4 años de edad, he de reconocer que siempre tuve problemas con el personaje de Marvel Daredevil, de niño, recuerdo cómo mi mamá me compraba ejemplares de Spiderman, o los Avengers, principalmente, obras de la "Casa de las Ideas" que en aquel entonces, en los años 80, eran publicadas en México por Novedades Editores, la misma casa que publicaba un diario capitalino de tal nombre, y que tenía la licencia de la editora de tebeos norteamericana, el personaje del abogado ciego Matt Murdock, lo confieso, no me gustaba; lo consideraba aburrido y un sujeto llorón que siempre se encontraba chillando por perder el amor de Karen Paige, quien había sido su secretaria y de la que se encontraba perdida, y valga la ironía, ciegamente enamorado.

Así que de aquel entonces, en mi colección, tengo unos cuantos ejemplares de él, aunque tengo un número que fue especialmente espectacular: cuando el invidente dotado de súpersentidos reta a combate a puños al Capitán América, poniéndole una verdadera paliza al héroe de las barras y las estrellas en una pelea de beneficiencia, a la que Murdock llega porque no tenía nada qué hacer. Como el personaje era diseñado como alguien altamente entrenado en artes marciales, se encuentra muy por encima del nivel de habilidad luchística del antiguo militar, y ese número, hasta el día de hoy, es considerado un clásico.

Posteriormente, el personaje tuvo una temporada en la que sus guiones fueron escritos ni más ni menos que por el gran Frank Miller, quien le dio un cariz menos dramático al personaje y lo mete más en tramas de acción y suspenso, pero le llena de matices muy interesantes: es quien coloca como su némesis al obeso gangster Wilson Fisk, conocido como el Kingpin, quien originalmente había aparecido en el Universo Marvel como antagonista del arácnido, y en vez de la insulsa y a veces pesada Karen, emparejó al invidente con la misteriosa, letal y aventurera Elektra Natchios, en una relación de amor-odio que recordaba a la existente en DC, entre Batman y Catwoman. Cuando un amigo me prestó los números, ya editados en ese entonces, en la década de los 90, por Editorial Vid,  correspondiente a la era de Miller, es que empecé a interesarme más en el personaje.

Hoy, ya adulto, he tenido oportunidad de ver la serie que se transmite por la plataforma Netflix en sus tres temporadas y ahora, ya, comprendo plenamente al personaje, y me parece además, que lejos de la pirotecnia de las otras producciones marvelitas en cine y TV, esta serie es la mejor adaptación de sus historietas a un medio audiovisual. La serie cuenta con las extraordinarias actuaciones tanto de Charlie Cox en el papel principal como del excelentísimo actor Vincent D'Onofrio, quien encarna a Fisk de manera magistral. 

Daredevil no era un personaje para niños, si este héroe parecía frágil y depresivo lo era por que se enfrenta a dramas verdaderamente adultos y muy profundos, en que el héroe se cuestiona el concepto del bien, del mal y el sufrimiento. El show televisivo así lo retrata: está lejos de ser un hombre rico con invencible armadura como Ironman y no es una leyenda ética y patriota como el América, es un hombre que si bien tiene los sentidos de la audición, el equilibrio, olfato, tacto y gusto aumentados, y un gran entrenamiento acrobático y de artes marciales, no deja de ser débil y vulnerable; golpea a sus enemigos, pero estos también le propinan sus buenas palizas y frecuentemente queda herido y agotado. Además, el serial retrata algo muy interesante del personaje: su fe católica, la difícil relación que muchas veces uno, como católico sostiene con Dios y la "noche oscura del alma" que muchos hemos experimentado cuando Dios parece respondernos con el silencio a nuestras oraciones y preguntas, pero también, el fuerte sentimiento de Justicia, de indignación ante la mentira y el mal que el abogado percibe y le impulsa a actuar para salvar al barrio de Hell's Kitchen de las garras de organizaciones mafiosas, en mucho, el personaje pareciera un Quijote que se lanza a una lucha que sabe, nunca podrá ganar, pero que lo hace porque nadie más lo hace, y porque si las autoridades no pueden hacer nada contra un peligro como lo es Fisk, quien busca destruir a la comunidad local de ese barrio neoyorkino en su beneficio.

Es en especial esta Tercera temporada donde más se trasluce esto, Murdock, pese a haber detenido los planes de La Mano, se siente derrotado por la pérdida de Elektra, y se encuentra sumido en una profunda depresión y su cuestionamiento al aparente silencio de Dios sin encontrar una causa para continuar o que le diga que su lucha tiene algún sentido. Sin darse cuenta, la trama misma lo conduce a encontrarlo, sobre todo cuando el Kingpin sin ser liberado demuestra ejercer un control absoluto sobre las autoridades y las manipula en su beneficio. Realmente, no puede creerse que esta historia pertenezca al mismo "universo" en el que se desarrollan las aventuras de los Avengers, dado el realismo que muestra: la corrupción de las agencias policíacas, la compra de funcionarios, el demoledor poder del crimen organizado que deja en nada a las autoridades e inerme a la sociedad ante los intereses de éste.

Es bueno ver este tipo de producciones en la pantalla: mientras que las otras series de Marvel han fracasado: Iron Fist terminó de despeñarse tras una producción mediocre y guiones débiles, Luke Cage tras una buena primera temporada, la continuación fue para curar el insomnio, y Jessica Jones era insoportable en su pesimismo y la excesiva mala fortuna de la protagonista. Punisher sin embargo, pese a su ritmo lento, parece ser una serie equiparable, Entre tanto, las películas han sido espectaculares y la última, Infinity War fue una excelente cinta aunque ahora, impulsado por Disney, con la entrada de Captain Marvel, parece que se hundirán en el pantano de la corrección política y el feminismo extremo. Como sea, han carecido de la dimensión humana y hasta espiritual o no se han adentrado en la crítica social como lo ha hecho esta serie, las actuaciones, además, están en un nivel muy por encima de lo que hemos visto en el resto de las obras de Marvel.

Para concluir, resulta agradable ver que aún hay productores que se atreven a hacer una serie como ésta, hoy que la corrección política y las ideologías "progresistas" y de Izquierda están haciendo zozobrar la creatividad de Hollywood y de los cómics, se las recomiendo ampliamente, ya que vale mucho, muchísimo la pena.

3 comentarios:

MIKE dijo...

Menos mal que aún quedan algunas historias decentes en las que los personajes de Marvel aún mantienen su dignidad. Desgraciadamente en los cómics en general han venido cuesta abajo desde hace ya más o menos una década y, proporcionalmente, han dado paso a todo tipo de historias sin sentido que o traicionan la esencia de los personajes o los reemplazan por otros muchísimo menos interesantes pero que sirven para dar buena prensa de la “inclusión” y “diversidad” de la casa de las ideas (desde una Miss Marvel musulmana hasta una superheroína latina y lesbiana). El arácnido hace ya más de veinte años que no logra levantar, la familia fantástica, con quienes Stan Lee empezó todo, ha sido relegada y casi olvidada por motivo de la pelea por los derechos de sus películas, los X-Men se han convertido en el vehículo para vertir toda la propaganda progre posible (volver gay a Ice-Man, reemplazar a Wolverine por X-23, etc) y los Avengers, como ya dije, han sido reemplazados paulatinamente por personajes odiosos y aburridos. Ni que decir de las series animadas (con las que yo fui introducido -al mundo de los cómics) que bajo la tutela de Disney han descendido de calidad hasta en la propia animación y los han tratado de juntar con sus nefastos personajes.
En resumen creo que si las películas empiezan a fallar, la compañía se encontrará en una grave crisis financiera comparable a la de los años 90 que quizá ahora si la lleve a la quiebra.
Lástima porque los personajes de Marvel siempre me parecieron más fáciles de comprender que los de DC, pero que se le va a hacer. Por cierto un personaje como Matt Murdock sería casi imposible de crear al día de hoy.

YORCH dijo...

En mucho se ha debido también a la sobreexplotación de los personajes en el cine, y con Spider-Man, yo creo que lo mejor que podría pasar ahí sí sería la desaparición de Peter Parker y su sustitución por Miles Morales; la realidad es que desde la "saga de los clones" en 1993-1995, ya no han sabido qué hacer con el personaje, incluso esto se nota en el cine con tres versiones en poco tiempo del arácnido.

Lo mejor de esta serie de Murdock es que refleja el espíritu clásico de Marvel, como Gotham y Arrow -en sus primeras 2 temporadas- en el caso de DC, y respetó totalmente al personaje, sus características y sus conflictos. Por lo demás que dices, creo que se corre el riesgo de que el cómic sobreviva sólo como un accesorio al cine.

MIKE dijo...

Me faltó mencionar que esta serie está años luz de la mediocre y caricaturesca película con Ben Affleck de protagonista hace ya quince años, al hombre parece que simplemente no se le da hacerle de superhéroes y no mostró nada de emoción en el papel, Jennifer Gardner no pintaba nada como la mortífera Elektra, y aún así le dieron una película con el papel principal de todas maneras unos años después, y el Bullseye de Colin Farrell era más cómico, involuntariamente y en el mal sentido, que perturbado o sádico, además de que casi nunca atinaba sus ataques lo que contradice el propio nombre del personaje, aunque el fallecido Michael Clarke Duncan hizo un papel decente como Wilson Fisk, D’Onofrio lo ha superado en todas las formas posibles.