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9 de marzo de 2012

A UN AÑO DE LA PRIMAVERA ARABE



A un año de la llamada "Primavera Arabe", las cosas en Medio Oriente parecen estar cada vez más lejos de que las sociedades tunecina, egipcia, libia, siria o yemenita estén en proceso de construcción de sistemas políticos democráticos de corte occidental, abiertas a la pluralidad de credo y pensamiento o la búsqueda de la inclusión armónica en la comunidad internacional; por el contrario, cada vez queda más claro que quienes han tomado el poder, o se encuentran en vías de hacerlo y gozando de amplio respaldo de las potencias occidentales son los Islamistas radicales, que lejos de agradecer el apoyo recibido, como en el caso libio, de la OTAN, principalmente de Francia, Inglaterra, Italia, España y EUA, muestran sus grandes ambiciones de mostrarse hostiles hacia todo lo que represente a Occidente, empezando por el Cristianismo, aunque el mismo cada vez es más denostado y casi ocultado con vergüenza en nuestras secularizadas sociedades.

Como muestra de ello está el video, que habla por sí solo respecto a la ideología e intenciones de los grupos que derrocaron a la dictadura de Gaddafi: podemos ver a unos hombres armados ensañándose en la destrucción de lápidas y de una cruz que señalan el emplazamiento de un cementerio de soldados, principalmente británicos, que cayeron en la II Guerra Mundial para liberar a los padres y abuelos de quienes, "henchidos de gratitud" acuden ahora a perturbar su descanso, del yugo alemán nazi e italiano fascista durante las campañas de Africa del Norte. En el cementerio, yacen tanto combatientes cristianos como judíos, para los islamistas, la presencia de una cruz monumental como la que aparece siendo abatida a mazasos, o en las lápidas, lo mismo que la estrella de David, resulta un insulto insoportable en las tierras del Islam donde sólo puede prevalecer la media luna en conjunción de Venus, emblema de Alá y que recuerda que éste no es el Yahvé de Judíos y Cristianos, sino el en otros tiempos llamado Baal, la deidad lunar mesopotámica.

En Egipto, como es sabido, se ha desatado una verdadera campaña en contra de la Iglesia Copta, en Irak los Católicos Asirio-Caldeos han sido expulsados de los puestos públicos y han sido masacrados, y muchos han huído, y en Siria, los Cristianos Ortodoxos y Católicos se agarran del tambaleante régimen de Bashar el Assad, pues ven con temor que la oposición fundamentalista Sunnita ha planteado la expulsión, cuando no el extermino, de estas minorías mientras aparece con cara de víctima en los medios occidentales y gana el apoyo de las potencias, principalmente, de EUA. Todo esto, por supuesto, no aparece en los titulares de los principales medios o lo hace en forma marginal.

Pero eso no es todo, en el caso de Libia, tenemos que el que fuera el país más rico y desarrollado de Africa aparece ahora convertido en un caos absoluto: el llamado Consejo Nacional de Trancisión no cuenta con la fuerza suficiente para estructurar un verdadero gobierno de unidad, y esto es debido a que al aglutinar a grupos diversos, conformados por las diferentes tribus y las más variadas posiciones políticas, en socieddes históricamente estructuradas, desde tiempos bíblicos, en torno a lealtades de clan y de tribu, lo que el filósofo tunecino Ibn Khaldún llamaba "asabiya", la formación de partidos o corrientes políticas va aparejada a la preexistencia de lazos étnicos entre los simpatizantes a tal o cual corriente o ideología, con lo que una democracia representativa de partidos no puede funcionar (si es que realmente funciona) como ocurre en el caso de las sociedades europeas o americanas; necesariamente un grupo buscará imponerse a los demás y someter a éstos bajo su control o dominio absoluto sin que quepa la idea de "leal oposición".

Por ello, es que a la caída de los dictadores nacionalistas y laicos como Ben Alí, Gaddafi o Mubarak seguirá la instalación de nuevas dictaduras de parte del grupo o el caudillo que logre imponerse al final de la anarquía, y podemos estar seguros que contará con toda la fuerza del Islam detras.

De esta forma, y volvemos a insistir, las potencias occidentales están apoyando a quien no deberían, quizá porque suponen que los nuevos regímenes podrán ser aliados por conveniencia como lo fueron los dictadores laicos en su momento; salvo que estos últimos eran un tanto pragmáticos y no se encontraban comprometidos con postura ideológico-religiosas como los grupos radicales actualmente en ascenso, ni tenían como parte de esa postura una hostilidad abierta hacia Occidente ni los sueños de resurgimiento imperial del Islam con la reconstrucción del Califato.

Ahora, y ante la posibilidad del estallido de un conflicto con Irán, debido a los temores de Israel ante el programa nuclear iraní, no es solo en el lado musulmán donde ha aumentado el radicalismo: entre los Judíos también se ha incrementado una postura fundamentalista que se muestra en la aparición de grafittis con amenazas en contra de Musulmanes y de Cristianos que han sido dejados sobre los muros de Mezquitas y Monasterios, incitando a la destrucción de esos lugares o su toma por los colonos Judíos sobre las zonas de Jerusalén y de los territorios en posesión de los Palestinos.

En Afganistán, la quema de ejemplares del Corán por parte de soldados norteamericanso ha inflamado los ánimos de los afganos que han lanzado nuevos y feroces ataques contra las tropas de la OTAN, Kharzai ha tratado de conciliar con los radicales y ha aceptado legislaciones sustentadas en la Shari'a relativas a la situación de la mujer a fin de lograr atraerlos a su favor y dejar de ser percibido como un mero títere de Washington.

Y los radicalismos se contagian: en España, la Izquierda ha desatado una serie de protestas violentas en torno a las reformas laborales y recortes a las subvenciones promovidas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, con la ayuda de los sindicatos o las legiones de "Ni-nis" como ha sido el caso de los sucesos de Valencia; era de esperarse, la venganza por su debacle electoral no iba a ser suave, ni tampoco era de pensar que los faranduleros, sindicalistas y demás sectores que fueron apesebrados durante el mandato de Zapatero se iban a quedar tranquilos y contentos sin sus jugosos subsidios y ayudas, por lo que harán todo lo posible por desestabilizar y quién sabe si hasta buscar desbarrancar la administración del Partido Popular.

A un año del inicio de las llamadas "Primaveras", podemos, más bien, ver con certeza, como en la obra de George R.R. Martin que "se acerca el Invierno".

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