A unas cuantas horas de que termine el mandato de Enrique Peña Nieto, cabe hacer un análisis de porqué fracasó su mandato y se allanó el camino para la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido como AMLO o el Peje hacia la Presidencia de la República.
Más que hablar de un fracaso de un individuo en particular, estamos hablando del fracaso de todo un proceso reformista del Estado Mexicano iniciado hace treinta años que pretendió pasar de un régimen de economía socialdemócrata-keynesiano, con control del Estado sobre la economía, populista y nacionalista, hacia un Estado con Democracia representativa, economía de libre mercado y anclado en la Globalización. Este fracaso ha provocado el triunfo de aquellos que pretenden regresar al esquema anterior, combinados con radicales de Izquierda, sea de la clásica marxista o de los "progresistas". Brevemente aquí quiero dar mi opinión al respecto:
En primer término, el fracaso individual del todavía mandatario emanado del PRI se debió, más que a errores de fondo en su gobierno, a enormes fallas de su equipo de comunicación y relaciones públicas, a una falta de comprensión de la evolución de la sociedad mexicana entre el año 2000 y el 2012, y lo que fue evolucionando durante su mandato y a soslayar el peso cada vez mayor, de las redes sociales:
- Generación de expectativas que no pudieron cumplirse: Al inicio de su mandato, Peña presentó una serie de reformas que iba a realizar y que iban a generar de manera inmediata resultados de prosperidad para la población, sin tomar en cuenta las cambiantes circunstancias internacionales y económicas, como las variaciones en los precios del petróleo y los conflictos en Medio Oriente, la situación en Corea, la rivalidad China-EUA, etc. Además también de los obstáculos internos que tendría la aplicación de esas reformas.
- Falta de asesoría: Peña Nieto se convirtió en el "Presidente de los memes" debido más que nada, a la falta de asesores efectivos en materia de imagen pública en Internet y a través de las redes sociales: se sobreexpuso mediáticamente y de manera innecesaria, por lo que, los que son errores típicamente humanos, quedaron a la vista de todos y ante el imaginario colectivo mexicano, en que los Presidentes tradicionalmente son vistos como figuras hieráticas e impecables, como actos propios de un idiota, además de que resultaba evidente que lo que le pasaba al mandatario era un enorme pánico escénico que nunca supo manejar y le llevó a numerosos dislates. Nadie le ayudó a controlar esa situación, de manera que el Presidente no pudo superarla.
- Apuesta por los medios inadecuados de promoción del Gobierno: Lo había dicho en este espacio: el matrimonio entre Peña y la actriz Angélica Rivera se antojó más como una alianza con Televisa en vez de una cuestión personal y familiar; sin embargo, fue un error fatal establecer esa alianza con una televisora que durante el sexenio fue en picada al no saber responder a los retos del Internet y las plataformas en línea de TV interactiva, al incremento de la televisión de paga, ya sea satelital o por cable y a las redes sociales. La propaganda tradicional cada vez tuvo menos efecto, mientras que, precisamente la Izquierda, supo apoderarse del Internet y manipular la opinión pública a su antojo sin que hubiera un verdadero esfuerzo por contrarrestarla. El caso más claro de ello fue la desaparición de los "estudiantes" de Ayotzinapa, que fue parte de un ajuste de cuentas entre bandas criminales locales del estado de Guerrero, y con la implicación probable de políticos de Izquierda, incluso cercanos a AMLO, pero que terminó por aparecer como un delito de Estado orquestado por el propio Gobierno de Peña, un manejo propagandístico digno de Goebbels terminó por hacerlo parecer así.
- Lealtad antes que experiencia: El designar a personajes como Luis Videgaray o Miguel Ángel Osorio Chong, o a Murillo Karam en puestos clave como Hacienda y luego Relaciones Exteriores, Gobernación o la Procuraduría General de la República por el mero hecho de ser gente de confianza personal de Peña fue un error garrafal, no mostraron oficio ni experiencia en el manejo de cada uno de los rubros de dichas dependencias y la eficiencia del gobierno se vio comprometida. Peña pretendió gobernar al país como hizo con el Estado de México, donde hizo un buen papel, pero a base de las tradicionales redes clientelares y compadrazgos del Grupo Atlacomulco, que resultaron insuficientes para un país mucho más complejo que esa entidad federativa y ante una sociedad presta a denunciar esa forma de gobernar tendiente a la corrupción.
- La Corrupción: Por supuesto, no puede soslayarse la corrupción presente en la administración de Peña, aunque, a mi modo de ver fue mucho peor durante los mandatos de sus dos inmediatos antecesores del PAN, sólo que en esta ocasión, ante el auge de las redes sociales, quedó mucho más visible y fue hábilmente empleada en su contra por sus enemigos.
- La Incapacidad de frenar la inseguridad: Peña heredó de Calderón una situación caótica en el combate al crimen organizado, no pudo frenar la violencia de las bandas del narcotráfico y tuvo que soportar la vergüenza del escape del Chapo Guzmán, por si fuera poco, tampoco pudo detener que las televisoras --sus supuestas aliadas-- iniciaran una campaña de verdadera apología del delito como ha sido la proliferación de las llamadas "narcoseries" con las que los criminales han sido colocados en alturas de grado heroico por una población que es su principal víctima.
- Reformas insuficientes en materia penal: El nuevo sistema penal ha venido a resultar un fiasco, al parecer, lo que lo impulsó fue más bien los deseos de crear un ambiente amigable y parecido al de los tribunales y procedimientos del Derecho del Common Law para abogados norteamericanos y canadienses en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ahora renegociado de manera menos amplia, por lo que habrá que ver si el experimento de sistema sobrevive a esos cambios; por supuesto, el sistema oral no ha mejorado en nada ni la procuración de Justicia ni los índices de condenas, sino que la impunidad campea por doquier.
Esas siete son las causas que considero, inmediatas que provocaron la debacle electoral del PRI y le abrieron las puertas a lo que parece, será un retroceso hacia el autoritarismo más pesado y el marxismo más bananero que se combinará en la administración del tabasqueño, que no tiene nada de transformadora ni positivo ante los efectos negativos que han tenido sus hechos y declaraciones aún antes de entrar en funciones, así como la evidentemente perturbada personalidad o salud mental de algunos de sus representantes, como el escritor Paco Ignacio Taibo II, entre otros.
Pero en general, ¿porqué las reformas neoliberales han fracasado? Y eso, con matices; podemos decir que hay zonas del país donde dichas reformas implementadas desde el mandato de Carlos Salinas sí produjeron efectos positivos, como el norte del país o incluso, Jalisco, mi estado, Guanajuato o Aguascalientes. Sin embargo, podemos concluir que el efecto no fue general, y sí se generó descontento entre sectores de la población o regiones. He aquí lo que opino al respecto:
- La cultura e idiosincracia del mexicano: La sociedad mexicana ha sido una sociedad vertical, paternalista y corporativa desde el Virreinato; es muy difícil que en solo tres décadas se cambien 500 años de una sociedad estructurada de esa manera; existen muchos estamentos cerrados, --véase el medio del espectáculo en México, donde hay sucesiones dinásticas, el notariado, el gremio médico, etc.-- y en amplios sectores existe la idea de que el gobierno debe ser todopoderoso y resolver todos los problemas y cumplir todos los caprichos de los gobernados. Por ello, programas como el Solidaridad iniciado por Salinas, que implicaba que la gente misma se organizara y decidiera iniciar o ejecutar proyectos de infraestructura o productivos con la inversión estatal, no tuvieron eco y quedaron truncos. Los "Liberales" del siglo XIX no aplicaron el credo de Adam Smith, sino por el contrario, aumentaron la intervención y el autoritarismo del Estado con Juárez, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, salvo en lugares como Nuevo León, donde Bernardo Reyes aplicó las ideas planteadas por un "Conservador" y monárquico: Santiago Vidaurri.
- Reformas en exceso graduales y truncas: Por supuesto, el impulso reformista afectó intereses muy poderosos: los sindicatos, los burócratas, monopolios empresariales, etc. a fin de no afectarlos de golpe, Salinas inició reformas graduales que quizo ir acelerando a medida que veía que no le generaban ninguna respuesta contraria, hasta 1993, en que empezó la debacle con el asesinato del Cardenal Posadas, con quien había concretado la reforma que reconocía la personalidad jurídica de la Iglesia y restablecía las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, luego, la oscura y tortuosa "rebelión Zapatista" en Chiapas y la muerte de su sucesor designado: Luis Donaldo Colosio, quien en un famoso discurso habló prácticamente de retar a los viejos estamentos del régimen revolucionario y continuar las reformas aún con más énfasis, vino después la muerte de Alfredo Ruiz Massieu, y con Zedillo, una especie de pacto de no afectar más esos intereses; los dos presidentes emanados del PAN: Fox y Calderón, llegaron incluso a aliarse con lo más pútrido del régimen como han sido el sindicato petrolero y el de los docentes, para finalmente, cuando Peña Nieto decide proceder a hacer reformas en el ámbito energético y educativo, verse sobrepasado por el poderío fáctico de estas mafias, quienes finalmente, brindaron su apoyo al nativo de Macuspana.
- La ineptitud y corrupción del PAN: Cuando finalmente, en el 2000, un partido diferente al PRI: el PAN, de la mano de Vicente Fox llegó a la presidencia, las reformas prácticamente cesaron y por el contrario, se entró en una etapa de estancamiento en la cual se mantuvo la estabilidad económica, pero el mandato del guanajuatense se caracterizó por un gobierno de ocurrencias, poco serio y anárquico con guerras por la sucesión presidencial internas que fueron minando al partido por dentro, aunque todo empeoraría bajo Calderón, cuyo mandato errático, violento que desató una enorme crisis de seguridad pública, y autoritario hacia el partido del que emanó le llevó a hundirse en las elecciones de 2012 y a aplazar reformas que Peña apenas pudo realizar.
Como puede verse, estamos sufriendo las consecuencias de gobiernos ineptos para la gestión de un proceso de reformas y entrampados por la eterna lucha por el poder, que fue visto siempre como un fin y no como un medio y cuyos representantes no dejaron de ser mezquinos pese a que pudieron haber tenido altura de miras; y esto mismo es lo que es lo que sucederá: AMLO tiene ahora en sus manos el poder absoluto que le legó un pueblo que no desea moverse ni desea cambiar, quiere quedarse cómodamente en su cactus envuelto en el sarape y bajo el sombrero, las desigualdades ciertamente existen, pero éstas se dan en sociedades cuya economía se encuentra creciendo, no en economías estancadas; como nos ha pasado antes, y en eso consisten las "Transformaciones" a las que alude la Izquierda en sus eslóganes, siendo que ninguna nos llevó a algo mejor a lo anterior, pues México no ha vuelto a gozar de la riqueza y prosperidad que tuvo la Nueva España en los siglos XVII y XVIII, cuando probablemente fue la zona del mundo con mejor nivel de vida y paz social, esto ha sido aprovechado por demagogos llámense Miguel Hidalgo, Benito Juárez o Francisco I. Madero para su búsqueda del poder cargándose al país consigo. Es curioso que ahora López Obrador busque reivindicar a estos personajes y los ponga en su logotipo de administración, cuando, precisamente cada vez existen más cuestionamientos y una mayor crítica a ellos --lo mismo que a Lázaro Cárdenas, sujeto fundamental en el establecimiento del sistema priísta al que se supone combate el nuevo presidente-- de parte de la sociedad y las redes sociales están contribuyendo a ello, es sin duda un intento por acallar las críticas y anclarse en el pasado, funesto, que esos supuestos "héroes" dejaron.
Pues bien... cada pueblo merece el gobierno que se merece, y también escoge su propio castigo, los mexicanos tenemos muchos y abundantes pecados individuales y sociales, nosotros mismos hemos escogido nuestro tormento... ¿cómo acabará esto? Como siempre: la crisis será superada en unos años a un costo enorme, para volver a crecer y de nueva cuenta derrumbarnos por el peso de nuestra propia indolencia, violencia y envidias, que esos han sido los verdaderos factores que han movido la política en este país desde 1821. Y aquí seguiremos hablando al respecto, hasta donde se pueda.