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LA DEVALUACIÓN DE TOLKIEN
Dice Jesús G. Maestro que el gran problema de la Literatura Anglosajona radica en que la misma es vista como un medio de entretenimiento y no como un arte, o bien, que siendo un arte, es convertida en entretenimiento por una mentalidad que la vuelve en objeto de comercio; lo que, finalmente, le resta profundidad. Y tiene mucho de razón, la prueba de ello radica en la destrucción que está sufriendo, a manos de Amazon, la obra de J.R.R. Tolkien, que va a estrenar una serie de TV en su plataforma de streaming llena de los consabidos cambios y planteamientos a favor de la inclusión y la diversidad, con elfos de raza negra, mujeres enanas, personajes femeninos empoderados y otras cosas acordes a la ideología defendida por Jeff Bezos, otro de los fieles peones del ideario del Partido Demócrata y a los traumas y problemas sociales propios de EUA y tan ajenos a alguien tan británico y cuya obra se dirigía más como un intento de diseñar un pasado mítico para la isla de Gran Bretaña y su gente --los hobbits son un reflejo de la vida de la clase media rural británica de inicios del siglo XX-- que para hacer crítica social sobre la vida de un país americano y cosmopolita como lo es la antigua colonia inglesa, y menos pensando en la situación de tal país a inicios del siglo XXI, habiendo muerto el profesor de Oxford en 1973.
Hemos platicado aquí que quizá la literatura en lengua inglesa ha logrado dos grandes obras comparables en su dimensión, complejidad, diversidad de interpretaciones al Quijote en la literatura española o a La Guerra y la Paz del ruso Tolstoi, y esas, a mi parecer, son Dune de Frank Herbert de la cual hasta hice un vídeo que compartí por aquí a raíz de su última adaptación cinematográfica, y la otra, todo el corpus tolkienano y en específico, El Señor de los Anillos, por supuesto, muchos dirán que no es así, que está el Ulysses de James Joyce, pero ésta es una obra intencionalmente hecha con una pose de intelectualidad pretenciosa y pedante, de muy difícil lectura y francamente aburrida, lo que tampoco la ha salvado de su uso lúdico y lucrativo, como es cada año, el llamado Bloomsday, (por el nombre de su personaje protagonista: Leopold Bloom) que es cada 16 de junio, por ser esa fecha: el 16 de junio de 1904 en la que Joyce ambienta la acción de su novela, y que se celebra como un festival para atraer visitantes a la ciudad de Dublín, finalmente, esta obra, ha sido señalada por muchos de ser la "guía turística" de la capital irlandesa, más larga, detallada y soporífera de todas.
Tolkien inició su obra como una especie de juego con la lengua, finalmente, como filólogo y lingüista, estaba interesado en el estudio del origen y la evolución del idioma inglés; las ideas alrededor de las cuáles construyó su universo mítico-literario se fueron nutriendo de diversas experiencias y de su propio contexto: sincero y devoto católico, su obra es una mucho más afortunada alegoría cristiana que la obra de su amigo C.S. Lewis, Las Crónicas de Narnia, sus sombrías experiencias en la Primera Guerra Mundial igualmente se reflejan, el amor y el concepto del matrimonio cristiano lo refleja en las historias paralelas de Beren y Luthien y de Aragorn y Arwen, el amor a la naturaleza, y una crítica al mundo industrial; en resumen, su obra expresa toda una profunda cosmovisión surgida de un hombre de vasta cultura, profundo conocimiento de su lengua nativa y de una espiritualidad católica consciente, devota y profunda.
Las grandes obras literarias del calibre del Quijote, La Guerra y la Paz, Los Miserables, Fausto o, como ya lo hemos dicho antes, Dune o El señor de los Anillos, son muy difíciles de adaptarse a otros medios, e incluso, cuando son traducidas a otras lenguas diferentes a aquellas en que se escribieron, pierden gran parte de su significado; así, para el lector no hispano, las aventuras y desventuras de Alonso Quijano y Sancho Panza constituyen una simple sátira, o la épica de Tolstoi una novela que combina el romance con el drama bélico, al estilo de Lo Que el Viento se Llevó de la estadounidense Margaret Mitchell, obra que tampoco hay que menospreciarla, es una gran obra también, aunque no llega a ser monumental, pero que es claro que quiso ser, lo mismo que la famosa Norte y Sur de John Jakes, un intento de reproducir en territorio norteamericano, el espíritu y el estilo del ruso, quedándose cortos ambos casos, por supuesto.
Incluso, es de señalarse que tanto la obra de Mitchell como la de Jakes, al ser adaptadas al cine, en el primer caso, y a la TV el segundo (recordada por haber contado con un impresionante elenco encabezado por el entonces joven y extraordinario Patrick Swayze) tuvieron un éxito y una repercusión mayores que sus versiones originales en libro, convirtiéndose en clásicos de la pantalla grande y pequeña. Esto no ha sucedido con la obra de Tolkien, ni con la de Cervantes o del propio Lev Nikolaievich; en el caso del Quijote, no se ha logrado nunca hacer una adaptación al cine o a la TV que pueda decirse sea 100% fiel y considerada que cubre a plenitud la obra, quizá la mejor sea la adaptación de RTVE de 1992, con guión del Nobel Camilo José Cela, y aún así, queda muy corta. En cuanto a La Guerra y la Paz, la adaptación dirigida y protagonizada por el realizador ruso Sergei Bondarchuk es la más fiel, y aún así, por intentar mostrar también los pensamientos y la vida interna de los personajes, se pierde por momentos y aparenta ser confusa, pues en el cine no es posible llegar a las profundidades sobre las doctrinas filosóficas que el autor original mantiene como trasfondo del relato respecto a la Historia, el sentido de la vida, la patria, la familia o el amor.
En cuanto a la obra de Tolkien, la misma fue impulsada en el mundo hispano por el argentino Jorge Luis Borges, quizá el autor más abierto a los temas fantásticos y de la ficción científica que ha habido en Hispanoamérica y más ajeno a los tradicionales temas tercermundistas que maneja la literatura de nuestra región: injusticia social, folklore, resentimientos y melodramas. Es claro que en sus traducciones al idioma español pierde parte de su significado, y en cuanto a sus adaptaciones a otros medios, la mejor ha sido la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson, pero igualmente, pierde mucho de su sentido profundo y de sus mensajes, para quedarse con el espectáculo visual y sonoro o la mera acción y la aventura. Aún así, es muy superior a lo que la compañía del millonario Jeff Bezos pretende hacer ahora.
La propuesta de Amazon Prime es reducir las obras de Tolkien a un panfleto propagadístico de la Agenda Demócrata: elfos y enanos de raza negra, y es una suerte que se mencione todavía a una raza antigua de "enanos" tras las desafortunadas, y por demás estúpidas, declaraciones de Peter Dinklage, personajes femeninos por todos lados, empoderados, etc. Rompiendo con todo el sentido que Tolkien, --quien nació en Sudáfrica, sabía del Apartheid y lo condenaba,-- pretendió darle a su Historia como si fuese la narración mítica del lejano pasado de los Anglosajones, o si se quiere, de narrar una mitología al puro estilo Anglosajón... evidentemente, partiendo de ello, los personajes tenían que lucir como europeos o propios de la visión sajona, lo que no quite, que a la vez, en la obra se contengan temas universales o de interés para cualquiera, como ocurre en el Cantar de Mío Cid, el Cantar de Roldán o los Nibelungos, y como tal no es una obra que necesite una "actualización" o ponerla a tono con la situación política y social de Estados Unidos en 2022... eso es una traición al autor y burlarse de su obra y de la gente que la aprecia y la valora.
Pero tenía que suceder: ya lo he comentado aquí, más que en Inglaterra, ha sido en Estados Unidos donde no se habla de arte, sino de industria, el cine no es arte, es industria, la música, es industria, el deporte, es industria, y por supuesto, en vez de Literatura hay Industria Editorial, y ésta tiene como objetivo, el entretenimiento. Esta visión, posteriormente, se ha extendido a otros lados, el corpus tolkeniano, si lo podemos llamar así, se vio afectado por ello, sobre todo tras el año 2001 y la llegada a los cines de La Comunidad del Anillo, la película de Peter Jackson elaborada respecto al primer tomo, del mismo título, de los tres que conforman la novela.
De este modo, lo que originalmente era un ambicioso proyecto literario y de un gran valor y significado para su autor, con todo y que fuera una obra de ficción, quien siempre, además, habló del importante papel de los cuentos de hadas tanto como ejercicio artístico de la imaginación como en la educación moral de los niños, siendo el suyo, iniciado con el Hobbit, quizá el más grande jamás escrito, ha terminado por convertirse en una franquicia, y como tal, a ser explotada como una marca registrada de un estudio cinematográfico en multitud de souvenirs, merchandising, juguetes, tazas, ropa, etc. Y como toda propiedad intelectual, susceptible de ser explotada y modificada, según los intereses del titular de los derechos sobre ella, que no son los herederos de Tolkien; pues su hijo Christopher, hace poco fallecido, podría ser señalado como responsable de ello, pues su labor como editor y difusor de la obra de su padre, se fue yendo a terrenos mercantiles de sobreexplotación para obtener el mayor lucro posible, y de ahí la venta de los derechos cinematográficos.
De por sí, la literatura fantástica en general se ha devaluado y convertido, en general, en herramienta de entretenimiento para eternos adolescentes que encuentran en ella una vía de escape y de fanatismo infantil sobre cuestiones sin importancia, a mi, en lo personal, me parece absurdo, por no decir idiota, el ver gente que se la pasa discutiendo sobre "teorías" de lo que puede pasar o de lo que pasó antes o tras bambalinas de ciertos acontecimientos en una película, serie de TV o en una novela... finalmente, no puede pasar nada antes ni después, ni de manera paralela a lo que dice un guión, pues éste es el único contenido de una historia, o depende, finalmente, de la propia voluntad del autor, no son hechos reales históricos sobre los que existan dudas o no se sepa todo su contexto, como por ejemplo, el hecho de que Hitler no aniquilara a los británicos en Dunkerque, hecho que le permitiría a Inglaterra contar con la fuerza para contraatacar después, y sobre lo que se pueda teorizar acerca de que quizá el líder alemán buscaba llegar a una paz negociada con Londres.
El propio Tolkien fue cuestionado sobre cosas así por sus lectores vía correo, a lo que él contestaba divertido desarrollando algunos puntos de su narración, o quedaron contestados con los "cuentos inconclusos" que fueron publicados posteriormente por su hijo Christopher, que eran pasajes que al final fueron descartados por ser demasiado prolijos e innecesarios para constar en la obra.
Así, es claro que el género de la Literatura Fantástica se limita actualmente a hacer imitaciones más o menos afortunadas y mejor o peor logradas de la obra de Tolkien, --y también, de Lovecraft, que junto con el inglés son los dos autores más influyentes del género-- con una intención meramente comercial: la obra de la escocesa J.K. Rowling: Harry Potter, es muestra de ello, y al final, no es más que una narración mediocre y hueca, pero fácilmente comercializable y que ahora, se ha vuelto un monstruo que ha devorado a su autora, quien paga el ostracismo por haberse suscrito de alguna manera a la ola progresista a fin de asegurarse un lugar en el mercado, y cuando entendió que el progresismo va contra el sentido común, el mercado le arrebató su obra y la condenó al ostracismo, o el caso del norteamericano George R. R. Martin, y su inconclusa Canción de Fuego y Hielo, posiblemente condenada a ello debido a su codicia y la precipitada realización de una serie televisiva, escrita de manera excelente, pero abocada al morbo de los lectores con los ganchos del sexo y la crueldad, a fin de ganarlos. Las comparaciones hechas con Tolkien son injustas y disparatadas, pues se trata de una obra mundana, buscadora de lucro y carente de la profundidad y del mensaje esperanzador que tiene la obra del sudafricano.
Así, la devaluación que está sufriendo el trabajo literario de Tolkien, una odisea inigualable y que destaca en el panorama gris de las letras del siglo XX muestra el poder corruptor que tiene la mercantilización del arte, y su conversión en un mero medio de entretenimiento, un artículo de consumo que no respeta ni las intenciones, ni los mensajes del autor. Afortunado Cervantes que nació en España y publicó a inicios del siglo XVII; el Quijote es una obra atemporal, y un monumento que nunca ha sido entendido del todo, aunque afortunadamente tenemos a Jesús G. Maestro que sí la ha comprendido y nos la explica en sus vídeos de Youtube que no tienen desperdicio; desgraciadamente, la obra del profesor de Oxford, uno de los más interesantes ejercicios en la escritura de ficción, destinada a ser algo similar y a tener un impacto fulgurante en las letras del siglo XX en adelante, quedará reducida a un mero divertimento, sepultada bajo las películas, series, juguetes, videojuegos y demás, no será leída por las nuevas generaciones; afortunadamente, yo pude leerla antes de todo este alud y como aquellos que igual lo hicieron, no puedo más que entristecerme por lo que Amazon está haciendo, un verdadero crimen contra la Literatura; pero así pasa, son los síntomas de la decadencia en que vivimos, en que todo se ha vuelto mercado y todo tiene un precio, aún aquello que debería ser invaluable.
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SEGUNDO EPISODIO DE MIS CONVERSACIONES CON EL DR. ORTIZ
JOE ROGAN Y LA LUCHA POR EL CONTROL DEL DISCURSO
Los tiempos interesantes a los que se refiere la maldición china y que estamos viviendo muestran también una tendencia, esperemos que no irreversible, a la erosión de derechos fundamentales, como la libertad de expresión. La Pandemia del coronavirus SARS CoV2, que provoca la enfermedad ya popularmente conocida como COVID, ha desatado con más fuerza esa tendencia, pero hay que señalar que no es sólo la búsqueda de los gobiernos por evitar disidencias del discurso oficial en torno a esta dolencia o respecto de las vacunas como consecuencia de una conspiración por el establecimiento del Gobierno Mundial como muchos piensan lo que mueve a esto; no, hay mucho en juego, y esto se debe a las transformaciones tecnológicas y sociales que van de la mano en lo que va de este siglo XXI, y que la emergencia sanitaria sólo ha hecho más evidentes o ha acelerado.
Desde que apareció el Internet y sobre todo, que comenzó a expandirse precisamente en el cambio de siglo, empezaron a explorarse distintas aplicaciones que podía tener, una de ellas fue la transformación en la manera en que escuchamos música y la radiodifusión, y la manera en que se hace televisión también. Es de recordar la revolución que representó la aparición de Napster a inicios de la primera década del siglo y cómo algunos representantes de la industria de la grabación y publicación de música, saltaron aterrados, en la ilegalización de Napster, la primer plataforma que permitía bajar música de Internet, tuvo un papel preponderante la banda de Rock pesado Metallica, lo cual en cierta forma generó cierta antipatía de buena parte del público metalero hacia la banda liderada por el baterista danés Lars Ulrich, de la cual no se han librado, como lo demuestra la polémica y el desdén con el que fue recibido el álbum homenaje The Blacklist por el 30 aniversario de su histórico Black Album.
En este sentido es que debemos ver el intento descarado y dictatorial de censura que hay en contra de Joe Rogan, personaje que quizá en Hispanoamérica no sea tan conocido, pero que en la Anglosfera se ha convertido en un líder de opinión de enormes dimensiones, y más porque lo ha hecho de manera independiente, gozando de una mayor credibilidad que las grandes cadenas noticiosas y formadoras de opinión como la CNN.
Rogan es un tipo interesante que buscó formas de hacerse camino en los medios en Estados Unidos, ya fuera como comediante de stand-up o más tarde, como comentarista deportivo de artes marciales mixtas. Sin embargo, no fue sino hasta que decidió producir por sí mismo, un programa de radio, o más bien de audio, al que luego también comenzó a transmitir en vídeo por Internet, un podcast, al que tituló como The Joe Rogan Experience, a partir del año 2009, de ahí en adelante, el éxito vino solo.
Joe Rogan no es ningún conservador ni parte de la Derecha religiosa de EUA; de formación católica, perdió la fe después y considera que la Iglesia es una institución opresiva y se señala a sí mismo como agnóstico y así figura en su biografía en Wikipedia; sin embargo, es alguien que está a favor de la libertad de expresión, de conciencia, culto y opinión, a grado tal es esto que por su programa, si lo pueden ver en su canal de Youtube, o escucharlo en Spotify, han desfilado personajes y temas de lo más disímbolos: desde el intelectual ateo Richard Dawkins, al líder de pensamiento conservador y simpatizante católico Jordan Peterson, estrellas de Rock como David Lee Roth, el analista judío conservador Ben Shapiro, el rapero Snoop Dogg, el Dr. Robert Malone, que lo mencioné en otro post, actores como Robert Downey Jr. y a Elon Musk. Igualmente, ha entrevistado a terraplanistas, a buscadores de la Atlántida, a gente que cree ver símbolos diabólicos en la arquitectura del Vaticano en el más puro estilo "antipapista" del protestantismo recalcitrante del Bible Belt americano y a otros teóricos de la conspiración, y hasta el momento, no había tenido problemas de ser señalado como impulsor de la desinformación o de la ignorancia por hacerlo.
Entonces ¿porqué se ha lanzado una ofensiva desde la misma Casa Blanca contra este locutor?
Muy sencillo: porque Rogan está significando un reto para las cadenas y agencias noticiosas, --tan coludidas con la actual Administración Biden, a la que ayudaron a llegar al poder-- y para el periodismo tradicional en cuanto al control del discurso y la formación de opinión pública. El Internet, si se quiere ver así, ha "democratizado" o extendido no solo el acceso a la información, sino la propia labor informativa; la misma apertura de este comediante frustrado a las más diversas opiniones, su talento natural como entrevistador y valentía para abordar cualquier tema contrasta con la imposición de la "corrección política" el discurso de la inclusión y diversidad que en realidad impone un pensamiento único y que asfixia como un corset a los medios tradicionales y a los propios comunicadores en lo individual, que ya no pueden expresar ciertas ideas, o hasta usar ciertas palabras, por temor de ser ofensivas para alguien, todo lo cual ha venido en realidad a minar su credibilidad y a disminuir su público. La CNN, por ejemplo, tan ligada a la agenda del Partido Demócrata, se encuentra en una evidente crisis, que se ha traducido incluso en la reciente renuncia de directivos.
Así que no ha sido tanto que Rogan sea un difusor de desinformación, de cuestiones peligrosas o del consabido "discurso de odio" en el que cabe todo aquello que no sea del agrado de la Izquierda, sino que pone en riesgo el monopolio de la información que, desde los tiempos de Pulitzer y Randolph Hearst, han ejercido los medios tradicionales: prensa escrita, radiodifusoras, televisoras; todos estos medios se dan cuenta que están en riesgo, no solo de perder su control sobre la información y sobre el discurso que forma la opinión pública, sino incluso su mera existencia, y es que a diferencia de los medios anteriores, el Internet no tiene una audiencia pasiva, sino que en ella, el propio receptor puede convertirse en emisor en el proceso comunicativo.
Plataformas como Youtube, iVoox, o Spotify permiten que cualquier persona pueda crear su propio contenido y dar sus opiniones. A través de los Blogs, como éste, cualquiera puede expresar su opinión, compartir sus experiencias y hasta escribir obras de ficción, con lo que el monopolio del discurso se pierde; por ello es que, antes de cualquier conspiración, el hecho que, como vimos en el proceso electoral norteamericano de 2020, se pretenda ejercer la censura sobre opiniones y expresiones a través de redes sociales y plataformas de Internet, es por la búsqueda de la supervivencia de las corporaciones, porque, aún los creadores de redes sociales como Zuckerberg con Facebook o Dorsey, de Twitter, quieren comportarse como Ted Turner o Rupert Murdoch, como propietarios de medios tradicionales, y no puede ser así... desataron algo que puede controlar a las personas a través de la eliminación de la privacidad, ciertamente, pero también dieron herramientas para la expresión más absoluta de la libertad individual.
Rogan no ha sido el único caso, en el ámbito anglosajón destaca también el británico Russell Brand, (cuya madre es mexicana, por cierto) quien intentara hacer carrera en Hollywood como actor y fuese novio de la cantante norteamericana Kate Perry... la experiencia con el mundo del espectáculo en California lo dejó asqueado y ahora, al igual que el estadounidense, se dedica a hacer labor de periodista independiente con bastante sentido del humor y una ácida crítica a las élites que bien conoce, o qué decir del texano Steven Crowder, igualmente polémico, o canales independientes como Daily Wire, de Shapiro, Matt Walsh y Michael Knowles que son el "terror" de los Progresistas y Church Militant, canal católico, crítico con la propia Iglesia, en especial en sus derivas actuales, dirigido por Michael Voris y que cuenta ahora con la colaboración del converso Milo Yiannopoulos.
En el mundo hispano, está surgiendo ese fenómeno de igual manera, he mencionado en este blog a gente como el venezolano John Patrick Acquaviva, el español Fernando Díaz Villanueva, los canales Estado de Alarma, Distrito TV, Los Liberales, y muchos otros como Jordi Wild, Francisco Gijón, Paloma Hernández, Una Alienada, Jano García, etc. En México, aunque todavía no tenemos gente que pueda llegar a tener un nivel de mover la opinión con un grado intelectual alto, sí tenemos al esfuerzo noticioso de Chumel Torres, o el viajero Luisito Comunica, y el para mi, mejor de estos comunicadores que lo hace desde una óptica filosófica, el joven César Hernández, con sus canales Esquizofrenia Natural y Cordura Artificial.
Y es que, por ejemplo, en mi generación, aquí en México, hemos sido testigos de la transformación de la información y del periodismo: durante mis primeros 20 años de vida, de 1976 a 1996, el panorama estuvo dominado por dos televisoras a nivel nacional: Televisa de la familia Azcárraga, y la empresa pública Imevisión, privatizada durante el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, adquirida por el magnate Ricardo salinas Pliego en 1993, renombrada como TV Azteca. Los periódicos impresos eran igualmente escasos y dependían del Gobierno --ejercido hegemónicamente por el PRI-- por la distribución de papel a través de la empresa pública PIPSA (Productora e Importadora de Papel, S.A.) no siendo sino a fines de la década de los noventa, coincidiendo con el debilitamiento y liberalización del sistema político, que empezaron a aparecer nuevos medios en el país, así como la progresiva expansión del Internet.
Hoy tenemos muchas opciones que tienen a Televisa al borde de la quiebra, a TV Azteca con una grosera alianza con el Presidente López Obrador, y a anteriores representantes de estos medios convertidos en líderes de una oposición crítica y activa contra los desbarres de la 4T, sus incongruencias y corruptelas, como es el caso de Carlos Loret de Mola, hoy convertido en el principal blanco de las iras de nuestro grumpy old man en el poder, como Rogan lo es del otro viejo cascarrabias con poder situado al norte del Río Bravo.
El linchamiento mediático que la Jefa de Prensa de la Casa Blanca: Jen Psaki ha pedido contra Joe Rogan es tanto una muestra del radicalismo y la indudable deriva autoritaria, dictatorial incluso, del Gobierno de Biden, mismo que se ejerce en nombre de los intereses de las grandes corporaciones mediáticas y tecnológicas, deseosas de mantener un status quo obsoleto y anacrónico, y que, con tal de mantenerlo, están dispuestos a aplastar los derechos humanos más básicos, aunque todo esto me lleva a preguntarme, si no hemos contemplado mal las cosas, desde un ángulo equivocado: quizá no es que los políticos se apeguen a las agendas de las grandes corporaciones multinacionales, sino que, tal vez, con tal de sobrevivir y mantener un estado de cosas que hasta ahora les ha beneficiado, han sido éstas las que se han plegado a las agendas progresistas de los políticos a fin de asegurarse su supervivencia y despejarse el camino de competidores e innovaciones con la ayuda del golpe coactivo de los gobiernos, políticas fiscales que destrocen a los pequeños y beneficien a los colosos, haciéndose así la simbiosis de intereses que hoy, se encuentran amenazando nuestra Libertad.
La misma Revolución de los Traileros de Canadá muestra este miedo a perder el monopolio del discurso de parte de las grandes corporaciones, que curiosamente, salvo Fox News, ninguna tiene a reporteros a pie de calle entrevistando a los manifestantes para saber qué quieren, para seguir vendiendo la idea que son sólo una minoría de radicales de "ultraderecha"; como en un nuevo post lo señalaré, y en torno a ese tema están girando las conversaciones en vídeo que estamos teniendo el Dr. Rigoberto Ortiz y un servidor; --el próximo post será nuestro segundo vídeo-- el Estado Constitucional de Derecho, o si se quiere, la Democracia Occidental, está implotando y está autodestruyéndose; sus enemigos no son los regímenes tradicionalmente autoritarios de Rusia, China o del Mundo Islámico, sino sus propios defensores y las grandes corporaciones y grandes fortunas surgidas de un sistema económico anclado en las libertades de comercio, cambio y empresa, que ahora, convertidos en una oligarquía, desean "fosilizar" el sistema, congelarlo y convertirlo en un monolito que les garantice mantenerse a la cabeza de las sociedades occidentales, en una especie de neofeudalismo tecnificado, a pesar de que, quizá esas mismas condiciones que facilitaron y les llevaron a lograr la preeminencia, imposibilitarán sus ansias de poder omnímodo.
Por un momento pareció que Rogan se doblegaría, lo mismo que la plataforma Spotify, en la que se encuentra su podcast, ante las presiones de viejos músicos que en los años 60 y 70 eran rebeldes, pero ahora son sumisos corifeos de las élites; pero en realidad, parece que ha salido fortalecido, y las élites y corporaciones mediáticas han perdido credibilidad y audiencia. Y es que estamos presenciando un momento crucial de la Historia, en el que nuevamente se da la lucha entre la pulsión por el poder absoluto de parte de las élites, y personas que surgen de entre el pueblo, dispuestas a ser libres.
5 de febrero de 2022
LEYENDAS NEGRAS Y CHIVOS EXPIATORIOS
Me encuentro terminando de leer un libro sobre la famosa familia Borja, o como son más conocidos, por la italianización de su apellido, Borgia, titulado El Papa Borgia, editado por Punto de Lectura en 2004, y escrito por los periodistas españoles Lola Galán y J.C. Deus; como bien señalan en el subtítulo de su obra, se trata de un retrato del Papa Alejandro VI "liberado al fin de la leyenda negra".
El libro es muy interesante, por cuanto retrata al pontífice Rodrigo Borja bajo una mirada mucho más objetiva, eludiendo la visión que tradicionalmente se ha tenido sobre la familia hispano-italiana desde el siglo XVI y que ha sido objeto de varias producciones televisivas y literarias, en que el Papa español, y sus hijos César y Lucrecia, son retratados como una familia de pervertidos, incestuosos, promiscuos, corruptos y asesinos carentes de escrúpulos para llegar y mantener el poder, en que, supuestamente buscaron convertir el Papado en una magistratura hereditaria y dinástica, una verdadera monarquía. Esta imagen la recogen incluso el escritor francés Alejandro Dumas en El Conde de Montecristo, según le relata el Abate Faría a Edmundo Dantés durante su encarcelamiento sobre el origen del tesoro oculto que será origen de su riqueza, e incluso, el célebre Mario Puzo, autor de El Padrino, en una de sus últimas obras señaló a los Borgia como la primera familia mafiosa de la Historia...
La realidad, según lo relatan los autores mencionados, basados en fuentes documentales de primera mano, es que sobre los Borgia se construyó la primera "teoría de la conspiración" que fue difundida masivamente, creando una imagen que se popularizó acerca de la familia de origen valenciano que ha llegado hasta nuestros días; y que se desmonta recurriendo a las fuentes contemporáneas acerca de ellos: en primer término, al parecer no está claro que César, Juan, Jofré y Lucrecia hayan sido efectivamente hijos biológicos de Rodrigo Borja y una mujer llamada Vanozza Cattanei, incluso, existen indicios de que fueron hijos de un pariente pobre del pontífice y que éste los adoptó y, habiendo nacido en España, los llevó a Italia para que se educasen y tuviesen mayores oportunidades en la Roma Papal que en un rincón rural del reino de Valencia, además que el nepotismo papal y el favorecer a los parientes era una práctica común hasta la llegada al solio pontificio de San Pío X, quien era de origen muy humilde y fue el primero que, en ese caso, no otorgó títulos nobiliarios a sus hermanas, por considerarlo algo poco acorde a su origen campesino, innecesario y anacrónico.
De igual modo, no hay pruebas de las orgías que pretendidamente se celebraban en las estancias vaticanas ni de todos los crímenes que se les artribuyen; lo que sí es cierto y probado, es que los Borgia intentaron lograr la independencia plena del Papado y por ende de la Iglesia, y ante las grandes potencias de la época, como España, Francia o el Sacro Imperio Romano-Germánico, así como las ambiciones de las poderosas familias italianas como los Colonna, los Orsini o los Sforza, la única manera que encontraban era convertir a la Santa Sede en una potencia militar y política por derecho propio; finalmente, fue algo que también intentó después Julio II, que pasó a la Historia como el "Papa guerrero" con mejor prensa.
Por supuesto, en la realización de sus proyectos afectaron a numerosos intereses, y como vía para evitar la consolidación de su poder, se buscó el medio de debilitar la autoridad moral y religiosa del titular de la sede petrina mediante libelos difamatorios que se difundieron como reguero de pólvora gracias a la imprenta; posteriormente a la caída de los Borgia con la súbita muerte de Alejandro VI, las historias de depravación, incesto, crimen y corrupción de la familia valenciana fue fuente para los ataques del protestantismo contra la Iglesia y de las grandes potencias en la construcción de la leyenda negra antiespañola como recursos propagandísticos contra el entonces hegemón de Europa.
En la actualidad, a lo largo de la pandemia, han cobrado auge las "teorías de la conspiración", si bien las mismas venían creciendo a lo largo del proceso de Globalización en las últimas tres décadas, cuando empezó a hablarse de organizaciones como el Club Bildelberg, la Comisión Trilateral, el Council of Foreign Relations o el Club de Roma, y se empezaron a hacer señalamientos de los nexos entre esos think tanks, que así comenzaron siendo --y a los que quizá habría que agradecerles más de alguna estrategia que impidió el triunfo del totalitarismo comunista soviético en la segunda mitad del siglo XX-- y organizaciones masónicas o paramasónicas como la logia Skull and Bones de la Universidad de Yale o el Club Bohemia, de San Francisco, California, EUA, fue a partir de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y toda la polémica desatada en torno a los mismos y las dudas, sobre todo, que generó el presunto ataque al Pentágono con un avión comercial, del que, increíblemente, no quedaron restos que se apreciaran, según señalaba el periodista francés Thierry Meissan, de la Red Voltaire, un grupo de profesionales de la prensa, todos ellos alineados a la Extrema Izquierda, y posteriormente, se vino de todo tipo de especulaciones, pero todas o casi todas, señalando culpables con nombre y apellido. El Internet, que en aquel año ya era una realidad y se encontraba en plena expansión, ayudó a su difusión.
La verdad, es que muchas de esas tesis conspirativas no son sólo los dichos de chiflados o producto de sus imaginaciones --algunas sí, como la del famoso "investigador" británico David Icke, que empezó a sacar su teoría del dominio oculto de los Reptilianos, misma que comenzó después de haberse transmitido y alcanzado un éxito mundial la serie de TV V, en los años 80, o los Terraplanistas y muchas otras extravagancias-- muchas puede que tengan un propósito y una razón de base, como la suscitada en contra de Alejandro VI y su familia a fines del siglo XV.
En el caso actual resulta que a raíz de la pandemia, si ha habido alguien que se ha convertido en objeto favorito de este tipo de teorías conspirativas es el empresario Bill Gates, famoso por haber sido el fundador de Microsoft, y creador del MS-DOS (Microsoft Disk Operating System), y del que Windows es sólo una representación o interfaz gráfica del mismo que contribuyó a hacerlo más manejable y entendible por todos los usuarios, en vez de escribir comandos crípticos en pantallas monocromáticas.
Aquí no se trata de defender a Gates, quien por supuesto que es un monopolista, un empresario con pocos escrúpulos también, que ha pasado encima de sus competidores y que busca acaparar otros mercados y otras actividades: es cierto que está invirtiendo en negocios agrícolas y en la industria farmacéutica, --aunque está por verse eso que se dice que ya es el mayor terrateniente de EUA, se olvidan que Jeff Bezos también ha invertido en lo mismo, también la empresa agraria Monsanto tiene gran cantidad de terrenos y últimamente muchos inversionistas y empresas chinas igualmente han adquirido propiedades inmuebles rurales en nuestro vecino del norte-- en pocas palabras, sí, mucho de lo que dice el Dr. Robert Malone sobre él en la polémica entrevista que tuvo con el locutor Joe Rogan es cierto, sin embargo hay que ser objetivos y no caer en lo que, a mi parecer, es parte de una estrategia de desinformación y de creación de distractores, de "hombres de paja" y explicaciones simplistas para problemas o situaciones complejas, como ha sido la pandemia del COVID y todas las repercusiones políticas y económicas que ha traído consigo.
Véamos el caso de Bill Gates y el triunfo de Rafael Nadal en el Torneo Abierto de Australia, en el que no compitió el serbio Novak Djokovic, como es sabido, ahora, circula la idea que al eslavo le sacaron para promover las vacunas, y que se arreglaron los resultados de la competición para que el español ganara su 21 Grand Slam y superara tanto a Nole como a Roger Federer; todo por ser amigo del fundador de Microsoft... Esto, me parece infame, difamatorio y que no toma en cuenta los enormes talentos, la hombría y las ganas del balear, como tampoco su patriotismo español que le lleva a romper todos los récords en el "deporte blanco".
Cuando se dio el escándalo de Djokovic, a inicio del año, los medios difundieron de manera cortada, y lo que fue sesgado por los "antivacunas", "conspiranoicos" y "libertarios", unas declaraciones de Nadal sobre la situación de su colega serbio, en la que parecía que se burlaba de la aparente ignorancia del eslavo y su creencia en conspiraciones, sin embargo, como lo señaló el youtuber español Joan Planas, al escuchar completa la rueda de prensa del tenista hispano, se tiene una visión muy diferente de lo que dijo sobre el eslavo, con quien tiene una rivalidad deportiva, pero a la vez, una relación personal cordial, de donde se desprende que, efectivamente, incluso quienes se han etiquetado a sí mismos como "medios independientes" contrarios a las corporaciones vendidas al Globalismo, también manipulan la información, y es de suponer que, igualmente, detrás de algunos de ellos existen otros intereses, opuestos a los que defienden los medios tradicionales, pero usando muchas veces, sus mismas armas.
Nadal, efectivamente, es amigo de Bill Gates, lo mismo que Federer, y en ocasiones han jugado tenis por mera diversión o en eventos de beneficiencia, como el que se muestra en la foto con que comienzo esta entrada, en que jugaron para caridad en Ciudad del Cabo hace unos años. ¿Y eso qué? Yo tengo amistades que piensan diametralmente opuesto a como yo pienso o que hacen cosas con las que no estoy de acuerdo, la amistad, creo, es independiente a que las personas sigan una misma línea de pensamiento.
Las teorías de la conspiración son formas simples de explicar una realidad compleja y confusa como la que estamos viviendo: para muchos, la expulsión de Djokovic debía obedecer a causas oscuras, que por un lado, el tenista fuera un defensor de la libertad, en oposición a un régimen opresivo y tiránico; la realidad resultó ser más prosaica: Djokovic mintió respecto a haberse infectado en diciembre de COVID, y el Gobierno Australiano, sí, ciertamente ha implementado políticas liberticidas, como lo hemos dicho aquí, pero que estimulado por la demagogia se lanzó a expulsar al serbio, no por sus mentiras y trampas para entrar en la isla, sino por mero ejercicio arbitrario de facultades discrecionales del Ministro de Migración y dar un ejemplo a los opositores a sus medidas autoritarias y contentar a los electores que exigían que todo mundo, sin importar la fama y la riqueza, se acomoden ante ellas.
La realidad nos demuestra que nadie ha provocado el COVID, ni Bill Gates, quien se limitó en una conferencia de 2015 a prevenir sobre la difusión de enfermedades infecciosas a causa de la migración descontrolada, algo que ha ocurrido desde la noche de los tiempos: las migraciones de Hunos y tribus germánicas provocaron las pestes bajo los reinados de Marco Aurelio primero y de Justiniano después, las conquistas mongolas y la reactivación de la Ruta de la Seda en tiempos medievales provocaron la difusión de la Peste Negra, la Conquista y Colonización europea de América difundió enfermedades que diezmaron a los indígenas y a cambio, la sífilis causó estragos en el Viejo Mundo, la Primera Guerra Mundial, con sus movimientos de tropas y desplazados, generó la pandemia de Gripe Española. Realmente, su postura no sería tan globalista en torno al tema.
De igual manera, en su libro sobre el cambio climático, no hace más que plantear la necesidad de proseguir con la investigación científica en torno al tema, sin proponer medidas restrictivas de la libertad o imposiciones gubernamentales.
Es de observar que, por ejemplo, hasta antes de la Pandemia y al comenzar ésta, las teorías de la conspiración giraban en torno al financiero George Soros y al llamado pizzagate, respecto a la supuesta existencia de una red de pederastas al interior del Partido Demócrata y Hollywood, incluso, señalando al entrañable actor Tom Hanks de ser parte de ella, todo a raíz de los recientes escándalos de Jeffrey Epstein y Harvey Weinstein; la verdad es que los Clinton, o los Obama, no necesitan ser parte de una red pedófila para ser señalados como responsables de multitud de crímenes, algunos hasta de lesa humanidad, como lo ocurrido en Libia o Siria, pero sin duda se trataba de toda una estrategia para apoyar electoralmente al Partido Republicano, y en particular, a la figura de Donald Trump, recordemos el fenómeno de Q-Anon, del que hemos hablado aquí. Hoy, parecen reducirse las teorías a inculpar a Gates de ser el creador de la pandemia.
Las teorías de conspiración vuelan de un lado para otro, también están las acusaciones de la colusión entre Trump y Moscú, o que Rusia, actualmente, también se encuentra impulsando las protestas en Canadá, mismas que, ciertamente, no puede creerse que son solamente espontáneas, sino que, lo que se evidencia con todas ellas es que existen numerosas fuerzas en colisión, y que la aparición del COVID, patógeno que en realidad no ha beneficiado a nadie, ni a China o a EUA, ni siquiera a las farmacéuticas que no han obtenido los beneficios que se pudieran esperar con las ventas de las vacunas y pruebas, sino que se encuentran más cuestionadas que nunca. Más bien, muchos han intentado colgarse de la pandemia para obtener algo, sin conseguirlo del todo; así que quizá, mucho de estas tesis en realidad sean parte de estrategias de desinformación que se cruzan para confundir, distraer y debilitar a rivales, ya sea políticos o económicos, fabricar culpables y conseguir adeptos que, convencidos por la simplista explicación que contienen, satisfechos encenderán antorchas para linchar a determinados personajes e idolatrarán a otros, según dependan los intereses.
Y es que finalmente, dice el dicho: "calumnia que algo queda", en el caso de los Borgia, las teorías conspirativas que los hicieron protagonistas se han quedado en el imaginario por quinientos años... las que ahora están en boga ¿qué resultados obtendrán?