La fiesta ha terminado, y Guadalajara, hoy, lunes 31 de octubre, amanece como sufriendo resaca tras 17 intensos días en que se vivió la máxima justa deportiva del continente americano; la nostalgia y los recuerdos alegres de lo vivido en estas 2 semanas nos acompañarán a los tapatíos por siempre.
Hacer un balance de lo que hemos visto y vivido en estos Juegos Panamericanos implica hablar de varios aspectos: en el principal, lo deportivo, tenemos que EUA sigue siendo la indiscutible potencia de América en los deportes, sus más cercanos rivales: Cuba y Brasil quedaron muy lejos de la cosecha de metales aurios que consiguieron los representantes del coloso del norte, y eso que acudieron a la cita no con todas sus estrellas, sino armando selecciones B, en natación, por ejemplo, Michael Phelps y Ryan Lochte estuvieron ausentes; sin embargo, el segundo equipo venció, y por mucho, a los brasileños, que llegaron con todo su arsenal, encabezado por Thiago Pereira. En multitud de otros deportes, EUA arrasó con todo, mostrando las excelencias de su sistema para desarrollar el deporte: en el sistema educativo que desemboca, al final, en poderosas ligas profesionales, pues el deporte es tomado en serio y seguido y gustado por la población. Donde, sin embargo, se ha notado un descenso en su presencia en el Atletismo: no ha habido todavía un digno sucesor de titanes como Carl Lewis o Michael Johnson y el dominio de las pistas correspondió a Cuba, pues Jamaica tampoco mandó a sus pesos pesados como Usain Bolt o Asafa Powell.
México aprovechó su localía y estos Juegos representaron una mejoría en numerosos deportes y se volvió a retomar la hegemonía en los clavados: un éxito indudable del Estado Mexicano y el Comité Olímpico que llevan años invirtiendo en las Olimpiadas Nacionales, a fin de desarrollar deportistas de alto rendimiento en muchas disciplinas que son poco conocidas en un país donde un fútbol mediocre domina las pantallas y los públicos ante la mafiosa relación entre directivos, promotores, jugadores y televisoras; aún así, se ganó el oro en el balompié, con lo que la selección de fútbol sub-22 o llamada con sorna la "sub-cachonda" por sus devaneos sexuales, salió al paso de críticas y escándalos. Lo hecho por los seleccionados famenil y varonil de basquetbol es una proeza digna de todo elogio y aplauso: ambas estuieron a punto de vencer a los combinados de Puerto Rico y dejaron atrás a las selecciones norteamericanas, ciertamente, equipos que no venían armados por las ligas profesionales WNBA y NBA, esta última presa de una profunda crisis y paro de los clubes, pero sí por deportistas universitarios cuyas miras de desarrollo desembocan en esas poderosas ligas.Las selecciones boricuas, por su parte, sí contaron con jugadores que participan en el baloncesto norteamericano, y aún así, se les peleó al tú por tú.
La proeza es aún mayor cuando se trata de equipos armados al vapor y carentes de todo apoyo: la Federación Mexicana de Basquetbol se encuentra entrampada en líos jurídicos y de dinero entre directivos y ha sido dificil armar una liga profesional fuerte, los jugadores y jugadoras son desconocidos para el gran público, pese a la indudable calidad que exhibieron Ericka "La Cucha" Gómez o Brisa Silva, Lorenzo Mata o Jovan Harris, y que incluso juegan en ligas europeas, algo similar ocurre con los equipos de volleyball o de balonmano, con las mujeres y hombres en su mayoría de gran corazón y amateurs, aunque con algunos elementos que ante el desconocimiento y olvido que sufren en su tierra, donde se idolatra a mediocres que patean balones sin siquiera destacar, han tenido que migrar a países donde el fútbol es igualmente el deporte más popular, pero donde esa misma gente, como en Argentina, puede ir un día a ver a su equipo de ese deporte, para al siguiente ir o ver por TV un juego de hockey sobre pasto, volleyball, balonmano o rugby.
Esperemos que estos juegos signifiquen un parteaguas en el deporte nacional, que surja interés de los aficionados y de la iniciativa privada por alentar estos otros deportes en los que México ha demostrado excelencia: es lamentable ver que se ganan medallas en Jai-Alai y frontón, mientras el Frontón México, el estadio màs grande del mundo para esos deportes, en la capital del país, se encuentra abandonado, cuando en los años 40 a 60 se abarrotaba para ver a los grandes pelotaris en acción.Urge salir de ese marasmo y romper con el nocivo monopolio futbolero que han alentado las televisoras, y el Estado no puede solo, ha sido loable la labor de personajes como Carlos Andrade Garín en Jalisco al fomentar la práctica de estas disciplinas, pero el financiamiento público no puede ser la única base para sostener los logros que ahora hemos cosechado en estos juegos, no a largo plazo, así como urge mayor limpieza, honestidad y compromiso de los directivos, que muchas veces obstaculizan antes que alentar a los deportistas en todas y cada una de las federaciones nacionales, finalmente, el deporte es un negocio, y ¿vaya que lo es! pero pueden hacerse negocios limpios y exitosos, hasta ahora, muchos directivos solo muestran mezquindad y estupidez, pues consiguen los centavos manteniendo al deporte en un nivel mediocre, cuando si fuera de excelencia, ganarían millones.
Por el contrario, vemos que países como Canadá y Argentina se derrumbaron en este torneo; viejas y tradicionales potencias deportivas muestran un descenso en su calidad y competitividad: en el caso de los sudamericanos, quizá la situación económica ha tenido que ver, en el caso del gigante pacífico americano, se deba quizá a un estancamiento y a no renovar su sistema deportivo, quizá por pretender imitar a sus vecinos del sur y dormirse en sus laureles.
Colombia, en cambio, muestra ser la sorpresa de la justa, el país cafetalero es ejemplo de lo que es tener voluntad para romper con lastres del pasado, resolver problemas graves, enfrentándolos con unidad y decisión, para de ahí, salir volando alto.
En otro aspecto, por supuesto que me siento contagiado del entusiasmo del Gobernador Emilio González y de mucha gente que ya candidatea a Guadalajara para unos Juegos Olímpicos, ayer, simplemente, unas horas antes a la clausura, me dí una vuelta por el centro de la ciudad y fue palpable el optimismo que se respiraba en la mayoría de las personas; yo no dudo que el hecho que Mario Vázquez Raña, uno de los barones más poderosos del deporte mundial haya calificado como los mejores de la Historia de este campeonato continental a los juegos de Guadalajara abran esa posibilidad, ni niego que se han construido los escenarios deportivos dignos de ese nivel de competencia, ni que hubo muchos aspectos de organización brillantes, y que la gente, yo mismo incluido, como pueden leer en posts anteriores sobre el tema, hayamos cambiado de la duda y el desánimo al gozo al iniciarse la competición, y ahora nos hayamos convencido de nuestra capacidad, y que sí estamos en condiciones de organizar unas "olimpiadas"; la realidad, exenta de triunfalismos, nos lleva sin embargo a observar que tenemos un largo camino por recorrerpara lograrlo.
En primer lugar, no debe pasar por alto que estos juegos estuvieron por momentos en grave riesgo de no realizarse; fueron tomados como rehénes en la lucha partidista entre PAN y PRI, finalmente, el viejo "dinosaurio" ha resultado derrotado y quedado en ridículo, como lo indicó el abucheo del que fue objeto el Presidente Municipal (Alcalde) Aristóteles Sandoval: resultó propio de una torpeza política, por no decir, de una idiotez supina el ser el gobernante de la ciudad sedee y erigirse en el principal opositor de un evento que iba a beneficiar y a mejorar la imagen de la misma, en la búsqueda de hacer que la administración estatal panista fracasara, lo único que se aseguró el joven y estúpido alcalde fue el fracaso propio y el engrandecimiento de sus rivales políticos. Lo mismo ocurrió, sobre todo, con el Alcalde del Municipio conurbado de Zapopan, lugar donde se encuentran tanto el Estadio Omnilife y la Villa Panamericana, a la que intentó frenar e impedir su construcción.
Como muestras de esos desencuentros está que no se haya podido construir un estadio olímpico, y fue gracias a la benevolencia y a los intereses de Jorge Vergara que se contó con el magnífico escenario del Estadio Omnilife para la inauguración y la clausura, mientras que el estadio de atletismo fue pequeño, hecho para salir al paso, y para colmo, terminado cuando ya el torneo había iniciado, aunque con los días de gracia de que el atletismo inició en la segunda semana de actividades. Cabe señalar además que los panistas no están exentos de culpa: destruyeron el entorno del Parque Morelos y le picaron la cresta lo más posible a los alcaldes priístas, negándoles los fondos para pavimentación, de resultas que nuestras calles siguieron mostrando un lamentable aspecto y en donde se hicieron arreglos, seguían trabajando durante los Juegos.
Esta situación, así como la mala distribución del boletaje no debe volver a repetirse, si queremos unos Juegos Olímpicos nuestros dirigentes deben comportarse con unidad y altura de miras, a fin de hacer a un lado las diferencias y adecuar la infraestructura urbana, hacer una obra monumental como el estadio olímpico y una nueva villa para los atletas, sin conflictos, sin corruptelas y sin dimes y diretes que en mucho contribuyeron a quye el pesimismo y la apatía cundieran en los meses previos al evento.
La sociedad, por su parte, debe cooperar apara conservar lo que hemos logrado, no debemos dejar morir la ilusión y la esperanza que hemos sentido en estos días, civilidad, respeto, hospitalidad y alegría son las claves, y los Juegos han sido un llamado claro a renovarnos como personas y a ampliar nuestras miras, rompiendo con la idea de que los jaliscienses tenemos mentalidad de rancho, si autoridades y ciudadanía avanzamos por el camino correcto, lograremos mucho: no solo las "olimpiadas", sino posicionar a Guadalajara como una de las urbes más importantes del continente, lo que seguramente llenaría de orgullo a nuestros fundadores Cristobal de Oñate, Beatriz Hernández y sus compañeros, que soñaron con crear un lugar donde pudieran vivir en paz y prosperidad, cuando llegaron de Europa porque eso se les negaba en el atormentado viejo mundo del siglo XVI.
Como sea, han sido unos días inolvidabvles: por momentos parecía que el sueño de Bolívar quedaba realizado, y que los americanos todos, desde Alaska a Tierra del Fuego éramos un solo pueblo, por encima o a pesar de Obama, Calderón, los Castro, Chávez y demás, por unos momentos, Guadalajara fue un reflejo de la grandeza, de la esperanza y de la diversidad de América: todo nuestro continente es el crisol a donde ha llegado gente de todas partes y se ha fundido en identidades y pueblos nuevos que están todavía, en las páginas iniciales de su historia; como nunca, se sintió el orgullo, la felicidad y la alegría de todos por ser americanos. Todo eso ha quedado ya, fijado en la Historia de nuestra ciudad y nos abre las puertas a un futuro mejor: esperemos que así sea.