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29 de abril de 2015

CONFERENCIA DE JAIME MAYOR OREJA



Bueno... no sé porqué salió el vídeo como acostado, en fin... la semana pasada, en el campus universitario donde doy clase: la Universidad del Valle de México, en Guadalajara, tuvimos un invitado de lujo: el Doctor Jaime Mayor Oreja, ex-ministro del Interior del Gobierno Español y también ex-eurodiputado.

La conferencia fue titulada Criminalidad Organizada, y se centró fundamentalmente en las vivencias del Dr. Mayor Oreja a su paso por el Ministerio del Interior español y su lucha contra la organización terrorista vasca Euskadi ta Azkatasuna, mejor conocida por las siglas ETA, bajo el mandato de José María Aznar, a fines de la década de los noventa e inicios de este siglo. No cabe duda que durante ese periodo, la lucha antiterrorista dirigida por el Estado español en contra de la temible banda separatista conoció grandes avances, mismos que, como dijo el propio expositor después en la sesión de preguntas y respuestas, ante el cuestionamiento de uno de los alumnos, después han sido desperdiciados por la actuación --lamentable-- de las administraciones de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy que se han sentado a negociar con esta organización, de naturaleza puramente criminal por sus actividades y formas de financiamiento, en vez de continuar con su estrangulamiento hasta la extinción.

Aún así, lo narrado por el conferencista se relacionó con la situación de México: es evidente, los carteles del narcotráfico, trata de personas y demás actividades delictuosas que se despliegan en nuestro país han abandonado los marcos de la mera delincuencia para entrar ya a los terrenos de los riesgos a la seguridad nacional y actuar totalmente como organizaciones terroristas: los narcobloqueos, por ejemplo, que han ocurrido en diversas ciudades del país, como Reynosa, Tamaulipas hace poco, o las emboscadas a personal policiaco y militar aquí en Jalisco, demuestran que se trata ahora de acciones tendientes a difundir el miedo entre la población civil y, de esa manera, ejercer presión sobre un Gobierno, tanto a nivel Federal como local, que se encuentra a la defensiva y sometido a presiones de todo tipo, principalmente políticas en un verdadero ambiente de crisis.

Mayor Oreja narró que la acción antiterrorista no pudo haber sido exitosa sin un factor primordial: la unidad de la sociedad y el apoyo dado al Gobierno en contra de la violencia ejercida por la ETA, además del consenso de las fuerzas políticas en torno a las medidas asumidas por las autoridades en contra del terrorismo, así como la planeación a largo plazo, ajena a cuestiones electorales. Es ahí donde viene el momento de la reflexión y la inevitable comparación con la situación mexicana, que por momentos, parece mucho más complicada que la española en el momento más álgido de la actividad asesina de los etarras.

Para empezar, nuestras fuerzas políticas son enormemente alérgicas a la idea de cualquier consenso o alianza para atacar un problema común a toda la sociedad, por el contrario, cada una espera con ansia el fracaso de la otra ante tal o cual problema o situación para echárselo en cara y utilizarlo como bandera de campaña; de igual manera, no existe en nuestros políticos una verdadera mentalidad de estadistas, sino que en todos impera la mentalidad a corto plazo, y ese plazo está definido por los procesos electorales cada tres años, como sucede en la actualidad: resulta una muestra clara de ello lo ocurrido en el caso Iguala-Ayotzinapa, responsabilidad de un alcalde de izquierda coludido con alguna organización criminal: la Izquierda permaneció impertérrita ante ello y por el contrario, supo, a través de sus corifeos en los medios de comunicación, como Carmen Aristegui, echarle la culpa al Gobierno Federal para debilitar las posiciones electorales del PRI de cara a las elecciones de este año... astucia política, desvergüenza completa y hasta maldad pura se evidencian en esta actuación.

En segundo lugar, está el factor cultural y social: Mayor Oreja es acertado al decir que los ciudadanos debemos dejar de esperar que el Gobierno resulte exitoso en sus acciones y dejarle todo a él, si se quiere combatir a la violencia, debe empezarse por uno mismo: organizarse, exigir, apoyar al Gobierno y a las fuerzas de seguridad pero al mismo tiempo plantear su transformación a fin de que su actuar sea correcto y confiable, sin embargo, es muy difícil hacerlo ante una sociedad acostumbrada al paternalismo y a la pasividad, además de que, a la vez, está muy arraigada en la gente una opinión negativa y hasta hostil hacia las autoridades --que se lo han ganado a pulso y poco hacen por obtener la confianza y la opinión favorable de los gobernados, como ha quedado evidenciado en los últimos meses-- mientras que el criminal, en no pocos casos, he visto como un héroe o ejemplo a seguir: hemos hablado aquí incluso hasta del extraño culto o veneración que recibe Jesús Malverde, bandido sinaloense de la época de Porfirio Díaz, o la historia de otros delincuentes como Chucho "el Roto" de esa misma época o la figura de Pancho Villa, que son vistos como rebeldes en contra de Gobiernos corruptos, coludidos con los ricos y opresores de la gente pobre, y que esto persiste hasta nuestros días, por ello la moda de los "narcocorridos" que narran las "hazañas" de los narcotraficantes como si fuesen actos heróicos. Para mucha gente, ante un panorama escaso de oportunidades, el crimen es visto como una opción válida para superar la pobreza y la marginación y lograr no solo riqueza, sino hasta reconocimiento social.

Como sea, la conferencia espero, no haya dejado a la comunidad universitaria indiferente y haya llevado a pensar a los estudiantes: si queremos realmente un cambio, éste debe empezar desde abajo hacia arriba; todo puede comenzar con pequeños cambios personales: un mayor respeto a los demás, dejar de escuchar música relacionada con los narcotraficantes, dejar de tener ciertas modas, y asumir una actitud más cívica y participativa; así como la práctica de los ahora perdidos valores morales; porque un gran acierto que tiene este señor, y que así lo expresó en el Parlamento de Estrasburgo al frente de la bancada conservadora europea es que Occidente se encuentra sumido no en una crisis, sino en LA crisis, en que se ha optado con la ruptura con todo aquello que enraizaba nuestra cultura y fundamentaba nuestra civilización. Sin raíces, sin bases, el enorme árbol occidental, que ha crecido muy alto, no tendrá otra más que caer, para gusto de los carroñeros que ya giran en torno del podrido tronco, esperando que se desplome. No sé si aún estamos a tiempo de evitarlo, pero al menos, valdría la pena intentarlo.

18 de abril de 2015

ARMENIA, TURQUIA Y EL PAPA


Armenia es una de las naciones más antiguas que persisten hasta nuestros días y que cuenta con una Historia interesantísima: lugar de descanso del Arca de Noé cuyos restos, al parecer, más allá del mito o de las páginas bíblicas, físicamente se encuentran en el Monte Ararat, reino que adoptó el helenismo tras las aventuras de Alejandro Magno y se mantuvo en un estira y afloja entre Romanos y Partos/Persas, que fue el primer Estado en adoptar al Cristianismo como Religión Oficial en el año 301 bajo el reinado de Tiridates III, y que después resistió las invasiones musulmanas y mongolas, pese a ser absorbida en ocasiones por ambos poderes imperiales, estuvo, hace cien años, a punto de desaparecer bajo el poder de la última dinastía califal: la turca otomana.

Hace 100 años, precisamente, el Califato Otomano, ostentado por Mohamhed V se encontraba inmerso en la Primera Guerra Mundial, a la que había entrado como aliado de Alemania y Austria-Hungría; probablemente, el imperio islámico, o lo que quedaba de él, pretendía recuperar sus antiguas posesiones en los Balcanes y el Norte de Africa que le habían arrebatado potencias occidentales como Inglaterra, Italia y Francia, y sacudirse la enorme deuda externa que tenía con las mismas, sin embargo, el otrora poderoso Estado Musulmán que había hecho temblar a Europa se encontraba en precaria situación y convertido, en realidad, en un juguete del Káiser Guillermo II, quien incluso mandó a varios de sus generales a comandar a los mujhaidín del ejército del califato, desmoralizados, mal armados y peor entrenados.

Desde fines del siglo XVIII había la clara conciencia entre la clase dirigente del Califato, en su mayoría compuesta por Turcos de pura cepa, residentes en Estambul y Edirne, que era necesario un cambio: los Europeos, en Malta, Lepanto y Viena habían demostrado una incipiente superioridad que fue creciendo con los siglos sobre la Khilafa por lo que empezaron a ver la conveniencia de adoptar medidas y políticas occidentales: empezó la política del Tanzimat, o "modernización" implementada por el último gran Califa de la dinastía: Selim III a inicios del siglo XIX. El ejército cambió, dejando de ser masas de guerreros reclutados por los Emires o Bajás turcos, árabes y egipcios que gobernaban las provincias del Imperio en forma feudal y desapareció la Guardia de Jenízaros, tan leal como peligrosa para los Califas, reclutada entre niños de origen cristiano a manera de impuesto entre los súbditos de dicha confesión, adoctrinados y entrenados para la defensa fanática del Islam, y se sustituyó por unas fuerzas armadas profesionales, con servicio militar obligatorio, armada y entrenada al estilo europeo por instructores prusianos. La legislación civil cambió y se mezcló la Shari'a con la tradición romano-canónica contenida en el Código Civil Alemán de fines del siglo XIX, y la gente empezó a dejar atrás túnicas, turbantes y togas para adoptar sacos, pantalones y corbatas sin abandonar el sombrero estilo fez de origen marroquí, en el caso de los hombres, y las mujeres, bajo el hijab o la burkha, a lucir vestidos de moda europea.

A inicios del siglo XX ocurrió un golpe de estado protagonizado por varios oficiales del ejército imperial, turcos, que destacaban por su poca edad pero también por su formación en Europa: los Jóvenes Turcos, como fueron conocidos, impusieron su voluntad al Califa anterior: Abdul Hamid II, al que derrocaron, y trataron de guiar al Imperio bajo las premisas de mantener el integrismo musulmán, la supremacía turca sobre las demás etnias islámicas, --dejando fuera a los pueblos de lengua árabe, lo cual fue un error colosal-- y eso sí,-- acelerar un proceso de occidentalización en lo material del Imperio mahometano.

Este grupo, institucionalizado como un partido político, el Comité por la Unión y el Progreso, era liderado por tres figuras: Ismail Enver Paschá, (Paschá o Bajá es un título nobiliario islámico, como jeque, caid, emir, etc.) Ahmed Djemal Paschá y Mohamhed Talat Paschá, quien ocuparía el cargo de Gran Visir, aunque también destacó en su cúpula un hábil comandante militar, el General Mustafá Kemal, quien después derrocaría al último Califa Mohamhed VI e instauraría la República y el laicismo, así como llevaría al extremo la occidentalización de los turcos pretendida por el movimiento desde 1908.

La Primera Guerra Mundial pronto llevó al Califato a una situación tambaleante: la Península Arábiga se volvió un hervidero de rebeliones impulsadas por los británicos, éstos a su vez atacaban las cercanías de Estambul en Gallípoli, donde Kemal luchó exitosamente contra la torpeza de Churchill, entonces Ministro de Marina, y sus comandantes, en una de las operaciones anfibias peor planeadas de la Historia. Mientras, crecía la tensión con otros grupos étnicos en el seno del Imperio, principalmente, con las minorías cristianas, sospechosas de ser, al parecer de los dirigentes turcos, de actuar como quintas columnas de las potencias europeas y Rusia con quien se libraba una sangrienta campaña en el Cáucaso. Así, los dirigentes de los Jóvenes Turcos, en especial Enver, pero también el propio Kemal, señalaron como de especial cuidado a los Armenios, puesto que una parte del territorio de la antigua Armenia se encontraba bajo el control del Imperio Ruso, (la posterior República Soviética y hoy país independiente) con lo que podía haber comunicación entre Armenios de un lado al otro de la frontera, y decidieron tomar acciones inmediatas para conjurar el peligro de una rebelión,  así como dar escarmiento a todos los Cristianos que habitaban en las tierras de la Ummah, y garantizar si no su lealtad a la "Sublime Puerta", sí su sometimiento.

Deportaciones (en la foto que abre la entrada), matanzas sistemáticas, hambrunas provocadas, crucifixiones y tiros en la nuca, violaciones, sustitución de poblaciones, tras la expulsión de los habitantes Cristianos por nuevos pobladores Musulmanes.


Estas imágenes, tan duras son tristemente muy similares a las ejecuciones masivas que hace ahora el pretendiente a suceder al Califato Otomano: el autonombrado Abú Bakr II Al Baghdadí y su Estado Islámico, lo que muestra lo que no se quiere ver: la naturaleza intolerante, imperial y belicista de la doctrina Musulmana.

De 1915 a 1923, es decir, incluso una vez derrotado y desmembrado el Imperio Otomano,  la matanza continuó hasta sumar aproximadamente un millón y medio de Armenios. Esto se debió que, aunque ya derrotado el Califato, y derrocado el último Padishá, fundada la República por Mustafá Kemal, éste se lanzó ahora a un programa ultranacionalista, mediante el cual buscó una Turquía étnicamente pura, donde sólo vivieran Turcos étnicos, y por ello, el "Padre de los Turcos" no solamente continuó con la matanza de Armenios, también se lanzó a expulsar a los Griegos Jónicos a los que arrebató sus milenarias ciudades de Mileto, Nicea, Esmirna, Halicarnaso, Tarso, Nicomedia, etc. Además de iniciar la represión sobre los Kurdos, a los que impedía expresar su cultura, aunque no los eliminaba por ser también musulmanes.

Mientras Kemal es ahora el héroe nacional epónimo de Turquía, el otro perpetrador del crimen: Enver Paschá, recibió al final su merecido, muriendo en batalla contra los Rusos Bolcheviques liderando un intento de conformar un nuevo Imperio Turco-Islámico en el Centro de Asia. Aún así,  Enver, Djamal y Talat yacen sepultados en el "Monumento a la Libertad" en Estambul, lo que debería ser una afrenta no solo para todo cristiano, sino para los derechos humanos y la libertad misma.

En este contexto, se tiene que ningún líder occidental, en 100 años, ha denunciado este Genocidio, el primero del siglo XX (precedido por el de los Bóers a manos inglesas en los últimos años del siglo XIX, el congoleño a manos de los Belgas de Leopoldo II en la segunda mitad de ese siglo, y el de la Vendeé durante la Revolución Francesa, o el de los "Pieles Rojas" en EUA a manos de Británicos y Norteamericanos tras la independencia); esto en mucho, fue por conveniencia: Atatürk, como se conoce ahora a Kemal, hizo relaciones estrechas con la Alemania de Weimar y la Nazi, además de gozar de la simpatía de los europeos por su celo anticomunista y la occidentalización del país, además del laicismo que oficialmente predicaba --aunque en la práctica mantenía una Turquía puramente islámica, rechazando cualquier muestra de la existencia de minorías cristianas, sobre todo en Estambul, donde sobrevive hasta la fecha, un puñado de descendientes directos de los Romanos Orientales alrededor del Patriarca de Constantinopla.-- Posteriormente, Turquía se volvió uno de los puntales de la contención anti URSS ejercida por la OTAN, y por ello, los líderes occidentales callaron y jamás denunciaron ni el genocidio ni el expolio territorial de Armenia, cuyo territorio actual es una mínima parte de lo que fue en la Edad Media, antes de ser conquistada por los Musulmanes.

Por ello, el que el Papa Francisco I reconozca y denuncie el Genocidio hace apenas unos días, es un gesto, sin duda valiente y oportuno al cumplirse 100 años de los terribles hechos y ante una repetición de los mismos en Irak y Siria... sin embargo, resulta muy cuestionable que hace apenas unos meses el pontífice argentino haya acudido a Turquía, rendido honores a la figura de Mustafa Kemal, hecho buenas relaciones con el Presidente Reccep Tayyip Erdogan, quien a mi parecer, es uno de los hombres más peligrosos y maquiavélicos del mundo, que incluso, apoya a las atrocidades del ISIS y la rebelión de los fundamentalistas en Siria, e incluso, orado en la Mezquita Azul de Estambul.

No puede hacerse una política exterior seria y coherente de la Santa Sede con este tipo de bandazos que busca quedar bien con las dos partes de un conflicto, sin ni siquiera pretender ser un mediador. Aunque claro, este no puede ser un caso susceptible de mediación alguna.

Lo que sí es cierto es que los hechos no pueden imputarse únicamente a Turquía, quien perpetró el crimen fue el Califato Otomano, y los ejecutores no fueron solo turcos, sino oficiales, funcionarios y soldados turcos, árabes, kurdos, etc. musulmanes que desplegaron los aspectos más negros del Islam. La República Turca, sucesora del último Califato, debería ser obligada a devolver los territorios armenios expoliados, pagar indemnizaciones a Armenia y ser expulsado definitivamente de toda relación especial con la Unión Europea y de la OTAN. El régimen actual de Erdogan debería ser investigado, y sancionado, por su apoyo al terrorismo islamista.

El Genocidio Armenio debe ser visto como un recordatorio y una advertencia de lo que se ve actualmente de parte de quienes pretenden reconstruir el Califato extinto desde 1923.

Como sea, y aunque exhibe la cara típica de político latinoamericano de Jorge Mario Bergoglio con su pragmatismo y cambios repentinos de actitudes y opiniones, la declaración hecha hace una semana, denunciando el Genocidio Armenio, es un gran avance que debe llevar a la comunidad internacional a reaccionar contra el radicalismo islámico y exigir justicia en todos los crímenes contra la humanidad para que la Historia no sea jamás olvidada.

EUA, CUESTA ABAJO


Las negociaciones con Irán mostraron a un Estados Unidos que llegó en plan de aceptar todas las condiciones que el gobierno persa impuso para lograr la aceptación de su programa nuclear, a cambio de un proceso que parece, legitima y encausa hacia la regularización de relaciones entre la República Islámica y Washington, probablemente por buscar lograr apaciguar a aquella y lograr sumarlo a un esfuerzo para frenar al ISIS, monstruo surgido de la errada política de contención contra el resurgimiento persa ideada por Hillary Clinton, las monarquías árabes y Turquía, que siempre han temido que Teherán vuelva por sus fueros imperiales bajo un régimen religioso-democrático que ha resultado mucho más modernizador y ambicioso que los Pahleví, aquella dinastía de origen cosaca que brindó los dos últimos sucesores de los Aqueménidas, pero que fueron títeres viles de las potencias occidentales.

Pero un EUA que sacrificó ante los altares persas a su otrora aliado incondicional Israel y pone en peligro su alianza con las monarquías del Golfo Pérsico lideradas por un Rey Salman Saud que resultó tener muy pocas pulgas no es nada, lo que es realmente patético y muestra de decadencia del poder norteamericano es el triste papel desempeñado por el Presidente Barack Hussein Obama en la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, en que fungió como un saco de arena para ser golpeado verbalmente por los mandatarios del "Eje Bolivariano" sin meter las manos siquiera; por el contrario, la postura del también llamado Barry Soetoro fue de golpearse el pecho a nombre de su país y recitar un mea culpa por el terrible pecado de oponerse al brutal, tiránico y dinástico régimen de los Castro en Cuba desde 1962, y por, más recientemente, atreverse a ofender al régimen chavista en Venezuela, presidido por Nicolás Maduro y que se encamina a quebrar a la sociedad del país sudamericano para establecer un sistema totalitario a la vez que se convierte en el enclave de los intereses moscovitas en nuestro continente.

La fotografía con la que se abre la presente entrada es elocuente, puede verse a un Nicolás Maduro henchido de soberbia y satisfacción ante un Obama que casi inclina la cabeza ante él pidiendo perdón por las ofensas y por no darse cuenta que el represivo gobierno del antiguo chófer es en realidad un régimen que lucha por la libertad y la justicia, sobre todo por la igualdad al precipitar a todos los venezolanos a la miseria, de hecho, el Presidente norteamericano se retractó de haber catalogado a Venezuela como un riesgo para la seguridad de EUA, pese a que Caracas cada vez estrecha más sus lazos con Moscú y aumenta sus compras de armamento, además de proporcionar pasaportes venezolanos a militantes islamistas y difundir una propaganda antinorteamericana tercermundista y bananera además de visceral.

A esto hay que decir, que, efectivamente, un cese del intervencionismo norteamericano puede tener aspectos positivos en el ámbito de los países hispanoamericanos, ya que puede reforzar la libre determinación de nuestros países; el peligro es que no ocurrirá eso: los políticos de nuestros países están acostumbrados a tener tutores extranjeros: Maduro no está defendiendo la independencia de Venezuela, sino está cambiando de amo, cambia a Washington por Moscú, y lo mismo ocurre con los otros países del Cono Sur que están abriéndole las puertas no solo a Rusia, sino también a China y hasta a Irán; por otro lado, hemos de reconocer que los imperios son, --como diría Jean Baptiste Duroselle-- males necesarios, puesto que su función es la de establecer un orden más o menos estable; EUA no puede perder su hegemonía de golpe sin que esto nos lleve a un caos.

Caos que podemos empezar a ver en Medio Oriente, donde el debilitamiento de EUA y el empoderamiento de Irán, Arabia Saudita o Emiratos Arabes está llevando al regreso de luchas permanentes e incesantes por la supremacía regional, sin que exista ninguno con poder suficiente para sobreponerse a los otros y de esa manera restaurar un orden estable, por el contrario, las Primaveras Arabes, o aun antes, desde el derrocamiento de Saddam Hussein y la demolición que hizo el propio Estados Unidos del orden que había implantado en la región nos muestra cómo todo ha degenerado en una situación de guerra permanente, el reforzamiento del radicalismo islámico y el regreso del sueño imperial del Califato; la instauración de un imperio musulmán como ese sería, a pesar de todo, lo único que garantizaría un orden en un Mundo Islámico efervescente.

En esta voluntad de crear un EUA más contemporizador cabría preguntarse qué la motiva: ¿Acaso la economía no va tan bien como se pinta y se trata de una nueva burbuja que puede estallar dejando numerosos damnificados? Los planes de la Reserva Federal por aumentar las tasas de interés a fin de hacer más atractiva la inversión en el coloso del norte resultaron frenados, al parecer, por la constitución que hacen China y Rusia de un Banco Internacional: el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, que al parecer, puede ser el inicio de la implantación de un orden económico paralelo al creado por los acuerdos de Breeton Woods en 1945 y que puede catapultar a las grandes economías emergentes como los BRICS a la cúspide de una nueva economía mundial. Lo peor para EUA es que varios de sus aliados, como Inglaterra, Italia o Australia se han sumado al experimento, quizá motivados por el control que de sus economías hacen muchos inversionistas provenientes de los emergentes cada vez más.

La perspectiva no resulta halagüeña: al interior se revela cada vez más el abuso de poder, corrupción e impunidad de las agencias de policía estatales y municipales, así como la latente tensión étnica existente entre Anglosajones, Negros e Hispanos; para colmo, se exhibe un enorme estancamiento político sumado a una radicalización tanto de Demócratas como de Conservadores.

2016: ¿Un nuevo duelo Clinton-Bush?

En el inicio de las precampañas dentro del Partido Demócrata y Republicano parece perfilar quiénes serán los aspirantes que el próximo año competirán por sustituir a Barry Soetoro en la Oficina Oval: por un lado la ex-Primera Dama y ex-Secretaria de Estado Hillary Clinton y por el otro: Jeb Bush, ex-Gobernador de Florida.

El hecho que los dos precandidatos más fuertes de los dos grandes partidos políticos estadounidenses pertenezcan a dos familias que llevan ya casi 30 años en la cúspide de la política norteamericana, una que ya brindó un Presidente y la otra dos, es para mi, un signo preocupante: la maquinaria de ambos institutos políticos muestra su incapacidad actual para formar nuevos liderazgos (de Obama ni hablemos, su mandato ha sido un tercer y cuarto mandato de los Clinton, saliendo de la Casa Blanca, me parece que el ¿afroamericano? ¿keniano? ¿indonesio? volverá a la oscuridad de la que salió misteriosamente hace unos diez años para llegar a ocupar una senaduría y después la Presidencia de la República), y también muestra como la política se ha terminado por convertir en propiedad de un grupo reducido: estamos ya ante un sistema oligárquico, con un Estado hipertrofiado e invasor hasta en la vida privada de los ciudadanos a través de los métodos de espionaje electrónico revelados por Assange y Snowden que puede degenerar en un sistema autoritario o de plano despótico veladamente.

Además de ello, debemos ver la cuestión ideológica que anima a ambos aspirantes: Hillary Clinton y su marido han sido grandes representantes del progresismo, de la Socialdemocracia nacida de la Escuela de Frankfurt originada en el Marxismo y que plantea la "reingeniería social" es decir, se busca cambiar una estructura social, familiar, económica, natural del mundo por una más justa, ya que todo es subjetivo y relativo, por lo que hay que cambiarlo todo para lograr crear un mundo perfecto; de ahí que venga el apoyo al ecologismo extremo, al homosexualismo, el ateísmo militante, el feminismo radical o el aborto y la eutanasia; del otro lado, el Partido Republicano demostrará que, pese al surgimiento de movimientos populares como el Tea Party, los Neoconservadores mantienen el control, y con él, su ideología nacida en el Marxismo Trotskista y el ideal de crear una "Revolución Mundial" que implante la Democracia y el Capitalismo como garantías de libertad y desarrollo, bajo la dirección de una "Vanguardia" que es la clase política norteamericana Neoconservadora.

La Clinton continuaría con su "intervencionismo humanitario" para transformar al mundo en su Utopía democrática e igualitaria como lo hizo con las Primaveras Arabes, lo que llevaría al caos y aun debilitamiento mayor de EUA ante enemigos cada vez más fuertes y coligados que le catalogarían como un peligro a la paz mundial; los Neoconservadores creo, tratarían de hacer de EUA de nuevo una potencia fuerte y tratarían de frenar el crecimiento de los rivales emergentes con violencia, lo que igualmente, llevaría al enfrentamiento contra nuevas potencias aliadas en su contra.

Ante esto, el panorama no luce prometedor para EUA, para un país como México, que se mantiene a su sombra y depende de su economía, nada podría ser peor. Sigamos viendo la evolución de los acontecimientos.

13 de abril de 2015

2015, LAS ELECCIONES DEL DESENGAÑO


México se encuentra, como siempre, desde 1988, en plena efervescencia electoral; como he dicho varias veces antes, en este país la campaña electoral es permanente; no bien termina un proceso electoral y empieza otro, con sus campañas, los dimes y diretes entre candidatos, la interminable publicidad de partidos y organismos electorales, las exhortaciones a ir a votar, la descripción de las bondades de la Democracia, etc. etc., las toneladas de basura en que se convierte tal propaganda, mítines, calcomanías, divisiones entre las familias, discusiones en el trabajo, es todo un caos permanente y un verdadero espectáculo.

Pero hoy es diferente, se respira en el ambiente, en las calles, en las oficinas públicas y privadas, en las aulas universitarias un ambiente de desencanto, de desprecio a los políticos y de descrédito hacia los partidos como nunca antes, y es que se lo han ganado. Como ya antes lo había señalado en este espacio, como nunca, la situación de México se hace cada vez más similar a la de la Alemania de Weimar en los años 20: aparecen elecciones sumamente competidas y reñidas, pero con un electorado cada vez más descontento con la deriva del país, que dirige su enojo no solo contra el Partido en el poder, sino en contra de todo el estamento dirigente que reside en los institutos políticos, mismos que por sí mismos, parecen avocados a una carrera suicida por demostrar cuál es el más corrupto, cuál es el que dice más mentiras, cuál es el más inmoral. En otro peligroso paralelismo, México se está pareciendo, en los terrenos políticos, a la Venezuela de los 90.

En los casos alemán y venezolano lo que ocurrió fue una implosión de la Democracia, ocurrida por los propios vicios del sistema, como lo hemos remarcado aquí en varias ocasiones, vicios que ya resultaban visibles para los tratadistas políticos desde la Antigüedad Clásica, tanto Aristóteles como Polibio lo remarcaron: las Democracias terminan, siempre, inevitablemente, colapsado y derivando en regímenes oligárquicos o de plano tiránicos. En el caso mexicano, nos encontramos ante una oligarquía que gobierna para beneficio único y exclusivo de sus integrantes: la vida de lujos, el dispendio y el alejamiento de la realidad diaria de la vida de los gobernados es ya una característica de nuestra clase política, no solo de Enrique Peña Nieto y su mujer Angélica Rivera, ni de David Korenfeld ex-Director de la Comisión Nacional del Agua, lo es también de Carlos Navarrete, líder nacional del PRD que se va en carísimo helicóptero a una reunión partidista, es un Partido Verde que destruyó al circo mexicano y cuya dirigencia organiza orgías y asesina prostitutas mientras viola de todas las formas posibles a la Legislación electoral mediante sus negocios propagandistas, es un López Obrador que percibe un buen sueldo cuando sus estatutos lo impiden y se da lujos, o los legisladores panistas que hacen fiestas con mujerzuelas en mansiones costeras a cargo del erario.



Hasta ahora, no ha aparecido el líder carismático que, como en los casos de Hitler o Chávez aparezca ofreciendo un discurso mesiánico de revancha y de solución mágica de las cosas, y que provenga de fuera del esquema de los políticos tradicional, puesto que los que hay con esas características, como López Obrador o Enrique Alfaro son parte de ese mismo sistema y uno está viejo y el otro no tiene fuerza fuera de Jalisco, aparte de ser un tránsfuga de partidos, no representa un movimiento o un grupo nuevo y de características autoritarias y contestatarias a la vez.

Como sea, la realidad es que estas elecciones intermedias, en las que se renueva la Cámara Baja del Congreso de la Unión, algunas gubernaturas, legislativos estatales y municipios (ver el mapa con que se abre esta entrada), están siendo, por un lado, tremendamente magnificadas por los medios y elevada su importancia, no es para menos, es una especie de test del descontento generado por la actual Administración, sea por la reacción contra sus reformas o bien, por genuino cuestionamiento a sus políticas y sus cuantiosos y escandalosos errores, también es una prueba respecto a la posible infiltración de la criminalidad organizada en la política, tan patente en el caso Iguala, por ejemplo, pero también a la increíble decadencia que se presenta al interior de los partidos.

Candidatos sacados de las capas más bajas de la farándula, candidatos que cantan y bailan ensayando nuevas formas de demagogia, deportistas al borde del retiro que se presentan ahora en la competencia electoral, discursos vacíos de insulto o crítica sin sustancia, acarreos y compra de multitudes con la consabida torta y el refresco, todo eso muestra que se tratará de elecciones muy reñidas ante un electorado que está dando la espalda a los partidos, que habla abiertamente de anular el voto o de plano, de abstenerse, que ya cataloga en la misma categoría a todos los partidos y personajes, pues ve la inoperancia de las autoridades, más cuando se habla de las competencias municipales.

Me parece que la principal falla en la estructura del Estado mexicano radica en los Municipios: desde policías preventivas prácticamente inútiles, servicios de limpia desastrosos, alumbrado público que no funciona, calles llenas de baches, graffiti, suciedad, aguas contaminadas: las autoridades parecen incapaces totalmente de resolver los problemas más inmediatos de las comunidades, sin embargo, sí aparecen los candidatos luchando en forma enconada por obtener la candidatura y los votos de los ciudadanos: pareciera que la "Ley Asimov" se hace realidad, entre más inoperante o inútil sea un trono, más feroz es la lucha por ocuparlo. Lo peor es cuando son más descaradas que nunca las reales intenciones de los contendientes, pues para muchos de ellos, la política ha venido a convertirse en un camino para el ascenso social o el enriquecimiento, en un país donde las oportunidades en el trabajo profesional o el emprendimiento resulta verse obstaculizados por la corrupción misma o las políticas fiscales lesivas y expoliadoras.

Como sea, estamos ante unas elecciones que creo, certificarán el divorcio entre clase política y gobernados, así como también muestran que los grandes problemas de nuestro país están ocasionados por una sobredosis de política que asfixia, castra y debilita cualquier otra faceta de nuestra vida social: todo es política y de la más baja, no hay proyectos, no hay soluciones, eso sí, hay mucha ambición y muy poca vergüenza.



11 de abril de 2015

LA GRAN VICTORIA PERSA


Tal parece que mientras la política exterior de la Administración Obama, en su primer periodo presidencia, dirigida por Hillary Clinton que ocupaba la cartera de Estado, se dedicó, en su grandilocuencia y despliegue de poder, así como impulsada por la mentalidad hippie combinada con el imperialismo "humanitario" del mandato de su esposo, a agitar el avispero del Medio Oriente con las malhadadas Primaveras Arabes que sólo llevaron a un renacimiento del Islamismo radical y a la incesante guerra civil en varios países de la zona, en un intento por redefinir la geografía y las relaciones de poder en el área más estratégica del planeta y que terminó en un desastre, incluso contribuyendo a debilitar la posición del propio Estados Unidos y a distanciarse de y a aislar al más viejo e incondicional aliado regional: Israel.

Ahora, con un hombre más mesurado, y también, limitado como John Kerry al frente de la política exterior e interior de Washington, aterrado ante los frentes abiertos para la política norteamericana y buscando ganar nuevos aliados, ha optado por rendirse o someterse a los planteamientos de sus contrarios: lo que la Hillary tenía de aventada, Kerry lo tiene de timorato.

Así fue que tras 50 años, finalmente EUA legitimó a la Revolución Cubana y al régimen de los Castro sobre la isla y se encuentra en vías de levantar embargo y sanciones, así como de normalizar relaciones diplomáticas y económicas, sin que el régimen comunista insular tenga que hacer modificaciones en sus políticas sobre derechos humanos, el trato a disidentes u opositores o permitir el acceso al poder a quienes no comparten el credo marxista. Ahora, aunque quizá con más sensatez y comprensión  de la realidad del Medio Oriente, EUA legitima al régimen de la República Islámica de Irán cuando desde 1979 había sido un régimen calificado de "terrorista" y de intrínsecamente malvado. En realidad, todo se había originado por la nacionalización de la industria petrolera decretada por el nuevo gobierno que lideraba el Ayatholla Ruyollah Khomeini, en detrimento de los intereses norteamericanos y británicos, imperantes y protegidos bajo el corrupto mandato del último rey persa Mohamhed Reza Pahlevi.

Hoy en día, tras el desastre en que se ha convertido la región con el Estado Islámico cada vez más violento e imparable en su expansión, por un lado, y por otro, una Arabia Saudita que también viene por sus fueros de convertirse en la potencia dominante, quién sabe si más allá de su patrocinado, el autoproclamado Califa Abú Bakr II Al Baghdadí y ahora por sus propios medios con la invasión a Yemen que está llevando a cabo en estos momentos en lo que todo indica, es un pulso con la potencia persa por el control de la zona, y más en un punto tan estratégico como es este otro país peninsular, colocado frente al Cuerno de Africa y en la entrada del Mar Rojo y por consiguiente, del Canal de Suez y el Mediterráneo, Irán verá este acuerdo alcanzado con EUA y las potencias occidentales y Rusia un gran paso a su inclusión por propio derecho en el concierto internacional como un igual.

Los grandes perdedores ante este arreglo son tres: en primer lugar, el ISIS, que ve en un probable proceso de normalización de relaciones entre Persas y Norteamericanos un cese de la hostilidad de Washington hacia Damasco, con lo que se alivia la presión sobre Bashar el Assad y se abre la posibilidad de un actuar conjunto entre Sirios, Chiítas, Occidentales, Cristianos y Persas en contra del Califato de Abú Bakr II y su temible expansión, en segundo lugar, quien pierde es Arabia Saudita, que puede interpretar lo que ocurre como una carta abierta que se le da a su rival regional para frenar su expansionismo, mientras que EUA, que desde la Administración Bush ha sido el instrumento de los intereses sauditas, ahora parece darle la espalda a Riyad y dejar que Teherán se ponga en ventaja en la carrera por el control de Medio Oriente. 

Pero el gran perdedor es Israel, para contra de conspiranóicos queda demostrado que tanto el Sionismo como los Judíos en general no tienen el enorme poder que se les atribuye; por el contrario, tras la guerra de Gaza el año pasado, el Estado Judío ha quedado aislado y más que nunca encerrado en su paranoia, lo que condujo a la reelección de Benjamín Netanyahu al cargo de Primer Ministro, y el evidente distanciamiento con respecto a Washington. Quizá cobra más peso ahora la conciencia de que Israel ha causado enormes gastos a EUA y además, ha sido en mucho la causa de los problemas de Medio Oriente desde 1948 al haber sido el factor catalizador del radicalismo islámico.

Sin duda, Irán debería ser el aliado principal de Occidente en el Medio Oriente, es la potencia dominante de la región por naturaleza, así ha sido desde el siglo VI a.C. y quizá es el único capaz de establecer un orden duradero a base de su fuerza militar, demográfica y control de la política de la zona y el único capaz de frenar al fundamentalismo Sunnita. La pregunta queda en el aire: ¿Puede esto ser el inicio de la paz en el Medio Oriente, o el incremento de problemas al aumentar las luchas por construir un nuevo imperio entre el ISIS, Arabia Saudita e Irán? Ya lo veremos.







5 de abril de 2015

EL VUELO DE GERMANWINGS


La reciente caída del avión Airbus A-320 de la aerolínea Germanwings que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorff se une a las terribles tragedias aéreas que han enlutado los cielos del mundo en los meses recientes, como la misteriosa desaparición de un vuelo de Malasia Airlines y el derribo de otro de la misma compañía aérea sobre Ucrania en el contexto de la guerra civil que se libra en el país eslavo; ahora resulta que a pocas semanas de acontecida la tragedia se ha escrito ya el canon de lo ocurrido y se exhibe como verdad incuestionable: el avión fue echado abajo en pleno vuelo por el propio copiloto, un joven aviador alemán de nombre Andreas Lubitz, (en la imagen) que resultaba ser, pese a la fotografía que lo retrata como un hombre sano y deportista, un verdadero saco de enfermedades físicas y mentales: un probable desprendimiento de retina y un trastorno maniaco-depresivo le incapacitaban para seguir a los controles de las aeronaves, aún así, resulta increíble que se mantuviera en activo hasta el día en que entró a la cabina de mando del desgraciado vuelo por la empresa.

Y es que todo resulta muy extraño: al principio se decía que el piloto en cuestión era un modelo que había pasado como sobresaliente todos los exámenes, de conocimientos, psicológicos y físicos, contaba con una novia embarazada por él y resulta que se trataba de un hombre solitario; un enfermo aterrado por perder su licencia de piloto que sin embargo, competía en carreras de fondo sin demostrar tener problemas visuales, un hijo modelo y que se retrataba, por ejemplo, a la vera del puente Golden Gate en una ocasión en que por su profesión llegó a San Francisco, California, EUA. Y resulta que nomás estrellado el avión sobre los Alpes franceses, la investigación, apenas iniciada, ya apuntaba en su contra, describiéndolo como un monstruoso psicópata con tendencias suicidas que decidió irse al infierno acompañado de 150 inocentes pasajeros y compañeros de tripulación.

Creo no ser el único a quien le huele mal la investigación llevada a cabo por la Fiscalía gala, la historia que se narra de lo ocurrido, supuestamente grabada en las cajas negras del aparato parece más propia de una película protagonizada por Liam Neeson que algo real: aprovecha la salida de la cabina del capitán para saciar una necesidad fisiológica --orinar-- para, aprovechando las paranoicas medidas  de seguridad adoptadas desde el 11 de septiembre, como es el cierre hermético de las cabinas de pilotaje de las aeronaves de pasajeros con puertas blindadas y seguro desde dentro, dirigir al avión contra los montes y así liberarse de sus miserias y acabar con todo el pasaje, para así, ser un nuevo Piróstrato --quien incendió el templo de Artemisa en Efeso para ser famoso-- y pasar a la Historia como el autor de una catástrofe aérea sin igual.

Aún antes de analizar los restos del avión y realizar todo el proceso científico de estudio de los vestigios del aparato y de los restos mortales de las víctimas, se difundieron por TV y redes sociales muchos detalles personales sobre la figura de Lubitz, de inmediato, no se mencionó ninguna posible causa, sea técnica o atribuible al terrorismo como lo que ocasionó el derribo del avión, sino que el dedo acusador de inmediato apuntó al aviador germano como el único e incuestionable responsable del desastre, filtrándose además las supuestas grabaciones de audio contenidas en la caja negra, misma que, en caso de ser auténtica, debería haberse conservado reservada en tanto se desarrollaban las investigaciones.

Si estamos ante una tapadera ¿qué es lo que se pretende ocultar? Pueden ser dos cosas: 

1.- El avión fue derribado por una maniobra, sea mediante explosivos, misiles o sabotaje, atribuible al terrorismo islamista: recordemos, el ISIS ha prometido llevar la guerra a Europa, y como lo mencionaba en este espacio en un post anterior, esta guerra irregular se llevaría a cabo a base de aguijonazos o golpes esporádicos y repentinos a través de musulmanes que ya son parte de la población europea; las autoridades, en especial el Gobierno de Hollande, tras los ataques a la revista Charlie Hebdo temen que revelar que esta fue la causa detrás de la catástrofe lleve a un brote de xenofobia anti-islámica que caiga en la violencia o a adoptar medidas que podrían ser tildadas de racistas contra los musulmanes residentes en Francia, además de generar una verdadera paranoia ante la muestra de lo fácil que es burlar la seguridad en cualquier momento.

2.- Algo está podrido en los Airbus: tras la desaparición en el mar de un vuelo de Malasia Airlines que también era un aeroplano producido por ese consorcio que es una especie de encarnación de la Unión Europea en la figura de una empresa constructora de aeronaves, y sobre el que también han arrojado el velo del misterio, otro desastre provocado por fallas técnicas en los aviones de esta marca cuestionarían su calidad y su fiabilidad, por el contrario, aparecerían como aviones peligrosos, lo que redundaría en grave perjuicio económico para Europa, que tiene como joya de la corona a una empresa que está conformada por consorcios de distintos países comunitarios y que es una muestra de la colaboración entre ellos: España, Alemania, Italia, Inglaterra, todos hacen algo en el proceso constructivo de cada avión. Esto obligaría al retiro de todos los aparatos que pudiesen presentar los mismos problemas o fallas que los siniestrados y dejaría el campo libre a los constructores norteamericanos y aún rusos de aviones comerciales.

¿Es Lubitz un chivo expiatorio? Yo, al menos, así lo creo. Muy probablemente, pasará mucho tiempo para que se sepa la verdad, si es que algún día la misma se llega a descubrir, de ser así estamos ante un caso que nos ilustra como a políticos y empresarios de nuestros días, desprovistos de toda ética o moral, les importa un bledo el respeto a la reputación y la memoria de otros, con tal de cubrir sus huellas y lavar sus sucias manos manchadas de intereses económicos y sangre.

4 de abril de 2015

LOS INTRIGANTES ORIGENES DEL ISLAM




Ante el ascenso del Islam radical tras los atentados del 11 de septiembre del año 2001 (han pasado 14 años casi, pero estamos instalados en la era histórica que se abrió con ellos) creció el interés por el estudio histórico del Islam en cuanto a civilización que es --no puede reducirse el mismo a una sola doctrina religiosa, sino que se trata de un todo integral que se conforma por un credo, un sistema jurídico, un sistema o una serie de doctrinas políticas, formas de organización social, costumbres, arte, etc.-- y lo que le hace tan diferente y a la vez, opuesto a nuestra Civilización Occidental.

Sobre todo, se ha dado una creciente búsqueda por conocer los periodos tempranos del Islam, esto es, la época de su predicación por Mahoma y la subsecuente unificación de las tribus semitas que habitaban la península arábiga bajo su mando, y los pasos iniciales de la conquista y construcción de un Imperio con pretensiones globales bajo sus inmediatos sucesores. Los estudios que se comenzaron a hacer en este tenor no están exentos de polémica ni de intentos de hacer uso de los mismos como propaganda sobre todo de parte de ciertos sectores políticos en EUA, tachados algunos de "isalmófobos" bajo el Gobierno de Bush Jr. que sobre todo buscaban tachar al Islam o dirigirle sus acusaciones como una ideología por sí misma violenta y tendiente al expansionismo imperial; postura que, por cierto, no es muy descaminada.

En este tenor, resulta interesante un libro que compré hace poco y que no he terminado de leer aún: Bajo la Sombra de la Espada del historiador británico Tom Holland, de quien previamente leí su interesante estudio sobre las Guerras Médicas: Fuego Persa, en el que ahora se dedica a estudiar la época en que surge el Islam, en la coyuntura de los siglos VI y VII, calificándolo como un acontecimiento realmente revolucionario que fue, en definitiva, el que marcó decisivamente, más aún que la caída del Imperio Romano de Occidente a manos de Odoacro en el año 476, el paso de la Antigüedad a la Edad Media.

Holland nos hace notar que, mientras historiográficamente existen grandes lagunas acerca de la Judea de los tiempos de Jesús, --no así del mundo romano en el que se encontraba insertada-- pero remarca que es indudable su existencia histórica (su estudio lo hace desde un punto de vista meramente terrenal y agnóstico) respecto de la época de Mahoma y del Medio Oriente en que se dio la prédica de su doctrina hay muchas más fuentes y muchos más conocimientos, mas, mientras es indudable la historicidad de la predicación del Evangelio por San Pedro y San Pablo desde el siglo I o la redacción de los Evangelios y el resto del Nuevo Testamento por esos años, respecto de la persona misma de Mahoma y aún sobre sus primeros sucesores existen muchísimas incógnitas que chocan con la "Historia Oficial" contada por los Musulmanes, incluso respecto a la escritura del Corán. Holland nos dice que no hay prueba de que el Islam fuese tal y como lo conocemos, sino hasta los siglos XII-XIII, previo a ello, hubo una evolución de un texto primitivo que fue modificado muchas veces, mientras que la vida y dichos de Mahoma fueron enriquecidos por los hadices, que en realidad fueron pronunciados por clérigos y juristas posteriores en las cortes de los Califas de Damasco, Córdoba, Bagdad y el Cairo. El Islam que reconoceríamos como tal existiría ya a partir de que los Otomanos asumiesen el poder en el mundo musulmán sunnita a partir de los siglos XV y XVI.

La narración oficial nos dice que Mahoma era un comerciante de la tribu de los Quoriaschíes, descendiente directo de Ismael, hijo de Abraham, que a los 40 años tuvo una revelación en la cueva de Hera cerca de la ciudad de La Meca, en Arabia, dicha revelación le fue dada por el Arcángel Gabriel y la empezó a predicar, los ricos comerciantes de la ciudad, temerosos de que el monoteísmo iconoclasta predicado por el profeta resultase contrario a las peregrinaciones y al culto que se tributaba en el templo de la Kabba a diversas deidades semitas, le persiguieron: Mahoma huyó a la ciudad de Medina y ahí comenzó la construcción de un Estado que a través de la guerra y tras la derrota de los Mecanos, logró unificar a todas las tribus árabes, dejándolas listas para la conquista imperial más allá de la península.

Sin embargo, esta historia tiene muchas contradicciones: primero, no hay muchas relaciones acerca de la Meca en esa época, que estaba muy lejos de ser un punto neurálgico del comercio como la historia islámica oficial lo pinta, al parecer era un punto prácticamente desconocido; en aquel entonces, si bien los árabes tenían escritura, usaban más la tradición oral para conservar historias, y éstas se modificaban de generación en generación inevitablemente. De igual forma, Arabia no quedó exenta de la influencia helenística y romana como exhiben sus  vestigios pre-islámicos a los que el gobierno saudita poco da a conocer, muy similares a los de los Arabes Nabateos, (los actuales Jordanos) en Petra.


Hacia la época de nacimiento del Islam, y por medio de la influencia del comercio, los cambios en el panorama religioso que habían afectado al Imperio Romano también se habían extendido al Levante, el Cristianismo había llegado y así las comunidades ahora perseguidas y en peligro de exterminio por el ISIS son muestra de lo que fueron las diócesis más antiguas de la Iglesia. Sin embargo, la región, que siempre ha sido una encrucijada estratégica se prestó para la mezcla de cultos y credos de lo más variopintos: al este, en Persia, la religión dominante era el Zoroastrianismo, mismo que convivía con la religión astronómica heredada de los Partos Arsácidas, y además los cultos misteriosos de Mithra y el Maniqueísmo derivados de estos cultos iránios. Como sea, desde el siglo III las provincias romanas de Siria, Mesopotamia y el Asia Menor, zonas con las que los árabes tenían contacto directo, estaban en plena efervescencia religiosa.

En este caos de cultos, el Cristianismo desde sus orígenes se vio presa de divisiones y escisiones, su origen y expansión representó una verdadera revolución en la Filosofía y el pensamiento entero. En oriente, las disputas religiosas llegaron a protagonizar verdaderas guerras civiles. Entre todas esas variaciones del Cristianismo, hubo una combinación con cultos mistéricos que existieron en el paganismo grecorromano, como los Misterios de Eleusis o los de Delfos, o el culto a Orfeo, y más tras la combinación con cultos como el de Mithra o los dioses egipcios tras las conquistas de Alejandro Magno en el Periodo Helenístico, hizo surgir la tradición gnóstica, misma que se concibe como aquella en que se pretende que la auténtica revelación de la divinidad pertenece a un grupo de escogidos o gente especial que debe mantener como secreto ese conocimiento y no revelarlo a la mayoría del pueblo; contrario a la doctrina de la Iglesia, que es pública y de enseñanza abierta.

El gnosticismo es una tradición religiosa que llega hasta nuestros días, durante la Edad Media, por ejemplo, se tradujo en el Catarismo, y más tarde, en la Masonería, e incluso, ciertos movimientos religiosos actuales, como la Cienciología o el New Age, cuentan con elementos claros heredados del gnosticismo. Así, la tesis que plantea Holland y que también esgrimen algunos estudiosos alemanes, es que los orígenes del Islam deben encontrarse en doctrinas cristianas gnósticas y heréticas que fueron rechazadas por los primeros concilios ecuménicos pero que pervivieron en zonas apartadas en el desierto árabe; algo que no sería extraño: los Nestorianos, una secta herética que viene de esos tiempos y que predica un monofisismo en que la naturaleza humana es la única de Cristo, se refugió en los páramos de Irán y el Centro de Asia, siendo el primer cristianismo con el que topó y protegió Genghis Khan.

Para empezar, Holland cita fuentes que nos dicen que los Quoriaschíes, la tribu de la que surgió Mahoma, no era una tribu árabe del Hedjaz ni de La Meca, sino de la llamada "Arabia Pétrea", esto es, la actual Jordania, siendo parte de los Nabateos, aliados antiguos de los Romanos; Nabateos y Latinos fueron aliados desde que Octavio luchó contra Marco Antonio y Cleopatra, instaurando al final la monarquía imperial, uno de sus principales jefes de caballería no fue otro que Herodes el Grande, a quien elevó al trono de Judea en detrimento de los Asmoneos, pese a ser Nabateo era de religión judía. Los Arabes Nabateos se mantuvieron fieles a los Césares hasta la época de Justiniano, aunque entre ellos influyó mucho el gnosticismo.

De esta manera, se plantea que el Corán original en realidad vendría a ser un texto cristiano gnóstico compuesto en arameo en Siria y que habría sido asumido por los Quoriaschíes, mientras que el nombre de Mahoma, o más bien Mohamhed, que significa en árabe Amado del Señor, es un epíteto aplicado en realidad a Cristo. De esta manera, el Profeta fundador del Islam no habría existido, sino como una figura distorsionada de Jesús de Nazareth, y su libro sagrado, en realidad un texto apócrifo con doctrinas gnósticas basadas en el cristianismo.

De esta manera, se plantearía que el origen del Islam se daría en realidad cuando los Quoriaschíes aprovecharon el debilitamiento tanto del Imperio Romano de Oriente como del Imperio Persa Sasánida después de la brutal guerra entre Heraclio y Cosroes II para lanzarse a la conquista del resto de tribus árabes y llenar el vacío de poder dejado por las coronas romana e iránia en Medio Oriente tras haberse destrozado mutuamente. De mi parte, creo que puede tener bastante de razón, aunque yo sí consideraría a Mahoma como un líder histórico que buscó la unidad de las tribus árabes y la constitución de un Estado, aprovechando tal hueco, basándose en una doctrina cristiana-gnóstica llena de elementos paganos zoroastrianos y semitas que con el tiempo fue evolucionando a lo que conocemos hoy como Islam.

La tesis no deja de ser interesante, más cuando la enlazamos con otras cuestiones que estos estudiosos al parecer no han tomado en cuenta: las fuentes medievales que conocieron directamente a los Musulmanes en las Cruzadas nos retratan un Islam muy diferente al que conocemos: basta con leer cantares de gesta o novelas de caballería escritas desde la época de Carlomagno hasta el siglo XII, para encontrarnos que se describe a los islámicos como adoradores de una especie de trinidad integrada por Tervagán o Trimagante como dios supremo, Mahoma y Apolo, de quienes se veneraban imágenes. Basta leer el Cantar de Roldán para encontrarnos con esto --es curioso, pero el Poema de Mío Cid no menciona para nada las costumbres ni la religión de los musulmanes, pese al contacto inmediato entre Españoles y mahometanos-- esto es importante: el nombre de la deidad suprema hace eco a Hermes Trismegisto, un personaje semilegendario, que probablemente fue el arquitecto, científico y arquitecto Imhotep, que vivió durante la IV dinastía de faraones y construyó la pirámide de Saqqara, Egipto, y que fue divinizado como Thot: dios de la sabiduría y ciencia y que fue muy importante en los cultos gnósticos; el númen griego Apolo, que ocuparía el lugar del Espíritu Santo fue también una divinidad clave en el gnosticismo por su papel como dios de la sabiduría y titular del oráculo de Delfos, mientras que Mahoma en el lugar de Dios Hijo, sería una versión distorsionada de Cristo, propia también de la gnosis.

El Islam que conocemos, con un concepto monoteísta y unipersonal de Dios,  casi abstracto, denominado como Alá, (una advocación del dios lunar semita Baal) no aparece ya sino hasta fuentes medievales tardías, a partir del siglo IX y no se generaliza sino ya hasta el siglo XV.

Sin duda estamos ante un tema fascinante, en el que no se están sino dando los primeros pasos, y que sería clave entender para comprender las razones que motivan que el Islam sea una ideología imperialista, bélica y violenta, así como la oposición perpetua que tiene contra Occidente. Comprendiendo las causas políticas y sociales que le dieron origen al Islam así como el trasfondo filosófico y teológico que le dio sustento, tendremos oportunidad de entender a los fundamentalistas y también de contrarrestarlos.