El pasado 25 de mayo, parafraseando a Roosevelt, será un día que pasará a la infamia, en lo que a la Historia de los Cómics se refiere: tanto Marvel Cómics como DC Comics tomaron decisiones que sin duda serán trascendentes para los próximos años en el ámbito del "Noveno Arte", --aunque quizá no tanto, en el caso de DC, la continuidad conocida como New 52 inició en 2011 y feneció tras 5 años ante su fracaso ante la crítica y los fans y ahora parece que ya nadie quiere acordarse de ella entre la directiva de la empresa-- las determinaciones editoriales tomadas en ambas casas evidencian que el medio, o más correctamente, el género del cómic de superhéroes se encuentra sufriendo una crisis, víctima de su propio éxito.
Ya lo había dicho en este espacio hace como un año, el mercado del entretenimiento audiovisual se estaba saturando con la presencia de estos personajes vestidos de mallas, y hoy, por ejemplo, se habla que se encuentran en producción cerca de 65 proyectos basados en historietas, sea sobre superhéroes u otro tipo de narrativas, --ejemplos de ellas ya las tenemos con The Walking Dead, Preacher o Lucifer Morningstar, o la próxima a estrenarse Powerless, comedia a ser estelarizada por Vanessa Hudges sobre la vida cotidiana de la gente común en el "Universo DC".-- esto solo para la TV, mas aparte los proyectos de cine que tanto de "la Casa de las Ideas" como de la más antigua editorial, están ya en varias fases de producción.
Ante el aparente agotamiento creativo de Hollywood, los cómics se convirtieron en la principal fuente de ideas para una industria fílmica carente ya de originalidad, y un impulso para el desarrollo de la TV, que de lo contrario estaría estancada en más de lo mismo: series policiacas o comedias de situaciones, no se puede negar que las historias de los superhéroes inyectaron en buena medida frescura y emoción a unos contenidos que aparecían estancados. Sin embargo, el problema actual es de saturación que puede llevar al hartazgo de las audiencias, además de que la obra original: la novela gráfica, puede acabar por perder terreno ante los medios audiovisuales y convertirse en un producto más de merchandizing derivado del cine o de la TV.
Sin ir más lejos: las ventas han disminuido en el mercado de las historietas como productos de consumo --porque lo son, el cómic es en definitiva, una forma de arte o de cultura popular masiva y que, por tanto, es a la vez un producto comercial, aún en el caso de sus formas u obras más cultas (la línea Vértigo de DC, por ejemplo)-- mientras que los filmes agotan taquillas y los ratings de los canales televisivos se disparan. Esto empieza a impactar en guionistas y creativos, que han empezado a adaptar las historias a los guiones de las películas y la imagen de los personajes a las presentadas en la pantalla; todo comenzó, por ejemplo, con la figura de Samuel L. Jackson que fue tomada como modelo para hacer al Nick Fury del universo Ultimate de Marvel, aún antes de que se filmasen las películas de los Avengers y la del Hombre Araña, con la que el boom del cómic comenzó, pero ya se definían los detalles de las adaptaciones cinematográficas, que incluían la contratación del mencionado histrión para encarnar al Director de la agencia S.H.I.E.L.D., pero también se orquestaba el caos de derechos de autor engendrado por la propia Marvel antes de ser adquirida por Disney, que, carente de recursos para producir sus propias adaptaciones, decidió licenciarlos a distintas casas productoras: Sony Pictures (las adaptaciones del Arácnido) o Fox (la saga de los X Men), primariamente, y también New Line Cinema, con la que se produjo la bien lograda saga de Blade, y Universal con las desastrosas películas de los 4 Fantásticos, lo que generaría que, contrario a lo reflejado en los tebeos, los personajes existiesen en "universos" diferentes y no conviviesen en un mismo contexto.
Ahora, esto ha afectado a la actividad editorial de Marvel: decidieron reducir el mundo mutante a su mínima expresión y hasta "matar" al icónico Wolverine, sustituyéndolos con la raza de los Inhumanos, mismos que habían tenido hasta el momento una actuación más que secundaria en el ámbito de las historias de Reed Richards y su familia super poderosa, y que se ve reflejado en la regular serie de TV Marvel's Agents of SHIELD, cediéndole el dominio mutante totalmente a la Fox, con lo que la productora podrá hacer lo que quiera con estos personajes, como propios, y algo similar está ocurriendo con el (ahora) popular Deadpool. Igualmente, Marvel desapareció a los 4 Fantásticos, que quedaron a merced de Universal, quien, en la última y fracasada adaptación decidió incluso cambiar la raza de Johnny Storm, la Antorcha Humana y volverlo negro, hermanastro de Susan Storm, la Mujer Invisible, para cumplir las cuotas de corrección política impuestas por Obama, y también en un alarde de ejercicio de sus derechos sobre el personaje.
Con la compra de Marvel por Disney, vemos que la calidad de los argumentos se ha derrumbado; poco queda de aquella editora que, en los años 60 decidió de dotar de gran realismo las historias en principio fantásticas y que en los últimos años había producido joyas como House of M, Civil War o Planet Hulk: no, ahora las historias siguen derroteros de corrección política, infantilismo e incongruencia, todo en pos, según ellos, de ganar nuevos públicos, y en efecto, parece que se están enfocando en el mayor mercado de la "Casa del Ratón": los niños y adolescentes; hemos tenido que soportar un cross-over de los Avengers con Phineas y Ferb, así como series de TV animadas de dicho grupo de héroes o de Peter Parker con argumentos propios para escolares, incluso las adaptaciones al cine del principal equipo marveliano, como la última de Civil War destacan por su asepsia, sus toques de humor simple y los clichés previsibles; lo cual contrasta con el tono oscuro y las situaciones adultas de Daredevil o Jessica Jones, programas de Netflix que supuestamente están en el mismo contexto que aquellas.
Ahora, desesperados por recuperar públicos, sacan de la manga un giro absurdo: el Capitan América siempre ha sido un agente de la organización terrorista filonazi Hydra, lo ha sido desde su más tierna infancia allá en los años 20, y siempre engañó a todo el mundo para pasar como héroe y encarnación del patriotismo y los valores cívicos gringos, por supuesto que al final dirán que no, que Steve Rogers si bien siguió los pasos de su madre en el entramado de dicha organización, al incorporarse a la milicia y a la lucha contra Hitler tomo conciencia de la grandeza de los valores norteamericanos y aprovechó su condición de agente para dinamitar a Hydra desde dentro, tardándose casi 80 años en hacerlo. Lo que molesta de esto y que ha sido tan choteado por los fans con un verdadero diluvio de memes estriba en lo disparatado de la premisa y lo previsible del desenlace, así como el traer a colación a Hydra en consonancia a lo visto en el cine y la TV, además de poner al resto de los héroes marvelitas como una camada de idiotas que jamás se habrían dado cuenta del engaño tras tanto tiempo.
Pero DC tampoco canta mal las rancheras: DC viene arrastrando enormes problemas de continuidad, primero que nada por el tiempo que lleva publicando a sus personajes: desde 1938 en que creó a Superman y que con él nacía plenamente el género de los héroes con super poderes, segundo, por que se vio muy afectada por el Macarthismo de los años 50, lo que obligó a dotar a sus historias de un tono fantástico e infantil bastante ridículo incluso, generando un periodo que tanto la empresa como los fans quieren olvidar, y tercero, por el inmenso número de personajes que adquirió de otras compañías, el más notorio: Shazam, antes Capitán Marvel, comprado a la extinta Fawcett Cómics y que incorporó a su elenco dentro de su continuidad propia, así como Blue Beetle y otros adquiridos de la también ya desaparecida Charlton Comics.
Así que desde los años 80, DC ha intentado dotar de coherencia y orden a su universo, y por ello las llamadas "Crisis" que hacen parecer que su espacio-tiempo es como la economía mexicana, que jamás sale del hoyo: Crisis en las Tierras Infinitas, Hora Cero, Crisis Infinita, Crisis Final, y en 2011: Flashpoint, de la que surgió la continuidad New 52 en la que al fin se percibía una modernización en los uniformes de los héroes principales de la compañía como Superman y Batman, desapareciendo el ridículo calzón usado encima de las mallas, lejano recuerdo de que los trajes de los súperhéroes se inspiraron en los de los acróbatas circenses de los años 30. Pero tras el fracaso rotundo de esta nueva continuidad a apenas 5 años de su estreno, explicable por arcos o sagas poco consistentes o lógicas, como el hecho de un nuevo retiro de Bruce Wayne como Batman, ocupando el rol el repentinamente rejuvenecido y practicante de cross-fit Comisionado Gordon con ayuda de un mecha que parecía haber sido planteado como competencia de la armadura del marvelita Tony Stark, pero que más bien parecía sacado de un anime japonés con orejas de conejo y no de murciélago, pero también por el éxito rotundo de la trilogía de Nolan sobre el Murciélago y la versión de Zack Snider del kriptoniano, decidieron aventarse una nueva crisis: Convergence, matar a Superman (nuevamente, pero ahora de una forma que no resultó tan publicitada como en 1993) y reiniciar todo de nuevo.
Ahora han decidido explotar comercialmente a los personajes de Alan Moore y Dave Gibbons de The Watchmen e incluirlos en la continuidad principal de DC, lo que sin duda devaluarán a dichas creaciones --dudo que el excéntrico creativo británico lo tome bien-- incluso con un rol principal; manejando que el Dr. Manhattan creó el universo de New 52 y es responsable de tantos giros, aperturas y cierres de continuidad en el multiverso; pero no solo eso, se sacaron, también de la manga, que el Jocker o Guasón, como es conocido en México, en realidad han sido 3, en un guiño hacia los tres actores que le han encarnado en el cine hasta ahora: César Romero, Jack Nicholson y Heath Ledger, por lo que suponemos, habrá un cuarto que será el alter ego en papel de Jared Leto... y todo sin que el llamado "mejor detective del mundo" se diese cuenta tras tantísimo tiempo.
Estos son solo algunos de los cambios que fueron anunciados el pasado 25 de mayo, día del geek o fanático, lo que evidencian, lo vuelvo a repetir: es que los cómics se están convirtiendo en víctimas de su propio éxito y pueden terminar siendo solo productos secundarios del cine y la TV, parte de la enorme cantidad de mercancía que las grandes compañías del entretenimiento generan en torno a sus productos principales que son las películas o las series; en definitiva, la historieta perderá su veta artística y rol como vía de expresión que han tenido verdaderos artistas como el mismo Stan Lee, Alan Moore, Frank Miller, Jack Kirby y más recientemente Geoff Johns, Ed Brubaker o Jim Aparo; el cómic se perderá en ser un mero producto comercial, al menos hasta que se de el inevitable cansancio del público y los actores --algunos como Chris Evans o Robert Downey Jr., ya han manifestado su hartazgo-- cineastas y productores con el género, como en su momento, tras los años 50 y 60 se dio con el Peplum, y esto se refleje en los descensos de ingresos en taquilla o en los ratings; en ese momento, esperemos, el cómic será rescatado por los artistas: dibujantes y escritores, que podrán darle un toque más personal, crítico, renovado; quién sabe sien el género de los súperheroes o alguno otro, más original; finalmente, el cómic es arte, y como tal, pertenece a sus creadores y al público, no a los mezquinos intereses comerciales que le han convertido, cínicamente, en una "industria" a explotar.
Ya lo había dicho en este espacio hace como un año, el mercado del entretenimiento audiovisual se estaba saturando con la presencia de estos personajes vestidos de mallas, y hoy, por ejemplo, se habla que se encuentran en producción cerca de 65 proyectos basados en historietas, sea sobre superhéroes u otro tipo de narrativas, --ejemplos de ellas ya las tenemos con The Walking Dead, Preacher o Lucifer Morningstar, o la próxima a estrenarse Powerless, comedia a ser estelarizada por Vanessa Hudges sobre la vida cotidiana de la gente común en el "Universo DC".-- esto solo para la TV, mas aparte los proyectos de cine que tanto de "la Casa de las Ideas" como de la más antigua editorial, están ya en varias fases de producción.
Ante el aparente agotamiento creativo de Hollywood, los cómics se convirtieron en la principal fuente de ideas para una industria fílmica carente ya de originalidad, y un impulso para el desarrollo de la TV, que de lo contrario estaría estancada en más de lo mismo: series policiacas o comedias de situaciones, no se puede negar que las historias de los superhéroes inyectaron en buena medida frescura y emoción a unos contenidos que aparecían estancados. Sin embargo, el problema actual es de saturación que puede llevar al hartazgo de las audiencias, además de que la obra original: la novela gráfica, puede acabar por perder terreno ante los medios audiovisuales y convertirse en un producto más de merchandizing derivado del cine o de la TV.
Sin ir más lejos: las ventas han disminuido en el mercado de las historietas como productos de consumo --porque lo son, el cómic es en definitiva, una forma de arte o de cultura popular masiva y que, por tanto, es a la vez un producto comercial, aún en el caso de sus formas u obras más cultas (la línea Vértigo de DC, por ejemplo)-- mientras que los filmes agotan taquillas y los ratings de los canales televisivos se disparan. Esto empieza a impactar en guionistas y creativos, que han empezado a adaptar las historias a los guiones de las películas y la imagen de los personajes a las presentadas en la pantalla; todo comenzó, por ejemplo, con la figura de Samuel L. Jackson que fue tomada como modelo para hacer al Nick Fury del universo Ultimate de Marvel, aún antes de que se filmasen las películas de los Avengers y la del Hombre Araña, con la que el boom del cómic comenzó, pero ya se definían los detalles de las adaptaciones cinematográficas, que incluían la contratación del mencionado histrión para encarnar al Director de la agencia S.H.I.E.L.D., pero también se orquestaba el caos de derechos de autor engendrado por la propia Marvel antes de ser adquirida por Disney, que, carente de recursos para producir sus propias adaptaciones, decidió licenciarlos a distintas casas productoras: Sony Pictures (las adaptaciones del Arácnido) o Fox (la saga de los X Men), primariamente, y también New Line Cinema, con la que se produjo la bien lograda saga de Blade, y Universal con las desastrosas películas de los 4 Fantásticos, lo que generaría que, contrario a lo reflejado en los tebeos, los personajes existiesen en "universos" diferentes y no conviviesen en un mismo contexto.
Ahora, esto ha afectado a la actividad editorial de Marvel: decidieron reducir el mundo mutante a su mínima expresión y hasta "matar" al icónico Wolverine, sustituyéndolos con la raza de los Inhumanos, mismos que habían tenido hasta el momento una actuación más que secundaria en el ámbito de las historias de Reed Richards y su familia super poderosa, y que se ve reflejado en la regular serie de TV Marvel's Agents of SHIELD, cediéndole el dominio mutante totalmente a la Fox, con lo que la productora podrá hacer lo que quiera con estos personajes, como propios, y algo similar está ocurriendo con el (ahora) popular Deadpool. Igualmente, Marvel desapareció a los 4 Fantásticos, que quedaron a merced de Universal, quien, en la última y fracasada adaptación decidió incluso cambiar la raza de Johnny Storm, la Antorcha Humana y volverlo negro, hermanastro de Susan Storm, la Mujer Invisible, para cumplir las cuotas de corrección política impuestas por Obama, y también en un alarde de ejercicio de sus derechos sobre el personaje.
Con la compra de Marvel por Disney, vemos que la calidad de los argumentos se ha derrumbado; poco queda de aquella editora que, en los años 60 decidió de dotar de gran realismo las historias en principio fantásticas y que en los últimos años había producido joyas como House of M, Civil War o Planet Hulk: no, ahora las historias siguen derroteros de corrección política, infantilismo e incongruencia, todo en pos, según ellos, de ganar nuevos públicos, y en efecto, parece que se están enfocando en el mayor mercado de la "Casa del Ratón": los niños y adolescentes; hemos tenido que soportar un cross-over de los Avengers con Phineas y Ferb, así como series de TV animadas de dicho grupo de héroes o de Peter Parker con argumentos propios para escolares, incluso las adaptaciones al cine del principal equipo marveliano, como la última de Civil War destacan por su asepsia, sus toques de humor simple y los clichés previsibles; lo cual contrasta con el tono oscuro y las situaciones adultas de Daredevil o Jessica Jones, programas de Netflix que supuestamente están en el mismo contexto que aquellas.
Ahora, desesperados por recuperar públicos, sacan de la manga un giro absurdo: el Capitan América siempre ha sido un agente de la organización terrorista filonazi Hydra, lo ha sido desde su más tierna infancia allá en los años 20, y siempre engañó a todo el mundo para pasar como héroe y encarnación del patriotismo y los valores cívicos gringos, por supuesto que al final dirán que no, que Steve Rogers si bien siguió los pasos de su madre en el entramado de dicha organización, al incorporarse a la milicia y a la lucha contra Hitler tomo conciencia de la grandeza de los valores norteamericanos y aprovechó su condición de agente para dinamitar a Hydra desde dentro, tardándose casi 80 años en hacerlo. Lo que molesta de esto y que ha sido tan choteado por los fans con un verdadero diluvio de memes estriba en lo disparatado de la premisa y lo previsible del desenlace, así como el traer a colación a Hydra en consonancia a lo visto en el cine y la TV, además de poner al resto de los héroes marvelitas como una camada de idiotas que jamás se habrían dado cuenta del engaño tras tanto tiempo.
Pero DC tampoco canta mal las rancheras: DC viene arrastrando enormes problemas de continuidad, primero que nada por el tiempo que lleva publicando a sus personajes: desde 1938 en que creó a Superman y que con él nacía plenamente el género de los héroes con super poderes, segundo, por que se vio muy afectada por el Macarthismo de los años 50, lo que obligó a dotar a sus historias de un tono fantástico e infantil bastante ridículo incluso, generando un periodo que tanto la empresa como los fans quieren olvidar, y tercero, por el inmenso número de personajes que adquirió de otras compañías, el más notorio: Shazam, antes Capitán Marvel, comprado a la extinta Fawcett Cómics y que incorporó a su elenco dentro de su continuidad propia, así como Blue Beetle y otros adquiridos de la también ya desaparecida Charlton Comics.
Así que desde los años 80, DC ha intentado dotar de coherencia y orden a su universo, y por ello las llamadas "Crisis" que hacen parecer que su espacio-tiempo es como la economía mexicana, que jamás sale del hoyo: Crisis en las Tierras Infinitas, Hora Cero, Crisis Infinita, Crisis Final, y en 2011: Flashpoint, de la que surgió la continuidad New 52 en la que al fin se percibía una modernización en los uniformes de los héroes principales de la compañía como Superman y Batman, desapareciendo el ridículo calzón usado encima de las mallas, lejano recuerdo de que los trajes de los súperhéroes se inspiraron en los de los acróbatas circenses de los años 30. Pero tras el fracaso rotundo de esta nueva continuidad a apenas 5 años de su estreno, explicable por arcos o sagas poco consistentes o lógicas, como el hecho de un nuevo retiro de Bruce Wayne como Batman, ocupando el rol el repentinamente rejuvenecido y practicante de cross-fit Comisionado Gordon con ayuda de un mecha que parecía haber sido planteado como competencia de la armadura del marvelita Tony Stark, pero que más bien parecía sacado de un anime japonés con orejas de conejo y no de murciélago, pero también por el éxito rotundo de la trilogía de Nolan sobre el Murciélago y la versión de Zack Snider del kriptoniano, decidieron aventarse una nueva crisis: Convergence, matar a Superman (nuevamente, pero ahora de una forma que no resultó tan publicitada como en 1993) y reiniciar todo de nuevo.
Ahora han decidido explotar comercialmente a los personajes de Alan Moore y Dave Gibbons de The Watchmen e incluirlos en la continuidad principal de DC, lo que sin duda devaluarán a dichas creaciones --dudo que el excéntrico creativo británico lo tome bien-- incluso con un rol principal; manejando que el Dr. Manhattan creó el universo de New 52 y es responsable de tantos giros, aperturas y cierres de continuidad en el multiverso; pero no solo eso, se sacaron, también de la manga, que el Jocker o Guasón, como es conocido en México, en realidad han sido 3, en un guiño hacia los tres actores que le han encarnado en el cine hasta ahora: César Romero, Jack Nicholson y Heath Ledger, por lo que suponemos, habrá un cuarto que será el alter ego en papel de Jared Leto... y todo sin que el llamado "mejor detective del mundo" se diese cuenta tras tantísimo tiempo.
Estos son solo algunos de los cambios que fueron anunciados el pasado 25 de mayo, día del geek o fanático, lo que evidencian, lo vuelvo a repetir: es que los cómics se están convirtiendo en víctimas de su propio éxito y pueden terminar siendo solo productos secundarios del cine y la TV, parte de la enorme cantidad de mercancía que las grandes compañías del entretenimiento generan en torno a sus productos principales que son las películas o las series; en definitiva, la historieta perderá su veta artística y rol como vía de expresión que han tenido verdaderos artistas como el mismo Stan Lee, Alan Moore, Frank Miller, Jack Kirby y más recientemente Geoff Johns, Ed Brubaker o Jim Aparo; el cómic se perderá en ser un mero producto comercial, al menos hasta que se de el inevitable cansancio del público y los actores --algunos como Chris Evans o Robert Downey Jr., ya han manifestado su hartazgo-- cineastas y productores con el género, como en su momento, tras los años 50 y 60 se dio con el Peplum, y esto se refleje en los descensos de ingresos en taquilla o en los ratings; en ese momento, esperemos, el cómic será rescatado por los artistas: dibujantes y escritores, que podrán darle un toque más personal, crítico, renovado; quién sabe sien el género de los súperheroes o alguno otro, más original; finalmente, el cómic es arte, y como tal, pertenece a sus creadores y al público, no a los mezquinos intereses comerciales que le han convertido, cínicamente, en una "industria" a explotar.