El llamado escándalo de los Panama Papers ha contribuido a retratarnos con claridad la época actual en que somos gobernados por bandas de verdaderos delincuentes que o sustraen dinero público y lo utilizan para su uso personal, enmascarándolo con ayuda de los "paraísos fiscales" o bien, mientras son responsables de aplicar pesadas leyes hacendarias en sus países, las evaden en sus propios casos con la ayuda de esquemas de inversión y triangulación para sacar fondos de sus países y remitirlos a paradisiacos destinos en las Antillas u Oceanía donde se convierten en sumas difíciles de rastrear y enmascaradas como beneficios financieros de negocios llevados a cabo en esas exóticas locaciones.
Y aunque dicen que "mal de muchos, consuelo de tontos", este escándalo demuestra que incluso el llamado "Primer Mundo" está tan sucio como el "Tercero": la renuncia del Primer Ministro de Islandia, país que supuestamente había dado un manejo ejemplar a la crisis económica en 2008 encarcelando a banqueros usureros y haciendo una limpieza en el gobierno a fin de evitar el elevado gasto público nos demostró que la isla apenas habitada por una población de 300,000 habitantes y con grandes problemas de endogamia no es más que una farsa en la que inexplicablemente, sin recursos humanos, sin una actividad económica desarrollada y reconocida, la población tiene uno de los mejores niveles de vida del mundo; producto, sin duda, de especulaciones financieras y créditos impagables, de los que sin embargo, sus políticos son los principales beneficiarios mientras le hacen creer a sus gobernados-parientes, todos descendientes de un pequeño grupo de vikingos exiliados, que son prósperos y soberanos. Otro que se ha estado tambaleando al respecto es el mismo Primer Ministro Británico David Cameron, quien ha admitido que sacó dinero de Inglaterra y y lo invirtió en un fondo de inversiones que tenía su padre en Panamá, sin que se aclare la procedencia de los recursos invertidos por el político; como sea, Cameron se encuentra haciendo malabares para permanecer en el cargo, pese a que su administración, es clara, va en picada, apenas salvada por los fastos en torno a los 90 años de edad de la Reina Isabel II.
El caso de Brasil, aunque no relacionado directamente con el escándalo panameño, es representativo de las corruptelas en las altas esferas de un país y la caídad e ídolos de barro como Luiz Inácio Lula da Silva, quien, como ya decíamos en un post reciente, fuera presentado como un ejemplo a seguir y se festejaban sus supuestos logros al sacar de la pobreza extrema a cerca de 40 millones de brasileños; sin embargo, tanto el pasado Capeonato Mundial de Fútbol como los próximos Juegos Olímpicos a celebrarse en la ciudad de Río de Janeiro en el próximo julio han desnudado la realidad del país amazónico, con los jugosos negocios que ha realizado la elite política del Partido de los Trabajadores y la inmensa corrupción detrás de la organización de ambos eventos y los proyectos de construcción de la infraestructura deportiva relacionada con los mismos. Ahora, y ante la cercanía de la máxima justa deportiva mundial,--creo que la fabulosa danza de los miles de millones que representa este tipo de eventos debería replantearse, los mismos cada vez lucen más onerosos y pesados para las economías nacionales: el ejemplo de lo ocurrido con Grecia en 2004 sigue planeando como fantasma sobre los países que no poseen economías lo suficientemente grandes como para garantizar solvencia --aunque Brasil la tiene, es mucho mayor que la de Reino Unido, donde los juegos se celebraron en 2012-- o administraciones honestas que garanticen el adecuado uso de los recursos para la realización de los torneos y que las construcciones levantadas al efecto no quedarán como "elefantes blancos" y monumentos al dispendio mientras gran parte de la población se encuentra sin tener acceso a los servicios básicos, o bien, ya tienen acceso a los mismos, pero desean más y mejores oportunidades: en cierta forma, Dilma y Lula son víctimas del innegable éxito brasileño en la primera década del siglo XXI: el ascenso económico y el fortalecimiento de la clase media carioca llevó a una mayor conciencia de parte de los brasileños y menos conformidad con la situación y una elite política corrupta y frívola.
En México, mientras, ya nada sorprende, finalmente, la corrupción parece ser ya genética o endogámica como lo ilustran personajes como la llamada Lady 100 pesos, hecha célebre por su belleza, su borrachera y un mal entendido --por que en realidad no intentaba sobornar a los policías, sino pagar los daños causados-- y patético intento de ofrecer un billete de $100.00 pesos a cambio de que la dejaran ir tras haber ocasionado un percance vial que no pasó a mayores, afortunadamente y que quedó "inmortalizado" en un vídeo viralizado por las redes sociales. Entre tanto, los políticos intentan quedar bien con iniciativas de crear una "Ley Anticorrupción" que consiste en establecer nuevas burocracias y nuevos procedimientos o trámites para sancionar a los funcionarios corruptos: la pregunta está, parafraseando a Alan Moore: ¿Quién vigilará al vigilante? ¿El corruptísimo Poder Legislativo? ¿Las cuestionadas fiscalías? ¿el escandaloso Ejecutivo? ¿el nepotismo encarnado en el Poder Judicial de resoluciones cocinadas en los lobbies? ¿consejos ciudadanos formados por empresarios que buscan el favor de gobernantes en licitaciones y concesiones? ¿por universidades que aceptan "narcojúniors" en su alumnado? ¿por sindicatos de líderes millonarios y obreros explotados y acarreados? Ya tenemos casos de contralores y auditores convertidos en caciques de la extorsión y del encubrimiento, la burocracia no ha demostrado ser capaz de vigilar a la burocracia, y esto no es asunto de Ley, sino de Moral; pero mientras hablar de Moral sea un tabú y una herejía para el "sagrado laicismo", no habrá cambios previsibles.
Entre todo este maremágnum provocado por las revelaciones panameñas, cabe decir que los principales objetivos de la revelación: Vladimir Vladimirovich Putin y Xi Jinping, permanecen intocados y con altísimos niveles de popularidad y aprobación entre rusos y chinos (Xi se perfila incluso como el líder chino más popular después de Mao en la joven historia del régimen republicano "comunista" asiático). Definitivamente ninguna de las estrategias planteadas por Obama para dañar a sus rivales internacionales ha tenido efecto alguno.
En México, mientras, ya nada sorprende, finalmente, la corrupción parece ser ya genética o endogámica como lo ilustran personajes como la llamada Lady 100 pesos, hecha célebre por su belleza, su borrachera y un mal entendido --por que en realidad no intentaba sobornar a los policías, sino pagar los daños causados-- y patético intento de ofrecer un billete de $100.00 pesos a cambio de que la dejaran ir tras haber ocasionado un percance vial que no pasó a mayores, afortunadamente y que quedó "inmortalizado" en un vídeo viralizado por las redes sociales. Entre tanto, los políticos intentan quedar bien con iniciativas de crear una "Ley Anticorrupción" que consiste en establecer nuevas burocracias y nuevos procedimientos o trámites para sancionar a los funcionarios corruptos: la pregunta está, parafraseando a Alan Moore: ¿Quién vigilará al vigilante? ¿El corruptísimo Poder Legislativo? ¿Las cuestionadas fiscalías? ¿el escandaloso Ejecutivo? ¿el nepotismo encarnado en el Poder Judicial de resoluciones cocinadas en los lobbies? ¿consejos ciudadanos formados por empresarios que buscan el favor de gobernantes en licitaciones y concesiones? ¿por universidades que aceptan "narcojúniors" en su alumnado? ¿por sindicatos de líderes millonarios y obreros explotados y acarreados? Ya tenemos casos de contralores y auditores convertidos en caciques de la extorsión y del encubrimiento, la burocracia no ha demostrado ser capaz de vigilar a la burocracia, y esto no es asunto de Ley, sino de Moral; pero mientras hablar de Moral sea un tabú y una herejía para el "sagrado laicismo", no habrá cambios previsibles.
Entre todo este maremágnum provocado por las revelaciones panameñas, cabe decir que los principales objetivos de la revelación: Vladimir Vladimirovich Putin y Xi Jinping, permanecen intocados y con altísimos niveles de popularidad y aprobación entre rusos y chinos (Xi se perfila incluso como el líder chino más popular después de Mao en la joven historia del régimen republicano "comunista" asiático). Definitivamente ninguna de las estrategias planteadas por Obama para dañar a sus rivales internacionales ha tenido efecto alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario