Como contagio de lo ocurrido en Túnez las semanas pasadas, en Egipto ha surgido un movimiento espontáneo en contra de Hosni Mubarak, quien ha gobernado durante 30 años al país como un verdadero faraón y que, a sus 82 años, prepara a su hijo Gamal (llamado así en honor de su mentor, el mítico líder del Tercer Mundo Gamal Abdel Nasser) para que le suceda al frente de la nación más antigua de la Tierra. Para comprender lo que pasa y lo que puede pasar a futuro, debemos ver hacia atrás en el tiempo, que la Historia del Egipto musulmán es tan fascinante y espectacular como la del faraónico, lamentablemente, despierta poco interés en Occidente, deslumbrado desde el siglo XIX por los hallazgos de Champollión, Belzoni y Carter:
1.- Un resúmen de la Historia del Egipto Islámico:
Egipto es un caso muy particular dentro del mundo musulmán, pues consciente de su milenaria historia, ha mantenido un sentimiento nacional y una identidad propia aún bajo los diferentes Imperios Islámicos a los que ha pertenecido desde que en el siglo VII los ejércitos árabes entraron en él, arrebatándoselo al Imperio Romano Oriental bajo Heraclio. Los egipcios no tuvieron problema primero en convertirse al Islam, como antes se habían convertido al Cristianismo bajo la evangelización realizada por el evangelista San Marcos, y a lo largo de los siglos II y III por diferentes santos y santas, así como fue cuna del monacato, con San Antonio y la fundación de ermitas y monasterios ya desde antes de que Constantino liberara al Cristianismo de las persecusiones. Al tiempo de la conquista árabe, Egipto, cuyos habitantes están emparentados con los pueblos semitas de Medio Oriente, resultando falsas aquellas tesis pseudohistóricas que les dan un origen africano, esto es, negro, se hallaba profundamente helenizado y también romanizado, efecto de que había quedado dentro de la órbita del helenismo desde la conquista griega con Alejandro Magno en 330 a.C. y los Faraones Lágidas, descendientes de Ptolomeo y que concluyeron con Cleopatra; de hecho, habían abandonado el uso de jeroglíficos y otras formas tradicionales de su escritura, como el demótico, para adoptar un alfabeto inspirado en el griego y su lengua, de origen también semita, se hallaba ya muy contaminada por vocablos helenos y latinos, además de que sus famosas prácticas funerarias se encontraban en decadencia. Hacia el año 550, bajo el gobierno de Justiniano, se cerró el último templo egipcio tradicional, el de Dendera, levantado en honor de Isis ya bajo la dominacón romana, en pocas palabras, Egipto estaba inmerso en una trancisión inacabada entre su civilización original de estirpe oriental y la occidentalización o europización, si se quiere, pero la conquista árabe le haría permanecer, culturalmente, en Oriente.
A la llegada de los árabes, Egipto se hallaba convulso por una relación cada vez más tirante con el gobierno romano en Constantinopla, las disputas políticas se habían transformado en religiosas, con tumultos constantes, como en el que perdió la vida la filósofa Hypatia a fines del siglo V y concluido con la separación de la Iglesia Egipcia respecto de la Católica por la controversia monofisita, esto es, por considerar que Cristo no poseía más que la naturaleza divina y no la humana. Con la llegada del Islam y muchas veces por conveniencia para evitarse el pago de impuestos especiales como dihmmi o "sometidos" y buscar ascender en el escalafón administrativo y militar de los califatos, o por resentimiento contra los Romanos y el Cristianismo y las constantes luchas entre sectas y doctrinas que lo habían caracterizado en la inquieta Alejandría, la gente se fue convirtiendo al Islam y también por practicidad, ante el uso como lengua común del comercio y el gobierno del árabe dentro de los imperios islámicos, por ser la lengua sagrada en la que se escribió el Corán, la gente abandonó su idioma nativo, que quedó relegada a la minoría, pero que es una gran minoría, de egipcios que no se hicieron musulmanes y permanecieron fieles al Cristianismo monofisita: los "Coptos", llamados así por la palabra griega para Egipto: "Aekyptos", mientras que el país siempre ha sido llamado por sus pobladores: Khem en la lengua copta o faraónica o Mizr en árabe, ambas palabras quieren decir: "Tierra Negra" en alusión a la tierra mojada por el Nilo.
El Egipto Islámico volvería a ser un centro del saber, del arte y del esplendor, se fundó una nueva capital para significar una nueva era: El Cairo, es decir: "La Victoriosa" que se engalanó con hermosas mezquitas, palacios y bibliotecas; desgraciadamente, mucha de la piedra para la construcción de los nuevos y fastuosos edificios se obtuvo del revestimiento de las pirámides de Gizeh y otros restos del pasado faraónico, y se fundó la institución cultural viva más antigua del mundo musulmán: la Universidad Al-Ahzar. Alejandría tuvo un espectacular renacimiento como centro comercial y junto con la hoy también problemática Tunisia se convirtió en clave para el dominio del Mediterráneo que el Islam ejerció durante la Edad Media y hasta la batalla de Lepanto en el siglo XVI.
El Egipto Islámico volvería a ser un centro del saber, del arte y del esplendor, se fundó una nueva capital para significar una nueva era: El Cairo, es decir: "La Victoriosa" que se engalanó con hermosas mezquitas, palacios y bibliotecas; desgraciadamente, mucha de la piedra para la construcción de los nuevos y fastuosos edificios se obtuvo del revestimiento de las pirámides de Gizeh y otros restos del pasado faraónico, y se fundó la institución cultural viva más antigua del mundo musulmán: la Universidad Al-Ahzar. Alejandría tuvo un espectacular renacimiento como centro comercial y junto con la hoy también problemática Tunisia se convirtió en clave para el dominio del Mediterráneo que el Islam ejerció durante la Edad Media y hasta la batalla de Lepanto en el siglo XVI.
Desde Cleopatra y hasta el siglo XIX, Egipto no conocería la independencia, aunque llegó a ser sede del Calfato Fatimita (dinastía surgida de Fátima, hija de Mahoma y su esposo Alì) de El Cairo, del Sultanato de los Ayyubíes, dinastía de origen Kurdo, fundada por el legendario Saladino, y del Imperio Mameluco, estos fueron un grupo de esclavos militares reclutados tanto por los Fatimitas como por los Ayyubíes en el Cáucaso, de origen azerí y turco, que llegaron a convertirse en una especie de etnia o tribu y se apoderaron del trono egipcio en el siglo XIII; hasta que a inicios del XVI los Otomanos los derrotaron y los incorporaron al nuevo imperio musulmán unificado que se erigía bajo su bandera, permitiéndoles a los Mamelucos seguir administrando al país del Nilo con una gran dosis de autogobierno.
La realidad es que los egipcios, siempre tan nacionalistas, núnca quisieron a los Mamelucos, mientras que con los Fatimitas se habían sentido que eran nuevamente un Imperio, lo mismo que con Saladino y sus victorias contra los Cruzados, (de hecho, los colores de su bandera actual, compartidos con Siria, Irak, Jordania y Palestina, corresponden al estandarte tribal de los Ayyubíes kurdos de Saladino, mientras que él adoptó el halcón solar egipcio como su emblema personal, mismo que aparece en los escudos de armas de esos países) bajo los Mamelucos y Otomanos en cambio, se sentían invadidos y ocupados; aún así, tanto Alejandría como El Cairo fueron de las metrópolis más importantes del Imperio Otomano: tropas y marinos egipcios combatieron a los españoles en Lepanto y a los polacos en Viena y participaron en el sitio de la Isla de Malta.
Aquí vemos a Saladino, quien fue el gran rival de Ricardo "Corazón de León" en la Tercera Cruzada y encabezó al Imperio Musulmán, es un héroe para los Egipcios como lo fue Ramsés II en su momento, y para los Kurdos, ni se diga, es un mesías que habrá de volver para hacerlos independientes de Iraquíes y Turcos.
Pero las cosas cambiarían con la invasión napoleónica. el Corso quiso presentarse como el libertador de Egipto tras haber derrotado a los Mamelucos en las Pirámides, pero pronto sus tropas exasperaron a los egipcios con sus excesos; por lo que colaborarían gustosos con los ingleses en echar a los galos de sus tierras, sin embargo, aunque Egipto fue reintegrado al Imperio de los Sultanes Otomanos, los británicos se quedaron y fundaron bases militares, a fin de proteger su comercio con la India, que se realizaba por el istmo de Suez, y querían aprovecharse sin duda de la lenta decadencia del Imperio Musulmán.
En ese momento llegó Mohamhed Alí a asestar unos buenos uppercuts y derechazos tanto a ingleses como a turcos para recuperar lo que Egipto perdió con Cleopatra y Marco Antonio, casi 2000 años antes: la Independencia.
2.- El Resurgimiento del Egipto Independiente:
No, no me refería al boxeador norteamericano llamado originalmente Cassius Clay (que en su conversión al islam adoptó el nombre de este prócer musulmán), sino a un rico comerciante de origen albanés pero que se convirtió en el padre del Estado Egipcio moderno. Alí había sido comerciante de tabaco, pero también había tenido una extraordinaria trayectoria como mujhaidín (guerrero) en el ejército imperial otomano, lo que propició que tuviera rápidos ascensos; él había llegado junto a las tropas islámicas que debían apoyar a las británicas para la expulsión de los franceses, y consumada ésta, apoyar la formación de un nuevo gobierno provincial otomano, aunque pronto se tuvieron que enfrentar a los Mamelucos, que como la verdadera pandilla de mafiosos que eran, deseaban retomar el mando en El Cairo, del cual los había expulsado el hasta entonces "General Bonaparte" y desconocer al Bajá o Emir nombrado por el Sultán, logrando que ante la difícil situación provocada por la guerra, el populacho se levantara en contra del nuevo gobernador.
Ante la rebelión popular que hubo contra el Bajá y la salida del poder de éste, los líderes jurídico-religiosos principales del país: Ulemas o Imanes, de hecho, el Rector de la Universidad Al-Ahzar es siempre considerado una de las máximas autoridades en el país y aún en todo el mundo islámico, le nombraron como Bajá interino, obteniendo la confirmación en el cargo del mismísimo Caudillo de los Creyentes: Selim III, y lo primero que hizo Alí fue organizar una "pelea de campeonato" contra los Mamelucos, que lo hizo con suma astucia, masacrándolos a todos los líderes Mamelucos tras tenderles una trampa, invitándolos a una supuesta fiesta y posteriormente confiscando todos los latifundios que los ex-esclavos poseían en el Alto Egipto, esto es, al sur. La plaga de los Mamelucos que había durado 600 años, terminó en pocos días: los egipcios se sintieron libres bajo el mandato del hábil albanés.
Por esa época, el auge de la arqueología egipcia y la oleada de descubrimientos hizo que en los egipcios brotara un sentimiento nacionalista que aunque núnca se perdió, se incentivó: ciertamente, Egipto mantenía firme su identidad musulmana y árabe, adoptada en el siglo VIII, pero también era consciente de tener una raíz más propia y más antigua que empezaba mucho antes de Mahoma, después de todo, éste descendía de Ismael, hijo de Abraham, el patriarca bíblico y de Agar, la egipcia, Alí se convirtió en el abanderado del nacionalismo egipcio y proclamó la rebelión contra el Sultán Otomano.
Mohamhed Alí pensó en grande y planteó el volver a hacer de Egipto una gran potencia por derecho propio, así que su gobierno, antes de rebelarse, se destacó por sus reformas económicas y sociales, por la modernización atrayendo a la inversión extranjera, una política de acercamiento a las potencias europeas, fundamentalmente Inglaterra y Francia, el tendido de las primeras vías férreas y barcos de vapor en el Nilo e incluso, el inicio de la promoción del país y sus tesoros antiguos, como destino turístico. Con los recursos que entraban en el país, Alí financió la creación e instrucción de un ejército y una armada poderosas con los que empezó a intervenir, sin las órdenes de la "Sublime Puerta" de Estambul, en los asuntos africanos y de Medio Oriente, conquistando Sudán e incluso, participando en la Guerra de Independencia Griega, no como subordinado, sino como aliado del Sultán Mahmoud II, ambicionando conquistar el Peloponeso para Egipto.
Internamente, Alí decretó la igualdad entre Coptos y Musulmanes quitándoles a los primeros el membrete humillante de "dhimmi" y la obligación de pagar impuestos, les permitió construir iglesias y conventos y convertirse en ciudadanos de pleno derecho, incluso ofreciéndoles altos puestos en el gobierno, que antes les estaban vedados.
Las ambiciones de Alí resultaron peligrosas para los Otomanos, británicos y franceses, y por ello, en una serie de guerras: la primera y la segunda crisis de Oriente, en los años de 1830-1840, Egipto fue derrotado; sin embargo, mantenía su independencia con una nominal obediencia al Sultán, pero con el establecimiento de un protectorado militar británico sobre Egipto, que perdía el derecho a mantener un ejército fuerte y una armada; sin embargo, muchas veces durante el siglo XIX, ingleses y egipcios actuarían más como aliados que como colonizador y colonizado, como en la rebelión del Mahdi en Sudán a fines de esa centuria. Alí por su parte era coronado Rey de Egipto y se fundaba su dinastía, que reinaría sobre la tierra de los faraones hasta 1953 con Fuad II. Entre tanto, se construiría el canal de Suez por el Ingeniero francés Ferdinand de Lesseps, pero gestionado por Inglaterra hasta que el siguiente gran personaje del Egipto moderno: Gamal Abdel Nasser lo nacionalizara en 1957.
En ese momento llegó Mohamhed Alí a asestar unos buenos uppercuts y derechazos tanto a ingleses como a turcos para recuperar lo que Egipto perdió con Cleopatra y Marco Antonio, casi 2000 años antes: la Independencia.
2.- El Resurgimiento del Egipto Independiente:
No, no me refería al boxeador norteamericano llamado originalmente Cassius Clay (que en su conversión al islam adoptó el nombre de este prócer musulmán), sino a un rico comerciante de origen albanés pero que se convirtió en el padre del Estado Egipcio moderno. Alí había sido comerciante de tabaco, pero también había tenido una extraordinaria trayectoria como mujhaidín (guerrero) en el ejército imperial otomano, lo que propició que tuviera rápidos ascensos; él había llegado junto a las tropas islámicas que debían apoyar a las británicas para la expulsión de los franceses, y consumada ésta, apoyar la formación de un nuevo gobierno provincial otomano, aunque pronto se tuvieron que enfrentar a los Mamelucos, que como la verdadera pandilla de mafiosos que eran, deseaban retomar el mando en El Cairo, del cual los había expulsado el hasta entonces "General Bonaparte" y desconocer al Bajá o Emir nombrado por el Sultán, logrando que ante la difícil situación provocada por la guerra, el populacho se levantara en contra del nuevo gobernador.
Ante la rebelión popular que hubo contra el Bajá y la salida del poder de éste, los líderes jurídico-religiosos principales del país: Ulemas o Imanes, de hecho, el Rector de la Universidad Al-Ahzar es siempre considerado una de las máximas autoridades en el país y aún en todo el mundo islámico, le nombraron como Bajá interino, obteniendo la confirmación en el cargo del mismísimo Caudillo de los Creyentes: Selim III, y lo primero que hizo Alí fue organizar una "pelea de campeonato" contra los Mamelucos, que lo hizo con suma astucia, masacrándolos a todos los líderes Mamelucos tras tenderles una trampa, invitándolos a una supuesta fiesta y posteriormente confiscando todos los latifundios que los ex-esclavos poseían en el Alto Egipto, esto es, al sur. La plaga de los Mamelucos que había durado 600 años, terminó en pocos días: los egipcios se sintieron libres bajo el mandato del hábil albanés.
Por esa época, el auge de la arqueología egipcia y la oleada de descubrimientos hizo que en los egipcios brotara un sentimiento nacionalista que aunque núnca se perdió, se incentivó: ciertamente, Egipto mantenía firme su identidad musulmana y árabe, adoptada en el siglo VIII, pero también era consciente de tener una raíz más propia y más antigua que empezaba mucho antes de Mahoma, después de todo, éste descendía de Ismael, hijo de Abraham, el patriarca bíblico y de Agar, la egipcia, Alí se convirtió en el abanderado del nacionalismo egipcio y proclamó la rebelión contra el Sultán Otomano.
Mohamhed Alí pensó en grande y planteó el volver a hacer de Egipto una gran potencia por derecho propio, así que su gobierno, antes de rebelarse, se destacó por sus reformas económicas y sociales, por la modernización atrayendo a la inversión extranjera, una política de acercamiento a las potencias europeas, fundamentalmente Inglaterra y Francia, el tendido de las primeras vías férreas y barcos de vapor en el Nilo e incluso, el inicio de la promoción del país y sus tesoros antiguos, como destino turístico. Con los recursos que entraban en el país, Alí financió la creación e instrucción de un ejército y una armada poderosas con los que empezó a intervenir, sin las órdenes de la "Sublime Puerta" de Estambul, en los asuntos africanos y de Medio Oriente, conquistando Sudán e incluso, participando en la Guerra de Independencia Griega, no como subordinado, sino como aliado del Sultán Mahmoud II, ambicionando conquistar el Peloponeso para Egipto.
Internamente, Alí decretó la igualdad entre Coptos y Musulmanes quitándoles a los primeros el membrete humillante de "dhimmi" y la obligación de pagar impuestos, les permitió construir iglesias y conventos y convertirse en ciudadanos de pleno derecho, incluso ofreciéndoles altos puestos en el gobierno, que antes les estaban vedados.
Las ambiciones de Alí resultaron peligrosas para los Otomanos, británicos y franceses, y por ello, en una serie de guerras: la primera y la segunda crisis de Oriente, en los años de 1830-1840, Egipto fue derrotado; sin embargo, mantenía su independencia con una nominal obediencia al Sultán, pero con el establecimiento de un protectorado militar británico sobre Egipto, que perdía el derecho a mantener un ejército fuerte y una armada; sin embargo, muchas veces durante el siglo XIX, ingleses y egipcios actuarían más como aliados que como colonizador y colonizado, como en la rebelión del Mahdi en Sudán a fines de esa centuria. Alí por su parte era coronado Rey de Egipto y se fundaba su dinastía, que reinaría sobre la tierra de los faraones hasta 1953 con Fuad II. Entre tanto, se construiría el canal de Suez por el Ingeniero francés Ferdinand de Lesseps, pero gestionado por Inglaterra hasta que el siguiente gran personaje del Egipto moderno: Gamal Abdel Nasser lo nacionalizara en 1957.
En el próximo post, hablare acerca del regimen que se tambalea, una nueva dinastía, bajo el membrete de República se hace cargo del trono de los faraones: Nassr-Sadat-Mubarak y la incertidumbre actual...